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coeducación

LOS CENTROS
EDUCATIVOS
Espacios para la prevención de la
violencia machista
carmen ruiz repullo Introducción
universidad pablo de
olavide Que vivimos en una sociedad machista, sexista y androcéntrica
no debe sorprendernos a nadie, de hecho este 8 de marzo, “Día
Internacional de las Mujeres”, hemos asistido a un hito histórico
del feminismo que clamaba en las calles una sociedad igualitaria
y libre de violencias machistas. En este camino hacia la igualdad,
el papel del sistema educativo es fundamental ya que se configura
como motor de cambio y transformación social. El sistema edu-
cativo ya no es solo un espacio para adquirir conocimientos, los
centros educativos se convierten en espacios clave para la sensibi-
lización y la detección de la violencia de género.

La violencia machista en la adolescencia


En los últimos años, la violencia de género en la adolescencia se ha
convertido en un tema de especial interés que ha centrado diversas
líneas de investigación. Conocer la prevalencia de esta violencia a
edades tempranas ha sido el objetivo prioritario de gran parte de
estos estudios (Amurrio, 2008; Cantera et al., 2009; Díaz-Aguado
y Carvajal, 2011; Díaz-Aguado, 2013; Ruiz, 2016, entre otros), cu-
yas principales conclusiones nos muestran una problemática so-
cial marcada por las desigualdades de género y la persistencia de
un sistema de dominio patriarcal, base de esta violencia machista.
Algunos ejemplos que manifiestan la magnitud de esta proble-
mática social los encontramos en el estudio Andalucía Detecta

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Lectora / mela villalta
(Luzón, 2011), donde se muestra que el 65% de la adolescencia an-
daluza de entre 14 y 16 años presenta actitudes o formas de pen-
sar sexistas. Según esta investigación, el 60% está de acuerdo o
muy de acuerdo con la legitimidad de la autoridad masculina en
la pareja, y un 61,2% de los chicos y un 41,7% de las chicas cree
que los celos son una prueba de amor. A nivel estatal, el estudio
dirigido por Díaz-Aguado (2013) recoge que el 36,3% piensa que
“los celos son una expresión del amor” y un 54,3% ha escuchado
consejos como que “para tener una buena relación de pareja debes
encontrar tu media naranja y así llegar a ser como una sola perso-
na”. Ejemplos que no hacen sino reforzar la idea que ya argumentó
Amelia Valcárcel de que vivimos en un “espejismo de la igualdad”
que nos hace creer que el machismo forma parte del pasado, que el
sistema patriarcal ha muerto, con el único objetivo de invisibilizar
y minimizar la desigualdad y la violencia de género.
En este sentido, el papel que pueden tener los centros educativos
en esta materia puede englobarse en dos ámbitos importantes. El
primero de ellos se basa en la prevención, en la educación en y
para la igualdad, a través de las distintas asignaturas y actuacio-

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coeducación

nes internas del centros, bien a través de acciones externas como


talleres, programas, etc. El segundo tiene que ver con su papel en
la detección de la violencia de género y en su posicionamiento y
actuación al respecto.

Prevenir la violencia machista desde la escuela


Para abordar la prevención de la violencia de género en los centros
educativos, primero debemos formarnos, conocer la realidad des-
igual en la que vivimos, ser conscientes del machismo y de cómo
se manifiesta en la adolescencia. Después debemos realizar una
búsqueda de materiales y recursos que nos puedan ayudar en esta
tarea preventiva teniendo en cuenta algunas cuestiones imprescin-
dibles de tratar con nuestro alumnado, como por ejemplo:
• La sociedad machista y neomachista. Insistiendo en las nue-
vas formas de machismo que tienen lugar en la sociedad ac-
tual y que se centran básicamente en responsabilizar a las
mujeres de no alcanzar la igualdad deseada, puesto que a
nivel legal no existen tales impedimentos. Se trata de una
forma de machismo que como expone Lorente (2009) trata
de cambiar los discursos pero su finalidad es que todo siga
igual que antes.
• La configuración de la masculinidad hegemónica. Es una de
las causas de la violencia de género, junto con el machismo.
Por ello hay que comenzar por trabajar modelos de mascu-
linidad que sean igualitarios y atractivos al mismo tiempo.
En definitiva se trata de deserotizar al modelo hegemónico,
al chico chulillo, y erotizar al chico igualitario.
• La construcción del amor romántico. Aquí hay que insistir
en las formas de amor impuestas por el modelo romántico
donde mujeres y hombres tenemos distintos papeles adscri-
tos: unas más orientadas hacia el cuidado y otros hacia la
sexualidad. También hay que tratar las características que
tiene una relación tóxica (dependencia, mentiras, insatis-
facción, sufrimiento) y las que tiene una relación sana (con-
fianza, respeto, comunicación, sinceridad), valorando lo que
nos aporta una y otra, intentando deconstruir esa idea muy
asentada en la adolescencia de que una relación de pareja en
la que existe el “tira y afloja” no es una relación perversa.
• Los mitos románticos. En este apartado hay una gran ta-
rea ya que los mitos románticos están muy asentados en la

