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Las éticas de la contemporaneidad

Martha Baracaldo (2017)

Abordar el asunto de las éticas en la contemporaneidad y su relación con las


prácticas pedagógicas es bastante complejo pues como se puede observar se
habla de éticas, pues se reconoce que no existe un solo punto de vista, sino que
existen una gran variedad de construcciones al respecto. Por tal razón vamos a
recorrer los principales exponentes contemporáneos.

1. La sustancia ética

Alasdair Maclntyre filósofo británico ha escrito dos obras en las que expone sus
principales argumentos éticos. La primera obra titulada Short History of ethics fue
escrita en 1966 y la segunda titulada After Virtud fue escrita en 1981. Para este
autor el relativismo ético introducido en la modernidad ha conducido a que los
juicios de valor correspondan a intereses personales, de tal manera que la ética es
azarosa y sólo lo que circula es el emotivismo. Esta circulación es producto de la
pluralidad de verdades o dicho de otro modo a su relativismo. Para superar este
caos, Maclntyre propone volver a la tradición para recuperar el ideal de la virtud.
Para este filosofo la tradición ofrece las siguientes posibilidades: 1) comprender
las instituciones políticas, los ritos y ceremonias, comprender que estas han sido
construcciones históricas 2) comprender que se hace parte de una comunidad que
se distingue por tener unos bienes que son útiles y por unos valores, para lograr
esta comprensión es necesario volver a los relatos y a la historia. 3) resolver los
conflictos mediante el reconocimiento de las formas de institucionalidad, que son
las que han configurado unas prácticas sociales que consolidan la integración de
los individuos y fortalecen los valores sociales.4) interpretar las opiniones de los
individuos en el marco de la sociedad. 5) actuar de acuerdo con unos propósitos
en el marco de una idea de futuro y 6) definir el bien, es decir la virtud que sirve
para vivir en sociedad.

2. Los modos de sujeción:

Bajo esta óptica, Maclntyre propone que los individuos asuman dos papeles
importantes: el de héroes y el de asumir diferentes roles. En el primero se trata
que el individuo sea reconocido por el impacto de sus acciones en beneficio de
una colectividad. En el segundo, los individuos deben actuar de acuerdo con los
roles establecidos socialmente, de tal manera que puedan participar e integrarse a
una comunidad.

3. Las formas de elaboración del trabajo ético:

Un concepto importante que sirve para comprender el planteamiento del filósofo


británico es el de patriotismo. Al respecto, va a señalar: “el patriotismo es la lealtad
a una nación en particular que solo aquellos que poseen esa particular

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nacionalidad pueden exhibir” (Maclntyre 1984, página 4)1. Esta cita sirve para
subrayar que esta idea de patriotismo hace parte del reconocimiento que se le
atribuye a la idea de patria como proyecto, de ahí que sea necesario que el
individuo haga parte de la patria con los vínculos que este tipo de proyecto
configura. Entonces se está hablando aquí de la construcción de un proyecto-
nación. Otro concepto fundamental que plantea Maclntyre es el de lenguaje que es
por excelencia el que permite a los individuos establecer sus propios mecanismos
de comunicación y de performatividad. En este contexto, el autor va a otorgarle
gran importancia a la ciencia y a la educación. En relación con la ciencia,
considera que, para el caso de las ciencias naturales, es posible usar un lenguaje
universalista, mientras que, en las ciencias sociales, es necesario usar los
conceptos para poder analizar prácticas sociales concretas. En cuanto a la
educación, esta debería ocuparse de la formación de la virtud. Para lograr esta
formación, el currículo debe tener tres condiciones: la primera tener claridad de los
valores éticos que pretende formar mediante la consolidación de un modelo
estructurado que contribuya a que los estudiantes refuercen la comunidad de la
que hacen parte. La segunda consiste en poder aproximar a los estudiantes con lo
mejor que han producido otras culturas para que aprenda no solo estos valores,
sino que además aprenda a valorar su propia cultura. La tercera, que se base en
las prácticas más significativas de la tradición.

