Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Olga Ladyzhenskaya
Olga Ladyzhenskaya
Reconocida mundialmente como una gran matemática, los métodos de Ladyzhenskaya para
resolver ecuaciones diferenciales parciales continúan siendo utilizados en la actualidad y han
sido de gran ayuda para desarrollar investigaciones en otros campos científicos como el de los
pronósticos meteorológicos, la aerodinámica, la oceanografía y la medicina cardiovascular.
Kologriv estaba demasiado lejos de los centros culturales, así que los libros fueron casi la única
fuente de educación cultural. En el verano de 1930, el padre de Olga empezó a explicar a las
tres hermanas las nociones básicas de matemáticas y geometría, más tarde formuló un
teorema y después hizo que sus hijas lo demostraran. La pequeña de la familia fue la que más
talento para el pensamiento lógico tuvo y llegó a estudiar cálculo con su padre como si fuera un
adulto.
Sin embargo, en 1937 su padre fue arrestado por el régimen de Stalin y en un juicio
sumarísimo fue declarado “enemigo del pueblo” y condenado a muerte. Las dos hermanas de
Olga fueron entonces expulsadas de la escuela, pero a Olga se le permitió terminar sus
estudios por la brillantez que demostraba, aunque no fue admitida en la universidad por su
apellido.
Años después, en 1943, Olga fue admitida en la Universidad de Moscú gracias a la influencia
de la de madre de uno de sus alumnos con el rector, admirada por la capacidad matemática de
la profesora. Comenzó a estudiar álgebra, teoría de números y ecuaciones en derivadas
parciales. Su brillantez entusiasmó a todos, y a pesar de las dificultades y penurias que
atravesó porque no le alcanzaba ni para comer, le permitieron asistir a seminarios avanzados
sin seguir otras clases obligatorias en materias que ella ya superaba con creces. Destacaba
tanto que se le otorgó un estipendio de Stalin y una tarjeta de racionamiento para trabajadores
sin la cual no habría podido sobrevivir.
Ese año, Olga se casó con el matemático de San Petersburgo Kiselev, y su tesis doctoral,
defendida en 1949, supuso un punto de inflexión en la Teoría de Ecuaciones en Derivadas
Parciales. Comenzó a participar en el seminario de Física Matemática de San Petersburgo, lo
que le permitió conocer y relacionarse con muchos matemáticos de su ámbito de investigación
y se convirtió en una de las líderes del seminario hasta su fallecimiento.
Debido al régimen comunista, Olga solo había podido viajar una sola vez al extranjero para
asistir al Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de 1958 en Edimburgo. Tuvieron que
pasar 30 años hasta que lo pudo volver a hacer con la apertura soviética, y entonces empezó a
tener contacto con otros investigadores extranjeros y a comprobar que habían estado
estudiando los mismos temas.
Pero Olga no solo estaba interesada en las matemáticas y en las investigaciones científicas,
sino que también sintió siempre una gran pasión por las artes y fue una participante activa en la
comunidad intelectual de San Petersburgo. Fue una amante de la naturaleza, especialmente de
los animales y las flores, y le gustaba alimentar a las gaviotas de la mano y ver a las ardillas
trepar a los árboles. Su casa tuvo siempre muchos libros, incluyendo de historia y bellas artes.
Además, sus profundas creencias religiosas siempre fortalecieron su asombroso carácter. Fue,
una gran conversadora y le conmovieron la injusticia y las desgracias de los demás, hasta el
punto de que Olga ayudó a los solitarios y desvalidos. Una vez que fue miembro del consejo
municipal de diputados populares, ayudó a los matemáticos y a sus familias en San
Petersburgo a obtener alojamiento gratuito.
Muchos fueron los honores que se le concedieron a Olga durante su vida. En 1994, por
ejemplo, en el ICM de Zúrich fue la oradora de la ICM Emmy Noether Lecture. Fue numeraria
de la Academia de Ciencias rusa y también de varias extranjeras. Asimismo, recibió numerosos
premios, como la Medalla de Oro Lomonosov Medal, la medalla Ioffe y la medalla de la
Universidad de San Petersburgo. También fue candidata a la medalla Fields que premiaba a
los mejores matemáticos, pero en una época en la que el premio no hacía justicia, finalmente,
la ganaron Klaus Friedrich Roth y René Thom.
Durante toda su vida expuso abiertamente sus puntos de vista sobre asuntos sociales, incluso
durante la época del régimen político totalitario, a menudo descuidando su propia seguridad y
posiblemente esa energía y esa integridad contribuyeron a convertirla en una de las mejores
matemáticas y pensadoras más influyentes y cuyo legado científico sigue vigente.