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Capitulo III
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESILENCIA EN EL
DESARROLLO DEL SER Y LA APLICACIÓN EN LA
RESOLUCION DE CONFLICTOS
Una emoción es una reacción compleja del cerebro ante un estímulo externo (algo que
veo, u oigo) o interno. (Pensamiento, recuerdo, imagen interna). Emoción viene del
latín emovere que quiere decir mover hacia o desde. En contra de lo que se piensa, las
emociones son algo transitorio no permanente que nos saca de nuestro estado habitual.
Las emociones son energía que se mueve a través de nuestro cuerpo y que sólo se estanca
si las reprimimos. Las emociones por tanto nos impulsan hacia la acción, son más intensas
y duran menos tiempo que los sentimientos.
Daniel Goleman Entiende EMOCION Como: “ Un sentimiento que afecta a los propios
pensamientos, estados psicológicos, estados biológicos y voluntad de acción”
¿Qué es un sentimiento?
El sentimiento es la suma de emoción + pensamiento. Es la experiencia subjetiva de
nuestra experiencia emocional. Según el biólogo Huberto Maturana, una emoción se
transforma en sentimiento en la medida que uno toma consciencia de ella. Es decir, en el
sentimiento interviene además de la reacción fisiológica un componente cognitivo y
subjetivo. Un sentimiento por tanto, se da cuando etiquetamos la emoción y emitimos un
juicio acerca de ella.
Para seguir con el ejemplo anterior, tu pareja te acaba de dejar, y por ejemplo, te das
cuenta que sientes tristeza. La tristeza se convierte en sentimiento cuando pones
consciencia y pensamiento. Otro ejemplo, te acaban de despedir del trabajo, puedes
sentir la emoción de enfado. Y luego que te vengan otras emociones al pensar en ello que
acaben convirtiéndose en sentimientos por ejemplo, tristeza, miedo a no encontrar otro
trabajo, alegría por sentirte liberado de no escuchar a tu jefe nunca más, etc.
"Los sentimientos no pueden ser ignorados, no importa cuán injustos o ingratos nos
parezcan." -Anna Frank- http://www.psicoemocionat.com/1/post/2016/nov/6-
diferencias-entre-emociones-y-sentimientos.html
Aprender a gestionar nuestras emociones, va a ser fundamental para que podamos llevar
una vida equilibrada y feliz.
¿ … las personas intelectualmente más brillantes no suelen ser las que más éxito tiene, ni
en los negocios, ni en la vida privada…”.
La inteligencia emocional. Es la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros
mismos y en nuestras relaciones.
Extraído de: https://psicologosenlinea.net/981-inteligencia-emocional-concepto-de-
inteligencia-emocional-medicion-de-la-inteligencia-segun-goleman-y-que-es-la-
inteligencia-emocional-segun-goleman.html#ird2ddq2d
Su tesis defiende que, con mucha frecuencia, la diferencia radica en ese conjunto de
habilidades que ha llamado “inteligencia emocional”, entre las que destacan el
autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse a
uno mismo. Si bien una parte de estas habilidades pueden venir configuradas en nuestro
equipaje genético, y otras tantas se moldean durante los primeros años de vida, la
evidencia respaldada por abundantes investigaciones demuestra que las habilidades
emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo largo de la vida, si para
ello se utilizan los métodos adecuados.
El diseño biológico que rige nuestro espectro emocional no lleva cinco ni cincuenta
generaciones evolucionando; se trata de un sistema que está presente en nosotros desde
hace más de cincuenta mil generaciones y que ha contribuido, con demostrado éxito, a
nuestra supervivencia como especie. Por ello, no hay que sorprenderse si en muchas
ocasiones, frente a los complejos retos que nos presenta el mundo contemporáneo,
respondamos instintivamente con recursos emocionales adaptados a las necesidades del
Pleistoceno.
En esencia, toda emoción constituye un impulso que nos moviliza a la acción. La propia
raíz etimológica de la palabra da cuenta de ello, pues el latín movere significa moverse y el
prefijo e denota un objetivo. La emoción, entonces, desde el plano semántico, significa
“movimiento hacia”, y basta con observar a los animales o a los niños pequeños para
encontrar la forma en que las emociones los dirigen hacia una acción determinada, que
puede ser huir, chillar o recogerse sobre sí mismos. Cada uno de nosotros viene equipado
con unos programas de reacción automática o una serie de predisposiciones biológicas a
la acción. Sin embargo, nuestras experiencias vitales y el medio en el cual nos haya tocado
vivir irán moldeando con los años ese equipaje genético para definir nuestras respuestas y
manifestaciones ante los estímulos emocionales que encontramos.
