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Parcial Etica - Proyecto Virtud PDF
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Por otra parte, una investigación realizada por la Universidad de Lübeck en Alemania logró
descubrir la manera en que se interrelacionan las áreas del cerebro responsables de la
generosidad y felicidad con las razones para ser altruista, incluso cuando serlo conllevaría a
un coste personal. Y es que a pesar de que diversas sociedades y culturas valoran el
comportamiento generoso de sus individuos, en la teoría economía la generosidad fracasa
cuando se trata de invertir los recursos propios en beneficio del otro. Por ello, para investigar
esos procesos del cerebro, la profesora Soyoung Park, del Departamento de Psicología de la
Universidad de Lübeck, dirigió un estudio que analizaba la actividad cerebral de 50
participantes.
El experimento consistía en dar a cada participante una suma de dinero durante cuatro
semanas, aunque la mitad recibió la instrucción de gastarlo en ellos mismos y la otra mitad
de gastarlo en otra persona. Al finalizar, los investigadores descubrieron que los participantes
que habían gastado su dinero en otros también se mostraron más generosos a la hora de
realizar otras tareas independientes y, mediante el uso de la resonancia magnética, se
determinó sus cerebros mostraron más actividad en un área vinculada con el sentimiento de
felicidad.
De esta forma, las conclusiones del estudio no solo tendrían implicaciones en la neurociencia,
sino también en la educación, la política, la economía y la salud. De acuerdo a los
investigadores, la sociedad actual subestima los beneficios a nivel colectivo e individual que
la generosidad trae y sobreestima el desarrollo de motivos egoístas para alcanzar la felicidad.
La lista de Schindler es una película biográfica, dirigida por Steven Spielberg en 1993 y
basada en hechos reales. Una vez Alemania invade Polonia en 1939 se da inicio a la Segunda
Guerra Mundial, un contexto en el cual se narra la historia de Oskar Schindler, un hombre de
negocios oportunista y ambicioso, así como de enorme astucia y talento para las relaciones
publicas al ganarse la simpatía de las máximas autoridades militares del régimen nazi.
Tras la invasión, Alemania inicio en Polonia la llamada “Solución final de la cuestión judía”.
En un inicio, se promulgaron múltiples leyes destinadas a segregar la población judía como
lo fueron la prohibición de adquirir propiedades, ingresar a lugares públicos, ejercer la
profesión, formar parte de alguna asociación, ejercer cargos públicos, entre muchas otras. No
obstante, con el tiempo las restricciones serian endurecidas, obligando a los judíos a vivir en
guetos superpoblados, portar la estrella judía, ser reconocidos a través de un número y,
finalmente, ser deportados a campos de exterminio.
En este sentido, Oskar Schindler logra conseguir, por medio de sus contactos, la propiedad
de una fábrica de metales esmaltados embargada en Cracovia. Para ponerla de nuevo en
marcha, Oskar se dirige al Judernat (consejo judío de Cracovia) donde conoce con uno de los
mejores contables judíos, Itzhak Stern, a quien le pide que lo contacte con los más
importantes empresarios judíos para que sean sus inversionistas, a cambio Schindler estaba
dispuesto a darle la gerencia de su empresa. Para la mano de obra, Schindler realizaría un
trato con el comandante del campo de Plaszow, Amon Goeth, contratando a bajo coste sus
operarios con la intención de tener un rápido crecimiento económico.
El 13 de marzo de 1943, Goeth ordena la liquidación de los judíos que no trabajaban para
empresas nazis dentro del gueto de Cracovia, situación que es observada por Schindler desde
un terreno elevado. En este momento, el empresario seria testigo de las atrocidades cometidas
por el régimen contra la población judía, por lo que empezaría a sentir un mayor aprecio por
ellos y a tratar de ayudarlos. Schindler empezaría a defender a sus trabajadores como parte
de su empresa y su crecimiento, a pesar de que estos actos podrían poner en riesgo su propia
vida, pero al final se trataba de seres humanos a quienes se les había arrebatado
absolutamente todo. Con él, los trabajadores y sus familias tenían la esperanza de que todo
mejoraría, su relación con el empresario estaba basada en el respeto mutuo, la igualdad de
principios, la sensación de ser libres y un incuestionable acto de generosidad.
No obstante, a medida que los alemanes pierden la guerra y embarcan en retirada, Goeth
recibe órdenes de trasladar todos los judíos de Plaszow hacia Auschwitz-Birkenau. Entonces,
Schindler solicita poder llevarse a sus trabajadores a una nueva fábrica de municiones en su
ciudad natal de Brunnlitz, a lo que el comandante acepta a cambio de la compra de cada uno
de ellos. Una vez cerrado el acuerdo, Schindler y Stern redactarían una lista con los nombres
de las familias de sus empleados, llegando a registrar más de mil doscientas personas que
viajarían a la nueva fábrica y de esta manera escaparían de morir en Auschwitz.
“La lista es el bien absoluto, la lista es vida, alrededor de sus márgenes hay un abismo”
Finalmente, en señal de eterna gratitud por aquel heroico acto de generosidad emprendido
por Schindler durante los últimos años, los trabajadores judíos de su fábrica firman entre
todos un documento en el que explican lo sucedido y cómo contribuyo en la salvación de
vidas. Así mismo, le entregan un anillo de oro con la inscripción del Talmud:
Para el presente proyecto, consideré la virtud de la generosidad por ser aquella con la cual
más me pude haber sentido identificado. Muchos individuos consideran que la generosidad
es algo intrínseco del comportamiento humano; sin embargo, esta virtud es algo que solo
podemos desarrollar si hemos sido testigos o conocedores de actos generosos y decidimos
configurar dentro de nuestros valores esta característica. En mi vida, gracias a mi familia, así
como de mis maestros y amigos, he sido testigo de actos de generosidad con los cuales puedo
identificarme. En mi infancia, recuerdo siempre me gustaba jugar con los demás niños, no
tenía ningún tipo de problema de compartir mis juguetes con tal de poder divertirnos todos y
pasar un buen rato. Más adelante, en el colegio, intentaba ayudar a los demás compañeros en
aquellas materias que mejor se me daban, incluso también en aquellas en las cuales no me
consideraba lo suficientemente bueno. En la actualidad, siempre que pueda servir a alguna
necesidad, estaré dispuesto a hacerlo por el bien que este traería a los demás, más que el
efecto resultante de estas acciones en mí mismo. Y es que aplicar la virtud de la generosidad
ha sido de manera espontánea, prácticamente pocas son las veces en las que me he propuesto
llevar a cabo iniciativas altruistas, pero si me he llegado a unir a propuestas planteadas por
otras personas.
Antes que nada, deseo aclarar el siguiente plan propuesto abarca no solo los siete días que
conforman una semana, sino que es que visión general hacia mi pasado, centrándome en
aquellos momentos de mi historia donde puedo decir que he practicado la virtud de la
generosidad. La razón de tomar esta decisión no ha sido incumplir arbitrariamente las
indicaciones establecidas, por el contrario, quisiera no sentirme limitado por un periodo de
tiempo específico para así poder abarcar desde una perspectiva más amplia esta virtud. Así
mismo, brindar un poco de dinamismo frente al vivir de los últimos meses a causa de la
pandemia. Finalmente, considero los resultados pudieron haber sido mejores al haberme
planteado mejores acciones a realizar, pero como lo he mencionado anteriormente, han sido
tiempos de incertidumbre.