4. La teleología del sujeto moral

En la configuración de comunidades en las que se gestan lazos afectivos y de


colaboración mutua es que se van consolidando las virtudes. Para este filósofo
británico, es en las comunidades locales donde los individuos van a aprender los
comportamientos éticos y van actuar de acuerdo con estos.

Richard Rorty

1. La sustancia ética

Para el Norteamericano Richard Rorty, considerado un neopragmatista, su


perspectiva ética se fundamenta en una moral utilitaria. Para él todo acto es
correcto cuando está vinculado con lo útil. Su propuesta esta cimentada en la idea
de justicia y en la idea de solidaridad humana. La idea de justicia es importante
para realizar actos justos, que son los que se realizan sobre la base de considerar
que los otros son iguales a nosotros mismos. Además, la justicia debe ser una
práctica. Bajo esta óptica la ley moral surge de las prácticas sociales concretas. La
solidaridad implica incorporar un nosotros, esta incorporación implica hacer uso de
lo justo y de la idea de compasión.

1Maclntyre, Aslaider (1984) Is Patriotism a Virtue?, en Lindley Lecture, Kansas, University of


Kansas Press
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Estos planteamientos sirven para decir que en la solidaridad esta la idea central de
la ética Rortiana, pues lo importante es crear sentimientos de empatía y de
reconocimiento del otro. Claro está que no se trata de deberes morales sino de
efectivamente incorporar estos sentimientos en nuestras actuaciones. De ahí que
se trata del yo quiero.

2. Los modos de sujeción

Ahora bien, lo útil, lo justo, lo solidario y lo compasivo son ideas que requieren de
la conmoción. Esta última se logra gracias a los relatos, al manejo de la fantasía y
al uso de imágenes, que son los medios que permiten comprender el dolor y el
sufrimiento de muchos hombres. Para este autor, las obligaciones morales
dependen de las decisiones y de las elecciones prácticas de los individuos.

3. Las formas de elaboración del trabajo ético

Para Rorty la educación está orientada por una finalidad moral. Aquí es importante
subrayar que está finalidad es pragmática, es decir, toda educación está guiada
por prácticas concretas. Por lo general, mediante la educación se pretende no sólo
conservar sino además reproducir las formas de vida de una sociedad. De esta
manera, el proceso educativo de un individuo consiste en mantener y reproducir
esas formas de vida a través de las acciones de justicia y de igualdad. Respecto a
esta idea, es importante anotar que la idea de igualdad es concebida en el marco
de lo justo.

4. La teleología del sujeto moral

Respecto a las formas de vida, Rorty va a señalar que actualmente existen


diversas formas y estilos de vida, que conviven unas junto a otras; esta
característica del mundo de hoy implica asumir la tolerancia, esto es saber usar el
diálogo con otro distinto a mí. Además, para Rorty, todo aprendizaje debe dar
resultados. Para lograr los resultados es necesario saber usar los medios de
acuerdo con los fines. Pero esto no basta, es necesario también aprender a usar
el lenguaje, es decir aprender a usar conceptos, códigos y discursos, que no son
otra cosa que herramientas que sirven para pensar.

Charles Taylor

1. La sustancia ética

Para este filósofo canadiense, el individuo se haya determinado por la dinámica


social de la cual hace parte. En este contexto, una pregunta que orienta sus
trabajos sobre la ética es cómo el ser humano se interpreta a sí mismo. Al
respecto, para este filósofo hay una estrecha relación entre la identidad y la idea
de bien. Esto significa que el individuo siempre asume una postura sobre el bien,
la cual está definida por sus marcos de referencia, de esta manera establece una
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serie de valoraciones, bueno, malo, regular, inaceptable. Es ese marco referencial
el que le permite al individuo realizar jerarquizaciones y establecer prioridades
frente a las ideas de bien o de justicia, por ejemplo.

Para establecer estas jerarquizaciones y valoraciones el individuo tiene que hacer


uso de la reflexión, siguiendo sus marcos de referencia y las aspiraciones que
tiene respecto a la vida. Así la valoración del bien es la que va a convertirse en la
vida moral que orienta las acciones del individuo. La configuración de la vida moral
va a estar a su vez delimitada por el ideal de vida buena al que aspiramos. No
obstante, es importante considerar que estas referencias están determinadas por
la cultura y que, de acuerdo con esta, van adoptar distintas valoraciones.

