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Trabajo, poder y sexualidad
MARIB-CLAJRE DELGUEll...
[317]
Lo femenino
Un paciente dice: "En la vagina de la mujer es como si hubiera una gran rata
al acecho... "
Otro: "El sexo de la mujer es como una gruta llena de cangrejos."
Otro: ''. .. La vagina es muy sucia, es como si algo se estuviera pudriendo
adentro."
Freud y su tiempo
Aportaciones freudianas
Hace noventa años (en 1899) fue publicado por primera ocasión La inter-
pretación de los sueños, que marca nuestro siglo xx. En la actualidad son
pocos los que ponen en duda la noción de ~nconsciente que construye
Freud en este texto. Las interpretaciones di,,ergen, a menudo, del con-
cepto principal freudiano, pero es un término que se ha incorporado a
nuestro vocabulario cotidiano, así como la palabra psicoanálisis está in-
cluida en los diccionarios.
Ese descentramiento del sujeto, del área de la conciencia al sistema
inconsciente, cuyos contenidos reprimidos s6lo acceden a la conciencia
en cienas circunstancias, a través de ciertas formaciones (tales como los
sueños, los lapsus, los actos fallidos o los síntomas neuróticos) y sólo
cuando vencen la barrera de las resistencias, es un descubrimiento que
Lacan {1978) equipara a la revolución copernicana. Así como la tierra
dejó de ser el centro de~ universo, la conciencia dejó de ser el centro de
la psique. Esto constituye el postulado central de la teoría freudiana.
Es este "hilo rojo" ,3 el hilo del inconsciente, que nos guiará a tra-
vés de las diferentes posiciones alrededor de lo femenino. De alguna ma-
nera lo que Freud plantea con respecto a la mujer {Stá inscrito en <:se
planteamiento de esta "otra escena", marcada por la sexualidad, en la
cual se juega gran parte del destino humano.
La gestación de los primeros descubrimientos freudianos se entr<'te-
jió, por una parte, con sus primeras experiencias clír. ;cas, esencialmente
mujeres histericas; y por otra parte con su propio análisis, a través de la
correspondencia con su amigo Wilhelm Fliess, en do1.de n descubril!ndo y
reconstruyendo elementos de su historia ligados a !>U infancia, su sexuali-
dad y los núcleos de su desarrollo. Estos dos polos serán los pilares de
su teoría, la cual enfatiza la imponancia de la sexualidad en el desarrollo
3 Freud cita en LA interpret«ión de los SMeños a Goethe quien, en Las afinidades
electi'flllS, señala: "Nos habla de una práctica particular a la marina inglesa. Todas las cuerdas
de la marina real, de las mis gruesas a las mis delgadas, están trenzadas de tal manera que
un hilo rojo las atraviesa de par en par, el cual no se puede arrancar sin deshacer todo el
cordel; esto permite reconocer aun los mis mínimos fragmentos de cuerda que pertcnl•en
a la Corona."
Primeras disidencias
Alrededor de los años treinta, las mujeres, gracias a las batallas y esfuer-
zos de las feministas, empiezan a tener un lugar diferente en la sociedad.
En Alemania, las mujeres obtienen durante la República de Weimar
el derecho al voto y comienzan a ocupar puestos importantes en los par-
tidos políticos de izquierd:.i. El nazismo interrumpirá estas acciones y de-
volverá a las mujeres a sus lugares de origen: Kinder, Kiche, Kirche (ni-
ños, cocina, iglesia).
También en Inglaterra las mujeres obtuvieron, en 1920, el derecho
a votar a los 21 años -¡igual que los hombres!- e .igualdad en términos
de propiedad, así como todos los derechos políticos (Sarde, 1983).
Se comienza a dibujar otra silueta femenina, liberada de los corsés
y de los miriñaques. También las mujeres empiezan a tener oficialmente
acceso a la educación. Por ejemplo, en 1924 un decreto proclama en
Francia la igualdad de los programas de estudios en la secundaria y una
equivalencia de los exámenes finales para hombres y mujeres.
