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CÓMO

ESCRIBIR
EL PRIMER
CAPÍTULO

4 pasos para escribir un


comienzo intrigante

POR NADIA COLELLA


Nadia Colella

Introducción

El terror a la página en blanco... Imagino que has estado en ese lugar y sé


que no es divertido. Por eso decidí crear este ebook, para ayudarte a entender
cuáles son esos elementos que hacen a un primer capítulo interesante, atrapante
y adictivo.
¿Te ha pasado que tenés una idea formada en la cabeza, pero al momento de
ponerte a escribirla… no sale nada?
El primer capítulo es la ventana hacia nuestra historia. Es la forma que va a
tener el lector de espiar aquello que le vamos a contar. También es cierto que
este elemento atrapante debe mantenerse en el resto de los capítulos.
Entonces, ¿cuál es la forma de escribir un primer capítulo?
Una de las mejores maneras de aprender, es leyendo. Leyendo y analizando
aquellos primeros capítulos que nos han enganchado a la historia. No se trata
de copiar a otro autor, sino que nos sirva de inspiración.
En este ebook vamos a ver qué elementos son esenciales para ese primer
capítulo y cuál es la mejor manera para desarrollarlos.

Dijimos que el primer capítulo nos sirve para darle una rápida mirada hacia
todo lo que vendrá, el tono que experimentará con la historia y un acercamiento
hacia el tema que desarrollaremos a lo largo de las páginas. Este primer capítulo
va a sentar las bases de nuestra historia y por eso es por lo que es tan
importante. Tal vez sea lo más difícil de escribir o lo que más tiempo nos lleve a
hacerlo.

Cuando leemos una historia que nos fascina, nuestro cerebro reacciona,
literalmente. Un estudio reciente ha demostrado que las regiones del cerebro que
procesan la visión, los sonidos, los gustos y el movimiento en la vida real, se
activan cuando nos encontramos atrapados en una narrativa irresistible.
¿Pero cómo vamos a lograr eso?

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Con los siguientes pasos:


1. Presentando al protagonista
2. Presentando el entorno del protagonista
3. Presentando el conflicto de la historia
4. Estructurando al capítulo

PRESENTAR AL PROTAGONISTA EN EL MUNDO NORMAL

Podrías tener una excelente idea que se base en la explosión de una bomba
en una escuela primaria. Es un tema un poco morboso, pero eleva los riesgos de
la historia ni bien empieza. Pero me gustaría que pensaras en lo siguiente: si yo
te dijera que estoy por escribir un libro sobre la explosión de una bomba en una
escuela, ¿te llamaría la atención?
¿Y si te dijera que quiero escribir una historia sobre Pablo, un chico que
decidió no ir a la escuela, el mismo día que explotaría una bomba, y lo que
parecía ser una coincidencia terminaría siendo una estrategia?

¿Cuál te llama más la atención?

Seguramente te podrías preguntar quién es Pablo y por qué es importante,


por qué no quiso ir a la escuela ese mismo día, por qué alguien plantaría una
bomba y podríamos seguir y seguir y seguir… ¿A dónde quiero ir con esto?
Lo que nos importa, lo que nos llama la atención, es el personaje, el
protagonista. Queremos saber qué es lo que le va a pasar, qué es lo que va a
decidir. Queremos ponernos en los pies del otro y vivir una historia distinta a la
que nos toca vivir a diario.
Por eso es que el protagonista es una de las primeras cosas, por no decir la
primera, que deberías prestarle atención. Él será los ojos del lector y la razón por
la cual leerán tu historia.

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Tomemos como ejemplo el libro “A todos los chicos de los que me enamoré” de
Jenny Han.
El primer párrafo dice:

“Josh es el novio de Margot, pero podría decirse que toda mi familia está un
poco enamorada de él. No soy capaz de asegurar quién de nosotros lo está más.
Antes de ser el novio de Margot, era solo Josh. Siempre estuvo ahí. Digo siempre,
aunque supongo que no es cierto. Se mudó a la casa de al lado hace cinco años,
pero tengo la sensación de que siempre ha estado ahí.”

