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PRINCIPIOS DE LA TRIBUTACION

(De ELEMENTOS BASICOS DE LA TRIBUTACIÓN EN COLOMBIA, Guillermo Fino Serrano)

Por principio se entiende una verdad fundamental o una regla de conducta desde el punto
de vista moral.

En la materia que nos ocupa, los principios sirven de sustento o reglas sobre las que se
fundan los sistemas tributarios. Algunos se identifican en la Constitución Nacional,
mientras que otros se desarrollan en el derecho tributario.

La Constitución Nacional plantea que "el sistema tributario se funda en los principios de
equidad, eficiencia y productividad..." (Art. 363). Los principios de legalidad,
irretroactividad y no confiscatoriedad se identifican en los Arts. 34 y 338 de la Carta.

Por su parte, el derecho tributario desarrolla los principios de equidad, legalidad, capacidad
de pago, progresividad, proporcionalidad, generalidad y neutralidad, entre otros.

En consecuencia, la lista no es taxativa es simplemente enunciativa, lo cual quiere decir


que los principios no se han unificado de tal forma que sean los mismos en los diferentes
países; ello no obsta para que haya un reconocimiento a nivel general como sustento de los
distintos sistemas tributarios.

LEGALIDAD

Este principio determina que todo tributo debe ser establecido por ley, "no hay obligación
tributaria sin ley que la establezca".

Nuestra Constitución establece en el Artículo 338:

"En tiempo de paz, solamente el Congreso, las asambleas departamentales los concejos
distritales y municipales podrán imponer contribuciones fiscales o parafiscales".

Lo anterior se reafirma en los Artículos 150 Numeral 11, Art. 300 Numeral 4 y Art. 313
Numeral 4 de la misma Constitución Nacional.

IGUALDAD O EQUIDAD

Según este principio, en un Estado de derecho, todos los ciudadanos son iguales frente a la
ley.

En materia tributaria la igualdad está condicionada a la capacidad económica del sujeto: a


igual capacidad económica igual tratamiento fiscal y a desigual capacidad económica
desigual tratamiento fiscal.

Dicho de otro modo, la equidad tributaria se refleja según las circunstancias que sean
similares para las personas. Por ello al aparecer diferencias se justifica la creación de
categorías de contribuyentes.

Si dos personas se encuentran con los mismos ingresos, costos y gastos, tendrán mismas
tarifas del impuesto de renta: a igual base gravable igual tarifa.

La teoría moderna desarrolla este concepto diferenciando entre equidad horizontal y


equidad vertical.

Cuando se habla de equidad horizontal, se está afirmando que los contribuyentes con
iguales bases gravables tendrán igual tratamiento tributario.

Si hablamos de equidad vertical, se está haciendo relación con los principios de capacidad
de pago y progresividad "el rico debe contribuir a las cargas sociales en cantidad superior a
la proporcional respecto del pobre".

A fin de lograr la equidad horizontal, se han determinado algunos criterios orientadores por
parte de los tratadistas como Carl Shoup, así:

 Distribución progresiva de las cargas, o regresiva de beneficios según renta y riquezas


(a mayores rentas y riqueza, más carga y menos beneficios).

 Distribución de beneficios y cargas entre las familias de renta o riquezas análogas de


forma que se tenga en cuenta el tipo de renta, el tamaño y composición de la familia, la
edad y la ocupación de sus miembros y la utilización de la renta.

 Distribución de beneficios y cargas según las áreas geográficas, fundamentalmente en


exportaciones, hasta el punto que sea posible para favorecer zonas deprimidas.

 Distribución de beneficios y cargas de forma que no se discrimine por etnia, color nivel
o social. Este criterio se considera obvio a menudo, pero merece expresarse claramente
debido a las discriminaciones tan amplias que se encuentran en la práctica.

 Distribución de cargas impositivas con métodos que promuevan una amplia concienvia
fiscal (a veces el criterio adoptado es el opuesto).

Los anteriores criterios se combinan con otros principios; así el criterio de la distribución
según las familias va de la mano con el principio de neutralidad.

LA PROPORCIONALIDAD
Consagra que a mayor capacidad de pago, mayor impuesto, pero únicamente en términos
relativos; es decir, la tarifa permanece constante pero el monto del impuesto aumenta a
medida que se eleva la base gravable. Por consiguiente, la tarifa es la misma, cualquiera
que sea la cuantía del hecho o base gravable.

