Está en la página 1de 205

Colección Práctica de Mediación

MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL


Colección Práctica de Mediación

MEDIACIÓN
COMERCIAL INTERNACIONAL

Luis Fernando Rodríguez

Editorial Dykinson
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de
la cubierta, puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecá-
nico. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación
de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción
prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93
272 04 47)

Este libro ha sido sometido a evaluación por parte de nuestro Consejo Editorial
Para mayor información, véase www.dykinson.com/quienes_somos

© Copyright by
Luis Fernando Rodríguez
Madrid, 2016

Editorial DYKINSON, S.L. Meléndez Valdés, 61 - 28015 Madrid


Teléfono (+34) 91 544 28 46 - (+34) 91 544 28 69
e-mail: info@dykinson.com
http://www.dykinson.es
http://www.dykinson.com

ISBN: 978-84-9085-863-9

Preimpresión por:
Besing Servicios Gráficos S.L.
e-mail: besingsg@gmail.com
Honra es para el hombre evitar disputas,
pues todos los insensatos insisten en enredarse en ellas.
Proverbios 20:3

Quitar debemos a los hombres de contiendas


cuando pudiéramos.
Las Siete Partidas, P. III, T. 11, Ley 19
ÍNDICE

TABLA DE ABREVIATURAS PRINCIPALES .................................................. 15

1. LA MEDIACIÓN COMO MÉTODO ALTERNATIVO DE RESOLUCIÓN


DE DISPUTAS COMERCIALES INTERNACIONALES ....................................... 21

1.1 Concepto, rasgos y clases de métodos ADR ........ 21


1.2 Mediación comercial internacional en el
mundo......................................................................... 27
1.3 Futuro de la mediación comercial internacional
en el mundo hispanohablante ............................... 30

2. CONCEPTO DE MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL ..................... 35

2.1 Definición y características de la mediación


comercial internacional ........................................... 35
2.2 Distinción entre la mediación y la negociación,
el arbitraje o el juicio ............................................... 38
2.3 Distinción entre mediación y conciliación .......... 41

3. VENTAJAS E IDONEIDAD DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL


INTERNACIONAL ................................................................................... 43

3.1 Ventajas de la mediación comercial


internacional.............................................................. 43
3.2 Idoneidad de la mediación para resolver una
concreta disputa comercial ..................................... 45
10 Índice

4. MARCO LEGAL DE LA MEDIACIÓN MERCANTIL INTERNACIONAL .......... 49

4.1 La Ley Modelo de la CNUDMI sobre


conciliación comercial internacional ................... 51
4.2 La mediación mercantil en el Derecho de la
Unión Europea .......................................................... 56
4.3 La mediación mercantil en el Derecho de los
Estados Unidos ......................................................... 65
4.4 Retos jurídicos de la mediación comercial
internacional.............................................................. 66

5. MODALIDADES DE MEDIACIÓN ......................................................... 71

5.1 Mediación institucional, ad hoc e híbrida ........... 71


5.2 Centros de mediación comercial internacional... 73
5.3 Reglamentos de mediación..................................... 76

6. EL ACUERDO DE MEDIACIÓN MERCANTIL INTERNACIONAL .................. 77

6.1 Denición del acuerdo de mediación ................... 77


6.2 Tipos de cláusulas de mediación ........................... 79
6.3 Ejecución de las cláusulas de mediación
comercial internacional ........................................... 83
6.4 Necesidad de una convención internacional....... 88
6.5 Acuerdos de mediación sobre una controversia
ya existente ................................................................ 90

7. NÚMERO DE PARTES EN UNA MEDIACIÓN ........................................... 93

8. LUGAR, IDIOMA Y DURACIÓN DE LA MEDIACIÓN ................................. 95

8.1 Selección del lugar de la mediación ...................... 95


Índice 11

8.2 Selección de los idiomas de la mediación ............ 97


8.3 Duración de la mediación ....................................... 98

9. REPRESENTANTES Y ASESORES EN LA MEDIACIÓN ................................ 101

9.1 Representantes de las partes .................................. 101


9.2 Asesores de las partes durante la mediación ....... 101

10. SELECCIÓN Y NOMBRAMIENTO DEL MEDIADOR.................................. 105

10.1 Procedimiento de selección .................................. 106


10.2 Criterios para seleccionar un mediador
adecuado .................................................................... 108
10.3 Estilos de mediación .............................................. 112
10.4 Número de mediadores ......................................... 113
10.5 Selección del mediador en la mediación
institucional............................................................... 114
10.6 Selección del mediador en la mediación ad hoc . 116

11. DEBERES DEL MEDIADOR ................................................................. 119

11.1 Conflictos de interés del mediador ..................... 121


11.2 El mediador como árbitro en un procedimiento
posterior ..................................................................... 124

12. RESPONSABILIDAD DEL MEDIADOR ................................................... 127

13. LA BUENA FE COMO PRINCIPAL DEBER DE LAS PARTES ....................... 129

14. INICIO DE LA MEDIACIÓN ............................................................... 133

14.1 Inicio del procedimiento en la mediación


institucional............................................................... 133
12 Índice

14.2 Inicio del procedimiento en la mediación


ad hoc .......................................................................... 136

15. CONDUCCIÓN DE LA MEDIACIÓN ..................................................... 139

15.1 Fase preparatoria ...................................................... 140


15.2 Fase de recopilación de información .................... 140
15.3 Fase de negociación ................................................. 142
15.4 Conducción de la mediación de acuerdo los
reglamentos de mediación ...................................... 146
15.5 Conducción de la mediación de acuerdo con
la Ley Modelo ............................................................ 148
15.6 Conducción de la mediación de acuerdo con
el Reglamento de Conciliación de la
CNUDMI ................................................................... 149

16. CONCLUSIÓN DE LA MEDIACIÓN ...................................................... 151

16.1 Conclusión de la mediación según los


reglamentos de mediación ...................................... 152
16.2 Conclusión de la mediación con acuerdo............. 153
16.3 Conclusión de la mediación sin acuerdo ............. 155

17. PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD........................................................... 157

17.1 Prescripción y caducidad en el Derecho de la


Unión Europea .......................................................... 157
17.2 Prescripción y caducidad en la Ley Modelo ........ 158
17.3 Prescripción y caducidad en los reglamentos
de mediación ............................................................. 159
Índice 13

18. CONFIDENCIALIDAD DE LA MEDIACIÓN ............................................ 161

18.1 Confidencialidad de la mediación en los


Derechos nacionales ................................................ 163
18.2 Confidencialidad en el Derecho europeo............. 165
18.3 Confidencialidad en los reglamentos de
mediación................................................................... 165
18.4 Confidencialidad en la Ley Modelo ...................... 168
18.5 Confidencialidad en la Uniform Mediation Act . 173
18.6 Acuerdos de confidencialidad ................................ 174

19. EJECUCIÓN DEL ACUERDO DE TRANSACCIÓN ................................... 177

19.1 Soluciones a nivel nacional .................................... 178


19.2 Soluciones en el Derecho de la Unión Europea .. 179
19.3 Soluciones a nivel internacional ........................... 181
19.4 Necesidad de una convención internacional....... 182

20. COSTES DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL ................... 185

20.1 Honorarios del mediador ........................................ 187


20.2 Gastos del mediador ................................................ 190
20.3 Tasa de registro en el centro de mediación .......... 191
20.4 Gastos administrativos del centro de
mediación................................................................... 191
20.5 Otros gastos incurridos en la mediación .............. 193
20.6 Gastos propios de las partes ................................... 194
20.7 Pago de depósitos ..................................................... 194

BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 197


TABLA DE ABREVIATURAS PRINCIPALES

CCI Cámara de Comercio Internacional


CEDR Centre for Effective Dispute Resolution
ICDR-AAA International Centre for Dispute Resolution of the
American Arbitration Association (en inglés, ICDR-
AAA)
Convención de Convención sobre el reconocimiento y la ejecución de
Nueva York las sentencias arbitrales extranjeras, hecha en Nueva
York el 10 de junio de 1958
CPR International Institute for Conflict Prevention &
Resolution
DIS Instituto Alemán del Arbitraje (en alemán, DIS:
Deutsche Institution für Schiedsgerichtsbarkeit)
JAMS Judicial Arbitration and Mediation Services
Ley Modelo Ley modelo sobre conciliación comercial internacional
de la Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil Internacional, aprobada el 19 de
noviembre de 2002
OMPI Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
Reglamento CCI Reglamento de mediación de la Cámara de Comercio
Internacional, vigente a partir del 1 de enero de 2014
Reglamento CEDR Reglamento de mediación del Centre for Effective
Dispute Resolution (en inglés, Model Mediation
Procedure), edición de 2016
Reglamento ICDR Reglamento de mediación internacional del
Centro Internacional de Resolución de Disputas,
perteneciente a la Asociación Americana del Arbitraje
(en inglés, International Center for Dispute Resolution
of the American Arbitration Association, ICDR-AAA),
en vigor desde el 1 de junio de 2014
16 Luis Fernando Rodríguez

Reglamento Reglamento de conciliación de la Comisión de las


CNUDMI Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Inter-
nacional, aprobado por la Asamblea General el 4 de
diciembre de 1980
Reglamento CPR Reglamento del International Institute for Conflict
Prevention & Resolution (en inglés, CPR Mediation
Procedure), en vigor desde el 1 de abril de 1998
Reglamento DIS Reglamento de mediación del Instituto Alemán
del Arbitraje (en alemán, Deutsche Institution für
Schiedsgerichtsbarkeit) en vigor desde el 1 de mayo de
2010
Reglamento JAMS Reglamento de mediación internacional del Judicial
Arbitration and Mediation Services (JAMS), en vigor
desde el 1 de agosto de 2011
Reglamento OMPI Reglamento de mediación de la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual, en vigor desde el
1 de junio de 2014
Reglamento SMC Reglas del procedimiento de mediación del Singapore
Mediation Centre (en inglés, SMC Mediation
Procedure), en vigor desde el 6 de noviembre de 2015
Reglamento SIMC Reglas de mediación del Singapore International
Mediation Centre (en inglés, SIMC Mediation Rules),
edición de 2014
SIMC Singapore International Mediation Centre
SMC Singapore Mediation Centre
UMA Uniform Mediation Act, aprobada en 2001 por la
National Conference of Commissioners on Uniform
State Laws
El comercio internacional ofrece una oportunidad profesional
única y un futuro prometedor a los interesados en la práctica de la
mediación. Este futuro es particularmente brillante en los países de
habla hispana, donde el incremento sostenido del comercio interna-
cional en los últimos lustros comporta a su vez, inevitablemente, el
del número de disputas mercantiles.
Si los litigios son una patología de los intercambios comerciales,
el riesgo de padecerlos es inherente a las expectativas de beneficio.
Ni el más prudente empresario puede eliminar del todo este riesgo,
que en ocasiones se materializa, dando lugar a una controversia.
Históricamente, el comercio siempre ha preferido la solución rápida
y discreta de sus conflictos, evitando los lentos formalismos de los
procesos judiciales, no pocas veces caros y de insatisfactorios resul-
tados. Sin embargo, el Derecho de la época contemporánea, en su
prurito por afianzar la autoridad del Estado, ha ofrecido poco mar-
gen para soluciones distintas al juicio mercantil o a la negociación
de las partes.
Este estado de cosas ha empezado a cambiar. Gracias al sosteni-
do aumento del comercio y al progreso de las comunicaciones, las
últimas décadas contemplan un renacer de los métodos alternati-
vos de resolución de disputas mercantiles, los denominados “méto-
dos ADR” (Alternative Dispute Resolution). A la mera negociación se
unen ahora el arbitraje, la mediación y otros mecanismos híbridos
para facilitar la solución de conflictos de una manera más barata y
efectiva que el viejo juicio.
El surgimiento de todos estos métodos abre además un nuevo
horizonte, que acabará revolucionando el modo en que tanto las
18 Luis Fernando Rodríguez

empresas como los abogados gestionan la resolución de las disputas


mercantiles. La mediación en el comercio internacional constituye
un método de solución de conflictos mercantiles muy superior a sus
principales alternativas: el juicio y el arbitraje. Los juicios ante los
tribunales nacionales son largos y costosos y su resultado, no pocas
veces incierto o frustrante. La parte extranjera se siente no pocas ve-
ces en desventaja. Por otra parte, el arbitraje comercial internacional
se presenta generalmente como una opción mejor que el juicio. Las
últimas décadas han visto así la explosión del arbitraje, al tiempo
que también se han hecho patentes sus desventajas y limitaciones,
como el excesivo coste, la lentitud del procedimiento y su inadecua-
ción para algunos tipos de conflictos.
La existencia de una panoplia de mecanismos para la resolución
de disputas exige que los profesionales del Derecho sean capaces de
hacer un diagnóstico de cada disputa para determinar la “terapia”
adecuada a cada concreto conflicto y la “posología” de cada reme-
dio. Por ejemplo, en una cultura de la resolución de disputas bien
desarrollada, el juicio civil y el arbitraje deberían ser considerados
el tratamiento más drástico y oneroso, reservado únicamente a los
casos más difíciles, en que los demás medios no han funcionado o
no son factibles. Por desgracia, los denominados métodos ADR son
todavía eso mismo, alternativos, en grave perjuicio del comercio in-
ternacional. Baste como muestra el que las escuelas de Derecho de-
dican aún centenares de horas a enseñar a los alumnos los entresijos
del proceso penal, civil y laboral, pero rara vez forman en el más
moderno contexto —por cuanto más realista y práctico— del dispute
resolution analysis, donde el juicio es tan sólo una herramienta más
entre los muchos factores que han de conocerse y valorarse para re-
solver con eficacia un conflicto mercantil.
En este contexto, el propósito de la presente monografía es ha-
cer una modesta contribución al crecimiento de esta cultura de los
métodos ADR y de la mediación en particular. La obra se dirige así
a cualquier persona que desee saber más de lo que internet puede
enseñarle sobre la práctica de la mediación mercantil internacional.
Para ello, se exponen aquí, de manera concisa pero completa, todos
los aspectos que conciernen a su ejercicio, tal como se hallan en la
Mediación comercial internacional 19

actualidad. Esta obra es además la primera escrita y publicada para


el mercado hispanohablante, si bien a lo largo de ella se citan y dis-
cuten reglamentos de las instituciones de mediación más destacadas
de Europa, América y Asia, así como la más moderna literatura y la
jurisprudencia más relevante de numerosos países y jurisdicciones.
En un mundo en creciente interconexión, la mediación mercantil
internacional está llamada a ejercer una función cada vez más im-
portante. Sin embargo, su éxito definitivo depende en buena medi-
da de que haya más y mejor información sobre el método, así como
de que los actores del mercado global confíen en él.
En último término, por tanto, el éxito de la mediación pasa nece-
sariamente por su capacidad para demostrar su eficacia para poner
fin a controversias mercantiles de manera satisfactoria, en un tiem-
po razonable y con economía de medios. Las páginas de este libro
quieren ser así una pequeña aportación a esta apasionante misión
que los mediadores tienen por delante, con la esperanza de que les
ayude, no sólo al ejercicio de su profesión, sino al desarrollo de una
sociedad más justa y una economía más próspera.
1. LA MEDIACIÓN
COMO MÉTODO ALTERNATIVO
DE RESOLUCIÓN DE DISPUTAS
COMERCIALES INTERNACIONALES

Durante demasiados años, aquellos que comerciaban más allá de


las fronteras de su país disponían sólo de dos mecanismos para re-
solver sus eventuales disputas: o la negociación o el juicio. Una vez
que surgía un conflicto en una transacción internacional, las partes
podían sentarse a negociar e intentar llegar a un acuerdo más o me-
nos satisfactorio. Si la negociación resultaba infructuosa o imposi-
ble, la parte perjudicada no tenía con frecuencia otra alternativa que
la de embarcarse en un largo y azaroso proceso judicial ante una
jurisdicción extranjera.
Si bien estos dos métodos siguen disponibles hoy día, las últimas
décadas han visto la aparición de nuevos mecanismos de resolución
de disputas. Frente a la jurisdicción de los tribunales nacionales, han
surgido otros procesos nacidos de la voluntad de las partes. Éstos
reciben el nombre de métodos alternativos de resolución de dispu-
tas, más conocidos por su acrónimo inglés, ADR methods (Alternative
Dispute Resolution). Entre ellos se encuentran la mediación, como su
modalidad más representativa, y —para algunos— también el arbi-
traje.

1.1 CONCEPTO, RASGOS Y CLASES DE MÉTODOS ADR

En general, “método ADR” es un nombre genérico que compren-


de cualquier mecanismo privado para resolver controversias entre
particulares y que se plantea como una alternativa al procedimien-
22 Luis Fernando Rodríguez

to judicial ante los jueces nacionales1. No obstante, esta terminolo-


gía está sujeta a discusión entre los expertos. Así, en Europa se tien-
de a excluir del concepto de ADR tanto el arbitraje como cualquier
otro mecanismo jurisdiccional, que formarían una tercera categoría
a causa de los poderes de decisión del árbitro. El Libro Verde sobre las
modalidades alternativas de solución de conflictos en el ámbito del derecho
civil y mercantil, elaborado por la Comisión Europea en 2002, excluía
expresamente el arbitraje de la noción de “modalidad alternativa de
solución de conflictos”2. “Efectivamente”, indica el texto, “el arbitraje
es un tipo de resolución de litigios más cercano a un procedimiento
judicial que a las modalidades alternativas en la medida en que el ob-
jetivo de la sentencia arbitral es sustituir a la decisión de justicia”3.
Aunque el uso de métodos ADR puede trazarse hasta la remota
antigüedad, y su presencia se constata de una u otra forma en todas
las épocas y culturas, su versión moderna y más cercana a nosotros
se remonta al surgimiento de la mediación en los Estados Unidos en
la década de los setenta. Puede citarse como hito que, en 1979, las
compañías del US Fortune 500, junto con un grupo de despachos de
abogados, fundaron en Nueva York el CPR Institute for Dispute Re-
solution (CPR), hoy rebautizado como CPR International Institute for
Conflict Prevention and Resolution. Desde sus inicios esta institución
ha sido uno de los principales promotores de los métodos ADR. De
este modo, en los Estados Unidos el empleo de estas técnicas ha pa-
sado de ser un campo exótico a constituirse en práctica corriente4.
Buena prueba de ello es que sólo una pequeña porción de litigios
acaban resolviéndose mediante sentencia5.

1
Cf. Brown, Henry J., y Marriott, Arthur L., ADR Principles and Practice, Sweet &
Maxwell, 2011, n. 1-005.
2
Cf. Libro Verde sobre las modalidades alternativas de solución de conflictos en el ám-
bito del derecho civil y mercantil, presentado por la Comisión Europea, 19 de abril de 2002,
COM(2002) 196 final, pág. 6. El objetivo del Libro Verde era proceder a una amplia
consulta sobre las modalidades alternativas de solución de conflictos en el ámbito del
Derecho civil y mercantil (Cf. págs. 39 y 40).
3
Ibid.
4
Cf. Bühring-Uhle, Christian, Arbitration and Mediation in International Business,
Kluwer Law International, segunda edición, 2006, págs. 170–172.
5
Aunque las cifras reales son objeto de agitadas controversias entre los expertos,
los más pesimistas calculan que sólo un 5% de los asuntos civiles concluyen mediante
Mediación comercial internacional 23

A nivel internacional, las últimas décadas han visto la aparición


de todo tipo de modalidades de ADR. Sin ánimo de ser exhaustivos,
junto con el arbitraje y la mediación existen hoy día otras técnicas
más o menos corrientes para resolver disputas comerciales naciona-
les e internacionales. Entre los métodos ADR más exitosos en el co-
mercio internacional se encuentran la expert determination, el dispute
board, el mini-trial o el arb-med.
En cuanto al primero, una expert determination —que recibe en es-
pañol diversos nombres, tales como “decisión de experto” o “deter-
minación por experto”— es un procedimiento por el que la disputa es
sometida a uno o más especialistas en la materia controvertida, para
que dictamine acerca de las cuestiones en liza. Su conclusión suele ser
vinculante salvo acuerdo contrario de las partes6. Este método tiende
a ser empleado cuando el núcleo de la disputa consiste en aspectos
puramente técnicos, como estimaciones de reservas de gas o petró-
leo en un yacimiento, evaluaciones contables o financieras, o cumpli-
miento de los estándares de calidad en una industria, un proyecto de
ingeniería o un concreto sector tecnológico7.
Por su parte, el dispute board —denominado en español “panel de
solución de controversias” o “junta de resolución de disputas”— es
definido por la CCI como “un órgano permanente que típicamente
se establece con la firma o el inicio de la ejecución de un contrato a
mediano o largo plazo, para ayudar a las partes a evitar o resolver

veredicto del jurado seguido de la correspondiente sentencia. Cf. Barkai, John, y Kent,
Elizabeth, Let’s Stop Spreading Rumors About Settlement and Litigation: A Comparative Study
of Settlement and Litigation in Hawaii Court, Ohio State Journal on Dispute Resolution,
n. 29, 2014, pág. 85. O también, Cf. Barkai, John, Kent, Elizabeth, y Martin, Pamela. A
Profile of Settlement, Court Review, vol. 42, 2006, págs. 34 y 35.
6
Esta definición está basada en la que ofrece la OMPI acerca de sus servicios de
expert determination: “Expert determination is a procedure in which a dispute or a differ-
ence between the parties is submitted, by agreement of the parties, to one [or more] ex-
perts who make a determination on the matter referred to it [them]. The determination
is binding, unless the parties agreed otherwise”. Más información sobre los servicios de
la OMPI en la conducción de expert determinations puede encontrarse en http://www.
wipo.int/amc/en/
7
Para saber más sobre este método, puede consultarse la más completa monogra-
fía en la materia: Kendall, John, Freedman, Clive, y Farrell, James, Expert Determination,
Sweet & Maxwell, quinta edición, 2014.
24 Luis Fernando Rodríguez

cualquier desacuerdo o desavenencia que pudiera surgir durante la


aplicación del contrato”8. Las decisiones de la junta suelen ser sus-
ceptibles de recurso ante un tribunal arbitral o judicial. Este método
es frecuentemente utilizado en proyectos de construcción o ingenie-
ría, así como en materia de propiedad intelectual y en acuerdos de
reparto de la producción y de accionistas9.
Otro método ADR de cierto éxito es el mini-trial, que general-
mente consiste en un procedimiento en que cada una de las partes
presenta su caso de manera sucinta ante un tribunal formado por
un representante de cada parte —con frecuencia, un directivo de
las empresas involucradas— presididos por un tercero neutral. Tras
escuchar los argumentos de cada parte y las pruebas presentadas,
las partes se reúnen en sesiones de mediación para intentar alcanzar
una solución a su controversia10.
Por último, el denominado med-arb es un método híbrido en
el cual las partes someten su disputa primero a un procedimien-
to de mediación. Si alguna cuestión queda sin resolver, el mismo
mediador pasa a constituirse en árbitro y dirime, en su calidad de
tal, los restantes asuntos en que las partes no hayan podido poner-
se de acuerdo. El laudo finalmente emitido suele incluir los asun-
tos negociados en la mediación. Este mecanismo es eficaz cuando
se está bajo presión de tiempo, como en un conflicto laboral. Como
veremos más adelante, el hecho de que la misma persona que actuó
como mediador ejerza también como árbitro en un procedimiento
arbitral posterior genera serias dudas sobre su imparcialidad y efi-
cacia, por lo que muchos reglamentos y jurisdicciones excluyen en
principio esta posibilidad11.

8
Prefacio al Reglamento de la CCI relativo a los dispute boards, publicación ICC 873-0
SPA, 2015.
9
Cf. ibid.
10
Cf. Atlas, Nancy F., Huber, Stephen K., y Trachte-Huber, E. Wendy,
Alternative Dispute Resolution: The Litigator´s Handbook, American Bar Association,
2000, págs. 244 y 245.
11
Cf. Bartel, Barry C., Med-arb as a distinct method of dispute resolution: History, analy-
sis, and potential, Willamette Law Review, vol. 27, 1991, p. 661; o Peter, James T., Med-Arb
in International Arbitration, American Review of International Arbitration, vol. 8, 1997,
págs. 83–367.
Mediación comercial internacional 25

A pesar de la variedad de métodos ADR, todos ellos comparten


—siguiendo a Bühring-Uhle12— una serie de rasgos comunes:
• Autonomía: Los métodos ADR son eminentemente volunta-
rios, en lo que se refiere tanto a la participación —cualquiera
de las partes puede abandonar el procedimiento cuando lo
desee— como a la aceptación de sus resultados, ya que am-
bas partes deben prestar su consentimiento a una eventual
transacción.
• Flexibilidad: Las partes son completamente libres para diseñar
como más les convenga el sistema mediante el cual intenta-
rán arreglar su diferencia. En este sentido, las partes pueden
“inventar” el método ADR que se ajuste a sus concretas ne-
cesidades.
• Foco en los intereses de las partes: La resolución de disputas me-
diante métodos ADR suele centrarse en los intereses econó-
micos y comerciales de las partes. Esto contrasta con el juicio
mercantil, en que el juez impone una solución estrictamente
fundamentada en los derechos y obligaciones que concier-
nen a cada una según el Derecho aplicable al caso.
• Intervención del cliente: Son los propios interesados quienes
dirigen directamente la sustanciación del método ADR. Si
bien pueden ayudarse de asesores legales o de otro tipo, por
lo general los clientes participan proactivamente en las se-
siones.
• Foco en la relación comercial: mientras un juicio mercantil se
centra en las normas jurídicas aplicables y termina con un
vencedor y un vencido, los métodos ADR se enmarcan den-
tro de la relación mercantil de las partes y en preservarla o
incluso en mejorarla. Un buen método ADR permite evitar
muchos de los daños —directos o colaterales— que suele
causar un litigio.
• Confidencialidad: Como veremos al tratar de la confidencia-
lidad de la mediación, los métodos ADR son estrictamente
confidenciales. La regla general es que las partes pueden

12
Cf. Bühring-Uhle, Christian, op. cit., págs. 173–175.
26 Luis Fernando Rodríguez

controlar quién participa en las sesiones y qué información


puede o no revelarse.
• Costes reducidos: Los métodos ADR comportan mucho menor
gasto de dinero, tiempo y trabajo que un juicio o arbitraje.
La existencia de una pluralidad de métodos para resolver dis-
putas mercantiles internacionales por un lado, permite a las partes
afectadas resolver su conflicto de una manera más eficiente, mien-
tras por otro fomenta el tráfico comercial al disminuir el riesgo inhe-
rente a los intercambios de bienes y servicios entre países.
En el fondo, los métodos ADR no son más que técnicas para ne-
gociar mejor y obtener mejores resultados. Las principales venta-
jas de los métodos ADR se condensan en permitir una evaluación
neutral del conficto, el intercambio ágil y eficiente de argumentos
y pruebas y la intervención directa y proactiva del cliente —o más
precisamente, de los directivos de la empresa concernida—. Todos
estos rasgos coadyuvan a alcanzar soluciones más satisfactorias, rá-
pidas y baratas que las que se obtienen a través de un juicio o arbi-
traje. Brown y Marriott han resumido el papel y las ventajas de estas
técnicas con palabras elocuentes:
ADR complements litigation and other adjudicatory forms, […] gives
parties more power and greater control over resolving the issues between
them, encourages problem-solving approaches, and provides for more effec-
tive settlements covering substance and nuance. It also tends to enhance co-
operation and to be conducive to the preservation of relationships. Effective
impartial third party intercession can help to overcome blocks to settlement,
and by expediting and facilitating resolution it can save costs and avoid the
delays and risks of litigation. Sometimes, but not necessarily, it can help to
heal or provide the conditions for healing underlying conflicts between par-
ties13.

Por otra parte, ante la pluralidad de métodos de resolución de


disputas disponibles en la actualidad, el reto consiste en encontrar
el proceso adecuado para cada caso en particular. En este contexto,
la sustancia de la disputa —como ha apuntado Bühring-Uhle— es
menos importante que los intereses y las actitudes de las partes14.

13
Cf. Brown, Henry J., y Marriott, Arthur L., op. cit., n. 3-079.
14
Cf. Bühring-Uhle, Christian, op. cit., pág. 208.
Mediación comercial internacional 27

No existe un tipo concreto de disputa en que los métodos ADR sean


a priori inadecuados. En algunos casos, estas técnicas pueden ser
más difíciles de realizar pero estas situaciones son también aquellas
en que, sin la intervención de un tercero, el conflicto será incluso
más difícil de resolver por un tribunal arbitral o judicial. Finalmen-
te, los riesgos de usar un método ADR son reducidos puesto que las
consecuencias, a falta de acuerdo, son también muy limitadas. “The
worst that can happen”, advierte el citado autor, “is that the effort
produces no benefits and the investment is wasted”15.

1.2 MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL EN EL MUNDO

La mediación es el método ADR más representativo en la actuali-


dad. Los estudios recientes16 apuntan que, si bien el número de me-
diaciones comerciales internacionales permanece todavía reducido,
su práctica está llamada a crecer de modo lento pero constante en
los próximos años, de modo similar a lo acontecido en los últimos
lustros con el arbitraje comercial internacional y el arbitraje de in-
versión. Si bien la Convención de Nueva York sobre el reconocimiento
y la ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras fue elaborada en
1958, han sido las últimas tres décadas las que han visto cómo el
número de arbitrajes comerciales internacionales se cuadriplicaba.
Por ejemplo, en 2014 la CCI, la institución arbitral de mayor alcance
y prestigio, recibió 791 solicitudes de arbitraje17, en contraste con las
593 que recibió en 2002 y las 337 de 199218. En Estados Unidos, el
ICDR-AAA pasó de administrar 204 disputas en 1992 a 888 en 201019.
Esta tendencia se constata en otras instituciones, como la London
Court of International Arbitration (LCIA) —con 21 casos en 199220

15
Cf. Bühring-Uhle, Christian, op. cit., pág. 209.
16
Cf. Strong, S. I., Use and Perception of International Commercial Mediation and
Conciliation: A Preliminary Report on Issues Relating to the Proposed UNCITRAL Convention
on International Commercial Mediation and Conciliation, University of Missouri School of
Law, Legal Studies Research Paper No. 2014-28, pág. 16.
17
Datos extraídos del sitio web de la CCI (sección Stadistics), www.iccwbo.org.
18
Datos extraídos de Born, Gary B., International Arbitration: Law and Practice,
Wolters Kluwer Law and Business, 2012, pág. 17.
19
Ibid.
20
Ibid.
28 Luis Fernando Rodríguez

y 290 en 201321— o la Hong Kong International Arbitration Court


(HKIAC), que dio apoyo a 185 arbitrajes en 1992 frente a los 624 de
201022.
Así, de ser un procedimiento desconocido e infrecuente, el arbi-
traje ha pasado a ser un servicio ofrecido por grandes y pequeñas
firmas internacionales, que cuentan con abogados especializados en
esta rama.
Una evolución similar parece constatarse en el campo de la me-
diación. Las cifras muestran cómo se está recurriendo cada vez más
a la mediación para la solución de las controversias mercantiles en
diversas partes del mundo. Así, el Centre for Effective Dispute Re-
solution (CEDR), principal centro de mediación civil y mercantil de
Reino Unido, administró en 2014 en torno a 9.500 procedimientos
de mediación comercial, en contraste con los 6.000 de 2010 y los
apenas 2.000 de 200323. Más impresionantes son las estadísticas del
ICDR-AAA, una institución líder en la administración de disputas
mercantil de carácter internacional. En 2005 el centro recibió 580 so-
licitudes de mediación24; en 2009 esta cifra superó las 80025 para al-
canzar en 2013 un total de 1.165 solicitudes26. Una tendencia similar
parece constatarse en Asia, con Hong Kong, Singapur y China lide-
rando este crecimiento27.

21
Cf. Lancaster, Sarah, Registrar´s Report 2013, London Court of International
Arbitration, pág. 1.
22
Cf. Born, Gary B., op. cit., pág. 17.
23
Cf. Massie, Graham, The Sixth Mediation Audit: A Survey of Commercial Mediator
Attitudes and Experience, Centre for Effective Dispute Resolution, 2014, pág. 3.
24
Cf. American Arbitration Association, 2005 President´s Letter & Financial
Statements, American Arbitration Association, 2006, pág. 7.
25
Cf. American Arbitration Association, 2009 President´s Letter & Financial
Statements, American Arbitration Association, 2010, pág. 6.
26
Cf. American Arbitration Association, 2013 Annual Report & Financial Statements,
American Arbitration Association, 2014, pág. 17.
27
Tal es la conclusión a la que llegó Danny McFadden en su estudio de 2015 so-
bre el presente estado de la mediación en el mundo: “Asia is currently the place whe-
re most new activity is happening. In particular in China, Hong Kong and Singapore,
where new mediation bodies and organisations are being created, mediation legislation
is being introduced and training in mediation for both lawyers and new mediators is
quickly gaining pace”. Cf. McFadden, Danny, Developments in International Commercial
Mediación comercial internacional 29

Parte de esta evolución se explica probablemente por la decre-


ciente flexibilidad y agilidad del arbitraje, que hace que sus incon-
venientes se parezcan cada vez más a aquellos de los que adolece el
proceso judicial: excesivo coste y exasperante lentitud. Es ya casi un
lugar común entre profesionales y académicos del arbitraje lamen-
tarse de esta tendencia y alertar sobre sus consecuencias28. Alexan-
der señala la “americanización” del arbitraje comercial internacio-
nal como la culpable de esta deriva:
“there is growing sentiment that arbitration no longer serves the needs
of an increasingly diverse pool of disputants as effectively as it did in deca-
des past. US style litigation has had a significant impact on late 20th century
Eurocentric practices of international commercial arbitration through the-
increased involvement of American lawyers and the processes of globalisa-
tion. The increasing legalisation of the process, for example, the introduction
of discoverylike procedures, has imbued arbitration with many of the disad-
vantages of litigation it sought to avoid”29.

Al mismo tiempo, la mediación se está convirtiendo en la opción


preferida y promovida para la solución de controversias en los tri-
bunales y en organismos gubernamentales. Esta tendencia se refleja,
por ejemplo, en la proliferación de centros de mediación que ofre-
cen sus servicios a las partes que puedan estar interesadas en llegar
a una solución amistosa de su controversia. De estos centros y sus
funciones nos ocuparemos en un capítulo posterior.
Al mismo tiempo, en diversas regiones del mundo se ha veni-
do promoviendo la mediación como método para la solución de
las controversias, y la elaboración de legislación nacional sobre
la mediación en diversos países ha dado pie a que se propugnen
soluciones jurídicas internacionales armonizadas que faciliten la
mediación. En algunas jurisdicciones, tales como Estados Unidos
y Reino Unido, la mediación es un mecanismo bien establecido y
frecuentemente empleado como método de resolución de disputas

Mediation: US, UK, Asia, India and EU, Contemporary Asia Arbitration Journal, vol. 8, n.
2, noviembre de 2015, pág. 332.
28
Cf. v. gr., Greenwood, Lucy, The rise, fall and rise of international arbitration: A view
from 2030, Arbitration, n. 77, 2011, Sweet & Maxwell, págs. 435–441, o Waldek, Daniel,
Safeguarding the Future of Arbitration, Kluwer Arbitration Blog, 4 de agosto de 2015.
29
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., págs. 40 y 41.
30 Luis Fernando Rodríguez

mercantiles. No en vano, el CEDR asegura en su último informe que


la mediación comercial ahorró a las empresas británicas —sólo en
2014— unos 2.400 millones de libras anuales en costes judiciales y
potenciales gastos de recursos económicos30. En países del ámbito
del common law, como Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Singa-
pur, la práctica mediadora crece de manera sostenida. En países de
tradición civilista, la mediación ha prosperado en Países Bajos y No-
ruega, y se abre camino lenta pero decididamente en diversos paí-
ses de la Unión Europea.
Aún son muchos, no obstante, los países del mundo en los que
la mediación es aún desconocida31. El hecho de que en estos países
no exista una tradición mediadora no significa que la mediación no
pueda tener éxito en estos entornos, o que se trate de sociedades
culturalmente incapaces de negociar. También en estos Estados el
desarrollo de una “cultura de la mediación” es posible y, sin duda,
deseable.
Además, como indica Bühring-Uhle, el estudio de los métodos
ADR está desplazando su foco desde lo negativo —esto es, como
una salida frente al colapso de los sistemas judiciales— hacia lo po-
sitivo, esto es, hacia un estudio del origen y causas de los conflictos
mercantiles y de cómo evitarlos y resolverlos del modo más eficien-
te posible32. Los últimos años muestran el creciente interés por el
dispute resolution management y el análisis de los riesgos y ventajas
de cada método de resolución de conflictos.

1.3 FUTURO DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL EN EL MUN-


DO HISPANOHABLANTE

La mediación mercantil está llamada a ejercer una función cada


vez más importante en el comercio global. En un mundo cada vez
más interconectado, los intercambios comerciales internacionales

30
Cf. Massie, Graham, op. cit., pág. 12. De acuerdo con el mismo informe, la cifra
alcanzaría un total de 17.500 millones de libras desde 1990. Cf. ibíd.
31
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, International Arbitration and Mediation: A
Practical Guide, Kluwer Law International, 2010, pág. 179.
32
Cf. Bühring-Uhle, Christian, op. cit., pág. 128.
Mediación comercial internacional 31

también aumentan, y con ellos, el número de disputas. La Organi-


zación Mundial del Comercio (OMC), a la que pertenecen 160 paí-
ses, calcula que el comercio mundial creció un 2% en 201233, un 2,5%
en 201334 y un 2,4% en 201435, y prevé que este porcentaje alcance
el 3,3% en 201536. Las circunstancias políticas y económicas podrán
acelerar o ralentizar esta tendencia, pero difícilmente pararla.
Todo lo que precede cobra aún mayor relieve si consideramos la
situación de la lengua española en el contexto del comercio inter-
nacional. En 2015, el español tiene carácter oficial y vehicular en 21
países del mundo37. Según el informe anual del Instituto Cervantes,
casi 470 millones de personas tienen el español como lengua mater-
na y el grupo de usuarios potenciales de español en el mundo casi
alcanza los 560 millones38. De hecho, por razones demográficas el
porcentaje de población mundial que habla español como lengua
nativa está aumentando, mientras que la proporción de hablantes
de chino e inglés desciende39.
El español se encuentra así entre las cinco primeras lenguas del
mundo en número de hablantes, en número de países donde es ofi-
cial y en extensión geográfica. Según los cálculos de la OMC para el
período 2005-2014, la variación porcentual anual de las exportacio-
nes e importaciones en América del Sur y Central ha sido del 7% y
10%, respectivamente40. Además, dos tercios del PIB vinculado al
español se generan en dos grandes áreas. Por un lado Norteamérica
(México, Estados Unidos y Canadá) y por otro la Unión Europea.
Entre estas dos regiones suman el 78% del poder de compra de los
hablantes de español en el mundo, mientras que los más de 200 mi-
llones de hispanohablantes de Hispanoamérica alcanzan el 22% del

33
World Trade Organization, Annual Report 2013, WTO Secretariat, pág. 14.
34
World Trade Organization, Annual Report 2014, WTO Secretariat, pág. 74.
35
World Trade Organization, Annual Report 2015, WTO Secretariat, pág. 44.
36
Ibid.
37
Cf. Fernández Vítores, David, El español: una lengua viva. Informe 2015, Instituto
Cervantes, 2015, pág. 19.
38
Cf. Fernández Vítores, David, op. cit., pág. 5.
39
Ibid.
40
Organización Mundial del Comercio, Informe sobre el Comercio Mundial 2015,
Publicaciones de la OMC, 2015, pág. 28.
32 Luis Fernando Rodríguez

total. Si se tiene en cuenta que, en 2006, el PIB mundial fue de 48,5


billones, se puede concluir que la contribución del conjunto de los
hispanohablantes al PIB mundial es del 9,2%41.
En este contexto de expansión, la mediación comercial interna-
cional en español presenta un futuro prometedor. Un estudio de Ji-
ménez y Narbona sobre la lengua como determinante esencial del
comercio bilateral concluye que la lengua común supone un factor
multiplicativo de las transacciones comerciales entre los países que
la comparten de un 190%. Entre los 51 países considerados, 11 tie-
nen el español como lengua oficial42.
Sin embargo, las grandes expectativas que pueden generar es-
tas cifras no garantizan por completo que estemos ante una pro-
mesa cumplida. Tanto en español como en cualquier otra lengua,
la mediación tiene aún por delante un largo camino. Los estudios
empíricos sugieren que la mediación se popularizará en la medida
en que exista más información sobre el método y sus costes43. En
un plano práctico, la mediación crecerá probablemente conforme
los actores del mercado global incluyan acuerdos de mediación
en las cláusulas de sus contratos, como parte del mecanismo de
resolución de sus eventuales conflictos. No en vano, los estudios
también muestran que la mayoría de las mediaciones comercia-
les internacionales tiene su origen en una previsión explícita en el
contrato del que nace la disputa44. Esto sugiere que las actividades
de divulgación y fomento de la mediación deberían dirigirse, no
tanto a los abogados expertos en litigación y arbitraje, como a los
abogados corporativos y a aquellos que se ocupan de redactar los
contratos mercantiles.
En conclusión, el futuro de la mediación depende de su capaci-
dad para demostrar su eficacia como método para poner fin a con-

41
Cf. Fernández Vítores, David, op. cit., pág. 18, citando Jiménez, Juan Carlos, El
poder de compra del español en el mundo, Revista de Occidente, n. 335, 2009, págs. 21-36.
42
Ibid. citando Jiménez, Juan Carlos, y Narbona, Aránzazu, El español en los flu-
jos económicos internacionales: Un instrumento de la internacionalización empresarial, Ariel,
2011, pág. 164.
43
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., págs. 29 y 31.
44
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., págs. 18 y 36.
Mediación comercial internacional 33

troversias mercantiles de manera satisfactoria, en un tiempo razona-


ble y con economía en los costes. Y es en este esfuerzo por expandir
la mediación donde la presente obra quiere enmarcarse.
2. CONCEPTO DE
MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL

2.1 DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL


INTERNACIONAL

La mediación comercial internacional puede definirse en térmi-


nos técnicos como un método de resolución de conflictos por el que
las partes de una disputa surgida de una transacción mercantil in-
ternacional intentan resolverla a través de un proceso de negocia-
ción facilitado o dirigido por un tercero neutral, que carece de poder
de decisión sobre la disputa y las partes. La misma noción ha sido
resumida por Alexander al conceptuarla como “a decision-making
process supported by an independent party”45.
Si bien las definiciones de “mediación” varían de un autor a otro
y de una a otra norma, tres son los rasgos que distinguen casi uni-
versalmente la mediación de la negociación, el arbitraje, el juicio o
cualquier otro método de resolución de disputas mercantiles. En
concreto, lo esencialmente propio de la mediación es que se trata
de un procedimiento: (1) voluntario, (2) gobernado por la autode-
terminación de las partes y en que (3) el tercero neutral se limita a
ayudarles a negociar una solución a su conflicto.
A continuación examinaremos cada una de estas características.