Un par de décadas atrás, la ciencia psicológica sabía muy poco, si es que algo sabía, sobre
los mecanismos de la emoción. Pero recientemente, y con ayuda de nuevos medios
tecnológicos, se ha ido esclareciendo por vez primera el misterioso y oscuro panorama de
aquello que sucede en nuestro organismo mientras pensamos, sentimos, imaginamos o
soñamos. Gracias al escáner cerebral se ha podido ir desvelando el funcionamiento de
nuestros cerebros y, de esta manera, la ciencia cuenta con una poderosa herramienta
para hablar de los enigmas del corazón e intentar dar razón de los aspectos más
irracionales del psiquismo.
Alrededor del tallo encefálico, que constituye la región más primitiva de nuestro cerebro y
que regula las funciones básicas como la respiración o el metabolismo, se fue
configurando el sistema límbico, que aporta las emociones al repertorio de respuestas
cerebrales. Gracias a éste, nuestros primeros ancestros pudieron ir ajustando sus acciones
para adaptarse a las exigencias de un entorno cambiante. Así, fueron desarrollando la
capacidad de identificar los peligros, temerlos y evitarlos. La evolución del sistema límbico
estuvo, por tanto, aparejada al desarrollo de dos potentes herramientas: la memoria y el
aprendizaje.
En esta región cerebral se ubica la amígdala, que tiene la forma de una almendra y que, de
hecho, recibe su nombre del vocablo griego que denomina a esta última. Se trata de una
estructura pequeña, aunque bastante grande en comparación con la de nuestros
parientes evolutivos, en la que se depositan nuestros recuerdos emocionales y que, por
ello mismo, nos permite otorgarle significado a la vida. Sin ella, nos resultaría imposible
reconocer las cosas que ya hemos visto y atribuirles algún valor.
Sobre esta base cerebral en la que se asientan las emociones, fue creándose hace unos
cien millones de años el neocórtex: la región cerebral que nos diferencia de todas las
demás especies y en la que reposa todo lo característicamente humano. El pensamiento,
la reflexión sobre los sentimientos, la comprensión de símbolos, el arte, la cultura y la
civilización encuentran su origen en este esponjoso reducto de tejidos neuronales. Al
ofrecernos la posibilidad de planificar a largo plazo y desarrollar otras estrategias
mentales afines, las complejas estructuras del neocórtex nos permitieron sobrevivir como
especie. En esencia, nuestro cerebro pensante creció y se desarrolló a partir de la región
emocional y estos dos siguen estando estrechamente vinculados por miles de circuitos
neuronales. Estos descubrimientos arrojan muchas luces sobre la relación íntima entre
pensamiento y sentimiento.
Los estudios neurológicos han encontrado que la primera región cerebral por la que pasan
las señales sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el tálamo, que se encarga
de distribuir los mensajes a las otras regiones de procesamiento cerebral. Desde allí, las
señales son dirigidas al neocórtex, donde la información es ponderada mediante
diferentes niveles de circuitos cerebrales, para tener una noción completa de lo que
ocurre y finalmente emitir una respuesta adaptada a la situación. El neocórtex registra y
analiza la situación y acude a los lóbulos prefrontales para comprender y organizar los
estímulos, en orden a ofrecer una respuesta analítica y proporcionada, enviando luego las
señales al sistema límbico para que produzca e irradie las respuestas hormonales al resto
del cuerpo.
Aunque esta es la forma en la que funciona nuestro cerebro la mayor parte del tiempo,
Joseph LeDoux -en su apasionante estudio sobre la emoción- descubrió que, junto a la
larga vía neuronal que va al córtex, existe una pequeña estructura neuronal que comunica
directamente el tálamo con la amígdala. Esta vía secundaria y más corta, que constituye
una suerte de atajo, permite que la amígdala reciba algunas señales directamente de los
sentidos y dispare una secreción hormonal que determina nuestro comportamiento, antes
de que esas señales hayan sido registradas por el neocórtex.
El problema que esto puede y suele suscitar consiste en que la amígdala ofrece respuestas
inmediatas que no tienen en cuenta la situación en toda su complejidad, sino que se
limitan a asociarla con los recuerdos emocionales que guarda almacenados para proveer
así la repuesta que considere adecuada. Si bien esto podría ser determinante para la
supervivencia de nuestros ancestros en situaciones en las que unas milésimas de
segundos significaban la diferencia entre vida o muerte, en el sofisticado mundo social de
hoy en día puede resultar desproporcionado y hasta catastrófico.
Así, por ejemplo, no es de sorprender que una persona que haya sufrido un fuerte trauma
tras haber sido asediada sexualmente por un antiguo jefe, tenga una reacción exagerada y
violenta cuando se enfrente a un escenario similar al del ataque o cuando se encuentre
con una superior que le recuerde de alguna forma a su agresor. De hecho, la situación se
hace más compleja si tenemos en cuenta que la mayoría de los recuerdos emocionales
más intensos que están almacenados en la amígdala proceden de los primeros años de
vida, de hechos que no sólo escapan a nuestro control, sino que ni siquiera entran en el
ámbito de nuestros recuerdos conscientes.
