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BIOINGENIERIA: LA ESPERANZA Y VERDUGO DE LA

HUMANIDAD
C.C. Amaya1
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Ingeniería Electrónica. Universidad Central. Grupo 11.

La bioingeniería no es una ciencia nueva pero si una ciencia muy joven, existe hace unas décadas gracias a científicos
del campo de las ciencias biológicas, con frecuencia médicos, los cuales se dedicaban a la ingeniería como
entrenamiento o tenían talento para ello [1]. La finalidad de esta ciencia es la integración de la actividad de las ciencias
ingenieriles siendo las más utilizadas la ingeniería electrónica y eléctrica, sin descartar las restantes para luego
aplicarlas en la práctica médica, ambiental, alimenticia, etc. [2]

Hoy en día la Bioingeniería se orienta a dar respuestas al campo de la medicina principalmente, pero también hace
hincapié en otras ramas como desarrollo y mejora de los seres vivos en una gran variedad de niveles siempre teniendo
en mente la resolución de problemas inherentes a los seres humanos. Sin embargo, los avances que se han tenido
en los últimos 10 años demuestran que la velocidad a la que el hombre esta perfeccionando las técnicas ingenieriles
es un arma de doble filo, ya que los seres humanos estamos prácticamente dando forma al dominio sobre la evolución
de las especies y aunque parezca ciencia ficción esto puede traer consecuencias graves para la sociedad si no se
toman medidas sobre el desarrollo de los avances en la Bioingeniería.

Impacto de la Bioingenieria
Según un informe sobre los problemas asociados con la bioingeniería de animales presentado por el Consejo
Nacional de Investigación de los Estados Unidos (The National Research Council). Se destacan dos áreas de impacto
por cuenta del modelado y manipulación de la Bioingeniería en seres vivos, estas áreas principalmente son de tipo
ambiental y salud.

Con respecto al impacto ambiental los científicos señalaron como problema principal el impacto de los animales
modificados genéticamente sobre la biodiversidad en el caso de que escapen o sean liberados al ambiente. Pueden
cruzarse con los parientes silvestres o convertirse en especies salvajes con las nuevas características introducidas
por la ingeniería genética.

Es conocido que el efecto sobre el equilibrio ecológico de los animales (exóticos), tales como los ratones, ratas,
conejos, peces, puede ser devastador. Otros animales tales como gatos, cerdos o chivos, en estado salvaje, pueden
causar danos extensivos.

Los salmones transgénicos modificados con genes que produzcan hormonas de crecimiento, llegan a ser 4 veces
más grandes que los salmones convencionales y consumen oxígeno a una tasa 60% mayor. Al escaparse al
ambiente, estos salmones transgénicos amenazan la supervivencia de los salmones nativos pues compiten por los
mismos alimentos. Constituyen una grave amenaza para el futuro de los salmones nativos porque el confinamiento
de los peces transgénicos es difícil y su escape es muy probable. Ya ha ocurrido con salmón criado en la piscicultura.
Se desconoce todos los impactos sobre la biodiversidad acuática que el escape de peces transgénicos pueda causar.

Con respecto a la salud, Se señaló el riesgo de que las nuevas proteínas producidas por los transgenes puedan
provocar reacciones alérgicas en un porcentaje desconocido de la población y el impacto sobre esos consumidores
es suficientemente grave para dar lugar a preocupación. Otro riesgo grave es que los animales modificados
genéticamente para producir fármacos, como por ejemplo, drogas o hormonas en la leche o en el hígado, entren, por
error, en la cadena alimenticia. Dichos productos farmacéuticos pudieron aparecer en otras partes del animal
causando efectos adversos. Citaron un ejemplo en que se utilizó la carne de tales animales transgénicos para fabricar
un alimento y, por tal razón, se debe restringir el uso de los cadáveres de estos animales.

En el caso de que un animal sea modificado para mejorar una característica como crecimiento o resistencia a
enfermedades, se preocupa que algunas de estas sustancias podrían retener sus propiedades, su bioactividad, aun
después de que parte del animal haya sido consumido. En cuanto a nuevos tóxicos, se cree que nuevas sustancias
toxicas serian detectadas por los sistemas actuales usados para registrar y garantizar la seguridad de alimentos. En
el caso de la modificación genética para fines de xenotransplantación, los científicos confirmaron el riesgo de la
transmisión de enfermedades animales a los recipientes humanos de los órganos, abriendo la posibilidad de que los
virus se adapten y se conviertan en nuevas enfermedades transmisibles en humanos. Alertan sobre la posibilidad de
transferencia horizontal de secuencias de ADN a la flora bacteriana del recipiente humano pero de
mayor preocupación es la creación de nuevos virus patógenos por recombinación de secuencias de vectores
virales, utilizados para la transgenización, con virus similares pero no-patógenos presentes en la flora microbiana
normal del ser humano.

