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Texto: Salmo 84:1-11 “1 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los
ejércitos! 2 Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo…... 4 Bienaventurados los que habitan
en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah……10 Porque mejor es un día en tus
atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi
Dios, Que habitar en las moradas de maldad.”
Aprende a descansar en Dios. Así como el Espíritu Santo lo acompañó a David, así te
quiere acompañar. No hay mejor lugar que la casa de Dios. Y si a lo largo de los años
has ido perdiendo la esperanza, creyendo que los momentos gloriosos han quedado
atrás para siempre, es tiempo de buscar más que nunca a Dios, en sus atrios. Si sientes
que te has contaminado con el mundo, si se ha apagado la pasión que sentías, el celo
por vivir en la verdad, si las batallas de la vida te cansaron, entonces te encuentras
frente a un desafío: creerle a Dios y búscalo cada día. Aún en este tiempo tan difícil,
Dios te dice “No te dejaré ni te desampararé”.
No pelees solo, tu batalla, porque Dios está para pelear contigo. Él es tu escudo y te
defiende. El Señor peleará por ti y por tu familia, peleará por tu matrimonio, por tus
hijos, por tu salud, por tu trabajo, por tu economía y por tu vida espiritual. Tienes al
poderoso de Israel batallando a tu lado. Ninguna plaga tocará tu morada porque el
ángel de Jehová acampa alrededor los que le temen y los defiende. Él es quien te guía
en el camino y te alumbra, te sostiene y te defiende. No hay nada más precioso que
estar en su presencia. Iras de poder en poder y disfrutarás de la presencia de Dios,
todos los días de tu vida. Anhélalo. “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los
atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo”.
Pastores Carlos y Cely Jara