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Capítulo 3

Desde tiempos remotos ha existido en el Perú una necesidad o, mejor dicho, un interés por el

reconocimiento de palabras asociadas a nuestro territorio que están presentes en el día a día,

que de alguna manera nos hacen sentir más peruanos y orbitan en la cotidianeidad como un

componente unificador. Es por ello que a partir del siglo XIX contamos con un primer esbozo

de diccionario a gran escala sobre peruanismo (es necesario aclarar que este primer

diccionario se encontraba estrechamente ligado a términos provincialistas), a cargo de Juan

de Arona (cuyo nombre original es Pedro Paz Soldán y Unanue). Años más tarde, Alberto

Tauro del Pino publicaría su Diccionario Enciclopédico del Perú, reuniendo datos y muchos

más términos conectados al hablar peruana; sin embargo, por las últimas décadas del siglo

XIX e inicios del XX, Marta Hildebrant, una de las más destacadas lingüistas de nuestro país,

luego de las publicaciones sucesivas que había tenido en el diario El Comercio, estas serían

recopiladas años después y presentadas en un libro bajo los estudios de Enrique Carrión, que

serían precedidos por el investigador y diplomático de quien nos enfocaremos en este

capítulo, Juan Álvarez Vita, analizando alguno de sus estudios desde una perspectiva ajena a

nuestro territorio y su Diccionario de Peruanismos.

Ahora bien, recordemos que esta investigación realizada de nuestra lengua y el uso que la

damos no se pueden ceñir a fronteras políticas. De hecho, Álvarez Vita, J. (2009) considera

que esto va allende cuestiones políticas; por lo que, él plantea, puede ceñirse a situaciones

históricas, culturales, económicas, etc. El autor menciona que esto sucede con cualquier

estudio que se haga sobre lengua y aclarando el punto anterior, respecto a las situaciones en

las que sí se podría dar la influencia de palabras, podríamos poner el ejemplo de la migración

o las zonas de frontera donde dos culturas tienen un constante intercambio no solo de bienes,

por el lado comercial, sino también de costumbres o ideas, del lado cultural, en las que está

inmersa el idioma de manera tácita ya que este funciona como medio de expresión.
Es importante aclarar, que para este tipo de investigaciones es menester realizar trabajos de

campo, es la forma más confiable, segura y eficaz en la que uno puede comprobar

empíricamente lo que se plantea.

Asimismo, es importante resaltar la importancia que muestra este capítulo en el ámbito no

solo lingüístico, sino también social debido a cómo es que estos vocablos peruanos se han ido

incorporando en el habla común de América Latina y abarcando cada vez más territorios

fuera de nuestro país.

Del mismo modo, sería conveniente ir definiendo o tratar de ir hallando una definición de lo

que sería un peruanismo. El Diccionario de la Lengua Española lo define como «m. Palabra o

uso propio del español hablado en el Perú. // 2. m. Cualidad o condición de peruano. // 3. m.

Amor o apego a lo peruano» (DLE, 2010, 23ª ed.). Pero, por otro lado, Libia Jutsjö (2009)

señala que puede ser esta una forma que provenga básicamente del castellano, puede ser

olvidada y pasar a formar parte de un arcaísmo. En términos generales sería más preciso, creo

yo, acotar este concepto «Voz, locución verbal, dicho o refrán cuyo origen es peruano o que

ha tomado características propias en el Perú» (Álvarez, 2013, p. 44).

A partir de ello, también es necesario recalcar como bien menciona Baldoceda (1998), las

inexactitudes que comete la Real Academia Española respecto a peruanismos o ciertos

vocablos que en el diccionario aparecen como naturales en una zona, cosa que en realidad no

sucede y en vez de ayudar limitan los estudios relacionados a este tema. Podríamos mostrar el

ejemplo de ‘camanchaca’ que hace alusión a una especie de niebla espesa y que según la

RAE es hablada en Chile y Perú, cuando en realidad solo es hablada en algunas partes de

Chile y Perú (exactamente entre Nazca y Tacna). Todo esto dificulta de alguna manera el

estudio lexicográfico.
Por lo que respecta a la incidencia que poco a poco irán teniendo los peruanos en el

extranjero, será muy interesante analizar el proceso, las causas, consecuencias y conclusiones

a las que poco a poco iremos llegando a partir de este pequeño trabajo.