Ejemplo:

La tarifa del Impuesto sobre las Ventas es del 16%, si se tiene una compra de un bien por
$100.000, entonces el impuesto será de $16.000; pero si la compra se hace por mayor
valor, v.gr. $300.000; el impuesto resultante aumentará en forma proporcional, quedando
en $48.000.

(Nótese que la tarifa no varió, sigue siendo del 16%).

Igual acontece con el Impuesto Sobre la Renta para sociedades que es del 25%, a mayor
base gravable, mayor cuantía del impuesto pero la tarifa será igual.

GENERALIDAD

Según este principio: un impuesto se aplica por igual a todas las personas afectadas o
sometidas al mismo. Es tratar por igual a todas las personas que se hallan en la situación
contemplada en la norma.

Sin embargo existen excepciones corno por ejemplo la relacionada con el principio de la
capacidad de pago, porque quien nada posee y devenga simplemente un salario insu-
ficiente para subsistir, nada debe pagar por no tener capacidad para ello. Es una excepción
a la generalidad.

Como ejemplo podemos citar la tabla aplicable para personas naturales durante el año
gravable 1999, donde una persona con renta gravable, igual o inferior a $14.400.000
resulta con una tarifa de $0, debido a que devenga "el mínimo necesario para la
subsistencia".

Esa excepción y otras tantas como los estímulos tributarios que se conceden a ciertas
actividades o regiones se justifican por la supremacía de los fines del Estado sobre la
generalidad (política fiscal).

NEUTRALIDAD

Aquí se refiere a que un impuesto no debe incitar a una acción o una abstención

"Un impuesto es neutro cuando no tiene por objeto ejercer una presión sobre los
contribuyentes para incitarlos a una acción o abstención cualquiera". (Maurice Duverger).

Se procura que los tributos sean fuentes de recursos para el Estado y que no influyan en las
decisiones de los agentes económicos respecto a: qué producir, qué consumir y cómo
organizar la producción, distribución o comercialización de bienes y/o prestación de
servicios.

NO CONFISCATORIEDAD

Consiste en que el tributo no puede atentar contra la propiedad.

La confiscación de bienes está prohibida en el Art. 34 de la Constitución Nacional.

En lo tributario, un impuesto es confiscatorio cuando produce una lesión de tal magnitud en


las propiedades del contribuyente, en su esencia o en cualquiera de sus atributos, que
termina siendo manifiestamente injusto, atentando contra el derecho de propiedad.

En sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Agosto 3 de 1972, se expuso:

"La confiscación a que se refiere el precepto constitucional es el absoluto despojo, sin


compensación alguna, que da por resultado la pérdida total de los valores confiscados,
sin resarcimiento alguno, a beneficio del fisco. La confiscación que se prohíbe es la
apropiación oficial indebida, sin causa ni procedimiento legal, por vía de simple
aprehensión, del patrimonio de una persona".

EFICIENCIA

Este concepto dice relación a la economía en tiempo y recursos, así como la simplificación
de los procedimientos para alcanzar metas y objetivos. Se enfoca, pues, más a lo
administrativo que al impuesto en sí mismo considerado.

Se cumple con este principio cuando el Estado facilita a los contribuyentes el pago sus
impuestos, sin complicados trámites y, en general, están diseñados de tal forma no generen
pérdidas de tiempo a los sujetos pasivos ni los haga incurrir en cargas a adicionales para su
adecuado y oportuno cumplimiento.

EFICACIA

Se refiere al grado de poder ejercido por quienes son responsables del erario público. Así,
habrá eficacia cuando la administración tributaria pone a funcionar los mecanismos y
estrategias para hacer llegar el recaudo a las arcas del estado y éste se acerca a lo
presupuestado.

Como ya lo habrá advertido el lector, es otro principio enfocado hacia lo gerencial.

PROGRESIVIDAD

Se relaciona íntimamente con el principio de la equidad vertical y con la capacidad de


pago. Para su comprensión es necesario considerar los elementos económicos de riqueza y
renta.

La renta se analiza tanto desde su capacidad para incrementar la riqueza como para generar
gasto o consumo.

Cuando no se tiene en cuenta la riqueza, la renta o, en general, la capacidad de pago, se está


frente a un impuesto regresivo.

