Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En Colombia el Gobierno suma las dos respuestas. Por una parte, acusa
a los venezolanos de ser los transmisores de la enfermedad –y por eso
su partido, el Centro Democrático, se empeña absurdamente en que hay
que negociar la colaboración sanitaria bilateral con el señor particular
Juan Guaidó, y no con el efectivo gobierno de Nicolás Maduro–. Y, por
otra, el propio presidente Iván Duque acude a las potencias celestiales:
“Yo soy un hombre de fe”, dice en la televisión, entornando los ojos. Y
explica que le ruega a un cuadro de la milagrosa Virgen de Chiquinquirá
que tiene en su despacho, “que es patrona de Colombia y, créanme,
nunca nos ha abandonado”, que “nos consagre (¿?) como sociedad, que
consagre a nuestras familias, nuestros hijos, nuestros hermanos,
nuestros abuelos” (¿y a nuestros padres no?), y que a él mismo “le dé
salud para poder guiar los destinos de la nación”. Como lo viene
haciendo cuando afirma, con mentiroso descaro, que “desde finales del
año pasado el Gobierno nacional empezó a trabajar para enfrentar el
coronavirus”. Es decir (qué visión), desde meses antes de que la peste
comenzara en la China.