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DERECHO DE QUIEBRAS
ESCUELA DE DERECHO
UNIDAD I Guía 2
a) Es un juicio universal. Lo que la ley persigue es que ante un mismo juez se tramiten, en
la medida de lo posible, todos aquellos conflictos jurisdiccionales que tengan relació n
con los bienes del fallido. Esta noció n marca la diferencia entre la quiebra y los otros
juicios de naturaleza individual, como el juicio ejecutivo.
b) En segundo lugar, este juicio de quiebras genera un estado indivisible para el fallido y
sus acreedores. De acuerdo a lo que señ ala el articulo2º de la Ley de Quiebras, el
proceso de quiebra comprende todos los bienes y obligaciones del fallido. Só lo se
exceptú an los bienes y créditos que la Ley declara expresamente excluidos (aquí nos
referimos a los bienes inembargables del deudor, de acuerdo a lo que señ ala el artículo
445 del Có digo de Procedimiento Civil)
c) En tercer lugar la quiebra genera una intervenció n conjunta del juez, síndicos privados
y Superintendencia de Quiebras. En efecto, es preciso tener presente que en nuestro
Derecho existe una conjunció n de autoridades que intervienen en las quiebras; de un
lado tenemos al juez de la causa, que tiene la misió n de declarar la quiebra, resolver los
conflictos jurídicos que puedan presentarse; los síndicos, quienes tienen la importante
misió n de administrar los bienes del fallido, realizar el activo, pagar los créditos y
defender los intereses de la masa acreedora y los del fallido en interés de la masa, y la
Superintendencia de Quiebras, que debe fiscalizar a los síndicos.
d) Como punto cuarto, cabe señ alar que el procedimiento de quiebra se aplica a toda
persona. Histó ricamente en la legislació n de América latina se ha pretendido aplicar el
juicio de quiebras só lo a los comerciantes. En Chile ocurría algo similar, hasta la
dictació n de la Ley Nº 4.558 de 1929, que fue la primera Ley de Quiebras autó noma y
derogatoria de las normas del Có digo de Comercio. En tal estadio, el comerciante
solamente se veía sometido al juicio de quiebras, y para aquellos que no lo eran regían
las normas “del concurso de acreedores”, que eran menos drá sticas. La Ley Nº 18.175
de 1982 iguala en una normativa má s rígida a aquellos que desarrollen una labor de
naturaleza mercantil, industrial, agrícola y minera.
Dentro del marco de la vigencia Ley de Quiebras, tiene mucha importancia la
calificació n de persona que ejerza actividades comerciales, industriales, agrícolas y
mineras, dentro de las cuales se pueden mencionar las siguientes:
a.- La quiebra de estas personas está sujeta al proceso de calificació n criminal. El
juez del crimen, tratá ndose de la quiebra de un deudor comercial, industrial, minero o
agrícola, debe abrir una investigació n para determinar si dicha quiebra ha sido
culpable, fraudulenta o fortuita. Tratá ndose de otro tipo de deudores no se aplica este
proceso de calificació n.
b.- Es má s fá cil declarar la quiebra de un deudor comerciante, industrial, minero o
agrícola, que la quiebra de aquél que no lo es. De acuerdo a lo que dispone en numeral
1º del artículo 43 de la Ley Nº 18.175, que contiene las causales de quiebra, basta la
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cesació n de pagos de una obligació n mercantil cuyo título sea ejecutivo, para que pueda
declararse la quiebra de las personas que ejerzan las actividades mercantiles,
industriales, mineras o agrícolas. Esto ha dado paso a la interrogante de si se puede
declarar la Quiebra de una persona solvente, porque el cesar en el pago de una
obligació n mercantil no necesariamente puede implicar un estado de insolvencia, ya
que muchas veces puede deberse ello a problema de flujo de caja.
c.- El deudor que ejerce una labor comercial, industrial, minera o agrícola, tiene el
deber de solicitar la declaració n de su propia quiebra, dentro de los quince días
siguientes a la cesació n de pagos de una obligació n mercantil, bajo sanció n de
presumirse su quiebra culpable y perder el derecho a reclamar alimentos de la masa.
