Está en la página 1de 4

LA NULIDAD PROCESAL

Luis Patricio Ríos Muñoz


Magíster© en Derecho Procesal
Abogado, Profesor Derecho Procesal
Miembro del Instituto Chileno de Derecho Procesal

1. CONCEPTO.

Sin pretender agotar los innumerables conceptos que de ella se dan, traemos
a colación la definición que entregan dos trasandinos y dos nacionales.
Alsina define la nulidad procesal como la sanción por la cual la ley priva a un
acto jurídico de sus efectos normales cuando en su ejecución no se han guardado las formas
prescriptas para ello.1
Para Alvarado, en tanto, será la sanción que priva de efectos (de eficacia) a un
acto procesal en cuya estructura no se han guardado los elementos esenciales del modelo…2
Por su parte, Colombo la describe como una sanción de ineficacia, que permite
invalidar actos procesales viciados,3 agregando luego que afecta a los actos procesales
realizados con falta de alguno de los requisitos previstos por la ley para su validez.4
Finalmente, Carrasco, resume que la doctrina la relaciona con un defecto de
forma en el ejercicio o desarrollo del acto procesal, por lo que la considera la consecuencia
lógica del incumplimiento de aquellas formas a las cuales la ley atribuye determinados
efectos.5

2. SU REGULACIÓN.

No posee una regulación uniforme y sistematizada, por lo que encontramos


referencia a la nulidad en distintas disposiciones del Código. En los Artículos 46 y
50 se hace referencia a ella en el sentido que ciertos vicios de las notificaciones que

1 ALSINA, Hugo, Tratado teórico práctico de Derecho procesal civil y comercial. Parte general, t. I, 2ª ed.,
Ediar, Buenos Aires, 1963, p. 627.
2 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Presupuestos de la nulidad procesal, en Revista Estudios Procesales, p.

100.
3 COLOMBO CAMPBELL, Juan, Los actos procesales, t. II, reimp., Ed. Jurídica, Santiago, 2012, p. 441.
4 Ib. ídem, p. 444.
5 CARRASCO POBLETE, Jaime, La nulidad procesal como técnica protectora de los derechos y garantías

de las partes en el derecho procesal chileno, en Revista de Derecho UCN, Año 18, 2011, p. 52.
ellos tratan, no causan nulidad de tales notificaciones; el Art. 55 se refiere a la
notificación de una resolución declarada nula; luego, en el Art. 61, se desprende
que los actos que no cuenten con la autorización del funcionario pertinente, son
nulos.
En tanto, los Artículos 79 y 80, situados en las rebeldías, deberían tratarse en
otro lugar, por último en el de los incidentes, pues ambos se refieren a la nulidad
de lo obrado (por fuerza mayor o por falta de emplazamiento). El Art. 83 y los
demás relativos a los incidentes, resultan todos aplicables a la nulidad procesal.
Luego, los Artículos 768, 789, 795 y 800, se refieren a causales de casación que
dicen directa relación con la nulidad, en cuanto a la omisión de trámites y/o
diligencias esenciales.

3. REQUISITOS.

Hemos reunido bajo esta denominación a los principios y presupuestos de la


nulidad procesal, sólo para efectos de que sea más didáctico su aprendizaje. Así,
consideramos como requisitos los siguientes: 1º) Debe ser alegada; 2º) Debe existir
agravio; 3º) Trascendencia del agravio; 4º) Legitimación para solicitar la nulidad.
Veamos cada uno de ellos.

3.1. Debe ser alegada.- La nulidad procesal no opera de pleno derecho, lo que
significa que debe ser declarada expresamente, y mientras ello no ocurra, el acto
viciado seguirá produciendo los efectos tal como si fuera un acto válido, en razón
de la presunción de legitimidad que revisten los actos dentro del proceso.
Ello en ningún caso significa que pueda ser declarada de oficio, como se ha
venido enseñando erróneamente en los manuales y cursos del ramo. En efecto, no
debemos confundir la nulidad procesal con la facultad correctora que se confiere al
juez en el inciso final del Art. 84 CPC, pues esta última sólo permite al juez corregir
los errores de substanciación del proceso, y en tal sentido, se trata de una facultad
preventiva, que tiende a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. En
realidad, la redacción es poco feliz, pues en verdad, el legislador lo que ha querido
decir es que si el juez observa actos de procedimiento que estén viciados, podrá
impetrar las medidas que tiendan a su subsanación, evitando así declarar su
nulidad; de modo tal que se trata de una prevención a posteriori, no en el sentido de
prevenir que los actos tengan vicios, sino en el sentido de prevenir que tales actos
viciados sean anulados.
Aclarado lo anterior, entonces, la alegación de la nulidad se producirá sólo a
petición de parte. Podrán alegarla aquellos que sean parte del proceso, que se vean
agraviados con el acto viciado, y que no hayan participado o contribuido a causar
el vicio que la genera. Estos requisitos copulativos los veremos en seguida.