2.1.1 Voluntariedad de la mediación

La mediación es un procedimiento eminentemente consensual.


El consentimiento de ambas partes debe estar presente en todos los

45
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., pág. 14.
36 Luis Fernando Rodríguez

aspectos y en todas las fases del proceso. Así, a su inicio las partes
han de ponerse de acuerdo para comenzarlo, concretar sus detalles
—idioma, lugar, duración, etc.— y nombrar a un mediador. Duran-
te su conducción, ambas partes deben acudir a las sesiones de bue-
na fe y estar dispuestas a negociar con ayuda del mediador. A su
conclusión, en caso de que la negociación tenga éxito, las partes han
de firmar un acuerdo de transacción que ponga fin a su controver-
sia. Ausente el consentimiento de una de las partes en cualquiera de
estas fases, el procedimiento se malogra.
Numerosos reglamentos reflejan este principio de voluntariedad
al establecer expresamente que una o ambas partes pueden dar por
terminada la mediación en cualquier momento. Así, véase por ejem-
plo el art. 8.1.b) del Reglamento CCI46 o el art. 8.1.2) del Reglamento
DIS. Éste último dispone que el procedimiento de mediación puede
concluir, entre otros supuestos, mediante una declaración unilateral
y no razonada:
“by declaration of one party, provided that at least one mediation mee-
ting or no mediation meeting within two month after confirmation of the
mediator took place. The written declaration is addressed to the other party
and the mediator. Specification of reasons is not necessary”.

2.1.2 Autodeterminación de las partes

El principio de autodeterminación significa que las partes gozan


de entera libertad para modelar a voluntad casi todos los aspectos
de su mediación. Al contrario que en un arbitraje, donde los árbitros
rigen en buena medida el proceso y resuelven la controversia, en
la mediación son las partes quienes determinan de común acuerdo
cada detalle del procedimiento y la sustancia de sus negociaciones.
El mediador generalmente se ha de limitar a proponer, estructurar
y facilitar el intercambio de información y ofertas de transacción.

46
Art. 8.1.b) Reglamento CCI: “Un Procedimiento que se haya iniciado conforme
al Reglamento concluirá mediante una confirmación por escrito de la conclusión del
mismo por parte del Centro a las partes cuando alguna de las circunstancias siguien-
tes ocurra en primer término: […] b) que alguna de las partes notifique por escrito al
Mediador […] que dicha parte ha decidido no proseguir con la mediación”.
Mediación comercial internacional 37

Este rasgo de la autodeterminación ha llegado a calificarse como


el “foundational principle underlying mediation”47. El que las par-
tes retengan total control del procedimiento contribuye, como afir-
ma Berger, a su satisfacción, al tiempo que las faculta para determi-
nar como mejor les convenga el estilo del procedimiento y todo su
marco48.
En la actualidad este principio aparece plasmado de manera ex-
plícita en numerosos reglamentos de mediación, como por ejemplo
en el art. 7.1 del Reglamento de Mediación Internacional del ICDR, con-
forme al cual:
El mediador conducirá la mediación basándose en el principio de la au-
to-determinación de las partes. La auto-determinación se define como la ac-
ción por la que las partes alcanzan, de forma libre e informada, una decisión
voluntaria y no impuesta acerca del proceso y de su resultado49.

La principal consecuencia de la autodeterminación es que la res-


ponsabilidad por el éxito o el fracaso de una mediación recae, en úl-
timo término, en las partes y en su común disposición para alcanzar
un acuerdo que resulte aceptable a ambas.

2.1.3 Intervención de un facilitador neutral

La mediación es básicamente una negociación conducida por un


tercero imparcial e independiente, elegido por las partes para que les
ayude a poner fin a su disputa. Este tercero carece de poder de deci-
sión tanto sobre el conflicto como sobre las partes. Su intervención ha
de servir como cauce para que las partes puedan seguir negociando
puesto que, en el momento en que el mediador interviene, éstas gene-
ralmente ya no pueden comunicarse de una manera efectiva.
De hecho, como tercero ajeno a la controversia, y sin interés per-
sonal ni directo en su resolución, el mediador está en posición de

47
Cf. Frenkel, Douglas, y Stark, James H., The Practice of Mediation: A Video-
Integrated Text, Aspen Publishers, 2008, pág. 83.
48
Cf. Berger, Klaus Peter, Private Dispute Resolution in International Business. Negotiation,
Mediation, Arbitration, Kluwer Law International, tercera edición, 2015, pág. 168.
49
Se reproduce aquí el tenor literal de la traducción oficial en español.
38 Luis Fernando Rodríguez

detectar y filtrar aquellos obstáculos que impiden la comunicación


fluida y fructífera entre la partes. Por ejemplo, un buen mediador
sabe cómo eliminar —o al menos, amortiguar— el lenguaje y las re-
acciones emocionales que, en este punto, interfieren con frecuencia
en la negociación: ¿quién tiene razón?, ¿quién está equivocado?, ¿de
quién es la culpa de nuestro conflicto? Este tipo de cuestiones son
neutralizadas por la intervención de un mediador experimentado,
quien además es capaz de transmitir información de tal modo que
cada una de las partes pueda considerar los hechos y las ofertas más
objetivamente que si procedieran directamente de la otra. Un buen
mediador sabe además cómo introducir nuevas perspectivas en
aquellos momentos en que la negociación se ha bloqueado.
* * *
Las tres características expuestas otorgan a la mediación su sin-
gular valor, al permitir a las partes —como afirma un autor— cen-
trarse en sus intereses económicos y en la busca de una solución que
sea mejor que la eventualmente impuesta por el laudo o sentencia
que emita un tercero tras un oneroso proceso:
The exclusive focus of the mediation is on the identification of interests
and the activation of bargaining power, allowing the parties to work towards
concluding a deal that settles the dispute and leaves the parties better than
they were before, better than if the dispute was litigated (with attendant
costs and uncertainties) and also better than if the dispute had been decided
before a judicial third-party50.

2.2 DISTINCIÓN ENTRE LA MEDIACIÓN Y LA NEGOCIACIÓN, EL ARBITRAJE


O EL JUICIO

Los tres rasgos apuntados permiten también distinguir nítida-


mente la mediación de los demás métodos de resolución de contro-
versias mercantiles, como la negociación, el arbitraje y el juicio.
Al surgir una controversia, de ordinario las partes tratarán de
resolverla mediante una negociación, sin dar entrada a un tercero.
Si la negociación no prospera, las partes pueden recurrir a la me-

50
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 122.
Mediación comercial internacional 39

diación, que supone la intervención de un tercero neutral con el


propósito de que les ayude a impulsarla. Así pues, mientras en la
negociación las partes intentan llegar a un acuerdo por sí solas, en la
mediación hacen lo propio pero con el auxilio de un agente impar-
cial y sin interés en el resultado. El tercero no tiene autoridad para
regir el procedimiento ni para imponer a las partes una solución.
Todos los aspectos de la negociación, aun siendo encauzados por el
mediador, se basan en el consenso de las partes. Resumido en térmi-
nos técnicos: “in mediation, the parties retain the decision-making
power in a facilitated negotiation process”51. Otros dos rasgos que
distinguen la mediación de la negociación son, como apunta Alex-
ander, el que esta última no suele estructurarse en fases, al contrario
que la primera, así como el que las cláusulas contractuales en que
las partes se comprometen a intentar resolver eventuales disputas
mediante negociación no tienen fuerza ejecutiva en una mayoría de
ordenamientos52.
Si la mediación no produce resultados, las partes se verán obliga-
das a ceder poder de decisión a terceras personas, ya sea un árbitro,
ya sea un juez, que impondrán su solución a la controversia. En el
arbitraje, las partes encomiendan buena parte del proceso, y todo
su resultado, a un tribunal arbitral, que emitirá un fallo vinculante
que ponga fin a los puntos de conflictos. La mediación y arbitraje
comparten algunos rasgos, como la relevancia de la neutralidad y
la confidencialidad, o el hecho de que las partes puedan elegir al
tercero que interviene para poner fin a su controversia, junto con el
marco temporal y el lugar donde se sustanciará el procedimiento.
En el juicio, en cambio, tanto la solución de la disputa como el
procedimiento para dirimirla quedan casi totalmente a merced del
juzgador y de las leyes que éste aplique. Además, mientras que en
la mediación el proceso y la resolución se centran en los intereses co-
merciales, legales, financieros y personales de las partes, en el juicio
y en el arbitraje el procedimiento se conduce y la resolución se centra
en los derechos y deberes jurídicos que conciernen a los litigantes.

51
Cf. ibid., pág. 120.
52
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., pág. 24.
40 Luis Fernando Rodríguez

En la siguiente página se ofrece un cuadro con las diferencias


más relevantes entre cada método de resolución de disputas mer-
cantiles:

Negocia-
Mediación Arbitraje Juicio
ción
Naturaleza del Conciliato- Conciliato- Adversa- Adversa-
procedimiento ria. ria. rial. rial.
¿Basado en un
En ocasio-
acuerdo Sí. Sí. Sí.
nes.
contractual?
Intervención de
No. Sí. Sí. Sí.
un tercero
¿Quién ha de
Las Un Un
resolver la Las partes.
partes. tercero. tercero.
controversia?
¿Está asegurada
la resolución del No. No. Sí. Sí.
conflicto?
Las
¿Quién controla y Las Las partes Un
dirige el proceso? partes. partes. con un tercero.
tercero.
Grado de
Ninguno. Bajo. Medio. Alto.
formalidad
Amplia,
El proce-
Grado de con ex-
Completa. Completa. dimiento
confidencialidad cepcio-
es público.
nes.
¿Puede una parte
poner fin al
Sí. Sí. No. No.
proceso
unilateralmente?
Según la Según la
ley de ley de cada
¿Hay mecanismos
cada país país y los
específicos para
No. No. y la Con- tratados
ejecutar la
vención interna-
resolución?
de Nueva cionales
York. aplicables.

Mediación comercial internacional 41

2.3 DISTINCIÓN ENTRE MEDIACIÓN Y CONCILIACIÓN

La mediación ha recibido distintos nombres, según los países,


autores y tradiciones jurídicas. La distinción más extendida es pro-
bablemente la que diferencia entre mediación y conciliación. Algu-
nas escuelas diferencian estas dos figuras en función del mecanis-
mo empleado por el tercero neutral o su grado de intervención en
la negociación de las partes. Así, el término “mediación” habría de
usarse cuando el tercero neutral se limite a obtener información de
las partes y canalizar sus discusiones, sin evaluar el conflicto ni pro-
poner una solución. El término “conciliación”, en cambio, habría de
reservarse para aquel procedimiento en que el tercero neutral eva-
lúa la disputa y sugiere a las partes un concreto resultado53.
La tendencia actual, tanto entre los expertos como entre los le-
gisladores, se inclina a obviar la distinción entre mediación, conci-
liación y demás nomenclaturas. Llámese de un modo u otro, todas
estas figuras hacen referencia a la misma realidad: un procedimien-
to en que las partes de una controversia mercantil recurren a la ayu-
da de un tercero neutral, sin poder de decisión, para alcanzar una
solución negociada. Los problemas jurídicos que presentan todas
estas modalidades son los mismos, y conviene por tanto que su tra-
tamiento legislativo también lo sea.
Esta postura unificadora se ha visto consagrada con la publica-
ción de la Ley Modelo sobre conciliación comercial internacional, aproba-
da por la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercan-
til Internacional el 24 de junio de 2002. Entiende por “conciliación”
la Ley Modelo en su art. 1.3:
“todo procedimiento, designado por términos como los de conciliación,
mediación o algún otro de sentido equivalente, en el que las partes soliciten
a un tercero o terceros (“el conciliador”), que les preste asistencia en su in-
tento por llegar a un arreglo amistoso de una controversia que se derive de
una relación contractual u otro tipo de relación jurídica o esté vinculada a
ellas. El conciliador no estará facultado para imponer a las partes una solu-
ción de la controversia”.

53
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 173.
42 Luis Fernando Rodríguez

Tal como decidieron los redactores de la Ley Modelo54, desde


el punto de vista del legislador nacional o internacional, carece de
sentido práctico hacer distinciones entre diversas nomenclaturas.
Como se echa de ver, el común denominador de todos estos proce-
dimientos es que el tercero neutral no está facultado para imponer a
las partes una solución, sino para ayudarles a encontrarla55.

54
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, Guía
para la incorporación al derecho interno y utilización de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre
Conciliación Comercial Internacional, 2002, pár. 7.
55
Cf. art. 1.3 Ley Modelo CNUMDI.
3. VENTAJAS E IDONEIDAD DE LA
MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL

3.1 VENTAJAS DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL

Como método de resolución de disputas mercantiles, la media-


ción internacional es notablemente superior a un procedimiento
arbitral o judicial. Sus ventajas sobre estas alternativas se consta-
tan desde distintas perspectivas. Aunque estos aspectos se estudian
pormenorizadamente más adelante, adelantamos a continuación
una lista de las principales virtudes que presenta la mediación so-
bre sus alternativas56:
• En cuanto a su duración, la mediación no suele extenderse
más allá de unos pocos días o semanas y puede normalmen-
te organizarse con escasa antelación. El arbitraje y el juicio,
por contra, se prolongan de ordinario durante varios años y
exigen una minuciosa preparación.
• El coste de la mediación es muy inferior al del arbitraje o la
litigación. Los estudios empíricos sugieren que su bajo coste,
en comparación con las demás alternativas, es quizás el as-
pecto que la hace más atractiva para las empresas57.
• Todo el contenido de la mediación es confidencial y no pue-
de ser usado como prueba en un procedimiento arbitral o
judicial posterior. Por contra, el juicio es casi siempre un pro-
ceso público y el arbitraje ofrece garantías limitadas de con-
fidencialidad.

56
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 180.
57
Cf. Peto, Viktoria, Does Commercial Mediation Have a Positive Impact on Businesses?:
Analysis of Knowledge and Experience from Both Practitioners and Users, tesis de master,
Regent’s University London, pág. 26.
44 Luis Fernando Rodríguez

•La mediación no exige que las partes gocen de especiales co-


nocimientos, habilidades o experiencia, más allá de su capa-
cidad para negociar. El litigio y el arbitraje, en cambio, im-
plican la intervención de numerosos profesionales que han
de prestar sus servicios en los distintos aspectos técnicos del
proceso.
• La mediación tiende a ser mucho menos perjudicial para la
relación comercial de las partes, cuya voluntad de encontrar
una solución negociada puede a veces incluso llegar a pre-
servarla. En cambio, tanto el arbitraje como el juicio suponen
casi siempre el fin de cualquier relación mercantil entre los
implicados.
• La mediación permite hallar soluciones creativas y más efi-
caces al problema planteado, ya que proporciona a las partes
la posibilidad de diseñar un acuerdo que se acomode mejor a
su situación. Por contra, los jueces y árbitros rara vez pueden
hacer otra cosa que no sea aceptar o rechazar lo solicitado
por la demandante y conceder una cantidad de dinero como
compensación.
• La dificultad de una mediación no varía según el país o la
jurisdicción en que tenga lugar, como sucede con los proce-
dimientos judiciales y arbitrales.
En conclusión, la mediación es el medio más eficiente y senci-
llo para resolver una disputa comercial internacional58. Los estu-
dios empíricos corroboran estas afirmaciones; la mayor parte de los
usuarios de la mediación mercantil internacional afirman que recu-
rren a ella para ahorrar en costes o en tiempo, además de por otros
motivos como el deseo de preservar la relación comercial, razones
culturales o el propósito de obtener mejores resultados que los que
pueden ofrecer un juicio o un arbitraje59.
En campos como la propiedad intelectual, la utilidad de la me-
diación internacional se constata desde hace tiempo. En este tipo
de contratos internacionales, las partes suelen tener un interés

58
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 173.
59
Cf. Strong, S. I., Use and Perception…, op. cit., pág. 22.
Mediación comercial internacional 45

especial en preservar su relación comercial, mantener el control


sobre el proceso de solución de la controversia y alcanzar un re-
medio rápido que no dañe su reputación y que garantice absoluta
confidencialidad. En este sentido, la mediación ante la OMPI ha
resultado un mecanismo ideal para solucionar disputas interna-
cionales relativas a contratos en la industria informática, editorial,
musical y cinematográfica, en relación con aspectos tales como
licencias de patentes, marcas, diseños industriales, contratos de
franquicia o de distribución, joint ventures o acuerdos de investiga-
ción y desarrollo.
Finalmente, todo lo dicho a favor de la mediación no debe en-
tenderse en desdoro del arbitraje internacional. Ambos mecanis-
mos ocupan un lugar propio y único en la panoplia de los más mo-
dernos métodos de resolución de controversias60. Si las partes no
pueden arreglar sus diferencias mediante una negociación o una
mediación, el arbitraje permite que las partes obtengan remedio
sin tener que batallar su causa ante tribunales de países cuya ad-
ministración de justicia presenta en ocasiones serias deficiencias
o graves inconvenientes. Es por tanto en el superior interés del
comercio internacional y de los propios interesados diseñar cláu-
sulas que incluyan la mediación y, en caso de que ésta fracase, el
arbitraje. De esta manera, además, las partes pueden mantener su
potencial controversia a nivel internacional, según su convenien-
cia y sin necesidad de anclarla en un mecanismo local de resolu-
ción de disputas61.

3.2 IDONEIDAD DE LA MEDIACIÓN PARA RESOLVER UNA CONCRETA DIS-


PUTA COMERCIAL

Pese a todas sus ventajas, la mediación no es adecuada para to-


das las disputas mercantiles internacionales. Existen conflictos que
por sus características resultan inapropiados para ser resueltos me-
diante una mediación.

60
Ambos mecanismos, además, fomentan indirectamente el comercio internacio-
nal, al reducir los riesgos inherentes a las transacciones transfronterizas.
61
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 9.
46 Luis Fernando Rodríguez

Si consideramos las disputas como una patología de los inter-


cambios comerciales, un buen profesional debe conocer las venta-
jas e inconvenientes de la mediación y ser así capaz de determinar
si valdrá la pena intentarla para poner fin a una concreta contro-
versia62.
Los estudios llevados a cabo entre los operadores sugieren que la
mediación resulta particularmente efectiva para resolver conflictos
entre partes de países distintos y que mantienen relaciones comer-
ciales continuadas y estables63. También puede ser útil entre partes
procedentes de culturas con fuerte tradición mediadora64, así como
en disputas con más de dos partes y varios contratos implicados.
En este último caso, la mediación resulta particularmente idónea
ya que permite a todos los implicados trabajar en una solución que
satisfaga a todas las partes, ahorrándose el dispendio y las comple-
jidades de un arbitraje o litigio con múltiples demandantes y de-
mandados65. Otros estudios empíricos muestran cómo las grandes
multinacionales, a través de sus abogados corporativos, promueven
la mediación al tiempo que acogen esta visión, más nueva y sofisti-
cada, de la resolución de conflictos66.
Por su parte, los conflictos en principio inapropiados para ser so-
metidos a mediación incluyen situaciones en que67:
• una de las partes se encuentra en una posición de considera-
ble ventaja con respecto de la otra, de manera que su poder
de negociación es desproporcionadamente mayor;

62
Cf. Lande, John L., Principles for Policymaking About Collaborative Law and Other
ADR Processes, Ohio State Journal on Dispute Resolution, n. 22, 2007, pág. 641; Najar,
Jean-Claude, Corporate Counsel in the Era of Dispute Management 2.0, Business Law
International, vol. 15, n. 3, 2014, pág. 248; Niemic, Robert J., Stienstra, Donna, y Ravitz,
Randall E., Guide to the Judicial Management of Cases in ADR, Federal Judicial Center,
2001, págs. 20-47; Stipanowich, Thomas J., y Lamare, J. Ryan, Living with ADR: Evolving
Perceptions and Use of Mediation, Arbitration, and Conflict Management in Fortune 1000
Corporations, Harvard Negotiation Law Review, n. 19, 2014, pág. 30.
63
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., pág. 33.
64
Cf. ibid.
65
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 175.
66
Cf. Peto, Viktoria, op. cit., págs. 2, 23 y 24.
67
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 266.
Mediación comercial internacional 47

• la disputa incluye cuestiones de orden público, sanciones ad-


ministrativas o responsabilidad penal, tales como cohecho,
falsificación de documentos, lavado de dinero, etc.;
• una parte considera que el núcleo del conflicto implica as-
pectos éticos innegociables —cuestiones “de principios”—;
• una parte ha perdido toda la confianza en la otra y en su ca-
pacidad para cumplir un eventual acuerdo de transacción;
• la confrontación entre las partes se ha exacerbado gravemen-
te, hasta el punto de que no son capaces del menor diálogo;
• una o ambas partes pretenden usar la mediación con el ex-
clusivo fin de prepararse mejor para un arbitraje o juicio pos-
terior, o como una fase de discovery gratuito; o
• el objetivo de una de las partes es principal y únicamente
causar daño a la otra o hacerle perder tiempo.
No obstante, la realidad resulta más compleja de lo que esta lis-
ta podría sugerir. Incluso en alguno de los casos que acabamos de
mencionar, la mediación aún podría resultar útil si se constata en
las partes, con independencia de otras circunstancias, el deseo de
encontrar un arreglo que evite los inconvenientes de un arbitraje o
juicio.
Otro de los factores que hay que calibrar al tomar la decisión de
someter una disputa a mediación es la oportunidad del momento. A
este respecto, cabe señalar que no hay un único instante idóneo para
la mediación, sino que puede haber varias coyunturas a lo largo del
conflicto en que valga la pena intentarla. No obstante, la mediación
tiende a ser más eficaz cuanto más pronto se lleva a cabo, ya que al
principio la relación de las partes no está aún enrarecida y existe
más facilidad para un diálogo constructivo68. Lo cual tampoco resta
para que antes, durante, o incluso después de un arbitraje o juicio,
las partes puedan estar dispuestas a sentarse y, con la ayuda de un
mediador, encontrar una solución efectiva.
A un nivel práctico, quien evalúe la conveniencia de emprender
o continuar una mediación no debe dejarse engañar por las tácticas

68
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 175.
48 Luis Fernando Rodríguez

a las que en ocasiones recurren algunos actores. Por ejemplo, no es


infrecuente que una o ambas partes afirmen públicamente que no
van a ceder en ninguno de sus reclamos, o que no están dispuestas
a transigir en ninguna de sus pretensiones. Raramente estas afirma-
ciones son ciertas, y aún menos en el ámbito mercantil, donde los
criterios de eficiencia económica suelen prevalecer por encima de
muchos otros. Nadie sensato está dispuesto a aventurarse en un lar-
go y caro arbitraje o juicio cuando existe la posibilidad real de llegar
a un acuerdo con un significativo ahorro de tiempo y recursos.
Finalmente, tampoco es extraño encontrar todavía empresas y
abogados que rechazan de plano considerar la posibilidad de una
mediación. Quienes esto hacen se arriesgan a perder una oportuni-
dad de resolver su conflicto y a obtener peores resultados con ma-
yores costes de tiempo, dinero y trabajo. Enfrentada a una situación
así, compete a la parte interesada el realizar una tarea “didáctica”
que haga ver a la otra las potenciales ventajas para todos los impli-
cados de intentar una mediación.
4. MARCO LEGAL DE LA
MEDIACIÓN MERCANTIL INTERNACIONAL

La mediación comercial internacional tiene como principales


fuentes el acuerdo de las partes —que pueden incorporar por re-
ferencia las disposiciones de un reglamento de mediación— y las
normas nacionales que resulten aplicables. Las normas nacionales
pueden a su vez otorgar o negar efecto a lo que haya establecido el
acuerdo de las partes o el reglamento escogido.
En principio, los acuerdos contractuales son la mejor herramien-
ta para controlar y reducir los riesgos asociados a una transacción
internacional, tales como malgastar dinero y tiempo en controver-
sias sobre jurisdicción, acabar litigando en un foro inesperado, la
aplicación de un Derecho que las partes no previeron o el impacto
de las fluctuaciones económicas y de moneda. En este sentido, el
acuerdo de las partes, reflejado en su contrato mercantil, es el me-
jor vehículo para regular cualquiera de las muchas cuestiones de
Derecho internacional privado que están conectadas con cualquier
mediación comercial internacional. Siguiendo a Alexander, éstas in-
cluyen las siguientes categorías69:
• el Derecho que regula la capacidad jurídica y de obrar de las
partes para consentir al contrato mercantil y al acuerdo de
mediación;
• el Derecho aplicable a la cláusula de resolución de disputas;
• el Derecho aplicable al acuerdo de mediación;
• el Derecho aplicable al procedimiento de mediación y la con-
ducta del mediador, de los representates de las partes y de
cualquier otro participante en el mismo;

69
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., págs. 65 y 66.
50 Luis Fernando Rodríguez

• el Derecho de aquellas jurisdicciones en que el acuerdo de


transacción ha de reconocerse, ejecutarse o anularse;
• el Derecho de la jurisdicción en la que sustancie un proceso
judicial o arbitral paralelo a la mediación;
• el Derecho aplicable al fondo del asunto objeto de la contro-
versia; o, por último,
• el Derecho de la jurisdicción en la que se solicitaren me-
didas cautelares o asistencia judicial para la obtención de
pruebas.
Con el propósito de atajar estas cuestiones y promover el uso
de la mediación, muchos países han aprobado normas que sirvan
como marco legal de estos procedimientos conforme la mediación
comercial ha ido popularizándose. En este sentido destacan las nor-
mativas en vigor en los Estados Unidos y en la Unión Europea, que
se exponen más adelante.
En el ámbito internacional, sin embargo, no existen todavía trata-
dos o convenciones que regulen la mediación mercantil transfronte-
riza. La Ley Modelo de la CNUDMI, que se estudia a continuación,
es un punto de referencia cuyas disposiciones son de adopción vo-
luntaria para los Estados.
Las soluciones contractuales o nacionales no bastan para atender
todas las necesidades de las partes en las mediaciones mercantiles
internacionales. Entre las preocupaciones más importantes para las
partes se encuentran el tener la certeza de que el acuerdo de tran-
sacción podrá ejecutarse en uno o más países, así como que lo que
haya propuesto, declarado o admitido durante el procedimiento no
podrá utilizarse como prueba en su contra en un ulterior procedi-
miento. De ordinario, tales cuestiones no quedan atadas y resueltas
por completo mediante un acuerdo contractual o a través de lo dis-
puesto en una ley nacional.
A la espera de soluciones supranacionales, la mediación comer-
cial internacional presenta por el momento lagunas regulatorias
que las partes deben considerar al acordar o proceder a una me-
diación.
Mediación comercial internacional 51

4.1 LA LEY MODELO DE LA CNUDMI SOBRE CONCILIACIÓN COMER-


CIAL INTERNACIONAL

4.1.1 Antecedentes y objetivos

A nivel internacional, el instrumento más importante sobre me-


diación mercantil en la actualidad es la Ley Modelo sobre conciliación
comercial internacional, de la Comisión de las Naciones Unidas para
el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), que fue aprobada
el 19 de noviembre de 2002 por la Asamblea General mediante la
Resolución 57/18. En el ámbito de Naciones Unidas una “ley mo-
delo” es un texto legal que se recomienda a los Estados para que lo
incorporen a su derecho interno. A diferencia de una convención
internacional, el Estado que promulgue el régimen de la Ley Mo-
delo no está obligado a notificarlo ni a las Naciones Unidas ni a los
demás Estados.
La Ley Modelo sobre conciliación comercial internacional fue redac-
tada con el propósito de que fuera aceptable para Estados con di-
ferentes sistemas jurídicos, sociales y económicos y contribuyera
así al desarrollo de unas “relaciones económicas internacionales
armónicas”70. No en vano, en su preparación participaron represen-
tantes de unos noventa países, doce organizaciones interguberna-
mentales y veintidós organizaciones internacionales no guberna-
mentales71.
Entre los objetivos de la norma están el ayudar a los Estados a
mejorar su legislación relativa al uso de técnicas modernas de me-
diación y el invitarles a formular tal legislación cuando no exista.
Con su adopción, la Asamblea General reconoció expresamente
“el valor para el comercio internacional de los métodos de solución
de las controversias comerciales [...] en sustitución de los litigios
judiciales”72, así como el hecho de que el uso de métodos conciliato-

70
Cf. Preámbulo, Ley Modelo de la CNUDMI.
71
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 19.
72
Cf. Preámbulo, Ley Modelo de la CNUDMI.
52 Luis Fernando Rodríguez

rios “produce beneficios importantes, pues reduce los casos en que


una controversia lleva a la terminación de una relación mercantil,
facilita la administración de las transacciones internacionales por
las partes comerciales y da lugar a economías en la administración
de justicia por los Estados”73.
Así pues, la Ley Modelo pretende que todos los Estados consi-
deren debidamente la posibilidad de incorporar sus previsiones al
Derecho interno, lo que permitiría uniformar las normas relativas a
los procedimientos de solución de controversias y las necesidades
concretas de la práctica comercial internacional en materia de me-
diación. Sus disposiciones están además en armonía con las del Re-
glamento de Conciliación de la CNUDMI que, aprobado en 1980, tiene
por objeto ofrecer a las partes un conjunto de normas homogéneas
sobre mediación que sirvan para dirimir cualquier controversia co-
mercial internacional.

4.1.2 Estructura de la Ley Modelo

La Ley Modelo se compone de catorce artículos, que incluyen


definiciones, procedimientos y directrices sobre mediación —o con-
ciliación, como la denomina el texto—, todas ellas basadas en la im-
portancia de que las partes retengan el control deseado tanto sobre
el procedimiento como sobre su resultado.
En cuanto a su contenido, el artículo 1 delimita el alcance de la
Ley Modelo, en tanto que el artículo 2 fija sus criterios básicos de
interpretación. Por su parte, el artículo 3 establece que las partes
pueden convenir en excluir o modificar cualquiera de las disposi-
ciones de la Ley. El resto del articulado —arts. 4 a 14— se ocupa de
los aspectos procesales de la mediación, tales como el inicio del pro-
cedimiento (art. 4), la designación de los mediadores (art. 5), la sus-
tanciación del procedimiento (art. 6), las comunicaciones y su confi-
dencialidad (arts. 7 a 10) y la terminación y los efectos suspensivos
y ejecutivos de la mediación (arts. 11, 13 y 14). La mayoría de estas
disposiciones son de índole supletoria, lo que las hace de especial

73
Cf. ibid.
Mediación comercial internacional 53

utilidad en aquellos casos en que las partes no hayan previsto nada


al respecto.

4.1.3 Ámbito de aplicación de la Ley Modelo

Conforme a su artículo 1.1, la Ley Modelo se aplica “a la concilia-


ción comercial internacional”. Cada uno de estos términos merece
ser explicado con cierto detalle.
Por “conciliación” entiende la Ley Modelo todo procedimiento,
“designado por términos como los de conciliación, mediación o al-
gún otro de sentido equivalente”, en el que las partes soliciten a un
tercero —o terceros— que les preste asistencia en su intento por lle-
gar a un arreglo amistoso de una controversia que se derive de una
relación contractual u otro tipo de relación jurídica o esté vinculada
a ellas74. Como ya indicamos, un rasgo propio de los procedimien-
tos incluidos dentro del término “conciliación” —o “mediación”—
es que el conciliador/mediador no está facultado para imponer a
las partes una solución de la controversia75.
Aunque, como ya hemos visto, algunos autores y tradiciones
diferencian entre conciliación, mediación, miniproceso, etc., en
función del método empleado por el tercero o del grado en que el
tercero interviene en el proceso, los redactores de la Ley Modelo
concluyeron que no era necesario hacer distinciones entre diver-
sas nomenclaturas. La Ley Modelo utiliza el término “conciliación”
para englobar todos estos procedimientos76. La Guía a la Ley Modelo
defiende tanto la pluralidad de técnicas y denominaciones como su
irrelevancia desde el punto de vista regulatorio, en los siguientes
términos:
La amplitud de la definición pone en evidencia que no se pretende dis-
tinguir entre estilos ni criterios de mediación. La Comisión quiere dar a la
palabra “conciliación” el carácter amplio de un proceso voluntario en el que
el procedimiento no escape al control de las partes y se lleve a cabo con la

74
Cf. art. 1.3 Ley Modelo de la CNUDMI.
75
Cf. ibid.
76
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 7.
54 Luis Fernando Rodríguez

asistencia de por lo menos un tercero neutral. En la práctica se pueden utili-


zar diversas vías y técnicas procesales para llegar al arreglo de una contro-
versia y cabe valerse de diversos términos para designarlas77.

El art. 1.3 enuncia los elementos del concepto de “conciliación”


que maneja la Ley Modelo, a saber: la existencia de una controver-
sia, la intención de las partes de llegar a un arreglo amistoso y la
participación de un tercero independiente e imparcial que ayude a
las partes a llegar a una solución amistosa78. En la medida en que
una vía alternativa para la solución de una controversia presente los
rasgos característicos mencionados en este artículo, estará regulada
por la Ley Modelo.
En cuanto al término “comercial”, éste recibe una interpretación
amplia, de manera que abarque las cuestiones —contractuales o
no— que se plantean en cualquier relación de índole mercantil. Una
nota al pie del art. 1 de la Ley Modelo aclara que las relaciones de
carácter comercial comprenden —entre otros— los siguientes nego-
cios:
cualquier operación comercial de suministro o intercambio de bienes
o servicios, acuerdo de distribución, representación o mandato comercial,
transferencia de créditos para su cobro (factoring), arrendamiento de bienes
de equipo con opción de compra (leasing), construcción de obras, consulto-
ría, ingeniería, concesión de licencias, inversión, financiación, banca, segu-
ros, acuerdo de explotación o concesión, empresa conjunta y otras formas
de cooperación industrial o comercial, y de transporte de mercancías o de
pasajeros por vía aérea, marítima, férrea o por carretera.

La finalidad de la definición es dar amplitud y envergadura al


texto a fin de superar las dificultades técnicas que pudiera plantear
el Derecho interno al determinar el carácter comercial de una ope-

77
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 32.
78
El tenor literal del artículo reza así: “A los efectos de la presente Ley, se enten-
derá por “conciliación” todo procedimiento, designado por términos como los de con-
ciliación, mediación o algún otro de sentido equivalente, en el que las partes soliciten a
un tercero o terceros (“el conciliador”), que les preste asistencia en su intento por llegar
a un arreglo amistoso de una controversia que se derive de una relación contractual u
otro tipo de relación jurídica o esté vinculada a ellas. El conciliador no estará facultado
para imponer a las partes una solución de la controversia”.
Mediación comercial internacional 55

ración. El término “comercial” debe por tanto recibir una interpre-


tación amplia que englobe todas las relaciones jurídicas de carácter
mercantil79.
En tercer lugar, la Ley Modelo define los requisitos que una me-
diación debe presentar para ser “internacional”, configurándolos
en torno al concepto de “establecimiento”. Así, conforme al art. 1.4,
una mediación será “internacional” cuando:
a) Las partes en un acuerdo de conciliación tengan, en el momento de la
celebración de ese acuerdo, sus establecimientos en Estados diferentes; o
b) El Estado en que las partes tengan sus establecimientos no sea: (i) El
Estado en que deba cumplirse una parte sustancial de las obligaciones deri-
vadas de la relación comercial; ni (ii) el Estado que esté más estrechamente
vinculado al objeto de la controversia80.

El precepto incluye las reglas para determinar el lugar del “esta-


blecimiento”:
a) Cuando alguna de las partes tenga más de un establecimiento, el esta-
blecimiento será el que guarde una relación más estrecha con el acuerdo de
conciliación;
b) Cuando alguna de las partes no tenga ningún establecimiento, se ten-
drá en cuenta su residencia habitual81.

En todo caso, la Ley Modelo puede aplicarse a una mediación


comercial cuando las partes convengan en que la mediación es
internacional o, sencillamente, en que la Ley Modelo es aplica-
ble82.
Por último, aun cuando la Ley Modelo tiene por objeto la me-
diación comercial internacional, no hay problema de que el Estado
que la adopte pueda aplicar sus normas a controversias comerciales
internas o incluso a controversias no comerciales. Las notas oficia-
les que acompañan el texto contienen sugerencias para los Estados

79
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 29.
80
Cf. Art. 1.4 Ley Modelo de la CNUDMI.
81
Cf. Art. 1.5 Ley Modelo de la CNUDMI.
82
Cf. Art. 1.6 Ley Modelo de la CNUDMI.
56 Luis Fernando Rodríguez

que deseen hacer esto, incluyendo propuestas técnicas para adaptar


convenientemente el texto83.

4.2 LA MEDIACIÓN MERCANTIL EN EL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA

4.2.1 Introducción y contexto

Desde hace apenas unos años, los países de la Unión Europea


cuentan con uno de los sistemas de mediación comercial internacio-
nal más avanzados del mundo. Esta regulación fue obra de la Direc-
tiva 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de
2008, sobre ciertos aspectos de la mediación en asuntos civiles y mercanti-
les.
La Directiva consta de 14 artículos y entró en vigor el 13 de junio
de 2008. Los Estados miembros dispusieron hasta el 21 de mayo de
2011 para poner en vigor las disposiciones legales, reglamentarias
y administrativas necesarias para dar cumplimiento a sus previsio-
nes84. En la actualidad, los principios y reglas recogidos en la Direc-
tiva han sido adoptados por todos los países de la Unión, a excep-
ción de Dinamarca, que está expresamente excluida de su ámbito de
aplicación85.
La norma cubre los aspectos los aspectos más relevantes para ar-
monizar la materia dentro de la Unión, a saber: finalidad, ámbito y
definiciones (arts 1 a 3), carácter ejecutivo del acuerdo de mediación
(art. 6), confidencialidad (art. 7), caducidad y prescripción (art. 8),
medidas de fomento de la mediación (arts. 4 y 5) y transparencia e
información (arts. 9 y 10).

83
Cf. nota 2 del art. 1 Ley Modelo de la CNUDMI.
84
Cf. art. 12 Directiva de Mediación.
85
Cf. considerando 30 y arts. 1.3 y 14 Directiva de Mediación. De conformidad con
los artículos 1 y 2 del Protocolo sobre la posición de Dinamarca, anejo al Tratado de la Unión
Europea y al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, Dinamarca no participa
en la adopción de la presente Directiva y, por tanto, no está vinculada por la misma ni
sujeta a su aplicación.
Mediación comercial internacional 57

El interés de la Unión Europea en promover el uso de la media-


ción mercantil en disputas transfronterizas se debe a que la Unión
tiene como objetivo, no sólo el establecimiento de un mercado co-
mún, sino el “mantener y desarrollar un espacio de libertad, segu-
ridad y justicia”86. Las medidas de cooperación judicial en materia
civil se entienden necesarias para el correcto funcionamiento del
mercado interior87; en buena lógica, estas medidas deben abarcar “el
acceso a métodos tanto judiciales como extrajudiciales de resolución
de litigios”88, entre los que se haya la mediación.
Así pues, con la aprobación de la Directiva, la Unión pretendió
fomentar el mercado interior europeo y su correcto funcionamien-
to promoviendo “la disponibilidad de servicios de mediación”89, al
ser percibidos como una “solución extrajudicial económica y rápi-
da a conflictos en asuntos civiles y mercantiles” cuyos beneficios
“son aún más perceptibles en situaciones que presentan elementos
transfronterizos”90. La Directiva pretende así promover el uso de la
mediación y garantizar que las partes que recurran a ella cuentan
con un marco jurídico predecible, para lo cual era necesario estable-
cer una legislación marco91.
De hecho, la conveniencia de fomentar la mediación había forma-
do parte de los asuntos de interés de la Unión Europea desde años
atrás. Así, en su reunión de Tampere de 15 y 16 de octubre de 1999,
el Consejo Europeo instó a los Estados miembros a que instauraran
procedimientos alternativos de carácter extrajudicial. Tres años más
tarde, en abril de 2002, la Comisión presentó el ya mencionado Li-
bro Verde sobre las modalidades alternativas de solución de conflictos en el
ámbito del derecho civil y mercantil, que hacía balance de la situación
de los métodos alternativos de solución de conflictos en la Unión
Europea, y con el que se inició una amplia consulta pública sobre
posibles medidas para promover el uso de la mediación.

86
Cf. considerando 1 Directiva de Mediación.
87
Cf. ibid.
88
Cf. considerando 5 Directiva de Mediación.
89
Cf. considerando 5 Directiva de Mediación.
90
Cf. considerando 6 Directiva de Mediación.
91
Cf. considerando 7 Directiva de Mediación.
58 Luis Fernando Rodríguez

4.2.2 Finalidad y ámbito de la Directiva

La finalidad expresa de la Directiva es facilitar el acceso a mo-


dalidades alternativas de solución de conflictos y fomentar la reso-
lución amistosa de disputas promoviendo el uso de la mediación y
asegurando una relación equilibrada entre la mediación y el proce-
so judicial92.
La Directiva sólo regula procedimientos de mediación en con-
flictos transfronterizos de carácter civil o mercantil; dicho en sus
propias palabras, la Directiva se aplica “a los litigios transfronte-
rizos, en los asuntos civiles y mercantiles”93. Esto cubre los proce-
dimientos en los que dos o más partes en un conflicto transfronte-
rizo intenten voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo
amistoso sobre la resolución de su litigio con la ayuda de un me-
diador94.
Sin embargo, la Directiva excluye de su ámbito de aplicación
diversos campos. Por ejemplo, no se aplica a “aquellos derechos
y obligaciones que no están a disposición de las partes en virtud
de la legislación pertinente”95. Estos derechos y obligaciones son
especialmente frecuentes en los ámbitos del Derecho de familia
y del Derecho laboral. Tampoco se incluyen los “asuntos fiscales,
aduaneros o administrativos ni a la responsabilidad del Estado
por actos u omisiones en el ejercicio de su autoridad soberana (acta
iure imperii)”96. Finalmente, tampoco se aplica la Directiva, como
advierte el Considerando 11, a las negociaciones precontractua-
les, a los procedimientos de carácter cuasi jurisdiccional —como
determinados mecanismos de conciliación judicial—, los sistemas
aplicables a las reclamaciones de consumo, el arbitraje, la determi-
nación por experto o los procesos administrados por personas u
órganos que formulan recomendaciones formales, ya sean jurídi-
camente vinculantes o no, sobre la solución de un conflicto. Tam-

92
Art. 1.1 Directiva de Mediación.
93
Art. 1.1 Directiva de Mediación.
94
Cf. considerando 10 Directiva de Mediación.
95
Art. 1.2 Directiva de Mediación.
96
Art. 1.2 Directiva de Mediación.
Mediación comercial internacional 59

bién quedan excluidas del ámbito de aplicación de la Directiva


las gestiones que el órgano jurisdiccional o juez competente para
conocer del conflicto realice en el contexto de un proceso judicial
relativo al mismo97.
La Directiva sí que es aplicable, en cambio, a los casos en que un
órgano jurisdiccional remite a las partes a la mediación o en que
la legislación nacional prescribe la mediación98, o cuando la media-
ción es llevada a cabo por un juez que no sea responsable de ningún
proceso judicial relacionado con la cuestión o cuestiones objeto del
litigio99.
La Directiva también ofrece una definición legal de los términos
mediación y mediador. A efectos de la norma, se entiende por media-
ción:
“Un procedimiento estructurado, sea cual sea su nombre o denomina-
ción, en el que dos o más partes en un litigio intentan voluntariamente alcan-
zar por sí mismas un acuerdo sobre la resolución de su litigio con la ayuda
de un mediador. Este procedimiento puede ser iniciado por las partes, suge-
rido u ordenado por un órgano jurisdiccional o prescrito por el Derecho de
un Estado miembro100.