Esta situació n no se presenta respecto de los otros tipos de deudores, para quienes es
facultativo pedir su propia quiebra.
e) En quinto lugar cabe acotar que el procedimiento de quiebra tiene por finalidad
conservar la igualdad de los acreedores, es decir la igualdad de condiciones en el
crédito a la que ya nos hemos referido.
f) Por ultimo, cabe señ alar que el procedimiento de quiebra es una ejecució n de
cará cter colectivo pues mira al interés general de los acreedores.
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- Las que norman la posibilidad de obtener alimentos de la masa en caso de quiebra
fortuita.
A alguna de estas instituciones nos iremos refiriendo má s adelante cuando analicemos
algunos efectos de la quiebra.
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comparezcan al juicio con los documentos justificativos de sus créditos, bajo el
apercibimiento que les afectará n los resultados del juicio sin nueva citació n.
- La orden de inscribir la declaració n de quiebra en el Registro de Interdicciones y
Prohibiciones de Enajenar del Conservador de Bienes Raíces del departamento en que
se hubiere declarado la quiebra y también en el de los Conservadores correspondientes
a cada uno de los inmuebles pertenecientes al fallido, y
- La indicació n precisa del lugar, día y hora en que se celebrará la primera junta de
acreedores.
Resulta importante señ alar, que la resolució n- esto es, sentencia definitiva- que declara la
quiebra, inaugura el proceso de quiebra, estableciendo un estado jurídico excepcional que
produce efectos respecto de todos, esto es, erga omnes, haciendo en consecuencia, excepció n a
los artículos 3º del Có digo Civil y 170 del Có digo de Procedimiento Civil que establecen el
principio del efecto relativo de las sentencias judiciales. Este efecto absoluto de la sentencia en
esta materia se explica en virtud del principio de universidad que la quiebra produce y que
comprende todos los bienes del fallido y todas sus obligaciones, aun cuando no sean de plazo
vencido consagrado en el artículo 2º de la Ley de Quiebras.
Declarado judicialmente el estado de quiebra, produce para el fallido y todos sus
acreedores un estado indivisible que comprende todos los bienes del patrimonio concursado y
todas sus obligaciones, salvas las excepciones legales, como señ ala el artículo 2º de la Ley
concursal.
Presentada la petició n de quiebra ante el tribunal competente con los requisitos procesales
indicados por el artículo 44 de las normas concursales, aquél se pronunciará sobre la solicitud
de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los
medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas, conforme lo señ ala el artículo
45 del libro IV. Ha querido el legislador que el tribunal correspondiente, previa notificació n
informativa al deudor, proveyendo y asegurando el principio de bilateralidad de la audiencia,
se cerciore por todos los medios a su alcance acerca de la efectividad de las causales invocadas
para pedir la declaració n de quiebra y se pronuncie sobre la petició n a la brevedad posible. Es
decir, ha querido el legislador que, requerido el tribunal mediante petició n de quiebra, se
pronuncie sobre ella a la brevedad posible, declará ndola o no dando lugar a ella. Podemos
afirmar que en el espíritu y finalidad, el precepto legal referido expresa que el Estado no desea
que un patrimonio en falencia o insolvencia continú e operando en el mundo jurídico; es
voluntad del Estado que los patrimonios en crisis por insolvencia sean eliminados o saneados,
en su caso, apareciendo, en consecuencia, la institució n de la quiebra o convenio,
respectivamente, con un marcado ingrediente econó mico, a tal punto que se puede señ alar que
en la nueva orientació n de las normas sobre quiebras, la quiebra es un mecanismo reasignador
de recursos econó micos del mercado. Se valora por el legislador que un patrimonio en crisis
sufre de una suerte de patología que amerita su eliminació n por la vía de la liquidació n de
bienes y pago del pasivo que lo grava o su saneamiento por la vía del convenio judicial.
En la hipó tesis de que el tribunal declare la quiebra, previa audiencia informativa del
deudor y habiéndose cerciorado por todos los medios a su alcance de la efectividad de las
causales invocadas, debe proceder a dictar para estos fines una sentencia definitiva que debe
contener especialmente los requisitos que señ ala el articulo 52 de la Ley. La sentencia
declaratoria de quiebra tiene, desde luego, una naturaleza declarativa, toda vez que en virtud
de ella se crea un estado jurídico nuevo que ante no existía, cual es el estado de quiebra;
ademá s se inicia, en virtud de su solo pronunciamiento una ejecució n colectiva y universal que
genera en ese preciso instante o momento procesal los llamados efectos inmediatos, a saber: el
desasimiento o desapoderamiento de los bienes del fallido, la fijació n irrevocable de los
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derechos de los acreedores, la exigibilidad anticipada de todas sus deudas, la acumulació n de
juicios, la suspensió n del derecho a ejecutar individualmente al fallido.
