Está en la página 1de 13

Unidad 3

1 //Escenario
Escenario26
Lectura fundamental
Fundamental

Dinámicas
Etapas de un
sociopolíticas
plan de comunicación
y las
estratégicadesde la comunicación
respuestas

Contenido

1 Manifestaciones sociopolíticas

2 Prácticas comunicativas y movilización para el cambio social

3 El papel de la argumentación

4 Una experiencia en Colombia

5 Redes sociales, política y participación

Palabras clave: Democracia, participación, prácticas comunicativas, argumentación


1. Manifestaciones sociopolíticas
A partir de las interacciones de las comunidades y de las tensiones que surgen por la divergencia de
propósitos e intereses entre los grupos sociales, emergen escenarios de manifestación sociopolítica
que se constituyen en un desafío, no sólo para la institucionalidad que tiene la responsabilidad de
escucharlos, analizarlos, encausarlos y darles una respuesta seria e integral, sino para la sociedad
misma que debe reconocer sus propios vacíos y debilidades, ya que, posiblemente estos han
propiciado también las circunstancias de inequidad e injusticia que se ponen de presente.
El doctor en sociología y profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio Antón
Morón (2014), publicó el artículo “Una interpretación dinámica y relacional de la pugna sociopolítica”,
en el que planteó que es en las democracias limitadas donde más surgen los movimientos sociales,
dado que en las dictaduras se reprimen tales movimientos y en las democracias avanzadas las
instituciones admiten mejor la representación popular.
Citando el documento, el autor señala que:
la acción colectiva aparece cuando la estructura de oportunidades políticas está bloqueada, no ofrece
suficientes garantías u oportunidades políticas por la vía ‘ordinaria’ de la mediación institucional para
alcanzar unos objetivos; el sistema representativo (o la democracia) es incompleto y se generan nuevos
representantes que exigen reconocimiento y demandas concretas. Luego, el poder institucional (y
económico) puede ser facilitador o represor, y la capacidad del movimiento respecto del poder y su
legitimidad y aliados, mayor o menor. Su actitud conciliadora condiciona en el doble sentido: puede
activar (incentivos) o desactivar (si la gente piensa que ya está conseguido todo o se va a resolver por las
promesas o los compromisos institucionales). (Antón, 2014)

Asegura además que, los marcos interpretativos -como la injusticia, la pobreza, la desigualdad- son
recursos de movilización poderosos y que los significados se construyen desde la interacción social y
política; al respecto señala:
fue a través del proceso de lucha como la retórica heredada de los derechos se transformó en un
nuevo marco para la acción colectiva; es en la acción colectiva donde los antagonistas descubren qué
valores comparten. La cuestión a profundizar es qué interacción existe entre marcos interpretativos
(significados) y acción colectiva y cómo, por qué y cuándo se genera ésta, y cuál es el papel del
proceso ‘enmarcador’ y/o la situación y la percepción de injusticia junto con la existencia de actores.
El origen del conflicto no está ‘determinado’ por la estructura socioeconómica, pero tampoco por la
estructura política (de sus oportunidades). Viene de la ‘experiencia’ (Thompson, 1977; 1979, y 1995)
de la población, de su situación y su percepción como injusta y así se forman las demandas y la acción
colectiva frente a los poderosos. Aquí, en el desarrollo de la acción colectiva –a igual profundidad y
persistencia de la desigualdad y de acuerdo con la dimensión moral sobre su carácter injusto-, sí influyen
las expectativas de éxito derivadas de las oportunidades políticas. (Antón, 2014)

