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UNIDAD 7: LA GUERRA CIVIL

1. DEL GOLPE DE ESTADO A LA GUERRA. LAS OPERACIONES MILITARES

1.1. Alzamiento militar y comienzo de la guerra

 El 17 de julio de 1936, las guarniciones militares de Melilla, Ceuta y Tetuá n se


sublevaron contra el Gobierno.
 Al día siguiente el comandante militar de Canarias, Francisco Franco, se unió al
golpe de Estado.
 En la Península algunas tropas se sublevaron uniéndose al alzamiento, otras
permanecieron fieles al Gobierno y en algunos lugares la resistencia de los
grupos obreros derrotó a los golpistas. El territorio quedó divido en dos.
 En muchos lugares, ante la conmoció n del golpe desapareció el Estado y se
produjo un vacío de poder.
 El presidente del Gobierno, Santiago Casares Quiroga, desbordado por la
situació n y contrario al reparto de armas exigido por las organizaciones obreras
para combatir a los sublevados, dimitió .
 Fue sustituido por Diego Martínez Barrio para negociar el fin de la rebelió n
con el general Emilio Mola, director de la conspiració n y sublevado en
Pamplona, pero las conversaciones fracasaron. Martínez Barrio abandonó .
 José Giral ocupó su lugar, cediendo el reparto de armas al pueblo.
 En Madrid y Barcelona, las milicias obreras derrotaron a los sublevados.
 Lluís Companys, presidente de la Generalitat, el 21 de julio de 1936 formó el
Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña
 Españ a quedó dividida entre una zona fiel a la Repú blica y otra a la sublevació n.
 El golpe de Estado del 17 y 18 de julio daba paso así a una larga contienda en la
que se enfrentaron dos bandos.

1.2. La marcha sobre Madrid

Durante los primeros meses del conflicto se impuso la guerra de columnas*. Las
milicias catalanas, victoriosas en Barcelona, organizaron columnas hacia Aragó n,
que vieron detenido su avance a causa de la desorganizació n, la falta de un mando
comú n y la resistencia encontrada. La estrategia militar de los alzados se centró en
la toma de Madrid. El ejército de Á frica atravesó el estrecho de Gibraltar —
bloqueado por la marina republicana— gracias a un puente aéreo con Sevilla y a
los convoyes de barcos protegidos por la aviació n enviada por Hitler y Mussolini.
Desde allí se inició el avance hacia Extremadura. La toma de Mérida el 11 de agosto
unió a los dos sectores de la Españ a nacional. En las ciudades ocupadas se ejerció
una política del terror*, que en el caso de Badajoz alcanzó una extrema dureza.
La columna del norte, reforzada con falangistas y requetés, tomó los puertos de
Somosierra y de los Leones, en el sistema Central. Sin embargo, las milicias
populares frenaron su avance. A comienzos de octubre, bajo la direcció n de Franco,
las columnas nacionales alcanzaron las proximidades de la capital, y en noviembre
se encontraban en la Ciudad Universitaria. Miles de madrileñ os fortificaron Madrid
al grito de «¡No pasará n!». Ante la inminente caída, el Gobierno republicano se
trasladó a Valencia. La confusió n entre los defensores se vio agravada por la
presencia de quintacolumnistas*, lo que precipitó la matanza de simpatizantes
nacionales en Paracuellos del Jarama.
Los atacantes iniciaron un asedio frontal. Madrid resistió defendida por militares
leales a la Repú blica, brigadistas internacionales y milicias de partidos y sindicatos.
El 23 de noviembre finalizó la batalla y se fijó el frente a pocos kiló metros de la
ciudad. Fracasado el intento de entrar en Madrid, Franco pretendió aislar la
capital. La batalla del Jarama, que trató de impedir las comunicaciones
republicanas con Valencia, apenas movió el frente pese a las numerosas bajas. En la
batalla de Guadalajara las tropas italianas rompieron el frente, pero el contrataque
republicano restableció la situació n.

