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UNAM FES ACATLÁN

Flores Valdovinos, Carlos Axel

Análisis de Lectura I (Recapitulación).


Cicerón, Marco Tulio, Disputas Tusculanas, Libro I.

Las preguntas iniciales se pueden plantear de la siguiente manera: ¿cuál es el aporte


fundamental de Cicerón?, ¿se puede decir que su pensamiento es filosófico, en sentido
estricto?, o en todo caso, ¿es un exégeta, doxógrafo o un orador que conoce la retórica?
Cicerón escribió entre los 45 y 44 sus obras más reconocidas 1, en un estado de
madurez en el que decidió retirarse de la política para dedicarse a la filosofía. Lo cual nos
lleva a cuestionar si sus aportaciones fueron originales o sistemáticas. Cicerón no intentó
ser original, ya que el post-aristotelismo había afrontado una revisión de los exégetas y
comentaristas. Cicerón vivió en un período en donde la creación filosófica tuvo menor
importancia comparándola con Grecia. Su orientación a la filosofía tiene que ver, en el
fondo, con cuestiones morales de filosofía práctica o ética de la acción. Sus
preocupaciones eran sobre aspectos prácticos, en torno a cuestiones de moral, política o
jurídica. La importancia que tiene Cicerón en la filosofía helénica muestra el papel de la
transmisión e incorporación del pensamiento griego en Roma. La implantación de un
lenguaje apropiado que se valió de las diversas operaciones del pensamiento para
difundir la cultura griega desde recursos retóricos como: definición, inducción, cualidad,
diferencia y, en otros casos, intentó formar un vocabulario filosófico más preciso. Cicerón
fue más allá de la traducción y se propuso el ejercicio crítico y, si se nos permite,
hermenéutico. En este sentido, la Nueva Academia de Cicerón se conduce—afín al
pensamiento romano—entre un estoicismo y un eclecticismo. De esta manera, se acerca
a la oratoria y al uso sistemático de la duda. Se trata, entonces, de ponderar las distintas
posiciones filosóficas encontradas, buscando establecer juicios o criterios de verdad, allí
donde discrepan puntos de vista, es decir, analogías o semejanzas. Sin embargo, parece
ser que Cicerón se acerca más al filósofo profesional, por su carácter pedagógico,
pragmático y antidogmático despertando un cierto interés por los grandes aportes del
mundo griego. La enseñanza de la filosofía y el valor de la educación formaron parte de
su ethos. Como buen ecléctico, Cicerón se limita a exponer las distintas posiciones
filosóficas y las somete a juicio, de esta forma, se busca llegar a certezas. La duda
ciceroniana no es escéptica, sino crítica; se establece entre lo verosímil y lo probable.

1
De este período corresponden: De amicitia, De Senectute y De finibus, Tusculanae disputationes, De natura
deorum y De officiis.

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