Dichos efectos inmediatos se producen, como se ha dicho, en virtud del solo
pronunciamiento o escrituració n de la sentencia definitiva que declara la quiebra, sin
necesidad de notificació n judicial previa, haciendo una clara excepció n al principio consagrado
en el artículo 38 del Có digo de Procedimiento Civil, consistente en que toda resolució n judicial
produce sus efectos una vez que ha sido notificada legalmente.
EFECTOS DE LA QUIEBRA.
Siguiendo co el objeto primordial de este Capítulo, cual es dar una visió n general de la
quiebra, clasificaremos y comentaremos brevemente los efectos de la quiebra.
La declaració n de quiebra que reconoce el estado patrimonial crítico del deudor,
origina un conjunto de efectos o consecuencias en el plano jurídico-econó mico sobre la
persona y bienes del fallido. Tales efectos, que son permanentes y definitivos, se producen
desde que se declara la quiebra y afectan también a las relaciones jurídicas que el quebrado
haya celebrado con anterioridad a ella. Conviene, entonces, establecer una clasificació n y
enumeració n de los efectos de la declaració n de quiebra.
Diversas clasificaciones se han ideado para explicar mejor, de un punto de vista
pedagó gico, este tema. Así es como el profesor Á lvaro Puelma Accorsi al respecto señ ala: “Para
tratar los efectos de la quiebra los hemos clasificado en efectos que se refieren principalmente
a los acreedores o a sus créditos, efectos que se refieren principalmente al deudor en su
persona, bienes y relaciones jurídicas pendientes, y por ú ltimo, tratamos las acciones de
integració n o recuperació n del patrimonio del fallido”.
A su turno, el profesor Ricardo Sandoval Ló pez expresa dos criterios de clasificació n.
Un primer criterio de agrupació n distingue entre:
a) Efectos de la quiebra sobre la persona del fallido, representados por ciertas
inhabilidades que la ley establece respecto del deudor quebrado y por el proceso de
calificació n.
b) Efectos sobre los bienes del deudor, entre los cuales deben distinguirse:
- Los bienes del deudor, respecto de los cuales todo el sistema de la quiebra comporta
medidas especiales, y
- Los bienes de los acreedores, sobre los cuales la quiebra implica la desaparició n de
algunos derechos y el nacimiento de otros nuevos.
Otro criterio distingue atendiendo al tiempo en que se producen los efectos de la
declaratoria de quiebra:
a) Efectos inmediatos, es decir, los que se originan con posterioridad a la
resolució n que reconoce el estado de quiebra, y
b) Efectos retroactivos, que son aquellos que afectan relaciones jurídicas
celebradas con anterioridad a la declaració n de quiebra.
¿Cuales son estos efectos?
Los efectos inmediatos de la quiebra son:
a) El derecho de pedir alimentos, contenidos en el artículo 60 de la Ley de Quiebras: Este
derecho se ejerce en contra de la masa y tiene por finalidad asegurar la subsistencia del
fallido y de su familia. Para su estudio distingue el deudor calificado, esto es, el que
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ejerce una actividad industrial, comercial, minera o agrícola, de aquel que no lo es. El
deudor que no ejerce una de las actividades mencionadas, tienen de por sí este derecho
de alimentos; en cambio, el derecho del deudor del artículo 41 es un derecho
condicional, ya que está sujeto a la condició n de que él haya pedido la declaració n de su
propia quiebra. Este derecho se suspende, en el caso que el fallido sea procesado o en
su contra se haya dictado auto de apertura de juicio oral (Ley Nº 19.806 del añ o 2000)
por los delitos de quiebra culpable o fraudulenta, o por alguno de los delitos del artículo
466 del Có digo Penal (esto es, alzarse con sus bienes en perjuicio de sus acreedores,
constituirse en insolvencia maliciosa). Ahora, se perderá este derecho, en caso que el
fallido sea condenado por estos mismos delitos.