Lo primero que podemos inferir de este párrafo, es que Josh es un personaje


importante para nuestra protagonista. Y no solo para ella, sino para toda su
familia. Sin embargo, algo ya nos indica que esto puede ser un problema. Porque
la primera referencia que hace de él es haciendo hincapié que es el novio de su
hermana. Y con la última frase nos da a entender, que le estuvo prestando
atención por mucho tiempo.

Si tomamos como ejemplo “Los Juegos del Hambre” de Suzanne Collins, su


primer párrafo dice:

“Cuando me despierto, el otro lado de la cama está frío. Estiro los dedos
buscando el calor de Prim, pero no encuentro más que la basta funda de lona del
colchón. Seguro que ha tenido pesadillas y se ha metido en la cama de nuestra
madre; claro que sí, porque es el día de la cosecha.”

¿Qué es lo primero que nos llama la atención de este párrafo?


En una simple acción, nos damos cuenta de la relación que tiene la
protagonista con su hermana y cómo se preocupa por ella. Pero todo esto pasa
a un segundo plano, cuando vemos las últimas cuatro palabras: DÍA DE LA
COSECHA.

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Nuestro cerebro está programado para buscar historias. Podemos pasar 40


días sin comida, 3 días sin agua, pero apenas 35 segundos sin encontrarle un
significado a algo. Necesitamos saber qué pasa y es nuestra tarea como escritores
darles a nuestros lectores, las herramientas justas para llevarlos por el sendero
de la curiosidad.
Porque ahora, para saber qué es el día de la cosecha, tenemos que seguir
leyendo.
Así que mi primer consejo es el siguiente:

En el primer párrafo tenemos que ser capaces de presentar al protagonista


mediante una acción que refleje parte de su forma de ser, o algún pensamiento
(como es el caso de Lara Jean). Y, al mismo tiempo, dar un pequeño acercamiento
hacia el conflicto de la historia.

Una de las cosas que nos sugieren NO HACER es describir situaciones que
resultan irrelevantes para el lector en ese momento. Tal vez nosotros creamos
que son súper importantes, pero si el lector NO COMPRENDE por qué debería
importarle… ¿Por qué va a importarle?
Si en este momento de la historia, yo le cuento al lector por qué existen los
juegos del hambre, poco va a entender del impacto que estos significan para
nuestro protagonista. Al lector no le importa que existe un Capitolio, que los
juegos son el resultado de una guerra en la que desapareció un distrito… ANTES
de contarle todo eso, necesito presentarle al protagonista.
Por eso es que, en los siguientes párrafos, Suzanne Collins habla sobre el
entorno de Katniss. Describe cómo es la hermana, nos da una idea de la relación
que tiene con su madre, también conocemos a la mascota de Prim y llegamos
hasta el momento en que nuestra protagonista se prepara para salir de caza.
En el caso de Jenny Han, continúa describiendo la familia de Lara Jean, pero
sin perder de vista que el foco es Josh. También nos cuenta que Margot se está
por ir a estudiar afuera y que, por alguna razón, no quiere que Lara Jean la vaya

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a visitar con él.

Por lo que mi segundo consejo es el siguiente:

Tenemos que describir la vida de nuestro protagonista y mostrarla en una


acción rutinaria que demuestre otro aspecto de su personalidad.

Como te habrás dado cuenta, la forma de ser de nuestro protagonista es súper


importante, y la mejor forma de contarlo es a través de acciones. Seguramente
habrás escuchado el consejo de “mostrar y no decir”. Esto es un claro ejemplo de
ello. En ningún momento, Suzanne Collins dijo “Katniss se preocupaba por su
hermana” ni siquiera “Katniss se ocupaba de su familia”, pero ambas formas las
vemos reflejadas en la narración del texto. Porque cada cosa que decimos tiene
que ser relevante tanto para la historia como para el personaje.

Todo tiene que tener un por qué.

Si lo que estamos narrando no es funcional para la historia, debemos


descartarlo. De lo contrario, quedará como relleno.