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
En Colombia, la historia reciente muestra el dinamismo que en el siglo XX tuvieron los movimientos
sociales, con diversidad de actores y causas, con conquistas muy importantes en cuanto a libertades
y garantías de derechos que hoy están, al menos, consignadas en la Constitución y las leyes. La
naturaleza de tales manifestaciones ha cambiado, las demandas actuales distan en algunos casos de
las que motivaron los movimientos y protestas de años anteriores, pero subyace una causa que explica
con mucha claridad Mauricio Archila Neira (2006) en su documento “Los movimientos sociales y las
paradojas de la democracia en Colombia”; se trata de la presencia desigual del Estado.
Al respecto señala:
Nosotros preferimos -siguiendo a autores como Fernán González (González et al., 2002)- hablar de la
presencia diferenciada y desigual del Estado, o si se quiere de su fortaleza selectiva: en unas partes del
territorio nacional ejerce dominio en forma directa, en otras lo hace indirectamente negociando con
los caudillos políticos regionales y en otras no ejerce real control. Lo que se ve espacialmente también
se puede observar temporal y sectorialmente: en algunos momentos y para ciertas áreas el Estado
interviene con el fin de garantizar la estabilidad macroeconómica o política protegiendo ciertos intereses
particulares, mientras en otros, entrega la resolución de tensiones y conflictos en manos de las fuerzas
del mercado, dejando al garete otras actividades económicas. (Archila, 2006, p.13)

Esa presencia de Estado que se reclama, no se refiere exclusivamente (como mal se entiende
en algunos escenarios) a la operación de estaciones de Policía y brigadas del Ejército, las que por
supuesto resultan de suma importancia para las garantías de seguridad de las comunidades y para
el control territorial, sino que implica también la existencia y funcionalidad de centros educativos,
centros de salud y hospitales, instituciones de administración de justicia, escenarios de concertación
y negociación, la materialización de políticas de protección ambiental y la dotación de infraestructura
en vías y servicios públicos, que garanticen condiciones mínimas para la calidad de vida de las
comunidades y oportunidades para su sustento y desarrollo.

Con la complejidad del país, no sólo por las condiciones topográficas, la heterogeneidad de
necesidades y conflictos, la historia de violencia, la debilidad de la ciudadanía, la corrupción y por la
ya citada presencia desigual del Estado, las manifestaciones sociopolíticas no cesan, pero sí se han
transformado y en muchos casos han logrado avances importantes.

Sin embargo, hay que señalar también el altísimo costo en vidas humanas y en la violación de otros
derechos fundamentales que la lucha social ha tenido en el país. Cientos de líderes sindicales,
estudiantes, campesinos, líderes políticos, defensores de tierras, líderes indígenas, voceros de las
víctimas, defensores de derechos humanos y toda serie de actores sociales, han sido sujeto de los
diversos fenómenos de violencia que han azotado al país y que han desbordado la capacidad de
respuesta del Estado y la sociedad.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
Infortunadamente, y a pesar de los esfuerzos de diversas instituciones y organizaciones, en 2017 se
registró el asesinato de 170 líderes sociales y defensores de paz, según datos del Instituto de Estudios
para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Resulta al menos paradójico que, en el año que se suscribió un
histórico acuerdo de paz con la guerrilla más antigua del continente, se haya elevado en un 45,29%
la tasa de estos homicidios frente al año anterior. Según estadísticas de Indepaz, en promedio fue
asesinado un líder cada 2 días.

Los conflictos territoriales y la violencia que ejercen los grupos que quieren el control de actividades
ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal, son en la actualidad las principales fuentes de amenaza
para la integridad de quienes luchan por la protección de sus comunidades y la permanencia o el
retorno a sus tierras.

Habría que preguntarse por qué no ha sido posible la protección efectiva a los líderes sociales, a pesar
de que se conocen las amenazas, y cuál es el papel que la sociedad ha desempeñado frente a esta
realidad. Frente al segundo asunto, tal vez se puede plantear una hipótesis en la que la “indiferencia”
sea una dolorosa variable.

2. Prácticas comunicativas y movilización para el cambio social


Las prácticas comunicativas en participación y formación ciudadana, precisan entender la implicación
de las diversas técnicas y medios de comunicación e información en la situación “económica,
social y cultural, pero también los valores culturales, las representaciones y los símbolos ligados
al funcionamiento de la sociedad” (Wolton, 2007, p.384), en donde caben sus mecanismos de
organización y gestión de recursos para el desarrollo propio.

