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Auto etnografía

A. Elementos:
1. Comenzar una nueva vida
2. Viajar a mi pueblo preferido
3. Dormir con mi mamá
4. Escuchar música todo el tiempo 24/7

1. Comenzar una nueva vida


Nací en Bogotá D.C., viví en un apto con mi mamá desde que tengo memoria. A pesar
de que estábamos solamente ella y yo, a mí me encantaba mi vida en Bogotá – o por lo
menos eso creía-. Me encantaba la ciudad, mi colegio y mis amigas. En las mañanas
siempre me levantaba contenta, tendía mi cama y me metía a bañar. Siempre miraba los
muñequitos de un canal que se llama Señal Colombia, mi mamá me ayudaba a alistarme
y a peinarme. Le gustaba hacerme dos trenzas en el cabello, yo odiaba ese peinado,
(desde pequeña he sido a veces un poco complicada). Pero no le daba mayor
importancia, solo pensaba en ir al colegio, ver a mis amigas y jugar con ellas en los
recreos. Nos transportábamos en Transmilenio o en taxi, dependiendo del trancón o de
si salíamos tarde. Mi madre era profesora de bachillerato del colegio donde yo
estudiaba, lo que era una ventaja para ambas, porque ella podía estar pendiente de mí,
mientras que yo, era conocida y querida por todos los profesores. Yo veía mi colegio
gigante y muy lindo, cada detalle, cada oficina, la entrada, la laguna, las canchas, el
parque para niños, la cafetería, las zonas verdes y las colinas llenas de paja, hacían de
ese lugar, el lugar perfecto. Teníamos clase de artística, música y danza, trabajábamos
con arcilla y hacíamos muchas manualidades, también había una zona de juegos, donde
a veces mirábamos películas. Las clases de deporte me encantaban, la sala de gimnasia
era gigante y teníamos todos los utensilios necesarios para hacer acrobacias, saltar
cuerdas o practicar con balones. Recuerdo los “jean day” que realizaba el colegio, sin
duda eran los mejores. También el colegio nos organizaba salidas, paseos a lugares
temáticos como parques o zoológicos. De igual forma, recuerdo a todas mis profesoras
con mucho cariño, todas fueron muy especiales y queridas conmigo, y ni hablar de mi
grupo de amigas, y la forma como nos divertíamos en los descansos, eran únicos. Mi
mejor amiga se llamaba Isabella, éramos inseparables. Mi mamá me llevaba a comer en
Mc Donalds y yo siempre pedía la cajita feliz para poder jugar con el juguete que traía.
También íbamos a Crepes & Waflles, mi restaurante favorito, me daban una cartilla con
crayones para colorear, y la comida me encantaba. En fin, tantos recuerdos y momentos
vividos que me alegraban mi día a día. Todo iba bien, hasta que cumplí 6 años, y
decidimos irnos de Bogotá, para comenzar una nueva vida al lado de mi padre, que en
ese momento no vivía con nosotras por cuestiones laborales. Recuerdo que en el avión
lloré como nunca lo había hecho, mi mamá sabía que no era por miedo o algo similar,
lloraba por que no me quería ir. Nos mudamos del todo, a una ciudad un poco pequeña
y muy diferente en comparación a Bogotá, Valledupar (César). Todo era distinto, el
clima, la gente, el colegio, todo. Adaptarme no fue nada fácil para mí, era como
comenzar desde cero. Y a pesar de que solo tenía 6 años, recuerdo todo lo que sentía.
Tenía miedo de ese lugar nuevo y desconocido. Mis padres me metieron a un colegio,
pero no me gustó, lloraba constantemente, así que me sacaron e intentaron con otro. El
segundo me recibió mucho mejor. Poco a poco fui haciendo amigos en el conjunto
donde vivíamos y en el colegio, aprendí a montar bicicleta, a patinar y a nadar -cosas
que en Bogotá creo que no hubiese aprendido nunca, pues el apartamento donde
vivíamos era muy pequeño y no tenía amigos en el edificio-. También tuvimos una
perrita a la que llamamos Mía, era mi compañía en esa época. Poco a poco fue pasando
el tiempo, fui creciendo y cada vez me adaptaba más al cambio. A veces le tememos a
salir de nuestra zona de confort y al comienzo puede que no sea fácil en realidad, pero
después nos daremos cuenta de que, sí valió la pena. Ahora, 11 años después, veo la
situación y no me arrepiento para nada. Creo que una mejor vida que tuve en
Valledupar no pude tener. Actualmente, amo Valledupar, me encanta el vallenato y
añoro siempre ir a visitar a mi mamá en vacaciones cada vez que puedo.