Ejemplo: El impuesto predial que grava dos predios por igual valor, entonces la tarifa es
igual.

En este caso no se tiene en cuenta la capacidad del sujeto propietario del predio y, es bien
cierto que, uno de ellos puede tener más activos que el otro (efectivo, inventarios,
vehículos, joyas, etc.) mientras el otro puede tener por único bien el predio respectivo; sin
embargo, los dos pagan la misma suma.

Por lo anterior, para contrarrestar los efectos negativos de los impuestos, se acude a la
progresividad.
F

IRRETROACTIVIDAD

Según lo previsto en el inciso final del Articulo 338 de la Constitución Nacional.

"Las leyes, ordenanzas o acuerdos que regulen contribuciones en las que la base sea el
resultado de hechos ocurridos durante un período determinado, no pueden aplicarse
sino a partir del período que comienza después de iniciar la vigencia de la respectiva
ley, ordenanza o acuerdo".

En otras palabras, las normas tributarias no pueden regular hechos fiscales sino a partir de
su promulgación. No pueden tener vigencia sobre períodos anteriores a la misma ley.

Para aplicar este principio, debe tenerse en cuenta si el impuesto es instantáneo o de


periodo. En el primer evento, la nueva ley no podrá modificar elementos de la obligación
tributaria (hechos, bases, sujetos o tarifas) para acontecimientos ya consolidados antes de la
promulgación de la respectiva ley.

Para el segundo evento, cuando el impuesto es de periodo, la ley no podrá alterar los
elementos del tributo del periodo en curso, sólo operan las modificaciones para el período
que inicia después de entrar en vigencia la ley tributaria.

ECONOMíA

El tratadista de Hacienda Pública Juan Camilo Restrepo (Ministro de Hacienda del


Gobierno Pastrana Arango), a este principio lo denomina principio del costo mínimo de
recaudación y pago.

Según este principio "toda contribución ha de ser establecida de forma que la cantidad que
absorba de los bolsillos del pueblo exceda lo menos posible de la que haga entrar en el
tesoro público".

Dicho de otra forma, se trata de que un tributo debe ser económico, esto es, que no tenga
un costo muy elevado en su recaudo, control y administración. Si se mira por ejemplo, lo
que acontece con los peajes, este recaudo deja mucho que desear frente a este principio, ya
que sus costos pueden llegar a ser excesivamente altos frente al monto recaudado.

JUSTICIA

La justicia es virtud cardinal que representa el orden y la recta razón aplicables en la


interacción del individuo y la sociedad buscando la realización del bien.

El deber tributario es parte de la justicia social que se da a través del derecho. Es


indiscutible que todo cuesta y el hecho de pertenecer a una sociedad, le da el derecho a
recibir servicios, protección, honra y disfrutar de bienes y comodidad dentro de un orden
dispuesto por el Estado, para el individuo, la familia y la sociedad; generando el deber de
pagar tributos Es justo pagar tal precio y cuanto más alto sentido social tenga el individuo,
mayor voluntad y gusto tendrá de pagar sus impuestos.
Pero la justicia tributaria también se predica respecto del sujeto activo, pues el orden social
se ve perturbado cuando la carga fiscal se torna insoportable.

En consecuencia, el legislador debe procurar que las leyes sean justas, no excesivas, que
graven a cada uno según su capacidad contributiva y... que una vez expedidas se exija el
cumplimiento a todos los obligados!.

El Estatuto Tributario al respecto, consagra lo siguiente:

“Artículo 683. Espíritu de justicia: Los funcionarios públicos, con atribuciones y


deberes que cumplir en relación con la liquidación y recaudo de los impuestos nacionales,
deberán tener siempre por norma en el ejercicio de sus actividades que son servidores
públicos, que la aplicación recta de las leyes deberá estar presidida por un relevante
espíritu de justicia. y que el Estado no aspira a que al contribuyente se le exiia más
de aquello con lo que la misma ley ha querido que coadyuve a las cargas públicas de
la nación".