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Los centros educativos, espacios para la prevención de la violencia machista- C. Ruiz

adolescencia, especialmente el mito de los celos, pensar que BIBLIOGRAFÍA

muchos no pero unos poquitos son señal de interés por parte Amurrio, M. (dir.) (2008). Informe Violencia
de género en las relaciones de pareja de
de la pareja; el mito de la media naranja, o lo que es igual adolescentes y jóvenes de Bilbao. Bilbao:
creer que hay personas que están destinadas y que se com- Universidad del País Vasco.
Cantera, I.; Estébanez, I. y Vázquez, N. (2009).
plementan; el mito del cambio por amor, o la creencia de que Violencia contra las mujeres jóvenes: la
el amor puede con todo y será capaz de cambiar al chico; o violencia psicológica en las relaciones de
noviazgo. Servicio de Mujer del Módulo
el mito de amar es sufrir, lo que dificulta que no perciban el Psicosocial de Deusto-San Ignacio,
daño que ejerce la pareja como una forma de violencia sino Emakunde, Bilbao.
Díaz-Aguado, Mª J. y Carvajal, I. (Directoras)
como parte del amor. (2011). Igualdad y prevención de la violencia
de género en la adolescencia. Universidad
• Las relaciones afectivas y sexuales. El abordaje de este ám- Complutense de Madrid y Ministerio de
Igualdad. Ministerio de Sanidad, Política
bito es primordial para construir nuevas formas de relacio- Social e Igualdad. Centro de Publicaciones,
narnos amorosa, afectiva o sexualmente. Por eso es necesa- Madrid.

rio trabajarlas teniendo en cuenta no solo la igualdad entre Díaz-Aguado, Mª. J. (Directora) (2013).
Evolución de la adolescencia española
mujeres y hombres, sino también la diversidad sexual y la sobre igualdad y la prevención de la
violencia de género. Delegación del
identidad de género. Gobierno para la Violencia de Género.
Madrid.
En definitiva, tanto la prevención como la detección de la violencia Lorente, M. (2009). Los nuevos hombres
de género, forman parte fundamental de los objetivos y retos de nuevos. Los miedos de siempre en tiempos
de igualdad. Destino, Barcelona.
una escuela coeducativa. Ponernos manos a la obra no solo es nece- Luzón, J. M. (Coord.) (2011). Estudio Detecta
sario sino urgente si queremos acabar con esta problemática social. Andalucía, Instituto Andaluz de la Mujer,
Sevilla.
Ruiz, C. (2017). Estrategias para educar en y
Algunas reflexiones finales para la igualdad: coeducar en los centros.
Revista Atlánticas. Vol. 2, 1. DOI: https://doi.
Para caminar hacia la coeducación un paso imprescindible es la org/10.17979/arief.2017.2.1

toma de conciencia sobre la reproducción consciente o inconscien- Ruiz, C. (2014). Graduando Violencias
Cotidianas. La construcción social de
te del sexismo dentro de la escuela, de las aulas, de los patios, de las relaciones amorosas y sexuales en la
adolescencia. Diputación Provincial de
los claustros, así como el posterior empoderamiento del propio Jaén, Jaén.
sistema educativo para verse como motor de cambio. Un sistema Ruiz, C. (2016). Voces tras los datos. Una
que se cree capaz de aportar soluciones a los problemas sociales, mirada cualitativa a la violencia de género
en adolescentes. Sevilla: Instituto Andaluz
formando al alumnado no solo a nivel académico, sino también de la Mujer.
en otras esferas, como la personal y la ciudadana, es un sistema
educativo empoderado, capacitado, facultado para la transforma-
ción social. La educación no puede entenderse solamente como un
reflejo de la sociedad, no puede convertirse en un fiel reproduc-
tor social; el sistema educativo debe dar un paso más intentando
aportar su grano de arena en las necesarias transformaciones de
la sociedad. La escuela que necesitamos no debe ser sexista, ni cla-
sista, ni racista, ni homófoba, no puede reproducir lo que vemos en
ocasiones en la sociedad; por el contrario, debe contribuir a crear
una visión crítica sobre las distintas desigualdades existentes para
avanzar en su desaparición.

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