En cuanto a los animales clonados, el Comité señala que, aunque se crea que no haya razón por esperar
diferencias, no se ha realizado estudios comparando los alimentos derivados de animales clonados con los
provenientes de animales convencionales para comparar y comprobar su seguridad. No se ha presentado
problemas con clones creados por técnicas de transferencia nuclear o división de embriones pero no se sabe si la
nueva técnica de clonación utilizando células somáticas afecta la programación genómica del organismo o
posibles efectos sobre la expresión de genes.

Expectativas a futuro
En un informe en el último número de la revista eLife, un equipo dirigido por Bonnie Wintle y Christian R. Boehm, del
Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad británica de Cambridge, resume las esperanzas y
conflictos en este campo. “El crecimiento de la economía basada en la biología ofrece la promesa de abordar desafíos
medioambientales, sanitarios y sociales, pero también puede presentar nuevas amenazas. Se debe proceder con
precaución para garantizar que podemos cosechar los beneficios de forma segura”, describe.

Áreas relevantes en los próximos cinco años:

– Fotosíntesis artificial y captura de carbono para producir biocombustibles y productos químicos.

– Mejora de la productividad agrícola y seguridad alimentaria, reduciendo las pérdidas previas a la cosecha y los
desechos poscosecha y posconsumo.

– Genes sintéticos: por ejemplo, para prevenir la reproducción de mosquitos transmisores de malaria; esta tecnología
genera dudas sobre si puede alterar los ecosistemas al introducir nuevas especies portadoras de enfermedades u
organismos patógenos.

– Edición del genoma humano: las técnicas Talen, dedos de zinc o CRISPR ofrecen la posibilidad de mejorar la vida
y la salud de las personas; sin embargo, dibujan un horizonte posible de desigualdades sociales y manipulación
abusiva de líneas germinales que comprometan el destino de generaciones futuras.

– Ingeniería biológica defensiva: virus a lomos de insectos que protejan a plantas de potenciales patógenos; riesgo
de doble uso: dañar a las plantas o extender infecciones.

Para los próximos cinco a diez años:

– Medicina regenerativa, impresión en 3D e ingeniería de tejidos: si bien reducirán el sufrimiento causado por lesiones
traumáticas y varias enfermedades, los sistemas de salud se verán sobrecargados por el coste de reposición en una
sociedad envejecida.

– Terapias basadas en microbiomas: gran potencial en muchos trastornos, pero riesgo de que el ADN de microbios
modificados se extienda sin control.

– Seguridad y bioautomatización: los avances en automatización combinados con técnicas de ingeniería han dado
lugar a “laboratorios en la nube” robotizados donde la información digital se transforma en ADN y se expresa en
algunos organismos diana. Puede plantear amenazas a la seguridad de la información, como la alteración de las
secuencias digitales de ADN, la producción de organismos dañinos o el sabotaje de vacunas y medicamentos

Cambios a largo plazo:

– Nuevos fabricantes en el mercado farmacéutico: bio-laboratorios y startups personalizan y comparten métodos y


herramientas. Oportunidades para diseñar terapias adaptadas a enfermedades regionales no cubiertas por las
grandes compañías. Despertarían inquietudes en torno a la posible interrupción de los mercados existentes y las
cadenas de suministro de materias primas, así como temores sobre una regulación inadecuada, escaso control de
calidad y usos incorrectos.

– Tecnologías para abordar enfermedades emergentes: rápida identificación y desarrollo de vacunas o anticuerpos
para brotes como los del Ébola o el Zika, o para posibles ataques con armas biológicas.

– Cambios en los modelos de propiedad en biotecnología: el aumento de herramientas sin patente y la reducción de
barreras técnicas para bioingeniería tiene el potencial de ayudar en entornos de bajos recursos según necesidades
y prioridades locales.

“A medida que estas tecnologías surjan y se desarrollen -concluye Christian R. Boehm-, debemos garantizar la
confianza y aceptación pública hacia una ciencia más abierta, y la capacidad de abordar problemas que afectan de
manera desproporcionada al mundo en desarrollo, como la seguridad alimentaria o las infecciones. Proceder sin las
precauciones de seguridad apropiadas y el consenso social, sean cuales sean los beneficios en salud pública, podría
dañar a largo plazo este ámbito”[3].

REFERENCIAS:
[1] Bioingenieria on the net. Bioingenieria [En linea]. Disponible en: http://bioingenieria.com.ar/tag/historia-de-la-
bioingenieria/.
[2] Instituto nacional de bioingeniería. Bioingeniería [en línea]. Universidad Central de Caracas. Disponible en
http://www.ucv.ve/organizacion/vrac/gerencia-de-investigacion- cientifica-y-humanistica/instituto-nacional-de-
bioingenieria.html.
[3] Diario medico [En linea]. Disponible en: https://www.diariomedico.com/opiniones/el-escaner/riesgos-y-
promesas-de-la-bioingenieria.html

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