Siguiendo con la lectura, Katniss nos empieza a narrar sobre su mundo. Nos
indica dónde vive y cuál es la actividad predominante, también nos cuenta en
qué parte se encuentra su casa y nos habla de la Pradera, este campo rodeado
de una cerca eléctrica. Aquí empezamos a adentrarnos en el mundo normal de
Katniss y conocemos una de sus habilidades (que sabemos que jugará una parte
esencial en el resto de la historia, y a esto podemos llamarlo un presagio).
Asimismo, nos enteramos de que su padre ha fallecido como consecuencia de la
explosión de una mina y comprendemos cómo ha afectado a nuestra
protagonista a lo largo de los años. Y en los siguientes párrafos, nos empieza a
describir su realidad con un poco más de profundidad. Sin embargo, cada uno

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de los datos que nos brinda, resuenan con su propia historia, con su forma de
ver el mundo.
Entonces nos encontramos con el tercer consejo:

Al describir el mundo normal del protagonista, tenemos que hacerlo teniendo


en cuenta su visión sobre el mundo. Esto nos va a ayudar en dos cosas: la
primera, conocer dónde nos encontramos sin sentir que es un vuelco de
información sin sentido porque; segundo, nos permite conocer al protagonista.

No es lo mismo decir que el Distrito 12 es uno de los más pobres, que Katniss
nos cuente, en primera persona, todas las peripecias que tiene que hacer para
encontrar comida. La clave está en referir cada información hacia el personaje y
su historia.

Ahora es el momento de que pongas en práctica este punto. Tené en mente


tu protagonista y la historia que estás creando, o aquella que te gustaría escribir
y contestá lo siguiente. Yo lo voy a hacer teniendo en cuenta a Pablo.
Entonces:

1. ¿Quién es el protagonista de la historia?


Se llama Pablo. Es un chico de 13 años que asiste a la escuela “Sueños
Posibles”.

2. ¿Cuáles es el hobby del protagonista?


A Pablo le gusta leer. Suele pasarse la última hora antes de irse a dormir,
leyendo una historia policial.

3. ¿Cómo puedo presentar al protagonista mediante una acción que refleje


parte de su forma de ser?
Puedo poner a Pablo leyendo una historia, cuando en las afueras estalla una

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tormenta. Él está tan ensimismado en la lectura, que no se percata que la


ventana de su habitación está abierta y está entrando agua.

4. ¿Cómo es el mundo normal del protagonista?


Aquí debería profundizar en mi personaje principal y tratar de encontrar
razones por las que es de determinada forma. Esto lo hemos visto en el canal
cuando hablamos acerca de la mentira que cree el personaje. Aquí podría pensar
que Pablo cree que no es importante para su familia. Esto lo va a ver reflejado
cuando la noche de la tormenta, sus padres se habían ido a comer con su
hermano menor, y se olvidaron de pasarlo a buscar de su clase de teatro.
Por eso plantaría la bomba

5. ¿De qué forma nuestro protagonista describiría su mundo normal?


Pablo lo haría desde el desprecio, precisamente porque así siente que lo
tratan.

EL ENTORNO DEL PROTAGONISTA

Esto viene a ser la parte del MUNDO NORMAL. Me refiero a presentar su


entorno, quién es su familia o quiénes son sus amigos.

En el caso de Lara Jean, vemos que tiene una conversación con sus dos
hermanas y con Josh, a partir de la cual nos enteramos de que Margot se está
por ir a estudiar afuera del país.
En el caso de Katniss, se encuentra con Gale, la única persona con quien
puede ser ella misma. Y allí empezamos a entender parte del conflicto y cómo los
personajes quisieran irse de allí pero no pueden.
Como cuarto consejo te diría:

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Que presentes a los personajes más relevantes para tu protagonista y dando


a entender la razón por la cual lo son.

Como dijimos antes, no hace falta que la autora nos diga que Prim es
importante para Katniss, nos damos cuenta al leer sus pensamientos. Lo mismo
pasa con Josh y Lara Jean.

Y un detalle que me gustaría marcar es que recién en la página 21, Katniss


nos explica de qué va el Día de la Cosecha. Hasta ese momento, nos habíamos
preguntado qué era y por qué era tan peligrosa que hasta un personaje había
tenido pesadillas sobre ello. A esto me refería con darle información al lector
cuando lo necesite. Primero tenemos que tentarlos para que, al momento de
explicarles, les importe y presten atención.

