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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Departamento de Historia y Geografía


Historia de América del Norte
Ariel Svarch

Primer control de lectura: Los procesos de Salem en el contexto del proyecto utópico-
religioso Puritano.

Juan Esteban Marín

Los juicios de Salem (Massachusetts) durante 1692 que llevaron a la horca a diecinueve
miembros de la comunidad, han de explicarse bajo una perspectiva que tenga en cuenta, por
un lado, la noción predestinada del pueblo elegido por Dios –que lleva intrínseca la
enmienda divina de la depuración de los no creyentes y de los detractores-, y por otro lado,
el papel determinante de una distinción de género trasladada a la dualidad de los destinos
morales, a saber, el cielo y el infierno. No es coincidencia, ni mucho menos, que 13 de las
19 personas condenadas a muerte, eran mujeres (normalmente marginales, sin hijos, sin
hogar o incluso mujeres propietarias) de hecho esta relación es rastreable para la
generalidad de experiencias de cacería de brujas en la historia. Siguiendo esta idea
podríamos aseverar que el puritanismo, en sí mismo, –propio de las tradiciones religiosas
coloniales en Norteamérica- entendido bajo la noción de predestinación, está anclado de
antemano a unas lógicas patriarcales específicas que encarnan en la masculinidad, la
eficacia ausente de Dios, o bien por el lado de la feminidad, la tentación carnal del Diablo.

Ahora bien, el puritanismo no se refiere a prácticas religiosas de manera restringida, sino


que se convierten en un modo de comunidad y organización social regido por una
asociación político-moral (este hecho se ilustra claramente en el establecimiento de un
tribunal, para el caso de Salem, de carácter secular-judicial, si se quiere). Conforme se
esbozan y consolidad ciertas formas de sociabilidad, se solidifican estructuras de
imaginación social, de producción de significados, que tienden un puente entre la
solidificación de un poder político y uno moral, que claramente no reside en una única
autoridad, legislando sobre todos los renglones de la vida, tanto privada como pública. Bajo
esta idea, las formulaciones “positivas” o benéficas (por llamarlas de algún modo) de lo
sobrenatural, esgrimen por otro lado, aquellas formulaciones “negativas” o maliciosas
alrededor de dichos fenómenos, es decir que, admitir la positividad de lo sobrenatural debe
por tanto, reconocer la negatividad existente de la misma. 1

Esta formación de una comunidad que se enfrenta a distintas torsiones de sentido, atiende al
asunto cosmológico desde indicios determinantes para los valores morales. Salem tiene
sentido, en cuanto es el intento de equilibrar ciertas esferas de la sociedad, en este caso
relativas al asunto del género.

En Massachusetts y en general en Nueva Inglaterra la convergencia de asuntos religiosos y


sociales era esencial, desde la educación profundamente religiosa, hasta la institucionalidad
asumida por devotos magistrados. Los axiomas religiosos, divulgados en distintas
presentaciones narrativas, sirvieron entonces para determinar una moralidad individual y
una colectividad unitaria2. La teleología del mundo –visible- se compaginaba con la
teleología divina –invisible-. En 1692, esta esfera de lo invisible tambaleaba y por
consiguiente, también lo hace el mundo visible, pues si lo invisible servía como
herramienta explicativa del destino de la elite, de los accidentes y recompensas, la solución
en cualquier caso estaría entre ambos mundos. Entonces, el puritanismo que integraba cual
noción se incorporara al debate, argumentaban en torno al modo de interpretación de la
palabra y de los indicios de los fenómenos sentado una suerte de verdad exegeta y utópica
asentada sobre la idea de predestinación.

Ahora, la relación de la brujería con las mujeres puede entenderse por el rol de la mujer en
la sociedad puritana, así como el de la brujería; donde la intención de suplir ciertas tareas
de naturaleza vital y en cierta medida azarosa para el momento, como atender el parto de
hijas o vecinas, o ayudar a combatir enfermedades tanto humanas como animales, resultaba
en una imposibilidad para la contención de dichas situaciones realmente ineluctables, donde
en la magia podría significar un modo de contrarrestar benéficamente la hostilidad del
mundo. Ahora bien, la escisión de género en el mundo visible –que determina la división
social del trabajo, así como la atribución de la razón al hombre y de la sensibilidad corpórea
1
La idea será entonces ver la brujería como “the expression of a meaningful social imaginary, under which
both problems and their solution were conceived.” Reed, Isaac. Why Salem Made Sense: Culture, Gender,
and the Puritan Persecution of Witchcraft., ( Cultural Sociology: 1.2, 2007), 218
2
Bajo esta perspectiva, “the first fundamental structure of meaning in Puritan New England was coexistence
and coupling of the invisible and visible worlds” Reed, Isaac. Why Salem Made Sense…, 220.
a la mujer-, referenciaba ciertas señales de prosperidad en relación con el hombre
masculino, pero si ocurría lo contrario, se argumentaba que la intervención desde la
materialidad y privacidad de una mujer-bruja en el mundo invisible, había truncado la
benevolencia y predestinación del hombre, y más aún del cuerpo social patriarcal.
Siguiendo esta idea, la brujería como agencia invisible sobre lo visible por medio de
materiales del mundo terrenal, posibilitaba una respuesta al mundo tanto invisible como al
patriarcalmente visible, incluso prescindiendo de la gracia divina de Dios, es decir, al
margen de los designios predestinados aludidos por el puritanismo y del orden dual
patriarcal. Entonces, el centro de la crisis religioso-política encausada en el caso de Salem
haya en su seno la cuestión del género como el motor de la condena, antes que cuestiones
económicas derivadas del viraje que imponen las nuevas relaciones impersonales y
competitivas del capitalismo, por ejemplo.

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