1.3. La campaña del norte

La batalla de Guadalajara evidenció que la Guerra se dilataría má s de lo previsto. El


mando nacional planeó una ofensiva en el norte para conseguir el dominio de toda
la zona. Allí, la Repú blica sobrevivía aislada, con un mando disperso, a veces
enfrentado, y un ejército peor equipado que el del centro.
El 31 de marzo de 1937 las tropas de Mola rompieron el frente vasco con el apoyo
de la aviació n alemana e italiana. La defensa recayó en el ejército de Euskadi,
formado apresuradamente tras la concesió n del Estatuto de Autonomía al País
Vasco en octubre de 1936. En su avance, el 26 de abril de 1937, la Legió n Có ndor
destruyó Guernica. El «cinturó n de hierro» de Bilbao, un complejo sistema de
defensas, cayó y la ciudad fue ocupada por los sublevados el 19 de junio de 1937.
Con el fin de distraer la ofensiva sobre el norte, un ejército republicano
desencadenó la ofensiva de Brunete (Madrid) en julio de 1937, pero la localidad
fue reconquistada por los nacionales, cuya aviació n mantuvo desde ese momento
el dominio en el interior de la Península. Las operaciones se reanudaron en el
norte con la toma de Santander el 26 de agosto.
El fracaso de una nueva ofensiva republicana en Belchite (Aragó n) permitió el
avance del ejército sublevado sobre la cuenca minera asturiana. En pocas semanas
el frente de Asturias dejó de existir. La evacuació n de republicanos por mar desde
Gijó n y Avilés resultó muy penosa y miles de ellos fueron apresados o se refugiaron
en las montañ as. El 21 de octubre de 1937 la campañ a del norte había terminado.
La incorporació n del norte a la Españ a nacional permitió a esta controlar los
recursos estratégicos de la cornisa Cantá brica: la siderurgia vasca, el carbó n
asturiano y las fá bricas de armas, ademá s de puertos de gran importancia
comercial como el de Santander.

1.4. Teruel, la batalla del Ebro y Cataluña

A una nueva ofensiva de Franco sobre Madrid a finales de 1937 los republicanos
respondieron en enero de 1938, en el invierno má s crudo del siglo, con la toma de
Teruel. Sin embargo, la ciudad fue recuperada por los sublevados tras una feroz
batalla. El fracaso republicano puso de manifiesto sus carencias al tiempo que hizo
evidente la abrumadora ventaja en hombres, material y organizació n del bando
sublevado.
Tomando la iniciativa, las tropas franquistas avanzaron sobre Aragó n y el norte de
Castelló n hasta alcanzar el Mediterrá neo en Vinaroz el 15 de abril de 1938. La
Repú blica se encontraba en una situació n precaria, con el territorio dividido,
escasez de alimentos y enfrentamientos internos. Franco se adentró hacia Valencia,
pero el Gobierno republicano ordenó una contraofensiva de distracció n. Las
unidades má s selectas del ejército republicano atravesaron el Ebro el 25 de julio de
1938. La batalla del Ebro se prolongó hasta noviembre de ese añ o. Esta lucha de
desgaste favoreció a Franco que, respaldado por su superioridad artillera y aérea,
rechazó finalmente el ataque. El ejército republicano perdió a sus mejores hombres
y su falta de reservas le impidió renovar el material perdido.
El 23 de diciembre de 1938 comenzó la ofensiva sobre Cataluña. El 26 de enero
las tropas de Franco entraron en una desguarnecida Barcelona y el 10 de febrero
alcanzaron la frontera francesa. Miles de refugiados pasaron a Francia, entre ellos
Manuel Azañ a con los miembros del Gobierno. El Reino Unido y Francia
reconocieron al Gobierno de Franco y el 27 de febrero Azañ a dimitió como
presidente de la Repú blica.

1.5. El final de la Guerra

En Madrid el coronel Segismundo Casado, con el apoyo de un grupo de militares


anticomunistas, llevó a cabo un golpe de Estado el 5 de marzo de 1939 contra el
Gobierno republicano de Valencia. Le apoyaban algunos socialistas prestigiosos
como Juliá n Besteiro, parte de la UGT y el anarquista Cipriano Mera,
produciéndose intensos combates durante unos días en Madrid. Estableció un
Consejo Nacional de Defensa que negoció con Franco, quien ú nicamente aceptó
una rendició n incondicional. El 28 de marzo de 1939 el Ejército nacional entró en
Madrid sin resistencia. Otro avance convergió sobre la zona del sureste, en plena
desbandada republicana, rindiéndose Albacete, Murcia, Jaén, Ciudad Real, Valencia
y, por ú ltimo, Alicante. Allí, desde el 29 de marzo, unas 15 000 personas se
apiñ aban en el puerto con el objetivo de embarcar en buques franceses y
britá nicos. La llegada el día 30 de la divisió n Vittorio lo impidió . Muchos fueron
ejecutados allí mismo; los que no optaron por el suicidio fueron llevados al campo
de concentració n de Los Almendros. El 1 de abril de 1939 el cuartel general de
Franco emitió el último parte de Guerra.