En este caso tenemos dos ejemplos: una familia que viaja y se establece en un nuevo

territorio es posible que conserve su propia lengua a través de los años y con mucha pureza,

de modo similar, existen otros grupos que sí sufren estos cambios cuando conviven con otros

pueblos que posiblemente utilizan otro dialecto.

Las investigaciones efectuadas no solo deben abarcar partes de América debido a la cercanía

y posiblemente, a que esto sea más sencillo al encontrar este tipo de influencias aquí sino más

bien debemos poner la mirada más lejos, vayamos a Asia, Europa o África lugares con los

que nos hemos relacionado anteriormente y venimos haciéndolo de igual manera.

Esto es bastante interesante porque podemos encontrar vocablos utilizados en otros países,

pero quizás nunca han sido utilizados aquí, no obstante, estos vienen a ser de origen peruano.

Si analizamos con detenimiento el DLE podemos notar con claridad, la poca e ínfima

cantidad de vocablos peruanos que se encuentran ahí a diferencia de otros países quizás con

menos abundancia lingüística. Esto es peligroso porque de alguna u otra manera, como la

mayoría se somete a las reglas que impone la RAE comienza a desdeñar, discriminar y hacer

desuso de los peruanismos ya que serán vistas como palabras inferiores o vulgares.

Pero, afortunadamente, en las últimas décadas estas palabras están volviendo a tener acogida

y el gran crédito de esto se lo debemos a las obras literarias y el periodismo.

No olvidemos tampoco que todo esto, como analizábamos al inicio, está relacionado a

situaciones históricas, sociales, económicas, etc. En este sentido, el Perú ha pasado por

circunstancias que han sido causantes de estos estudios. Tenemos el vivo ejemplo de las
migraciones del campo a la ciudad que comenzaron a dibujar un paisaje cada vez menos rural

y más urbanizado.

Otro aspecto importante a tocar es la clasificación de estos peruanismos. Para clasificarlos, es

necesario tomar ciertos criterios para no perdernos en el asunto. Uno, por ejemplo, el criterio

de lenguas extranjeras que habitan en nuestro territorio; dos, las que derivan de lenguas

muertas como el latín y uno más, las que son netamente de origen castellano.

También encontramos peruanismo que derivan de lenguas indígenas que en su mayoría

podemos encontrar que son provenientes del quechua y el aimara.

Por otra parte, siento que es necesario destacar el papel fundamental que juegan las novelas,

las radios, la prensa en general en todo esto. Ellos son medios por donde estos términos

comienzan a quedarse en la memoria, una de las fuentes por donde su registro en el colectivo

se hace más práctico.

Estas palabras muchas veces son consideradas como parte de la replana o que son vulgares,

pero entendamos que estas se desarrollan en un medio social en el que son aceptadas como tal

y a veces no llegan a ser reemplazables por la expresividad y connotación que llegan a tener.

Y una característica que estas voces que pertenecen al ‘argot’ poseen, es su dinamismo y

constante renovación por ello es que son muy fáciles de difundirlas que poco a poco van

pasando a formar parte del lenguaje normal o cotidiano.

Para terminar, es de vital importancia ahondar en el siguiente punto: no olvidemos que el

idioma a través de la historia ha sido pieza fundamental en la cohesión, desarrollo y unidad

de los pueblos, cosa que aún persiste y sin ninguna duda, seguirá siendo así.

La lingüística juega un papel trascendental en este asunto, ya que a través del lenguaje

expresamos nuestra personalidad cultural, como menciona Álvarez (2009), y podría servir
para llegar a una toma de conciencia entre los hispanohablantes como una forma de

integración.

Entonces a partir de lo dicho anteriormente, estas variaciones, cambios, renovaciones, etc. no

son más que muestra de nuestra realidad. De modo similar, Álvarez opina: «[…] las

variaciones de léxico […] reflejan nuestra historia, nuestra mentalidad y nuestra realidad e

integran armoniosamente el patrimonio común de nuestra lengua iberoamericana» (2009, p.

14).

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