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1. DEFINICIÓN.
La Psicología es la ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales. Trata de describir y explicar
todos los aspectos del pensamiento, de los sentimientos, de las percepciones y de las acciones
humanas. Por ser una ciencia, la Psicología se basa en el método científico para encontrar respuestas.
Etimológicamente, Psicología o Psicología, proviene del griego psique: alma y logos: tratado, ciencia.
Literalmente significaría ciencia del alma; sin embargo, contemporáneamente se le conceptualiza a la
Psicología como una parte de las Ciencias Humanas o Sociales que estudia: El comportamiento de los
organismos individuales en interacción con su ambiente. Los procesos mentales de los individuos. Los
procesos de comunicación desde lo individual a lo microsocial. La psicología es el estudio científico de la
conducta y la experiencia de como los seres humanos y los animales sienten, piensan, aprenden, y
conocen para adaptarse al medio que les rodea.
2. OBJETIVOS DE LA PSICOLOGÍA.
Los psicólogos se proponen cuatro objetivos o metas principales:
A.- Descripción. Es la meta básica de todas las ciencias. Los psicólogos recopilan datos acerca de la
conducta y del funcionamiento mental para estructurar una imagen coherente y precisa de estos
fenómenos. Esta recopilación de datos conlleva el problema de la medición. Siempre que se puede, se
observa o mide directamente. Cuando las estrategias directas son imposibles, o extremadamente
difíciles, se utilizan tácticas indirectas consideradas menos exactas tales como entrevistas,
cuestionarios, etc. Una vez que un fenómeno ha sido descrito con exactitud los psicólogos
generalmente intentan explicarlo.
B.- Explicación. Consiste en establecer una red de relaciones causa-efecto. Por lo general, se proponen
explicaciones llamadas hipótesis, las cuales son sometidas a pruebas mediante una experimentación
controlada –por ejemplo, la violencia en la televisión aumenta la agresividad en los niños-. Las hipótesis
que encuentran algún apoyo se siguen verificando todavía más. Una prueba muy poderosa es la
predicción.
C.- Predicción.
Si una hipótesis es acertada, deberá ser capaz de descubrir lo que sucederá en situaciones relacionadas
–por ejemplo, si ver películas de guerra aumenta la conducta agresiva de los niños, entonces podríamos
predecir, y esperar encontrar, que observar a padres agresivos también aumenta la agresividad de los
menores-.
D.- Control.
Es también otra prueba poderosa de una hipótesis. Las condiciones que se suponen causan la conducta,
o el proceso mental, se pueden alterar o controlar para ver si el fenómeno cambia en concordancia. El
control consiste en la aplicación de conocimientos para resolver problemas prácticos –por ejemplo, si la
violencia aumenta las peleas entre los niños, deberemos reducir la agresión restringiendo la violencia en
la TV y enseñando a los padres y a otros a usar técnicas no violentas-. Lograr control sobre la agresión
demuestra que comprendemos las condiciones verdaderas que la produjeron.
Un breve repaso a cómo se ha pasado de "la ciencia del alma" a la del comportamiento y la mente.
Desde el inicio de su historia el ser humano ha elaborado hipótesis y teorías sobre el funcionamiento
psicológico y los trastornos mentales. A pesar del predominio del método científico, a día de hoy
concepciones muy antiguas, como la atribución de las enfermedades a la acción de espíritus o la separación
entre el cuerpo y el alma, siguen teniendo cierta influencia.
Para hablar de la historia de la psicología es necesario remontarse a los filósofos clásicos; no obstante, la
disciplina que hoy conocemos no se desarrolló como tal hasta que se popularizaron las obras de autores
como Emil Kraepelin, Wilhelm Wundt, Ivan Pavlov o Sigmund Freud, en los siglos XIX y XX.
El término psicología proviene de las palabras griegas “psyché” y “logos”, pudiendo traducirse como
“estudio del alma”. Durante la Edad Antigua se creía que los trastornos mentales eran consecuencia de la
posesión por parte de espíritus y demonios, y los tratamientos consistían en conjuros y encantamientos a
los que se atribuían efectos curativos.