En materia Aduanera, el Decreto 1909 de 1992, dispone lo siguiente:

“Artículo 64. Espíritu de justicia: Los funcionarios aduaneros, con atribuciones y


deberes que cumplir en relación con las facultades de fiscalización y control deberán tener
siempre por norma en el ejercicio de sus actividades que son servidores públicos, que la
aplicación de las disposiciones aduaneras deberá estar presidida por un relevante
espíritu de justicia. y tener en cuenta que el Estado no aspira a que el usuario
aduanero se le exija más de aquello que la misma ley pretende, y que el ejercicio de la
labor de investigación y control tiene como objetivo detectar la introducción de
mercancías sin el cumplimiento de las normas aduaneras con prevalencia sobre la
realización de trámites meramente formales". (negrilla fuera de texto).

CERTEZA

Se dice que se tiene certeza cuando es claro el conocimiento sobre los elementos del tributo
y demás aspectos referidos al mismo, tanto para los servidores públicos que tienen a su
cargo la administración de los impuestos como para el contribuyente.

El mandato constitucional, en el Art. 95 relativo a los deberes de la persona y el ciudadano


consagra:

"9. Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de


conceptos de justicia y equidad".
De lo expuesto se deriva la obligatoriedad de contribuir con los gastos del Estado, hay
certeza sobre este deber; no obstante, deben precisarse los elementos de los tributos, por
ello la misma C.N. dispone en el Art. 338 (inciso primero) lo siguiente:

“...La ley, las ordenanzas y los acuerdos deben fijar, directamente, los sujetos activos y
pasivos, los hechos y las bases gravables, y las tarifas de los impuestos."

Este mandato va de la mano con el principio de la representación, pues, nótese que la


expedición de las leyes, las ordenanzas y los acuerdos se hace en cuerpos colegiados de
elección popular; situación que cuando no se cumple o está viciada da lugar a grandes
enfrentamientos que originan revoluciones.

Pruebas de lo anterior, las encontramos en la Revolución Francesa, la Revolución


Americana, la de los Comuneros y las de prácticamente toda Hispanoamérica.

COMODIDAD

Toda contribución ha de ser recaudada en la época y forma que más convenga al


contribuyente, además así se atenúa la resistencia entre los sujetos pasivos. -aplicación a
este principio, los impuestos indirectos y las retenciones en la fuente aplican
simultáneamente con la ocurrencia del hecho generador de la obligación tributaria.

Otra aplicación tiene que ver con la concesión de plazos para el pago de impuestos, tal es el
caso del impuesto sobre la renta y complementarios para grandes contribuyentes y personas
jurídicas, cuya distribución en cuotas es diferente y, si adicionalmente se deben realizar
inversiones forzosas, la fecha de realización de la inversión no debe coincidir con la fecha
del vencimiento de la declaración y pago en el Impuesto sobre la y Complementarios.

REPRESENTACION

Este principio se refiere a que en una democracia no será obligatoria la ley creada sin
representación del pueblo.

La sociedad se somete a las leyes aprobadas por sus representantes y la función de


representar está asignada al conjunto de ciudadanos que son elegidos por una colectividad
mediante voto popular, para que conformen el Congreso, las Asambleas y los Concejos
Distritales o Municipales. En estos cuerpos colegiados se estudian y promulgan las normas
que regirán para toda la sociedad.

Lo expuesto conduce a que las normas tributarias deben ser acatadas por todos ya que son
aprobadas por los ciudadanos a través de sus representantes.
Este principio "no taxation without representation" (no tributación sin representación);
reiterado en diferentes luchas de los pueblos americanos, proviene del acuerdo llevado a
cabo en el año 1215, entre los nobles y la corona inglesa (en ese entonces el pueblo llano
no tenía bienes, casi ni derechos... por ello no pagaba impuestos.)

“La tributación sin representación es tiranía", es otra versión del anterior principio, el cual
se argumentó en Estados Unidos para darle sustento ideológico a la lucha independentista.

PRACTICABILIDAD

Plantea que las medidas tributarias deben ser materializables, es decir, que se puedan
realizar en la práctica. No deben concebirse sólo en un marco teórico dejando de lado las
reales circunstancias y vivencias de los asociados, a fin de prever las dificultades de su
aplicación.

Aunque no se le ha dado la importancia que merece, bajo este principio deben examinarse
además los factores sicológicos; por ejemplo: analizar y prever la resistencia que se puede
encontrar en los sujetos pasivos, ya que se pueden ver seriamente comprometidas la
eficiencia y la eficacia de los tributos.

