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La importancia de los partidos políticos en las democracias La definición más universalmente aceptada

de partidos políticos es la de instituciones encargadas de agrupar las preferencias políticas de una


sociedad para construir el interés general . Así, autores como David Easton plantean que los partidos
políticos son “canales de transmisión hacia los poderes públicos de las demandas de la población,
mediante los cuales se decide que políticas públicas deben efectuarse para garantizar la convivencia
pacífica y el progreso social”. La función de los partidos, por lo tanto, es transformar las distintas
preferencias de los ciudadanos en plataformas programáticas donde las diferentes dimensiones de lo
público se agrupen y se traten en forma más o menos coherente. En este proceso, los partidos reducen
las dimensiones de la decisión colectiva a una dimensión –izquierda a derecha–, facilitando que las
decisiones colectivas sean transitivas, y por tanto, estables. En dicho proceso, los partidos políticos
apelan a ideologías universales e imaginarios colectivos en el proceso de representación y construcción
del interés general. Sin embargo, en la práctica se ha visto que este no siempre es el caso. De hecho,
muchos críticos de los partidos políticos, empezando por Madison en “Los Documentos Federales”,
consideran que los partidos no sólo no facilitan la agrupación de intereses individuales, sino que
además se constituyen en un escollo a la construcción del interés colectivo. El que esto suceda, sin
embargo, dependerá de las reglas electorales y del sistema de gobierno que determine los incentivos de
los políticos a representar intereses más o menos generales. Si partimos de la base de que luego de
duros y sangrientos esfuerzos encaminados hacia el desarrollo político en Latinoamérica, hemos
MARCELA PRIETO BOTERO Directora del Instituto de Ciencia Política Miembro del Comité
Académico de la Revista Política Colombiana REVISTA POLÍTICA colombiana El Nuevo Ajedrez
Político Julio - Septiembre / 2010 24 25 Julio - Septiembre / 2010 REVISTA POLÍTICA colombiana El
Nuevo Ajedrez Político Julio - Septiembre / 2010 24 25 Julio - Septiembre / 2010 optado por instaurar
sistemas políticos democráticos presidencialistas, será interesante evaluar hasta dónde esa opción se
está aplicando adecuadamente. El panorama político actual en nuestro hemisferio nos muestra una gran
crisis en el sistema de partidos. El surgimiento de liderazgos unipersonales de corte populista, y por qué
no decirlo, autoritario, sin fundamento ideológico claro y sin una organización política estructurada que
los respalde, nos lleva a asegurar que algo está funcionado mal. Los partidos políticos efectivamente no
están cumpliendo con su tarea de ser instituciones encargadas de agrupar las preferencias políticas de
una sociedad, y menos aun han podido consolidarse como los motores para la construcción de políticas
públicas encaminadas a satisfacer las necesidades de la mayoría de la población. A pesar de lo anterior,
los partidos políticos deben constituirse en el pilar fundamental para un adecuado funcionamiento de la
democracia, sistema político que debe defenderse por encima de cualquier otro existente. Sería un gran
error desconocerlo, puesto que es el único sistema existente que defiende los principios de la libertad –
derecho fundamental para la pacificación y justa convivencia de nuestra civilización–. Por lo tanto,
cualquier esfuerzo que se haga encaminado a fortalecer los partidos políticos en nuestros países es
poco, si tenemos en cuenta que sin ellos rápidamente caeremos en el abismo. Populismos unipersonales
como el de Hugo Chávez en Venezuela, o el de su discípulo Evo Morales en Bolivia, sin mencionar el
daño que evidentemente hizo a la democracia del Perú un personaje como Alberto Fujimori, son
muestra de un evidente e inadecuado funcionamiento de los partidos políticos en nuestro hemisferio.

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