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UNIDAD II.

LECTURA COMPLEMENTARIA 04

LA EDAD MEDIA EN EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y PRESERVACIÓN DE LA


CULTURA: COSMOVISIÓN Y LAS UNIVERSIDADES.

1. Cosmovisión del mundo medieval.

Para conocer la cosmovisión del mundo medieval, es importante el contexto histórico que da
inicio a la Edad Media.

La caída del Imperio Romano de Occidente, en el año 476 1, marca para muchos el fin de la
Antigüedad y el inicio de la Edad Media. Son variadas las razones de la desaparición del
Imperio Romano de Occidente; para algunos la caída de Roma se produjo por cuestiones
naturales, es decir por la parálisis de sus propias estructuras tras una larga agonía iniciada en
el S. II. Para otros el imperio habría sido asesinado. Después de la superación de la crisis
antedicha, Roma caminaba hacia una nueva etapa de esplendor que súbitamente fue truncada
por los bárbaros. No pocos han sostenido la opinión de que Roma no cayó como potencia sino
que se habría transformado y continuado su evolución dando paso a un mundo intelectual
nuevo: la Edad Media. Por su parte, con un enfoque diferente, otros creen que si se produjo
una ruptura drástica con el pasado. La reducción de la vida urbana, el empobrecimiento
tecnológico y artístico, los cambios operados en el pensamiento y en la calidad de vida hablan
de un quiebre, no de continuidad. [CITATION Pie98 \p 02 \l 10250 ]

Conceptuar la edad Media también se torna complicado, la misma ha sido considerada por
mucho tiempo como una edad de paso, de tránsito
entre dos etapas de esplendor: la antigüedad y el
mundo moderno. El medioevo era considerado como un
momento obscuro de la historia, una etapa de
ignorancia, en donde la cultura antigua se había
descendido tanto, hasta desaparecer. Los intelectuales
del S. XVIII apoyaron esta concepción ingresando la
idea de que la edad media, constituyó una sucesión de
siglos de intolerancia religiosa, fanatismo y tiranía
papal, en un mundo donde reinaba la razón.

La revaloración de la edad media se inició después de la Revolución Francesa (fines del S.


XVIII - primer tercio del siglo XIX) esta vuelta a mirar el medioevo fue producto de la exaltación
de los nacionalismos europeos y del triunfo de las ideas del Romanticismo. A partir de este
momento, los historiadores comenzaron a ver a la Edad Media con otra perspectiva llegándose
de manera paulatina a “descubrir al medievo”. Los historiadores actuales, nos muestran una
edad media como una rica etapa histórica, durante la cual se gestó la Civilización Cristiana
Occidental a partir de diversos aportes culturales: el Mundo Antiguo, el judeo – cristiano y el
mundo bárbaro, sin olvidar la influencia musulmana.

Así, independientemente de la importancia de los hechos históricos que envuelven a la edad


media, es conveniente conocer cuál era la visión del mundo que concebía el hombre medieval
que marco la percepción y valoración de su entorno.

EL medioevo era en pocas palabras una sociedad, dominada, impregnada hasta lo más hondo
de la religión. En sí, su pensamiento se caracterizaba por su carácter teocéntrico en el cual la
fe en Dios es el elemento central del ordenamiento del mundo, en donde el mundo terrenal,
humano y concreto adquiere su real significado por la fe. EL mundo sin la existencia de Dios no
tiene sentido.

1
Tradicionalmente la Edad Media abarca diez siglos desde el V hasta el XV. Desde la caída del Imperio Romano de
Occidente en el año 476 hasta la caída del Imperio Romano de Oriente Imperio Bizantino en el año 1453.
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Tan así era la edad media, que los hombres del medievo,
tuvieron sin lugar a dudas conciencia de la existencia de un tipo
particular, de un personaje colectivo: el monje. El hombre que,
individual o colectivamente, se separa de la masa social para
vivir una relación privilegiada con Dios; es aquel que llora por los
propios pecados y por los pecados de los hombres y que, con
una vida de oración, de meditación y penitencia, busca obtener su propia salvación y la de los
hombres. De esto, se desprende que el hombre es la criatura de Dios. Según las épocas de la
Cristiandad medieval, el hombre es un ser divino, creado por Dios a semejanza suya y
asociado a su creación pero unido a la imagen del pecado; ésta concepción se mantuvo
acentuada durante la Alta Edad Media, entre los S. IV y X. Posteriormente durante los S. XII y
XIII una imagen optimista del hombre comienza a surgir, la cual consistía en un hombre reflejo
de la imagen divina capaz de continuar en la tierra la creación y capaz de salvarse. [CITATION
LeG99 \p 13-14 \l 10250 ]
Por último, tal como lo señala Jacques Le Goff, la edad media equipo a Europa. Se mostró
conquistadora e innovadora en el campo de la tecnología, supo ante todo mejorar y difundir
técnicas que ya existían antes. La Edad Media sigue siendo un mundo de madera, pero se
aumentó considerablemente el empleo de la piedra y el hierro. En las fuentes de energía, se
innova y se difunde el uso del molino de agua, tanto en el campo como en la ciudad y que da
entrada al uso del molino de viento ya a finales del S. X. En el medievo hubo desarrollo en las
vías terrestres, marítimas y en el terreno agrícola en donde se difunde el arado de rueda.

