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INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE

IMPORTACIONES. PRIMERA PARTE. 1930/1945

Hasta aquí vimos cómo se determinó y desarrollo el modelo


agroexportador en Argentina.

La Primera Guerra Mundial y la posterior crisis financiera


internacional, propició un incipiente sector industrial en los países en
desarrollo, constituyendo el primer paso hacia un nuevo Modelo de
Industrialización por Sustitución de Importaciones que iba a regir
nuestro país por los siguientes 45 años.

La Primera Guerra Mundial marcó el final de una etapa de expansión


de la economía mundial y el comienzo de turbulencias políticas,
económicas y sociales.

Las condiciones económicas impuestas a los vencidos generaron


problemas en toda Europa (economías debilitadas e hiperinflación).

A su vez Estados Unidos se presentaba como el gran transformador


productivo con importantes innovaciones tecnológicas que
revolucionaban los procesos productivos y la organización del
trabajo en el interior de las industrias (generalización de la cadena
de montaje, o fordismo), creando mercados más amplios tanto a
nivel nacional como internacional.

Sin embargo varios factores jugaban en contra de esta expansión.


Internamente, la desigual distribución del ingreso y los bajos
salarios que hicieron que el consumo masivo encontrara sus límites.
También se produjo un fuerte avance del socialismo, el marxismo y
el anarquismo.

Por otra parte, la libre circulación de capitales generó un creciente


desplazamiento de inversiones especulativas provocando una gran
inestabilidad, como fueron los procesos inflacionarios en Alemania y
Austria, la caída de los precios de productos primarios que afectó las
economías de los países periféricos.

El estallido sobrevino porque, a partir de los cambios tecnológicos


en los Estados Unidos, se produjo una creciente valorización de las
acciones de empresas que cotizaban en la Bolsa de Nueva York
mediante actos especulativos, que ocultaban los indicios de la caída
de la economía real. La burbuja explotó y a partir de allí comenzó
una larga recesión, primero en Estados Unidos y luego en el resto
del mundo capitalista.

La Gran Depresión y la aparición de movimientos políticos como el


fascismo y el nazismo hicieron eclosión.

La profundidad de la crisis del ’30, la depresión más profunda del


capitalismo desde su instauración, el cambio de reglas de juego y el
estallido de la Segunda Guerra Mundial, trastocaron el contexto
internacional en el que se desarrollaba la economía argentina.

La crisis internacional que duró hasta casi iniciada la segunda


guerra, conocida como la Gran Depresión fue la más profunda
padecida por el capitalismo en su historia, por su amplitud mundial,
su larga duración y su intensidad en cuanto al retroceso de la
producción industrial.

Las causas del colapso de 1929 eran la sobreespeculación y la


sobreproducción que superaban la demanda. La sobreproducción no
podía absorberse por los bajos salarios, lo que generó una caída en
la producción con la consecuente recesión y desempleo.

La crisis de 1929

Todo el sistema se derrumbó en octubre de 1929. En cuestión de


horas las cotizaciones perdieron todo lo ganando durante los últimos
años. El martes 29 de octubre (Martes Negro) fue el día más
sombrío de Wall Street.

La crisis financiera se convirtió en una crisis económica con baja de


todos los indicadores socio-económicos. Los sectores más afectados
por la depresión en Estados Unidos fueron la agricultura, la
producción de bienes de consumo y la industria pesada.

La Gran Depresión redujo el préstamo al exterior y la demanda de


importaciones con las repercusiones que esto provocó en el resto
mundo.
La crisis tubo profundas repercusiones en la teoría económica. Se
pusieron en crisis los conceptos del pensamiento neoclásico
dominante hasta ese momento.

En el marco de esta crisis, surgieron posturas heterodoxas que


recomendaban una política activa frente a la depresión,
fundamentalmente fueron las ideas Keynesianas las que
comenzaron a tener mayor fuerza. El Estado debía ocupar mayor
responsabilidad dentro del sistema económico.

El efecto Multiplicador del consumo y la inversión Keynesiano fueron


la llave para la salida de la crisis.

El programa económico que se puso en marcha en Estados Unidos,


bajo la presidencia de Roosevelt, se conoció como el New Deal.

El programa se sustentaba básicamente en un fuerte respaldo


estatal a la inversión a través de facilidades para el acceso al crédito
y la realización de obras de infraestructura, todo a los efectos de
crear trabajo. También se realizó un salvataje del sistema bancario
y se implementaron negociaciones colectivas, salario mínimo y
sistema de seguridad social. Se diría que la segunda etapa del New
Deal fue considerado por muchos políticos y economistas como un
“giro a la izquierda” aunque reconocían que no era hostil a los
empresarios.