DEBIDO PROCESO

Consagrado en la C.N. en su Artículo 29, debe ser aplicado a todo tipo de actuaciones
judiciales y administrativas, ya que en caso contrario puede generar nulidades. El
contribuyente y la administración tributaria (o fisco), son iguales ante la ley, ambos deben
acatarla tanto en su parte sustantiva como en su procedimiento y en sus ritualidades.

Este principio tiene mucho que ver con la aplicación práctica de la norma y, de manera
especial, cuando se surten los procesos de determinación, discusión y cobro de los
impuestos conforme a lo previsto en el Libro V del Estatuto Tributario, el cual es aplicable
en tributos territoriales, aduaneros y en los parafiscales.

LA BUENA FE

Este postulado contenido en el Articulo 83 de la C.N. es del siguiente tenor:

"Las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a


los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que
aquellos adelanten ante éstas".

Teóricamente no se debería desconfiar de los datos consignados en las declaraciones


tributarias, pero la evasión y la elusión son conductas inherentes a la cultura de los
colombianos. No es del caso analizar aquí qué tanta responsabilidad tenga el Estado en esa
"incultura", lo cierto es que los males que aquejan al país en buena parte corresponden al
ejemplo dado por nuestros legisladores y gobernantes; que tal como se explicó en
anteriores apartes, son producto de las elecciones mediante el voto popular.

Por lo expuesto sólo cabe preguntar:

¿Será cierto aquello de que cada pueblo se merece sus gobernantes?

Si el Estatuto Tributario esta saturado de reglas para contrarrestar las conductas evasoras de
los contribuyentes, en buena parte se debe a que reiteradamente se han presentado y se
siguen presentando dichas conductas.

Es importante destacar el papel del Contador Público en materia de buena fe; recordemos
que a esta profesión se le ha otorgado la responsabilidad de dar fe pública y la ley tributaria
ha querido que este profesional firme las declaraciones como garantía en materia
probatoria. Sin embargo, la misma ley faculta al ente fiscalizador para dudar de la
veracidad de los documentos certificados, veamos el Articulo 581 del E.T. que a la letra
dice:

"Sin perjuicio de la facultad de fiscalización e investigación que tiene la administración


de impuestos para asegurar el cumplimiento de las obligaciones por parte de los
contribuyentes (...) y de la obligación de mantener a disposición de la administración de
impuestos, los documentos, informaciones y pruebas necesarios para verificar la
veracidad de los datos declarados (...), la firma del Contador Público o Revisor Fiscal en
las declaraciones tributarias certifican los siguientes hechos:

1. Que los libros de contabilidad se encuentran llevados en debida forma, de acuerdo


con los principios de contabilidad generalmente aceptados y con las normas
vigentes sobre la materia.

2. Que los libros de contabilidad reflejan razonablemente la situación financiera de la


empresa.

3. Que las operaciones registradas en los libros se sometieron a las retenciones que
establecen las normas vigentes, en el caso de la declaración de retenciones".

De otro lado, el Artículo 777 del E.T. prescribe:

"... serán suficientes las certificaciones de los contadores o revisores fiscales de


conformidad con las normas vigentes, sin perjuicio de las facultades que tiene la
Administración de hacer las comprobaciones pertinentes".
De lo expuesto se colige que, a pesar de la firma de estos profesionales, la administración
tributaria debe emprender programas de revisión que incluyan esas declaraciones, ya que
en materia tributaria, el postulado de la buena fe no será pIeno mientras persista la cultura
de la evasión y elusión de los tributos, así como las conductas de contrabando y las
infracciones cambiarias.

LAS NORMAS FISCALES VIGENTES FRENTE A LOS PRINCIPIOS J~


TRIBUTARIOS

Se hace un somero diagnóstico, ilustrado con ejemplos, sobre las normas sustantivas y de
procedimiento que rigen los impuestos nacionales, enfocados desde la ópticade los
principios tributarios, es decir, las reglas de conducta que deben guiar la relación estado-
contribuyente:

Legalidad:

Este principio se materializa cuando el Gobierno se abstiene de decretar la emergencia


ecoómica con violación de la Constitución Nacional.