Probablemente, estos cambios en la realidad social no son del todo
ajenos a las nuevas formulaciones que plantean algunos de los discípulos
de Freud, esencialmente mujeres, salvo una honrosa excepción: Ernest
Jones. Tampoco debe ser casual que estén más ligados con Inglaterra y
Alemania, en donde los logros han sido mayores. ,
No era fácil atreverse a divergir y menos a oponerse a Freud. El mis-
mo reconoce en una carta del 10 de mayo de 1931 a Lou Andreas Salomé
(1970) su gran dificultad para aceptar las ideas de los demás.
Ernest Jones en 1927 plantea que son los prejuicios de los hombres,
los que les impiden tener un mayor conocimiento del desarrollo psicose-
xual de la niña y que la subestimación de los órganos femeninos se debe
al falocentrismo de los psicoanalistas varones. En una reflexión respetuo-
samente divergente, plantea que la niña, para protegerse de lo que llama
4 Afánisis: para Jones la castraci6n, en ambos sexos, s6lo constituye una amenaza
parcial, por importante que sea, a la totalidad de la capacidad y del placer sexual. "Para
el caso extremo de la extinci6n total, haríamos mejor en utilizar un término distinto, como
por eiemplo, la palabra griega afánisis".
5 En Chasseguet-Smirgel (1964).
6 En Chasseguet-Smirgel (1964).
7 Una de las divergencias fundamentales de Melanie Klein con Freud es la precocidad
del Edipo aseverada por ella.
incluye a las mujeres, se dice "los hombres", pero si se habla de "las mu-
jeres" están excluidos los hombres. En este mismo texto Lacan dice: "Só-
lo hay mujer excluida de la naturaleza de las cosas que es la naturaleza
de las palabras, y, hay que decirlo, de esto se quejan bastante ellas mis-
mas." Sin embargo, no es tan benevolente cuando a continuación agrega:
" ... simplemente no saben lo que dicen y ésta es la diferencia entre ellas
y yo ... ", frase condenatoria que despertaría la ira, justificada, de muchas
mujeres anali$tas.
Pero un texto, escrito en 1938, nos puede dar una pista menos oscu-
ra: se trata de "Los complejos familiares en patología", segundo capítulo
de un artículo sobre la familia, en donde dice:
Nuevas disidencias
Las querellas alrededor de la femineidad, lo femenino, la sexualidad feme-
nina, la mujer, para hablar claro, han hecho correr mucha tinta en los
últimos quince años, y han sido muchos los textos que plantean posicio-
nes divergentes a las propuestas lacanianas.
No debe ser casual que la mayoría de estos textos aparezcan después
de los cuestionamientos de 1968 y de "las batallas feministas" alrede-
dor de la opresión y del libre uso del cuerpo. Es en 1967 cuando las muje-
res francesas acceden "oficialme'!te" al derecho a la contraconcepción,
¿Qué podemos decir de una sexualidad femenina "otra" que la que prescribe
el falocratismo? ¿Cómo reencontrar o inventar su lenguaje? ¿Cómo pueden
las mujeres articular la problemática de la explotación sexual y la explota-
ción social? ... ¿Cómo hablar "mujer"? ¿Cómo plantear las preguntas para
que no sean reprimidas o censuradas? Traspasando el discurso dominante,
interrogando el dominio de los hombres (Irigaray, 1977).
A modo de conclusión
Hace demasiado tiempo que la palabra del hombre ha sido tomada como la
verdad universal, así como el 6rgano viril constituía la mis noble expresi6n
de la virilidad... Hay que sanar de haber sido educada mujer en un univer-
so de hombres, de haber vivido cada etapa y cada acto de la vida con y a
través de los ojos y los criterios de los hombres (1975).