Así, la mediación a la que se refiere la Directiva debe ser un pro-


cedimiento “voluntario”, en el sentido de que las partes se respon-
sabilizan de él y pueden organizarlo como lo deseen y darlo por
terminado en cualquier momento101. Como ya vimos, es ésta una ca-
racterística propia y esencial del método.
En armonía con la definición de mediación, la Directiva define al
mediador como:
“todo tercero a quien se pida que lleve a cabo una mediación de forma
eficaz, imparcial y competente, independientemente de su denominación o
profesión en el Estado miembro en cuestión y del modo en que haya sido
designado o se le haya solicitado que lleve a cabo la mediación”102.

97
Cf. considerando 12 Directiva de Mediación.
98
Cf. ibid.
99
Cf. ibid.
100
Art. 3.a) Directiva de Mediación.
101
Cf. considerando 13 Directiva de Mediación.
102
Art. 3.b) Directiva de Mediación.
60 Luis Fernando Rodríguez

La Directiva y sus disposiciones se aplican sólo a litigios transfron-


terizos en asuntos civiles y mercantiles103. Un litigio transfronterizo es
aquel en que “al menos una de las partes está domiciliada o reside
habitualmente en un Estado miembro distinto del Estado miembro
de cualquiera de las otras partes”104. Adviértase que el término “liti-
gio” no se refiere a un procedimiento judicial, sino a cualquier dis-
puta o controversia.
El domicilio se determina de conformidad con los artículos 59 y
60 del Reglamento (CE) No. 44/2001 del Consejo, de 22 de diciembre de
2000, sustituidos ahora por los arts. 62 y 63 del Reglamento (UE) No.
1215/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo de 12 de diciembre de
2012 relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución
de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil, que disponen lo
siguiente:
Artículo 62.
1. Para determinar si una parte está domiciliada en el Estado miembro
cuyos órganos jurisdiccionales conozcan del asunto, el órgano jurisdiccional
aplicará su ley interna.
2. Cuando una parte no esté domiciliada en el Estado miembro cuyos
órganos jurisdiccionales conozcan del asunto, el órgano jurisdiccional, para
determinar si dicha parte lo está en otro Estado miembro, aplicará la ley de
dicho Estado miembro.

Artículo 63.
1. A efectos del presente Reglamento, se entenderá que una sociedad u
otra persona jurídica está domiciliada en el lugar en que se encuentra:
a) su sede estatutaria;
b) su administración central, o
c) su centro de actividad principal.
2. Para Irlanda, Chipre y el Reino Unido, la expresión «sede estatutaria»
se equiparará a la registered office y, en caso de que en ningún lugar exista
una registered office, al place of incorporation (lugar de constitución) o, a

103
Arts. 1 y 2.1 Directiva de Mediación.
104
Art. 2 Directiva de Mediación.
Mediación comercial internacional 61

falta de tal lugar, el lugar conforme a cuya legislación se haya efectuado la


formación (creación) de la sociedad o persona jurídica.
3. Para determinar si un trust está domiciliado en el Estado miembro
cuyos órganos jurisdiccionales conocen del asunto, el órgano jurisdiccional
aplicará sus normas de Derecho internacional privado.

Este requisito de residencia o domicilio ha de evaluarse en la fecha


en que:
• las partes acuerden hacer uso de la mediación una vez surgi-
do el litigio, o
• un tribunal dicte la mediación,
• sea obligatorio recurrir a la mediación a tenor de la legisla-
ción nacional, o
• se remita una invitación a las partes por parte de una auto-
ridad jurisdiccional para que recurran a la mediación para
solucionar el litigio105.
Por último, el art. 2.2 dispone que también se entenderá por “li-
tigio transfronterizo” aquel en el que se inicie un procedimiento ju-
dicial o un arbitraje tras la mediación entre las partes en un Estado
miembro distinto de aquel en que las partes estén domiciliadas o
residan habitualmente en la fecha que se contemplan en la lista an-
terior.

4.2.3 Deber del Estado de fomentar el acceso y la calidad de


la mediación

La Directiva obliga a todos los Estados miembros a adoptar cier-


tas medidas encaminadas al fomento y promoción de la mediación
en cada país.
¿Cómo se concreta este deber? En primer lugar, la Directiva
exige a cada país de la Unión que fomente la calidad de la me-
diación mediante códigos de conducta, controles y formación de
mediadores. En concreto, los Estados tienen la obligación expre-
sa de fomentar —de la forma que consideren conveniente— la

105
Cf. art. 5 Directiva de Mediación.
62 Luis Fernando Rodríguez

elaboración de códigos de conducta voluntarios y la adhesión de


los mediadores y las organizaciones que presten servicios de me-
diación a dichos códigos, así como otros mecanismos efectivos
de control de calidad referentes a la prestación de servicios de
mediación106.
En estrecha conexión con esto, cada Estado miembro debe pro-
mover la formación inicial y continua de mediadores para garan-
tizar que la mediación se lleve a cabo de forma eficaz, imparcial y
competente en relación con las partes107.
Por otra parte, los Estados miembros también tienen la obliga-
ción legal de fomentar el acceso del público —en particular a través
de internet— a la información sobre la forma de ponerse en contac-
to con mediadores y organismos que presten servicios de media-
ción108.
Si bien el texto de la Directiva aclara que los Estados no quedan
obligados a aportar financiación para el fomento de la mediación109,
y estas obligaciones dejan un gran margen de discrecionalidad, su
mera existencia confiere legitimidad a la mediación como método
de resolución de controversias comerciales.

4.2.4 Derecho al uso de la mediación

El deber de los Estados de fomentar la mediación se complemen-


ta con el reconocimiento de un derecho al uso de la mediación. La
Directiva establece la posibilidad, allí donde no exista, de que el ór-
gano jurisdiccional que conozca de un asunto, cuando proceda y te-
niendo en cuenta todas las circunstancias del caso, pueda proponer
a las partes que recurran a la mediación para solucionar el litigio110.
El órgano jurisdiccional puede incluso pedir a las partes que asistan
a una sesión informativa sobre el uso de la mediación, si se celebran

106
Art. 4.1 Directiva de Mediación.
107
Art. 4.2 Directiva de Mediación.
108
Art. 9 Directiva de Mediación.
109
Cf. considerando 17 Directiva de Mediación.
110
Art. 5.1 Directiva de Mediación.
Mediación comercial internacional 63

tales sesiones y son fácilmente accesibles111. El Derecho nacional


debe dar a los órganos jurisdiccionales la posibilidad de establecer
límites temporales al procedimiento de mediación112.
Estas previsiones de la Directiva no modifican las legislaciones
nacionales que estipulan la obligatoriedad de la mediación o que la
someten a incentivos o sanciones, antes o después de la incoación
del proceso judicial113.
No obstante esta opción, los estudios empíricos parecen sugerir
que los órganos judiciales son, lamentablemente, los menos incli-
nados en la práctica a dar origen a un procedimiento de mediación
dentro de una disputa mercantil internacional114.

4.2.5 Implementación y futuro de la Directiva

Los Estados miembros dispusieron hasta el 21 de mayo de 2011


para poner en vigor las disposiciones legales, reglamentarias y ad-
ministrativas necesarias para dar cumplimiento a la mayor parte de
las disposiciones de la Directiva. En la actualidad, todos los Estados
miembros115 han adoptado la Directiva mediante las consiguientes
normas internas116.
Algunas normas nacionales que recogen lo dispuesto por la Di-
rectiva en los países de nuestro entorno son las siguientes117:

111
Art. 5.1 Directiva de Mediación. No obstante, nótese que, conforme al consi-
derando 14, “nada de lo dispuesto en la presente Directiva debe afectar a la legislación
nacional que haga obligatorio el uso de la mediación o que la someta a incentivos o san-
ciones, siempre que tal legislación no impida a las partes el ejercicio de su derecho de ac-
ceso al sistema judicial. Tampoco afectará nada de lo dispuesto en la presente Directiva
a los sistemas de mediación autorreguladores vigentes, en la medida en que se ocupen
de aspectos que no estén cubiertos por la presente Directiva”.
112
Cf. considerando 13 Directiva de Mediación.
113
Art. 5.2 Directiva de Mediación.
114
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., pág. 19.
115
Con la excepción, ya indicada, de Dinamarca.
116
Cf. art. 12 Directiva de Mediación.
117
De conformidad con el art. 12.1, “cuando los Estados miembros adopten dichas
disposiciones, éstas harán referencia a la presente Directiva o irán acompañadas de di-
cha referencia en su publicación oficial. Los Estados miembros establecerán las modali-
dades de la mencionada referencia”. Además, en virtud del art. 12.2, se dispone que “los
64 Luis Fernando Rodríguez

• Alemania: Gesetz zur Förderung der Mediation und anderer


Verfahren der außergerichtlichen Konfliktbeilegung, publicada
en el nº 35, Bundesgesetzblatt Teil 1 (BGB 1) de 25 de julio de
2012.
• España: Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles
y mercantiles, publicada en el Boletín Oficial del Estado, nº 65,
de 16 de marzo de 2012.
• Francia: Ordonnance n° 2011-1540 du 16 novembre 2011 por-
tant transposition de la directive 2008/52/CE du Parlement
européen et du Conseil du 21 mai 2008 sur certains aspects de
la médiation en matière civile et commerciale, publicada en el
Journal Officiel de la République Française de 17 de noviem-
bre de 2011.
• Italia: Attuazione dell'art. 60 della legge 18 giugno 2009, n.
69, in materia di mediazione finalizzata alla conciliazione de-
lle controversie civili e commerciali, publicada en el nº 53 de la
Gazzetta Ufficiale della Repubblica Italiana, de 5 de octubre
de 2010.
• Reino Unido: The Cross-Border Mediation (EU Directive)
Regulations 2011, publicadas en Her Majesty's Stationery Office
(HMSO), nº. 1133, de 18 de abril de 2011118.
Por último, la Directiva y su éxito habrán de ser evaluados pron-
to de manera oficial. El art. 11 de la propia norma encargó a la Co-
misión Europea la presentación al Parlamento Europeo, al Consejo
y al Comité Económico y Social Europeo de un informe sobre su
aplicación, a más tardar el 21 de mayo de 2016. Este informe deberá
examinar específicamente el desarrollo de la mediación en la Unión
Europea y el impacto de la Directiva en los Estados miembros. Si es
necesario, el informe irá acompañado de propuestas de adaptación
de la presente Directiva119.

Estados miembros comunicarán a la Comisión el texto de las principales disposiciones


de Derecho interno que adopten en el ámbito regulado por la presente Directiva”.
118
La lista completa de las national implementing measures puede consultarse en la
web oficial de normativa de la Unión Europea: http://eur-lex.europa.eu/
119
Cf. art. 11 Directiva de Mediación.
Mediación comercial internacional 65

4.3 LA MEDIACIÓN MERCANTIL EN EL DERECHO DE LOS ESTADOS UNI-


DOS

En Estados Unidos, un país con larga tradición mediadora, la Na-


tional Conference of Commissioners on Uniform State Laws aprobó
en 2001 la Uniform Mediation Act (UMA), recomendando la adopción
de esta ley modelo a todos los estados de la Unión. En 2003 el texto
fue modicado para adaptarlo y armonizar sus disposiciones con
las de la Ley Modelo de la CNUDMI. Hasta la fecha, ocho estados
ya han aprobado sus versiones de la Uniform Mediation Act: District
of Columbia, Hawaii, Idaho, Illinois, Iowa, Nebraska, New Jersey,
Ohio, South Dakota, Utah, Vermont y Washington. La adopción de
la ley está en trámite en las cámaras legislativas de Nueva York y
Massachusetts120.
Entre los principales objetivos de la UMA se encuentran el fo-
mento de la mediación mediante la aprobación de normas unifor-
mes y, muy especialmente, la garantía de la condencialidad del
entero procedimiento, sujeta sólo a excepciones fundadas en impor-
tantes intereses públicos121.
En lo que respecta a su contenido, la UMA cuenta con diecisiete
artículos, que se ocupan del título, deniciones y ámbito de apli-
cación de la norma (arts. 1 a 3), la garantía de la condencialidad
durante el procedimiento (arts. 4 a 9), las personas que pueden par-
ticipar en el mismo (art. 10), la regulación de la mediación comercial
internacional (art. 11), el uso de rmas electrónicas (art. 12) y la in-
terpretación y vigencia de la ley (arts. 13 a 17).
A los efectos que aquí más nos interesan, la mediación comercial
internacional queda regulada por la UMA por referencia a la Ley
Modelo de la CNUDMI. Según el art. 11 UMA, cualquier mediación
que cumpla con los requisitos del art. 1 de la Ley Modelo pasa a
quedar regulada automáticamente por la propia Ley Modelo:

120
Véase la información actualizada de la National Conference of Commissioners
on Uniform State Laws en su sitio web: www.uniformlaws.org.
121
Cf. Prefatory Note, UMA.
66 Luis Fernando Rodríguez

Section 11. International Commercial Mediation.


(a) In this section, “Model Law” means the Model Law on International
Commercial Conciliation adopted by the United Nations Commission on
International Trade Law on 28 June 2002 and recommended by the United
Nations General Assembly in a resolution (A/RES/57/18) dated 19 Novem-
ber 2002, and “international commercial mediation” means an international
commercial conciliation as dened in Article 1 of the Model Law.
(b) Except as otherwise provided in subsections (c) and (d), if a media-
tion is an international commercial mediation, the mediation is governed by
the Model Law.
(c) Unless the parties agree in accordance with Section 3(c) of this [Act]
that all or part of an international commercial mediation is not privileged,
Sections 4, 5, and 6 and any applicable denitions in Section 2 of this [Act]
also apply to the mediation and nothing in Article 10 of the Model Law dero-
gates from Sections 4, 5, and 6.
(d) If the parties to an international commercial mediation agree under
Article 1, subsection (7), of the Model Law that the Model Law does not
apply, this [Act] applies.

Tal como está congurado, el art. 11 UMA permite a las media-


ciones comerciales internacionales beneciarse simultáneamente
tanto del sistema de la Ley Modelo como del régimen de conden-
cialidad de la UMA, que ofrece una protección más amplia que la
primera. No obstante, si las partes desean que su mediación no que-
de regulada por las normas ya de la Ley Modelo, ya de la UMA, pue-
den decidirlo así de común acuerdo122. De hecho, las partes pueden
designar cualquier otro ordenamiento que gobierne su mediación,
si bien, no obstante, deben tener presente el riesgo de que el juez se
niegue a aplicar ciertos aspectos de la ley extranjera por considerar-
los de carácter procesal o contrarios al orden público del Estado123.

4.4 RETOS JURÍDICOS DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL

Si bien la cultura de la mediación crece gradualmente en los paí-


ses más desarrollados, existe una mayoría de Estados que todavía

122
Cf. Comentario al art. 11 en la versión oficial de la UMA, apart. “1. Varying by
Agreement/Choice of Law”.
123
Cf. ibid.
Mediación comercial internacional 67

no tienen leyes que se ocupen específicamente de la mediación, y


aún menos de la mediación comercial internacional.
Esto se debe principalmente a dos causas. En primer lugar, en
una mayoría de naciones y culturas la mediación es todavía un mé-
todo desconocido. En segundo lugar, la propia naturaleza de la me-
diación, que se caracteriza por la amplia libertad de que gozan las
partes para conducir su procedimiento negociador como más les
convenga. Parece desaconsejable que el legislador intervenga para
introducir reglas que podrían reducir de manera indebida la flexibi-
lidad del método.
En el concreto caso de la mediación comercial internacional,
otras dos causas adicionales vienen a explicar la falta de atención
por parte de los legisladores nacionales. En primer lugar, los gobier-
nos han concedido históricamente al comercio exterior un amplio
margen para su autorregulación. En segundo lugar, la regulación
de las transacciones internacionales se ha dejado en buena medida a
la iniciativa de instancias supranacionales.
La ausencia de normas a nivel internacional que armonicen las
diferencias entre los distintos ordenamientos nacionales hace que
la mediación comercial transfronteriza presente aún lagunas regu-
latorias. Estas lagunas afectan principalmente a cinco aspectos del
procedimiento124:
• la ejecución del acuerdo de mediación,
• el efecto suspensivo del procedimiento de mediación frente
a procesos judiciales o arbitrales,
• la ejecución del acuerdo de transacción,
• la garantía de la confidencialidad y
• los efectos de los plazos de prescripción y caducidad.
Los aspectos listados pueden ser problemáticos en tanto que los
acuerdos que alcancen las partes sobre estos extremos no tienen ga-
rantizada su plena eficacia, o al menos, el que surtan los efectos que

124
Para un comentario sobre los problemas que presentan cada uno de estos aspec-
tos, cf. Bühring-Uhle, Christian, op. cit., págs. 228–237.
68 Luis Fernando Rodríguez

las partes desearon. Distintos ordenamientos, potencialmente apli-


cables a la mediación, pueden regular estos puntos de modo diver-
so, lo que a su vez puede dar lugar a un resultado que las partes no
esperaban al acudir a la mediación.
Si bien todos estos factores son estudiados con detalle en capítu-
los posteriores, ofrecemos a continuación una presentación prelimi-
nar de sus problemas.
El primero de los aspectos conflictivos tiene que ver con la ejecución
del acuerdo de mediación. Las partes pueden acordar someter las dis-
putas futuras de su contrato a mediación. Sin embargo, ¿qué sucede si
después una de las partes se niega a intentar la mediación y presenta
una demanda civil o una solicitud de arbitraje? ¿Puede el juez o árbitro
obligar a las partes a someterse a mediación antes de dejarles proceder
con su juicio o arbitraje? En el caso de que lo haga cuando esté en mar-
cha la mediación, ¿cuándo se puede dar por satisfecho el acuerdo de
las partes de someter su disputa a una mediación?
Otro problema tiene que ver con la ejecución del acuerdo de tran-
sacción. En caso de que mediación haya terminado en acuerdo, ¿qué
sucede si una parte se niega más tarde a cumplir lo establecido en el
acuerdo? ¿Qué puede hacer la otra parte? Como veremos, los acuer-
dos de transacción suelen tener la fuerza vinculante de las meras
obligaciones contractuales. Su ejecución puede exigir en ocasiones
el recurso a los juzgados y tribunales nacionales, salvo en aquellos
casos en que sea ejecutable a través de un instrumento público.
En tercer lugar, la garantía de la confidencialidad tampoco está
completamente resuelta a nivel internacional. Las partes entre sí y
con el mediador pueden acordar que nada de lo sustanciado duran-
te la mediación pueda ser hecho público o usado en un juicio o arbi-
traje posterior. Como veremos, numerosos reglamentos de media-
ción también garantizan la confidencialidad de todo lo sustanciado
durante el procedimiento. Sin embargo, ¿qué sucede si una de las
partes filtra a la prensa documentos del procedimiento, o presenta
materiales como prueba en un juicio o arbitraje posterior? No existe
garantía de que los tribunales de un concreto país respeten el acuer-
do de confidencialidad de una mediación.
Mediación comercial internacional 69

Por último, el comienzo de la mediación no siempre asegura la


suspensión de los plazos de prescripción y caducidad. ¿Qué sucede
si las partes han previsto algo al respecto en su contrato? ¿Qué efec-
tos tienen tales previsiones?
Como veremos, la solución de todos estos puntos problemáticos
de la mediación comercial internacional depende generalmente de
la concreta lex fori o régimen jurídico que aplique el tribunal judi-
cial o arbitral que conozca del caso. En ocasiones, las partes pue-
den resolver parte de estas cuestiones seleccionando, mediante una
cláusula de elección de foro, aquel que más les convenga. Esto sin
embargo no resulta siempre posible. Las opciones para seleccionar
un foro son en la práctica limitadas. En algunas jurisdicciones, los
tribunales pueden declinar su competencia en virtud de la doctrina
del forum non conveniens. Por añadidura, la actitud de un foro hacia
la mediación es sólo uno de entre los muchos factores a considerar
por los implicados, tales como el coste y la certeza jurídica que el
foro puede proporcionar.
En conclusión, los problemas expuestos muestran los puntos dé-
biles del marco jurídico en que se desenvuelve la mediación comer-
cial internacional, y que suponen un obstáculo para su desarrollo
en el mundo. No obstante, las partes pueden prevenir parte de los
efectos indeseados con un adecuado asesoramiento y previsión. Por
otro lado, muchos aspectos de la mediación, como la sustanciación
del procedimiento, no presentan mayor problema, ya que ésta per-
manece bajo el control de las partes sin mayores interferencias.
Además, como acabamos de ver, pese a la ausencia generaliza-
da de normas internas, ciertos aspectos concretos de la mediación
comercial internacional sí que han sido reguladas por algunos paí-
ses, como los de la Unión Europea y Estados Unidos, cuyos orde-
namientos abordan la interrupción de los plazos de caducidad y
prescripción, la ejecución del acuerdo de transacción alcanzado o el
derecho del mediador a negarse a declarar en procedimientos pos-
teriores para conservar la confidencialidad de la mediación.
5. MODALIDADES DE MEDIACIÓN

5.1 MEDIACIÓN INSTITUCIONAL, AD HOC E HÍBRIDA

Existen tres modalidades principales de mediación comercial in-


ternacional: mediaciones institucionales, mediaciones ad hoc y me-
diaciones que son híbridos de las dos anteriores. Si bien en lo sus-
tancial no hay grandes diferencias entre ellas, conviene conocer las
características de cada una.
Se denomina mediación institucional a aquella en que las partes
deciden acudir a una organización externa para que les ayude a
conducir y administrar su mediación conforme a las reglas emitidas
por el propio ente. Las últimas décadas han visto la aparición de
numerosos centros alrededor del mundo que ofrecen sus servicios
para acoger y dar apoyo técnico y administrativo a procedimien-
tos de mediación. Algunas de estas instituciones se dedican exclu-
sivamente a la mediación, mientras que otras vienen administrando
procedimientos arbitrales desde hace décadas, y ofrecen ahora sus
servicios en apoyo de otros procedimientos ADR, entre los cuales se
encuentra la mediación.
Por otro lado, frente a la mediación institucional, las partes de
una controversia mercantil internacional pueden acordar llevar
a cabo una mediación ad hoc, esto es, sin el soporte administrativo
de una institución ni referencia a un reglamento de mediación en
concreto. En estos casos, las partes deben resolver entre sí y con el
mediador todos los extremos del procedimiento y cualquier aspecto
técnico o administrativo que surja.
Por último, no son escasas las mediaciones comerciales que
transcurren por una vía media entre un procedimiento institucional
72 Luis Fernando Rodríguez

y uno ad hoc. Por ejemplo, las partes pueden solicitar la ayuda de un


centro de mediación para que les asista únicamente en encontrar un
mediador adecuado a su conflicto125. O también, una parte puede
decidirse a usar la ayuda de un centro de manera puntual y estra-
tégica; verbigracia, cuando cree que la contraparte rechazará una
oferta para mediar si se lo propone directamente, la parte intere-
sada puede acudir a una institución para que se ponga en contacto
con los representantes de la otra parte y les ofrezca organizar una
mediación126.
En definitiva, la implicación de las instituciones de mediación
varía en modo e intensidad para cada concreto caso. En algunos su-
puestos, la institución participa en el inicio del proceso, la selección
y el nombramiento de los mediadores y la terminación del proce-
dimiento, de una manera muy similar a lo que acontece en el arbi-
traje institucional. En otros, la naturaleza voluntaria y flexible de la
mediación permite que las partes recurran a la ayuda de una ins-
titución o a sus reglas para aspectos puntuales, o por el contrario,
conduzcan sus negociaciones de manera completamente autónoma
y al margen de todo aspecto institucional.
El importante papel de las instituciones en apoyo de las media-
ciones internacionales ha quedado reconocido actualmente en la
Ley Modelo, cuyo art. 5.3 explica su función en los siguientes tér-
minos:
3. Las partes podrán recabar la asistencia de una institución o persona
para la designación de los conciliadores. En particular:
a) las partes podrán solicitar a tal institución o persona que les recomien-
de personas idóneas para desempeñar la función de conciliador; o
b) las partes podrán convenir en que el nombramiento de uno o más con-
ciliadores sea efectuado directamente por dicha institución o persona.

125
Sirva como ejemplo el modo en que la OMPI oferta sus servicios al respecto:
“Una de las principales funciones del Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI es
asistir a las partes en la identificación y elección del mediador. El Centro cumple esa
función consultando a las partes y sometiéndoles los nombres y datos biográficos de los
posibles candidatos”, Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, Guía de la mediación
de la OMPI, n. 449(S), Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, 2009pág. 15.
126
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 182.
Mediación comercial internacional 73

4. Al formular recomendaciones o efectuar nombramientos de personas


para el cargo de conciliador, la institución o persona tendrá en cuenta las
consideraciones que puedan garantizar el nombramiento de un conciliador
independiente e imparcial y, en su caso, tendrá en cuenta la conveniencia de
nombrar un conciliador de nacionalidad distinta a las nacionalidades de las
partes.

5.2 CENTROS DE MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNACIONAL

Los últimos lustros han visto la aparición de numerosas institu-


ciones de mediación a lo largo del mundo, a medida que la prácti-
ca de la mediación ha ido extendiéndose. La mayor parte de estos
centros limita su influencia a un país o región del mundo. Otros se
presentan al mercado con afán de tener un alcance global. En tan-
to que algunas de estas entidades ofrecen únicamente servicios de
mediación127, otras son antiguas instituciones arbitrales que han ex-
tendido su catálogo de servicios para ofrecer ahora una variedad de
prestaciones relacionadas con los métodos ADR128.
Entre las instituciones de genuino alcance mundial se cuentan,
entre otras, el Centro Internacional de ADR de la Cámara de Comercio
Internacional (CCI) y el Centro de Arbitraje y Mediación de la Organiza-
ción Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
En cuanto al primero, el Centro Internacional de ADR de la CCI es
una entidad distinta de la Corte de Arbitraje Internacional de la CCI.
Mientras la Corte se ocupa de los arbitrajes administrados por la
CCI, el Centro oferta otros mecanismos de resolución de disputas
tales como mediación, expert determination o dispute boards.
El Centro tiene su sede en París, en las oficinas centrales de la
CCI. Dispone de un grupo de abogados internacionales a cargo del
case management, de responder a las dudas de los usuarios y de orga-
nizar regularmente conferencias y cursos de formación, entre otras
funciones.

127
Los centros que sólo ofrecen mediación tienden a ser más baratos que los que
también ofrecen arbitraje.
128
Para una breve relación de la historia y evolución de la denominada “institucio-
nalización” de la mediación, cf. Alexander, Nadja, op. cit., págs. 54-59.
74 Luis Fernando Rodríguez

En lo que se refiere al Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI,


con sede en Ginebra (Suiza), éste fue creado en 1994 para promover
la solución de controversias comerciales internacionales entre par-
ticulares por medio de métodos alternativos de solución de contro-
versias, tales como el arbitraje, la mediación y la expert determination.
Estos procedimientos se consideran especialmente idóneos para re-
solver controversias internacionales en el campo de la tecnología,
el entretenimiento y la propiedad intelectual a escala mundial. Los
conflictos administrados provienen de una gran variedad de juris-
dicciones: Alemania, Austria, China, España, Francia, Hungría, In-
dia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Países Bajos, Panamá, Reino Unido,
Suiza o Estados Unidos.
El Centro ha observado un marcado incremento en el número
de solicitudes presentadas de conformidad con su reglamento de
mediación. Las controversias sometidas incluyen tanto materia con-
tractual (por ejemplo, licencias de patentes y software, acuerdos de
coexistencia en materia de marcas, acuerdos de distribución para
productos farmacéuticos y acuerdos de investigación y desarro-
llo) como no contractual (por ejemplo, infracciones de patentes). El
Centro también es uno de los principales proveedores de servicios
de solución de controversias sobre registro y uso de los nombres de
dominio de internet.
Como se discute más adelante, el Centro asiste a las partes en
la identificación y elección de mediadores y expertos por medio de
una base de datos de más de 1.500 expertos con experiencia en la
resolución alternativa de controversias en el ámbito de la propiedad
intelectual. El Centro también supervisa los casos en cuanto a su du-
ración y costes.
Otras instituciones de mediación presentan raíces regionales
pero vocación global, como es el caso, entre otros, del Centro Interna-
cional para la Resolución de Disputas, que es la división internacional
de la Asociación Americana de Arbitraje (ICDR-AAA) y tiene enco-
mendada en exclusiva la administración de los asuntos internacio-
nales de la AAA. El centro ofrece una amplia gama de servicios para
la resolución de disputas de carácter internacional, incluyendo la
Mediación comercial internacional 75

mediación, que es administrada conforme a su Reglamento de Media-


ción Internacional.
Por su parte, otra institución de origen estadounidense y alcan-
ce internacional es JAMS (Judicial Arbitration and Mediation Services),
que desde 1979 ofrece apoyo en la administración de una panoplia
de métodos ADR, incluyendo el arbitraje. En 2011 el centro creó
una rama —JAMS International— especializada en procedimientos
transfronterizos de mediación y arbitraje. Su sede se halla en Lon-
dres y dispone de oficinas en Ámsterdam, Milán, Roma o Canadá.
La proliferación de centros de mediación constituye una reali-
dad en otros lugares del mundo. Así, el sostenido avance de la me-
diación en Latinoamérica puede verse reflejado en la proliferación
de centros de mediación en múltiples países de la zona, tales como
Argentina (Centro Empresarial de Mediación y Arbitraje), Brasil (Centro
Brasilero de Mediación y Arbitraje), Chile (Centro de Arbitraje y Media-
ción de Santiago), Colombia (Centro de Arbitraje y Conciliación), Costa
Rica (Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Cos-
ta Rica), Ecuador (Centro de Arbitraje y Mediación), México (Comisión
de Mediación y Arbitraje Comercial de la Cámara Nacional de Comercio
de la Ciudad de México), Panamá (Centro de Conciliación y Arbitraje de
Panamá) o Venezuela (Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje),
por citar sólo unos pocos ejemplos de entre muchos.
Importantes centros de mediación operan también con éxito en
Asia, entre los cuales destacan los establecidos en Hong Kong (Hong
Kong International Arbitration Centre (HKIAC), Hong Kong Institute of
Mediation (HKIMed) y Hong Kong Mediation Centre (HKMC)) y, espe-
cialmente, Singapur, con el Singapore Mediation Centre (SMC) y el re-
cientemente creado Singapore International Mediation Centre (SIMC).
Además de todos estos centros, existen otros muchos países y re-
giones del mundo. Así, en Australia destacan el Australian Commer-
cial Disputes Centre (ACDC) o el Institute of Arbitrators & Mediators
Australia (IAMA). En Canadá, pueden citarse el ADR Institute of Ca-
nada, el Canadian Commercial Arbitration Center o el British Columbia
Arbitration and Mediation Institute. Finalmente, en Sudáfrica cabe re-
ferirse al Centre for Mediation of the Institute of Directors.
76 Luis Fernando Rodríguez

Por último, existen numerosos centros de mediación en cada uno


de los Estados miembros de la Unión Europea. Entre ellos desta-
can, por su larga experiencia y arraigo, los ubicados en Alemania
(especialmente, el Instituto Alemán del Arbitraje o Deutsche Institution
für Schiedsgerichtsbarkeit) y Reino Unido, en particular: el Centre for
Effective Dispute Resolution (CEDR), el ADR Group y la London Court
of International Arbitration (LCIA).

5.3 REGLAMENTOS DE MEDIACIÓN

Las partes pueden generalmente acordar que su mediación se


conduzca de acuerdo con el reglamento de mediación de alguna
institución, como el Reglamento de Mediación Internacional, elaborado
por el Centro Internacional de Resolución de Disputas de la Aso-
ciación Americana de Arbitraje, o el Reglamento de Mediación de la
Cámara de Comercio Internacional, entre otros muchos.
Estos reglamentos suelen ocuparse de regular las mismas mate-
rias, en concreto:
• la selección y nombramiento del mediador,
• sus deberes básicos,
• el inicio, la conducción y la conclusión de la mediación,
• la confidencialidad del proceso y
• los honorarios y costes que han de abonar las partes.
Además, sus normas tienen generalmente carácter subsidiario,
aplicándose a falta de acuerdo de las partes en contrario. Así, por
ejemplo, el art. 3.1 del Reglamento DIS dispone específicamente que
“the mediator shall organize the mediation proceedings pursuant
to the provisions of these rules and apart from that at his discretion.
The parties may agree to deviate from the rules”.
6. EL ACUERDO DE
MEDIACIÓN MERCANTIL INTERNACIONAL

Las partes de una controversia comercial internacional pueden


llegar a la mediación por diversas vías. Esta puede tener su origen
en una cláusula de un contrato mercantil, en un acuerdo de las par-
tes tras la aparición del conflicto o en una norma jurídica que, o bien
exija a las partes recurrir a la mediación, o bien faculte a los jueces o
funcionarios judiciales para que les exijan mediar su disputa antes
de proseguir con el proceso.

6.1 DEFINICIÓN DEL ACUERDO DE MEDIACIÓN

En la práctica comercial, las partes de una disputa internacional


acuden generalmente a la mediación con base en un acuerdo de
mediación. Este acuerdo es un contrato o una cláusula contractual
por la que las partes se obligan a recurrir a este mecanismo para in-
tentar resolver de buena fe sus diferencias. Este acuerdo puede ser
concluido antes o después de que la controversia haya surgido129, y
puede preceder o no a su resolución por un tribunal arbitral o una
autoridad judicial.
De acuerdo con los estudios de campo, la mayoría de procedi-
mientos de mediación comercial internacional tienen su origen en
una cláusula que las partes incluyeron en el contrato mercantil del
que surge su controversia130.
En este sentido, un buen acuerdo de mediación ha de incluir cier-
tos aspectos que sirven para facilitar tanto el inicio como la conduc-
ción del procedimiento. El acuerdo debería especificar:

129
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 127.
130
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., pág. 18.
78 Luis Fernando Rodríguez

• si la mediación es o no obligatoria;
• si la mediación ha de tener lugar bajo los auspicios de algún
centro de mediación;
• qué reglas de procedimiento serán aplicables a la media-
ción, en particular, los aspectos relativos a la selección
y nombramiento del mediador, la confidencialidad y el
modo en que se repartirán y abonarán los gastos de la me-
diación;
• cualquier limitación temporal que las partes quieran consi-
derar131. Las partes pueden incluir un plazo exacto durante el
que las partes deben llevar a cabo la mediación antes de ini-
ciar un litigio o arbitraje. Este plazo ha de ser razonable, evi-
tando dilatar demasiado el conflicto pero teniendo en cuenta
también que la ubicación geográfica de las partes y la com-
plejidad de una eventual disputa podrían exigir un lapso de
varios meses. De hecho, los plazos habituales en la práctica
van desde los treinta hasta los noventa días. Asimismo, este
período debe empezar a contar desde un momento exacto,
como por ejemplo, la fecha en que una parte notifica a la otra
fehacientemente su deseo de mediar.
Para facilitar la redacción eficaz de acuerdos de mediación, la
mayoría de centros publican modelos de cláusulas en virtud de las
cuales las partes acuerdan someter su controversia a mediación bajo
los auspicios del propio centro. Estas cláusulas están redactadas en
un lenguaje claro y preciso, lo que hace aconsejable su uso. Obvia-
mente, las partes son libres para modificar el tenor de estas cláusu-
las, o de adaptarlo a sus circunstancias particulares, con cuidado de
evitar toda ambigüedad o deficiencia. Un lenguaje poco claro causa
incertidumbre y retrasos y puede entorpecer, o incluso impedir, el
procedimiento de mediación.
A continuación examinaremos las distintas modalidades que
existen de este tipo de cláusulas.

131
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 84 y 85.
Mediación comercial internacional 79

6.2 TIPOS DE CLÁUSULAS DE MEDIACIÓN

6.2.1 Cláusulas que contemplan la mediación como una posi-


bilidad

En algunas cláusulas las partes reconocen la mediación como una


mera posibilidad en caso de conflicto. Esta cláusula no compromete
a las partes a hacer nada. Su objeto es simplemente recordarles la
posibilidad de utilizar la mediación para la solución de controver-
sias, o dar pie a una de las partes para que proponga la mediación
a la otra. Estas cláusulas pueden incluso especificar el centro y el
procedimiento de mediación al que podrían acudir.
El Reglamento de Mediación de la CCI ofrece el siguiente modelo
de este tipo de cláusula:
Las partes podrán en todo momento, sin perjuicio de cualquier otro pro-
cedimiento, intentar la solución de cualquier controversia que se derive de
este contrato o esté relacionada con él de acuerdo con las disposiciones del
Reglamento de Mediación de la CCI.

6.2.2 Cláusulas por las que las partes se obligan a considerar


la mediación

Yendo un paso más allá, las partes pueden incluir una cláusula
por la que se obligan, cuando surja una controversia entre ellas, a
discutir y considerar conjuntamente y de manera expresa la posibili-
dad de someterse a un procedimiento de solución de controversias.
La cláusula puede referirse a la mediación en abstracto o especificar
qué concreto reglamento de mediación han de considerar.
Esta cláusula puede resultar apropiada cuando las partes no de-
sean comprometerse a someter de antemano toda controversia a un
procedimiento de mediación, sino que prefieren mantener la liber-
tad de optar o no por ella.
La Cláusula B del Reglamento de Mediación de la CCI ofrece el si-
guiente ejemplo de este tipo de acuerdos:
80 Luis Fernando Rodríguez

En caso de controversias derivadas del presente contrato o relacionadas


con él, las partes se comprometen a discutir y considerar, en primer lugar,
el recurso al procedimiento de solución de controversias del Reglamento de
Mediación de la CCI.

6.2.3 Cláusulas por las que las partes se obligan a someter su


controversia a mediación

Más frecuentemente, las partes de un contrato incluyen cláusulas


por las que establecen la obligación expresa de someter las contro-
versias a un procedimiento de mediación. Esta obligación puede re-
ferirse a la mediación en abstracto o incluir detalles sobre el concreto
procedimiento al que las partes habrán de acudir. Así, por ejemplo,
la OMPI propone el siguiente modelo de cláusula de mediación:
Toda controversia, diferencia o reclamación que surja del presente con-
trato y de toda enmienda al mismo o relativa al presente contrato, inclu-
yendo en particular, su formación, validez, obligatoriedad, interpretación,
ejecución, incumplimiento o resolución, así como las reclamaciones extra-
contractuales, serán sometidas a mediación de conformidad con el Regla-
mento de Mediación de la OMPI. La mediación tendrá lugar en [especificar el
lugar]. El idioma que se utilizará en la mediación será [especificar el idioma]132.

6.2.4 Cláusulas por las que las partes se obligan a someter


su controversia a mediación, seguida en su caso de un
procedimiento arbitral o judicial

El tipo de cláusula de mediación más habitual en los contratos


mercantiles es el que recoge el compromiso de las partes de some-
ter su disputa en primer lugar a mediación y, en caso de no llegar
a un acuerdo, a un procedimiento judicial o arbitral. Este tipo de
cláusulas reciben los nombres de step clauses o tiered clauses, ya que
arbitran un proceso de resolución de disputas escalonado en varias
fases. De este modo, las partes acudirán primero a un método más
rápido y menos oneroso —la mediación— y, sólo tras constatar que
no pueden llegar a un acuerdo, someterán sus diferencias a la reso-

132
Cf. Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, op. cit., pág. 24.
Mediación comercial internacional 81

lución definitiva de un juez o un árbitro133. La mediación se configu-


ra así como una fase intermedia dentro de un procedimiento orde-
nado en varios niveles134. De hecho, como advierte Alexander, las
partes pueden acordar mezclar los distintos procesos de resolución
de disputas en cualquier forma que se acomode a sus necesidades,
en lo que viene a denominarse dispute systems design135. Estas cláusu-
las generalmente arbitran primero mecanismos de índole concilia-
toria (por ejemplo, negociación seguida de mediación) y, si estos no
dan resultado, mecanismos jurisdiccionales, en los que un tercero
impondrá la solución al conflicto (vg. un arbitraje)136.
Un ejemplo acabado de este tipo de convenios es la cláusula-mo-
delo sugerida por la OMPI, en que se prevé la mediación, seguida
en su caso por un procedimiento de arbitraje, ambos bajo los auspi-
cios de la propia organización. Su tenor literal dice así:
Toda controversia, diferencia o reclamación que surja del presente con-
trato y de toda enmienda al mismo o relativa al presente contrato, inclu-
yendo en particular, su formación, validez, obligatoriedad, interpretación,
ejecución, incumplimiento o resolución, así como las reclamaciones extra-
contractuales, serán sometidas a mediación de conformidad con el Regla-
mento de Mediación de la OMPI. La mediación tendrá lugar en [especificar el
lugar]. El idioma que se utilizará en la mediación será [especificar el idioma].
Si la controversia, diferencia o reclamación no ha sido solucionada en la
mediación, o en la medida en que no haya sido solucionada en el plazo de
[60] [90] días contados desde el comienzo de la mediación, ésta será someti-
da a arbitraje, mediante la presentación de una solicitud de arbitraje por una
de las partes, para su solución definitiva de conformidad con el Reglamento
de Arbitraje de la OMPI. No obstante, si antes de la expiración de ese plazo
de [60] [90] días, una de las partes se abstiene de participar o deja de partici-
par en la mediación, se someterá la controversia, la diferencia o la reclama-
ción a arbitraje mediante la presentación de una solicitud de arbitraje por la
otra parte para su solución definitiva de conformidad con el Reglamento de
Arbitraje de la OMPI. [El Tribunal Arbitral estará compuesto por [un árbitro
único] [tres árbitros].] El arbitraje tendrá lugar en [especificar el lugar]. El idio-
ma que se utilizará en el procedimiento arbitral será [especificar el idioma]. La

133
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 83 y 84.
134
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., p. 18.
135
Cf. Costantino, C., y Merchant, C., Designing Conflict Management Systems, Jossy-
Bass Publishers, 1996.
136
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., págs.. 10 y 11.
82 Luis Fernando Rodríguez

controversia, diferencia o reclamación sometida a arbitraje se resolverá de


conformidad con el derecho de [especificar la jurisdicción]137.

