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EL DETERIORO DE LA CAPA DE OZONO, PROBLEMA

VIGENTE
El uso excesivo de plásticos, la generación de basura, el consumo de carne
y la deforestación contribuyen al calentamiento global
Guadalupe Lugo    Sep 19, 2019
La capa de ozono es un escudo natural de la Tierra que nos protege de la
radiación ultravioleta emitida por el Sol. El camino que hemos seguido para
su recuperación ha sido exitoso, pero su deterioro es aún un problema sin
resolver, por lo que es necesario mantener la vigilancia y continuar con las
acciones para su preservación, afirmó Michel Grutter de la Mora,
investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA).

En ocasión del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono,


que se conmemoró el 16 de septiembre, el universitario dijo que esta casa
de estudios contribuye al monitoreo de esa capa y de otras
transformaciones en la atmósfera mediante el Observatorio Atmosférico de
Altzomoni, una estación de medición instalada en el cerro del mismo
nombre, a las faldas del volcán Iztaccíhuatl.

El observatorio pertenece a una red global encargada de identificar cambios


en la constitución de la atmósfera alta y es la primera estación mexicana en
formar parte de la Red para la Detección de Cambios en la Composición
Atmosférica (NDACC, por sus siglas en inglés), un proyecto importante para
hacer frente al cambio climático.
Únicamente hay 20 de este tipo en el mundo, “y la UNAM aporta una de
ellas. Por medio de esta red se empezó a percibir en años recientes un
aumento renovado del CFC11 (parte de una familia de gases llamados
clorofluorocarbonos) en la atmósfera, uno de los gases prohibidos, pero de
los más empleados para sistemas de refrigeración”.

Alerta
El universitario recordó que en 1985 científicos descubrieron que la capa de
ozono tenía un agujero sobre la Antártida y emitieron una alerta mundial.

Dos años después se firmó el Protocolo de Montreal para reducir la


producción y consumo de sustancias causantes de ese daño, como los
clorofluorocarbonos (CFC), presentes en una amplia gama de aplicaciones
industriales, aerosoles y frigoríficos. La identificación científica del problema
y el compromiso global para reparar el ozono estratosférico han demostrado
que la sociedad puede actuar responsablemente, pero “no debemos
relajarnos”, remarcó.

Tras reiterar la necesidad de mantener la vigilancia de los sistemas de


medición atmosférica para conocer la concentración de CFC, Grutter
de la Mora señaló que en la actualidad estos gases han disminuido de
manera significativa; sin embargo, se sustituyeron por los
hidroclorofluorocarbonos (HCFC), que aunque no deterioran el ozono
sí contribuyen al efecto invernadero y al cambio climático.
“Hace unos años nos percatamos que los HCFC tienen un potencial de
calentamiento global considerable, entonces supimos que el problema de la
capa de ozono y el cambio climático están vinculados por ser de naturaleza
atmosférica”, advirtió.

El uso excesivo de plásticos, la generación de basura y el consumo de


carne también contribuyen al calentamiento global, así como la
deforestación. Entonces, “no sólo son las grandes cantidades de
combustibles que quemamos con vehículos e industrias, también estamos
modificando el uso del suelo y con ello disminuimos la capacidad de
capturar carbono”.

Reconoció que en cuanto al dióxido de carbono, uno de los principales


causantes (forzantes) del cambio climático con origen antropogénico, no se
ha encontrado una solución porque se siguen quemando combustibles
fósiles de manera incontrolada. “Aunque conocemos la naturaleza del
problema de los gases de efecto invernadero y su impacto en la
temperatura promedio global, no reducimos las emisiones”.

Finalmente, el académico universitario insistió en la necesidad de “no bajar


la guardia con la recuperación de la capa de ozono ni considerar que la
situación está solucionada, pues han surgido otras complicaciones, como el
cambio climático, que se relacionan y debemos vigilar”.

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