2. LA ESPAÑA REPUBLICANA

 Durante la Guerra Civil, la Españ a republicana se caracterizó por su división.


 El Partido Comunista de España (PCE), respaldado por los partidos
burgueses y por el ala derecha del socialismo, se mostró favorable a
supeditar todos los esfuerzos al triunfo en la Guerra, de modo que insistió
má s en los problemas militares y en aplazar las reformas sociales.
 Los anarquistas, el ala izquierda del socialismo y otros grupos comunistas,
opinaban que no se podía ganar la contienda sin hacer a la vez la
Revolució n.

2.1. Giral y la Revolución (julio-septiembre de 1936)


 El 19 de julio de 1936, José Giral formó un Gobierno moderado de izquierda.
 Su autoridad se vio disminuida a partir del reparto de armas a las instituciones
obreras, ya que las milicias constituyeron comités que convivieron como
poder junto al del Gobierno.
 En las zonas republicanas en las que estos comités alcanzaron mayor poder se
desarrolló una Revolución social caracterizada por:
 Los comités proletarios, integrados por miembros de partidos y sindicatos
armados, formados en las localidades bajo control republicano.
 El terror sobre religiosos, patronos, militares sospechosos y políticos de
derechas, que se concretó en procedimientos judiciales sin garantías o en
actos incontrolados de violencia, cuyo origen residía a veces en rencillas y
venganzas personales.
 La persecución contra la Iglesia, asociada al antiguo orden social y
sospechosa de apoyar el alzamiento, con la destrucció n de numerosos
edificios religiosos y el asesinato de casi 7  000 eclesiá sticos.
 La ocupación de fábricas y propiedades agrarias, en muchas de las
cuales se llevaron a cabo experiencias de autogestió n y de colectivizació n de
la tierra, y que dieron lugar a la creació n del Consejo de Aragó n.

2.2. La etapa de Largo Caballero (septiembre de 1936-mayo de 1937)

 El 4 de septiembre de 1936 Largo Caballero sustituye a Giral.


 Constituyó un Gobierno frentepopulista con la presencia de socialistas y
comunistas ( y luego anarquistas)
 Se tomó la controvertida decisió n de trasladar la sede gubernamental a
Valencia.
 Formació n del Ejército Popular de la República (Fuerza militar que integraba
a todos los combatientes leales al Gobierno legítimo y de las milicias en una
fuerza armada regular adoptando la disciplina castrense).
o Organizado en brigadas mixta autosuficientes
o Alejamiento de las mujeres de las unidades de combate,
o Fuerte resistencia entre los anarquistas (se negaban a abandonar sus
consignas).
o Careció de mandos intermedios y de oficiales há biles.
o Su creciente control por los comunistas le proporcionó coherencia
ideoló gica.
o Marginó a eficientes oficiales de otras ideologías por motivos
políticos.
 Discrepancias entre los comunistas y el presidente del Gobierno a
propó sito de la direcció n de la Guerra y por la resistencia del presidente a la
fusió n del Partido Socialista Obrero Españ ol (PSOE) y el PCE (Partido Comunista
de Españ a), auspiciada por los comunistas y respaldada por la Unió n Soviética.
 Sucesos de Barcelona de mayo de 1937.
o Los anarquistas y sus aliados comunistas trotskistas del Partido
Obrero de Unificació n Marxista (POUM) combatieron en las calles de
la ciudad contra los militantes del Partit Socialista Unificat de
Catalunya (PSUC) y la Generalitat.
o Los anarcosindicalistas y los miembros del POUM depusieron las
armas y los comunistas los persiguieron con dureza.
 Exigencias comunistas a Largo Caballero:
o Destitució n de los ministros de la CNT
o Disolució n del POUM,
 Largo Caballero no aceptó esas exigencias.
 El PCE le retiró su apoyo.
 El presidente del Gobierno se vio obligado a dimitir el 17 de mayo de 1937.