Entre el siglo V y el IV a.C. filósofos como Sócrates y Platón realizaron aportaciones que serían claves para el
desarrollo de la psicología, además del de la filosofía. Mientras que Sócrates sentó los fundamentos del
método científico, Platón concebía el cuerpo como el vehículo del alma, verdadera responsable de la
conducta humana.
En esa misma época el médico Hipócrates estudió las enfermedades físicas y psíquicas mediante el método
inductivo y las atribuyó a desequilibrios en los humores o fluidos corporales. Esta tradición sería recogida
por Roma: la obra de Galeno, que desarrolló la de Hipócrates, es una de las mejores muestras de la
influencia griega en el pensamiento romano.
En la Edad Media el pensamiento europeo quedó dominado por el cristianismo; esto provocó retrocesos
claros en el progreso científico. Aunque las teorías grecorromanas de los humores seguían vigentes, se
combinaban de nuevo con lo mágico y lo diabólico: los trastornos mentales se atribuían a la comisión de
pecados y se “trataban” mediante rezos y exorcismos.
En cambio, en el mundo árabe, inmerso en su edad dorada, la medicina y la psicología siguieron avanzando
durante el Medievo. Se describieron “enfermedades de la mente” como la depresión, la ansiedad, la
demencia o las alucinaciones, se aplicaron tratamientos humanitarios a quienes las sufrían y se empezó a
estudiar los procesos psicológicos básicos.
También se produjeron desarrollos relevantes en la psicología asiática. La filosofía hindú analizó el concepto
del yo, mientras que en China ya se aplicaban test en el ámbito educativo y se llevó a cabo el primer
experimento psicológico del que se tiene constancia: dibujar un círculo con una mano y un cuadrado con la
otra para valorar la resistencia a la distracción.
Renacimiento e Ilustración.
Entre los siglos XVI y XVIII, en el mundo occidental convivieron la concepción demonológica de la
enfermedad mental y el humanitarismo. La recuperación de la influencia de los autores clásicos griegos y
romanos tuvo un papel fundamental en esta segunda vertiente, que relacionaba los trastornos psicológicos
con alteraciones físicas, y no morales.
La palabra “psicología” se empezó a popularizar durante este periodo histórico. En este sentido fueron
especialmente importantes las obras de los filósofos Marko Marulic, Rudolf Göckel y Christian Wolff.
Cabe destacar la influencia de filósofos como René Descartes, que contribuyó a la concepción dualista que
separaba el cuerpo y el alma, Baruch Spinoza, que la cuestionó, o John Locke, quien afirmó que la mente
depende de influencias ambientales. Así mismo, el médico Thomas Willis atribuyó los trastornos mentales a
alteraciones en el sistema nervioso.
A finales del siglo XVIII también fueron muy influyentes Franz Joseph Gall y Franz Mesmer; el primero
introdujo la frenología, según la cual las funciones mentales dependen del tamaño de áreas concretas del
cerebro, mientras que el mesmerismo atribuía las alteraciones físicas y psicológicas a la acción de energías
magnéticas sobre los fluidos corporales.
La psiquiatría fue precedida por el alienismo, representado principalmente por Philippe Pinel y su discípulo
Jean-Étienne Dominique Esquirol. Pinel promovió el tratamiento moral de los enfermos mentales y las
clasificaciones diagnósticas, mientras que Esquirol fomentó el uso de la estadística para analizar la eficacia
de las intervenciones psicológicas.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX el aumento de los conocimientos sobre la anatomía cerebral
hicieron que los procesos mentales se entendieran en mayor medida como consecuencias de la biología.
Destacamos las aportaciones de la psicofisiología de Gustav Theodor Fechner y las de Pierre Paul Broca y
Carl Wernicke en el campo de la neuropsicología.
También fue muy importante la influencia de la teoría de la evolución de Charles Darwin. El evolucionismo
sirvió de excusa a eugenistas como Francis Galton y Bénédict Morel, que defendían la inferioridad de las
personas de clase baja y de las que tenían trastornos mentales a través de la sobrevaloración del peso de la
herencia.
