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LOS TRES OSOS

Tolstoi

Un día, una niña pequeña se marchó de su casa y se fue al bosque. La niña se perdió;
buscó el camino de regreso a su casa pero no lo encontró. Entonces, llegó a una casa. Vio
que la puerta estaba abierta y que no había nadie, así que entró en ella.

En esta casa vivían los tres osos. Un oso era el padre y se llamaba Michail Iwanovistsce.
Era grande y peludo. El otro era la osa madre y se llamaba Natassja Petrovna. El tercero era
el hijo oso y se llamaba Miscentka. Los osos habían salido. Se habían ido de paseo al
bosque.

En la casa había dos habitaciones: una era el comedor y la otra el dormitorio. La niña
entró en el comedor y vio sobre la mesa tres platos con sopa. El primer plato era muy
grande y pertenecía a Michail Iwanovitsce. El segundo plato era algo más pequeño y
pertenecía a Natassja Petrovna. El tercer platito era azul y pertenecía a Mitscentka. Al lado
de cada plato había una cuchara. Una era grande, otra mediana y la última pequeña.

La niña tomó la cuchara más grande y tomó la sopa del primer plato. Entonces, tomó la
cuchara mediana y probó del plato mediano. Luego, tomó la cuchara pequeñita y saboreó
del platito azul, siendo la sopa de Miscentka la que más le gustó.

Después, la niña quiso sentarse y vio que detrás de la mesa había tres sillas. La grande era
de Michail Iwanovitsce, la mediana de Natassja Petrovna y la tercera, que era muy
pequeñita y sobre la que había un cojín azul, era la silla de Miscentka. La niña trepó encima
de la silla más grande y se cayó de ella. Entonces se sentó sobre la silla mediana, pero no
estaba cómoda. Luego se sentó encima de la silla más pequeña y al ver que se sentía tan
bien en ella, la niña rió de alegría.

Luego tomó el platito azul, lo puso sobre sus rodillas y empezó a comer. Se tomó toda la
sopa y comenzó a balancearse en la silla, La sillita se rompió y la niña se cayó al suelo.
Entonces, la niña se levantó, tomó la sillita y se fue al dormitorio. Allí había tres camas.
Una grande, era la de Michail Iwanovitsce; la mediana era de Natassja Petrovna y la
tercera, que era muy pequeña, era de Miscentka.

La niña subió a la cama más grande, pero ésta era demasiado espaciosa para ella. Subió
luego a la cama mediana pero era demasiado alta. Así que se acostó en la más pequeña y
ésta resultó tan cómoda, que inmediatamente se quedó dormida.

Pero entonces, los osos volvieron hambrientos de su paseo; y querían comer. El oso
grande miró su plato y gruño con voz muy grave:

-¿Quién ha comido de mi plato?

Natassja Petrovna miró su plato y gruño con voz menos grave:


-¿Quién ha comido de mi plato?

Miscentka miró su platito y refunfuño con su pequeña vocecita:

-¿Quién ha comido de mi plato y se lo ha comido todo?

Entonces Michail Iwanovitsce miró su silla y su voz retumbó:

-¿Quién ha estado sentado en mi silla y la ha movido de su sitio?

Natassja miró su silla y gruño con tono menos grave:

-¿Quién ha estado en mi silla y la ha movido de su sitio?

Miscentka vio su sillita rota y refunfuño:

-¿Quién ha estado en mi silla y la ha roto?

Ahora, los osos se fueron a la otra habitación.

-Quién ha estado sentando en mi cama y la ha deshecho?- gruño Michail Iwanovitsce con


voz muy grave.

-¿Quién ha estado en mi cama y la ha deshecho totalmente?- gruño Natassja Petrovna con


voz no tan grave.

Y Miscetka puso un banquito al lado de su camita, trepó a ella y refunfuño con voz
pequeñita:

-¿Quién ha estado en mi cama?- y, de repente, Mitscentka vio a la niña y grito enfurecido:

-¡Aquí está!, ¡papá, mamá! ¡Aquí está!, ¡papá, mamá!- y quería morderla.

La niña abrió los ojos, vio al oso y se lanzó hacia la ventana. Como la ventana estaba
abierta la niña saltó y se fue corriendo.

Y los osos no la pudieron agarrar.

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