3.2. Que ocasione agravio.- Para solicitar la nulidad de un acto procesal, no


basta que no se hayan cumplido las formas procesales, es necesario que ocasione
un perjuicio a una de las partes tradicionales o a un tercero que interviene en el
juicio. Este es un requisito fundamental para que exista nulidad. No hay nulidad
sin agravio o perjuicio. De modo tal que, si un acto adolece de un vicio que no
causa agravio alguno, no es anulable.

3.3. Trascendencia del agravio.- El agravio por sí solo no resulta suficiente para
que se impetre la nulidad del acto procesal. Es necesario que el vicio sea de tal
magnitud o gravedad, que impida que el acto sirva para el fin para el cual ha sido
concebido. Así se desprende de la exigencia legal de que el perjuicio sea sólo
reparable con la declaración de nulidad, lo que nos lleva a decir que la nulidad es
un recurso de última ratio, es decir, antes de solicitarla, habrá que ver si el vicio
puede ser saneado de alguna forma.

3.4. Legitimación activa.- Podrá solicitar la nulidad procesal del acto, aquella
parte o tercero interviniente que se vea perjudicado con él. No obstante, esta regla
tiene una limitación, que deriva de la aplicación de la doctrina de los actos propios,
en el sentido que nadie puede aprovecharse de su propio dolo, y por ende, si la
parte que intenta alegar la nulidad ha contribuido a generar el vicio, no podrá
invocarla.

4. EFECTOS.

La nulidad de un acto procesal determinado puede alcanzar a otros actos


del proceso, tal como las ondas que alcanzan la orilla de un lago, cuando una
piedra es lanzada a su centro. Lo anterior se debe a que existe una íntima relación
entre diversos actos que se encuentran concatenados unos con otros, formando el
proceso.
Así, por ejemplo, si se declara nula la notificación de la resolución que recibe
la causa a prueba, su nulidad se extenderá a las pruebas que se hayan rendido
hasta ese momento, no obstante que dichas pruebas hayan sido rendidas con todas
las solemnidades legales. Otro ejemplo es la nulidad por falta de emplazamiento,
en que la nulidad de la primera notificación afecta a todo lo que se ha obrado en el
proceso, incluso si se ha dictado sentencia definitiva.
En este último caso, siempre y cuando la sentencia no adquiera el carácter
de firme, pues en tal caso, la nulidad se verá alcanzada por los efectos in limine
litis, que nos dicen que la nulidad sólo puede ser alegada mientras dure el juicio.
En este caso, que la sentencia quede a firme, implica la convalidación de todos los
actos viciados (en tal caso, el recurso para reclamar será uno distinto de la nulidad,
pero cuyos efectos serán los mismos: el Recurso de Revisión).

5. TRAMITACIÓN.

La nulidad procesal ha de tramitarse como incidente. Debe alegarse tan


pronto se tenga conocimiento del vicio, o a más tardar dentro de los cinco días
siguientes a haber tomado conocimiento de aquél.
De esta manera, interpuesto el incidente de nulidad, ha de conferirse
traslado de ella a la contraria, por un término de 3 días, al cabo de los cuales
deberá analizarse si la nulidad es recibida a prueba o no. En caso afirmativo, se
abre un término de 8 días (ampliable por razones justificadas hasta 22 días
adicionales, total 30 días). Finalizado el término probatorio o no habiéndose
rendido prueba al respecto, será fallada.

6. CASOS ESPECIALES.

El Código trata especialmente dos figuras de nulidad, a saber: la nulidad por


falta de emplazamiento, en el Art. 80 CPC; y la nulidad por fuerza mayor, en el
Art. 79 CPC.
La distinción entre una y otra va en la notificación que se produce en ambos
casos. Mientras en la del Art. 80, no ha habido emplazamiento, falta la
comunicación de la primera resolución al demandado; en la del Art. 79 en cambio,
la notificación está practicada en forma correcta, pero el litigante se ha visto
impedido de comparecer al juicio por motivos que le superan.

También podría gustarte