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II 1peroestoesarte
II 1peroestoesarte
Arthur Danto (Michigan, 1924) pertenece al grupo de teóricos y críticos del arte que, en las
últimas décadas, ha recurrido al lema de Hegel de que “el arte es una cosa del pasado”
para explicar la situación en la que se encuentra el arte contemporáneo. Desde mediados
del siglo XIX, el arte moderno habría alcanzado una autonomía que lo liberaría de las
ataduras del mundo práctico, de las exigencias de la ciencia y de las responsabilidades de
la política. Pero, a cambio, habría perdido la espontaneidad y vitalidad de épocas pasadas,
y se habría encerrado en un mundo propio lleno de referencias internas a la historia del
arte y a los lenguajes y medios artísticos. La historia del arte moderno, desde Manet hasta
Pollock, según la narración de otro de los más influyentes críticos de arte del siglo pasado,
Clement Greenberg, habría seguido ese argumento y obras como la Olympia de Manet
(citando a Tiziano) o el Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich, llevando al límite
la pintura de caballete, serían hitos en esa historia.
Cajas de Brillo de Andy Warhol. Esta obra fue para él una especie de epifanía, la
revelación de que el arte había cambiado y de que, por tanto, también debían cambiar
nuestras ideas sobre él. En lugar de la originalidad del carácter irrepetible de los cuadros
expresionistas abstractos y de su profundidad existencial y metafísica, aquellas cajas eran
asombrosamente parecidas a ciertos paquetes de estropajos jabonosos que se vendían en
los supermercados. Y, desde luego, no se referían a nada artístico: ni eran claramente
esculturas o pinturas y ni siquiera tenían el aspecto de las obras de arte.
Las consecuencias que para la teoría del arte tuvo ese hecho se han ido desvelando poco
a poco, en la propia obra de Danto pero también, en la de otros teóricos, críticos e
historiadores, con un pensamiento común: ante el arte de los años sesenta pensaron que
la Modernidad había concluido.
Si históricamente una teoría había sustituido a otra, la novedad ahora es que ninguna
“teoría postmoderna” ha sustituido a la moderna. Además, la teoría postmoderna es casi
una contradicción en los términos, ya que tras la Modernidad lo que está bajo sospecha es
la existencia misma de una teoría que estipule lo que es arte y lo que no y el aspecto que
éste deba tener.
Una vez finalizada la historia del arte moderno, el artista vive una auténtica liberación, ya
que no está obligado a producir sus objetos obedeciendo a teorías filosóficas. Los años
setenta fueron años de apropiacionismo y pastiche, en los que artistas como Mike Bidlo o
Sherrie Levine se permitieron reproducir obras o utilizar estilos pasados insistiendo en la
diferencia de sentido con sus antecesores. Pero es a partir de los años ochenta, cuando
vivimos ya plenamente lo que Danto llama Edad del pluralismo. Liberado de la teoría, el
artista contemporáneo es libre de hacer lo que le plazca: pintar o instalar, “hibridar” o no,
referirse al propio arte o dirigirse directamente al mundo real, porque no hay una dirección
única por la que transitar. El arte puede adoptar el medio, el estilo, el procedimiento que se
desee, sin necesidad de diferenciarse a través de ellos del resto de los objetos no
artísticos. Así pues, el arte puede parecerse a objetos normales y corrientes de la
publicidad, del arte de masas, de lo feo, lo vulgar y lo obsceno. Hoy por hoy, por tanto,
ninguna teoría artística (a riesgo de ser falsa) puede decidir qué aspecto deba tener.
Afilada pluma
Justo en ese año, 1984, Danto aceptó escribir crítica de arte para el semanal americano
The Nation, sustituyendo a Lawrence Alloway, también un gran impulsor del arte pop. No
sólo se trataba de un reto importante para un académico, especialmente para un filósofo,
sino también para alguien que había declarado el fin del arte. Y no fue fácil. Para muchos
de los críticos de arte coetáneos, el final de la teoría moderna conllevaba una pérdida de
los criterios del valor artístico y, por tanto, la imposibilidad de la crítica. El reto de Danto,
por el contrario, fue escribir y evaluar el arte contemporáneo sin el trasfondo de una teoría
y en contra de la idea de “calidad” estética como algo que se pudiera medir y a la que
poner precio. Su tarea consistiría más bien en ponerle palabras al contenido de las obras,
hablar de lo que representan y del lenguaje utilizado. Una crítica de arte a contracorriente
con la que, en 1990, ganó el Premio Nacional del Círculo de Críticos Literarios en Estados
Unidos.
Morir y renacer
Lo que Arthur Danto defiende y representa es un modelo de crítica humanista, para la cual
la excelencia artística se mide por el valor de las ideas que encarna la obra y las actitudes
que provoca. Las obras de arte son (y lo han sido siempre) “símbolos encarnados”,
maneras de expresar ideas, deseos, temores o críticas. Danto estuvo convencido de que a
mediados de los 60 se había llegado al final de lo que hasta entonces se había
considerado arte. Aunque no todos los teóricos de arte lo comparten. Para el americano
Donald Kuspit, por ejemplo, que 40 años después escribió también El fin del arte (2004),
vivimos en una época superficial y pasiva, resultado de la disolución del arte en la vida y,
por tanto, en la alienación, el espectáculo y el mercado. Frente a versiones pesimistas
como la de Kuspit o a la defensa de un arte siempre negativo, irónico o en permanente
alerta, Danto defiende las posibilidades críticas y emancipadoras del arte contemporáneo:
una obra de arte crítica y una crítica justificada de la obra. Que el arte sobreviva más allá
de la historia no significa que podamos evitar la opresión histórica; que el arte no sea
autónomo no supone que debamos limitarnos a la presentación de lo real o sumergirnos
en las leyes del mercado; que lo estético no señale la diferencia entre lo artístico y lo no
artístico no implica que la belleza no tenga sentido en el mundo del arte.
Francisca Pérez Carreño es Catedrática de Estética y Teoría del Arte en la Universidad de Murcia. Las
teorías de arte de Arthur Danto han sido su centro de estudio desde hace décadas. Algunos de sus
artículos sobre el autor se encuentran recogidos en el libro Estética después del fin del arte. Ensayos
sobre Arthur Danto (Visor, 2005).