Para ponerlo en práctica, deberíamos responder las siguientes preguntas:

6. ¿Cómo está formada la familia de tu protagonista?


Pablo tiene ambos padres y un hermano menor. Claudia es su madre y ella
se dedica a la jardinería; mientras que su padre se llama Julio y es abogado
criminalista. El hermano de Pablo se llama Gregorio y tiene 10 años.

7. ¿Quiénes son las personas de confianza del protagonista?


Pablo no tiene muchas personas en las que confía. Esto parte del hecho de
sentirse menos y despreciado por su propia familia. Esto le ha impedido formar
lazos duraderos con personas de su misma edad. Prefiere evitar un rechazo
quedándose solo. Se descarga hablándole a sus personajes de historias favoritas.

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EL CONFLICTO DE LA HISTORIA

¿Cuáles son los riesgos de nuestra historia? Recordemos que nuestro objetivo
es lograr que el lector se sienta atraído por lo que le estamos contando. Con
presentar a un personaje y una idea interesante, no vamos a lograr que se
mantenga aferrado a las páginas. La única forma que tenemos de hacerlo es a
través del conflicto.

Todos podemos identificarnos con el conflicto porque forma parte de todos los
aspectos de nuestra vida. Todos queremos alcanzar algo externo y también algo
interno. Sin embargo, el más fácil de mostrar es el externo y por eso es el primero
que debemos ejemplificar.
Nuestro protagonista querrá alcanzar algo. Katniss quiere buscar comida
para su familia, Lara Jean quiere viajar para visitar a su hermana. A simple
vista, no parecen ser objetivos demasiados interesantes. Sin embargo, cuando
sumado al deseo de Katniss de conseguir comida, agregamos el dato que es una
práctica ilegal, aumentamos los riesgos de su conflicto y, además, proveemos
información sobre el mundo normal del protagonista.
Lo mismo sucede con Lara Jean, quien nos cuenta que su hermana se irá de
la casa y parece ser un evento que modificará la rutina familiar. Sin mencionar
la reticencia de Margot de que ella y Josh la vayan a visitar juntos. Siendo una
persona tan querida, ¿por qué no querría que sucediera eso? Hacia el final del
capítulo sabemos que es porque tomó la decisión de dejarlo.

El conflicto de la historia en general es mucho más grande del que vamos a


presentar en el primer capítulo, pero ambos tienen que estar conectados en
cierto punto.
El hecho de que Katniss sea tan protectora con su hermana desde las
primeras páginas, desencadena en su ofrecimiento para convertirse en candidato
y participe de los juegos del hambre.

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La ida de Margot le permite a Lara Jean independizarte y el hecho de que


haya dejado a Josh, la deja en jaque. Sin mencionar que cuando las cartas que
escribió salen a la luz, Josh es uno de los destinatarios. Y precisamente para
despistarlo, es que comienza su relación con Peter.

Entonces:
8. ¿Cuál es el conflicto general de tu historia?
La explosión de una bomba en una escuela primaria.

9. ¿Qué preguntas se derivan de ese conflicto general?


Quién puso la bomba.
Por qué se puso una bomba.
Por qué se eligió una escuela primaria.
Qué tiene que ver Pablo con todo esto.

Las preguntas 8 y 9 nos ayudan a no perder de vista el conflicto general, y


empezar a construir a partir de ellas.

10. ¿Cuál es el conflicto externo del protagonista?


Pablo quiere comprarse el último libro que salió de su autor favorito. Su papá
le había prometido que lo llevaría a la librería cuando él saliera del taller de
teatro. Sin embargo, había salido a comer junto con Claudia y Gregorio, y se
olvidaron de pasarlo a buscar.

11. ¿De qué forma se conecta con el conflicto general de la historia?


Cansado de que se olviden de él, Pablo decide comprar el libro aun sin la
autorización de sus padres. Usa la tarjeta de crédito de su padre y lo compra por
Internet. Al leerlo, comenzará a leer como el criminal de la historia planea poner
una bomba en un edificio.