Para autores como Bonilla & Pereira (1997) citado por Pereira (2001), la comunicación es: “una
dimensión central y constitutiva de las actividades humanas, dado que es un modo peculiar de
interacción mediadora y mediada entre sujetos-agentes sociales.

Además, que los procesos de interacción, construidos por medio de estas experiencias, son
significativos y comprometen el ámbito de la vida cotidiana, las dinámicas sociales y culturales, la
esfera pública, las sensibilidades y las identidades colectivas” (p. 104). De esta manera, y siguiendo
a estos autores, la comunicación asume una dimensión política al proponerse posibilitar acuerdos
colectivos que surtan el tejido social: “la vigencia de los derechos políticos y sociales, así como
establecer la dirección de la sociedad mediante decisiones públicas, enlaza la comunicación con la
ciudadanía, la cual implica participar activamente en la conformación del futuro de la sociedad por
medio del debate y de decisiones públicas, creando vínculos, participando y conversando” (p. 105).

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
En otro estudio, Pereira (2005) considera la comunicación como proceso de construcción de
sentido colectivo, a través del cual se establecen procesos de negociación de los sentidos sociales, las
formas de percibir, representar y realizar un reconocimiento cultural. Las prácticas a través de medios
sociales y culturales, son los escenarios donde se dan esas representaciones colectivas, haciendo
uso de relatos, ficción o documentales. Ejemplo de esto, están los foros públicos y debates en los
medios, construcción y diálogo de saberes, producción de conocimiento, estrategias de comunicación
educativa, ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la comunicación, escenarios de
comunicación para el diálogo como talleres IAP, entre otros eventos académicos.
En otra perspectiva, este mismo autor relaciona la comunicación con la participación ciudadana, pues
afirma que puede comprender como red o tejido y movilización para el cambio social. Esto implicaría
acciones como procesos de interacción y participación ciudadana para construir acuerdos colectivos
y generar movilización en torno a problemáticas comunes, metas similares, para acuerdos y diseño
de proyectos de vida, diseño, concertación y ejecución de programas que apunten al cambio social.
Se visibilizan a través de proyectos con entidades del Estado, empresas privadas, redes sociales de
ciudadanos y usuarios, redes de radios y televisiones comunitarias, uso social de TIC, vinculación a
mecanismos de veeduría ciudadana, comunicación educativa y comunicación para cambio social
(Pereira, 2005).
Abordar la comunicación en la formación ciudadana, implica mirarla también desde su relación con
la educación, campo de estudio reconocido como educomunicación, a la cual la UNESCO (como
se cita en Aparici, 2010) le incluye “el conocimiento de los múltiples lenguajes y medios por los que
se realiza la comunicación personal, grupal y social” (p. 9). Las redes son uno de los escenarios de
la edu-comunicación, a través de las cuales se crean ambientes de aprendizaje, que demandan una
intensa dinámica comunicativa caracterizada a partir de la web 2.0 por su enfoque hacia los usuarios,
haciendo de éstos, emisores activos de mensajes, “expresarse, generar colaboraciones y servicios
originales, interactuar con otros usuarios o cambiar contenidos” (Crovi, 2010, p.124).

Lo cierto es que la comunicación permite observar, más allá de la instrumentalización de la


comunicación a través de los medios, la interacción de discursos entre actores y, como lo
explica Martín (2005), “comunicarse implica un denso y arriesgado intercambio de símbolos y
sentidos” (p.48). Es importante profundizar en esto: interacción de discursos entre actores. Las
responsabilidades sobre las dinámicas de la comunicación, los mensajes dominantes, las respuestas
individuales y colectivas a esos mensajes y demás aspectos inherentes, involucran no sólo al emisor,
sino también al receptor.