En 1879 Wilhelm Wundt fundó el primer laboratorio de Psicología Experimental, donde se combinarían los
conocimientos de distintas ramas de la ciencia; es por esto que se suele llamar a Wundt “el padre de la
psicología científica”, si bien antes de Wundt investigadores de la psicofísica como Gustav Theodor Fechner
ya habían preparado el camino para el surgimiento de esta disciplina. Granville Stanley Hall fue el creador
de un laboratorio similar en Estados Unidos y fundó la American Psychological Association.
La psiquiatría se desarrolló en gran medida gracias a la obra de Karl Ludwig Kahlbaum, que estudió
alteraciones como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, y a la de Emil Kraepelin, pionero de las actuales
clasificaciones diagnósticas basadas en los síntomas y en los signos, así como en su curso.
Por otra parte, en este siglo Jean-Martin Charcot y Josef Breuer estudiaron la hipnosis y la histeria,
desarrollando investigaciones e ideas que inspiraron a Sigmund Freud durante los últimos años de este
siglo. Mientras tanto, en Rusia apareció la reflexología de la mano Iván Pávlov y Vladimir Bekhterev. Con
estas aportaciones se establecieron las bases del psicoanálisis y el conductismo, las dos orientaciones que
dominarían la psicología de la primera mitad del siglo XX.
Durante el siglo XX se establecieron las corrientes teóricas principales de la psicología actual. Sigmund
Freud, discípulo de Charcot y Breuer, creó el psicoanálisis y popularizó la terapia verbal y el concepto de
inconsciente bajo el prisma psicoanalítico, mientras que autores como John Watson y Burrhus F. Skinner
desarrollaron terapias conductistas centradas en el comportamiento observable.
Otra orientación teórica relevante es la psicología humanista, representada por Carl Rogers y Abraham
Maslow, entre otros. El humanismo surgió como una reacción al predominio del psicoanálisis y el
conductismo y defendió la concepción de las personas como seres libres, únicos, tendentes a la
autorrealización y con derecho a la dignidad.
Asimismo, los conocimientos sobre biología, medicina y farmacología aumentaron enormemente durante el
siglo XX, lo cual facilitó el predominio de estas ciencias por encima de la psicología e influyó en el desarrollo
de campos interdisciplinarios como la psicobiología, la neuropsicología y la psicofarmacología.
El desarrollo de la ciencia del comportamiento y de los procesos mentales ha estado marcado por el
desarrollo de las neurociencias y el diálogo constante con las ciencias cognitivas en general, y con la
economía conductual. Del mismo modo, las escuelas de la corriente vinculada al psicoanálisis han perdido
buena parte de su presencia y su hegemonía, si bien se mantienen con buena salud en Argentina y Francia.
Esto ha hecho que actualmente prime una concepción de la psicología en la que las neurociencias y la
psicología cognitivista (con muchas aportaciones del conductismo) intercambian entre ellas herramientas y
conocimientos tanto en la investigación como en las intervenciones.
Sin embargo, las críticas que el conductismo realizó contra las concepciones mentalistas y subjetivistas de la
psicología (que son aquellas que tratan "la mente" como algo separado del contexto de una persona y las
que parten desde las opiniones de la persona acerca de lo que le pasa por la cabeza, respectivamente),
siguen estando vigentes.
Esto hace que tanto el cognitivismo como el psicoanálisis y todas las perspectivas pertenecientes a la
psicología humanista sean duramente criticadas, entre otras cosas, por trabajar a partir de conceptos muy
abstractos y poco definidos bajo los cuales pueden colocarse significados muy diversos y poco relacionados
entre sí.
De todos modos, el conductismo sigue siendo una filosofía minoritaria en la psicología, mientras que el
cognitivismo goza de muy buena salud. Eso sí, la gran mayoría de investigaciones en psicología cognitiva de
tipo experimental son realizadas partiendo del conductismo metodológico, lo cual lleva a algunas
contradicciones: por un lado, se tratan los fenómenos mentales como elementos situados "dentro del
cerebro" de la persona (mentalismo) y por el otro se trata de estudiar este elemento creando estímulos y
midiendo respuestas objetivas.
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