A su vez, siguiendo al historiador, la edad media no sólo equipó tecnológicamente a Europa


sino también lo hizo intelectualmente, tal es el caso de la aparición de las universidades.

2. Creación de las universidades en la Edad Media

2.1 El mundo artístico e intelectual de la Alta Edad Media

Con el desarrollo de las ciudades se va afirmando paulatinamente el florecimiento intelectual de


la Edad Media. En la época anterior, se practicaban de buen grado varios oficios al mismo
tiempo, siguiendo el ejemplo de los monjes. Pero con el «renacimiento» urbano del S. XII
emerge una clase específicamente intelectual que se alimenta de cultura teológica, pero
también de un saber proveniente de la Antigüedad y de la ciencia árabe. A las escuelas de los
palacios y de los monasterios suceden centros de enseñanza que, sin dejar de depender del
rey y de la Iglesia, harán ostentación de personalidad propia cada vez en mayor medida.

La Alta Edad Media fue una época de estupenda vitalidad


artística e intelectual. El periodo fue testigo del
crecimiento de las instituciones educativas, un
renacimiento del interés por la cultura antigua, un
despertar del pensamiento teológico, el resurgimiento de
la ley, el desarrollo de una literatura vernácula y una
explosión de actividad en el arte y la arquitectura.

Si bien los monjes continuaron desempeñando un


importante papel en la vida intelectual, cada vez más el
clérigo secular, las ciudades y las cortes (fuera de reyes,
príncipes o altos funcionarios eclesiásticos) comenzaron a ejercer una nueva influencia. De
importancia especial fueron las nuevas expresiones que surgieron en los pueblos y ciudades.
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2.2 Surgimiento de las Universidades

Las universidades, tal como las conocemos con profesorado, estudiantes y grados académicos
fue un producto de la Alta Edad Media. La palabra universidad se deriva de la palabra latina
universitas, que significa corporación o gremio, y hacía referencia a un gremio de maestros o
estudiantes. Las universidades medievales eran gremios educativos o corporaciones que
formaban a individuos instruidos y capacitados.

La educación en la Alta Edad Media descansaba, sobre todo, en el clero, es decir, en los
monjes. Aunque las escuelas monásticas fueron centros de aprendizaje desde el siglo IX,
fueron rebasadas en el curso del siglo XI por las escuelas catedralicias, organizadas por el
clero secular (monástico). Las escuelas catedralicias se extendieron con rapidez en el siglo XI.
Las más famosas fueron las de Chartres, Reims, París, Laon y Soissons, todas ubicadas en
Francia que era, en verdad, el centro intelectual de Europa en el siglo XII. Aunque el propósito
principal de la escuela catedralicia era educar a los sacerdotes para ser hombres de Dios más
letrados, también atrajeron a otros individuos que deseaban contar con alguna educación, pero
no querían ordenarse sacerdotes. Muchos administradores universitarios tuvieron títulos como
los de canciller, preboste y decano, originalmente utilizados para los funcionarios de los
capítulos de la catedral.

El S. XIII es el siglo de las


universidades, cuya aparición
sigue siendo oscura en la
actualidad. El hecho es que,
durante él, se empeñan en
una lucha sin cuartel tanto
contra las autoridades civiles,
como contra las eclesiásticas.

2.3 Principales Universidades

La primera universidad europea apareció en Bolonia, Italia. La fundación de la Universidad de


Bolonia coincidió con la renovación del interés por el derecho romano sobre todo por el
redescubrimiento del Código de Derecho Civil de Justiniano.

La irresistible expansión geográfica de las universidades se explica por la función que


cumplieron en la formación de un personal cualificado para el servicio de la Iglesia y de los
Estados. Pero cabe señalar que lo que distinguió principalmente a esta institución, y lo que
hace de ella un auténtico invento de la Edad Media occidental, fue su modo de organización.
Las universidades nacieron cuando profesores y estudiantes –magistri y scolares– decidieron
organizarse en asociaciones profesionales para defender sus intereses ante las autoridades de
las ciudades, y lo hicieron siguiendo el modelo de los diversos oficios de la época y de todas
las comunidades administradas mediante representantes: el modelo de la universitas. El
objetivo era gobernarse mediante autoridades propias, a la cabeza de las cuales se hallaban
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«decanos», «regentes» o «rectores», y ver reconocida su independencia respecto al municipio


y al obispo gracias a privilegios otorgados por el emperador, el rey o el papa.