2.3. Juan Negrín y el ascenso comunista (mayo de 1937-marzo de 1939)

 Los comunistas españ oles agrupados en el PCE y el PSUC y bajo la influencia de


Stalin, ganaron fuerza y prestigio hasta convertirse en los organizadores de la
política republicana.
 Azañ a, en mayo de 1937, decidió encargar a Juan Negrín (socialista moderado)
la formació n del nuevo Gobierno
 El POUM fue declarado ilegal, y sus militantes, detenidos.
 El nuevo presidente insistió de forma prioritaria en el esfuerzo militar y contó
con la colaboración de los comunistas.
 Negrín intentó buscar una salida negociada a la Guerra.
 Planteó su célebre programa de los Trece Puntos (abril de 1938). Proponía:
o Una repú blica democrá tica con plena autoridad.
o El cese de la Guerra.
o Un Ejército al servicio de la nació n. Sus intentos de dotar de eficacia
a la Repú blica se diluyeron.
 El Gobierno de Negrín, trasladado el 31 de octubre de 1937 a Barcelona, se
exilió tras la caída de Cataluñ a.
 Azañ a renunció poco después a la presidencia de la Repú blica.
 Negrín regresó y resistió con el propó sito de que una guerra en Europa de las
democracias liberales contra los totalitarismos fascistas salvase a la Repú blica.
 Negrín, sin autoridad en Madrid (golpe de Estado de Segismundo Casado) y con
graves enfrentamientos en Valencia, acabó abandonando Españ a.
 Madrid se rindió sin condiciones y la Repú blica se desmoronó .

3. DE LA ESPAÑA REBELDE A LA NACIONAL

La Españ a nacional durante los añ os de la Guerra Civil se caracterizó por:


 La institucionalización de un nuevo Estado, basado en la concentració n
de poderes en el general Francisco Franco.
 El ejercicio de una política conservadora contra las reformas de la
Repú blica.
 La aplicació n de una fuerte represión para imponer el control de las zonas
dominadas y eliminar cualquier brote de resistencia.
o Desarrollada por las autoridades nacionales de forma sistemá tica.
o Las víctimas fueron dirigentes, militantes y simpatizantes de
partidos de izquierda y nacionalistas, sindicalistas, profesores,
intelectuales, miembros de la masonería y militares que no se
sumaron a la sublevació n.

3.1. La construcción de un nuevo Estado


La Junta Militar
 El general José Sanjurjo, que iba a ponerse al frente de los sublevados, falleció
en accidente aéreo cerca de Lisboa el 20 de julio de 1936.
 En su lugar, el 24 de julio de ese añ o los jefes militares nacionales constituyeron
la Junta de Defensa Nacional (má ximo ó rgano político para dirigir y coordinar
las operaciones bélicas) presidida por el veterano general Miguel Cabanellas.
 Necesidad de contar con una jefatura militar unificada y un aparato político
centralizado
 La Junta nombró a Francisco Franco jefe del Gobierno del Estado y
Generalísimo de las fuerzas nacionales, confiriéndole el cargo de general jefe
de los Ejércitos de Operaciones.
 El 1 de octubre de 1936 entró en vigor el decreto que ponía bajo su autoridad,
como jefe del Estado, todo el poder civil y militar.

La Junta Técnica del Estado y el Decreto de Unificación


 El 1 de octubre de 1936 Franco formó una Junta Técnica del Estado y
desaparecía la Junta de Defensa Nacional.
 El Decreto de Unificación del 19 de abril de 1937 fusionó en una sola entidad
política, denominada Falange Españ ola Tradicionalista y de las Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), a los grandes bloques
ideoló gicos y mejor organizados militarmente, adheridos a la Españ a golpista:
falangistas y requetés.
 Franco asumió la jefatura de FET y de las JONS como su jefe nacional.
 De esta forma, Franco consolidó su liderazgo político y militar de la Españ a
sublevada.
 Sus principales competidores, los generales Emilio Mola y Gonzalo Queipo de
Llano, no llegaron a ensombrecer ese liderazgo.

El primer Gobierno de Franco


 El 30 de enero de 1938 Franco constituyó su primer Gobierno (en el que todas
las sensibilidades que apoyaron la sublevació n estaban representadas) y
desapareció la Junta Técnica del Estado.
 Como jefe del Estado y del Gobierno, Francisco Franco concentró los poderes
legislativo y ejecutivo.