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ESTRUCTURA DEL PRIMER CAPÍTULO

Últimamente me he hecho fanática de esto. La estructura me ha ayudado a


sacar un libro entero de la nada y convertirlo en algo potable.
Tal vez seas más propenso a la naturalidad y no te gusta ceñirte a una
estructura, pero creo que este punto puede resultarte interesante. ¿Por qué?
La estructura no es rígida, simplemente es el sendero por el cual podemos
desplazarnos. Si algo no nos agrada, podemos cambiarlo en el camino. Pero
teniendo la estructura, es mucho más fácil saber qué otras cosas deberíamos
modificar por eso mismo.

Así que te propongo que hagas lo siguiente.


12. Pensá en la escena que vas a presentar como primer capítulo, e identificá
los siguientes puntos:
1. Evento desencadenante
2. Complicaciones progresivas
3. Crisis
4. Clímax
5. Resolución

Siguiendo mi ejemplo de Pablo, lo armaría de la siguiente manera:


Evento desencadenante: Los padres de Pablo se olvidan de pasar a buscarlo
por el taller de teatro
Complicaciones progresivas: Pablo tiene que irse caminando a la casa y se
moja porque está lloviendo torrencialmente; cuando llega a su casa la luz se ha
ido debido a la tormenta eléctrica; quiere leer uno de sus libros y lo tiene que
hacer con la linterna del celular; le entra agua en la casa por no prestar atención.
Crisis: Pablo quiere leer el libro que salió de su autor favorito pero debido a
que sus padres se olvidaron de él (de nuevo), no puede ir a una librería. Allí se
pondrá a maldecir su situación y demostrará al lector cómo se siente en ese

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momento.
Clímax: Vuelve la luz y a Pablo se le ocurre la idea de comprarse el libro por
Internet. Sabe que tiene los datos de la tarjeta guardados de la última vez que
compró un juego allí.
Resolución: Pablo se olvida de sus problemas cuando empieza a leer el libro.
Justamente, el criminal está plantando una bomba en el primer capítulo. Allí
Pablo idealiza la situación.

Espero que esta guía te haya ayudado a escribir ese comienzo intrigante. Si
querés que sigamos en contacto, te dejo mis redes sociales:

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Y si querés leer el primer capítulo de Pablo, pasá a la siguiente página.


Hasta una próxima vez.
¡Feliz escritura!

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Capítulo 1
El destello de una idea

L
a explosión de un rayo hizo sobresaltar a Pablo. Sus hombros se pusieron rígidos
y casi chocaron con sus orejas mojadas. Y esa no era la única parte del cuerpo
que había sido escupida por la lluvia. Incluso desde la distancia, podía observarse
cómo aquel preadolescente, estaba con una mochila al hombro, mirando de un lado a
otro la calle, esperando a alguien que aparentemente, no iba a llegar.

A medida que te acercabas, era más visible cómo su pecho se inflaba y


desinflaba a un ritmo tan acelerado. Era como si se encontrara en una competencia
sobre quién respiraba más rápido. Y el ceño fruncido sumado a las llamas danzantes de
su mirada, dejaban bien en claro que no era momento de dirigirle la palabra. Así que, no
lo hice.

Hay momentos en los que mi trabajo es tan sencillo como abrir y cerrar los ojos.

Luego de unos cuantos minutos, Pablo comenzó a caminar. Alejándose del


edificio donde asistía a su taller de teatro todos los fines de semana. Uno supondría que,
siendo una actividad rutinaria, sabrían cuándo tenían que pasar a buscarlo. Sin embargo,
no era la primera vez que el joven se encontraba ante una situación como ésta.

Pateando las piedras que se le cruzaban en el camino, Pablo seguía avanzando,


con las manos en los bolsillos y la vista en la vereda. Me acerqué con cautela, pero no
pude lograr distinguir si aquello que se veían en sus mejillas, era agua de lluvia o
lágrimas.

Unas quince cuadras más tarde, llegó a su hogar. Podría haberlo llamado dulce,
pero cuando atravesó el portal e intentó prender la luz, ésta no funcionaba. En realidad,
no había corriente eléctrica. Gritó, maldiciendo con una de mis palabras favoritas. Esas
que los adultos suelen horrorizarse, aunque también la usan en sus conversaciones.

