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Reseña…

Ce Santiago: El mar indemostrable


Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Está muy bien (aunque igual no para todos los públicos)

Con más de cinco meses de retraso sobre lo inicialmente previsto (¡ay, ese maldito mes
de marzo!) llega a librerías el debut como "novelista" de Ce Santiago, nombre que
seguramente os suene ya que Santiago ha sido traductor, por ejemplo, de William Gass
(¡cuánto se nota su influencia!) o de T.C. Boyle.

Bueno, el caso es que la espera ha merecido la pena porque este "El mar
indemostrable" es un muy buen libro que espero encuentre los lectores que merece y
que seguro ha de tener. Eso sí, esos lectores habrán de ser lectores "activos", lectores
que no busquen una historia narrada de forma convencional o con el clásico esquema
planteamiento-nudo-desenlace, ya que se trata de una obra en la que el aspecto formal
es fundamental, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados, por otra parte, la gente de
La Navaja Suiza. Y es que en este tipo de textos importa tanto qué se cuenta como la
manera de contarlo, lo que obliga al autor a asumir riesgos y al lector a implicarse a
fondo. 

Así, estructuralmente nos encontramos con cinco capítulos en los que los registros
varían de forma notable, desde el diálogo ininterrumpido a varias voces hasta la prosa
poética pasando el flujo de conciencia, por poner algún ejemplo. A lo anterior hemos
de añadir que no se trata de capítulos que sigan una linealidad temporal o argumental
(de hecho, si uno quiere, podría leer los cuatro primeros como textos independientes y
disfrutaría de ellos como un enano), sino que son más bien una serie de fogonazos que
configuran un hilo conductor de la acción y que nos presentan a las tres personas-
personajes, a un cuarto ente-personaje - mar personaje, mar metáfora - y la relación
entre todos ellos, para llegar al "clímax" final del último capítulo. 

Forma y fondo unidos en un plano de igualdad, lo cual no es fácil de conseguir ya que


el peligro de que este quede supeditado a aquella está siempre presente, para mostrar
una serie de imágenes de potencia brutal (para bien y para mal), para contar una
historia en la que los silencios dicen tanto o más que las propias palabras, para
construir una novela de manos agrietadas, vidas herrumbradas y corazones secos, que
huele a salitre, a whisky, a sudor, a pescado, a bajamar en la marisma y a redes
abandonadas, un texto dominado por la angustia, la desazón, la frustración, el dolor y
la culpa. Un muy buen debut, en definitiva.

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