Si llevamos esto al plano de la relación de las audiencias con los mensajes que los medios transmiten
sobre los asuntos relacionados, por ejemplo, con las manifestaciones sociales, encontramos dos
perspectivas: la primera, sobre las decisiones editoriales que los grandes medios toman frente al
cubrimiento y divulgación de estos hechos.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 5
Tales decisiones dependen de una serie de factores, entre ellos el grado de independencia que se
tiene frente a quienes ejercen los poderes del Estado o frente a los grupos de interés (especialmente
económico) que podrían verse afectados con las peticiones y demandas de quienes adelantan las
movilizaciones.

La segunda perspectiva se refiere, por supuesto, a la disposición e interés de las audiencias frente a
estos contenidos. Este grado de interés varía dependiendo de múltiples aspectos, como el lugar en el
que se están expresando las manifestaciones sociales (p. ej. sectores rurales aislados vs. las calles de
las grandes ciudades), si las demandas son de minorías o si son de amplios sectores de la población,
si involucran aspectos de impacto masivo como las políticas de educación o el costo de vida, o si se
trata de reclamos más particulares como el control de determinado territorio; en fin, las variables son
bastante amplias.

El sentido crítico frente a lo que los medios divulgan y la forma como lo hacen, debe ampliarse
también a la calidad de las audiencias, a lo que privilegian y a la actitud (pasiva o no, indiferente o no)
que asumen individual y colectivamente frente a las realidades que, así sea parcialmente, muestran los
medios.

3. El papel de la argumentación
En las prácticas comunicativas para la participación ciudadana, la argumentación es un elemento
esencial, porque es en el ejercicio argumentativo, en el que se negocian los conceptos, las opiniones,
disposiciones para la toma de decisiones y la solución de problemas comunes.

Pereira (2001) señala que el ejercicio ciudadano implica una participación desde el debate y la puesta
en escena de argumentos, que pueden contrastarse dentro de los interesados para configurar los
cambios que les son pertinentes.

Eemeren, Grootendorst & Shoek (2006), consideran que la discusión argumentativa, cuyo fin es
resolver las diferencias de opinión, implica la realización de un debate y el llegar a un acuerdo entre las
partes. En cuanto a las diferencias de opinión, explican que éstas comprenden dos partes: una parte
en la que la persona manifiesta su punto de vista y la segunda parte, en que la otra persona expresa
sus dudas o rechaza el punto de opinión. Los puntos de vista que tenga una persona, pueden variar de
acuerdo a la fuerza que tenga una afirmación.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 6
En el modelo de discusión crítica, explicado por Plantin (2001), una diferencia de opinión se
desarrolla en cuatro etapas: (1) etapa de confrontación: las partes establecen una diferencia de
opinión, pues el punto de vista de una parte no es inmediatamente aceptado por la otra. Debido a
sus diferencias, se acuerda que se discutirá cuál es la mejor y es más aceptada opinión, (2) etapa
de apertura: se decide resolver la diferencia, se asignan roles de protagonistas y antagonistas, se
acuerdan las reglas del debate y los puntos de partida acerca de cómo se manejará la argumentación.
(3) etapa argumentativa: el protagonista defiende su punto de vista contra la persistente crítica del
antagonista, utilizando argumentos que sean válidos y que persuadan a cambiar el punto de vista de
la otra parte y (4) etapa de conclusión: las partes evalúan la extensión que alcanzó la resolución de
la diferencia de opinión y a favor de quién y se acepta lo acordado por quienes intervinieron en la
discusión crítica.

Otra perspectiva de la argumentación es la que menciona Roser (2007), para quien la argumentación
puede ser considerada como “una habilidad del pensamiento que trata de dar razones para probar
o demostrar una proposición con la intención de convencer a alguien de aquello que se afirma o se
niega” (p. 50). Implica, exponer a juicio y crítica el pensamiento de los demás mediante el diálogo,
la discusión o el debate. Por tanto, la argumentación tiene un componente lógico y uno dialógico,
necesario para la participación ciudadana y el desarrollo de estrategias comunicativas que potencien al
sujeto, su comunidad y su organización.

