Está en la página 1de 4

3.4.

2 Palabras y términos

Sager (1990: 19) establece la distinción entre términos y palabras de la forma


siguiente:

The lexicon of a special subject language reflects the organisational characteristics


of the discipline by tending to provide as many lexical units as there are concepts
conventionally established in the subspace and by restricting the reference of each
such lexical unit to a well-defined region. Besides containing a large number of
items which are endowed with the property of special reference the lexicon of a
special language also contains items of general reference which do not usually
seem to be specific to any discipline or disciplines and whose referential properties
are uniformly vague or generalised. The items which are characterised by special
reference within a discipline are the "terms" of that discipline, and collectively they
form its "terminology"; those which function in general reference over a variety of
sublanguages are simply called "words" and their totality the "vocabulary".

Sager (1990: 19)

La caracterización que Sager hace de lo que son términos frente a lo que ha de


considerarse palabras es ilustrativa, como reconoce Pearson (1998: 12), de la
dificultad que supone diferenciar entre unos y otras, ya que, si bien es posible
suponer la existencia de una serie de unidades terminológicas que se
corresponden con todos y cada uno de los conceptos que conforman el sistema
conceptual de un dominio del conocimiento (y que, por tanto, constituye la
terminología de esa disciplina), es mucho más difícil delimitar cuáles son esas
otras unidades léxicas cuyos referentes son generales o vagos. En la descripción
hecha por Sager no se especifica si esas unidades hacen referencia a conceptos
generales y pertinentes a más de una disciplina o si, simplemente, se refiere a las
unidades léxicas que conforman la lengua general, ajenas a cualquier tipo de
especialización temática. Si llevamos la consideración de Sager a extremos,
podríamos argüir que aquellos términos que se usan en más de una disciplina (por
ejemplo factor o procedimiento, que poseen un referente conceptual bien
establecido en más de una disciplina) han de ser considerados palabras, ya que
no pertenecen a una única "well-defined region".

Otros autores, por ejemplo Hoffman (1985), Godman & Payne (1981) y Yang
(1986), también han tratado de dar cuenta de la complejidad que conlleva la
delimitación entre términos y palabras, por lo que han propuesto una división
tripartita que puede resumirse en los siguientes tipos: 39

1. términos específicos (subject-specific terms o technical terms): son aquellos


usados sólo en un dominio de conocimiento, con un significado altamente
específico y, por supuesto, un único referente conceptual.
2. términos no-específicos (non-subject specific terms, nontechnical o
subtechnical terms): aquellos términos que se usan en más de un dominio,
y que constituyen una especie de fondo terminológico general y común a
varias ciencias.
3. vocabulario general: unidades léxicas de la lengua general que no
pertenecen a ningún ámbito científico (aunque en algunos casos pueden
adquirir un significado específico, y por tanto, convertirse en términos, al ser
usadas en un dominio restringido).

Aunque esta división es más completa que la propuesta por Sager y contempla
una categoría intermedia entre términos propiamente dichos y palabras del léxico
general, todos los autores coinciden en resaltar la dificultad que presenta delimitar
entre una categoría y otra. Además, el transvase continuo de unidades léxicas
entre lengua general y las lenguas de especialidad (y viceversa) hace que la línea
divisoria entre ambas sea todavía más borrosa.

Por un lado, como señala Cabré (1993: 167), la extensión de los medios de
comunicación de masas y la democratización de la enseñanza ha favorecido la
divulgación de las materias especializadas, y esto ha traído consigo una gran
difusión de la terminología que lleva aparejada. Es raro el día en el que los
servicios informativos no ofrecen alguna noticia de interés científico, técnico o
médico, por lo que un hablante medio está hoy en día familiarizado con palabras
como informática, procesador de textos, telecomunicaciones, tecnología digital,
clonación, cromosoma, gen o genoma, palabras que hace diez o veinte años
desconocía.

Por otro lado, también se produce un transvase importante de términos de la


lengua común a los lenguajes especializados. Es lo que Cabré (1993: 168)
denomina la "terminologización" de palabras de la lengua general, que pasan a los
distintos ámbitos de especialización con significados precisos en cada caso, y por
lo tanto, diferenciados entre sí. Puede darse también un tercer transvase de
unidades de una lengua de especialidad a otra, a veces con el consiguiente
cambio de significado o bien el referente conceptual en ambas disciplinas.