Con el fin de organizarse los estudiantes de Bolonia formaron un gremio, o universitas, que el
emperador Federico Barbarroja reconoció y al cual le dio una cédula en 1158. Aunque el
cuerpo docente también se organizó como grupo, la universitas de estudiantes de Bolonia tuvo
mayor influencia. Obtuvo, por parte de las autoridades locales, una promesa de libertad para
los estudiantes, regular el precio de los libros y del hospedaje y, además, determinó los
estudios de las cuotas y el profesionalismo de los maestros. Se multaba a los profesores si
faltaban a una clase o comenzaban tarde sus lecciones. La Universidad de Bolonia siguió
siendo la mejor escuela de leyes de Europa durante la Edad Media.

En el norte de Europa, la Universidad de París se convirtió en la primera universidad


prestigiosa. Varios maestros —que habían recibido su licencia para enseñar de la escuela
catedralicia de Notre Dame, de París— comenzaron a aceptar estudiantes extra por una paga.
A finales del siglo XII estos maestros de París formaron una universitas, o gremio de maestros.
En 1200, el rey de Francia Felipe Augusto reconoció de manera oficial la existencia de la
Universidad de París. La Universidad de Oxford, en Inglaterra, se organizó según el modelo de
la de Paris, y apareció por primera vez en 1208. Una migración de académicos de Oxford,
ocurrida en 1209, condujo a la fundación de la Universidad de Cambridge. Como ocurre
también hoy día, las
universidades se dividían en
facultades. La primera de ellas
era la facultad de «artes», o de
«artes liberales», en la que se
enseñaban tres disciplinas de
carácter general: gramática,
retórica y dialéctica; esto es, el
latín, la única lengua que se
usaba en las universidades; el
arte de escribir y hablar bien, y
la lógica y la filosofía, el arte de
pensar. Estas tres disciplinas se
correspondían con el trivium,
las tres artes liberales básicas de la cultura antigua. En cambio, la aritmética, la música, la
astronomía y la geometría, que formaban el quadrivium, las cuatro artes liberales restantes, no
se consideraban tan importantes, al igual que las «artes mecánicas», las enseñanzas técnicas,
que eran despreciadas y consideradas indignas de un sabio. La facultad de artes, en general,
era la que tenía los efectivos más numerosos, puesto que proporcionaba la formación
preparatoria para el eventual acceso a las otras tres facultades, a las que se consideraba
«superiores»: teología, medicina y derecho. De estas tres, la disciplina reina era la teología, la
«ciencia de Dios».

2.4 El Método en las Universidades Medievales.

En las universidades medievales se practicaban dos métodos principales de enseñanza: la


«lectura» (lectio) y la «disputa» (disputatio). La lectura tenía lugar por la mañana: un maestro o
un estudiante adelantado parafraseaba y comentaba una obra básica para cada materia; por
ejemplo, en la facultad de artes de París, un tratado de Aristóteles. La disputa se hacía por lo
general al final de la mañana o a primera hora de la tarde, y dejaba más espacio a la actividad
de los estudiantes; consistía en que éstos, bajo la dirección del maestro, argumentaran sobre
un problema, la «cuestión disputada», para llegar a una solución.
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El primer grado al que aspiraba un alumno era el bachillerato, entregado por el maestro
después de un simple examen. El estudiante «bachiller» tenía luego derecho a efectuar ciertas
lecturas ante sus compañeros debutantes y participar en las disputas. La licenciatura, que
indicaba el fin de los estudios básicos, la otorgaba un jurado de maestros al cabo de un cierto
número de años de estudios obligatorios: cinco o seis años para los estudiantes de artes de
París; ocho años, que aumentaron hasta trece en el siglo XIV, para los estudiantes de teología
de la misma universidad. El examen previo adquiría el aspecto de una disputa. Para poder
acceder, con posterioridad, a la «maestría» (para las artes) o al «doctorado» (en teología,
medicina o derecho), el título que daba la autorización para enseñar, era necesario ser
presentado por un maestro. El ritual de incorporación al cuerpo de profesores incluía una
lectura, una disputa y un discurso solemne ante los miembros de la facultad. En París, además,
los estatutos prohibían la admisión de un doctor en teología que tuviera menos de 34 años.

Linkografía

1. http://historiaybiografias.com/universidad_medieval/

2. http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-nacimiento-de-la-
universidad_7629/6. Fecha: 1 de octubre de 2013

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