3.2. Política y sociedad en la España nacional

La primera legislación franquista


 Creació n de un nuevo Estado basado en:
o Principios del catolicismo conservador.
o Nacionalismo españ ol exaltado, autoritario y centralista.
o El pensamiento falangista de corte fascista de José Antonio Primo de
Rivera.
 La política reformista de la República fue abolida.
 La labor legislativa:
 La entrada en vigor de la Ley de Responsabilidades Políticas del 9 de
febrero de 1939, que consideró delito la colaboració n con la Repú blica.
 El Fuero del Trabajo del 9 de marzo de 1938, basado en la Carta del
Lavoro del fascismo italiano, en el que se enunciaban los objetivos sociales
del nuevo régimen y se definía a Españ a como un Estado totalitario.
 La Ley de Prensa del 22 de abril de 1938, muy restrictiva con la libertad de
expresió n y que establecía la censura previa.
 La Ley de Segunda Enseñanza, cató lica y patrió tica, del 20 de septiembre
de 1938.

La Iglesia
 Los eclesiá sticos españ oles se alinearon mayoritariamente con el bando
nacional
 La pastoral de monseñ or Enrique Plá y Deniel, obispo de Salamanca, del 30 de
septiembre de 1936, legitimaba el alzamiento y la Guerra Civil, otorgá ndoles el
estatuto de «cruzada» por la religió n, por la patria y por la civilizació n.
 El 1 de julio de 1937 se hizo pú blica una carta colectiva de los obispos
españoles en apoyo a la sublevació n.
 Se establecieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

La nueva sociedad
 Base social:
o Oligarquía tradicional.
o Sectores rurales (pequeñ os propietarios agrícolas)
o Gran parte de las clases medias urbanas se identificaron con los
principios de orden del nuevo régimen.
 Valores respaldados por la Iglesia, el Ejército y la Falange:
o El nacionalismo españ ol.
o La defensa de la religió n, de la jerarquía, del deber, de la obediencia y
del recato.
 Las mujeres:
o Fueron alejadas de la vida laboral fuera de casa y se realzó su papel
de madres y esposas cristianas.
o La Secció n Femenina de la Falange canalizó sus escasas actividades
políticas.
 La educación:
o Se ideologizó , con una fuerte presencia de la religió n cató lica y de los
ideales de la Falange.
o La coeducació n de niñ os y niñ as fue suprimida.
o Los maestros fueron depurados.

4. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL

 Nú mero de víctimas: entre 500000 y 650000, considerando acciones de guerra,


represió n y violencia incontrolada.
 Generación de españ oles que dejó de nacer a causa de las incertidumbres del
conflicto armado y del alejamiento de las familias.
 Cientos de miles de personas tuvieron que marchar al exilio durante la Guerra
Civil o al acabar el propio conflicto:
 Francia acogió en abril de 1939 a 450000 expatriados republicanos,
muchos de ellos hacinados en campos de concentració n.
 La Unión Soviética albergó a 2000 comunistas y a 5000 niñ os, enviados en
un principio provisionalmente para alejarlos de la Guerra.
 Durante la Segunda Guerra Mundial muchos de estos exiliados en Francia y
en la Unió n Soviética combatieron en la resistencia francesa o en el ejército
soviético y 10000 de ellos murieron en los campos de exterminio nazis.
 Iberoamérica recibió 50000 exiliados. Muchos países mostraron su
generosidad con los españ oles.
 La actitud de los vencedores cerró impidió cualquier tipo de reconciliación
nacional.
 La represión fue implacable con los derrotados.

Consecuencias económicas
 La falta de productos de primera necesidad llevó al racionamiento y favoreció
la ruralización del país.
 Miles de viviendas, pueblos enteros y barrios urbanos desaparecieron a causa
de los bombardeos.
 Gran parte de la infraestructura se vio afectada.
 La producción agraria de 1939 bajó un 20% con relació n a los añ os anteriores
a la contienda.
 El sector industrial conservó casi toda la infraestructura, aunque la producció n
se contrajo en un 30%.
 El índice del coste de la vida aumentó y hasta 1954 la renta per capita no
volvió a sobrepasar la anterior a 1935.
 La Hacienda pú blica quedó sin divisas y sin reservas de oro.
 Endeudamiento con Alemania e Italia.

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