b) El desasimiento: Don Raú l Varela Varela escribió : “El desasimiento es una especie de
embargo general que paraliza los poderes de disposició n y goce que el fallido tenía
antes de la quiebra, como atributos de su dominio, para entregarlos a los acreedores
para que se paguen de sus créditos”. El profesor Á lvaro Puelma Accorsi por su parte
señ ala que el desasimiento es un efecto inmediato de la declaració n de quiebra, en
virtud del cual el fallido queda inhabilitado de administrar y disponer de los bienes
afectos al concurso, facultades que pasan de pleno derecho al síndico, que lo sustituye y
representa. El desasimiento tiene dos alcances. En el aspecto meramente material,
significa el desapoderamiento de los bienes respecto del fallido, el cierre del negocio,
quitar de su poder los bienes muebles, etc. En el aspecto jurídico significa la pérdida del
derecho de administrar, lo cual involucra, a su vez, dos aspectos: el judicial y el
extrajudicial. En relació n con los actos extrajudiciales la pérdida del derecho de
administrar significa que el fallido no puede disponer de los bienes ni de sus frutos,
salvo aquellos que sean inembargables. Esta facultad pasa de pleno derecho al síndico.
En lo que a los actos judiciales se refiere, hay que señ alar que el fallido no puede actuar
en juicio ni como demandante ni como demandado, lo que significa que su
representació n la toma el síndico de quiebras.
c) Se fijan irrevocablemente los derechos de los acreedores. Es el artículo 66 de la Ley la
que sienta este principio cuando expone: “ La sentencia que declara la quiebra fija
irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían el día de
su pronunciamiento, sin perjuicio de los casos especialmente previstos por la ley”. Este
efecto implica que los créditos no pueden experimentar variació n alguna en cuanto a su
monto y a su naturaleza una vez que la quiebra ha sido declarada. El pasivo de la
quiebra queda inmó vil sin que pueda alterarse por ninguna circunstancia sobreviniente
con posterioridad a la sentencia que declara la quiebra.
d) Exigibilidad anticipada de todas las deudas: En virtud de la declaració n de quiebra- dice
el artículo 67- quedan vencidas y exigibles, respecto del fallido, todas sus deudas
pasivas, para el solo efecto de que los acreedores puedan intervenir en la quiebra y
percibir los dividendos que correspondan al valor actual de sus respectivos créditos,
con má s los reajustes e intereses que les corresponda, desde la fecha de la declaratoria.
Si no existiera este principio, el juicio de quiebra no podría cumplir uno de sus
fundamentos: dar igualdad de trato a los acreedores, ya que los que tuviesen créditos
de plazo pendiente no podrían participar en los diferentes aspectos del juicio.
e) Se suspende el derecho de los acreedores para ejecutar individualmente al fallido: Este
efecto implica que, una vez que la quiebra ha sido declarada no puede iniciarse en
contra del fallido ninguna acció n ejecutiva de los acreedores en forma individual.
Incluso las que ya habían sido intentadas se acumulan al juicio de quiebra en virtud de
la competencia atractiva de éste. La ú nica excepció n que consagra el sistema jurídico
concursal, es en relació n con los acreedores hipotecarios y prendarios los que, por la
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especifica naturaleza de sus créditos, preferentes y privilegiados, gozan de una
situació n especial.
f) La acumulació n de juicios: Uno de los requisitos de la sentencia judicial que declara la
quiebra, es contener la orden de acumular al juicio de quiebra todos los juicios contra el
fallido que estuvieren pendientes ante otros tribunales de cualquiera jurisdicció n y que
puedan afectar sus bienes (art. 52 Nº 4). Esta acumulació n tiene por fundamento
mantener la universalidad y unidad que informa la quiebra, ya que los juicios que se
acumulan son aquellos que está n relacionados con los bienes del fallido y estos juicios
interesan tanto al fallido, como a sus acreedores y al síndico. Las excepciones a esta
acumulació n son: los juicios posesorios, los juicios de desahucio y los de terminació n
inmediata del contrato de arrendamiento, todos aquellos que se sigan ante jueces
á rbitros, los que segú n la ley deben someterse a compromiso y los juicios del trabajo.