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La pobreza es el mayor mal que ha afectado a Colombia desde la Independencia.

Es la enfermedad que ha deteriorado la salud de nuestro país y el principal


obstáculo que nos impide progresar como una sociedad justa e igualitaria. Esta
problemática nos ha estancado y nos ha limitado en el propósito de competir en un
mundo cada vez más globalizado e interrelacionado. La pobreza es la madre de
todos nuestros conflictos y un factor crucial que incide en la violencia que ha
carcomido nuestra esencia como nación. Por todas estas razones, la comprensión
y el análisis del fenómeno de la pobreza tienen una trascendental importancia en
el debate democrático de ideas en Colombia.

Aunque se han hecho grandes esfuerzos para reducir la pobreza en Colombia, la


realidad es que seguimos siendo un país pobre, y una de las naciones con
mayores índices de desigualdad en el mundo. Esta realidad, sumada al hecho de
que hay muchas personas que pueden vivir tranquilamente sin pensar en que
millones de compatriotas están inmersos en una lucha diaria y cruenta para
sobrevivir, es lo que me ha llevado a cuestionar el papel que cada individuo debe
ejercer en nuestra sociedad frente al reto de la pobreza.

Al reflexionar por mi cuenta sobre la pobreza en Colombia, me encontré una y otra


vez con los mismos interrogantes: ¿cuáles han sido las principales causas de este
problema?, ¿quién o quiénes han sido los culpables?, ¿por qué, a pesar de
habernos independizado hace ya más de doscientos años, no hemos podido
superarla?, ¿cómo han incidido otros problemas como el conflicto armado o la
propiedad de la tierra sobre esta problemática?, ¿qué iniciativas son las más
eficientes para solucionar este problema?, ¿qué podemos aprender de otros
países de América Latina que han sido más exitosos que nosotros mismos en el
terreno social?, ¿cuáles son las condiciones necesarias para tener un programa
social exitoso y de alto impacto?, ¿cuáles podrían ser las soluciones específicas y
puntuales al problema de la pobreza?

Al enfrentarme a la realidad no he encontrado respuesta satisfactoria a éstos y


otros interrogantes, lo cual se convirtió en la principal motivación para desarrollar
este proyecto: el de entablar un diálogo con algunos de los líderes de mayor
trascendencia en nuestra historia reciente con el propósito de presentar sus
opiniones y poner en evidencia desde diversos puntos de vista, como el político, el
académico, el económico, el social, el eclesiástico, el empresarial, el filantrópico y
el intelectual, las causas y las posibles soluciones al problema de la pobreza en
Colombia. Es así como en este libro presento un abanico de opiniones en torno a
cuestiones que rodean el tema de la pobreza, haciendo visible la diversidad de
respuestas entre los líderes de opinión que han tenido alguna incidencia sobre
esta problemática en diferentes campos de acción.
Primera reflexión

No hay consenso ni sobre las causas ni las soluciones del problema de la pobreza
en Colombia

La mayoría de los personajes que entrevisté citan diferentes causas y soluciones


sobre el problema de la pobreza. Este hecho marca la diversidad de opiniones
existentes y la complejidad del tema. Esta falta de consenso, aunque tiene sus
aspectos positivos, también refleja la dificultad implícita en diagnosticar claramente
las causas y determinar las soluciones. Se trata evidentemente de un obstáculo de
importancia en el propósito de describir, de manera profunda y detallada, el
problema que se abarca en esta discusión.

Desde otra perspectiva, y si bien es cierto que muchas veces los desacuerdos se
pueden asociar con la creatividad, en este caso sucede exactamente lo contrario.
Al realizar las entrevistas pude constatar la existencia de múltiples y profundos
desacuerdos acerca de las causas y soluciones de esta problemática. Al mismo
tiempo, estos desacuerdos no se traducen en la aparición y desarrollo de ideas
creativas e innovadoras. Podría decirse que el pensamiento del país en esta
materia no ha sufrido cambios trascendentales en los últimos tiempos. Y sin
embargo, la realidad es que el país ha cambiado radicalmente. Expresado en
otras palabras, el cambio de la realidad nacional es mucho más profundo y
trascendental que el cambio en nuestro pensamiento acerca de esta misma
realidad. De hecho, es muy difícil visualizar en los comentarios de los
entrevistados un conjunto de nuevas y audaces ideas que sirvieran para identificar
las causas de la pobreza en el contexto actual, por un lado, y las soluciones que
encajen con la disponibilidad de recursos con que contamos hoy en día, por el
otro. Por lo general, se ofrecen causas y soluciones para la problemática de la
pobreza que, a la postre, vienen a ser muy apegados a lo podríamos llamar la
sabiduría convencional. Así las cosas, el análisis parece por momentos propicio
para los problemas de la pobreza del siglo anterior que para las realidades del
momento actual.

Segunda reflexión

No hay un culpable del problema de la pobreza; todos los somos

Después de hacer todas las entrevistas consignadas en este libro, es claro para
mí que es difícil encontrar un culpable o unos culpables del tema de la pobreza en
Colombia. La mayoría de los entrevistados le adjudican la responsabilidad a toda
la sociedad. Algunos culpan también al gobierno o a los gobiernos de turno,
señalando con frecuencia el hecho de que combatir la pobreza nunca ha sido
realmente una prioridad de la gestión gubernamental. Pero la mayoría admite que
la pobreza no ha podido ser resuelta por cuenta de la responsabilidad conjunta de
todas las personas que componemos la sociedad.

Tercera reflexión
Hemos progresado en la lucha contra la pobreza, pero el problema aún es colosal
y falta mucho por hacer

Es evidente que en Colombia ha habido un gran progreso en la lucha contra la


pobreza. De este hecho fundamental no puede haber la menor duda. Esta
conclusión es prácticamente consensual a nivel de las personas con quienes tuve
el privilegio de conversar.

Los últimos cincuenta o sesenta años marcan un sendero de progreso importante


en esta materia. En tiempos más recientes, este avance se ha profundizado en
forma clara y notoria. Más aún, cuando se comparan las cifras actuales con las
cifras de comienzos de siglo en temas relacionados con la pobreza como el
crecimiento económico, la cobertura en educación, el acceso a la vivienda, la
esperanza de vida, la mortalidad infantil, el desempleo y los porcentajes de la
población en condiciones de pobreza y miseria, se observa un cambio positivo
notable y bases sólidas como para mirar con optimismo el presente y el futuro del
país. El hecho central es que el país ha avanzado a pasos agigantados en la lucha
contra la pobreza.

En otro orden de ideas, la pobreza se ha convertido en un tema principal para los


gobiernos. En las entrevistas que hice, sobre todo aquellas donde se hizo énfasis
en el diálogo político, se resalta el hecho de que la lucha contra la pobreza se ha
convertido en un foco importante de las políticas de los gobiernos. Más allá, la
realidad es que la lucha contra la pobreza se ha ido convirtiendo en un tema
importante del debate político. Se trata indudablemente de un progreso en esta
materia.

Dicho lo anterior, el hecho de reconocer los progresos y los avances no puede


esconder la realidad apabullante de que la pobreza en Colombia sigue siendo un
problema de dimensiones colosales. Se ha avanzado, es cierto, pero
definitivamente falta mucho por hacer. La pobreza sigue afectando al país en
múltiples aspectos y sigue siendo un tema central de la realidad nacional.

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