Respiró hondo y subió las escaleras que lo llevaban hasta su dormitorio. Arrojó
la mochila contra el suelo y buscó en su placard ropa seca que ponerse. Sobre su

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escritorio, estaba el libro que leía todas las noches antes de dormirse. Supuse que
retomaría la lectura de las doscientas páginas que le faltaban. Y no me equivoqué. Estiró
su mano para sostener el libro y se arrojó sobre el puf que se encontraba debajo de la
ventana. Su única fuente de luminosidad.

Tan abstraído estaba en la historia, que no se percató que la ventana estaba


entreabierta y el agua de la lluvia, estaba cayendo contra el cubrecama. Los minutos
siguieron pasando y el cielo se volvía cada vez más oscuro. Volvió a maldecir cuando se
dio cuenta que estaba forzando mucho la vista. Se puso de pie para prender la luz, pero
la corriente eléctrica, aún seguía siendo esquiva. Gritó otra de mis palabras favoritas y
volvió hacia el puf.

Al darse cuenta de que la lectura era imposible, decidió usar la linterna de su


celular. Fue en ese entonces, cuando se percató que todo su cubrecama estaba
empapado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no eran de tristeza sino de frustración.
Su cerebro estaba procesando una decisión y estiré mis dedos para poner manos a la
obra.

Un segundo después, Pablo tuvo la idea.

Sus padres tenían que pasar a buscarlo por su escuela de teatro y habían
quedado en que lo llevaban a la librería del shopping. El libro de su autor preferido había
salido a la venta el día anterior y ya no podía esperar a tenerlo en sus manos. Sin
embargo, se volvieron a olvidar de él. ¿Por qué? Las excusas variaban por día. El de ese
en particular, era seguramente porque su hermano menor tenía una muestra de música
antes del horario de su clase de trabajo. Pablo no descartaba que sus padres se hayan
ido a celebrar con su hermano y se hayan olvidado de él.

No sería la primera vez.

Harto de su situación, encendió su celular y buscó el libro electrónico de su autor


favorito. Estaba quinientos pesos. Sus venas ardían y el corazón le latió fuerte en el
pecho. Se sentía como en una película de terror, solo que el monstruo que lo perseguía
era su consciencia.

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Clickeó el botón de compra y el sitio web le pidió los datos de una tarjeta de
crédito. El pulso se le aceleró porque había guardado los datos en su computadora la
última vez que había comprado un juego de PlayStation. Corrió hasta su escritorio y la
encendió, mientras rebotaba su pie contra el suelo de su habitación, moviendo su pierna
arriba y abajo. Luego, compartió la señal de su celular y se conectó a internet. La segunda
vez que apretó el botón, su computadora le preguntó si quería usar los datos que tenía
almacenados.

Y sin pensarlo dos veces, aceptó.

El libro le llegó a los pocos segundos y lo cargó a su lector electrónico. El corazón


saltaba en su pecho y todo aquello que había experimentado antes, pareció
desvanecerse como el humo de un cigarrillo. El joven volvió a sentarse en el puf, luego
de cerrar la ventana, y se perdió en la lectura de su tan deseado libro.

Pablo no se había dado cuenta del paso que acababa de dar. Y tampoco sabía
que era el primero en una seguidilla de decisiones que cambiarían su vida para siempre.

Lo observé desde las sombras, con una sonrisa en el rostro. No obstante, lo que
ocurrió a continuación me sorprendió. A mí. Y eso es mucho decir.

Los ojos de Pablo se ensancharon y su boca se fue abriendo de a poco. Sus


pensamientos se convirtieron en un huracán desesperado, imágenes que horrorizarían
al más fuerte, planes que podrían poner a prueba al más inteligente. Quise aplaudirlo,
pero no quería hacer ruido. Sí me acerqué a ver qué le había generado esa idea tan
maquiavélica.

Fue el primer capítulo que estaba leyendo, precisamente las últimas palabras de
este.

<<Y luego de esa explosión, nadie pudo volver a ignorarlo.>>

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