Es importante que este tipo de cláusulas especifique si el arbitra-


je o el proceso judicial pueden o no iniciarse antes de que se dé fin a
la mediación.
Por ejemplo, el Reglamento de Mediación de la CCI ofrece una cláu-
sula modelo en que se autoriza un procedimiento de arbitraje para-
lelo en el tiempo a la mediación:
En caso de controversias derivadas del presente contrato o relacionadas
con él, las partes se comprometen a someterlas en primer lugar al procedi-
miento con arreglo al Reglamento de Mediación de la CCI. El inicio del pro-
cedimiento con arreglo al Reglamento de Mediación de la CCI no impedirá
a una parte iniciar el arbitraje de conformidad con la subcláusula (y) que
figura a continuación.

(y) Todas las controversias que deriven del presente contrato o que guar-
den relación con éste serán resueltas definitivamente de acuerdo con el Re-
glamento de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional por uno o
más árbitros nombrados conforme a este Reglamento.

La cláusula anterior deja claro que las partes tienen el deber de


someterse a un procedimiento de mediación, pero no han de espe-
rar a concluirlo, o dejar transcurrir un lapso de tiempo, antes de ini-
ciar el arbitraje. De hecho, ésta es la regla general del Reglamento
de Mediación de la CCI, cuyo art. 10.2 permite iniciar procesos ju-
diciales, arbitrales o similares en paralelo con el procedimiento de
mediación138.
En cualquier caso, no hay obstáculo en que la cláusula prevea
exactamente lo contrario, esto es, que el procedimiento de arbitraje
no puede comenzar hasta que se dé por concluida sin éxito la me-
diación, o hasta el vencimiento del periodo acordado después de la
presentación de la solicitud de mediación. En este último supuesto

137
Cf. Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, op. cit., pág. 25.
138
El tenor literal del artículo dice así: “Salvo acuerdo contrario escrito de todas las
partes, o que esté prohibido por el derecho aplicable, la partes podraán iniciar o conti-
nuar cualquier proceso judicial, arbitral o similar en relación con la controversia, a pesar
del Procedimiento establecido conforme al Reglamento”.
Mediación comercial internacional 83

las partes deberían determinar el plazo con la mayor precisión y cla-


ridad posibles, tomando en consideración todas las circunstancias
del contrato en cuestión.
El Modelo D ofrecido por el Reglamento de Mediación de la CCI es
un ejemplo de cómo este tipo de cláusulas deben configurarse:
En caso de controversias derivadas del presente contrato o relacionadas
con él, las partes se comprometen a someterlas en primer lugar al procedi-
miento con arreglo al Reglamento de Mediación de la CCI. A falta de resolu-
ción de las controversias según dicho Reglamento dentro de los [45] días si-
guientes a la presentación de la solicitud de Mediación, o al vencimiento de
otro plazo que hubiera sido acordado por escrito por las partes, tales contro-
versias deberán ser resueltas definitivamente de acuerdo con el Reglamento
de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional por uno o más árbitros
nombrados conforme a este Reglamento de Arbitraje.

6.3 EJECUCIÓN DE LAS CLÁUSULAS DE MEDIACIÓN COMERCIAL INTERNA-


CIONAL

Un problema jurídico emerge cuando las partes no han especifi-


cado en su acuerdo de mediación si el arbitraje o el proceso judicial
puede o no iniciarse antes de que se dé por concluida la mediación.
¿Tiene el acuerdo de mediación fuerza suspensiva de un ulterior
procedimiento?
En principio, cuando las partes han firmado una cláusula o acuer-
do de mediación, el juez o árbitro debería rechazar o suspender la
demanda judicial o la solicitud de arbitraje hasta que las partes in-
tenten la mediación. Este resultado es el previsto en numerosos or-
denamientos para cualquier acuerdo que prevea someter primero la
controversia a algún mecanismo de ADR. Así sucede, por ejemplo,
en el Derecho alemán para los procedimientos judiciales o para los
arbitrajes que tengan Alemania por sede. La exclusión de la posi-
bilidad para ejercer la acción civil se basa en un acuerdo implícito
de no demandar (pactum de non petendo). Mediante el acuerdo de
mediación, las partes no renuncian a la acción judicial o al arbitraje,
sino que acuerdan retrasar su derecho a demandar. Además, en el
ordenamiento alemán, la parte está suficientemente protegida con-
tra la pérdida de derechos durante la mediación —o cualquier otro
84 Luis Fernando Rodríguez

procedimiento de ADR— a través del parágrafo 203 del Código Ci-


vil alemán139.
El efecto procesal suspensivo del acuerdo de mediación ha sido
reconocido también por la Cour de Cassation francesa140, la Commer-
cial Court en Inglaterra141, la High Court en Singapur142 o la High Court
en Irlanda143. Lo mismo sucede generalmente en los tribunales esta-
dounidenses, donde tanto el Restatement of the Law (Contracts) como
el Uniform Commercial Code entienden que los agreements to agree no
son automáticamente inválidos144.
Por su parte, la Ley Modelo también recoge en su art. 13 el efecto
procesal suspensivo, disponiendo que:
Cuando las partes hayan acordado recurrir a la conciliación y se hayan
comprometido expresamente a no entablar, en un determinado plazo o
mientras no se produzca cierto hecho, ningún procedimiento arbitral o ju-
dicial con relación a una controversia existente o futura, el tribunal arbitral
o de justicia dará efecto a ese compromiso en tanto no se haya cumplido lo
en él estipulado, salvo en la medida necesaria para la salvaguardia de los
derechos que, a juicio de las partes, les correspondan. El inicio de tal proce-

139
La traducción oficial en inglés dispone lo siguiente: “Section 203. Suspension of
limitation in the case of negotiations. If negotiations between the obligor and the obli-
gee are in progress in respect of the claim or the circumstances giving rise to the claim,
the limitation period is suspended until one party or the other refuses to continue the
negotiations. The claim is statute-barred at the earliest three months after the end of the
suspension”.
140
Cf. Peyrin et autres c. Société Polyclinique des Fleurs, Cour de Cassation, Chambre
Commerciale, 6 de julio de 2000.
141
Cf. Cable & Wireless Plc. (C&W) v. IBM United Kingdom Ltd. (IBM) (2002) 2 All
E.R. (Comm.) 1041, 1054.
142
Cf. International Research Corp. PLC v. Lufthansa Systems Asia Pacific Pte. Ltd.
and another [2012] SGHC 226, y HSBC Institutional Trust Service v. Toshin Development
Singapore Pte. Ltd. [2012] 4 SLR 378.
143
Cf. Euro Petroleum Trading Ltd. v. Transpetroleum International Ltd., sentencia de
31 de enero de 2002.
144
Cf. AMF Incorporated v. Brunswick Corporation, 621 F. Supp. 456, 461 (E.D.N.Y.
1985): “Whether or not the agreement be deemed one to arbitrate, it is an enforceable
contract to utilize a confidential advisory process in a matter of serious concern to the
parties. The agreement may be enforced in equity”. También véase CB Richard Ellis, Inc.
v. American Environmental Waste 1998 WL 903495 (E.D.N.Y., 1998); Cecala v. Moore, 982 F.
Supp. 609 (N.D.Ill. 1997); Design Benefit Plans v. Enright, 940 F. Supp. 200 (N.D.Ill. 1996).
Mediación comercial internacional 85

dimiento no constituirá, en sí mismo, una renuncia al acuerdo de recurrir a


la conciliación ni la terminación de ésta145.

Sin embargo, el efecto suspensivo del acuerdo de mediación no


está reconocido en todas las jurisdicciones. Por ejemplo, en Suiza,
la corte de casación de Zúrich (Kassationsgericht) calificó el pactum
de non petendo contenido en un acuerdo de mediación como un ele-
mento de Derecho sustantivo y, en consecuencia, negó su calidad
de requisito procesal y concluyó que la acción presentada ante el
tribunal arbitral no tenía que ser rechazada a pesar de que las partes
no habían cumplido su acuerdo de someterse a mediación146.
Si bien hoy en minoría, esta interpretación de los tribunales sui-
zos fue dominante hasta hace poco tiempo. El cambio de percep-
ción que ha tenido lugar en relación con la mediación y su eficacia
encuentra en el Derecho inglés su ejemplo más ilustrativo. Tradi-
cionalmente, los jueces ingleses habían negado la efectividad de los
agreements to negotiate o agreements to agree con el argumento de que
no era posible determinar las obligaciones contractuales de las par-
tes que surgen de tal tipo de cláusula147, y había extendido este razo-
namiento también a los acuerdos ADR148.
Sin embargo, la proliferación de estos acuerdos y la popularidad
creciente de la mediación contribuyeron en buena medida a que la
High Court cambiara de criterio hasta adoptar su presente posición,
resumida elocuentemente en los siguientes párrafos:
[T]he English courts should nowadays not be astute to accentuate un-
certainty (and therefore unenforceability) in the field of dispute resolution
references. There is now available a clearly recognized and well-developed
process of dispute resolution involving sophisticated mediation techniques
provided by trained mediators in accordance with procedures designed to
achieve settlement by the means most suitable for the dispute in question
[…]

145
Cf. art. 13 Ley Modelo de CNUDMI.
146
Kassationsgericht Zurich, sentencia de 15 de marzo de 1999, ASA Bull. (2002)
373, 374.
147
Cf. Courtney & Fairbairn Ltd. v. Tolaini Brothers (Hotels) Ltd. (1975) 1 WLR 297;
Walford v. Miles (1992) 1 All E.R. 453.
148
Paul Smith Ltd. v. H&S International Holding Inc. [1991] 2 Lloyd’s Rep. 127, 131.
86 Luis Fernando Rodríguez

Accordingly, in the present case I conclude that clause 41.2 includes a


sufficiently defined mutual obligation upon the parties to go through the
process of initiating a mediation, selecting a mediator and at least presenting
that mediator with its case and its documents and attending upon him149.

Este cambio jurisprudencial se ha visto consolidado en la senten-


cia de 2014 Emirates Trading Agency, en que la High Court determinó
que una obligación limitada en el tiempo dentro de una cláusula
de resolución de controversias para resolver la disputa mediante
“friendly discussions” antes de someterla a arbitraje es plenamente
válida y efectiva de acuerdo con el Derecho inglés150.
En otro orden de cosas, el efecto suspensivo del acuerdo de me-
diación suscita una pregunta inmediata: ¿cuándo se entiende que
las partes han satisfecho su compromiso de mediar y, por tanto,
puede procederse a la fase judicial o arbitral?
El hecho de que exista un acuerdo de mediación no significa que
las partes deban mediar su disputa indefinidamente hasta que uno
de los dos transija. A fin de cuentas, una característica esencial de la
mediación es que las partes pueden abandonar el procedimiento en
cualquier momento.
Así pues, lo que se exige a cada parte es que haga un esfuerzo
sincero y razonable para resolver el conflicto mediante la media-
ción. El tribunal arbitral del caso CCI Nº 6276 formuló esta idea en
una manera que expresa lo que probablemente sea el “mejor dere-
cho” sobre esta cuestión:
With regard to prior resort to amicable settlement, the Tribunal notes
that there are no objective criteria making it possible to declare that the

149
Cable & Wireless Plc. (C&W) v. IBM United Kingdom Ltd. (IBM) (2002) 2 All E.R.
(Comm.) 1041, 1054. Citada por Berger, Klaus Peter, op. cit., págs. 128 y 129.
150
Cf. Emirates Trading Agency Llc. v. Prime Mineral Exports Private Ltd. [2014]
EWHC 2104 (Comm.) (1 July 2014). La cláusula de mediación preveía lo siguiente: “In
case of any dispute or claim arising out of or in connection with or under this [contract]
including on account of breaches/defaults mentioned in 9.2, 9.3, Clauses 10.1(d) and/
or 10.1(e) above, the Parties shall first seek to resolve the dispute or claim by friendly
discussion. Any party may notify the other Party of its desire to enter into consultation
to resolve a dispute or claim. If no solution can be arrived at in between the Parties for a
continuous period of 4 (four) weeks then the non-defaulting party can invoke the arbi-
tration clause and refer the disputes to arbitration”.
Mediación comercial internacional 87

means of amicable settlement have been actually exhausted. These means


cannot be identified in absolute terms and do not obey any preestablis-
hed and stereotyped rules. Everything depends on the circumstances and
chiefly on good faith of the parties. What matters is that they should have
shown their good will by seizing every opportunity to try to settle their
dispute in amicable manner. They will only be discharged of this duty
when they arrive in good faith at the conviction that they have reached a
persistent deadlock151.

Un escenario ligeramente distinto al anterior es aquel en que una


de las partes quiera iniciar el procedimiento judicial o arbitral y la
mediación aún esté en marcha o no se le haya dado término for-
malmente. Como indicamos en la sección anterior, las cláusulas que
prevén que las partes acudan a la mediación antes de un procedi-
miento arbitral o judicial deben aclarar si han de esperar o no a que
se concluya la primera antes de poder incoar el segundo. Desde una
perspectiva práctica, el hecho de que las partes entablen procedi-
mientos arbitrales o judiciales cuando está en curso un proceso de
mediación suele redundar en detrimento de la posibilidad de llegar
a un arreglo.
Parece que la solución técnicamente más correcta es que, en estos
casos, los tribunales judiciales o arbitrales deberían inadmitir o sus-
pender el proceso hasta que la mediación pueda darse formalmente
por concluida.
En último término, la doctrina expuesta nos conduce a que sea
el tribunal arbitral o el juez nacional quien deba examinar y decidir
hasta qué punto se ha dado cumplimiento por las partes al acuerdo
de mediación previsto en la cláusula en el caso concreto. En prin-
cipio, debería bastar con que las partes hayan iniciado los procedi-
mientos previstos y hayan hecho un intento razonable y de buena fe
de resolver la disputa.
La única excepción a la solución expuesta vendría dada por el
supuesto de que una de las partes necesitara iniciar una acción ju-
dicial o solicitara una medida preliminar del tribunal arbitral para

151
ICC Award No. 6276, reprinted in Figueres, ICC International Court of
Arbitration Bull. (2003), Vol. 14/No. 1, 76, 77. Citado por Berger, Klaus Peter, op. cit.,
pág. 131.
88 Luis Fernando Rodríguez

conservar sus derechos. Esta excepción está de hecho expresamente


prevista en el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI, que dis-
pone que las partes se comprometen a no iniciar, durante el proce-
dimiento, ningún procedimiento arbitral o judicial respecto de una
controversia que sea objeto del procedimiento de mediación, “con
la salvedad de que una parte podrá iniciar un procedimiento arbi-
tral o judicial cuando ésta estime que tal procedimiento es necesario
para conservar sus derechos”152. La misma salvedad contiene la Ley
Modelo, al permitir que una o ambas partes puedan actuar para “la
salvaguardia de los derechos que, a juicio de las partes, les corres-
pondan” 153.
En cualquier caso, el inicio del procedimiento judicial o arbitral
no constituye en sí mismo una renuncia al acuerdo de mediación, ni
la terminación de ésta154. La posibilidad de que una parte desatienda
el acuerdo cuando, en su opinión, sea necesario para salvaguardar
sus derechos se refiere al supuesto de que las partes se limiten de
buena fe a entablar procedimientos arbitrales o judiciales cuando
esos procedimientos sean verdaderamente necesarios para tal fin
específico. Entre las razones que pueden justificar esos procedi-
mientos se encuentran la necesidad de solicitar medidas cautelares
o de evitar que expire un plazo de prescripción155. No obstante, el
derecho de las partes a recurrir a procedimientos arbitrales o judi-
ciales constituye una excepción al deber de iniciar o terminar el pro-
cedimiento de mediación.

6.4 NECESIDAD DE UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL

Como ya hemos visto, una cláusula para la resolución de dispu-


tas permite a las partes establecer la ruta que desean seguir para
resolver las eventuales controversias que se deriven de su contrato
mercantil. No hay razón para que los Estados no concedan efectivi-

152
Cf. art. 16 Reglamento CNUDMI.
153
Cf. art. 13 Ley Modelo de la CNUDMI.
154
Cf. ibid.
155
Cf. Comisión de Naciones unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 85.
Mediación comercial internacional 89

dad a tales acuerdos. Tanto más cuanto que el empleo de métodos


ADR ahorra recursos humanos y materiales a los Estados, al dismi-
nuir la carga de trabajo de sus tribunales, y satisface más y mejor las
necesidades y deseos de las partes implicadas.
Los estudios empíricos demuestran una percepción generaliza-
da entre los operadores jurídicos de que es más complejo obligar
a la parte contraria a someterse a un procedimiento de mediación
cuando se trata de una disputa mercantil internacional que cuando
se trata de una de ámbito nacional156. Esta percepción hace que los
actores del mercado se sientan menos inclinados a prever o a inten-
tar la mediación para resolver su conflicto.
Como acabamos de ver, en la actualidad el efecto de un acuerdo de
mediación depende del Derecho que gobierne el procedimiento arbi-
tral o judicial que se pretenda incoar. En numerosas jurisdicciones,
el Derecho es claro y los jueces ejecutan lo dispuesto en la cláusula,
obligando a las partes a intentar la mediación antes de seguir adelan-
te con el juicio o arbitraje. Otros derechos nacionales, por el contrario,
no dan efectividad alguna a las cláusulas de mediación.
Con el propósito de paliar esta incertidumbre, existe un creciente
acuerdo entre profesionales y expertos en torno a la necesidad de
una convención internacional que garantice el reconocimiento y eje-
cución de los acuerdos de mediación. Un instrumento de este tipo
fomentaría la mediación comercial internacional, al reconocer pleno
efecto a los acuerdos de mediación con independencia de la juris-
dicción donde se intente incoar un procedimiento arbitral o judi-
cial157. Esta convención internacional podría estar modelada, mutatis
mutandi, sobre la base de la Convención de Nueva York de 1958, sobre
el reconocimiento y la ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras, la
cual permite lo propio con los convenios arbitrales.

156
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., pág. 41.
157
A favor de esta tesis, cf. Strong, S. I., Beyond International Commercial Arbitration?
The Promise of International Commercial Mediation, Washington University Journal of Law
& Policy, v. 45, 2014, págs. 11–39. Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo
en que tal convención sea una prioridad, cf. Deason, Ellen E., Enforcement of Settlement
Agreements in International Commercial Mediation: A New Legal Framework?, Dispute
Resolution Magazine, fall 2015, pág. 34.
90 Luis Fernando Rodríguez

6.5 ACUERDOS DE MEDIACIÓN SOBRE UNA CONTROVERSIA YA EXISTENTE

El origen de un procedimiento de mediación no tiene por qué ha-


llarse en el mismo contrato mercantil que da pie a la disputa. Tam-
poco tiene que ser anterior a la misma; las partes pueden acordar el
recurso a la mediación en cualquier momento posterior a la apari-
ción del conflicto. La firma de un acuerdo de mediación posterior al
contrato mercantil tiene sentido, sobre todo, cuando las partes no
incluyeron en el contrato original una cláusula previendo los meca-
nismos para resolver eventuales disputas. En tales casos, alcanzar
un acuerdo acerca de los pasos a seguir para resolver el conflicto
acelera el arreglo y evita males mayores.
Dicho acuerdo de sometimiento puede estar redactado en térmi-
nos como los propuestos por la OMPI en esta cláusula modelo:
Los infrascritos convenimos por el presente someter a mediación la con-
troversia siguiente de conformidad con el Reglamento de Mediación de la
OMPI: [breve descripción de la controversia]
La mediación tendrá lugar en [especificar el lugar]. El idioma que se utili-
zará en la mediación será [especificar el idioma]158.

A falta de previsión en otro lugar, el acuerdo de mediación sobre


un conflicto ya existente debería asimismo indicar cuál es el siguien-
te paso a seguir en caso de que la mediación concluya sin éxito. Por
ejemplo, las partes pueden acordar someterse a un procedimiento
de arbitraje, como propone esta cláusula también redactada por la
OMPI:
“Los infrascritos convenimos por el presente someter la controversia si-
guiente a mediación de conformidad con el Reglamento de Mediación de la
OMPI: [breve descripción de la controversia]
La mediación tendrá lugar en [especificar el lugar]. El idioma que se utili-
zará en la mediación será [especificar el idioma].
Convenimos además que, si la controversia, diferencia o reclamación no
ha sido solucionada en la mediación, o en la medida en que no haya sido
solucionada en el plazo de [60] [90] días contados desde el comienzo de la
mediación, ésta será sometida a arbitraje, mediante la presentación de una

158
Cf. Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, op. cit., pág. 27.
Mediación comercial internacional 91

solicitud de arbitraje por una de las partes, para su solución definitiva de


conformidad con el Reglamento de Arbitraje de la OMPI. No obstante, si
antes de la expiración de ese plazo de [60] [90] días, una de las partes se
abstiene de participar o deja de participar en la mediación, se someterá la
controversia, la diferencia o la reclamación a arbitraje mediante la presenta-
ción de una solicitud de arbitraje por la otra parte para su solución definitiva
de conformidad con el Reglamento de Arbitraje de la OMPI. El arbitraje ten-
drá lugar en [especificar el lugar]. [El Tribunal Arbitral estará compuesto por
[un solo árbitro] [tres árbitros].] El idioma que se utilizará en el procedimiento
arbitral será [especificar el idioma]. La controversia, diferencia o reclamación
sometida a arbitraje se resolverá de conformidad con el derecho de [especifi-
car la jurisdicción]159.

159
Cf. Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, op. cit., pág. 28.
7. NÚMERO DE PARTES
EN UNA MEDIACIÓN

La mediación no tiene por qué limitarse a la resolución de con-


troversias bilaterales. El método también resulta eficaz en disputas
que impliquen a tres o más partes. Nada en las normas nacionales o
internacionales o en los reglamentos de mediación exige que el pro-
cedimiento haya de ser bilateral.
De hecho, cuanto mayor sea el número de los involucrados en una
disputa, mayor es también la utilidad potencial que presenta la me-
diación. La experiencia demuestra que los arbitrajes y juicios con nu-
merosos demandantes y demandados tienden a prolongarse en exce-
so. Tampoco es infrecuente que este tipo de procesos acaben dando
lugar a procedimientos paralelos, con resultados muchas veces con-
tradictorios y de complicada ejecución. Y todo ello con el consiguien-
te dispendio de dinero, trabajo y tiempo para todos los implicados.
Por el contrario, la mediación multilateral se presenta como una
alternativa atractiva y eficiente, pues ofrece la oportunidad de reunir
en torno a la mesa de negociación a todos los actores para ayudarles a
alcanzar un acuerdo aceptable que ponga fin a su conflicto160.
De hecho, la mediación multilateral no es una desconocida en
la práctica. Su éxito se constata con frecuencia en procedimientos
por insolvencia, en los que existen conflictos entre los acreedores o
entre el deudor y varios acreedores —o clases de acreedores—. La
mediación ofrece en estos casos un cauce para resolver conflictos
derivados, por ejemplo, de problemas con el administrador de la in-
solvencia, el contenido de un plan de reorganización para la empre-
sa insolvente o las peticiones de anulación de operaciones en que se
dio prelación a uno o a varios acreedores.

160
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 183 y 184.
8. LUGAR, IDIOMA Y DURACIÓN
DE LA MEDIACIÓN

Antes de iniciar la mediación, las partes tienen que ponerse de


acuerdo acerca del lugar, los idiomas y las fechas en que habrá de
celebrarse. Alguno de estos extremos puede venir especificado en
una cláusula del contrato que da origen a la disputa. A falta de
previsión contractual, y si las partes no son capaces de alcanzar un
acuerdo al respecto, el mediador o el centro encargado de adminis-
trar el procedimiento pueden prestar su asistencia en la determina-
ción de estos aspectos.
La elección del lugar, los idiomas y los días de la mediación no
es irrelevante. Estos factores pueden aumentar o disminuir la pro-
babilidad de éxito de la mediación. Por esta razón, expondremos
seguidamente los aspectos más importantes que las partes han de
considerar a fin de escoger los más idóneos.

8.1 SELECCIÓN DEL LUGAR DE LA MEDIACIÓN

El criterio más importante al seleccionar el lugar de la mediación


es evitar de todo punto que alguna de las partes se sienta incómo-
da o en desventaja con la elección161. Idealmente, las partes deben
escoger una ubicación con la que ambas se sientan especialmente
confortables.
Puesto que lo que cuenta es la percepción subjetiva de los acto-
res, la mediación no tiene por qué tener lugar necesariamente en un
territorio neutral. De hecho, en la práctica no es infrecuente que una
parte no tenga óbice en que la mediación transcurra en el país o en

161
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 206.
96 Luis Fernando Rodríguez

la ciudad de la otra. E incluso no es extraño que, en ocasiones, una


parte acceda de buena gana a que las sesiones se sustancien en el
despacho de los abogados o incluso en las oficinas de la contrapar-
te.
En otros casos, en cambio, las partes deciden —motu proprio o por
recomendación del mediador— que la mediación se lleve a cabo en
una ubicación neutral, tal como las oficinas del mediador, un hotel
o la sede de una institución de mediación. Una vez más, lo relevante
es que ninguna de las partes tenga ocasión de queja a causa de la
elección.
Por otra parte, conviene subrayar que, puesto que la mediación
es esencialmente una “negociación asistida”, el lugar donde ésta
tenga lugar apenas tiene relevancia jurídica. En un arbitraje comer-
cial internacional, la elección del lugar por las partes despliega im-
portantes efectos procesales, ya que determina, entre otros aspectos,
la intervención de los tribunales nacionales en el procedimiento o
la validez del laudo. La situación es diferente en la mediación pues,
aun teniendo también su origen en el acuerdo contractual de las
partes, se trata de un procedimiento sin implicaciones procesales
directas.
Los reglamentos de mediación sólo se ocupan de la cuestión del
lugar para arbitrar una solución en aquellos casos en que las partes
no se pongan de acuerdo sobre este extremo. Así, por ejemplo, el
Reglamento de Mediación de la CCI prevé que el centro, o bien fije el
lugar de celebración de cualquier reunión en persona entre el me-
diador y las partes, o bien invite al mediador a hacerlo una vez que
este último haya sido confirmado o nombrado162. El Reglamento de
Conciliación de la CNUDMI prevé por su parte una solución más
fácil. A falta de acuerdo entre las partes respecto del lugar en que
hayan de reunirse con el mediador, éste lo determinará previa con-
sulta con las partes, “teniendo en consideración las circunstancias
del procedimiento”163.

162
Cf. art. 4.1 Reglamento CCI.
163
Cf. art. 9.2 Reglamento CNUDMI.
Mediación comercial internacional 97

Por su parte, la Ley Modelo omite deliberadamente dar reglas


que sirvan para fijar el lugar de la mediación. Sus redactores obser-
varon que, en la práctica, a menudo las partes no designan formal-
mente el lugar de la mediación, y no infrecuentemente, ésta tiene
lugar en diferentes sitios. Así pues, consideraron “problemático” y
“artificial” que el lugar de la conciliación fuera el criterio primor-
dial para determinar la aplicación de la Ley Modelo, y dejaron la
cuestión al criterio de las partes y, en su defecto, a la normativa del
Derecho internacional privado que fuera de aplicación164.
Finalmente, en términos más prácticos, quienes estén a cargo de
preparar la logística de la mediación deben asegurarse de que las
instalaciones elegidas dispongan de un número suficiente de salas
para el uso de todos los implicados. Como regla general, debería
contarse con una sala para las sesiones conjuntas más una sala para
el uso particular de cada parte, donde sus miembros puedan reunir-
se para deliberar entre sí o a solas con el mediador. Aunque no es
imprescindible, resulta aconsejable que el mediador también cuente
con su propia sala, donde pueda guardar sus documentos o sen-
cillamente retirarse. Por otra parte, no estará de más recordar que
estos espacios deben ser lo suficientemente amplios y confortables
para acoger a todos los participantes durante las muchas horas o
días que pueden durar las negociaciones165.

8.2 SELECCIÓN DE LOS IDIOMAS DE LA MEDIACIÓN

Las partes deben elegir un idioma que permita al mediador man-


tener sesiones conjuntas y por separado de manera eficiente y ágil.
El uso de intérpretes no es inaceptable, pero sí que puede ralentizar
el procedimiento más allá de lo razonable.
La mayoría de los reglamentos guardan silencio sobre la lengua
en que ha de conducirse la mediación. Otros sólo lo abordan para
dar solución a posibles desavenencias al respecto. Así, por ejemplo,

164
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 30.
165
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 206.
98 Luis Fernando Rodríguez

el Reglamento de Mediación la CCI prevé que, a falta de un acuerdo


entre las partes acerca del idioma a usar, el centro tiene autoridad
para determinarlo, o bien puede invitar al mediador a hacerlo una
vez que éste haya sido nombrado166. El ICDR, por su parte, regula la
materia de un modo diferente. Su Reglamento de Mediación Interna-
cional dispone que los idiomas de la mediación han de ser aquellos
en los que estén redactados los documentos que contengan el acuer-
do de mediación, salvo que las partes acuerden otra cosa167.

8.3 DURACIÓN DE LA MEDIACIÓN

Una mediación mercantil internacional puede prolongarse du-


rante unas cuantas horas, varios días o pocas semanas. Entre los
numerosos factores que influyen en la duración de la mediación se
encuentran la complejidad de la controversia, el número de partes
implicadas, su disponibilidad, la habilidad del mediador, la urgen-
cia de la situación, el grado de enfrentamiento al que se ha llegado o
el interés real de los implicados en alcanzar un acuerdo168.
La mayor parte de las disputas comerciales internacionales pre-
sentan un grado de complejidad considerable. No es infrecuente
que la controversia se divida en problemas menores y se realicen
varias sesiones separadas para intentar resolver cada punto de con-
flicto, con períodos de deliberación interna de las partes y sesiones
conjuntas. Este proceso suele ocupar varios días. Si, como sucede
en ocasiones, se estima necesario solicitar informes periciales para
aclarar algún aspecto técnico, la mediación puede dilatarse durante
varias semanas.
Sin embargo, incluso en el más complejo de los casos, la duración
media de una mediación aún queda muy lejos de la de sus alterna-
tivas. Como es sabido, cualquier procedimiento arbitral o judicial se
prolonga de ordinario durante varios años.

166
Cf. art. 4.2 Reglamento CCI.
167
Cf. art. 18 Reglamento ICDR.
168
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 148.
Mediación comercial internacional 99

A nivel práctico, ha de señalarse la conveniencia de que las par-


tes se pongan de acuerdo lo antes posible acerca de las fechas en que
quieren llevar a cabo su mediación, o al menos, en un rango de fe-
chas que puedan comunicar a los potenciales mediadores. Además,
conviene que las partes lleven a cabo la mediación cumplidamente
en los días reservados a tal efecto. Si una o ambas partes deciden
cancelar o posponer la mediación, no es infrecuente que el media-
dor les cobre una tasa por cancelación o cambio de fechas, según
lo previsto en el contrato que firmara con las partes. Estas tasas son
completamente razonables puesto que se entiende que el mediador
renunció a otros trabajos en los días que fueron reservados para sus
sesiones de mediación. En este sentido, también es razonable que
tales penalizaciones sean de menor cuantía cuando la cancelación o
el cambio de fechas se producen con sobrada antelación, si bien eso
depende, en cualquier caso, de lo que las partes y el mediador acor-
daran en su contrato. Si la causa de la cancelación o del cambio de
fechas es imputable a las dos partes, ambas deben dividir los gastos
en que se haya incurrido. En caso contrario, la regla general es que
la parte causante haga frente a todos los gastos que su conducta hu-
biera generado169.

169
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 207.
9. REPRESENTANTES Y ASESORES
EN LA MEDIACIÓN

9.1 REPRESENTANTES DE LAS PARTES

El principio general en la mediación comercial internacional es


que las partes pueden elegir a cualquier persona que deseen para
que les represente durante el procedimiento.
No es necesario que el representante de la parte pertenezca a la
empresa o tenga formación jurídica. En cambio, sí es necesario para
el éxito del procedimiento que al menos uno de los representantes
de cada parte tenga poderes suficientes de decisión y para vincular
contractualmente a su empresa en una eventual transacción. Ésta es,
por ejemplo, la previsión del Reglamento de Mediación Internacional
del ICDR, que exige expresamente que cada parte se asegure de que
asistan a la conferencia de mediación representantes “apropiados”
y “con poder suficiente para transigir en su nombre”170.
Otro requisito básico que prevén casi todos los reglamentos es
que los nombres y direcciones de los representantes sean comunica-
dos por escrito a todas las partes y al centro, para que éste a su vez
lo comunique al mediador171.

9.2 ASESORES DE LAS PARTES DURANTE LA MEDIACIÓN

Las partes son libres de acudir a las sesiones de mediación acom-


pañados de asesores que les asistan a lo largo del procedimiento.
Algunos reglamentos prevén expresamente su participación. Así, el

170
Cf. art. 8.1 Reglamento ICDR.
171
Cf. art. 3 Reglamento ICDR.
102 Luis Fernando Rodríguez

Reglamento de la OMPI dispone que las partes pueden estar “asisti-


das” en las reuniones que celebren con el mediador172. Inmediata-
mente después del nombramiento del mediador, cada una de las
partes debe comunicar a la otra, al mediador y al centro los nombres
y las direcciones de las personas autorizadas para representarla, y
los nombres y los cargos de las personas que asistirán en nombre de
esa parte a las reuniones con el mediador173. Esto incluye también a
los asesores.
En el mismo sentido, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI
prevé que las partes pueden hacerse “representar o asesorar” por
personas de su elección. Los nombres y las direcciones de esas per-
sonas deben comunicarse por escrito a la otra parte y al mediador.
La comunicación debe precisar si la designación se hace a efectos de
representación o de asesoramiento174.
La figura de los asesores nos lleva como de la mano a discutir el
papel de los abogados en las sesiones de mediación, dado que en la
práctica son éstos los asesores más frecuentes.
Al respecto, lo más importante es que las partes conozcan y con-
sideren tanto las ventajas como los inconvenientes de acudir acom-
pañados de letrados a las sesiones de negociación.
Por una parte, la presencia de abogados puede ser contrapro-
ducente para el éxito del procedimiento. Los abogados están ge-
neralmente entrenados para defender la posición de su cliente en
un contexto de confrontación que no existe, ni debe existir, durante
una mediación. Además, los abogados tienden a adoptar —muchas
veces inadvertidamente— una visión “legalista” del conflicto, que
con frecuencia deja al margen otros aspectos de la negociación tanto
o más importantes, como por ejemplo la relación comercial entre los
implicados, su situación financiera, su posición de mercado o sus
proyectos de negocio. Por añadidura, quien se sienta a la mesa de
mediación acompañado de sus abogados puede sentirse inclinado a
delegar en ellos la labor de negociación que le atañe y que nos pocas

172
Cf. art. 8.a) Reglamento OMPI.
173
Cf. art. 8.b) Reglamento OMPI.
174
Cf. art. 6 Reglamento ICDR.
Mediación comercial internacional 103

veces es clave para el éxito de las reuniones175. Finalmente, la asis-


tencia de abogados que no estén familiarizados con la mediación
como método de resolución de disputas —lo que no es infrecuente
en nuestros días— puede malograr el procedimiento, con el consi-
guiente dispendio de dinero, trabajo y tiempo.
Por otra parte, sin embargo, la asistencia de abogados en la me-
diación puede a veces resultar útil, ya que permite clarificar más
ágilmente los aspectos legales de la controversia. El abogado puede,
verbigracia, asesorar sobre la marcha acerca de las consecuencias
jurídicas de una oferta. Además, la asistencia letrada puede ayudar
en ciertas ocasiones a garantizar la equidad del procedimiento de
mediación176. Por último, en caso de que la mediación culmine en un
arreglo, los abogados pueden jugar un papel clave transformando
sin demora el acuerdo alcanzado en un contrato de transacción. Si
los abogados han estado presentes durante las negociaciones, su co-
nocimiento de la controversia, de las partes y del Derecho aplicable
puede resultar particularmente útil para firmar el acuerdo final más
fácil y rápidamente.
Por último, el mediador goza también de margen para intervenir
cuando lo estime necesario y evitar que los abogados “judicialicen”
las negociaciones. Por ejemplo, el mediador puede proponer que los
letrados permanezcan en silencio durante las reuniones conjuntas
de las partes y se limiten a asesorar al cliente en privado durante los
recesos177. O también puede sugerir a los abogados que se ausenten
de la sala cuando los puntos en discusión versen sobre aspectos pu-
ramente comerciales, económicos o estratégicos.

175
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 132.
176
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 133.
177
Cf. Moore, Christopher W., The Mediation Process: Practical Strategies for Resolving
Conflict, Jossey-Bass, segunda edición, 1996, pág. 150.
10. SELECCIÓN Y NOMBRAMIENTO
DEL MEDIADOR

Una vez que las partes se han puesto de acuerdo acerca de dónde
y cuándo llevar a cabo la mediación, les queda tomar una de las de-
cisiones más importantes del procedimiento: elegir un mediador.
La finalidad de las normas y reglas sobre selección de media-
dores consiste en alentar a las partes a que lo designen de común
acuerdo. La ventaja de que los implicados convengan en la perso-
na que actuará como su mediador estriba en que de este modo se
respeta el carácter consensual del procedimiento de mediación y se
refuerza el control de las partes sobre el mismo, todo lo cual fomen-
ta la confianza en el proceso e incrementa la probabilidad de éxi-
to. Además, los mediadores designados por las partes, sin dejar de
actuar con independencia e imparcialidad, suelen estar en mejores
condiciones para clarificar las posturas de las partes y ayudarles a
que alcancen un arreglo.
En caso de que las partes no logren ponerse de acuerdo en el
nombramiento, esta tarea puede encomendarse a un tercero o a una
institución que, o bien se limite a facilitar nombres de personas idó-
neas para esa función, o bien, si así lo aceptan las partes, nombre
directamente al mediador. Las normas institucionales para hacer
recomendaciones o nombramientos procuran favorecer la indepen-
dencia e imparcialidad del mediador.
En principio, la principal consecuencia de elegir un mediador in-
apropiado es que las partes probablemente no alcanzarán un arre-
glo y tendrán que recurrir con posterioridad al arbitraje o al juicio
para resolver sus diferencias. Sin embargo, lo cierto es que un mal
mediador puede en ocasiones causar un daño importante si, por sus
errores, hace que la controversia se agrave aún más. A fin de cuen-
106 Luis Fernando Rodríguez

tas, un mediador prudente no puede pretender lograr siempre el


acuerdo, pero sí aspirar a que las partes terminen la mediación con
un conocimiento más exacto de su conflicto y, en consecuencia, con
mayores probabilidades de llegar a una transacción en un momento
ulterior.

10.1 PROCEDIMIENTO DE SELECCIÓN

La tarea de elegir un mediador para una disputa comercial in-


ternacional es con frecuencia ardua para las partes, que no pocas
veces han de guiarse por suposiciones basadas en la información
de un currículo o en una breve entrevista con el candidato. Las par-
tes suelen también buscar referencias de terceros que hayan usado
los servicios del mediador con anterioridad y puedan dar cuenta de
su experiencia. Este cauce obviamente no está exento de riesgos, ya
que la opinión de un usuario es, simplemente eso, su opinión, que
puede resultar sesgada a causa de numerosos factores. Una reco-
mendación no deja de ser algo positivo pero en modo alguno con-
cluyente.
Además, la experiencia sugiere que resulta generalmente más
fácil encontrar un mediador adecuado cuando las partes son del
mismo país que cuando se trata de una disputa internacional, sobre
todo si en los países implicados la mediación no es un procedimien-
to habitual.
No hay inconveniente en que cualquiera de las partes entreviste
al candidato para hacerle cuantas preguntas estime pertinentes. Las
comunicaciones ex parte no son un problema en la selección del me-
diador, si bien algún autor aconseja que se dé cuenta a la otra parte
de su intención de hacerlo, a fin de no generar la sombra de sospe-
cha de que se está intentando influir al potencial mediador178.
Sin embargo, en muchas ocasiones lo que se busca en un media-
dor no puede determinarse en una breve entrevista ni del examen
de un currículo. Aunque en el futuro esta situación probablemente
mejorará, lo cierto es que por el momento los cauces principales a

178
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 194.
Mediación comercial internacional 107

disposición de las partes para evaluar la adecuación del mediador


resultan con demasiada frecuencia insuficientes.
En otro orden de cosas, hay que hacer notar que muchas veces
las partes y sus abogados se equivocan en la forma de abordar la
selección de un mediador, al emplear una técnica similar a la de la
elección de un árbitro.
El árbitro y el mediador tienen en común que ambos son terce-
ros neutrales, pero ahí se acaba su similitud. En el arbitraje, la parte
tiende a nombrar árbitros que puedan simpatizar con su posición.
En cambio, la mediación no es un proceso contradictorio sino cola-
borativo. Es en el interés de la propia parte encontrar un mediador
que guste también a la otra, y que genere en ambas un sentimiento
de confianza. Esto es una ventaja importante, si no indispensable,
para alcanzar una transacción179. Así pues, la táctica que mejor fun-
ciona es la de colaborar abiertamente con la otra parte en la selec-
ción del mediador. Este esfuerzo sirve además como un primer ges-
to de acercamiento en el camino hacia un arreglo que ponga fin a su
disputa.
Ciertamente, que las partes no se pongan de acuerdo en seleccio-
nar a su mediador no es un buen comienzo para una mediación. Sin
embargo, el problema puede ser resuelto, tanto en la mediación ins-
titucional como en la mediación ad hoc, acudiendo a una institución
de mediación para que les proporcione una lista de nombres de po-
sibles mediadores adecuados a las circunstancias de su controver-
sia. Como apuntan McIlwrath y Savage, el nombramiento por un
centro tiene la ventaja de aportar una pátina de neutralidad al me-
diador, al reducir el riesgo de “reactive devaluation” que una parte
siempre aplica a cualquier propuesta que provenga de la otra180.
Muchos centros de mediación disponen de listas de mediadores,
como el CEDR en Londres181, el SMC en Singapur182 o el JAMS en los

179
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 189.
180
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 190.
181
Su lista de mediadores puede consultarse en www.cedr.com.
182
Una lista de los “international mediators” del Centro está disponible en www.
mediation.com.
108 Luis Fernando Rodríguez

Estados Unidos183. Normalmente los centros no cobran por propor-


cionar listas de candidatos y suelen además mantener cierto control
sobre la calidad de sus mediadores y su desempeño.
No obstante, no todos los centros tienen listas de mediadores.
Tal es el caso de la CCI, el ICDR o la LCIA. Si se recaba su ayuda, su
personal puede recurrir a su conocimiento del mercado para suge-
rir candidatos.