Los trasvases a los que hacemos referencia pueden resumirse de la siguiente


forma (Ahmad et al. 1985: 10):40:

o LSP --> LGP: un término de un lenguaje de especialidad extiende su uso a


la lengua general, por ejemplo parameter/ parámetro (matemáticas) o
paranoid/ paranoico (psicología).
o LGP --> LSP: una unidad léxica de la lengua general es adoptada por un
lenguaje de especialidad, por ejemplo window/ventana o mouse/ ratón
(tecnología de la información/ informática).
o LSP1 --> LSP2: un lenguaje de especialidad adopta un término
perteneciente a otro lenguaje de especialidad, por ejemplo virus
(microbiología/ tecnología de la información) o morphology/ morfología
(biología/ lingüística).
Estos cambios de un conjunto de lengua a otro llevan aparejados una serie de
consecuencias tanto a nivel lingüístico como en lo que respecta al contexto de
uso:

 pérdida de precisión en cuanto al significado


 mayor grupo de usuarios (y más difícil de
delimitar)
 diferente comportamiento lingüístico,
LSP--> probablemente más flexible (por ejemplo en lo
LGP: que respecta a las colocaciones, la posibilidad de
funcionar como contable/ no contable, las
restricciones de selección semánticas o las
derivaciones y flexiones morfológicas).

 incremento en la precisión del significado


 menor grupo de usuarios (y más claramente
LGP --> definido)
LSP:  comportamiento lingüístico diferente,
probablemente más restringido.

 mantenimiento de la precisión semántica, pero es


posible un cambio de significado.
LSP1-->  grupo de usuarios diferente.
LSP2:  comportamiento lingüístico diferente,
posiblemente con diferentes restricciones.

Como vemos, son tres los parámetros principales que determinan el


comportamiento terminológico (o no-terminológico) de las unidades léxicas: el
grado de precisión semántica, el comportamiento lingüístico y, por último el
número de usuarios (que debe corresponderse también con la frecuencia de uso,
y por tanto con la familiaridad con la que percibimos una palabra).

La postura más realista en lo que se refiere a la relación entre términos y palabras


la encontramos en la Teoría Comunicativa de la Terminología (Cabré 1999b), que
rechaza de pleno que pueda (ni deba) disociarse el conocimiento general y
conocimiento especializado, aunque, como hemos visto en la sección anterior,
cada uno posee rasgos que lo diferencian. En consecuencia, tampoco puede
trazarse una línea divisoria estricta entre términos y palabras. Los especialistas
son, a la vez (y en todas las ocasiones), hablantes de una lengua natural y de la
lengua de su especialidad. Por tanto, cuando hablan, integran el conocimiento
especializado, y los términos que lo comunican, con el resto de su conocimiento y
léxico general. La propuesta de la TCT parte del convencimiento de que los
términos no son unidades aisladas que constituyen un sistema propio, sino que
son unidades que forman parte del lenguaje natural. Por tanto, dentro de las
unidades léxicas que componen un lenguaje natural, un número de ellas son
usadas (y percibidas) como términos, es decir:

[...] El carácter de término lo activan en función de su uso en un contexto y


situación adecuados. Esta activación consiste en una selección de los módulos de
rasgos apropiados, que incluyen los rasgos morfosintácticos generales de la
unidad y una serie de rasgos semánticos y pragmáticos específicos que describen
su carácter de términos dentro de un determinado ámbito.

Cabré (1998c:123)

Por lo tanto, son las condiciones pragmáticas las que activan la condición de
término en una unidad léxica determinada y en función de ellas (el tema, el ámbito
de especialidad, la perspectiva que toma el usuario, el tipo de texto, el receptor,
etc.) se activa también el significado y el uso lingüístico específico de cada
término.

Esta postura, que forma parte de los fundamentos de la TCT, guarda en nuestra
opinión una íntima relación con la Teoría Contextual del Significado de Firth
expuesta en el capítulo segundo (véase § 2.1), en la que el contexto situacional,
función social y significado lingüístico son indisociables. No es el único aspecto en
el que ambas teorías poseen planteamientos equivalentes, aplicados en el primer
caso (TCT) a la terminología y en el segundo (Teoría Contextual del Significado) a
la lengua general. Retomaremos ambos fundamentos teóricos en el apartado 4.2.

También podría gustarte