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El punto que me resulto de interés es el de “suscitar el deseo de aprender, sí, pero

¿Cómo?” donde se divide en tres sub puntos.

En primer lugar habla sobre la pregunta, un alumno que entiende el tema tratado se

adueña del mismo, cuestionándose contantemente con el deseo de seguir aprendiendo.

Posteriormente se hace mención a una historia sobre un profesor de francés el cual,

decide dar clases a sus alumnos Holandeses y por su parte el desconoce este idioma.

Entonces busca una solución para enséñales por medio de una texto bilingüe. Los

alumnos de esta manera leían y comprendían lo que estaban haciendo. Y su profesor

estaba orgulloso de esto, ya que ignoraba lo que estaba enseñando y el suponía que de

esta manera daba más frutos. Teniendo en cuenta que esta historia fue leída en la

materia “filosofía de la educación” donde le dimos una mirada crítica sobre ser un

maestro ignorante. Como estudiante y futura docente veo que esta metodología no es

siempre la mejor, no se trata de ser o no ignorante del tema si no ser interesado y

motivado para ilustrarnos en lo que no sabemos. Por otro lado esta forma de aprender

no la veo valida ya que me parece fundamental el momento de socialización en una

clase, donde surgen ideas diferentes, preguntas, cuestionamientos, y creo que son

fundamentales y enriquecedoras al momento de aprender.

Como segundo punto en la lectura, se habla del cuestionamiento, donde conviene

construir una situación investigable. La idea de tomar aquellos temas de interés de los

alumnos y perfeccionarlos.

Pestalozzi habla de la importancia de la exigencia, una exigencia compasiva, que no sea

agresiva pero si firme. Para decirle al niño “Estoy aquí, obtén lo mejor de ti y tu lo vas a

conseguir” creando una fuerza en su interior para superarse y creerse capaz de hacerlo.
Creo que más que una exigencia, esto es demostrarle al niño un gran interés por él, y

darle el apoyo y confianza que necesita para seguir motivándose a seguir. Muchas veces

como alumna de secundaria me sentí totalmente sola, y ahora que lo pienso me faltaba

este tipo “exigencia”, ya que no la tenía ni por parte de mis padres, ni por parte de los

docentes ni por nadie. Yo lo veía como un “problema que era mío” y nadie me iba a dar

una solución. En ciclo básico tuve muchos problemas para encontrar una manera de

estudiar, no sabía cómo hacerlo, no tenía idea como armar un resumen y me sentía muy

frustrada. A fin de año una docente se dio cuenta, y me pidió para hablar con ella y

darme una mano. Me propuso hacer una esquema para estudiar y me recomendó

material, me dijo que estudiando así iba a poder lograr irme bien en el escrito, en esta

oportunidad pude sentir esa cierta exigencia que me había dado de ponerme las pilas y

poder encarar con la materia ya que me había brindado esas herramientas que yo

necesitaba. Creo que en este ejemplo aplica “una exigencia que permite que el alumno

experimente la posibilidad de aprender y crecer”

Por último se habla de la motivación, la cual para desarrollarse verdaderamente debe

enmarcarse en una promesa educativa en la que está comprometida la credibilidad del

adulto. En este punto se da un ejemplo sobre el maestro Albert Thierry, un maestro que

se dedicaba a la transmisión de saberes, él era un docente de cuerpo y alma el cual daba

todo en sus clases pero sus alumnos se burlaban. El esperaba el interés, entusiasmo de

sus alumnos pero estos en cambio caían en la pasividad y las burlas. Esta anécdota me

recuerda a 5to de liceo, donde me encontraba en una clase “muy complicada” titulada

por los docentes y personal de institución. Teníamos un profesor de literatura muy

dedicado a la materia, elegía sus obras e intentaba climatizar la clase. Esto nunca pasaba

ya que mi clase no estaba interesada en ninguna de esas obras, nos parecían aburridas y

algunas tan viejas que ni nos interesaban. Varias veces tuvo que parar la clase y
pedirnos que le prestáramos atención ya que siempre eran dos o tres quienes lo seguían.

Pero también varias veces fuimos nosotros quienes le planteamos que no entendíamos

las obras, y muchos de los recursos que ellas tenían. En síntesis creo que a este profesor

como a Thierry era tanto su deseo por enseñar lo que sabían y amaban que se olvidaban

de ponerse un poco en el lugar de los alumnos, y trabajar con poemas y textos que los

identifiquen que sean de su interés. Me hubiera encantado que mi profesor nos hubiera

dado un repertorio de todas las obras literarias a trabajar y nosotros elegir. Pero siempre

se reducía a lo que a él le gustaba y apasionaba. Como dice el libro “La capacidad de

encontrar placer en los aprendizajes es lo que, con el tiempo, garantiza los mejores

resultados”.

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