10.2 CRITERIOS PARA SELECCIONAR UN MEDIADOR ADECUADO

A la hora de tomar la decisión, las partes deberían valorar en el


candidato a mediador, sobre todo, los siguientes extremos:
• cualidades personales,
• conocimientos jurídicos,
• idiomas,
• nacionalidad y cultura y
• experiencia y competencia.
Además, las partes deben llegar lo más pronto posible a un acuer-
do sobre qué estilo de mediación desean adoptar en sus sesiones.
A continuación veremos la función que desempeña cada uno de
los factores apuntados.

10.2.1 Cualidades personales

Las cualidades personales cuentan, y mucho, a la hora de valorar


a un mediador eficaz.
Tener conocimientos de Derecho no es suficiente para ejercer efi-
cazmente la mediación. El mediador ha de saber cómo estructurar y
guiar un proceso de negociación, desarrollar la confianza entre las
partes, escuchar a ambas y ayudarlas a modelar un acuerdo acep-
table, entre otras complicadas labores. Por añadidura, el éxito de la
mediación depende en buena medida de la capacidad del mediador

183
El buscador de sus “neutrals” puede consultarse en www.jamsadr.com.
Mediación comercial internacional 109

para gestionar toda la carga emocional que los implicados traen a la


mesa: enfado, cansancio, frustración, aburrimiento, prejuicios, va-
nidad, etc. Es tarea del mediador conseguir que las negociaciones
avancen, a pesar de todas estas “interferencias”, hasta alcanzar una
transacción.
En consecuencia, junto con el conocimiento de los hechos del
caso y del Derecho aplicable, el mediador debe poseer toda una se-
rie de cualidades humanas, innatas o adquiridas, entre las cuales se
cuentan:
• capacidad de escuchar,
• competencia para trabajar en un entorno multicultural,
• habilidad para disipar confrontaciones,
• paciencia y autocontrol,
• inteligencia emocional,
• un cierto grado de creatividad,
• capacidad de análisis o
• un sentido arraigado de la ética y la equidad184.
Generalmente, la mayor parte del tiempo el mediador tiene que
escuchar a las partes y guiar su negociación. Además de ejercer su
papel con mesura y liderazgo, el mediador debe ser capaz de anali-
zar un negocio y detectar malentendidos generados por diferencias
culturales.
Además, el temperamento del mediador también ha de tenerse
en cuenta. Si las partes quieren disponer de un gran margen para
llevar la negociación ellas mismas, querrán un mediador que sea ca-
paz de dejarles suficiente libertad y que limite su intervención a los
aspectos más formales del procedimiento. O bien pueden precisar
de abundante ayuda con la negociación en sí, por lo que un media-
dor proactivo en sus propuestas sería una mejor opción185.

184
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 136.
185
Cf. Craver, Charles B., Effective Legal Negotiation and Settlement, Lexis Nexis, sép-
tima edición, 2012, §16.08[6].
110 Luis Fernando Rodríguez

10.2.2 Conocimientos jurídicos

Si bien el mediador no tiene que aplicar unas normas a unos he-


chos ni imponer una solución a las partes, como sí han de hacer el
árbitro o el juez, esto no significa que la mediación mercantil pueda
desarrollarse al margen de toda consideración jurídica186.
El mediador no se ocupa sólo de estructurar la negociación, sino
también de su resultado final. Por tanto, debe ser capaz de evaluar
las consecuencias del acuerdo para las partes en sus relaciones co-
merciales. Un conocimiento sólido del Derecho mercantil interna-
cional o de las normas aplicables al fondo del asunto es ciertamente
clave para ser un mediador.
Sin embargo, pueden encontrarse casos en que se prohíba al me-
diador de modo más o menos expreso recurrir a sus conocimien-
tos jurídicos en el transcurso del procedimiento. Sirva de ejemplo el
contrato de mediación propuesto por JAMS, el cual prevé que “[t]he
parties agree that the mediator is not acting as an attorney or provi-
ding legal advice on behalf of any party”187.

10.2.3 Idiomas

El mediador debe ser capaz de comunicarse al menos con un re-


presentante de cada parte, en su lengua nativa o en cualquier otra
que les sea común.
En caso de que las partes no encuentren un mediador que pueda
hablar una lengua común, algunos expertos proponen contratar a
un segundo mediador para superar las barreras lingüísticas o recu-
rrir al uso de intérpretes188. Esta última opción, no obstante, puede
complicar el procedimiento y quizás reducir las probabilidades de
éxito.

186
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 134.
187
Cf. cláusula I del formulario titulado Mediation Agreement, disponible en el sitio
web de JAMS: www.jamsadr.com/mediation-forms/.
188
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 197.
Mediación comercial internacional 111

10.2.4 Nacionalidad o cultura

La nacionalidad del mediador debe tenerse en cuenta en una me-


diación en la medida en que las partes crean que este factor puede
ayudar en sus negociaciones. Es ésta una cuestión que depende de
la percepción de las partes189. En ocasiones, como apunta un autor,
el hecho de que el mediador tenga la misma nacionalidad o cultura
que una de las partes puede ser útil, en tanto que permita al me-
diador descubrir impedimentos en la disputa que tengan su origen
en estos elementos190. Otra de las ventajas de la mediación es que,
como observa Alexander, posee cierto “cross-cultural appeal”, en el
sentido de que su flexibidad le permite acomodar a las particulari-
dades y sensibilidades de culturas diversas, teniéndolas en cuenta
a la hora de resolver la disputa o de encontrar sus causas, en una
manera que el arbitraje o el juicio no permiten191.
En cualquier caso, quienes acuden a la mediación no deben exa-
gerar el peso del elemento cultural. Aunque la cultura de las partes
es importante, la mayoría de los conflictos mercantiles se reducen a
problemas financieros, divergencias sobre los hechos o sobre la inter-
pretación de un contrato. Estos problemas y sus posibles soluciones
suelen mantenerse en el campo de la lógica de los negocios, que en
buena parte trasciende culturas y naciones.

10.2.5 Experiencia y competencia

La habilidad del mediador para identificar los puntos de des-


acuerdo y ayudar a las partes a superarlos mejora con el tiempo, el
estudio y la experiencia.
Es importante que el mediador esté familiarizado con el sector
comercial en que se enmarca la desavenencia. Las partes podrán

189
La nacionalidad es un aspecto jurídicamente relevante en arbitraje, donde la
regla general es que, salvo acuerdo de las partes, el presidente del tribunal no puede te-
ner la misma nacionalidad que ninguna de ellas. Aunque la nacionalidad también es un
aspecto a considerar en la mediación, las razones son distintas, empezando por el hecho
de que la citada regla no suele regir para los procedimientos de mediación.
190
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 198.
191
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., págs.. 47 y 48.
112 Luis Fernando Rodríguez

beneficiarse del conocimiento acumulado y el mediador entende-


rá la controversia más rápidamente que si debe invertir tiempo
y esfuerzo en aprender sobre el contexto. Esto es especialmente
cierto en disputas relativas a sectores como las finanzas o los pro-
yectos de ingeniería. De hecho, en este tipo de disputas, es im-
portante escoger un mediador con experiencia en casos similares
o en ese sector económico, incluso si el elemento internacional
faltase.
Finalmente, entre los criterios para establecer que el candidato
alcanza el nivel de competencia apropiado para la mediación se
encuentran las certificaciones profesionales, la asistencia a cursos
impartidos por centros de prestigio o la publicación de artículos o
libros sobre la materia.

10.3 ESTILOS DE MEDIACIÓN

Antes de empezar la busca de un mediador, las partes deben lle-


gar a un acuerdo acerca de qué estilo de mediación desean llevar a
cabo. Las partes pueden estar interesadas en un procedimiento que
se centre en los hechos de su conflicto y se oriente hacia la aplicación
de las normas jurídicas que correspondan. O por el contrario, pue-
den preferir un proceso más subjetivo y que, con perspectiva más
amplia, tenga en cuenta su entera relación comercial. Determinar
de antemano el estilo de la mediación puede evitar malentendidos e
insatisfacciones en el largo plazo.
Existen básicamente tres estilos de mediación que el mediador
puede adoptar, a saber:
• evaluativo, en que las partes piden al mediador que dictami-
ne sobre la controversia y, aplicando a los hechos presenta-
dos el Derecho correspondiente, pronostique el resultado de
un eventual laudo o sentencia;
• facilitador, en que las partes piden al mediador que se limite
a ayudarlas a encauzar sus negociaciones para superar sus
diferencias; y
Mediación comercial internacional 113

• transformativo, que a modo de tercera vía, se centra no tanto


en la resolución de la disputa como en preservar o recuperar
la relación mercantil entre las partes192
La elección entre un estilo y otro depende de las prioridades que
establezcan las partes. No es mala idea conceder a un buen media-
dor la libertad de determinar, a la vista del caso concreto, qué es-
tilo es mejor. De hecho, la mayoría de los mediadores no son sólo
“facilitadores” o sólo “evaluadores”, sino que usan una mezcla de
diferentes métodos y estilos dependiendo de la disputa o de la mar-
cha del procedimiento, según lo crean necesario para ayudar a las
partes a alcanzar un acuerdo.

10.4 NÚMERO DE MEDIADORES

Si bien por regla general las mediaciones se llevan a cabo con un


único mediador, las normas vigentes sobre este punto permiten a
las partes elegir el número de mediadores que deseen para su pro-
cedimiento.
De hecho, en disputas complejas que exigen un conocimiento
muy especializado de la materia en liza, es probable que las partes
deseen nombrar más de un mediador; por ejemplo, uno que sea ex-
perto en la industria, y otro que tenga experiencia sólida en la con-
ducción de mediaciones complejas. De esta manera la carga de tra-
bajo puede ser repartida entre los mediadores.
En el caso de la mediación administrada por la CCI, las partes
pueden designar a más de un mediador o solicitar al centro que
nombre a más de uno. El propio centro puede proponer a las partes
que haya más de un mediador cuando las circunstancias así lo acon-
sejen193. Por su parte, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI
dispone que habrá un mediador, a menos que las partes acuerden

192
Como explica con acierto Berger, “for a mediator using a transformative media-
tion style, “success” of a mediation is not determined by the fact whether a settlement is
actually concluded between the parties, but by making the parties understand that the
conflict is a part of their relationship, not the whole of their relationship”. Berger, Klaus
Peter, op. cit., pág. 228.
193
Cf. art. 5.6 Reglamento CCI.
114 Luis Fernando Rodríguez

que sean dos o tres. Cuando haya más de uno, deberán, por regla
general, actuar por unanimidad194.
Finalmente, la Ley Modelo aclara que, en principio, el mediador
será sólo uno salvo que las partes acuerden que haya dos o más195.

10.5 SELECCIÓN DEL MEDIADOR EN LA MEDIACIÓN INSTITUCIONAL

Todos los reglamentos de mediación establecen un procedimien-


to para la selección y nombramiento del mediador en caso de que
las partes no se pongan de acuerdo en este extremo.
El mecanismo de selección de la CCI es quizás el más sencillo.
Las partes deben en principio designar conjuntamente a un media-
dor para su confirmación por el centro196. En caso de que no logren
ponerse de acuerdo en un nombre, el centro, previa consulta con las
partes, puede, o bien nombrar a un mediador, o bien proponer una
lista de mediadores para que las partes lo designen de consuno. En
este último caso, si las partes tampoco llegan a ponerse de acuerdo
en un candidato de la lista, el centro nombra directamente a un me-
diador de su elección197.
Especifica el Reglamento que, al seleccionar a la persona del me-
diador, el centro tiene que hacer “todos los esfuerzos razonables”198
para escoger a uno que tenga las características que hayan sido acor-
dadas —si tal es el caso— por todas las partes199. Además, el centro
debe tener en cuenta el perfil de la persona propuesta, incluyendo
expresamente aspectos como su nacionalidad, competencia lingüís-
tica, formación, cualificación, experiencia, disponibilidad y aptitud
para conducir la mediación de conformidad con el reglamento del
centro200.

194
Cf. art. 3 Reglamento CNUDMI.
195
Cf. art. 5.1 Ley Modelo de la CNUDMI.
196
Cf. art. 5.1 Reglamento CCI.
197
Cf. art. 5.2 Reglamento CCI.
198
Art. 5.5 Reglamento CCI.
199
Ibid.
200
Cf. art. 5.4 Reglamento CCI.
Mediación comercial internacional 115

Un procedimiento algo más sofisticado es el que dispone el Re-


glamento de Mediación Internacional del ICDR.
Si las partes no se han puesto de acuerdo sobre el nombramiento
del mediador y tampoco han especificado ningún otro método para
su nombramiento, el Reglamento prevé que el mediador sea nom-
brado mediante un procedimiento que requiere el intercambio de
diversas listas201.
Tras recibir la solicitud de mediación, el ICDR envía a cada par-
te una lista de mediadores, elegidos de entre los que conforman el
“panel de mediadores” del centro, para que las partes nombren a
uno de ellos202. Si las partes no logran ponerse de acuerdo en ningu-
na de las personas que figuran en la lista, cada parte debe eliminar
de la misma aquellos nombres que le resulten inaceptables, nume-
rar los nombres restantes en orden de preferencia y devolver la lista
al ICDR. Si una parte no devuelve la lista al centro dentro del plazo
especificado, se considerará que todos los mediadores de la lista le
resultan aceptables. De entre los candidatos que hayan sido apro-
bados por las partes, y de conformidad con el orden mutuo de pre-
ferencia que éstas hayan designado, el ICDR invita a un mediador
para que actúe en el caso203.
Si las partes no se ponen de acuerdo en ningún mediador de la
lista, o si los mediadores que les resultan aceptables no pudieran ac-
tuar en el caso, o si por cualquier otra razón no se pudiera nombrar
a un mediador de la lista, el ICDR tiene la potestad de nombrar uno
de entre los restantes miembros de su “panel de mediadores”, sin
necesidad de someter listas adicionales a las partes204.
Por último, en el caso de que un mediador no quisiera o no pu-
diera desempeñar su cargo, el ICDR nombrará a otro mediador de
acuerdo con el sistema que acabamos de describir, salvo que las
partes dispongan lo contrario205.

201
Cf. art. 4 Reglamento ICDR.
202
Cf. art. 4.a) Reglamento ICDR.
203
Cf. art. 4.b) Reglamento ICDR.
204
Cf. art. 4.c) Reglamento ICDR.
205
Cf. art. 6 Reglamento ICDR.
116 Luis Fernando Rodríguez

Por su parte, el Reglamento de Mediación de la OMPI prevé un


mecanismo muy similar al del ICDR para los casos en que las par-
tes no hayan alcanzado un acuerdo sobre la persona que actuará
como mediador o sobre un método para su nombramiento206. La
única diferencia estriba en la posibilidad —inexistente en el caso del
ICDR— de que el centro omita todo este método y nombre al me-
diador directamente, si a su juicio el procedimiento que acabamos
de describir no es “apropiado” para un concreto caso207.

10.6 SELECCIÓN DEL MEDIADOR EN LA MEDIACIÓN AD HOC

En la mediación ad hoc no existe en principio una institución que


auxilie a las partes en la selección del mediador. Esto significa que
las partes han de llegar necesariamente a algún tipo de acuerdo o
compromiso sobre la persona del mediador. De lo contrario, debe-
rán recabar la ayuda de un tercero para esta tarea.
La Ley Modelo regula esta cuestión disponiendo que las partes
han de ponerse de acuerdo para designar al mediador, a menos que
hayan convenido en un procedimiento diferente para su designa-
ción208. Seguidamente, su art. 5.3 establece que las partes “podrán
recabar la asistencia de una institución o persona para la designa-
ción de los [mediadores]”. En particular, la norma prevé que las
partes pueden:
•solicitar a tal institución o persona que les recomiende per-
sonas idóneas para desempeñar la función de mediador; o
bien,
• convenir en que el nombramiento de uno o más mediado-
res sea efectuado directamente por dicha institución o perso-
na209.
Al formular recomendaciones o efectuar nombramientos para el
cargo de mediador, la Ley Modelo advierte que la institución o per-

206
Cf. art. 6.a) Reglamento OMPI.
207
Cf. art. 6.b) Reglamento OMPI.
208
Cf. art. 5.2 Ley Modelo de la CNUDMI.
209
Cf. art. 5.3 Ley Modelo de la CNUDMI.
Mediación comercial internacional 117

sona han de tener en cuenta las consideraciones que puedan garan-


tizar el nombramiento de un mediador “independiente e imparcial”
y, en su caso, la conveniencia de nombrar un mediador de naciona-
lidad distinta a las nacionalidades de las partes210.
Por su parte, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI prevé
diversos escenarios dependiendo del número de mediadores. En el
procedimiento con un mediador, las partes procurarán ponerse de
acuerdo sobre el nombre del mediador único211. En el procedimiento
con dos mediadores, cada una de las partes nombrará uno212, y si
con tres, procurarán ponerse de acuerdo sobre el nombre del terce-
ro213.
Más allá de esto, el Reglamento contiene instrucciones similares
a las de la Ley Modelo. Así, las partes pueden recurrir a la asistencia
de una institución o persona apropiada en relación con el nombra-
miento de mediadores. En particular, el Reglamento prevé que una
parte pueda solicitar a tal institución o persona que recomiende los
nombres de personas idóneas que podrían actuar como mediadores
o que las partes convengan en que el nombramiento de uno o más
mediadores sea efectuado directamente por dicha institución o per-
sona214.
Advierte expresamente el Reglamento que, al formular reco-
mendaciones o efectuar nombramientos para el cargo de media-
dor, la institución o persona tendrá en cuenta las consideraciones
que puedan garantizar el nombramiento de un mediador “inde-
pendiente e imparcial” y, con respecto a un mediador único o un
tercer mediador, tendrá en cuenta “la conveniencia de nombrar
un [mediador] de nacionalidad distinta a las nacionalidades de las
partes”215.

210
Cf. art. 5.4 Ley Modelo de la CNUDMI.
211
Cf. art. 4.1.a) Reglamento CNUDMI.
212
Cf. art. 4.1.b) Reglamento CNUDMI.
213
Cf. art. 4.1.c) Reglamento CNUDMI.
214
Cf. art. 4.2 Reglamento CNUDMI.
215
Cf. art. 4 in fine Reglamento CNUDMI.
11. DEBERES DEL MEDIADOR

El mediador ha de observar durante el procedimiento una serie


de deberes en interés de las partes y de su negociación.
El principal de estos deberes es el de neutralidad —también de-
nominado imparcialidad o independencia—, que se configura como
un elemento esencial del procedimiento de mediación al garantizar
su justicia. La neutralidad y la justicia son, de hecho, conceptos es-
trechamente unidos en la mediación. El principio de justicia aparece
citado en la mayor parte de los reglamentos, como por ejemplo el
art. 7.3 del Reglamento CCI, conforme al cual “al establecer y con-
ducir la mediación, el Mediador deberá guiarse por los deseos de
las partes, a las que tratará con equidad e imparcialidad”. O tam-
bién en el art. 3.2 del Código de conducta europeo para mediadores, que
afirma que “[e]l mediador se asegurará de que todas las partes pue-
dan participar de forma efectiva en el procedimiento”. Asimismo, el
Reglamento de Conciliación de la CNUDMI dispone que el mediador
debe ayudar a las partes “de manera independiente e imparcial” en
sus esfuerzos por lograr un arreglo amistoso de la controversia216.
En esta tarea, el mediador debe atenerse a “principios de objetivi-
dad, equidad y justicia, teniendo en cuenta, entre otros factores, los
derechos y las obligaciones de las partes, los usos del tráfico mer-
cantil de que se trate y las circunstancias de la controversia, incluso
cualesquiera prácticas establecidas entre las partes”217.
La neutralidad equivale en el campo de la mediación a lo que los
derechos procesales básicos o due process rights significan dentro de
un procedimiento judicial218. El art. 7.6 del Reglamento ICDR expre-

216
Cf. art. 7.1 Reglamento CNUDMI.
217
Cf. art. 7.2 Reglamento CNUDMI.
218
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., págs. 168 y 169.
120 Luis Fernando Rodríguez

sa la independencia del mediador advirtiendo que “el mediador no


es un representante legal de ninguna parte y no tiene ningún deber
fiduciario hacia ninguna parte”.
El mismo requisito de imparcialidad e independencia se exige
en casi todos los reglamentos de mediación, la Ley Modelo219 y la
Directiva europea de mediación220, así como en el Código de conducta
europeo para mediadores221.
Quizás la mejor descripción de lo que hoy día se considera un
mediador neutral lo ofrezca el art. 4 del CEDR Code of Conduct for
Third Party Neutrals. Aunque extenso, la precisión con que está re-
dactado hace que valga la pena reproducirlo aquí:
The Neutral:
4.1 will at all times act, and endeavour to be seen to act fairly, indepen-
dently and with complete impartiality towards the Parties in the Process,
without any bias in favour of, or discrimination against, any of the Parties;
4.2 will ensure that the Parties and their representatives all have adequa-
te opportunities to be involved in the Process;
4.3 will disclose to the Parties any matter of which the Neutral is or at any
time becomes aware which could be regarded as being or creating a conflict
of interest (whether apparent, potential or real) in relation to the Dispute or
any of the Parties involved in the Process, and, having done so, will not act
or continue to act as Neutral in relation to the Dispute unless the Parties spe-
cifically acknowledge such disclosure and agree to the Neutral’s continuing
to act in the Process: such matters include but are not limited to:
– any personal or business relationship with any of the Parties;
– any financial or other interest in the outcome of the Mediation;
– having acted (either personally or through the Neutral’s own firm or
business) in any capacity other than as a Neutral in another Process
for any of the Parties;
– being in prior possession of any confidential information about any
of the Parties or about the subject-matter of the Dispute (but exclu-
ding any confidential information given to the Neutral by one of the
Parties while acting as Neutral in relation to the Dispute)

219
Cf. art. 5.5 Ley Modelo de la CNUDMI.
220
Cf. arts. 3.b) y 4.2 Directiva de Mediación.
221
Cf. art. 2 del Código de conducta europeo para mediadores.
Mediación comercial internacional 121

– any such matters involving a close member of the Neutral’s family.


4.4 will not (nor will any member of the Neutral’s own firm or business
or close family) act for any of the Parties individually in relation to the Dis-
pute either while acting as Neutral or at any time thereafter, without the
written consent of all the Parties.

Existe cierta conexión entre la neutralidad del mediador y la con-


fidencialidad del proceso, tal como se explica en esta decisión judi-
cial del Tribunal Supremo de Nueva Jersey:
“If mediation confidentiality is important, the appearance of mediator
impartiality is imperative. A mediator, although neutral, often takes an acti-
ve role in promoting candid dialogue “by identifying issues [and] encoura-
ging parties to accommodate each others´ interests.” [Michael L. Prigoff,
Toward Candor or Chaos: The Case of Confidentiality in Mediation, 12 Seton Hall
Legis. J. 1, 2 (1988)]. To perform that function, a mediator must be able “to
instill the trust and confidence of the participants in the mediation process.
That confidence is insured if the participants trust that information conve-
yed to the mediator will remain in confidence. Neutrality is the essence of
the mediation process.” Isaacson v. Isaacson, 348 N.J.Super. 560, 575, 792 A.2d
525 (App.Div.2002) (interpreting Rule 1:40)”222.

Más allá de estas obligaciones jurídicas, un buen mediador ha de


asegurarse de que ambas partes se sientan cómodas a lo largo del
procedimiento. Esto es particularmente importante en esta época en
que son muchos los que acuden a la mediación comercial por vez
primera. Ninguna de las partes debe sentirse en desventaja a causa
de su inexperiencia223.

11.1 CONFLICTOS DE INTERÉS DEL MEDIADOR

La principal consecuencia del deber de neutralidad del media-


dor es la obligación de que el mismo, tanto al aceptar su cargo como
a lo largo de todo el procedimiento, revele cualquier circunstancia
que potencialmente pueda ser vista como una mella en su indepen-
dencia o imparcialidad. El propósito de este deber, como resume
Alexander, apunta a “enhance self-determination by assisting par-

222
State of New Jersey v. Carl S. Williams, 877 A.2d 1258 (N.J. 2005) 1266-67.
223
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 208.
122 Luis Fernando Rodríguez

ties to make fully-informed choices in relation to selection of their


mediator, to remove doubts about the fairness of the process and
the person conducting it”224.
La mediación institucional nos ofrece varios ejemplos del deber
de declarar los conflictos de interés. Así, de ordinario, la persona
propuesta como mediador en un procedimiento ante la CCI debe
suscribir, antes de su nombramiento o confirmación, una declara-
ción de aceptación, disponibilidad, imparcialidad e independen-
cia225. Además, el candidato ha de dar a conocer por escrito al centro
cualesquiera hechos o circunstancias susceptibles, desde el punto
de vista de las partes, de poner en duda su independencia, así como
cualquier extremo que pudiere dar lugar a dudas razonables sobre
su imparcialidad. En tales casos, el centro comunica por escrito di-
cha información a las partes y fija un plazo para que éstas realicen
sus comentarios226. Si alguna de las partes formula alguna objeción
respecto al mediador nombrado por el centro y lo notifica así al mis-
mo y a las otras partes por escrito, indicando las razones de tal ob-
jeción, en los quince días siguientes a la recepción de la notificación
del nombramiento, el centro nombrará a otro mediador227.
En cuanto al grado de rigor con que se ha de conducir el examen,
la mejor respuesta probablemente esté contenida en el Reglamento de
Mediación Internacional del ICDR, que dispone que, antes de aceptar
su nombramiento, los mediadores del ICDR tienen la obligación ex-
presa de “explorar razonablemente” la existencia de circunstancias
que un individuo razonable podría percibir como fuente probable
de un conflicto de intereses, real o potencial, que concierna al me-
diador.
No obstante, si después de recibida una declaración que revele
un conflicto de intereses —real o potencial— de un mediador, las
partes pueden renunciar a hacer valer esos conflictos y proseguir
con la mediación. El mediador será sustituido si las partes no con-

224
Cf. Alexander, Nadja, op. cit. pág. 216.
225
Cf. art. 5.3 Reglamento CCI.
226
Cf. art. 5.3 Reglamento CCI.
227
Cf. art. 5.5. Reglamento CCI.
Mediación comercial internacional 123

cuerdan en retener al mediador o si el conflicto de interés pudiera


ser razonablemente percibido como perjudicial para la integridad
de la mediación228.
Esta obligación está plasmada en diversas normas modelo, como
el art. 9 de la UMA, o el art. 2.1 del Código de Conducta Europeo para
Mediadores, que bajo la rúbrica de “independencia”, dispone que:
“Antes de iniciar o de continuar su tarea, el mediador deberá revelar
cualquier circunstancia que afecte o pueda afectar a su independencia o bien
crear un conflicto de intereses.
Tales circunstancias incluirán
– todo tipo de relación personal o empresarial con una de las partes,
– cualquier interés financiero u otro de otro tipo, directo o indirecto, en el
resultado final de la mediación, o
– que el mediador, o un miembro de su empresa, hayan actuado ante-
riormente a favor de una o varias de las partes en cualquier circunstancia,
con excepción de la mediación.
En tales casos el mediador sólo podrá aceptar o continuar la mediación a
condición de que esté seguro de poder mediar con total independencia con
el objeto de garantizar su completa imparcialidad y siempre que las partes lo
consientan explícitamente.
El deber de revelar información permanece a lo largo de todo el procedi-
miento de mediación”.

Por su parte, de acuerdo con la Ley Modelo, la persona a quien


se comunique su posible nombramiento como mediador debe reve-
lar todas las circunstancias que puedan dar lugar a “dudas justifica-
das acerca de su imparcialidad o independencia”229. Esta obligación
rige no sólo desde el momento en que se le proponga actuar como
mediador, sino durante todo el procedimiento. Advierte también
la Ley Modelo que, el mediador, desde el momento de su nombra-
miento y durante todo el procedimiento, ha de revelar sin demora
tales circunstancias a las partes230. Así pues, los requisitos permane-
cen en vigor a lo largo de toda la mediación.

228
Cf. art. 5.3 Reglamento ICDR.
229
Cf. art. 5.5 Ley Modelo de la CNUDMI.
230
Cf. ibid.
124 Luis Fernando Rodríguez

Ni los reglamentos ni la Ley Modelo abordan las consecuencias


que pudiera tener el incumplimiento de la obligación de neutrali-
dad y, en concreto, si, de no cumplirse el requisito de divulgación,
quedaría anulado el procedimiento de mediación. Las consecuen-
cias del incumplimiento quedan regidas por el Derecho interno de
cada Estado. En principio, el hecho de no revelar circunstancias que
pudieran dar lugar a “dudas justificadas” no debería constituir por
sí mismo un motivo para rechazar un acuerdo de transacción que
se añadiera a los motivos ya existentes en virtud del Derecho de los
contratos aplicable al caso concreto.

11.2 EL MEDIADOR COMO ÁRBITRO EN UN PROCEDIMIENTO POSTERIOR

¿Puede el mediador de una controversia ejercer posteriormente


como árbitro de la misma? En principio, todo depende de la común
voluntad de las partes, que pueden decidir que el mediador pase a
ejercer la función de árbitro en su disputa.
La experiencia demuestra que, en unos pocos casos, las partes
consideran provechoso que el mediador, y no otra persona, sea el
árbitro de un procedimiento arbitral posterior, ya que el mismo ha
adquirido un conocimiento del caso que las partes estiman le per-
mitirá desempeñar su cometido con más eficiencia. De hecho, en
algunos países asiáticos y en los Estados Unidos se usan métodos
ADR que combinan mediación y arbitraje a través de una persona
que ejerce ambas funciones —como los med-arb procedures expuestos
en el primer capítulo231.
Sin embargo, al margen de casos excepcionales, la decisión de
que un mediador ejerza más tarde como árbitro de la misma dispu-
ta no está exenta de potenciales problemas. El mediador, como ya
hemos visto, es un facilitador de la negociación de las partes. La efi-
cacia de la mediación se basa en que las partes negocian libremente,
intercambiando ofertas e información que permanecerá confiden-

231
Para una explicación clásica de los med-arb procedures, cf. Bartel, Barry C., op. cit.,
pág. 661; o más recientemente, cf. Antona, Daniela, Med-Arb: A Choice Between Scylla and
Charybdis, Dispute Resolution Journal, 2014, vol. 69, n. 3, pág. 101.
Mediación comercial internacional 125

cial y no llegará a conocimiento de un juez o árbitro, y en ocasiones


ni siquiera a la otra parte de la disputa. Si el mediador es percibido
como un futuro juzgador, la dinámica de la mediación cambia, y
su posición de imparcialidad queda ensombrecida, como explican
Brown y Marriott:
If the parties know that the mediator is to become the adjudicator if the
case does not settle, this may well inhibit effective negotiation and must
change the whole dynamic of the mediation process.
Corresponding questions arise in the arbitration mode. Does the neutral
ignore information received during the mediation phase that may be preju-
dicial to a party? Even if the neutral is able to do this, what would the per-
ceptions of the parties be, once they are faced with the reality of it and with
the neutral making a finding against one of them?232

Algunas normas sobre mediación advierten de estos peligros


pero, nuevamente, dejan la cuestión a la decisión de las partes. Así,
la Ley Modelo establece una prohibición que queda librada a la
autonomía de los actores implicados. Su art. 12 dispone que, sal-
vo acuerdo en contrario de las partes, el mediador no puede actuar
como árbitro en una controversia que haya sido o sea objeto del pro-
cedimiento de mediación ni en otra controversia que surja a raíz del
mismo contrato o relación jurídica o de cualquier contrato o relación
jurídica conexos233. La finalidad expresa de esta previsión de la Ley
Modelo es fomentar la confianza en el mediador y en la mediación
como método de solución de controversias. Sin embargo, el precep-
to no impide el nombramiento, siempre y cuando las partes conven-
gan en hacer excepción a la regla designando de común acuerdo al
mediador para que asuma la función de árbitro.
La mayoría de reglamentos de mediación prohíben en principio
este tipo de acuerdos. Por ejemplo, el Reglamento CCI establece en
su art. 10.3 que “salvo acuerdo contrario escrito de todas las partes,
un Mediador no actuará ni podrá haber actuado ni como juez, ni
como árbitro, ni como perito, representante o asesor de alguna de
las partes en ningún proceso judicial, arbitral o similar en relación

232
Brown, Henry J., y Marriott, Arthur L., op. cit., nn. 19-008 y sigs.
233
Cf. art. 12 Ley Modelo de la CNUDMI.
126 Luis Fernando Rodríguez

con la controversia que sea o hubiera sido objeto del Procedimiento


conforme al Reglamento”. Lo mismo advierten las AAA/ABA/ACR
Model Standards of Conduct for Mediators en el punto VI.8:
A mediator shall not undertake an additional dispute resolution role in
the same matter without the consent of the parties. Before providing such
service, a mediator shall inform the parties of the implications of the change
in process and obtain their consent to the change. A mediator who under-
takes such role assumes different duties and responsibilities that may be go-
verned by other standards.

La prohibición es total en el caso del Reglamento de Conciliación de


la CNUDMI:
Las partes y el mediador se comprometen a que el conciliador no actúe
como árbitro, representante ni asesor de una parte en ningún procedimiento
arbitral o judicial relativo a una controversia que hubiera sido objeto del pro-
cedimiento conciliatorio. Las partes se comprometen, además, a no llamar al
conciliador como testigo en ninguno de tales procedimientos234.

A nivel nacional, algunos ordenamientos jurídicos permiten que,


si las partes así lo deciden de común acuerdo, puedan elegir como
árbitro al mediador de su controversia. En otros ordenamientos la
cuestión se rige por normas como los códigos de conducta.
En todo caso, la regla general es que, aunque se considera una
mala opción, el avenimiento de las partes y el mediador prevalecerá
sobre toda limitación que exista al respecto, incluso cuando la ma-
teria esté regulada por normas como las que figuran en los códigos
de conducta.

234
Cf. art. 19 Reglamento CNUDMI.
12. RESPONSABILIDAD DEL MEDIADOR

El mediador está sujeto a responsabilidad por los daños y per-


juicios que cause a las partes en el ejercicio de sus funciones. No
obstante, su margen para producir un potencial daño es reducido.
La función del mediador se limita a conducir una negociación que
permanece bajo el control de las partes y que una u otra pueden
dar por terminada en cualquier momento. Esto explicaría por qué,
como advierte Alexander, el número de demandas contra mediado-
res permanece tan reducido en todo el mundo235.
Por otra parte, mientras que la responsabilidad extracontractual
del mediador no es muy extensa, su responsabilidad contractual
puede ser tan amplia como se desee. El contrato que las partes fir-
man con el mediador al inicio del procedimiento puede contener
otras muchas obligaciones adicionales que el mediador ha de cum-
plir específicamente y cuya inobservancia puede dar lugar a exigirle
responsabilidad por incumplir los términos del contrato.
Por el contrario, hay que advertir que algunos reglamentos in-
cluyen normas de exoneración de responsabilidad en favor tanto
del mediador como del centro.
Por ejemplo, el Reglamento de Mediación Internacional del ICDR
dispone que ni el ICDR ni ningún mediador serán responsables
frente a las partes por cualquier “error, acto, u omisión” relaciona-
do con una mediación conducida bajo el reglamento236. El mismo
precepto aclara además que ni el ICDR ni el mediador son “partes
necesarias” en procesos judiciales relativos a la mediación.
El Reglamento de Mediación de la OMPI también contiene una
exención de responsabilidad. Salvo en caso de “falta deliberada”, ni

235
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., pág. 214.
236
Cf. art. 13 Reglamento ICDR.
128 Luis Fernando Rodríguez

el mediador ni la OMPI serán responsables ante ninguna parte por


ningún “acto u omisión” en relación con cualquier mediación rea-
lizada de conformidad con su reglamento237. Por añadidura, el art.
26 obliga a las partes y al mediador, al aceptar su nombramiento, a
renunciar a cualquier acción por difamación. En concreto, las partes
y el mediador convienen en que “ninguna declaración o comenta-
rio, ya sea oral o escrito, formulado o utilizado por ellos o por sus
representantes durante los preparativos de la mediación o durante
la misma”, puede ser utilizado para fundar o mantener acciones por
difamación oral o escrita u otro tipo de demanda similar.

237
Cf. art. 25 Reglamento OMPI.
13. LA BUENA FE COMO
PRINCIPAL DEBER DE LAS PARTES

La obligación más grave que deben observar las partes durante


la mediación consiste en participar de buena fe en el procedimiento.
La buena fe se traduce, básicamente, en el deber de asistir a las se-
siones de negociación y cooperar con el mediador y la contraparte
en la busca de un acuerdo. En ningún caso implica la obligación de
llegar a una transacción que ponga fin a su controversia.
El deber de buena fe está recogido en la mayoría de reglamentos
institucionales, que en ocasiones especifican manifestaciones con-
cretas del mismo en la sustanciación del procedimiento. Así, por
ejemplo, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI dispone, no
sólo que las partes “colaborarán de buena fe con el mediador”, sino
que “en particular, se esforzarán en cumplir las solicitudes de éste
de presentar documentos escritos, aportar pruebas y asistir a las
reuniones”238. Por su parte, el Reglamento de Mediación Internacional
del ICDR demanda de las partes que se esfuercen en preparar las
sesiones de negociación, en los siguientes términos:
Antes y durante las conferencias de mediación programadas, las partes
y sus representantes harán sus mejores esfuerzos, según las circunstancias de
cada parte, para prepararse y participar en una mediación significativa y
productiva239.

Por otro lado, el Reglamento de Mediación de la OMPI dispone en


la misma línea que cada parte debe cooperar de buena fe con el me-
diador para que “la mediación se realice con la mayor prontitud y
eficacia”240.

238
Cf. art. 11 Reglamento CNUDMI.
239
Cf. art. 8.2 Reglamento ICDR.
240
Cf. art. 10 Reglamento OMPI.
130 Luis Fernando Rodríguez

La obligación de buena fe también está presente en la ley o la


jurisprudencia de algunos países. Por ejemplo, el art. 1134 del códi-
go civil francés exige la buena fe en la ejecución de las obligaciones
contractuales241. Este artículo permitió a la Cour de Cassation, en una
sentencia de 2009, apreciar vulneración de la buena fe en un caso en
que una de las partes se negó a someterse a la mediación prevista
en el contrato y procedió directamente al juicio242. De igual modo,
los tribunales ingleses han considerado la observancia de la buena
fe durante la mediación a la hora de fijar las costas y el quantum re-
clamado. En Earl of Malmesbury v. Strutt and Parker243, el demandante
ganó el juicio, pero el juez fijó el quantum en una cantidad menor
que lo solicitado pues, en su consideración, el juicio podría haberse
evitado si el demandante hubiera participado de buena fe en la me-
diación:
[T]he claimant´s position at the mediation was plainly unrealistic and
unreasonable. Had they made an offer which better reflected their true posi-
tion, the mediation might have succeeded244.

En Estados Unidos, la violación de la buena fe durante la me-


diación también puede mostrar sus consecuencias al fijar las costas
del juicio. La regla 16.a) de las reglas federales de procedimiento
civil (Federal Rules of Civil Procedure) permite al tribunal dictar ór-
denes antes del juicio con el fin de facilitar una solución negociada
(case management and scheduling orders). Algunas de estas órdenes
exigen a las partes participar de buena fe en un procedimiento de
mediación245. De hecho, algunos jueces federales han entendido
que la regla 16 incluye el deber de participar de buena fe en la me-

241
Cf. art. 1134: “Les conventions légalement formées […] doivent être exécutées
de bonne foi”.
242
Cf. Cour de cassation, chambre civile 1, Audience publique du mercredi 8 avril
2009, n° de pourvoi: 08-10866.
243
James Carleton Seventh Earl of Malmesbury and others v. Strutt and Parker (a partner-
ship) [2008] EWHC 424 (QB), [2008] All ER (D) 257 (Mar). Ambas partes renunciaron en
el juicio a la confidencialidad que impedía la presentación de pruebas procedentes de la
mediación.
244
Ibid., pár. 72.
245
Cf. Dunlap, Eric, y Sturgess, Robert, Good-Faith Mediation Orders in Florida Civil
Federal Courts: Let Judges Do the Judging and Mediators Do the Mediating, The Florida Bar
Journal, vol. 89, n. 8, septiembre/octubre de 2015, pág. 28.
Mediación comercial internacional 131

diación246. La regla 16.F.1.b) permite al tribunal imponer sanciones


a la parte que no cumpla la orden de participar de buena fe en la
mediación247. No obstante, la legalidad de una sanción judicial por
vulnerar la buena fe durante la mediación es cuestionable, pues lo
que suceda en la mediación queda protegido por deberes de confi-
dencialidad que impiden la revelación de los hechos al juez248.
En definitiva, si bien la buena fe rara vez está expresamente defi-
nida por la ley o el contrato, como advierte Alexander249, la jurispru-
dencia nos permite deslindar sus contornos a través, sobre todo, de
las conductas que la vulneran y que incluyen, por ejemplo:
• negarse a participar en un procedimiento de mediación pre-
visto contractualmente250;
• no presentarse en una mediación ordenada por el juez251;
• impedir concretar los puntos de discusión durante la media-
ción252;
• comparecer en la mediación sin poderes para transigir253;

246
Cf. Nick v. Morgan Foods, Inc., 270 F.3d 590, 595 (8th Cir. 2001).
247
La regla 16(f) dispone lo siguiente: “Sanctions. (1) In General. On motion or on
its own, the court may issue any just orders […] if a party or its attorney:(A) fails to
appear at a scheduling or other pretrial conference; (B) is substantially unprepared to
participate—or does not participate in good faith—in the conference; or (C) fails to obey
a scheduling or other pretrial order.
(2) Imposing Fees and Costs. Instead of or in addition to any other sanction, the court
must order the party, its attorney, or both to pay the reasonable expenses—including
attorney’s fees—incurred because of any noncompliance with this rule, unless the non-
compliance was substantially justified or other circumstances make an award of expen-
ses unjust”.
248
Este problema ha sido analizado con detalle en Dunlap, Eric, y Sturgess, Robert,
op. cit., pág. 28.
249
Cf. Alexander, Nadja Marie, op. cit., pág. 230.
250
Cf. Cable and Wireless Plc. v. IBM United Kingdom Ltd. [2002] EWHC 2059 (Comm. Ct.).
251
Cf. Segui v. Margrill 844 So 2d 820 at 821 (Fla. Dist. Ct. App. 2003).
252
Cf. Capolingua v. Phylum Pty. Ltd. (as trustee for the Gennoe Family Trust) 1991 5
WAR at 337. El tribunal denegó las costas al demandado que había ganado el juicio,
entre otras razones, por su conducta irrazonable durante la mediación al impedir la con-
creción de los puntos en disputa.
253
Cf., v. gr., Reliance Nat’l Ins. Co. v. B. Von Paris and Sons Inc. 153 F. Supp. 2d 808
(D. Md. 2001).
132 Luis Fernando Rodríguez

• mantener una actitud obstructiva durante la mediación, re-


flejada en actos tales como no responder las comunicaciones
del mediador, no permitir al mediador explicar las ofertas
de la otra parte o, en general, ignorar al mediador y a la otra
parte254;
• no presentar una oferta inicial de transacción255; o
• terminar o abandonar unilateralmente la mediación sin ra-
zón alguna256.