2. Viajar a mi pueblo preferido


Desde que era muy pequeña mi mamá solía llevarme a visitar a mis abuelos maternos en
vacaciones. Al comienzo nos íbamos las dos, cuando aún era muy pequeña para irme sola,
pero cuando cumplí 5 años, empecé a ir solo yo en avión a visitarlos. Me encantaban los
vuelos en avión, en realidad los disfrutaba bastante, - no es como ahora, actualmente les he
cogido un poco de miedo-, pero lo que más disfrutaba de ese viaje, era en realidad que
sabía que iría a un lugar que me encantaba, a ver a un par de personas que amaba y amaré
con mi vida. Yo hacía trasbordo para poder llegar, esperaba mucho tiempo en una sala de
niños recomendados, lo que me disgustaba en ocasiones. Mi abuelo me esperaba en el
aeropuerto de Neiva (Huila). Cuando lo veía, salía corriendo para saludarlo y abrazarlo, el
siempre me decía lo linda y grande que estaba, me encantaba que me consintiera. De ahí
cogíamos rumbo para el pueblo, mi pueblo soñado, se llama Oporapa, nos demorábamos
unas 4 horas en llegar en transporte público, lo que para mí era eterno, pero cuando
alcanzaba a ver el pueblo desde lejos, me emocionaba infinitamente. Sabía que al llegar
estaría mi abuelita en la puerta de la casa esperándome para darme un gran abrazo, para
decirme lo mucho que me ama, consentirme hasta decir no más y complacerme en todo lo
que a comida se refiere. Para mí ese lugar era mágico, era muy especial, -y aún lo sigue
siendo-; la casa por dentro estaba impecable, con los retratos de mi mamá y mis tíos en la
pared, los muebles de la sala de un color Vinotinto y el comedor, redondo y café, con 6
sillas, por que en esa casa siempre se recibía a mucha gente. El pueblo es muy lindo, es
inclinado y es conocido como el pesebre huilense. Yo recuerdo mucho el piso de la calle
donde viven mis abuelitos, con unas piedras grandes y redondas de colores, que lo hacen
muy característico. La iglesia es gigante y para poder llegar hay que subir una gran cantidad
de escalas, lo que lo hacía muy divertido para mí en aquel entonces. Pero una de las cosas
que más me gustaba del pueblo, eran los momentos que compartía con mis amigos de la
cuadra. Esos momentos no los podré olvidar. Éramos muchos niños, tal vez 10 o 12, todos
jugando a los juegos que se solían jugar en las épocas de antes. Mi preferido eran las
escondidas. La emoción y la adrenalina que se sentían, eran incomparables. Nos
quedábamos hasta tarde en la noche. Todo era sano, seguro e inocente. Yo era la menor,
siempre fui la más pequeña del grupo y también me atrevería a decir que fui la más feliz.