4. Una experiencia en Colombia


Como se señaló hace unas líneas, en el país han sido muy dinámicos los movimientos sociales, sus
actores y sus causas. Centenares de casos exitosos podrían citarse, con efectos en la protección y
garantía de derechos fundamentales, políticos, culturales, económicos y ambientales.

En esta oportunidad, nos vamos a referir a un caso que Miguel Barreto Henríquez (2015) describe
como experiencia “sui generis” de construcción de paz; se trata del Programa de Desarrollo y Paz del
Magdalena Medio, que nació a mediados de los años 90, en una de las zonas más conflictivas del país
y en medio de una profunda crisis social y económica.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 7
Sobre la génesis del programa, el autor señala:

Se pueden identificar fundamentalmente dos factores y propósitos en su origen: por un lado, se le


pretendía asumir como una forma de resistencia civil y de búsqueda de oxígeno en medio de la violencia;
mientras que el otro resultó de una confluencia de intereses y preocupaciones éticas, políticas y sociales
entre la compañía de petróleo Ecopetrol, su sindicato laboral (USO) y la Diócesis de Barrancabermeja,
en torno a una de las contradicciones esenciales del Magdalena Medio: ¿por qué una región tan rica
tiene tanta pobreza y violencia? (Barreto, 2015, p.465)

El éxito en el desarrollo de este programa obedeció, entre centenares de factores, al hecho de


haberse considerado que la construcción de la paz tiene una fuerte dimensión cultural. En su análisis
a la experiencia, Barreto (2015) indica que “En última instancia, pasa por pacificar las mentes y por
trabajar con todos los actores y en todas las esferas, en favor de posturas más tolerantes, civilizadas y
democráticas”.

Señala el autor que, en el marco del programa se desarrollaron varios proyectos que hacen énfasis
en una cultura de paz y protección de los derechos humanos, a través de estrategias educativas,
talleres cívicos, actividades deportivas, iniciativas artísticas y radios comunitarias, para cambiar las
formas de pensar y actuar que hacen considerar como legítimo el uso de la violencia y la exclusión, e
inculcar valores como la tolerancia, el diálogo y la solidaridad. Sobre el papel específico de las emisoras
comunitarias, el documento señala:

se han convertido en instrumentos de participación e inclusión política y social de las comunidades de


las veredas del Magdalena Medio. Actores tradicionalmente excluidos e invisibles, como los jóvenes,
los campesinos y las mujeres, logran ser oídos y reconocidos, participar en la esfera pública y garantizar
la visibilidad de sus pensamientos, de su condición y posición social por esta vía (CDPMM, 2005).
Las radios comunitarias son la voz de los campesinos y las poblaciones de las veredas. Son una forma
de llevar las periferias geográficas y sociales a los medios de comunicación dominados por las agencias
hegemónicas urbanas. Se configuran como elementos constructores de inclusión política, social y
cultural, lo que resulta fundamental en el panorama colombiano para la construcción de la paz positiva.
(Barreto, 2015, p.473)

En 1999 nació la Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio, con el interés común de
aportar a la construcción de paz, con mensajes para la construcción de un imaginario colectivo
orientado a la convivencia pacífica y a la reconstrucción de la confianza en sí mismo y en los demás.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 8
Según un informe de Orley Reinaldo Durán (2006) del Centro de Competencia en Comunicación
para América Latina, con las emisoras comunitarias del Magdalena Medio:

se fueron conformando colectivos de comunicación escolar, juveniles, escolares, de madres


comunitarias, trabajadores de la salud, grupos culturales, entre otros; quienes, a través de
diversos procesos de formación, con el apoyo del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena
Medio y ECOPETROL, lograron insertar en la programación de las emisoras franjas de opinión,
entretenimiento, de género e infantiles, que cambiaron las dinámicas de discusión en los municipios.
(Durán, 2006, p.2)

Esta breve referencia a lo que el país conoce sobre el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena
Medio, evidencia el alcance que puede tener la comunicación para abordar y superar situaciones
de tensión social, incluso extremas, por supuesto cuando hay voluntad de las partes y coherencia y
continuidad en la labor de los actores.