254
Cf. Brooks v. Lincoln Nat’l Life Ins. Co., No. 8:05CV118, 2006 WL2487937 (D. Neb.
Aug. 25, 2006).
255
Cf. Ferrero v. Henderson, N. C. 300462, 2003 WL 21796381 at 5–6 (SD Ohio).
256
Cf. Brooks v. Lincoln Nat’l Life Ins. Co., No. 8:05CV118, 2006 WL2487937 (D. Neb.
Aug. 25, 2006) y Hoffer v. Moyer, No. A05-2388, 2006 WL 2601301 (Minn. Ct. App. Sept.
12, 2006).
14. INICIO DE LA MEDIACIÓN

La mediación se inicia generalmente de conformidad con los trá-


mites que las partes hayan establecido al efecto. Si su acuerdo dis-
pone que la mediación ha de llevarse a cabo según el reglamento
de una determinada institución, serán entonces sus reglas las que
determinen cómo incoar el procedimiento.
Si bien en la mayoría de casos tiene lugar la firma y formaliza-
ción de un acuerdo de mediación, esto no es estrictamente necesario
para incoar un procedimiento. En ausencia de acuerdo, algunos re-
glamentos prevén mecanismos adicionales para que una parte pue-
da invitar a la otra a iniciar una mediación bajo los auspicios del
centro y conforme a sus normas.
En definitiva, para iniciar una mediación no prevista en un con-
trato mercantil, basta con que una de las partes lo proponga y la
otra acepte.

14.1 INICIO DEL PROCEDIMIENTO EN LA MEDIACIÓN INSTITUCIONAL

El Reglamento de Mediación de la CCI es un clásico exponente de


cómo se regula la fase de inicio en una mediación institucional. El
inicio del proceso de mediación administrado por el centro varía
según exista o no un acuerdo entre las partes para someterse al Re-
glamento.
Cuando existe un acuerdo entre las partes para someter la contro-
versia al Reglamento de Mediación de la CCI, basta con que cualquiera
de ellas remita al centro una solicitud escrita en la que se incluyan
los siguientes extremos:
• los nombres, direcciones, números de teléfono, direcciones
de correo electrónico y cualquier otra información de contac-
134 Luis Fernando Rodríguez

to de las partes en la controversia, así como los de cualquier


persona que represente a las partes en el procedimiento257;
• una descripción de la controversia incluyendo una estima-
ción de su valor monetario258;
• cualquier acuerdo para utilizar un procedimiento de solu-
ción distinto de la mediación o, en ausencia de éste, cualquier
propuesta relativa a un procedimiento de solución distinto
que desee formular la parte que remite la solicitud259;
• cualquier acuerdo relativo al plazo máximo de tiempo para
realizar la mediación o, en ausencia del mismo, cualquier
propuesta con respecto a dicho plazo260;
• cualquier acuerdo relativo a los idiomas de la mediación o,
en ausencia del mismo, cualquier propuesta con respecto a
tales idiomas261;
• cualquier acuerdo respecto al lugar de celebración de las re-
uniones en persona o, en ausencia del mismo, cualquier pro-
puesta con respecto a dicho lugar262;
• cualquier designación conjunta de un mediador hecha por
todas las partes o cualquier acuerdo adoptado por todas
las partes respecto de las características del mediador que
deberá ser nombrado por el centro cuando no haya habi-
do una designación conjunta o, en ausencia de tal acuerdo,
cualquier propuesta con respecto a las características del
mediador263;
• una copia de cualquier acuerdo escrito con arreglo al cual se
realice la solicitud264.

257
Cf. art. 2.1.a) Reglamento CCI.
258
Cf. art. 2.1.b) Reglamento CCI.
259
Cf. art. 2.1.c) Reglamento CCI.
260
Cf. art. 2.1.d) Reglamento CCI.
261
Cf. art. 2.1.e) Reglamento CCI.
262
Cf. art. 2.1.f) Reglamento CCI.
263
Cf. art. 2.1.g) Reglamento CCI.
264
Cf. art. 2.1.h) Reglamento CCI.
Mediación comercial internacional 135

La parte que presenta la solicitud debe enviar copia a las demás


partes265 y pagar una tasa de registro266. Una vez el centro acusa reci-
bo de la solicitud y del pago de la tasa de registro, la fecha de recep-
ción de la solicitud pasa a considerarse como la fecha de inicio del
procedimiento267.
El procedimiento es ligeramente distinto cuando no existe un
acuerdo previo para someterse al Reglamento de Mediación de la CCI.
En tales casos, la parte que desee proponer el sometimiento de la con-
troversia al reglamento debe enviar al centro una solicitud por escri-
to que contenga la información especificada más arriba, incluyendo
igualmente las copias mencionadas y el pago de la tasa de registro268.
Una vez recibida la solicitud, el centro informa de la propuesta a
las demás partes y puede ayudarlas a considerar la propuesta269.
Si las partes llegan a un acuerdo para someter su controversia al
reglamento, el procedimiento se inicia en la fecha en que el centro
envía una confirmación por escrito a las partes de que se ha llegado
dicho acuerdo270. Si, por el contrario, las partes no llegan a ningún
acuerdo para someter su controversia al reglamento en un plazo de
quince días, a contar a partir de la fecha de recepción de la solicitud
por parte del centro —o dentro de un plazo adicional que el centro
pueda fijar razonablemente—, no se dará inicio al procedimiento271.
Por su parte, el Reglamento de Mediación Internacional del ICDR
regula el inicio de su procedimiento en su art. 2 de un modo similar
a la CCI, y lo mismo cabe decir de los arts. 3 a 5 del Reglamento de
Mediación de la OMPI.

265
Cf. art. 2.3 Reglamento CCI.
266
Cf. ibid.
267
Cf. arts. 2.4 y 5 Reglamento CCI. Aclara el art. 2.6 que cuando las partes hayan
acordado que el plazo límite para resolver la controversia según el Reglamento empieza
a contar a partir de la presentación de la solicitud, la presentación, al solo efecto de fijar
el inicio del plazo, se considerará hecha en la fecha del acuse de recibo de la solicitud
por parte del Centro, o del pago de la tasa de registro, si ésta es posterior.
268
Cf. art. 3.2 Reglamento CCI.
269
Cf. art. 3.1 Reglamento CCI.
270
Cf. art. 3.3 Reglamento CCI.
271
Cf. art. 3.4 Reglamento CCI.
136 Luis Fernando Rodríguez

14.2 INICIO DEL PROCEDIMIENTO EN LA MEDIACIÓN AD HOC

El Reglamento de Conciliación de la CNUDMI nos ofrece un ejem-


plo de cómo puede iniciarse una mediación que no haya de trans-
currir bajo los auspicios de un centro. Dispone este reglamento que
la parte que proponga la mediación debe enviar a la otra parte una
invitación escrita en que se mencione brevemente el asunto objeto
de la controversia272. El procedimiento se inicia cuando la otra parte
acepta la invitación oralmente o por escrito273. En caso de que la parte
proponente no reciba respuesta dentro de los treinta días siguientes
al envío de la invitación, o dentro de otro período de tiempo especi-
ficado en ella, puede considerar esa circunstancia como rechazo de
la invitación, lo que debe comunicar expresamente a la otra parte274.
Por su parte, la Ley Modelo también contiene algunas previsio-
nes sobre el inicio del procedimiento, que se limitan a regular la
cuestión de los plazos y trámites más esenciales.
En concreto, dispone la norma que el procedimiento de media-
ción relativo a una controversia dará comienzo el día en que las
partes acuerden iniciarlo275. Si la parte que haya invitado a la otra a
entablar un procedimiento de mediación no recibe una aceptación
de la invitación en el plazo de treinta días a partir de la fecha en que
envió la invitación o en cualquier otro plazo fijado en ella, podrá
considerar que la otra parte ha rechazado su oferta276.
La Ley Modelo propone un plazo de treinta días para responder,
en armonía con lo dispuesto en el art. 2.4 del Reglamento de Concilia-
ción de la CNUDMI. Nada impide que este plazo pueda ser modi-
ficado por las partes de común acuerdo. La finalidad de establecer
un plazo no es permitir que se desatienda ningún compromiso con-
tractual, sino aportar certidumbre en una situación en que no quede
claro si la parte está dispuesta a mediar, determinando el momento
en que se estime que un intento de mediación ha fracasado. Todo

272
Cf. art. 2.1 Reglamento CNUDMI.
273
Cf. art. 2.2 Reglamento CNUDMI.
274
Cf. art. 2.4 Reglamento CNUDMI.
275
Cf. art. 4.1 Ley Modelo de CNUDMI.
276
Cf. art. 4.2 Ley Modelo de CNUDMI.
Mediación comercial internacional 137

ello con independencia de que ese incumplimiento constituya o no


una violación del acuerdo de mediación277. Por tanto, la Ley Modelo
no ofrece la oportunidad de desatender la obligación contractual de
mediar simplemente no respondiendo a la invitación dentro de los
treinta días. Tampoco ofrece una regulación de las consecuencias
de que una de las partes no cumpla el acuerdo de mediación, que
es una cuestión regulada por el régimen general de las obligaciones
aplicable al caso, es decir, al margen de la Ley Modelo.

277
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 46.
15. CONDUCCIÓN DE LA MEDIACIÓN

En la práctica, la mayoría de las mediaciones comerciales trans-


curre más o menos a través de las mismas fases278. Una vez que las
partes han seleccionado y nombrado al mediador, el procedimiento
continúa a lo largo de las siguientes etapas:
• Fase preparatoria: en esta fase preliminar, cada parte debe de-
finir por su cuenta los objetivos que le gustaría alcanzar, así
como asegurarse de que sus representantes disponen de au-
toridad necesaria para transigir. Por parte del mediador, los
objetivos de esta primera etapa se dirigen a familiarizar a las
partes con el procedimiento y crear un ambiente de confian-
za y comunicación abierta entre todos los actores.
• Fase de recopilación de información: cada parte remite sus posi-
tion papers y realiza una presentación inicial de su postura en
la controversia. El objetivo de esta fase es la determinación
de los hechos y de los puntos de conflicto, con la ayuda, si
procede, de testigos y peritos.
• Fase de negociación: durante la que tienen lugar sesiones con-
juntas y por separado donde se intercambian y estudian ofer-
tas y contraofertas y se exploran posibilidades de arreglo. El
objetivo de esta fase es la busca de una solución mutuamente
aceptable.
• Fase final: de formalización —redacción y firma— del acuerdo
alcanzado o, en su caso, de finalización del procedimiento279.

278
Cf. Sander, F. E. A., Rogers, N. H., Cole, S. R., y Goldberg, S. B., Dispute Resolution,
Aspen Publishers, quinta edición, 2007, págs. 114 y sigs.; Rau, Alan, Sherman, Edward,
y Peppet, Scott, Processes of Dispute Resolution: The Role of Lawyers, Foundation Press,
cuarta edición, 2006, págs. 340 y sigs.; Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 180 y sigs., y
Bühring-Uhle, Christian, op. cit., pág. 125.
279
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 209, y Berger, Klaus Peter,
op. cit., pág. 156.
140 Luis Fernando Rodríguez

Aunque la literatura y el debate sobre las distintas fases en las


que ha de distribuirse una mediación son abundantes, en la práctica
estas fases no dejan de ser nada más que un medio para facilitar
la negociación y, en consecuencia, aumentar las probabilidades de
que las partes alcancen un acuerdo. Las mediaciones presentan un
carácter estructurado sólo porque el mediador les da esa forma.

15.1 FASE PREPARATORIA

Una vez que las fechas para llevar a cabo las sesiones de media-
ción han sido fijadas, las partes deben prestar atención a los con-
cretos objetivos que les gustaría alcanzar y a su estrategia para lo-
grarlo. Como advierten McIlwrath y Savage, uno de los errores más
comunes es acudir a la mediación para “oír lo que la otra parte tiene
que decir”, sin una clara noción de lo que se espera conseguir280. Esta
actitud reduce la probabilidad de llegar a un acuerdo.
Al tiempo que se prepara para la mediación, cada parte debe ase-
gurarse de que sus representantes en el procedimiento disponen de
suficiente capacidad de decisión y autoridad para transigir. Un me-
diador cuidadoso —o una de las partes, si el mediador lo omite—
debe preguntar sobre la capacidad para transigir de los represen-
tantes presentes en las sesiones de mediación281.

15.2 FASE DE RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN

15.2.1 Presentación de “position papers” y memorandos

Es habitual que al inicio de la mediación las partes intercambien


un escrito en que cada una explica de manera resumida su posición
en la disputa. La extensión de este documento no debe ir más allá de
unas pocas páginas, al que las partes pueden adjuntar documenta-
ción adicional en apoyo de su posición.

280
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 209.
281
Cf. ibid.
Mediación comercial internacional 141

Las partes también pueden ayudar al mediador preparando,


motu proprio o a instancia del mediador, un memorando para su uso
exclusivo, en que cada una presenta los puntos de conflicto de la
disputa y pone en conocimiento del mediador cualquier otra infor-
mación que estime procedente.
Aparte de estos documentos, las partes pueden acudir a las se-
siones con más documentación o preparar presentaciones en las que
expliquen su postura en el conflicto.

15.2.2 Uso de informes, presentaciones y testigos

Uno de los errores, no por más grave menos frecuente, que co-
meten las partes durante la conducción de la mediación consiste en
orientar sus esfuerzos a convencer al mediador de la justicia de su
posición o de su interpretación de los hechos o del Derecho aplica-
ble. A menos que los argumentos convenzan a la otra parte, estos
intentos de persuadir al mediador o de ponerlo de su parte resultan
inútiles, cuando no contraproducentes si tienen éxito282.
Este error de planteamiento puede extenderse a distintos aspec-
tos de la mediación, como por ejemplo en el uso de presentaciones,
documentación o testigos durante la fase de recopilación de infor-
mación.
En cuanto a las presentaciones de cada parte sobre la disputa, és-
tas no tienen por qué durar horas o días, como sucede en el arbitraje.
Generalmente, no existe ninguna ventaja en que las partes hagan una
presentación pormenorizada de todos sus argumentos y pruebas.
Lo mismo cabe decir respecto del uso de informes y memoran-
dos. En general, carece de sentido que las partes presenten largos
documentos con un sinfín de apéndices en apoyo de sus tesis. Dado
que el objetivo es avanzar en las negociaciones, un exceso de docu-
mentación resulta contraproducente en la mayoría de situaciones.
Tampoco el uso de testigos debe ser igual al que se hace en el
arbitraje. En la mediación, el testigo ha de ayudar a que la otra par-

282
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 218 y 219.
142 Luis Fernando Rodríguez

te entienda los hechos o corrobore aspectos inciertos de la disputa.


En general, el uso de testigos tiene como principales inconvenientes
el consumo de tiempo y el coste económico que comportan. No se
olvide, además, que la mediación es confidencial y que las declara-
ciones de ese testigo no pueden ser usadas por la parte contraria en
un juicio o arbitraje posteriores.

15.3 FASE DE NEGOCIACIÓN

En esta fase tienen lugar sesiones conjuntas, durante las cuales


las partes y el mediador se reúnen en torno a una mesa para llegar
a una solución negociada a su conflicto, intercambiando ofertas y
contraofertas como parte esencial de la negociación. El mediador
ordinariamente pedirá ofertas de las partes tanto al principio como
a lo largo de la mediación.
El número de reuniones por separado suele ser mayor en paí-
ses del common law que en países de tradición civilista, donde los
mediadores recurren a las sesiones conjuntas con más frecuen-
cia.

15.3.1 Técnicas de mediación

Durante la fase de negociación, el uso efectivo de técnicas de


análisis y negociación contribuye sustancialmente al éxito del pro-
cedimiento. Aunque son muchas las técnicas posibles, aquí presen-
tamos, siguiendo a Bühring-Uhle, tres: mind mapping, litigation risk
analysis y brainstorming.
Mind mapping es una técnica en la que el mediador con la ayu-
da de las partes traza un mapa que representa todos problemas del
caso y sus conexiones. Este mapa se elabora normalmente al princi-
pio del procedimiento con el fin de recoger y estructurar los distin-
tos aspectos del conflicto.
Este ejercicio tiende a mejorar la comunicación durante la me-
diación, al tiempo que obliga a los actores a visualizar el problema,
determinar los puntos clave y eliminar los elementos innecesarios;
Mediación comercial internacional 143

todo lo cual redunda en un mayor ahorro de tiempo y de repeticio-


nes innecesarias283.
Por su parte, el litigation risk analysis es una herramienta popular
entre litigantes y mediadores por igual. La técnica se basa en el con-
cepto de decision trees. Un decision tree es un mapa que representa cada
paso en el posible razonamiento que ha de seguir un tribunal arbitral
o judicial que conozca de la disputa, al tiempo que se asigna a cada
resultado un porcentaje de probabilidad y su valor monetario.
Este análisis permite poner el conflicto en perspectiva, evitar pre-
tensiones y expectativas desproporcionadas y tomar decisiones más
racionales. Además, su uso aumenta la probabilidad de alcanzar un
acuerdo, ya que los clientes pueden seguir los razonamientos jurí-
dicos y sus consecuencias prácticas más fácilmente, sin tener que
apoyarse sólo en las explicaciones de sus abogados, lo cual a su vez
les anima a negociar proactivamente284.
Finalmente, también puede emplearse la más conocida técnica
de brainstorming. Durante una sesión de brainstorming, las partes,
bajo la guía del mediador, generan todas las propuestas que se les
ocurran para resolver la disputa, sin pararse a considerar si resultan
imprácticas o irrealizables. El mediador actúa como catalizador, to-
mando nota sin excepción todas las ideas que vayan surgiendo285.
Este método puede ser útil para que las partes amplíen sus pers-
pectivas y descubran nuevas soluciones. Las sesiones pueden tener
lugar conjuntamente o por separado.

15.3.2 Evaluación de la disputa por el mediador

No es infrecuente que, una vez que el mediador ha repasado


con las partes los aspectos jurídicos claves en su controversia, una

283
Cf. Buzan, Tony, y Buzan, Barry, The Mind Map Book, New American Library,
1996, pág. 59.
284
Cf. Calihan, Robert B.; Dent, John R.; y Victor, Marc B., The Role of Risk Analysis in
Dispute and Litigation Management, American Bar Association, 2004.
285
Cf. Bono, Edward de, Lateral Thinking: A Textbook of Creativity, Penguin, 2009,
págs. 130 y sigs.
144 Luis Fernando Rodríguez

o ambas partes le pidan, con mayor o menor formalidad, que dé su


parecer acerca de cómo decidiría la disputa en caso de ser su juez o
árbitro. ¿Qué debe hacer el mediador ante este tipo de peticiones?
Una posición minoritaria sostiene que no hay reparo en que el
mediador ofrezca los pronósticos que tenga por convenientes. De
hecho, existe una minoría de mediadores cuya técnica consiste en
ayudar a las partes a alcanzar un acuerdo “anunciándoles” lo que
a su juicio será el resultado de un eventual arbitraje o juicio, con el
propósito de forzarles a negociar un resultado mejor.
Algún reglamento de mediación parece adoptar esta posición,
como por ejemplo el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI, se-
gún el cual el mediador puede, en cualquier etapa del procedimien-
to, formular propuestas para una transacción de la controversia. No
es preciso que esas propuestas sean formuladas por escrito ni que se
explique su fundamento286.
Frente a la posición anterior, la opinión mayoritaria es sin em-
bargo que un mediador prudente debe generalmente rehusar este
tipo de requerimientos, salvo si piensa que es realmente necesario y
las partes dan su consentimiento287. Esta postura se fundamenta en
los siguientes argumentos.
En primer lugar, el mediador tiene como misión facilitar la ne-
gociación de las partes, no la de tomar una decisión o llegar a una
conclusión legal sobre la disputa. No es propio del mediador actuar
como un trasunto de juez o árbitro, sino como un facilitador, que
ayuda a las partes a superar sus conflictos e intercambiar propues-
tas para así lograr que alcancen un acuerdo que ponga fin a la dis-
puta.
En segundo lugar, en no pocas ocasiones la opinión del mediador
será pura especulación, muy poco fiable como pronóstico. Antes de
permitir al mediador que comparta su “evaluación”, las partes de-
berían considerar, en primera instancia, la competencia del media-
dor para evaluar el asunto. Téngase en cuenta que cualquier eva-

286
Cf. art. 7.4 Reglamento CNUDMI.
287
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 219.
Mediación comercial internacional 145

luación por parte del mediador será generalmente defectuosa, pues


los mediadores rara vez poseen la misma cantidad de información
sobre el caso que un árbitro o un juez288.
En tercer lugar, incluso si el mediador tuviera capacidad para
formular una evaluación sólida, las partes deben considerar si una
evaluación no retrasará o entorpecerá su negociación. No es impro-
bable que el pronóstico del medidor deje a una de las partes satisfe-
cha y a la otra, agraviada, alejando así la posibilidad de que lleguen
a un acuerdo. Por un lado, la parte que se sienta perjudicada por la
evaluación o propuesta del mediador se sentirá impulsada a aban-
donar el procedimiento de mediación e iniciar el arbitraje o litiga-
ción. Por otro, no es extraño que la parte que se sienta “ganadora”
se enroque en su posición, mientras la otra pierda su confianza e
interés en llegar a un acuerdo.
No obstante, la realidad y el arte de prudencia rara vez se dejan
sujetar por normas rígidas. En ciertas ocasiones, cuando las partes es-
tán a punto de acabar la mediación sin acuerdo, el mediador puede
estimar prudente y apropiado intentar un último recurso, y ofrecer
un pronóstico de cómo, en su opinión, el juez o el árbitro resolverá
su controversia. Este tipo de situaciones está previsto en algunos re-
glamentos, como la sección 6(3) del CPR Mediation Procedure, que per-
mite —con buen criterio— que el mediador pueda ofrecer in extremis
una evaluación del caso, con el visto bueno de las partes:
“If the parties fail to develop mutually acceptable settlement terms, be-
fore terminating the procedure, and only with the consent of the parties […]
if the mediator believes he/she is qualified to do so, the mediator may give
the parties an evaluation […] of the likely outcome of the case if it were tried
to final judgment, subject to any limitations under any applicable mediation
statutes/rules, court rules or ethical codes. Thereupon, the mediator may
suggest further discussions to explore whether the mediator’s evaluation
[…] may lead to a resolution”.

Nótese, no obstante, que el tenor literal de la norma deja claro


que esto debe ser un último recurso, que ha de emplearse sólo cuan-
do las partes sean incapaces de llegar a un acuerdo por sí mismas.

288
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 219 y 220.
146 Luis Fernando Rodríguez

15.4 CONDUCCIÓN DE LA MEDIACIÓN DE ACUERDO LOS REGLAMENTOS DE


MEDIACIÓN

El Reglamento de Mediación de la CCI nos ofrece un ejemplo para-


digmático de cómo suele transcurrir una mediación conducida bajo
los auspicios de un centro. Dispone su art. 7 que, una vez incoado el
procedimiento, lo primero que deben hacer las partes y el mediador
es “discutir con prontitud”289 la manera en que se llevará a cabo la
mediación290. Tras determinar este punto, el mediador ha de remitir
a las partes —nuevamente, “con prontitud”— una nota escrita en
la que les informa de la manera en que se llevará a cabo la media-
ción291. Adviértase además que, al aceptar someter una controversia
a la mediación de la CCI, las partes consienten en participar en el
procedimiento al menos hasta que reciban dicha nota del mediador
o, con anterioridad a ello, en que se dé por terminado el procedi-
miento formalmente de conformidad con el Reglamento292.
Una vez incoada debidamente la mediación, las partes y el me-
diador tienen que observar sus obligaciones con exactitud. Los prin-
cipales deberes del mediador, al establecer y conducir la mediación,
son los de guiarse por el común acuerdo de las partes y tratarlas con
equidad e imparcialidad293. Las partes, a su vez, tienen la obligación
expresa de actuar de buena fe durante toda la mediación294.
Muy similares previsiones contiene el Reglamento de Mediación
Internacional de la ICDR en su art. 7. Sin embargo, el texto presenta
algunas particularidades. Por ejemplo, el reglamento detalla que el
mediador puede efectuar comunicaciones de forma conjunta o sepa-
rada por teléfono, por escrito, a través de correo electrónico, online,
personalmente o de otro modo295. El reglamento también enfatiza
la necesidad de que las partes intercambien todos los documentos
relativos a sus pretensiones. El mediador puede además solicitar el

289
Cf. art. 7.1 Reglamento CCI.
290
Cf. art. 7.1 Reglamento CCI.
291
Cf. art. 7.2 Reglamento CCI.
292
Cf. ibid.
293
Cf. art. 7.3 Reglamento CCI.
294
Cf. art. 7.4 Reglamento CCI.
295
Cf. art. 7.2 Reglamento ICDR.
Mediación comercial internacional 147

intercambio de memorandos sobre cuestiones específicas, incluyen-


do los intereses e historia subyacentes a las negociaciones entre las
partes. La información que cualquiera de las partes desee mantener
confidencial puede ser enviada en una comunicación separada al
mediador296.
El Reglamento también aclara que, a su discreción, el mediador
puede hacer recomendaciones orales o escritas a una parte en priva-
do o, si las partes están de acuerdo, a todas las partes conjuntamen-
te, acerca de una posible transacción297.
Finalmente, en el caso de que, las sesiones de mediación progra-
madas no resulten en una transacción sobre todas o algunas de las
controversias objeto de la mediación, el reglamento permite expre-
samente que el mediador continúe en contacto con las partes y man-
tenga durante cierto tiempo sus esfuerzos para facilitar la consecu-
ción de un acuerdo298.
Por su parte, el Reglamento de Mediación de la OMPI prevé básica-
mente los mismos pasos para la conducción del procedimiento que
los reglamentos que acabamos de examinar299.
Además, el Reglamento regula ciertos aspectos potencialmente
controvertidos. Así, aclara que en cualquier momento de la media-
ción, el mediador puede proponer que una de las partes propor-
cione la información o los materiales adicionales que el mediador
considere oportunos300. Asimismo, en todo momento cualquiera de
las partes puede someter al mediador, únicamente para su conside-
ración, información escrita o material que considere confidencial. El
mediador no puede divulgar, sin la autorización por escrito de esa
parte, tales informaciones o materiales a la otra301.
El mediador tiene libertad para reunirse y comunicarse separa-
damente con una parte, quedando entendido que la información

296
Cf. art. 7.3 Reglamento ICDR.
297
Cf. art. 7.4 Reglamento ICDR.
298
Cf. art. 7.5 Reglamento ICDR.
299
Cf. art. 12.a) Reglamento OMPI.
300
Cf. art. 12.b) Reglamento OMPI.
301
Cf. art. 12.c) Reglamento OMPI.
148 Luis Fernando Rodríguez

facilitada en tales reuniones y comunicaciones no será divulgada a


la otra parte sin la autorización expresa de la parte que facilite la
información302.
En el caso de que el mediador estime que alguna de las cuestio-
nes controvertidas no puedan ser resueltas a través de la mediación,
puede proponer a las partes otros procedimientos o medios que
considere más apropiados para resolver tales cuestiones, teniendo
en cuenta las circunstancias de la controversia y cualquier relación
comercial existente entre las partes, de la manera más eficaz, menos
onerosa y más productiva que sea posible. En particular, el media-
dor puede proponer en su caso:
• la determinación pericial de una o más cuestiones específi-
cas,
• el arbitraje o
• la presentación por cada parte de ofertas finales de solución
y, en ausencia de solución a través de la mediación, la reali-
zación de un arbitraje sobre la base de esas ofertas definitivas
y con arreglo a un procedimiento arbitral en el que la misión
del tribunal arbitral se circunscriba a determinar cuál de las
ofertas finales prevalecerá303.

15.5 CONDUCCIÓN DE LA MEDIACIÓN DE ACUERDO CON LA LEY MODELO

La Ley Modelo contiene una serie de disposiciones relativas a la


conducción de la mediación.
Su art. 6.1 establece que las partes pueden determinar la forma
en que se sustanciará la mediación “por remisión a algún reglamen-
to o por alguna otra vía”304. Así pues, las partes gozan de autonomía
para decidir de común acuerdo el curso que se ha de dar a la me-
diación. De no haber consenso al respecto, el mediador dispone de
facultades expresas para sustanciar el procedimiento de mediación
“del modo que estime adecuado, teniendo en cuenta las circunstan-

302
Cf. art. 11 Reglamento OMPI.
303
Cf. art. 13.b) Reglamento OMPI.
304
Cf. art. 6.1 Ley Modelo de la CNUDMI.
Mediación comercial internacional 149

cias del caso, los deseos que expresen las partes y la necesidad de
lograr un rápido arreglo de la controversia”305.
En todo momento el mediador procurará dar a las partes un
tratamiento equitativo, teniendo en cuenta las circunstancias del
caso306. Esto debe considerarse una obligación básica y un patrón
de conducta mínimo al que todo mediador tiene la obligación de
atenerse. Nótese, no obstante, que el “tratamiento equitativo de las
partes” se refiere a la sustanciación del procedimiento y no al conte-
nido del acuerdo de transacción. También implica la noción de que
los mediadores no deben hacer distinciones en el trato que den a las
diversas partes, lo que no quiere decir que hayan de dedicar nece-
sariamente el mismo tiempo a las reuniones que celebren con cada
una de ellas.
La Ley Modelo también prevé expresamente que el mediador
puede, en cualquier etapa de procedimiento, presentar propuestas
para un arreglo de la controversia307. Al decidir sobre la oportuni-
dad o el alcance de esa propuesta, el mediador debe tener en cuenta
diversos factores, entre ellos, los deseos de las partes y las técnicas
que haya decidido emplear por considerar que son las más propi-
cias para lograr un arreglo.
El art. 7 de la Ley Modelo especifica que el mediador puede re-
unirse o comunicarse con las partes conjuntamente o por separado308.

15.6 CONDUCCIÓN DE LA MEDIACIÓN DE ACUERDO CON EL REGLAMENTO


DE CONCILIACIÓN DE LA CNUDMI

El Reglamento de Conciliación de la CNUMDI nos ofrece una mues-


tra de cómo puede transcurrir una mediación no sujeta a auspicios
institucionales.
Así, el texto dispone que el mediador, después de su designación,
debe solicitar a cada una de las partes que le presente una sucin-

305
Cf. art. 6.2 Ley Modelo de la CNUDMI.
306
Cf. art. 6.3 Ley Modelo de la CNUDMI.
307
Cf. art. 6.4 Ley Modelo de la CNUDMI.
308
Cf. art. 7 Ley Modelo de la CNUDMI.
150 Luis Fernando Rodríguez

ta exposición por escrito en que se describa la “naturaleza general


de la controversia” y los puntos en litigio. Cada parte ha de enviar
a la otra una copia de este escrito309. El mediador puede solicitar-
les una exposición adicional sobre los hechos y motivos en que se
fundan, acompañada de los documentos y otros medios de prueba
que cada parte estime adecuados310. El mediador puede además, en
cualquier etapa del procedimiento, solicitar la presentación de otros
documentos si lo considera oportuno311. Además, el mediador tam-
bién tiene facultades para invitar a las partes a reunirse con él o para
comunicarse con ellas oralmente o por escrito, conjuntamente o por
separado312.
Finalmente, la Ley Modelo prevé que cada una de las partes, a
iniciativa propia o a invitación del mediador, puede presentar a éste
sugerencias para la transacción de la controversia313.

309
Cf. art. 5.1 Reglamento CNUDMI.
310
Cf. art. 5.2 Reglamento CNUDMI.
311
Cf. art. 5.3 Reglamento CNUDMI.
312
Cf. art. 9.1 Reglamento CNUDMI.
313
Cf. art. 12 Reglamento CNUDMI.
16. CONCLUSIÓN DE LA MEDIACIÓN

Son múltiples las maneras en que puede ponerse fin a una me-


diación formalmente. Sin embargo, la mayoría de situaciones que
se constatan en la práctica se reconducen a los cuatro supuestos que
nos ofrece el art. 11 de la Ley Modelo. Conforme a este precepto, la
mediación puede darse por terminada:
• Al concertar las partes un arreglo314. El procedimiento con-
cluye por tanto con éxito, que se concretará de seguido en la
firma de un acuerdo de transacción.
• Al efectuar el mediador, previa consulta con las partes, una
declaración en la que se haga constar que ya no hay razones
para seguir intentando llegar a un acuerdo315. Este supuesto
comprende los casos de abandono del procedimiento ya co-
menzado, cuando este abandono se deduzca de la conducta
de las partes. Ejemplos de esta situación serían la opinión ro-
tundamente negativa de una de las partes acerca de las pers-
pectivas de la mediación, o el hecho de que se niegue a con-
sultar o reunirse con el mediador. Igualmente, si el mediador
ha intentado ponerse en contacto con alguna de las partes
para consultarlas sobre la terminación del procedimiento
pero no ha recibido respuesta, también puede darlo por con-
cluido316.
• Al hacer las partes al mediador una declaración de que dan
por terminado la mediación317.

314
Cf. art. 11.a) Ley Modelo de la CNUDMI.
315
Cf. art. 11.b) Ley Modelo de la CNUDMI.
316
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 75.
317
Cf. art. 11.c) Ley Modelo de la CNUDMI.
152 Luis Fernando Rodríguez

• Al hacer una parte a la otra y al mediador, si se hubiere de-


signado, una declaración de que da por terminado el proce-
dimiento318.
Si bien en la Ley Modelo no se exige que la finalización del proce-
dimiento se formalice por escrito, esto resulta conveniente, sobre todo
en aquellos casos en que sea necesario determinar cuándo ha conclui-
do la mediación para que un tribunal, en un proceso posterior, pueda
calcular con exactitud cuando se reanuda un plazo de prescripción.

16.1 CONCLUSIÓN DE LA MEDIACIÓN SEGÚN LOS REGLAMENTOS DE ME-


DIACIÓN

Casi todos los reglamentos incluyen algunas previsiones sobre el


modo en que el procedimiento ha de concluirse.
Así, en el caso del Reglamento de Mediación de la CCI, sus proce-
dimientos finalizan formalmente con una confirmación por escrito
que el centro remite a las partes. Esta confirmación se expide en los
siguientes casos:
• una vez que las partes han firmado un acuerdo de resolución319;
• si alguna de las partes notifica por escrito al mediador que
ha decidido no proseguir con la mediación320;
• cuando el mediador notifica por escrito a las partes que la
mediación ha finalizado o que, en su opinión, la mediación
no resolverá la controversia321;
• cuando el centro notifica por escrito a las partes la expiración
del plazo fijado para el procedimiento, incluida cualquier
prórroga que se hubiere establecido322;

318
Cf. art. 11.d) Ley Modelo de la CNUDMI.
319
Cf. art. 8.1.a) Reglamento CCI.
320
Cf. art. 8.1.b) Reglamento CCI. Esta comunicación sólo puede ser enviada tras la
nota del mediador prevista en el art. 7.2 del Reglamento, por la que informa a las partes
“de la manera en que se llevará a cabo la mediación”. Al aceptar someter una controver-
sia al Reglamento, las partes consienten en participar en el procedimiento, por lo menos
hasta que reciban dicha nota del Mediador. Cf. art. 7.2 Reglamento CCI.
321
Cf. art. 8.1.c) y d) Reglamento CCI.
322
Cf. art. 8.1.e) Reglamento CCI.
Mediación comercial internacional 153

• cuando el centro notifique por escrito a las partes, en un pla-


zo no inferior a los siete días después de la fecha programa-
da de pago de una o varias partes, según lo previsto en el
reglamento, que dicho pago no se ha efectuado323; o
• que el centro notifique por escrito a las partes que, en su
opinión, la designación del mediador ha fracasado o que el
nombramiento del mediador no ha sido razonablemente po-
sible324.
Por su parte, el mediador tiene que notificar con prontitud al
centro la firma de un acuerdo de resolución de las partes o cualquier
notificación emitida o recibida por el mediador poniendo fin for-
malmente al procedimiento, y deberá remitir al centro una copia de
dicha notificación325.
Previsiones similares a las que acabamos de describir contienen
tanto el Reglamento de Mediación Internacional del ICDR, en su art. 12,
como el Reglamento de Mediación de la OMPI, en sus arts. 18 y 19.

16.2 CONCLUSIÓN DE LA MEDIACIÓN CON ACUERDO

Si la mediación ha terminado con éxito y las partes han hallado


la manera de superar sus diferencias, lo siguiente que habrán de ha-
cer es formalizar por escrito los compromisos alcanzados. Un buen
acuerdo de transacción debe ser, en palabras de Berger, un “SMART
settlement agreement”, esto es: Specific, Measurable, Achievable, Rea-
listic y Timed326.
Antes de la firma del acuerdo de transacción, las partes pueden,
como paso intermedio, firmar un memorando informal que reco-
ja sus aspectos más importantes. Para elaborarlo, el mediador debe
revisar punto por punto lo acordado por las partes, para asegurar-
se de que las principales áreas de conflicto han sido debidamente
abordadas y satisfactoriamente resueltas. El memorando puede ser-

323
Cf. art. 8.1.f) Reglamento CCI.
324
Cf. art. 8.1.g) Reglamento CCI.
325
Cf. art. 8.2 Reglamento CCI.
326
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 251.
154 Luis Fernando Rodríguez

vir de base para que el mediador prepare un borrador del acuerdo


de transacción y lo envíe a las partes para su firma. Este tipo de me-
morandos informales resultan de gran utilidad en casos complejos,
donde los términos de la transacción exigen una cuidadosa redac-
ción de los aspectos más técnicos. Una vez firmado el memorando
y redactado el borrador de transacción, las partes pueden consultar
con sus asesores legales y técnicos y mantener una última sesión de
mediación en la que se acepten y perfilen los términos exactos del
acuerdo, antes de formalizarlo de modo definitivo327.
Esta posibilidad de elaborar y firmar un memorando está expre-
samente prevista en algún reglamento, como por ejemplo, las reglas
del procedimiento de mediación del International Institute for Con-
flict Prevention & Resolution (CPR), cuyo art. 7 dispone que:
“If a settlement is reached, a preliminary memorandum of understan-
ding or term sheet normally will be prepared and signed or initialed before
the parties separate. Thereafter, unless the mediator undertakes to do so, re-
presentatives of the parties will promptly draft a written settlement docu-
ment incorporating all settlement terms. This draft will be circulated, amen-
ded as necessary, and formally executed”.

Una figura parecida, pero no idéntica, recoge el art. 13 del Re-


glamento de Conciliación de la CNUDMI, conforme al cual, cuando
el mediador estime que existen elementos para una transacción
aceptable para las partes, formulará los términos de un proyecto de
transacción, que presentará a las mismas para que expresen sus ob-
servaciones328.
Cuando las partes tienen una idea nítida de cuáles han de ser los
términos de su transacción, éstas pueden redactar y firmar directa-
mente un acuerdo definitivo y vinculante. Tal como prevé el Regla-
mento de Conciliación de la CNUDMI, si las partes llegan a un acuer-
do sobre su controversia, redactarán y firmarán un acuerdo escrito
de transacción. Si las partes así lo solicitan, el mediador redactará el
acuerdo de transacción o ayudará a las partes a redactarlo329. Con-

327
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., págs. 255 y 256. Y también Cf. Brown, Henry J., y
Marriott, Arthur L., op. cit., n. 10-216.
328
Cf. art. 13.1 Reglamento CNUDMI.
329
Cf. art. 13.2 Reglamento CNUDMI.
Mediación comercial internacional 155

cluye advirtiendo el artículo que “las partes, al firmar el acuerdo de


transacción, ponen fin a la controversia y quedan obligadas al cum-
plimiento de tal acuerdo”330.
Ya sea un memorando, ya sea un contrato de transacción, los ex-
pertos coinciden en la importancia psicológica de que se firme un
documento que recoja el acuerdo alcanzado, tan pronto como éste
se haga evidente. Como explica Berger, la plasmación escrita y ru-
bricada del acuerdo proporciona a las partes la seguridad de que la
mediación ha sido exitosa y de que han alcanzado una solución que
realmente es definitiva y vinculante. La firma contribuye a que las
partes se alejen de la mesa de negociación con un sentimiento de sa-
tisfacción, por haber sido capaces de encontrar un modo de superar
sus diferencias331. Todo lo cual, a su vez, redunda en una mejor dispo-
sición de las partes a la hora de cumplir los términos del acuerdo.
Así pues, si las partes alcanzan un arreglo sobre su controversia,
el siguiente paso es plasmarlo por escrito y en términos concretos a
la mayor brevedad posible. Dejar la redacción para otro día u otra
sesión comporta el riesgo de que algo distorsione su entente. De ahí
la importancia de redactar y firmar un memorando informal si las
partes no están en disposición de firmar un acuerdo de transacción
que contenga todos los detalles necesarios332.
Algunos mediadores, de hecho, recomiendan que las partes acudan
a la mediación con su propio borrador de acuerdo. Incluso si el borra-
dor nunca llega a ser usado, su elaboración puede ayudar a la parte
que lo redacta a identificar los puntos de la controversia que desea tra-
tar durante la negociación y los objetivos que espera alcanzar333.