De todos modos según los economistas liberales el crac se


justificaba por los ciclos económicos del propio sistema capitalista,
para los marxistas era el resultado de las disfunciones estructurales
del sistema, para Keynes fue el resultado del desajuste entre la
producción y la demanda efectiva y para los monetaristas fue la
desaparición del patrón oro.

Las características fueron severa deflación con restricciones


monetarias y financieras, retrocesos salariales y de la actividad
económica.

Así se quebró la cadena de pagos y en paralelo se desplazó el


patrón oro.
Durante la década del ’30 se empezó a modificar la política
librecambista.

El paradigma liberal al que había adherido fervientemente nuestro


país se derrumbó y emergió un nuevo paradigma cuyo principal
referente fue el economista británico John M. Keynes. Se abandonó
la idea del laissez faire para dar lugar a una fuerte aparición del
Estado.

Los condicionantes de la economía internacional se modificaron. El


comercio, las inversiones privadas directas, las migraciones y las
corrientes financieras internacionales, perdieron frente a la
producción y acumulación de capital en la economía mundial.

Los años de la Gran Depresión dejaron un sistema de relaciones


internacionales muy debilitadas, donde además se fortalecieron
regímenes autoritarios y corporativos como los liderados por Hitler y
Mussolini. Alemania, Italia y también Japón iniciaron una política
expansionista para sus sectores industriales.

A su vez, el conocimiento científico y tecnológico realizaba avances


espectaculares, abriendo otra vez nuevas fronteras a la producción
de bienes y servicios y nuevos rumbos a la integración de los
espacios nacionales.

En ese contexto se desarrolla la Segunda Guerra Mundial que


dividiría el mundo y que generaría a la postre, un nuevo orden
mundial.

Con el fin de la Guerra comenzó la rápida reconstrucción de Europa


y Japón. El período que ahí comienza mostrará avances de las
fuerzas globalizadoras, reflejadas en el comercio, inversiones y
finanzas internacionales.

El fin de la Segunda Guerra Mundial fue determinando un nuevo


orden económico mundial por parte de los países vencedores. Había
tres razones que lo justificaban:

- Primero: el quiebre del sistema multilateral de pagos y


comercio basado en el patrón oro, lo que hizo que se pensara
además en la creación de instituciones financieras
internacionales para controlar los mercados internacionales.

- Segundo: la paradoja de que el enemigo principal del sistema,


la URSS, era aliado en la guerra y Alemania se había
convertido en el enemigo más allá del apoyo que había
recibido en la primera posguerra, fundamentalmente por el
régimen autoritario que se había instalado.

- Tercero: Estados Unidos había ganado la guerra en términos


estrictamente económicos. Había salido fortalecido gracias al
desarrollo de la industria bélica y los avances tecnológicos que
a partir de ella se trasladaban al resto de la economía.

Desde el punto de vista del mundo capitalista, Estados Unidos se


convirtió en la potencia indiscutida, gracias a sus excedentes
productivos colocados en los países de Europa Occidental.
Estableció el Plan Marshall de reconstrucción de las economías
europeas de modo de ayudar a esos países que eran sus principales
socios comerciales, pero también como modo de contener la presión
de la Unión Soviética y las ideas comunistas.

De este modo, los años que van entre finales de la década del 40 y
mediados de los 70, son considerados los de mayor crecimiento de
los países capitalistas y se lo llama el Período de Oro del
capitalismo. Lo mismo sucedió con Japón y otros países del Sudeste
Asiático, ayudados también por Estados Unidos en función de la
importancia geopolítica de esos países, por la cercanía con China,
otro bastión comunista.

Mientras tanto los países latinoamericanos quedaban al margen de


este desarrollo y sentirían la presión de Estados Unidos que los
consideraba aliados naturales, pero sin el apoyo económico que
tuvo hacia los países desarrollados.

Los efectos de la crisis en la Argentina

Con el primer golpe de Estado en nuestra historia, el 6 de


septiembre de 1930, se iniciaba un período que por su ilegitimidad,
fraude, corrupción, prácticas represivas y carencia de políticas
sociales, se conocería como Década Infame.

El primer impacto que sufrió Argentina como consecuencia de la


Gran Depresión fue en el sector externo. Tanto exportaciones como
importaciones cayeron drásticamente. Por eso se determinó el
control de cambios a fin de atenuar el desequilibrio del sector.

El gobierno de facto, comenzó a utilizar el Estado en la economía en


favor de los intereses de los sectores que representaba.

