Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estaba en una sesión de habilidades gerenciales y, después de los clásicos saludos, así fue como
inició el día.
Las 6 lecciones básicas del entrenamiento mental: la diferencia entre quienes viven a expensas de
las circunstancias y de quienes lideran el éxito de su vida personal, profesional y económica
¡Conócelas y aplícalas!
La realidad es: Si dices querer algo pero no has tomado acciones para conseguirlo por ti mismo,
entonces no lo quieres. Es una farsa. Siempre se habla del éxito como algo preciado y difícil de
conseguir y sí, lo es. Lo que pocas veces se dice es que ser exitoso es como la vida en pareja; tienes
que elegirlo diariamente, cultivarlo y demostrarle que lo quieres a tu lado.
En este sentido, al éxito no le gustan los blanditos ni los flojos, ni los que creen que no avanzan
porque “alguien más” es responsable de que sigan donde están, los que postergan decisiones. Del
otro lado de la moneda, tampoco nos dicen que “no tenemos” que ser exitosos de la misma forma
que el vecino, ni siquiera se nos exige serlo.
Así que tranquilo, no pasa nada, porque al final del día esta es tu elección. Tuya y de nadie más.
Lección 2: La importancia de fijar un norte
¿Quién fijó tus expectativas de éxito? ¿Tus padres? ¿Tus tutores? ¿El ambiente en el que te
desenvuelves? ¿Tus amigos? ¿Lo que todo el mundo dice que se debe tener?
El éxito requiere temple, madurez y un conocimiento profundo de quiénes somos, qué queremos
y qué estamos dispuestos a hacer para lograr las metas. En desarrollo humano te dirán: genera
una visión personal o identifica tu propósito. Si te resulta complicado, intenta poner metas a un
corto o mediano plazo en los planos personal, profesional y económico.
1) Te quita la presión de otras personas sobre cosas que no quieres (materiales, experiencias o
emocionales),
2) Te ayuda a tomar decisiones sobre oportunidades o cambios de ruta (¿esta decisión me acerca
o aleja de mi objetivo?)
3) Te ahorra tiempo, dinero y esfuerzo al enfocar tus recursos en el objetivo. Al final, debes
responder: ¿a qué aspiras y qué rutas existen para llegar ahí? El reto está en enfocarse en el
resultado esperado y nunca enamorarse de una ruta.
Este es un problema común en diferentes latitudes. Hablamos diciendo una cosa y esperando otra.
O bien, sufrimos del síndrome de “al ratito” o “poquito y mucho”. Y esto nos sucede por dos
motivos:
2) Simplemente no te has dado cuenta. No es lo mismo decirle a alguien: “Necesito tu apoyo antes
del jueves con equis tema” a “Creo que me podrías ayudar uno de estos días con equis tema”.
La próxima vez que necesites algo en específico o en un tiempo determinado, pídelo con todas sus
letras.
Lección 4: La automotivación
Está la que te dice: Que tu motivación no dependa de otro(s), tú tienes que ser tu propio motivo
para avanzar. Y del otro lado está la corriente que dice: apóyate en tu religión, en tu familia,
amigos.
Pero ningún soldado ha ido al campo de batalla portando solo un arma. Aquí es lo mismo, se
necesita de un set de herramientas que te permitan encontrar un centro en el cual apoyarte
cuando las cosas no están avanzando como quisieras o la gente a tu alrededor intenta
desanimarte.
Es una tarea diaria y constante; para lograrlo pregúntate ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te motiva?
¿Qué tienes que agradecer hoy? Estas sencillas preguntas, que pocas veces nos realizamos,
generan un ancla mental que te saca de las preocupaciones (la angustia de lo que aún no sucede) y
de los arrepentimientos (lo que ya pasó) para traerte aquí y ahora donde puedes respirar, pensar y
tomar acciones o soltar lo que ya fue.
Esta lección es quizá la más tarda de implementar porque requiere que ya hayas adoptado las
primeras cuatro.
Primero: ten claro cómo vas a medir o saber que alcanzaste el objetivo. Si es un tema económico
no es lo mismo decir “quiero ahorrar para comprar una casa” (cuánto necesito ahorrar y cuánto
tiempo tengo, quién sabe), a decir “este año voy a ahorrar para -tal- cantidad para el siguiente año
pagar el enganche de una casa que cueste entre x’s y x’s cantidad” (aquí hay tiempo y cantidad
con la flexibilidad de un rango de precio).
Segundo: no seas aprensivo. Si ya decidiste tomar al toro por los cuernos, excelente. Pero por
favor, no te estreses. Ten conciencia de las cosas que están en tus manos y ocúpate de ellas, y sé
muy consciente de las cosas que están fuera de tus manos y déjalas tomar su propio curso.
Tercero: fluye en la carretera de la información. Una vez que estás ejecutando es vital escuchar las
señales del entorno, tal vez necesitas ajustar ciertas cosas, buscar un asesor financiero, un mentor,
estudiar alguna especialización. Investiga y asesórate, esto te permitirá reaccionar
oportunamente, adaptarte conforme vayas avanzando en tu ruta y tomar decisiones conscientes e
informadas.
Si has dicho: “Me aburre la rutina” cada vez que alguien te habla de “ser disciplinado”,
seguramente lo asocias con una vida cuadrada y poco o nada improvisada, pero es una percepción
errónea.
Una persona disciplinada es la que realmente quiere las cosas que dice querer y se cultiva
continuamente para alcanzar sus objetivos. Es reactivo al ambiente, ajusta el entrenamiento cada
vez que se requiera y se da el permiso de tomar pausas si así lo desea.
4) Estabilidad emocional y
5) Estabilidad económica.
También me ha fortalecido en cada uno de los roles que me toca jugar. Te vuelves una mejor
persona y un mejor líder.
Entrenar tu mente te dará la entereza para ejecutar las acciones que te lleven a cumplir todo lo
que te propongas.