16.3 CONCLUSIÓN DE LA MEDIACIÓN SIN ACUERDO

Incluso si la mediación no ha culminado en acuerdo, el intento


no deja de tener efectos beneficiosos. Generalmente, el tiempo y el

330
Cf. art. 13.3 Reglamento CNUDMI.
331
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., págs. 260 y 261.
332
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 221.
333
Cf. ibid.
156 Luis Fernando Rodríguez

trabajo invertidos en preparar la mediación sirven para la prepara-


ción del posterior juicio o arbitraje. Cada parte habrá ganado ade-
más un mejor conocimiento de la controversia. Por añadidura, los
intercambios de ofertas e información durante la mediación suelen
servir de base para una eventual transacción más adelante, durante
el proceso judicial o arbitral334.
Por otro lado, algunas mediaciones nunca terminan de una ma-
nera nítida y definitiva. Si el mediador estima que el acuerdo es posi-
ble si se le dedica el suficiente esfuerzo, las partes pueden facultarle
para que siga facilitando el intercambio de información entre ellas,
incluso semanas y meses después de que las sesiones de mediación
hayan tenido lugar335. A fin de cuentas, al principio, durante o inclu-
so después del arbitraje o juicio, la puerta a una nueva mediación o
a una transacción permanece abierta.

334
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 180.
335
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 222.
17. PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD

Quienes han recurrido sin éxito a la mediación para intentar re-


solver su disputa no deberían verse posteriormente impedidos de
iniciar un proceso judicial o arbitral por haber vencido los plazos de
caducidad o prescripción durante su procedimiento de mediación.
Existe un acuerdo general entre los profesionales y expertos acerca
de que, para fomentar el uso de la mediación, los Estados deben ga-
rantizar que sus normas sobre plazos de caducidad y prescripción
no impidan a las partes recurrir a los tribunales o al arbitraje en caso
de que fracase su intento de mediación.
Las partes pueden estar preocupadas por que, durante el tiempo
que se ocupan en mediar su conflicto, algún plazo de prescripción o
caducidad pueda expirar. Las partes pueden incluir cláusulas en su
acuerdo como la que propone el CPR Institute:
All applicable statutes of limitation and defenses based upon the passage
of time shall be tolled while the procedure(s) specified in this Article [00] is
pending. The parties will take such action, if any, required to effectuate such
tolling336.

Sin embargo, estas cláusulas no ofrecen protección a todo


riesgo. Es posible que la ley del foro ante la que se presente la
demanda no reconozca la eficacia de este tipo de pactos.

17.1 PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD EN EL DERECHO DE LA UNIÓN EURO-


PEA

Los problemas de prescripción y caducidad en relación con la


mediación comercial transfronteriza han sido atajados por el Dere-

336
Cf. sección Other CPR Model Clauses en el sitio web del Instituto: www.cpradr.
org.
158 Luis Fernando Rodríguez

cho de la Unión Europea. El art. 8.1 de la Directiva de Mediación


impone actualmente a todos los países de la Unión el deber de ga-
rantizar que las partes que opten por la mediación no se vean im-
pedidas posteriormente de iniciar un proceso judicial o un arbitraje
por haber vencido los plazos de caducidad o prescripción durante
el procedimiento de mediación337.
Los Estados miembros deben asegurarse de que se obtenga el re-
sultado descrito en la norma aun cuando la directiva no armonice
las normas nacionales sobre prescripción y caducidad338.

17.2 PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD EN LA LEY MODELO

Sugiere la Ley Modelo que los Estados que deseen adoptar una
disposición relativa a la prescripción podrían incorporar en la respec-
tiva norma un artículo en que se establezca la suspensión del plazo
de prescripción durante la mediación. De esta manera, cuando se ini-
cie ésta, dejará de correr el plazo de prescripción. Si el procedimiento
concluye sin arreglo, la prescripción se reanudará a partir del mo-
mento en que se ponga formalmente término a la mediación339.
Este mecanismo sugerido por la Ley Modelo está incluido en su
artículo 4 como una nota a pie de página, para que los Estados pro-
mulgantes puedan optar por ella libremente. La razón por la que la
regulación del plazo de prescripción ha sido relegada a un pie de
página de la Ley Modelo tiene que ver con los complejos problemas
técnicos que esta cuestión puede originar en los regímenes proce-
sales nacionales. Cuando se establece como norma que el inicio del
procedimiento de mediación dé lugar a la suspensión del plazo de
prescripción, se hace a su vez necesario un alto grado de exactitud
con respecto a cuándo tiene lugar ese inicio. Esta exactitud contrasta
con el carácter flexible de la mediación.

337
Cf. art. 8.1 Directiva de Mediación. Añade además el art. 8.2 que “[l]o dispuesto
en el apartado 1 se entenderá sin perjuicio de las disposiciones sobre plazos de cadu-
cidad o prescripción incluidas en los acuerdos internacionales en que sean partes los
Estados miembros”.
338
Cf. considerando 24 Directiva de Mediación.
339
Cf. nota a pie del art. 4 Ley Modelo de la CNUDMI.
Mediación comercial internacional 159

De hecho, los Estados que adoptan este tipo de disposiciones fre-


cuentemente exigen que se dé inicio y fin a la mediación por escrito.
Estos Estados también suelen definir con exactitud lo que se entien-
de por “mediación”. Todas estas disposiciones tienen sentido en el
contexto de la aplicación de disposiciones relativas a la suspensión
de los plazos de prescripción, que por su propia naturaleza han de
ser muy específicas debido a las graves consecuencias jurídicas que
comporta el vencimiento de un plazo de prescripción o caducidad.
Además, el art. 13 de la Ley Modelo establece que cualquiera de
las partes puede entablar procedimientos arbitrales o judiciales uni-
lateralmente, en la medida en que sea necesario para salvaguardar
sus derechos. Una parte puede así, mediante un acto unilateral, pro-
rrogar el plazo de prescripción ya que ese acto unilateral no debe
considerarse por sí mismo un rechazo a cumplir el acuerdo de me-
diación.

17.3 PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD EN LOS REGLAMENTOS DE MEDIACIÓN

Los reglamentos adoptan distintas posturas en relación con el


cómputo de los plazos de prescripción y caducidad. Algunos inclu-
yen un acuerdo de suspensión del cómputo en la medida en que
la lex fori lo permita; por ejemplo, el Reglamento de Mediación de la
OMPI dispone en su art. 27 lo siguiente:
Las partes convienen en que, en la medida en que lo permita la ley apli-
cable, se suspenderá el cómputo del plazo de prescripción previsto en la le-
gislación o normativa equivalente aplicable a la controversia que sea objeto
de la mediación, desde la fecha de comienzo de la mediación hasta la fecha
de conclusión de la mediación.

Otros reglamentos dan por hecho que la lex fori no deja en manos
de las partes la suspensión del cómputo de plazos, y por ello, inclu-
yen acuerdos por los que las partes se comprometen a no iniciar un
procedimiento arbitral o judicial salvo que sea preciso para evitar el
vencimiento de un plazo. Un ejemplo de esta postura se contiene en
el art. 16 del Reglamento JAMS Internacional:
The parties undertake not to initiate, during the mediation, any arbi-
tral or judicial proceedings in respect of a dispute that is the subject of the
160 Luis Fernando Rodríguez

mediation, except that a party may initiate arbitral or judicial proceedings


when, in its opinion, such proceedings either are necessary to toll a limita-
tions period, including a statute of limitations that may be applicable, or are
necessary otherwise to preserve its rights in the event that the mediation is
unsuccessful.

Finalmente, otros muchos reglamentos omiten abordar esta cues-


tión. Tal es el caso del Model Mediation Procedure del CERD, el Regla-
mento SIMC o el Reglamento CCI.
18. CONFIDENCIALIDAD
DE LA MEDIACIÓN

La mediación es un procedimiento confidencial, sin más excep-


ciones que las creadas por el acuerdo de las partes o las exigidas por
el Derecho aplicable.
El fundamento de la confidencialidad se encuentra en la necesi-
dad de crear las condiciones óptimas para que las partes negocien
libremente y lleguen a un acuerdo que ponga fin a su disputa. Du-
rante sus negociaciones, las partes intercambian todo tipo de infor-
maciones y opiniones. No sólo tratan de los puntos de su conflicto,
sino también de los antecedentes y de las circunstancias que dieron
lugar a la controversia, sus relaciones comerciales, propuestas de
concesiones mutuas, etc. Para que estas conversaciones den fruto,
las partes deben estar dispuestas a ahondar en estas cuestiones y a
tantear diversas posibilidades, sin temor de que lo que cada una de
ellas afirme o proponga pueda ser usado en su contra. Si existiese el
riesgo de que las manifestaciones o la información intercambiadas
sean hechas públicas, reveladas a un tercero o de que, si la media-
ción fracasa, una de las partes pueda utilizarlas como prueba en ac-
tuaciones arbitrales o judiciales, las partes se mostrarían reticentes
durante la mediación y menos dispuestas a llegar a un arreglo.
En cuanto al ámbito protegido, el deber de confidencialidad cu-
bre todo el contenido del procedimiento de mediación, que es “pri-
vado y confidencial”340, tanto durante el procedimiento como tras
su conclusión, de manera indefinida. Generalmente, sin embargo,
el hecho de que el procedimiento en sí esté “teniendo lugar, haya
tenido lugar o vaya a tener lugar” no está protegido341.

340
Cf. art. 9.1.a) Reglamento CCI.
341
Cf. ibid.
162 Luis Fernando Rodríguez

El acuerdo de transacción al que lleguen las partes tras una me-


diación exitosa es también confidencial. Una posible excepción a
esta regla es el supuesto de que una de las partes “tenga derecho
a divulgarlo, en la medida en que dicha divulgación sea requerida
por el derecho aplicable o sea necesaria para la implementación o la
ejecución de dicho acuerdo”342.
La regla general es que toda información que una parte comuni-
que al mediador puede ser revelada a la otra parte, a menos que la
parte que proporciona la información solicite expresamente lo con-
trario. El mediador no impone una decisión vinculante a las partes.
Por otro lado, el mediador tiene el derecho, pero no la obligación, de
revelar la información que la otra parte le haya proporcionado. La
intención de estas reglas es promover el intercambio franco y equi-
librado de información entre las partes y el mediador, al tiempo que
se protege el derecho de las partes a la confidencialidad.
Para mayor claridad, otros aspectos adicionales protegidos por la
confidencialidad incluyen, siguiendo a Alexander, los siguientes343:

las informaciones intercambiadas en la sesión conjunta, tales
como las notas del mediador y los documentos y presenta-
ciones de las partes;
• las informaciones ex parte proporcionadas al mediador en las
sesiones individuales o a través de emails o llamadas teléfo-
nicas;
• las observaciones sobre la conducta y actitud de quienes par-
ticipen en la mediación; o
• las razones por las que la mediación no concluyó en acuer-
do.
Nótese que la confidencialidad es más amplia en la mediación
que en el arbitraje. En este último, la confidencialidad se basa en el
deseo de las partes de proteger sus secretos mercantiles frente a los
competidores y al público general344. En mediación, en cambio, la

342
Cf. art. 9.1.b) Reglamento CCI.
343
Cf. Alexander, Nadja, op. cit., pág. 247.
344
Cf. Berger, Klaus Peter, op. cit., pág. 166.
Mediación comercial internacional 163

confidencialidad busca asegurar que el procedimiento se desarrolle


en condiciones óptimas para facilitar el acuerdo. Todo ello con el fin
de garantizar un elemento esencial de la mediación, lo que Berger
ha definido como el “free, candid, informal and unhampered ex-
change of views, statements, allegations and concessions between
the parties as a basic and essential element of their negotiations du-
ring the mediation”345.
El deber de confidencialidad se extiende a procedimientos ul-
teriores. Toda mediación comercial internacional debe ofrecer su-
ficiente protección a las partes contra la revelación de lo pasado
durante las negociaciones. El deber de confidencialidad comporta
la prohibición de usar cualquier comunicación realizada durante la
mediación por las partes o el mediador en cualquier otro procedi-
miento posterior, como juicios civiles y penales, arbitrajes, audien-
cias administrativas, procedimientos legislativos, etc. Como afirmó
una sentencia estadounidense:
“mediation communications, which would not even exist but for the sett-
lement attempt, are made by parties without the expectation that they will
later be bound by them” y que “routine breaches of confidentiality would
reduce mediation to a mere discovery device”346.

Como veremos a continuación, con el fin de garantizar la confi-


dencialidad, prácticamente todos los reglamentos de mediación, así
como la Ley Modelo, la Directiva de Mediación y la Uniform Media-
tion Act, contienen normas detalladas sobre la materia.

18.1 CONFIDENCIALIDAD DE LA MEDIACIÓN EN LOS DERECHOS NACIONA-


LES

Para facilitar el éxito de la mediación, una gran mayoría de leyes


nacionales consagran un principio de confidencialidad que protege
el contenido de la mediación frente a terceros. Sin embargo, las par-
tes deben prestar atención a las posibles excepciones que puedan
existir en la normativa aplicable a un posterior arbitraje o juicio.

345
Cf. ibid.
346
State of New Jersey v. Carl S. Williams, 877 A.2d 1258 (N.J. 2005) 1266-67.
164 Luis Fernando Rodríguez

En un buen número de ordenamientos, las ofertas de transac-


ción son confidenciales y una parte no puede presentarlas como
prueba en juicio. Sin embargo, esta protección varía según el país.
En Francia, el privilegio no existe y por tanto el intercambio sólo
queda protegido si la oferta fue hecha por el abogado externo de
una de las partes al abogado externo de la otra347. En Inglaterra,
la oferta no puede ser introducida como prueba en el juicio, pero
sí para determinar el pago de las costas si la oferta no fue acepta-
da348.
Existe un acuerdo general acerca de que las leyes nacionales no
deberían obligar a un mediador a testificar en un arbitraje o juicio
posterior acerca de la información que se le proporcionó durante
la mediación o lo que las partes dijeron durante la misma. No hay
razón para pensar que los tribunales arbitrales no respetarán este
principio. Incluso en caso contrario, ningún mediador serio debería
estar dispuesto a testificar sobre la materia confidencial de la media-
ción349.
Por otra parte, las afirmaciones hechas a la otra parte o en pre-
sencia de la otra parte y los documentos intercambiados entre
ellas durante la mediación deben estar protegidos por el deber
de confidencialidad. Generalmente todos los reglamentos de me-
diación cubren estas afirmaciones como parte del deber de con-
fidencialidad. También los acuerdos de mediación pueden espe-
cificar que estas afirmaciones queden protegidas. Sin embargo,
si las comunicaciones están realmente protegidas bajo las leyes
procesales de un concreto país y pueden ser o no presentadas
como prueba es una cuestión muy distinta, que dependerá del
Derecho de ese país.

347
Cf. Cotardière, Arnaud de la, Peterson, Patricia, y Pujos, Delphine, Dispute
Resolution Global Guide: Litigation and enforcement in France: Overview, Practical Law,
2012.
348
Cf. Part 36.12(2) Civil Procedure Rules (England and Wales), 1999. Una exposi-
ción sobre esta materia puede encontrarse en Cortés, Pablo, An Analysis of Offers to Settle
in Common Law Courts: Are They Relevant in the Civil Law Context?, Electronic Journal of
Comparative Law, vol. 13.3, septiembre de 2009.
349
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 204.
Mediación comercial internacional 165

18.2 CONFIDENCIALIDAD EN EL DERECHO EUROPEO

La confidencialidad de las mediaciones comerciales internaciona-


les ha quedado protegida con contundente claridad en la Directiva
de Mediación. Su art. 7 consagra el principio de que “la mediación
debe efectuarse de manera que se preserve la confidencialidad”350.
También se reconoce que, salvo acuerdo contrario de las partes, ni
los mediadores ni las personas que participan en la administración
del procedimiento de mediación están obligados a declarar, en un
proceso judicial civil o mercantil o en un arbitraje, sobre la informa-
ción derivada de un procedimiento de mediación o relacionada con
dicho proceso351.
La Directiva sólo reconoce dos excepciones: el orden público del
Estado y la necesidad de ejecutar la transacción. En concreto, la con-
fidencialidad puede ser exceptuada:
• cuando sea necesario por razones imperiosas de orden públi-
co en el Estado miembro de que se trate, en particular cuando
así lo requiera la protección del interés superior del menor o
la prevención de daños a la integridad física o psicológica de
una persona, o
• cuando el conocimiento del contenido del acuerdo resultan-
te de la mediación sea necesaria para aplicar o ejecutar dicho
acuerdo352.
Para mayor garantía, cada Estado miembro tiene expresa liber-
tad para aplicar medidas más estrictas que sirvan para proteger la
confidencialidad de la mediación353.

18.3 CONFIDENCIALIDAD EN LOS REGLAMENTOS DE MEDIACIÓN


Prácticamente todos los reglamentos de mediación contienen
normas para garantizar la confidencialidad de lo sustanciado du-
rante el procedimiento.

350
Art. 7.1 Directiva de Mediación.
351
Ibid.
352
Ibid.
353
Art. 7.2 Directiva de Mediación.
166 Luis Fernando Rodríguez

El Reglamento de Mediación de la CCI dispone que la mediación


es confidencial354 salvo acuerdo contrario de las partes o que el De-
recho aplicable prohíba la confidencialidad355.
El Reglamento también garantiza la confidencialidad frente
a procedimientos posteriores. Su art. 9.2 describe la información
que ninguna parte puede presentar como elemento de prueba en
un proceso judicial, arbitral o similar, salvo que sea exigido por el
Derecho aplicable o exista acuerdo contrario entre las partes356. Esta
información incluye:

cualquier documento, declaración o comunicación presen-
tado por otra parte o por el mediador en o para el procedi-
miento, salvo que pueda obtenerse de forma independiente
por la parte interesada en presentarlo en un proceso judicial,
arbitral o similar357;
• las opiniones expresadas o las sugerencias formuladas por
cualquiera de las partes durante el procedimiento respecto de
la controversia o de una posible resolución de la controversia358;
• cualquier reconocimiento realizado por otra parte durante el
procedimiento359;
• opiniones expresadas o propuestas formuladas por el me-
diador en el marco del procedimiento360; o finalmente,
• el hecho de que durante el procedimiento una de las partes
haya manifestado su disposición a aceptar una propuesta de
resolución361
El Reglamento de Mediación de la OMPI362, el de la CNUDMI363, así
como otros tantos reglamentos, contienen una lista similar.

354
Cf. art. 9.1 Reglamento CCI.
355
Cf. ibid.
356
Cf. art. 9.2 Reglamento CCI.
357
Cf. art. 9.2.a) Reglamento CCI.
358
Cf. art. 9.2.b) Reglamento CCI.
359
Cf. art. 9.2.c) Reglamento CCI.
360
Cf. art. 9.2.d) Reglamento CCI.
361
Cf. art. 9.2.e) Reglamento CCI.
362
Cf. art. 17 Reglamento OMPI.
363
Cf. art. 20 Reglamento CNUDMI.
Mediación comercial internacional 167

El Reglamento del Mediación Internacional del ICDR regula la con-


fidencialidad de una manera parecida al de la CCI, si bien ahonda
en ciertos detalles. Así, el Reglamento cita no sólo a las partes, sino
también a los testigos o peritos entre las fuentes de información que
no puede ser divulgada por el mediador364. Por añadidura, para re-
forzar la confidencialidad de la mediación, el Reglamento especifica
que las conferencias de mediación y las comunicaciones relativas a
la mediación constituyen un procedimiento privado, de tal modo
que toda otra persona sólo puede asistir con el permiso de las partes
y el consentimiento del mediador365. Además, se prohíbe el registro
estenográfico del proceso de mediación366. Al igual que en la caso de
la CCI, las únicas excepciones admitidas por el Reglamento ICDR
son los casos en que exista “acuerdo entre las partes” o en que “la
ley aplicable disponga lo contrario”367.
El Reglamento OMPI contiene normas adicionales y prácticas
para proteger la confidencialidad del procedimiento, como la pro-
hibición expresa de registrar de manera alguna ninguna de las re-
uniones que las partes celebren con el mediador368. Además, toda
persona que participe en la mediación debe devolver, al final de la
misma, a la parte que lo haya proporcionado, todo escrito, docu-
mento u otro material proporcionado por esa parte, sin conservar
copia alguna de los mismos. Al término de la mediación, se destru-
yen los apuntes que haya tomado una persona sobre las reuniones
de las partes con el mediador369.
En cuanto al Reglamento de Conciliación de la CNUDMI, el texto
especifica que la confidencialidad es también extensiva a los acuer-
dos de transacción, salvo en los casos en que su revelación sea ne-
cesaria “con fines de ejecución y cumplimiento”370. Asimismo, tam-
bién se consagra el principio de que el mediador que recibe de una

364
Cf. art. 10.1 Reglamento ICDR.
365
Cf. art. 9 Reglamento ICDR.
366
Cf. art. 11 Reglamento ICDR.
367
Cf. art. 10.3 Reglamento ICDR.
368
Cf. art. 14 Reglamento OMPI.
369
Cf. art. 16 Reglamento OMPI.
370
Cf. art. 14 Reglamento CNUDMI.
168 Luis Fernando Rodríguez

de las partes información de hechos relativos a la controversia, debe


revelar su contenido a la otra parte a fin de que ésta pueda presen-
tarle las explicaciones que estime convenientes. Sin embargo, si una
parte proporciona información al mediador bajo la condición expre-
sa de que se mantenga confidencial, el mediador no revelará esa in-
formación371.
Finalmente, nótese que algunos reglamentos establecen como re-
gla general que el mediador no puede levantar actas de las reunio-
nes de mediación372.

18.4 CONFIDENCIALIDAD EN LA LEY MODELO

La Ley Modelo contiene varias previsiones relativas a confiden-


cialidad.
En primer lugar, a menos que las partes convengan otra cosa, toda
información relativa al procedimiento de mediación debe considerar-
se confidencial, salvo que su divulgación esté prescrita por ley o que
sea necesaria a efectos del cumplimiento o ejecución de un acuerdo
de transacción373. Las palabras “toda información relativa al procedi-
miento conciliatorio” abarcan no sólo la información revelada duran-
te el procedimiento, sino también el contenido y el resultado de éste
y los hechos relacionados con la mediación que hayan ocurrido antes
de ponerse de acuerdo en recurrir a ésta, como las conversaciones sos-
tenidas sobre la procedencia de recurrir a la mediación, los términos
del acuerdo, la selección de los mediadores, la invitación a recurrir a
la mediación y la aceptación o el rechazo de la invitación374.

371
Cf. art. 10 Reglamento CNUDMI.
372
Cf. art. 11 Reglamento ICDR: “Prohibición de registro estenográfico: No habrá
registro estenográfico del proceso de mediación”, y también art. 6.4 Reglamento DIS:
“The mediator is not obliged to take meeting minutes”. En el mismo sentido, Cf. art. 7.5
CEDR Model Mediation Procedure: “No verbatim recording or transcript should be made
of the mediation by the parties or the mediator in any form, but participants can make
their own private notes which will be undisclosable to anyone else, including in any
subsequent litigation or arbitration”.
373
Cf. art. 9 Ley Modelo de la CNUDMI.
374
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 61.
Mediación comercial internacional 169

Como ejemplo de excepción prescrita por ley cabe citar la obli-


gación legal del mediador y de las partes de revelar información
si existe un riesgo justificado de que una persona pueda fallecer
o sufrir daños físicos sustanciales si no se revela la información, o
cuando la información sea de interés público, por ejemplo, cuando
exista un riesgo para la salud o la seguridad de las personas o para
el medio ambiente.
Este principio general se concreta en otras reglas aún más precisas.
Así, en primer lugar, el mediador, si recibe de una de las partes
información relativa a la controversia, podrá revelar el contenido de
esa información a la otra parte. No obstante, el mediador no podrá
revelar a ninguna de las otras partes la información que reciba de
esa parte si ésta pone la condición expresa de que se mantenga con-
fidencial375. La Ley Modelo no obliga a que la parte que proporcio-
nara la información al mediador tenga que dar su consentimiento
antes de que se pudiera comunicar esa información a la otra parte.
Esta práctica se aplica ampliamente con buenos resultados en va-
rios países. Sin embargo, a efectos de tener en cuenta lo que podría
considerarse una expectativa natural y legítima de las partes de que
la información que transmitan a los mediadores sea de carácter con-
fidencial, es recomendable que los mediadores indiquen a las partes
que la información puede ser revelada a menos que les soliciten lo
contrario.
Por otra parte, el concepto de “información” se ha de interpretar
en sentido amplio, abarcando “toda la información pertinente co-
municada por las partes”, lo que incluye “no sólo las comunicacio-
nes que se hayan sostenido durante la [mediación], sino también las
que hayan tenido lugar antes de que la [mediación] se iniciara”376.
En segundo lugar, el deber de confidencialidad impide que las
partes en el procedimiento de mediación, el mediador y los terce-
ros, incluidos los que participen en la tramitación del procedimien-
to, no puedan hacer valer ni presentar pruebas ni rendir testimonio

375
Cf. art. 8 Ley Modelo de la CNUDMI.
376
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 60.
170 Luis Fernando Rodríguez

en un procedimiento arbitral, judicial o de índole similar en relación


con377:
•la invitación de una de las partes a entablar un procedimien-
to de mediación o el hecho de que una de las partes esté dis-
puesta a participar en él378;
• las opiniones expresadas o las sugerencias formuladas por
una de las partes en la mediación respecto de un posible
arreglo de la controversia379;
• las declaraciones efectuadas o los hechos reconocidos por al-
guna de las partes en el curso del procedimiento de media-
ción380;
• las propuestas presentadas por el mediador381;
• el hecho de que una de las partes se haya declarado dispues-
ta a aceptar un arreglo propuesto por el mediador382; y, final-
mente,
• cualquier documento preparado únicamente para los fines
de la mediación383.
Así pues, esas pruebas no son admisibles y el tribunal arbitral
o judicial no puede ordenar que se revelen. Esta regla, además, es
aplicable cualquiera que sea la forma que revistan la información o
las pruebas que acabamos de mencionar384.
En el curso de un procedimiento de mediación las partes suelen
formular sugerencias y expresar sus opiniones respecto de posibles
propuestas de arreglo, reconocer ciertos hechos, o indicar su deseo
de llegar a un arreglo. Si, pese a tales esfuerzos, la mediación no
da lugar a un acuerdo y alguna de las partes entabla un procedi-
miento judicial o arbitral, es posible que esas opiniones, sugeren-

377
Cf. art. 10.1 Ley Modelo de la CNUDMI.
378
Cf. art. 10.1.a) Ley Modelo de la CNUDMI.
379
Cf. art. 10.1.b) Ley Modelo de la CNUDMI.
380
Cf. art. 10.1.c) Ley Modelo de la CNUDMI.
381
Cf. art. 10.1.d) Ley Modelo de la CNUDMI.
382
Cf. art. 10.1.e) Ley Modelo de la CNUDMI.
383
Cf. art. 10.1.f) Ley Modelo de la CNUDMI.
384
Cf. art. 10.2 Ley Modelo de la CNUDMI.
Mediación comercial internacional 171

cias, indicaciones o reconocimientos sean utilizados en detrimento


de la parte que los expresó. La posibilidad de que esa información
trascienda puede disuadir a las partes de esforzarse por llegar a una
transacción durante el procedimiento, lo que socavaría la utilidad
de la mediación. Así pues, la finalidad del artículo 10 es promover,
en los términos ya explicados, un intercambio fluido y sincero de in-
formación entre las partes y el conciliador, prohibiendo utilizar en
procedimientos posteriores la información enumerada en el párrafo
1. Se utilizan las palabras “y los terceros” para aclarar que toda otra
persona que no sea la parte en cuestión (por ejemplo, un testigo o
un perito) y que haya participado en el procedimiento de media-
ción quedará igualmente obligada. La expresión “de índole similar”
se incluyó con objeto de abarcar no sólo procedimientos adminis-
trativos, sino también otros procedimientos, como la exhibición de
pruebas (discovery) y las deposiciones, en los países en que esos mé-
todos se emplean para obtener pruebas y no se consideran “proce-
dimientos judiciales”.
La prohibición es aplicable en general a toda la información y
a todas las clases de pruebas enumeradas, independientemente de
que se presenten por escrito, en forma verbal, o por medio de un
mensaje electrónico. Los documentos preparados únicamente para
presentar en el procedimiento de conciliación pueden comprender
no sólo declaraciones de las partes, sino también, por ejemplo, testi-
monios y dictámenes periciales385.
Asimismo, ningún tribunal arbitral o judicial ni cualquier otra
autoridad pública competente pueden revelar la información lista-
da y, si esa información se presentase como prueba, no se conside-
rará admisible. No obstante, la Ley Modelo admite que esa informa-
ción pueda revelarse o admitirse como prueba en la medida en que
lo prescriba la ley o en que sea necesario a efectos del cumplimiento
o ejecución de un acuerdo de transacción386.

385
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 68.
386
Cf. art. 10.3 Ley Modelo de la CNUDMI.
172 Luis Fernando Rodríguez

Es importante destacar, además, que estas reglas de confidencia-


lidad son aplicables “independientemente de que el procedimiento
arbitral, judicial o de índole similar se refiera a la controversia que
sea o haya sido objeto del procedimiento conciliatorio”387.
Finalmente, adviértase que, sin perjuicio de las limitaciones
enunciadas, ninguna prueba que sea admisible en un procedimien-
to arbitral, judicial o de índole similar deja de serlo por el mero he-
cho de haber sido utilizada en un procedimiento de mediación388.
El art. 10.3 restringe la facultad de los tribunales arbitrales o judicia-
les o de las entidades públicas para ordenar que se revele la informa-
ción a que se hace referencia en el art. 10.1, a menos que las leyes que
regulen las actuaciones arbitrales o judiciales lo permitan o exijan.
El término “ley” se interpreta aquí en sentido estricto, es decir,
como legislación, sin abarcar los mandamientos de los tribunales
arbitrales o judiciales en el sentido de que una parte en una me-
diación, a solicitud de otra, revele la información mencionada en
el art. 10.1. Así pues, si una parte solicita que se revelen pruebas en
apoyo de su posición en un litigio o en actuaciones análogas (sin
que existan intereses superiores de orden público como los mencio-
nados más adelante), el tribunal no podría dictar un mandamien-
to de exhibición. No obstante, los mandamientos del tribunal (por
ejemplo, mandamientos de exhibición combinados con amenaza de
sanciones, incluso sanciones penales, dirigidos a una parte o a otra
persona que pueda aportar las pruebas mencionadas en el párrafo
1) se basan normalmente en la legislación, y ciertos tipos de manda-
mientos (en particular los basados en el derecho procesal penal o en
leyes que protejan la seguridad pública o la integridad profesional)
pueden considerarse excepciones a la regla389.
Puede haber situaciones en que las pruebas de ciertos hechos
sean inadmisibles en virtud del artículo 10, pero lleguen a admi-
tirse si existen razones imperativas de orden público, por ejemplo,

387
Cf. art. 10.4 Ley Modelo de la CNUDMI.
388
Cf. art. 10.5 Ley Modelo de la CNUDMI.
389
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 70.
Mediación comercial internacional 173

cuando sea necesario revelar las amenazas físicas o materiales de


que haya sido objeto un participante; cuando un participante trate
de utilizar la conciliación para planear o cometer un delito o cuando
se requieran pruebas para demostrar o rebatir alegaciones de mala
conducta profesional.

18.5 CONFIDENCIALIDAD EN LA UNIFORM MEDIATION ACT

Asegurar la confidencialidad de la mediación es una de las prio-


ridades de la UMA; de hecho, su texto dispositivo dedica a la confi-
dencialidad cinco de sus diecisiete artículos390.
Dispone el art. 8 UMA como principio general que las comunica-
ciones que tengan lugar durante una mediación son confidenciales
en la medida en que lo acuerden las partes o lo permitan las leyes del
estado391. Desde la perspectiva del mediador, el art. 7 UMA prohíbe
al mismo informar sobre el contenido de la mediación a cualquier
autoridad que tenga capacidad para resolver la disputa objeto de la
mediación. Esta regla presenta limitadas excepciones; por ejemplo,
el mediador sí que puede aportar información acerca de si la media-
ción ha empezado o concluido, si las partes han comparecido en las
sesiones o si han alcanzado una transacción392.
Siendo la confidencialidad regla general, la UMA también pre-
vé algunas excepciones. Por ejemplo, la protección se extiende a las
comunicaciones realizadas durante el procedimiento, pero no a los
hechos de la disputa. Cualquier material que pudiera ser admisible
como prueba, o susceptible de ser exhibido durante la fase de disco-
very, no deja de serlo por el mero hecho de haber sido utilizado en
la mediación393. Si una parte revela una comunicación protegida en
perjuicio de la otra, no podrá invocar la confidencialidad en la me-
dida en que la parte perjudicada necesite defenderse ante tal revela-

390
Cf. arts. 4 a 8 UMA.
391
El tenor literal del artículo reza así: “Unless subject to the [insert statutory referen-
ces to open meetings act and open records act], mediation communications are confidential
to the extent agreed by the parties or provided by other law or rule of this State”.
392
Cf. art. 8.b) UMA.
393
Cf. art. 4.c) UMA.
174 Luis Fernando Rodríguez

ción394. La confidencialidad tampoco rige cuando alguien recurra a


la mediación para cometer un delito u ocultar su comisión395.
Los arts. 4 a 6 UMA se ocupan de regular la posibilidad de pre-
sentar en un proceso posterior comunicaciones efectuadas durante
la mediación, o de exigir su exhibición durante la fase de discovery396.
En principio, cualquiera de las partes puede negarse a presentar
como prueba estas comunicaciones e impedírselo a los demás. El
mediador y cualquier otro participante en la mediación pueden
también negarse a revelar, e impedir a otros que revelen, cualquier
comunicación que efectuaran durante el procedimiento397. El privile-
ge no existe en aquellos supuestos, por ejemplo, en que la mediación
fuera abierta al público, la comunicación contuviera una amenaza
de causar daño físico, o quiera usarse para probar que el mediador,
los representantes de las partes o algún otro participante durante la
mediación han incurrido en mala praxis profesional398.

18.6 ACUERDOS DE CONFIDENCIALIDAD

Dada la incertidumbre que a veces se cierne sobre las normas


que se aplican a la confidencialidad y sus contornos, las partes de
una mediación pueden considerar la firma de un acuerdo de confi-
dencialidad, que pueden usar tanto para su mediación como para
cualquier otro tipo de negociaciones y que les permitirá intercam-
biar información sin miedo a que se use contra ellos en un arbitraje
o juicio posteriores. En la práctica, de hecho, es frecuente que me-
diadores e instituciones de mediación hagan firmar a las partes un
acuerdo de mediación en que se explica el procedimiento y en que
las partes dan su consentimiento a las normas de confidencialidad
que regirán en el mismo.
Por ejemplo, en el caso de la OMPI, toda persona que participe
en una mediación administrada por su centro —el mediador, las

394
Cf. art. 5.b) UMA.
395
Cf. art. 5.c) UMA.
396
Cf. arts. 4.a) y 5.a) UMA.
397
Cf. arts. 4.b) y 5.a) UMA.
398
Estas y otras excepciones se recogen en el art. 6 UMA.
Mediación comercial internacional 175

partes y sus representantes y asesores, todo experto independiente


y cualquier otra persona presente en las reuniones de las partes con
el mediador— debe respetar el carácter confidencial de la media-
ción. Antes de participar en la mediación, cada una de estas perso-
nas debe firmar un compromiso de confidencialidad al efecto, por
el que, a menos que las partes y el mediador lleguen a un acuerdo
en contrario, se compromete a no utilizar ni divulgar información
alguna relativa a la mediación u obtenida en el curso de la misma399.
Estos acuerdos de confidencialidad tienen la naturaleza de una
obligación contractual. Esto implica, por una parte, que en una ma-
yoría de casos los tribunales arbitrales o judiciales respetarán lo
acordado por las partes. Sin embargo, por otra, nada garantiza su
efectividad en todos los casos; un tribunal puede considerar que al-
gún aspecto del acuerdo de confidencialidad es contrario a la lex ar-
bitri o a su lex fori y decidir no dar efectividad al mismo.

399
Cf. art. 15 Reglamento OMPI.
19. EJECUCIÓN DEL ACUERDO
DE TRANSACCIÓN

Nuestra mediación internacional ha culminado con éxito; las


partes han concluido y firmado un acuerdo de transacción que pone
fin a su disputa comercial. Una última cuestión surge a continua-
ción. Si una de las partes cambia de opinión y se resiste más tarde a
cumplir el acuerdo, ¿cómo puede la otra ejecutar la transacción ante
las autoridades de un determinado país?
En la actualidad, la respuesta a esta pregunta vendrá dada por
el Derecho que apliquen las autoridades ante las que se solicite la
ejecución del acuerdo de transacción. En la mayoría de los casos,
este acuerdo es un contrato que establece obligaciones entre par-
ticulares, cuyo cumplimiento y ejecución se regula por las normas
generales de Derecho de los contratos vigentes en cada país. Mien-
tras que lo dictado en una sentencia o laudo puede ejecutarse ante
las autoridades nacionales competentes en virtud de acuerdos in-
ternacionales o normas supranacionales, no existen mecanismos
internacionales equivalentes que resulten aplicables a los acuerdos
de transacción. En la mayoría de casos el acuerdo no tiene valor de
cosa juzgada, y por tanto nada impide que la cuestión pueda ser
planteada ante un juez más tarde. De hecho, los estudios empíri-
cos muestran que la ejecución de los acuerdos de mediación dan
origen, de modo tan frecuente como paradójico, a cierto volumen
de litigación400.
En algunos ordenamientos, los acuerdos tienen el mismo valor
que las sentencias si se recogen en un instrumento público o cum-

400
Cf. Coben, James R., y Thompson, Peter N., Disputing Irony: A Systematic Look
at Disputing About Mediation, Harvard Negotiation Law Review, v. 11, n. 43, 2006, págs.
73–89.
178 Luis Fernando Rodríguez

plen ciertos requisitos formales, como por ejemplo, el art. 1053 del
código de procedimiento civil alemán (Zivilprozessordnung), que
hace el acuerdo directamente ejecutable si se ha elevado a escritu-
ra pública. No obstante, muchos de estos casos sólo se refieren a
acuerdos de transacción nacionales, que no tienen garantizada su
ejecución en el extranjero.

19.1 SOLUCIONES A NIVEL NACIONAL

La cuestión de la ejecución de los acuerdos de transacción resul-


tantes de una mediación comercial internacional se regula de mane-
ra diversa en el Derecho interno de cada Estado.
Por un lado, son mayoría los ordenamientos que no ofrecen
normas especiales para la ejecución de estos arreglos, a los que se
aplica el mismo régimen que a los demás contratos mercantiles.
Esta interpretación, que asimila la ejecutoriedad de un acuerdo de
transacción a la de cualquier otro contrato, se recoge en algunas
leyes nacionales sobre mediación, tales como Australia401, Brasil402,
Hong Kong403, Rusia404 o Estados Unidos405. En este último país, hay
que subrayar que la UMA no contiene una disposición sobre eje-
cución de transacciones a pesar de los esfuerzos de sus redactores
por incluirla406.
Por el contrario, algunos países disponen de legislación más
avanzada, que permite a las partes que han resuelto una contro-
versia por vía de la mediación acudir a mecanismos especiales para

401
Cf., v. gr., Worldwide Timber Traders Pty. Ltd. v. Brouwer (No. 2) [2009] FCA 447.
402
Cf. Esplugues Mota, Carlos, y Marquis, Louis, New Developments in Civil and
Commercial Mediation: Global Comparative Perspectives, Springer, 2015, pág. 181.
403
Cf. Brooker, Penny, Mediation Law: Journey Through Institutionalism to
Juridification, Routledge, 2013, pág. 110.
404
Cf. Hopt, Klaus J., Steffek, Felix, et al., Mediation: Principles and Regulation in
Comparative Perspective, Oxford University Press, 2013, pág. 1176.
405
Cf. Sussman, Edna, y Weiner, Conna A., Alternatives to the High Cost of Litigation,
vol. 33, n. 4, abril 2015, págs. 49 y 50.
406
Cf. Deason, Ellen E., Procedural Rules for Complementary Systems of Litigation and
Mediation Worldwide, Notre Dame Law Review, n. 80, 2005, pág. 553.
Mediación comercial internacional 179

conseguir ejecutar su acuerdo. Tal es el caso en Francia407, Alema-


nia408, Indonesia409 o China410.

19.2 SOLUCIONES EN EL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA

La Unión Europea dispone de uno de los sistemas más avanza-


dos en materia de ejecución de acuerdos de transacción. En virtud
de la Directiva de Mediación, los ordenamientos internos de todos
los países de la Unión garantizan hoy día el carácter ejecutivo de los
acuerdos de mediación. Concretamente, el art. 6.1 de la Directiva
establece que cada Estado miembro debe garantizar que las partes,
o una de ellas con el consentimiento explícito de las otras, puedan
solicitar que se dé carácter ejecutivo al contenido de un acuerdo es-
crito resultante de una mediación411. El contenido del acuerdo podrá
adquirir carácter ejecutivo en virtud de sentencia, resolución o acto
auténtico emanado de un órgano jurisdiccional u otra autoridad
competente, de conformidad con la legislación del Estado miembro
en el que se formule la solicitud412.
Las legislaciones de los Estados miembros pueden prever sólo
dos excepciones al principio general. El contenido de tal acuerdo se
hará ejecutivo a menos que, en el caso de que se trate:
• el contenido de ese acuerdo sea contrario al Derecho del
Estado miembro donde se formule la solicitud, o bien
• que la legislación de ese Estado miembro no contemple su
carácter ejecutivo413.

