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Módulo 3

“Aprender y enseñar en la cultura digital” (Inés Dussel)

Francisco Ibañez – 2020


Enseñar con tecnologías
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Análisis del texto
Las dos posturas planteadas por la autora corresponden a la irrupción de las tecnologías de información en
los esquemas educativos vigentes en nuestra sociedad. La primera postura considera a los medios digitales
como recursos con potencial colaborativo a la enseñanza escolar, considerados éstos como accesorios al
sistema ya en funcionamiento, que puede incrementar algunas de sus capacidades o proveer de ciertos
beneficios a modo de accesorio didáctico. La segunda postura plantea una reflexión acerca de las
tecnologías digitales en un aspecto disruptivo tal que pueda reorganizar la estructura educativa y
reconsiderar aquello que comprendemos como enseñanza, aprendizaje, contenido e intervención
pedagógico-didáctica.
En esta segunda postura, desarrollada por su autora, se traen a reflexión y debate algunos puntos que
analizan la relación de los medios digitales con el sistema educativo. Estos puntos son:
Cambios en la organización pedagógica del aula
El aula es una construcción histórica que se ha mantenido con el paso de los años. Las nuevas
tecnologías vienen a cuestionar su sólida estructura. Esta estructura se basó siempre en el modelo de
la educación masiva que la informática puede individualizar. Este fenómeno ya se vino dando con la
aparición de nuevas pedagogías que consideran la particularidad de los estudiantes. A su vez, se toman
en cuenta tecnologías que integran los mismos alumnos, y no la directiva escolar, como los celulares.
En vista de la presencia de elementos ajenos a la estructura escolar, la autora trae a mención los
factores que pertenecen al grupo de elementos no-escolares que tienen lugar dentro del ambiente
escolar, y viceversa, a fin de comprender en cierta manera cómo los estudiantes no viven en actitud de
desagrado ante todo, sino que se manifiestan en el marco de grupos de afinidades, donde desarrollan,
explorar y experimentan las actividades que les causan placer, bienestar y gratificación. En esos
espacios, aun sin ser ambientes escolares, se da el aprendizaje, la enseñanza, la información,
estructuras jerárquicas y contenidos de interés. En estos espacios se dan lugar diferentes
participaciones y recursos, distintos tipos de conocimientos (en especial el tácito) y una estructura
jerárquica de integrantes dinámicos. Esta forma de involucrarse generó un ambiente de democratización
del conocimiento, donde todo tienen el potencial de ser partícipes desde la escritura, el activismo y el
conocimiento colectivo. Si bien existe el riesgo de formar grupos encapsulados, la afiliación genera
interés en sus integrantes; interés que puede ser sumamente valioso y útiles en los espacios escolares.
Un riesgo potencial que posee este tipo de organizaciones democráticas del conocimiento se explica en
el siguiente punto.
Cambios en la noción de cultura y conocimiento
La escuela ha ocupado el lugar central y protagónico de la transmisión de conocimientos, estructurada
en una jerarquía estable, con el conocimiento dispensado a través de la cultura impresa, estableciendo
la cultura pública nacional. Por otra parte, los sectores privados han dado a luz nuevas tecnologías que,
si bien han pasado por el consumo de sectores académicos y militares, han logrado organizar la
información (considerada como tal) dentro de la sociedad con promesas de inmediatez, acceso y
gratificación. Si bien las interfaces se han multiplicado para acceder a cualquier contenido, el problema
radica en lo que se llega a considerar como cultura general: la cultura común a todo pasa a ser la
percepción que se obtiene de esas interfaces y no de los significados inherentes a la realidad. Todo
este nuevo acervo cultural pierde todo tipo de control y organización; así, por ejemplo, el registro visual
se democratiza, considerando las imágenes desde una perspectiva diferente: no tanto como el registro
histórico de la realidad, sino como las percepciones momentáneas de los instantes. Todo este material
no se conserva en sitios seguros para la posteridad, sino que se alojan en la nube; en sitios
aparentemente estables pero volátiles a cambios tecnológicos y problemas técnicos. De esta manera,
aquello que es común se mezcla con lo banal, percibiendo a la realidad y a la información mezcladas
con detalles y eventos superficiales de la vida. Por último, las imágenes ya no son un registro histórico,
sino un leguaje. Los saberes encuentran su factor fidedigno no tanto en su legitimidad sino en su grado
de popularidad. Estos saberes pierden su profundidad y análisis al quedar retenidos en las interfaces y
enlaces más utilizados, independientemente del valor que posean en sí mismos. Actualmente, lo que
se considera como cultura y conocimiento pasa por el filtro de su existencia en la Web; de lo contrario,

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su verdad es potencialmente refutable. La escuela se hace necesaria como el único medio para
organizar y dispensar la información, así como validarla.
Cambios en la forma de producción de conocimientos: los nuevos sistemas
Los conocimientos siempre han tenido fuentes originarias. En estos tiempos presentes, la producción
a través de medios digitales dio a luz la capacidad colectiva de original contenidos. Ya el
productivismo individual clásico de las escuelas queda puesto de soslayo ante la estructura
comunitaria de la red. Ya no se trata de inteligencias produciendo y avanzando académicamente, sino
construyendo un acervo cultural común y espacios de información comunitarios. Así como se crean los
contenidos, también se evalúan por la misma aldea global. Todo este proceso de creación y
evaluación colectivo se hace visible a través de historiales y portales abiertos, donde los consumidores
son los mismos creadores y, desde el anonimato, crean saberes que son “de nadie” y de todos. Así, la
legitimidad de un contenido por su autoría queda inválido en estos nuevos espacios. A su vez, estas
autorías colectivas no son independientes de los medios utilizados por los sectores privados
previamente mencionados, que desde su disposición de elementos culturales pueden llegar a
hegemonizar el pensamiento colectivo de los integrantes y participantes de los medios tecnológicos.

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