A fin de evitar una mayor caída en la actividad interna se fueron


creando juntas reguladoras y comisiones para proponer soluciones y
encarar medidas que protegiesen los intereses de los distintos
sectores productivas: cereales, carnes, azúcar, vitivinícola, textil,
etc., que tenían funciones asesoras fundamentalmente. Se crearon
las Juntas reguladoras de Carnes, Granos, Industria Lechera, del
Algodón, de Vinos, de Yerba mate.

Argentina también empezó a diversificar sus mercados generando


acuerdos bilaterales con otros países europeos y Brasil.

La política fiscal a partir de 1933 tuvo un fuerte incremento del


gasto público vinculado al crecimiento de la inversión pública. El
desarrollo de la red vial trajo aparejado mayor demanda de mano
de obra.

Para afrontar las necesidades de recursos por parte del Estado, se


crearon nuevos impuestos, entre ellos, el impuesto a los réditos (o
ganancias).

Una de las principales medidas económicas fue la creación del


Banco Central en 1935 que tenía la exclusividad de la emisión de
billetes, mantener reservas suficientes para asegurar el valor del
peso ya sea en oro o divisas y regular el crédito. Se daba así una
herramienta de política monetaria al Estado.

El impacto inmediato de la crisis del 29 sobre el sector industrial fue


negativo (caída del ingreso interno, dificultades para importación de
materias primas, caída en las exportaciones y en la tasa de
inversión). A partir de 1933 se inicia una etapa de relanzamiento del
incipiente sector industrial, pero no ya como algo espontáneo
porque la política económica ejercía su influencia.

Esto es así porque además de la política cambiaria había un


estímulo de “comprar a quien nos compra”.

El principal desarrollo se observaba en la industria textil y la


metalúrgica reduciendo así el nivel de importaciones y generando
una industrialización por sustitución de importaciones, compuesta
por bienes de consumo. Satisfacía la demanda interna y generaba
empleo así como utilización de las materias primas que ahora no
eran demandadas por los centros productivos internacionales.

Por lo tanto la inversión en el sector fue creciente con una


importante corriente de inversiones extranjeras tanto
norteamericanas como europeas, de modo que la mayor parte de la
industria argentina por esos años era propiedad de firmas
extranjeras, aunque había un grupo de industrias nacionales
vinculadas a las pequeñas y medianas empresas basadas en
emprendimientos surgidos de las clases medias y bajas
generalmente de origen inmigrante radicadas en el país desde fines
del siglo anterior y de aquellos que huían del autoritarismo que se
expandía por Europa en esos años (Nazis, Fascistas, franquistas).
También terratenientes que perdían rentabilidad en la actividad
agropecuaria dirigían recursos a la industria. Es obvio que éste fue
el sector nacional con mayor presencia en el sector industrial. Así
vemos que la protección a la industria local está vinculada a los
nuevos intereses del poder económico dominante desde siempre en
Argentina.

Sin embargo el grupo de pequeñas y medianas también se va


consolidando y en algunos casos apuntando a demandas que de
otra forma quedaban ignoradas. Ellos también lograron algún tipo
de agremiación al constituir la Confederación General Económica
que más adelante tendrían una presencia determinante en el apoyo
al peronismo.

Pero los límites de la industrialización están determinados porque


había un retraso sustancial en cuanto al desarrollo tecnológico de
los países avanzados (de hecho se utilizaban matrices desechadas
por los países centrales) y además el lay out de las fábricas era
primitivo, producto de la casualidad más que del planeamiento
industrial. De hecho se alzaban las fábricas sobre lo que habían sido
los talleres de reparación y mantenimiento de la maquinaria
extranjera. Así nacieron Pescarmona, Turri o Vasalli.

No había acceso a capitales por lo que la inversión era la propia de


los dueños. Otro ejemplo de industria nacional que fabricó un
producto emblemático fue la empresa SIAM de Di Tella.

Sin embargo en materia de política económica se daba lo que se


puede denominar “proteccionismo al revés”, porque se arancelaba
más fuertemente a la importación de insumos que a la de productos
terminados, basados en el criterio de no proteger “industrias
artificiales” porque su desarrollo no iba a ser nunca el necesario y
desviaba así la capacidad de utilizar recursos para otras.
(Yacimientos, industria siderúrgica, etc.).

En síntesis. La industrialización en nuestro país tuvo como origen:


- Industrias vinculadas a la producción agropecuaria.
- Industrias de capitales extranjeros, que producían con
matrices y maquinarias que resultaban obsoletas en sus países
de origen por el avance tecnológico.
- Industrias de capitales nacionales, constituidas sobre la base
de antiguos talleres de reparación y de provisión de insumos a
las industrias extranjeras.

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