407
Un acuerdo de transacción puede ejecutarse tras su homologación judicial, de
acuerdo con el art. 1 de la Ordonnance No 2011-1540 of 16 November 2011.
408
Un acuerdo de transacción puede adquirir fuerza ejecutiva mediante su eleva-
ción a escritura pública (notarielle Urkunde) o a través de un procedimiento judicial espe-
cial, previsto en el art. 796d del código de procedimiento civil (Zivilprozessordnung).
409
Cf. art. 17.6 de la Supreme Court Regulation No. 01 of 2008.
410
Cf. Liang, Jiaqi, The Enforcement of Mediation Settlement Agreements in China,
American Review of International Arbitration, 01/2008, n. 19, págs. 3 y 4.
411
Art. 6.1 Directiva de Mediación.
412
Cf. art. 6.2 Directiva de Mediación.
413
Cf. art. 6.1 Directiva de Mediación.
180 Luis Fernando Rodríguez

Para facilitar las gestiones a los ciudadanos, la Directiva obliga


expresamente a todos los Estados miembros a comunicar a la Comi-
sión Europea cuáles son los órganos jurisdiccionales u autoridades
competentes para recibir la solicitud de ejecución del acuerdo414. A
su vez, el texto legal también dispone que la Comisión debe publi-
car la información sobre estos órganos jurisdiccionales y autorida-
des competentes415. En cumplimiento de estas previsiones, la lista
de estos organismos está publicada en los sitios web oficiales de la
Comisión, concretamente, en Portal Europeo de e-Justicia416 y en el At-
las Judicial Europeo en Materia Civil417.
Finalmente, el contenido de los acuerdos de mediación que ha-
yan adquirido carácter ejecutivo en un Estado miembro debe ser
reconocido y declarado ejecutivo en los demás Estados miembros,
de conformidad con la legislación comunitaria o nacional aplicable,
por ejemplo sobre la base del Reglamento (UE) n. 1215/2012, relativo
a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones
judiciales en materia civil y mercantil418.
El Reglamento 1215/2012 establece la supresión del exequátur
de resoluciones judiciales, documentos públicos y transacciones ju-
diciales. En lo que a nuestro examen interesa, el artículo 58 del Re-
glamento 1215/2012 dispone que:
Los documentos públicos que tengan fuerza ejecutiva en el Estado miem-
bro de origen gozarán también de la misma en los demás Estados miembros
sin necesidad de declaración de fuerza ejecutiva. La ejecución de un docu-
mento público solo podrá denegarse en caso de que sea manifiestamente
contraria al orden público en el Estado miembro requerido.

De este modo, la parte interesada puede ejecutar una escritura


pública en un Estado miembro de la UE sin necesidad de una de-

414
Cf. art. 6.3 Directiva de Mediación.
415
Cf. art. 10 Directiva de Mediación.
416
https://e-justice.europa.eu/
417
http://ec.europa.eu/justice_home/judicialatlascivil/
418
Este reglamento ha venido a sustituir, desde el 10 de enero de 2015, al
Reglamento (CE) nº 44/2001 del Consejo, de 22 de diciembre de 2000, relativo a la com-
petencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia
civil y mercantil.
Mediación comercial internacional 181

claración de fuerza ejecutiva; sólo tiene que presentar una copia de


la escritura pública y un certificado según el modelo de formulario
que figura en el anexo II del Reglamento 1215/2012. En su caso, la
autoridad competente puede exigir al solicitante que facilite una
traducción o transcripción del contenido del certificado.

19.3 SOLUCIONES A NIVEL INTERNACIONAL

En la actualidad no existe una solución a nivel internacional que


facilite la ejecución de acuerdos de transacción derivados de media-
ciones comerciales.
La Ley Modelo —adoptada hasta la fecha por unos quince Es-
tados— se limita a proponer un artículo 14 por el que, si las par-
tes llegan a un acuerdo que resuelva la controversia, dicho acuerdo
será vinculante y susceptible de ejecución. El artículo sugiere que
los Estados promulgantes incorporen una descripción del medio de
ejecución de los acuerdos de transacción o una remisión explícita a
las disposiciones que rijan su ejecutoriedad419.
El texto del artículo constituye una norma de mínimos. Durante
la preparación de la Ley Modelo, sus redactores constataron que
los métodos para agilizar la ejecución diferían enormemente de
un ordenamiento jurídico a otro y dependían de tecnicismos pro-
pios del Derecho procesal interno que no se prestaban fácilmente
a la armonización por medio de legislación uniforme. Así pues, en
el artículo 14 la cuestión de la ejecutoriedad, las excepciones a la
ejecutoriedad o la designación de los tribunales (u otras autorida-
des de las cuales se pudiera recabar la ejecución de un acuerdo de
transacción) quedaron supeditadas al Derecho interno aplicable o
a las disposiciones por las que se promulgue el régimen de la Ley
Modelo.

419
Dispone el tenor literal del artículo que “[s]i las partes llegan a un acuerdo por
el que se resuelva la controversia, dicho acuerdo será vinculante y susceptible de ejecu-
ción . . . [los Estados promulgantes podrán incorporar una descripción del medio de ejecución de
los acuerdos de transacción o remitirse a las disposiciones que rijan su ejecutoriedad]”.
182 Luis Fernando Rodríguez

19.4 NECESIDAD DE UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL

Como acabamos de ver, los mecanismos para obtener la ejecu-


ción de acuerdos de transacción derivados de mediaciones comer-
ciales internacionales resultan en la actualidad insatisfactorios.
De hecho, la percepción de la mayoría de operadores jurídicos
es que resulta más difícil ejecutar los acuerdos alcanzados en una
mediación comercial internacional que los alcanzados en una de
ámbito nacional420. Ciertamente, esto no son buenas noticias. Si bien
es importante garantizar la ejecución de las cláusulas de mediación,
aún lo es más la de los acuerdos de transacción. No tiene sentido
forzar a alguien a una mediación si después el acuerdo no puede
ser ejecutado fácilmente en cualquier país. Esta carencia hace que
las partes se sientan menos inclinadas a acudir a la mediación, que
no debería considerarse como una alternativa peor que el proceso
judicial.
A la vista de las carencias que presentan tanto el Derecho inter-
nacional como los ordenamientos nacionales, son muchas las voces
que sostienen la conveniencia de un tratado internacional que ga-
rantice el reconocimiento y ejecución de los acuerdos alcanzados por
las partes en una mediación, del mismo modo que la Convención
de Nueva York de 1958 permite lo propio con los laudos arbitrales.
Tal convención supondría un gran impulso al uso de la mediación
a nivel internacional. De hecho, ya la Guía a la Ley Modelo advirtió
en 2002 que “muchos profesionales del derecho han adelantado el
parecer de que la vía de la [mediación] ganaría adeptos si se dotara
al arreglo concertado en el curso de la [mediación] de un régimen
de ejecución ágil o de una fuerza ejecutoria idéntica o similar a la de
un laudo arbitral”421.
Los estudios empíricos muestran además un gran acuerdo entre
los actores del comercio internacional acerca de la necesidad de tal
instrumento422. También es opinión generalizada que la existencia

420
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., pág. 44.
421
Cf. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, op.
cit., pár. 87.
422
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., págs. 45 y 46.
Mediación comercial internacional 183

de un tratado de estas características daría mayor legitimidad, efec-


tividad y aceptación a la mediación mercantil internacional423. Sería
además un gran incentivo para que las partes de una disputa mer-
cantil transfronteriza intentaran la mediación, en la seguridad de
que, si un acuerdo es alcanzado, su contenido podrá ejecutarse sin
problema en múltiples países.
El año 2015 ha conocido un importante avance en esta dirección.
A instancias de la CNUDMI, el Grupo de Trabajo II de la CNUDMI
—que estudia los asuntos relativos a arbitraje y mediación— ha exa-
minado en sus sesiones de febrero y septiembre de 2015 la cuestión
de la ejecución de los acuerdos de transacción resultantes de proce-
dimientos de mediación, sobre la base de una propuesta del gobier-
no de los Estados Unidos para preparar una convención que tomara
como modelo la Convención de Nueva York sobre el reconocimiento y la
ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras de 1958424.
Como es natural, la marcha de estos trabajos ha despertado un
gran interés y entusiasmo entre los profesionales de la mediación
comercial internacional425. Aunque es aún muy pronto para extraer
conclusión alguna, los debates han girado hasta el momento en tor-
no a puntos tales como la forma que habría de adoptar el instru-
mento internacional, su ámbito de aplicación, los requisitos forma-
les que habrían de exigirse a los acuerdos de mediación y su me-
canismo de reconomiento y ejecución. No sería sorprendente que
el principal escollo en la redacción de la convención se centrara en
las excepciones oponibles a la ejecución directa de los acuerdos de
transacción concluidos en el extranjero426.

423
Cf. Strong, S. I., Use and perception..., op. cit., págs. 47 y 51.
424
Concretamente, el Grupo de Trabajo II se reunió en su período de sesiones 62º,
del 2 al 6 de febrero de 2015, en Nueva York, y en su perído de sesiones 63º, del 7 al 11
de septiembre de 2015, en Viena. Los materiales de estas sesiones están disponibles en el
sitio web de la CNUDMI: www.uncitral.org/uncitral/
425
Entre los comentarios y opiniones que se han publicado sobre estos trabajos,
cf. Deason, Ellen E., Enforcement of Settlement Agreements…, op. cit.; o también, Vidak-
Gojkovic, Ema, The UNCITRAL Convention on Enforcement of Conciliated Settlement
Agreements: An Idea Whose Time Has Come?, Kluwer Mediation Blog, entrada de 21 de
octubre de 2015.
426
Cf. Informe A/CN.9/861, del Grupo de Trabajo II (Arbitraje y Conciliación) so-
bre la labor realizada en su 63º período de sesiones (Viena, 7 a 11 de septiembre de
184 Luis Fernando Rodríguez

El debate y los trabajos en el seno de la CNUDMI continuarán


a lo largo de 2016 y probablemente más allá de esta fecha. En cual-
quier caso, su mera existencia crea expectativas esperanzadoras
acerca del futuro de la mediación comercial internacional.

2015).
20. COSTES DE LA MEDIACIÓN COMERCIAL
INTERNACIONAL

Los costes de una mediación mercantil son extremadamente más


bajos que los costes de sus alternativas: el arbitraje internacional o
el proceso judicial. Sin entrar en cálculos detallados, tomemos como
ejemplo una disputa mercantil cuya cuantía ronde los cinco millo-
nes de dólares. Una mediación administrada por la CCI comportaría
costes administrativos de unos 17.000 dólares, a los que habría que
añadir los honorarios y gastos del mediador y los gastos propios de
cada parte427. La misma disputa, sometida a arbitraje, generaría cos-
tes administrativos por encima de los 130.000 dólares, que incluyen
los honorarios de un único árbitro pero no los de los abogados, que
con seguridad alcanzarían los cientos de miles de dólares428. En un
estudio llevado a cabo por Carroll y Mackie, los autores llegaron a
la conclusión de que, en una disputa estándar por cuantía de 20 mi-
llones de dólares, los costes de la mediación estarían en torno a los
87.000 dólares, en tanto que los del arbitraje oscilarían entre 750.000
y 1.350.000 dólares, incluyendo los honorarios del mediador (o ár-
bitros) y la factura de los abogados429. La diferencia, como puede
apreciarse, es sustancial430.
Por su parte, los costes de un juicio, aun siendo mucho más difí-
ciles de estimar en abstracto, tampoco pueden competir con los de

427
Cf. arts. 1 y 2 del Apéndice sobre honorarios y costos del Reglamento CCI.
428
Cálculo efectuado con la calculadora de costes de la propia CCI, disponible en
http://www.iccwbo.org.
429
Cf. Carroll, Eileen, y Mackie, Karl J., International Mediation: The Art of Business
Diplomacy, Tottel Publishing, segunda edición, 2006, pág. 69 y 70.
430
La CCI asevera que los costes de sus mediaciones suponen de media menos de
un 1% de la cuantía de la disputa. Cf. sitio web de la CCI (www.iccwbo.org), sección
Mediation and ADR Statistics.
186 Luis Fernando Rodríguez

la mediación. Un estudio realizado en 2011 por el Parlamento Euro-


peo observó que el coste medio de litigar en un país de la Unión era
de 10.449 euros, en tanto que el coste medio de una mediación era
2.497 euros. Estos datos datos son meramente orientativos, puesto
que no reflejan la particular realidad de las disputas comerciales in-
ternacionales, cuyas cuantías tienden a ser mucho mayores431.
No obstante, pese a su asequible precio, las partes han de tener
presente, antes de recurrir a la mediación, el tipo y la cuantía de
los gastos que habrán de afrontar. Estos incluyen de ordinario los
siguientes conceptos:
• honorarios del mediador, es decir, la remuneración que el
mediador recibe por prestar sus servicios profesionales;
• gastos del mediador, que son aquellos en que haya incurrido
con ocasión de la prestación de sus servicios, tales como gas-
tos de viaje, alojamiento, etc.;
• otros gastos adicionales, como por ejemplo aquellos en que
hayan incurrido los testigos que participen en la mediación y
los honorarios y costes de los peritos; y finalmente,
• gastos propios en que cada parte haya tenido que incurrir
con ocasión de la mediación, tales como gastos de viaje, alo-
jamiento, personal, etc.
Si la mediación transcurre bajo los auspicios de una institución,
a esta lista de costes hay que añadir habitualmente dos más: la tasa
de registro en el centro de mediación y los gastos administrativos
del mismo.
La regla general es que, salvo acuerdo en contrario, todos los
gastos de la mediación, incluyendo los viajes y gastos del mediador,
sean abonados a medias por las partes. Esta regla no incluye los gas-
tos propios en que cada parte haya incurrido, que correrán a cargo
de esa parte.

431
Cf. Palo, Giuseppe de, Feasley, Ashley, Orecchini, Flavia, Quantifying the Cost
of Not Using Mediation: A Data Analysis, Policy Department C: Citizens Rights and
Constitutional Affairs of the European Parliament, 2011, pág. 4.
Mediación comercial internacional 187

La mayoría de reglamentos reflejan estos criterios. Así, por ejem-


plo, el Reglamento OMPI establece que, salvo acuerdo en contrario,
la tasa administrativa, los honorarios del mediador y todos los de-
más gastos de la mediación, incluidos, en particular, los gastos de
viaje del mediador y los gastos para obtener la opinión de expertos,
han de ser sufragados a partes iguales por las partes432.
En la misma línea, el Reglamento de Mediación Internacional del
ICDR dispone expresamente que todos los costos se facturarán a las
partes por igual salvo que acuerden lo contrario433.

20.1 HONORARIOS DEL MEDIADOR

Los honorarios del mediador suelen ser uno de los costes más
importantes de una mediación comercial internacional. Cada me-
diador o centro de mediación dispone de su propia manera de cal-
cular y gestionar este gasto.
En cuanto a los mediadores, estos pueden —y suelen— cobrar
por horas, por días, una tarifa fija o una mezcla de ambas, depen-
diendo de la complejidad del asunto y la preparación que requiera
el caso. Contingency fees o success fees no son frecuentes en la media-
ción comercial internacional.
En un mercado tan consolidado como el británico, un mediador
mercantil suele cobrar entre 275 y 375 libras por hora, o entre 2.500
y 3.500 libras por un día de mediación434. De acuerdo con los datos
más recientes del CERD, el 75% de las mediaciones se sustancian en
una sola jornada435. En disputas de gran complejidad legal o técnica,
estos honorarios pueden dispararse por encima de las 8.500 libras
por día436. Estos precios coinciden con lo que sucede a nivel interna-
cional. Así, por ejemplo, la tabla de honorarios (schedule of fees) de
Reglamento OMPI permite a los mediadores cobrar entre 300 y 600

432
Cf. art. 24 Reglamento OMPI.
433
Cf. art. 17.4 Reglamento ICDR.
434
Cf. Chern, Cyril, The Commercial Mediator’s Handbook, Informa Law from
Routledge, 2014, pág. 253.
435
Cf. Massie, Graham, op. cit, pág. 6.
436
Ibid.
188 Luis Fernando Rodríguez

dólares por hora o entre 1.500 y 3.500 dólares por día437. Por su parte,
los mediadores comerciales internacionales del ICDR suelen cobrar
en torno a un máximo de 5.000 dólares por día438.
En cualquier caso, nada impide que las partes negocien con el
mediador tanto la cuantía de sus honorarios como el medio de pago
o cualquier otro extremo relativo a su remuneración que pueda pre-
ocuparles. Resulta por lo demás aconsejable llegar a un acuerdo so-
bre estos extremos al principio del procedimiento en lugar de hacia
el final439.
Cuando la mediación se lleva a cabo bajo los auspicios de un cen-
tro, los honorarios del mediador suelen estar regulados por el regla-
mento u otras normas institucionales, que generalmente otorgan a
la institución un papel activo en su fijación.
Por ejemplo, en el caso de la CCI, la determinación de los honora-
rios del mediador corresponde exclusivamente al centro; de hecho,
cualquier acuerdo entre las partes y el mediador sobre sus honora-
rios está expresamente prohibido440.
El mismo reglamento dispone que, salvo si las partes y el media-
dor acuerdan lo contrario, los honorarios del mediador se calculan
“en función del tiempo razonablemente empleado por este último
en el procedimiento”441. Dichos honorarios se basan en una tarifa
horaria fijada por el centro en el momento del nombramiento o con-
firmación del mediador tras haber consultado con el mediador y las
partes. A su vez, la tarifa horaria debe ser un importe “razonable, fi-
jado en función de la complejidad de la controversia y de cualquier
otra circunstancia pertinente”442.
Alternativamente, si las partes y el mediador así lo acuerdan, el
centro puede fijar los honorarios del mediador en función de una

437
Esta tabla es orientadora y no estrictamente vinculante. Cf. http://www.wipo.
int/amc/en/mediation/fees/index.html
438
Datos extraídos del buscador de mediadores de la ICDR: www.mediation.org.
439
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., pág. 203.
440
Cf. art. 3.4 Reglamento CCI.
441
Cf. art. 3.1 Reglamento CCI.
442
Cf. ibid.
Mediación comercial internacional 189

tasa fija única para todo el procedimiento, en lugar de una tarifa


horaria. Esta tasa fija única debe ser también un importe razonable,
fijada en función de la complejidad de la controversia, de la canti-
dad de trabajo del mediador y de cualquier otra circunstancia perti-
nente. Además, el centro puede aumentar o disminuir la cuantía de
la tasa fija única de acuerdo con una solicitud razonada de una de
las partes o del mediador443.
El centro de mediación de la OMPI calcula los honorarios del
mediador de distinto modo. En concreto, el importe se determi-
na, salvo acuerdo en contrario de las partes y el mediador, sobre
la base de unas tasas indicativas por hora (o, cuando proceda, por
día) que figuren en un baremo oficial aplicable en la fecha de la so-
licitud de mediación, ajustando la cantidad exacta según la cuantía
en disputa, la complejidad del objeto de la controversia y cualquier
otra circunstancia pertinente444. De acuerdo con este baremo, en la
actualidad los honorarios del mediador oscilan entre los 300 y los
600 dólares por hora, o entre los 1.500 y los 3.500 dólares por día. El
mediador tiene el deber expreso de mantener un registro detallado
y preciso de la labor realizada y del tiempo dedicado a la media-
ción. Al finalizar el procedimiento, debe suministrarse a las partes y
al centro una copia de dicho registro, junto con su factura445.
Tras consultarlo con las partes y con el mediador, el centro de
la OMPI determina el importe final que se pagará al mediador, así
como el modo y calendario de pago446. En esta tarea el centro tiene
en cuenta la escala de honorarios por hora o por día y los honorarios
máximos, así como otros factores como, por ejemplo, la diligencia
del mediador o la rapidez del procedimiento447.

443
Cf. art. 3.2 Reglamento CCI.
444
Cf. art. 22.b) Reglamento OMPI.
445
Información extraída del Baremo de tasas y honorarios del Centro de Arbitraje y
Mediación de la OMPI, disponible en su sitio web: http://www.wipo.int/amc/es/me-
diation/fees/
446
Cf. art. 22.a) Reglamento OMPI.
447
Información extraída del Baremo de tasas y honorarios del Centro de Arbitraje y
Mediación de la OMPI, disponible en su sitio web: http://www.wipo.int/amc/es/me-
diation/fees/
190 Luis Fernando Rodríguez

Por su parte, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI nos da


una idea de cómo se calculan los honorarios del mediador y los cos-
tes en una mediación ad hoc. Como es lógico, la norma otorga mucho
mayor protagonismo —y responsabilidad— al mediador, quien, al
término del procedimiento, ha de liquidar las costas de la mediación
y notificarlas por escrito a las partes. Adviértase además que, según
el Reglamento, el término “costas” comprende exclusivamente:
• los honorarios del mediador, cuyo monto será razonable;
• los gastos de viaje y demás expensas del mediador;
• los gastos de viaje y demás expensas de cualesquiera testigos
que hubiera llamado el mediador con el consentimiento de
las partes;
• el costo de todo asesoramiento pericial solicitado por el me-
diador con el consentimiento de las partes; y
• el costo de la asistencia proporcionada por un centro en la
administración del procedimiento o la selección del media-
dor448.
La regla general es que las partes dividan entre sí el pago de los
honorarios y gastos del mediador, salvo que en su acuerdo de tran-
sacción o en otro lugar dispongan una distribución distinta. Todos
los otros gastos en que incurra una parte serán de cuenta de ella449.
Finalmente, cabe advertir que cuando una parte debe cancelar o
posponer la mediación a otras fechas, esa parte debe afrontar nor-
malmente el pago de todos los gastos que el cambio o la demora
ocasionen450.

20.2 GASTOS DEL MEDIADOR

Las partes deben hacer frente a los gastos en que haya incurrido
el mediador en el ejercicio de sus funciones. Estos gastos deben ser
objeto de una cláusula en el contrato que las partes firmen con el

448
Cf. art. 17.1 Reglamento CNUDMI.
449
Cf. art. 17.2 Reglamento CNUDMI.
450
Cf. McIlwrath, Michael, y Savage, John, op. cit., págs. 202 y 203.
Mediación comercial internacional 191

mediador. No obstante, algunos reglamentos, como por ejemplo el


de la CCI, disponen que el monto de los gastos del mediador sea
fijado por el centro por una cuantía “razonable”451.

20.3 TASA DE REGISTRO EN EL CENTRO DE MEDIACIÓN

En el caso de la mediación institucional, las partes deben tener


presente que algunos centros cobran una tasa no reembolsable por
la presentación de la solicitud de mediación.
En las mediaciones administradas por la CCI, por ejemplo, las
partes que presenten una solicitud deben acompañarla del pago de
una tasa de registro no reembolsable452. La CCI, de hecho, no tramita
ninguna solicitud si no realiza antes el pago de la tasa de registro453.
Además, en el caso de que se reciba una solicitud cuando no existe
un acuerdo previo para someterse al reglamento de mediación de
la CCI, el centro tiene facultad para requerir a la parte solicitante
el abono de un depósito para cubrir los gastos administrativos del
centro454. Esta tasa de registro se imputa a cuenta del depósito de las
partes que hayan presentado la solicitud455.
No todas las instituciones operan del mismo modo. En el caso
del ICDR, por ejemplo, ni el comienzo de la mediación ni la solici-
tud de que el centro invite a las partes a mediar están sujetos al pago
de una tasa de iniciación456.

20.4 GASTOS ADMINISTRATIVOS DEL CENTRO DE MEDIACIÓN

Aparte de la tasa de registro, la mediación institucional suele ge-


nerar gastos administrativos, con los que las partes remuneran al
centro por sus tareas de apoyo y coordinación.

451
Cf. art. 3.3 Reglamento CCI.
452
Cf. arts. 2.2 y 3.2 Reglamento CCI.
453
Cf. art. 6.1 Reglamento CCI.
454
Cf. art. 6.2 Reglamento CCI.
455
Cf. art. 1 Reglamento CCI.
456
Cf. art. 17.1 Reglamento ICDR.
192 Luis Fernando Rodríguez

Como es natural, los reglamentos suelen dar detalle de estas cues-


tiones. Por ejemplo, en el caso de la CCI, los gastos administrativos
son determinados por el centro de forma discrecional, en función de
los cometidos que correspondan al centro en el concreto caso. Estos
gastos no pueden en principio exceder de los límites recogidos en el
apéndice a su reglamento, y varían según la cuantía de la disputa457.
Así, por ejemplo, el monto no puede ser superior a 15.000 dólares
en disputas cuya cuantía oscila entre los 2.000.001 y 10.000.000 dóla-
res458. En circunstancias excepcionales, no obstante, el centro puede
fijar los gastos administrativos en una cifra superior, siempre que
informe a las partes de antemano sobre dicha posibilidad459.
Un sistema diferente para calcular los costos administrativos es el
del ICDR, donde el costo de la mediación está basado en la tarifa ho-
raria publicada en el perfil de cada mediador del centro. Esta tarifa
comprende tanto la remuneración del mediador como los servicios
del ICDR. El cargo mínimo por una conferencia de mediación es de
cuatro horas460. Si las partes llegan a un acuerdo o el asunto someti-
do a mediación se cancela después de que se presente el acuerdo de
mediación pero antes de que se celebre la conferencia de mediación,
se devenga un costo de 250 dólares, más el tiempo y cargos en que
haya incurrido el mediador461.
Una modalidad distinta a las hasta aquí examinadas es la del cen-
tro de mediación de la OMPI, donde la solicitud está sujeta al pago
de una tasa administrativa, no reembolsable, que incluye tanto la
tasa de registro como los gastos administrativos del centro. Su im-
porte se fija de conformidad con el baremo de tasas que esté en vi-
gor en la fecha en que se presenta la solicitud462. En la actualidad, la
tasa administrativa es del 0,10% del “valor de la mediación”, hasta
una tasa máxima de 10.000 dólares. Por “valor de la mediación” se

457
Cf. art. 2.1 Reglamento CCI.
458
Cf. art. 2.1 Reglamento CCI.
459
Cf. art. 2.3 Reglamento CCI.
460
Cf. art. 17.2 Reglamento ICDR.
461
Cf. art. 17.3 Reglamento ICDR. Las listas de tasas administrativas actualizadas
están publicadas en la web del centro: www.icdr.org/feeschedule.
462
Cf. arts. 21.a) y d) Reglamento OMPI.
Mediación comercial internacional 193

entiende el valor total de los importes reclamados. Si en la solicitud


de mediación no se indican las cantidades reclamadas, o si la con-
troversia está relacionada con cuestiones que no puedan expresar-
se en valor monetario, la tasa administrativa es de 1.000 dólares, si
bien esta cantidad puede estar “sujeta a ajustes”. La cantidad exacta
se determina tomando como referencia la tasa administrativa que el
centro haya establecido discrecionalmente como “la más adecuada
dadas las circunstancias” tras consultar con las partes y el media-
dor463.
Por lo demás, como es habitual en estos procedimientos, el cen-
tro de la OMPI no empieza a tramitar la solicitud de mediación has-
ta que no se haya abonado la tasa administrativa464. Si la parte que
ha presentado una solicitud de mediación no lo hace dentro de los
quince días siguientes al recordatorio por escrito del centro, se con-
sidera que esa parte ha retirado la solicitud de mediación465.

20.5 OTROS GASTOS INCURRIDOS EN LA MEDIACIÓN

Aunque la regla general en la mayoría de las mediaciones es que


todos los gastos y honorarios del procedimiento, incluyendo los via-
jes y otros gastos que efectúen el mediador, los testigos o los peritos
sean abonados por las partes a partes iguales, algunos reglamentos
establecen algunas excepciones.
Así, por ejemplo, el Reglamento de Mediación Internacional del
ICDR establece que los gastos de quienes participen en la media-
ción por cualquiera de las partes deben ser abonados por la parte
que solicitó la presencia de esos participantes466.
Conviene que aspectos como el anterior sean discutidos y acor-
dados por las partes al comienzo del procedimiento.

463
Información extraída del Baremo de tasas y honorarios del Centro de Arbitraje y
Mediación de la OMPI, disponible en su sitio web: http://www.wipo.int/amc/es/me-
diation/fees/
464
Cf. art. 21.c) Reglamento OMPI.
465
Cf. art. 21.d) Reglamento OMPI.
466
Cf. art. 16 Reglamento ICDR.
194 Luis Fernando Rodríguez

20.6 GASTOS PROPIOS DE LAS PARTES

Los gastos propios en que cada parte haya incurrido corren, ge-
neralmente, a cargo de esa parte. Así lo reconoce, por ejemplo, el
Reglamento CCI, que indica que, salvo acuerdo en contrario, cada
una de las partes es responsable de sus propios gastos467. En la mis-
ma línea, el Reglamento de Conciliación de la CNUDMI dispone al
respecto que todos los otros gastos, no considerados “costas”, en
que incurra una parte, serán de cuenta de ella468.
Mientras que en arbitraje los gastos propios de las partes supo-
nen una amplia porción de los costes, éste no debe ser el caso en
mediación, dado que el trabajo de los abogados o asesores jurídicos
es mucho más reducido en tiempo y esfuerzo469.

20.7 PAGO DE DEPÓSITOS

Tanto si se trata de una mediación institucional como de una ad


hoc, la regla general es que las partes sean requeridas para deposi-
tar ciertas cantidades de dinero al principio del procedimiento. Este
depósito tiene como fin cubrir los costes de la mediación que acaba-
mos de examinar, como por ejemplo los honorarios del mediador o
los gastos administrativos del centro. La mayoría de reglamentos y
contratos de mediación prevé y regula este trámite.
En el caso de la CCI, una vez iniciado el procedimiento, el centro
pide a las partes que paguen uno o más depósitos para cubrir tan-
to los gastos administrativos del centro como los honorarios y los
gastos del mediador470. Si no se paga alguno de los depósitos solici-
tados, el centro tiene la facultad de suspender o terminar el procedi-
miento a su criterio471.

467
Cf. art. 6.7 Reglamento CCI.
468
Cf. art. 17.2 Reglamento CNUDMI.
469
En su último informe sobre los costes medios de un arbitraje, la CCI estimó
que alrededor de un 83% de los mismos se deben a gastos incurridos por las partes.
Cf. Commission´s Task Force on Decisions as to Costs, ICC Report: Decisions on Costs in
International Arbitration, ICC Dispute Resolution Bulletin, issue 2, 2015, pág. 3.
470
Cf. art. 6.3 Reglamento CCI.
471
Cf. art. 6.4 Reglamento CCI.
Mediación comercial internacional 195

En el caso de los procedimientos iniciados conforme al Regla-


mento, las partes deben pagar todos los depósitos requeridos a par-
tes iguales, salvo acuerdo contrario por escrito472. No obstante, cual-
quiera de ellas puede abonar el saldo pendiente de los depósitos y
costos si la otra dejara de pagar la porción que le corresponde473.
Una vez concluido el procedimiento, el centro fija los costos to-
tales del procedimiento y, o bien reembolsa a las partes cualquier
pago en exceso, o bien factura a las partes por el saldo remanente
debido474.
Un sistema similar es observado tanto por el ICDR475 como por la
OMPI. En el caso de esta última, el centro, al nombrar al mediador,
puede exigir a cada parte que deposite una suma igual en concepto
de anticipo de las costas de la mediación. Esta suma puede incluir
los honorarios estimados del mediador y cualquier otro gasto re-
lacionado con la mediación476. Si lo considera oportuno, el centro
puede exigir a las partes que efectúen depósitos adicionales477. En
caso de que una parte no pague el depósito en el plazo de quince
días tras el recordatorio por escrito del centro, se estima que la me-
diación ha concluido y el centro notifica este hecho a las partes y al
mediador478.
En los demás casos, una vez concluida la mediación, el centro
entrega a las partes un estado de cuentas de los depósitos recibidos
y les reembolsa a las partes el saldo no utilizado o les solicita los
importes adeudados479.

472
Cf. art. 6.6 Reglamento CCI.
473
Cf. ibid.
474
Cf. art. 6.5 Reglamento CCI.
475
Cf. art. 15 Reglamento ICDR. Salvo que el mediador disponga otra cosa, el cen-
tro requiere a las partes para que, antes de la primera conferencia de mediación, deposi-
ten la cantidad de dinero que, tras consultar con el mediador, considere necesaria para
cubrir los costos y gastos de la mediación. A la conclusión de la mediación el ICDR da
cuenta a las partes de todos los gastos y les devuelve cualquier saldo que quede sin gas-
tar.
476
Cf. art. 23.b) Reglamento OMPI.
477
Cf. art. 23.a) Reglamento OMPI.
478
Cf. art. 23.c) Reglamento OMPI.
479
Cf. art. 23.d) Reglamento OMPI.
196 Luis Fernando Rodríguez

Finalmente, las previsiones del Reglamento de Conciliación de la


CNUDMI nos sirven de modelo acerca de cómo el sistema de depó-
sitos puede organizarse en una mediación ad hoc. Dicho reglamen-
to dispone que el mediador, una vez designado, puede requerir de
cada una de las partes que consigne una suma igual en concepto
de anticipo de las costas que éste calcule podrán causarse480. En el
curso del procedimiento, además, el mediador está autorizado para
solicitar anticipos adicionales de igual valor a cada parte481. Si las
sumas cuya consignación es requerida no son abonadas en su to-
talidad dentro del plazo de treinta días, el mediador puede, o bien
suspender el procedimiento, o bien presentar por escrito a las partes
una declaración de conclusión, que entrará en vigor en la fecha en
que se haya formulado482.
Por último, una vez concluido el procedimiento, el mediador
debe rendir cuentas a las partes de los anticipos recibidos y devol-
verles cualquier saldo que resulte a su favor483.

480
Cf. art. 18.1 Reglamento CNUDMI.
481
Cf. art. 18.2 Reglamento CNUDMI.
482
Cf. art. 18.3 Reglamento CNUDMI.
483
Cf. art. 18.4 Reglamento CNUDMI.
BIBLIOGRAFÍA

Alexander, Nadja Marie, International and Comparative Mediation: Legal Perspectives,


Kluwer Law International, 2009.
Antona, Daniela, Med-Arb: A Choice Between Scylla and Charybdis, Dispute Resolu-
tion Journal, 2014, vol. 69, n. 3, págs. 101–115.
Atlas, Nancy F., Huber, Stephen K., y Trachte-Huber, E. Wendy, Alternative Dispute
Resolution: The Litigator´s Handbook, American Bar Association, 2000.
Barkai, John, y Kent, Elizabeth, Let’s Stop Spreading Rumors About Settlement and
Litigation: A Comparative Study of Settlement and Litigation in Hawaii Court, Ohio
State Journal on Dispute Resolution, n. 29, 2014, págs. 85–148.
Barkai, John, Kent, Elizabeth, y Martin, Pamela, A Profile of Settlement, Court Re-
view, vol. 42, 2006, págs. 34–39.
Bartel, Barry C., Med-Arb As a Distinct Method of Dispute Resolution: History, Analy-
sis, and Potential, Willamette Law Review, vol. 27, 1991, págs. 661 y sigs.
Berger, Klaus Peter, Private Dispute Resolution in International Business: Negotiation,
Mediation, Arbitration, Kluwer Law International, tercera edición, 2015.
Bono, Edward de, Lateral Thinking: A Textbook of Creativity, Penguin, 2009.
Born, Gary B., International Arbitration: Law and Practice, Wolters Kluwer Law and
Business, 2012.
Brooker, Penny, Mediation Law: Journey Through Institutionalism to Juridification,
Routledge, 2013.
Brown, Henry J., y Marriott, Arthur L., ADR Principles and Practice, Sweet & Max-
well, 2011.
Bühring-Uhle, Christian, Arbitration and Mediation in International Business, Kluwer
Law International, segunda edición, 2006.
Buzan, Tony, y Buzan, Barry, The Mind Map Book, New American Library, 1996.
Calihan, Robert B.; Dent, John R.; y Victor, Marc B., The Role of Risk Analysis in Dis-
pute and Litigation Management, American Bar Association, 2004.
Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, Guía de la mediación de la OMPI, n.
449(S), Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, 2009.
Carroll, Eileen, y Mackie, Karl J., International Mediation: The Art of Business Diplo-
macy, Tottel Publishing, segunda edición, 2006.
198 Bibliografía

Chern, Cyril, The Commercial Mediator´s Handbook, Informa Law from Routledge,
2014.
Coben, James R., y Thompson, Peter N., Disputing Irony: A Systematic Look at Dis-
puting About Mediation, Harvard Negotiation Law Review, v. 11, n. 43, 2006,
págs. 73–89.
Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, Guía para la
incorporación al derecho interno y utilización de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre
Conciliación Comercial Internacional, 2002.
Cortés, Pablo, An Analysis of Offers to Settle in Common Law Courts: Are They Relevant
in the Civil Law Context?, Electronic Journal of Comparative Law, vol. 13.3, sep-
tiembre de 2009, págs. 1–12.
Cotardière, Arnaud de la, Peterson, Patricia, y Pujos, Delphine, Dispute Resolu-
tion Global Guide: Litigation and Enforcement in France: Overview, Practical Law,
2012.
Craver, Charles B., Effective Legal Negotiation and Settlement, Lexis Nexis, séptima
edición, 2012.
Deason, Ellen E., Procedural Rules for Complementary Systems of Litigation and Media-
tion Worldwide, Notre Dame Law Review, n. 80, 2005, págs. 580-592.
Deason, Ellen E., Enforcement of Settlement Agreements in International Commercial
Mediation: A New Legal Framework?, Dispute Resolution Magazine, fall 2015,
págs. 32–38.
Dunlap, Eric, y Sturgess, Robert, Good-Faith Mediation Orders in Florida Civil Federal
Courts: Let Judges Do the Judging and Mediators Do the Mediating, The Florida Bar
Journal, vol. 89, n. 8, septiembre/octubre de 2015, págs. 28 y sigs.
Esplugues Mota, Carlos, y Marquis, Louis, New Developments in Civil and Commer-
cial Mediation: Global Comparative Perspectives, Springer, 2015.
Fernández Vítores, David, El español: una lengua viva. Informe 2015, Instituto Cer-
vantes, 2015.
Frenkel, Douglas, y Stark, James H., The Practice of Mediation: A Video-Integrated
Text, Aspen Publishers, 2008.
Greenwood, Lucy, The Rise, Fall and Rise of International Arbitration: A View from
2030, Arbitration, n. 77, 2011, Sweet & Maxwell, págs. 435–441.
Hopt, Klaus J., Steffek, Felix, et al., Mediation: Principles and Regulation in Comparati-
ve Perspective, Oxford University Press, 2013.
Jiménez, Juan Carlos, El poder de compra del español en el mundo, Revista de Occiden-
te, n. 335, 2009, págs. 21–36.
Jiménez, Juan Carlos, y Narbona, Aránzazu, El español en los flujos económicos inter-
nacionales: Un instrumento de la internacionalización empresarial, Ariel, 2011.
Lancaster, Sarah, Registrar´s Report 2013, London Court of International Arbitra-
tion.
Bibliografía 199

Lande, John L., Principles for Policymaking About Collaborative Law and Other ADR
Processes, Ohio State Journal on Dispute Resolution, n. 22, 2007, págs. 619-641.
Leathes, Michael, Where in the world will mediation be in 10 years?, ADR Bulletin, vol.
12, n. 4, págs. 73–80.
Liang, Jiaqi, The Enforcement of Mediation Settlement Agreements in China, American
Review of International Arbitration, n. 19, 01/2008, págs. 489–520.
McCarthy, Gerald W., y Cormick, Jane, Environmental Mediation: Flood Control, Rec-
reation and Development in The Snoqualmie River Valley, St. Louis, Social Science
Institute, Washington University, 1974.
McFadden, Danny, Developments in International Commercial Mediation: US, UK,
Asia, India and EU, Contemporary Asia Arbitration Journal, vol. 8, n. 2, no-
viembre de 2015, págs. 299–336.
Massie, Graham, The Sixth Mediation Audit: A Survey of Commercial Mediator Atti-
tudes and Experience, Centre for Effective Dispute Resolution, 2014.
McIlwrath, Michael, y Savage, John, International Arbitration and Mediation: A Prac-
tical Guide, Kluwer Law International, 2010.
Moore, Christopher W., The Mediation Process: Practical Strategies for Resolving Con-
flict, Jossey-Bass, segunda edición, 1996.
Najar, Jean-Claude, Corporate Counsel in the Era of Dispute Management 2.0, Business
Law International, vol. 15, n. 3, 2014, págs. 237 y sigs.
Niemic, Robert J., Stienstra, Donna, y Ravitz, Randall E., Guide to the Judicial Mana-
gement of Cases in ADR, Federal Judicial Center, 2001.
Organización Mundial del Comercio, Informe sobre el Comercio Mundial 2015, Publi-
caciones de la OMC, 2015.
Palo, Giuseppe de, Feasley, Ashley, Orecchini, Flavia, Quantifying the Cost of Not
Using Mediation: A Data Analysis, Policy Department C: Citizens Rights and
Constitutional Affairs of the European Parliament, 2011.
Peter, James T., Med-Arb in International Arbitration, American Review of Interna-
tional Arbitration, vol. 8, 1997, págs. 83–367.
Peto, Viktoria, Does Commercial Mediation Have a Positive Impact on Businesses?:
Analysis of Knowledge and Experience from Both Practitioners and Users, tesis de
master, Regent’s University London, disponible en www.imimediation.org,
2013.
Rau, Alan, Sherman, Edward, y Peppet, Scott, Processes of Dispute Resolution: The
Role of Lawyers, Foundation Press, cuarta edición, 2006.
Sander, F. E. A., Rogers, N. H., Cole, S. R., y Goldberg, S. B., Dispute Resolution, As-
pen Publishers, quinta edición, 2007.
Stipanowich, Thomas J., y Lamare, J. Ryan, Living With ADR: Evolving Perceptions
and Use of Mediation, Arbitration, and Conflict Management in Fortune 1000 Corpo-
rations, Harvard Negotiation Law Review, n. 19, 2014, págs. 1–30.
200 Bibliografía

Strong, S. I., Use and Perception of International Commercial Mediation and Conciliation:
A Preliminary Report on Issues Relating to the Proposed UNCITRAL Convention
on International Commercial Mediation and Conciliation, University of Missouri
School of Law, Legal Studies Research Paper No. 2014–28.
Strong, S. I., Beyond International Commercial Arbitration? The Promise of International
Commercial Mediation, Washington University Journal of Law & Policy, v. 45,
2014, págs. 11–39.
Sussman, Edna, y Weiner, Conna A., Alternatives to the High Cost of Litigation, vol.
33, n. 4, abril 2015, págs. 49–63.
Vidak-Gojkovic, Ema, The UNCITRAL Convention on Enforcement of Conciliated Sett-
lement Agreements: An Idea Whose Time Has Come?, Kluwer Mediation Blog, en-
trada de 21 de octubre de 2015.
Waldek, Daniel, Safeguarding the Future of Arbitration, Kluwer Arbitration Blog, en-
trada de 4 de agosto de 2015.

También podría gustarte