2. Los modos de sujeción

Ahora bien, los marcos de referencia se nutren de unas fuentes morales que son
las que sirven para comportase de acuerdo a la valoración otorgada al bien. De
esta manera, el bien se configura en algo constitutivo de la acción del sujeto. Esto
quiere decir, que el bien es el que dirige e indica el cumplimiento de ciertos
deberes. Por este motivo cuando los individuos establecen metas acerca de su
vida, las establecen de acuerdo con los bienes que para ellos tienen mayor valor,
es decir, que la asunción por determinadas metas está cargada de un significado.
Al mismo tiempo esta asunción implica reconocer que el individuo está situado en
un contexto específico y que además con la definición de sus metas está haciendo
uso de su libertad. Pero para que este uso de la libertad sea efectivo es importante
que el individuo mediante la reflexión valore los obstáculos y las posibilidades que
tiene para lograr las metas.

3. Las formas de elaboración del trabajo ético

La reflexión, según Taylor nos sirve para examinarnos a nosotros mismos, y para
poder hacer varias interpretaciones acerca de las metas deseadas, en relación
con la vida que se quiere alcanzar. Esto significa desde luego, que la reflexión ha
de estar ordenada por la fidelidad a sí mismo y por la autenticidad. Esta capacidad
es la que permite a los individuos decidir por sí mismos. Aparece con esta
argumentación la configuración de un sujeto reflexivo, autónomo y creativo, pero
que está determinado por los marcos referenciales, que son los que provienen del
estar en el mundo.

4. La teleología del sujeto moral

Una herramienta esencial que contribuye a la reflexión, es el diálogo, la cual sirve


a los individuos para poder tomar las decisiones respecto a la elección de las

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metas. Según Taylor ese espacio de dialogo se gesta a través de la configuración
de redes de interlocución. (Cfr. Taylor, 1989, página 36)2
El diálogo es una herramienta que se asienta en el reconocimiento de los otros, en
el reconocimiento de la pluralidad y la diversidad, es decir en el reconocimiento de
la heterogeneidad. Entonces el reconocimiento se constituye en un asunto vital
para los humanos, que adquiere un valor significativo en la construcción del
respeto entre los individuos.

Karl Otto Apel

1. La sustancia ética

La propuesta de Apel es conocida con el nombre de la ética del discurso. Para


este autor el discurso es por excelencia la herramienta que sirve para argumentar
las normas morales y los principios éticos que orientan los discursos prácticos. Un
concepto capital de su propuesta ética es el de la argumentación, que es la
herramienta que facilita la participación en una comunidad concreta o en una
comunidad ideal. Bajo esta óptica, en dichas comunidades también se encuentran
una serie de presupuestos morales que son los que le dan sentido a la
responsabilidad y a la igualdad de derechos y a las maneras de comunicación. En
estas comunidades una relación fundamental y ordenadora de las acciones es el
consenso. Bajo estas consideraciones, las decisiones que toman las comunidades
son producto del consenso que exige además que los miembros de esa
comunidad sean responsables de las consecuencias de las decisiones tomadas.
Con estos presupuestos Apel lo que está proponiendo es una ética de la
responsabilidad, la cual es atribuida a las consecuencias producidas por las
acciones de la técnica y las aplicaciones de las ciencias.

2. Los modos de sujeción

Para lograr el consenso es necesario hacer uso de la reflexión y de la


argumentación. Esta condición es la que se conoce con el nombre de ética del
discurso. El discurso aquí es entendido como un diálogo que hace uso de la
argumentación. Este procedimiento esta ordenado por la reflexión y por las
normas derivadas de la reflexión. Esta manera de proceder va legitimando la ética
y la va formando individualmente. Claro esta que esta actuación no está situada
solo en los grupos o las comunidades locales sino también en las colectividades
estatales. Desde luego en toda colectividad hay conflictos, los cuales, de acuerdo
con el planteamiento de Apel, deben resolverse por medio de la argumentación y
el establecimiento de acciones prácticas.