5. Redes sociales, política y participación


Una red social es un conjunto o conjuntos finito(s) de actores y la(s) relación(es) definida(s) en
ellos (Wasserman & Faust, 1998). Las relaciones que se establecen entre ellos pueden ser diversas y
corresponder a los intereses de las personas que la conforman. Según Zimmerman (2004), las redes
sociales de individuos fomentan la pluralidad de los pensamientos. Es en éstas donde los individuos
se manifiestan con todo su potencial humano, racional y mediado por el lenguaje, las emociones y la
inteligencia. Representan además una etapa de evolución de los grupos y ofrecen a los individuos la
posibilidad de la libertad, por lo cual, satisfacen el proceso de individualización, en general.

Cuando se habla de redes sociales, se pueden caracterizar o determinar sus funciones. Según
Zimmerman (2004), las funciones de las redes sociales se presentan en tres esferas: social,
organizacional e individual. La función desde la esfera social está relacionada con el control social
(buscando equidad e igualdad entre los actores), formación y desarrollo de identidades colectivas.
Esta función es muy importante, porque es la que convoca a la formación de grupos que se organizan
e inciden en la sociedad.

Desde la esfera organizacional, las redes sociales permiten diferenciar la red interna y externa,
determinando así las relaciones con otras instituciones. En este tipo de redes pueden establecerse
jerarquías que determinan las fronteras entre los componentes.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 9
Finalmente, desde la esfera individual la función de las redes es el apoyo emocional, los contactos,
alternativas, resiliencia, compartir ideas, solicitud de ayuda, ocio, entre muchas otras.

Zimmermann (2004) también explica las características básicas de las redes: (a) la libre voluntad de
los actores, (b) la intención común, (c) no se basa en roles o funciones, (d) tienen como principio
el intercambio, (e) tiene diversidad de actores, (f) se tienen intereses comunes, (g) se tienen
opciones para relacionarse y (h) se realizan intercambios. Las redes sociales políticas se apoyan en
la comprensión de que las decisiones del Estado deben ser negociadas y acordadas por los mismos
actores y representan una nueva forma de gestionar la formulación de políticas públicas de forma
conjunta.

Continuando con lo que presenta Zimmermann (2004), postula que existen fortalezas y debilidades
para las redes políticas. Las ventajas de estas redes son: por la pluralidad de los actores es posible la
movilización de mayores recursos, la definición de las prioridades se hace de forma más democrática,
se incluyen actores del sector público y privado y se genera mayor compromiso y responsabilidad con
las metas compartidas. Agrega que, las desventajas pueden estar relacionadas con el hecho de que
los procesos de negociación pueden ser más lentos, el compartir metas y acuerdos no es garantía de
su cumplimiento, la dinámica flexible puede favorecer que los intereses de los actores se desvíen y se
pueden excluir a grupos, actores y regiones.

Finalmente, es importante destacar de lo propuesto por Zimmermann (2004), que los actores
pueden participar desde un perfil compuesto por: el aspecto político – clientelar (el grado en el que
el actor actúa para defender e imponer los intereses de su partido); el aspecto del conocimiento (el
grado en que el actor demuestra interés por nuevos conceptos) y el aspecto de negociación que está
relacionado con la capacidad de negociación para facilitar la concertación, las consultas y la gestión
participativa del proceso.