Igualdad o equidad

Se afecta este principio cuando predominan los tributos al consumo (como el IVA) sobre
los impuestos directos (como el impuesto de renta). Ello se debe a que los primeros pueden
llegar o alcanzar un mayor nivel de regresividad ya que afectan en gran medida a los
sectores populares y a los grupos de ingresos medios, mientras que los impuestos directos
actúan como mecanismo de redistribución de la riqueza, siempre que se manejen con
objetividad.

Generalidad:

Se aplica adecuadamente cuando las tarifas reales coinciden con las previstas en las
previstas en las leyes, es decir que el recaudo no se ve afectado por la proliferación de
beneficios fiscales. Por ejempIo: Cuando se otorgan rentas exentas en el evento en que
ocurran desastres naturales.

Igualdad:

Este concepto debe observarse también en materia de aplicación de sanciones a quienes


intervienen en el proceso tributario e incurren en situaciones de evasión. Tal es el caso de
las sanciones a contadores públicos y firmas de contadores previstas en el libro V del
Estatuto Tributario. Se pregunta, dónde están las sanciones para los demás profesionales,
ya sean abogados (cuando hacen las minutas que conllevan a empresas de papel para
defraudar el fisco), ingenieros de sistemas (con programas para llevar doble contabilidad o
para permitir la doble facturación), economistas y especialistas en comercio exterior (con
las importaciones subfacturadas y exportaciones ficticias) y en general todos los
profesionales que, en el ámbito de sus competencias, se involucran en estas situaciones.

Nótese que la mayoría de los representantes legales o gerentes de las sociedades y empresas
en nuestro país, son profesionales que se vinculan como tales... y sin embargo; para efectos
tributarios no asumen ninguna responsabilidad profesional a pesar de que fírman las
declaraciones tributarias en la mayoría de los casos!

Neutralidad:

Debe revisarse lo que acontece con la empresa unipersonal, pues la decisión de constituirse
como tal o abstenerse de ello, tiene consecuencias para actuar como contribuyebte "persona
jurídica" o persona natural, según el caso, es decir, con tratamiento tributario diferente
aunque tenga las mismas bases gravables.

Otro ejemplo de violación a este principio es el correspondiente a los regímenes común y


simplificado, con lo cual dos negocios similares y, si se quiere iguales, pero con diferente
propietario (persona natural o jurídica); por ese solo hecho cobra o no cobra el Impuesto a
las Ventas, sin tener en cuenta los aspectos que verdaderamente deben servir de soporte al
impuesto como son: el hecho generador (ventas), los bienes o servicios gravados y la
capacidad de pago de quienes compran o adquieren los bienes y servicios.
Progresividad:

Debe consultarse adecuadamente la capacidad de pago de las personas para no tener que
aplicar otros beneficios que enredan el sistema.

Por ejemplo:

Si la tabla de retención cumple este postulado no se requiere la exención del 30% del
ingreso laboral.

Irretroactividad:

No se cumple cuando el gobierno para financiarse acude a una inversión forzosa en "Bonos
de Solidaridad para la Paz", "Bonos de Desarrollo y Seguridad Interna" o cualquier
otra denominación.

Sobre los bonos hay que mirar dos aspectos. En primer lugar no es un tributo porque se
reintegra su valor a quien los constituye, es una inversión o "préstamo al gobierno". En
segundo término, se tiene un componente impositivo en la medida en que el poder
adquisitivo del capital más el interés, resulta inferior al que corresponde al momento de la
inversión; ello se debe a que tradicionalmente se remuneraban con una tasa inferior a la
inflación, dando lugar a fallos de inexequibilidad.

Economía:

Se viola este principio cuando el costo del recaudo es elevado, frente a otras alternativas
más económicas.

Por ejemplo:

Cuando se disponen tres (3) casetas de recaudo de peajes en la misma vía Armenia-Pereira,
pudiendo hacerlo en una sola caseta para recaudar el mismo monto, pues, es evidente que
se deben pagar más construcciones, mayores salarios, prestaciones; además de la
ineficiencia y molestias para los vehículos al tener que hacer pagos sucesivos en una vía
que no supera los 50 kilómetros (peajes establecidos en 1998 para recaudar recursos para la
Autopista del Café).

Justicia:

Este principio se ve afectado con el cúmulo de presunciones que se encuentran en la ley


tributaria o cuando se tienen montos de impuestos o de sanciones mínimas

Por ejemplo:

La sanción por el retardo de un día en declaraciones de tributos nacionales, es la misma


para un contribuyente que debe pagar $5.000 que para aquel que debe pagar la suma de
$2.400.000 (comparando el 5% del impuesto frente a la sanción mínima vigente para
1999).