3. Las formas de elaboración del trabajo ético

2Cita extraída del artículo titulado Charles Taylor: el ser humano y el bien, escrito por el profesor
Rubén Benedicto Rodríguez de la Universidad de Zaragoza
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Según Apel, dos son las herramientas que se pueden utilizar: el diálogo, la
reflexión y al interior de esta la crítica. Desde luego, aquí juega un papel
fundamental el lenguaje, dado que los individuos siempre establecen sus
relaciones gracias a este, de ahí que todo consenso sea a su vez derivado de
estas relaciones.

4. La teleología del sujeto moral

Para Apel, la argumentación moral es la que le sirve al individuo para tomar


decisiones. Las reglas de la argumentación están a su vez fundadas por las reglas
de la ética, razón por la cual el dialogo entre los implicados estará orientado por
estas reglas.

Jürgen Habermas

1. La Sustancia ética

La propuesta ética de Habermas se distingue por pretender construir una ética


valida universalmente y fundada en las relaciones intersubjetivas, derivadas del
lenguaje humano. Para este filósofo, un asunto importante en estas relaciones es
el de la acción comunicativa, guiada por el uso de una racionalidad de la
comprensión.

Sin embargo, para explicar el uso de la racionalidad, es conveniente precisar que


por lo menos para Habermas hay tres maneras de racionalidades a saber. Una
racionalidad técnica que se basa en la elaboración de un conocimiento técnico –
científico; una racionalidad hermenéutica que se basa en la elaboración de un
conocimiento interpretativo y comprensivo y una racionalidad enmancipatoria que
se sustenta en la construcción de unas ciencias críticas y liberadoras. Estas
formas de racionalidad y la racionalización de las acciones que de ellas emanan,
se caracterizan por la pretensión de verdad y la pretensión de comprensión de los
discursos humanos. Igualmente se distinguen por las pretensiones de validez
universal.

2. Los modos de sujeción

Ahora bien, según Habermas, en toda acción comunicativa siempre hay


pretensiones de validez, que dependen de las temáticas de la discusión y de los
argumentos esbozados, mediante los actos de habla que al tenor del diálogo
suceden. Aquí la fuerza de la argumentación está dada por la fuerza de las
razones, las cuales a su vez sirven para llegar al consenso. De tal manera que las
razones expuestas por cada participante deben tener la validez suficiente para ser
reconocidas por los miembros de esa colectividad y poder ser asumidas como una
regla que puede ser adoptada por todos los miembros.

3. Las formas de elaboración del trabajo ético


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Pero, ¿cómo se logra el consenso?, Habermas al respecto va a indicar que un
aspecto fundamental a tener en cuenta son las condiciones pragmáticas del
discurso, cuyos enunciados son aceptados después de un diálogo argumentativo y
reflexivo, lo que da lugar a la elaboración de un consenso racional. Con este
presupuesto, podemos decir que para Habermas la ética solo adquiere sentido en
la interacción social y a través del uso de una racionalidad comunicativa. Ahora
bien, las relaciones intersubjetivas son las que fundamentan la ética discursiva,
gracias a la cual se ponen en circulación los valores y el reconocimiento de los
otros. Este planteamiento es el que va a nutrir la teoría de la democracia.

4. La teleología del sujeto moral

Habermas atribuye a la ética del Discurso cuatro características. Una es la


cognitivista, la segunda es la universalista, la tercera es la formalista y la cuarta es
la deontológica. La cognitivista pretende responder la pregunta por los
fundamentos normativos; la universalista les atribuye a los enunciados un principio
de validez universal; la formalista es la que está referida a la justificación de las
normas para que puedan ser aceptadas por todos los miembros de la colectividad;
y la deontológica es la que se ocupa del cumplimiento del deber ser. Estas cuatro
formas de racionalidad son las que de una u otra manera facilitan las relaciones
intersubjetivas.

En lo expuesto hasta ahora, se puede observar que el planteamiento


Habermasiano sustenta la ética en las relaciones intersubjetivas mediante el uso
de una racionalidad comunicativa. Una herramienta fundamental de esa
racionalidad es la argumentación que es la base de la construcción de las reglas
morales.

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