3. Dormir con mi mamá


Me encantaba dormir con mi mamá. De pequeña le tenia miedo a la oscuridad, por lo que
no podía dormir sola. Siempre buscaba una excusa o hacía lo que fuera necesario para
poder dormir con ella. Todas las noches era una estrategia diferente, pero algo me planeaba
en mi cabecita para tener que quedarme en su cuarto. Algunas noches me hacía la dormida
en la cama de ella para que me dejara ahí, otras noches le decía que me acompañara a
dormir a mi cama, y la que hacía casi siempre, pasarme a media noche para su cuarto. No
entendía por qué mi mamá y mi papá, que eran adultos, debían dormir juntos, mientras que
yo que era una niña debía dormir sola, no me parecía justo. Otra de las razones por las que
me gustaba dormir con mi mamá era para poder recostarme en ella y agarrarle el brazo, que
debía estar frío, de no ser así, me enojaba.
4. Escuchar música todo el tiempo
Algo que me apasiona y me encanta es escuchar música, lo hago todo el tiempo, desde que
me levanto hasta antes de dormir, cuando me baño, cuando voy en el carro, o en el bus,
cuando estoy haciendo trabajos de la u, al caminar, al arreglarme. Si estoy triste,
desanimada, feliz, o simplemente quiero relajarme. Siento que la música nos acompaña y
entiende, y por eso es que existe música para todo tipo de gusto y para cualquier momento
u ocasión. Me parece que es perfecto.

B. ¿Cuáles fueron las preguntas y a quienes?


Mamá: ¿Qué hacía en las mañanas antes de ir al colegio? ¿te gustaba peinarme?
Cuéntame algo de ser profesora del colegio donde yo estudiaba, ¿te gustaba? ¿traía
alguna ventaja que yo estudiara en el mismo lugar donde tu trabajabas? ¿recuerdas
cómo era mi colegio? ¿en qué era lo que más pensaba cuando estaba en él? ¿Qué
hacíamos los fines de semana? ¿a dónde me gustaba ir? ¿por qué me llevabas a
visitar a mis abuelos? ¿a partir de cuantos años comencé a ir sola? ¿lloraba cuando
viajaba en avión? ¿Dónde me esperaba mi abuelo? ¿Cómo llegábamos al pueblo en
ese entonces? ¿Cuánto nos demoramos en llegar al pueblo? ¿Cuántas sillas tenia el
comedor de la casa de mis abuelitos? ¿Se recibían a muchas personas en la casa de
mis abuelitos? ¿Qué hacía antes de dormir? ¿te molestaba que no te dejara dormir?

Papá: ¿fue para ti difícil vivir en ciudades diferentes? ¿lloraba cuando estaba recién
llegada a Vup? ¿era muy cansona en las noches y no te dejaba dormir?

Abuelitos: ¿Cómo era la casa de antes? ¿Qué hacían ustedes mientras me esperaban
a que yo llegara de vacaciones? ¿era muy consentida? ¿Qué solían hacer hace 10
años? ¿Cómo era mi comportamiento? ¿por qué son tan reconocidos en el pueblo?
¿hace cuanto tiempo llevan viviendo ahí? ¿desde cuándo tienen la casa? ¿Cómo se
comportaban mi mamá y mis tíos cuando tenían mi edad?
C. Metodologías escogidas
Entrevista a profundidad
Encuesta
Conversación
Historias de vida
Informantes privilegiados

D. Experiencia
Sinceramente este trabajo me hizo sentir un poco sentimental en ocasiones, porque
me llevó a recordar momentos que significaron mucho para mí, situaciones que me
han marcado la vida. Y me parece muy interesante conocer un poco más sobre
nosotros, sobre nuestro pasado, sobre nuestra familia. Saber de dónde venimos.
Muchas veces dejamos que el tiempo pase y que los momentos se vayan con él,
pero considero que es importante recordar esos momentos y no dejarlos ir, no perder
nuestra identidad. Este trabajo me ayudó a conocerme un poco más, fue fácil y
divertido por que estoy hablando de mi misma y de las cosas que a mi me gustan,
contando momentos valiosos que me identifican y definen lo que soy hoy en día.

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