Kauchakje & Penna (2006) analizaron las redes socio técnicas y de participación ciudadana para el
uso de las TICS. El análisis lo hicieron a partir de los elementos metodológicos y la revisión de algunas
investigaciones previas. Los autores mencionan en su revisión una investigación para la gestión
urbana, una para la política ambiental, una red socio-técnica y política de inclusión digital y promoción
de TICS y una red para la protección social. La revisión y análisis les permitió llegar a concluir que las
particularidades de las diferentes redes sugieren adecuaciones específicas en consonancia con los
intereses de cada investigación.

Mencionan, por ejemplo, tener en cuenta el tamaño de la red, la inserción de la misma en el ámbito
nacional y global. En la red de protección social, les llamó la atención frente a que las articulaciones
y alianzas no siempre son capturables en procedimientos como la entrevista y la observación.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 10
Es necesario en el estudio de las redes, el entendimiento de sus interrelaciones con el desarrollo
de la acción social. Finalmente, mencionan la necesidad de confrontar con estudios cualitativos
complementarios sobre las formas y condiciones de colaboración y cooperación interinstitucional y
de la vida asociativa de los agentes que pertenecen a las redes estudiadas.

Cabrera (2007), realizó un análisis para elaboración y evaluación de programas de educación para
la ciudadanía. En el estudio menciona que la teoría de análisis de redes sociales contribuye a crear
ciudadanía. Dice que se constituyen en herramientas valiosas como cruce de caminos comprensivos
sobre las interacciones sociales y el funcionamiento de los fenómenos sociales complejos. El análisis
de las redes sociales tiene, para esta investigadora, un enorme potencial no sólo para conocer
las estructuras de las relaciones, sino también para la definición de estrategias colectivas para
desbloquear conflictos y avanzar.

Con la amplia oferta de alternativas comunicativas que las TIC han puesto al alcance de la sociedad
y con los rápidos avances que seguro elevarán los niveles de penetración de herramientas como las
redes sociales, uno de los desafíos es aprovecharlas de la manera más adecuada para conocer, analizar
y dar respuesta a las manifestaciones sociopolíticas, y para impulsar desde allí nuevas y legítimas
movilizaciones.

Como bien lo señala Antón (2014), “la movilización y la fuerza social son imprescindibles para evitar la
involución social y cultural de las capas subordinadas y asegurar en el futuro la conquista de objetivos
transformadores”.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 11
Referencias
Antón Morón, Antonio (2014, junio 20). “Una interpretación dinámica y relacional de la pugna
sociopolítica”. [Mensaje en Blog]. Recuperado de http://ssociologos.com/2014/06/20/una-
interpretacion-dinamica-y-relacional-de-la-pugna-sociopolitica/

Archila Neira, Mauricio (2006). “Los Movimientos Sociales y las Paradojas de la Democracia en
Colombia”. En Controversia no. 186 (junio 2006), CINEP. Recuperado de http://biblioteca.clacso.
edu.ar/Colombia/cinep/20100925121121/movimientossocialesControversia186.pdf

Barreto Henríquez, Miguel (2014). El Programa de desarrollo y paz del Magdalena Medio: ¿un
modelo de construcción de paz para el postconflicto en Colombia? Papel Político (Vol. 20, No. 2,
julio-diciembre 2015), doi:10.11144/Javeriana.papo20-2.pdpm

Durán, Orley R. (2006). Medios Ciudadanos y Comunitarios en América Latina. Recuperado de


http://www.fesmedia-latin-america.org/uploads/media/Creciendo_en_perspectiva_y_discurso_-_
Caso_AREDMAG.pdf

Wolton, D. (2007). Pensar la Comunicación. Buenos Aires: Prometeo.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 12
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Comunicación y Sociedad


Unidad 3: Comunicación y democracia: el acto político
como acto comunicativo
Escenario 6: Comprender la ciudadanía y la crisis de
representación

Autor: Héver Míguez Monroy


Asesor Pedagógico: Juan Pablo Sierra Penagos
Diseñador Gráfico: Yinet Rodriguez
Asistente: Ginna Quiroga

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 13

También podría gustarte