Pero también se da un trato injusto al Estado cuando los contribuyentes pueden pagar por
mora, tasas inferiores a las tasas corrientes vigentes en el mercado, con lo cual los tributos
sirven como mecanismo de financiación de los particulares.

Ejemplo:

Tasa de interés por mora del 2.70 % mensual o del 28% anual (vigente entre Enero y
Marzo de 1999), cuando el sector financiero prestaba a más del 3% mensual, es claro que
resulta más cómodo, y con menos trámites, estar en deuda con el Estado.

Representación:

Ningún tributo debería ser cobrado sin acatar este antiguo principio (proclamado en
Inglaterra en el año 1215). Pero su cumplimiento no debe ser puramente formal; la
representación debe ser concomitante con el principio de la participación proclamado en
nuestra Constitución desde 1991.

Practicabilidad:

Las medidas tributarias deben ser materializables, es decir, que no se conciban solamente
en un marco teórico, dejando de lado las circunstancias y vivencias de los asociados a fin
de prever dificultados de su aplicación.

El debido proceso:

Principio de rango constitucional en cuyo acatamiento se llega a tantos formalismos, dando


como resultado que los procesos tengan demasiados pasos y condiciones, lo que a su vez,
deriva las más de las veces en que la verdad formal predomina sobre la verdad real que
arrojan los expedientes. Los resultados son trámites tediosos, de gran desgaste
administrativo, bajo recaudo e incertidumbre para los contribuyentes.

La buena fe:

Más que un principio tributario de corte constitucional, es un valor necesario para la


pacífica convivencia de los colombianos. No se acata cuando lo que decimos no coincide
con lo que hacemos, lo que al fin y al cabo es la causa de la creciente corrupción que afecta
a muchos colombianos, tanto del sector público como del sector privado. Este principio
debería rescatarse para el mejoramiento de la relación Estado-contribuyente. La estrategia
para ello radica en buena medida en el proceso de cultura tributaria que debe extenderse a
toda la sociedad.

NUEVOS PRINCIPIOS TRIBUTARIOS

Además de los ya expuestos, se proponen dos principios nuevos, que de aplicarse


seguramente contribuirán a mejorar la relación del Estado con sus contribuyentes y con sus
ciudadanos, así:

EL PRINCIPIO DE LA PARTICIPACION

Surge del modelo que proviene de la Constitución de 1991. La participación complementa,


en gran medida, el principio de la representación, pues no basta con estar representado por
congresistas, diputados o concejales, sino que se debe tener voz frente a los grandes temas
nacionales y uno de ellos es la tributación.

En otras palabras, se participa para decidir qué debe hacerse y se representa para que
esa participación se traduzca en las normas respectivas, de tal suerte que el
representante se convierte en un veedor que protege al ciudadano, pero que no lo sustituye
en las decisiones.

PRINCIPIO DE LA TRANSPARENCIA

Se formula para complementar el principio de la buena fe en el cual ya nadie cree. Pues es


una contradicción, de un lado, confiar en los particulares y funcionarios públicos, y del
otro, tener organismos de control para los ciudadanos y para los organismos estatales.

Por ello, se opta por la transparencia, principio que implica que todos los actos -en lo
social, lo político y lo económico- sean supremamente claros, de tal suerte que con los
sistemas de información y comunicación se puedan confrontar desde cualquier computador
personal o puesto de información.

Su propósito es que cualquier persona pueda consultar sobre: contratación pública, obras,
niveles de recaudo, tipos de impuestos y sus elementos, gasto8 e inversiones
gubernamentales, programas y, desde luego, el presupuesto público en el cual se ha tenido
injerencia directa bajo el anterior principio de la participación.

Su implantación demandará la instalación de puestos de información que deben equiparse


adecuadamente para que desde ellos los ciudadanos se informen de cuánto hacen sus
gobernantes.

En otras palabras, en el subsistema tributario, como parte de un gran sistema de


administración pública, debe tener actuación directa el ciudadano, de ahí su alta
contribución en términos de conciencia colectiva, de cultura tributaria, de voluntariedad en
el cumplimiento las obligaciones tributarias.

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