En cada uno de nosotros se solapan dos mentes distintas: una que piensa y otra que
siente. Éstas constituyen dos facultades relativamente independientes y reflejan el
funcionamiento de circuitos cerebrales diferentes aunque interrelacionados. De hecho, el
intelecto no puede funcionar adecuadamente sin el concurso de la inteligencia emocional,
CODIGO: 240201500 COMPETENCIA DE APRENDIZAJE: PROMOVER LA INTERACCIÓN
IDÓNEA CONSIGO MISMO, CON LOS DEMÁS Y CON LA NATURALEZA EN LOS CONTEXTOS LABORAL Y
SOCIAL…. EMAIL abbg123@hotmail.com / cel. 3107869624 Pá gina 6
Instructora. ADRIANA BARON GOMEZ…SENA 2019
intelectual (IQ) es un buen indicador para saber si una persona será exitosa en la vida. La
puntuación del test de inteligencia, decían, podía establecer una relación fuerte con el
desempeño académico y el éxito profesional.
Prueba de ello es que empezaron a ganar terreno algunas teorías de la inteligencia que
intentaban comprenderla desde ópticas diferentes, como la Teoría de las Inteligencias
Múltiples de Howard Gardner, la teoría de Raymond Cattell (y otros) que explicaba las
diferencias entre Inteligencia fluida y cristalizada, o la Inteligencia Emocional que
popularizó Daniel Goleman.
Ante esta realidad, cabe resaltar que existen personas con un dominio de su faceta
emocional mucho más desarrollado que otras. Y resulta curiosa la baja correlación entre la
Inteligencia clásica (más vinculada al desempeño lógico y analítico) y la Inteligencia
Emocional. Aquí podríamos ejemplificar esta idea sacando a colación el estereotipo de
estudiante “empollón”; una máquina intelectual capaz de memorizar datos y llegar a las
mejores soluciones lógicas, pero con una vida emocional y sentimental vacía. Por otro
lado, podemos encontrar personas cuyas capacidades intelectuales son muy limitadas,
pero en cambio consiguen tener una vida exitosa en lo que refiere al ámbito sentimental.
Este par de ejemplos llevados al extremo son poco habituales, pero sirven para percatarse
de que es necesario prestar más atención a esta clase de habilidades emocionales, que
pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra capacidad para
puntuar alto en un test de inteligencia convencional. Para eso es importante profundizar
en la Inteligencia Emocional.
Hoy en día son muchas las corporaciones que invierten grandes sumas de dinero en
formar a sus empleados en Inteligencia Emocional. La razón de esta apuesta estriba en
que las empresas se han dado cuenta de que una de las claves del éxito comercial y de la
venta de sus productos radica en el grado en que sus trabajadores son capaces de
reconocer y controlar sus emociones, así como las de sus clientes.
De ahí se desprende, según señala García-Allen, que los empleados con alta Inteligencia
Emocional resulten mucho más productivos para las corporaciones.
Daniel Goleman
Daniel Goleman
1- AUTOCONOCIMIENTO EMOCIONAL (o
autoconciencia emocional). Se refiere
al conocimiento de nuestros propios
sentimientos y emociones y cómo nos
influyen. Es importante reconocer la manera
en que nuestro estado anímico afecta a
nuestro comportamiento, cuáles son nuestras
capacidades y cuáles son nuestros puntos
débiles. Mucha gente se sorprende de lo poco
que se conocen a ellos mismos
Las personas con un alto grado de inteligencia emocional suelen ser motivados.
Están dispuestos a aplazar los resultados inmediatos del éxito a largo plazo. Son
altamente productivas y son muy eficaces en lo que hacen.
EL HOMBRE SIN SENTIMIENTOS
Gary era un cirujano de éxito, inteligente y solícito, pero su novia, Ellen, estaba
exasperada porque, en el terreno emocional, Gary era una persona chata y sumamente
reservada. Podía hablar brillantemente de cuestiones científicas y artísticas pero, en lo
tocante a sus
sentimientos, era (aún con
Ellen) absolutamente
inexpresivo. Y por más que
ella tratara de mover sus
emociones, Gary
permanecía indiferente e
impasible y no cesaba de
repetir: “Yo no expreso
mis sentimientos” al
terapeuta que visitó a
instancias de Ellen y,
cuando llegó el momento
de hablar de su vida
emocional, Gary concluyó:
“no sé de que hablar. No tengo sentimientos intensos, ni positivos ni negativos”.
Pero Ellen no era la única en estar frustrada con el mutismo emocional de Gary porque,
como le confió a su terapeuta, era completamente incapaz de hablar abiertamente con
nadie de sus sentimientos. Y el motivo fundamental de aquella incapacidad era, en
primer lugar, que ni siquiera sabía lo que sentía,lo único que sabía era que él no se
enfadaba; era alguien sin tristezas pero también sin alegrías.
No es que los alexitímicos no sientan, sino que son incapaces de saber y especialmente
incapaces de poner en palabras lo que sienten. Se trata de personas que carecen de la
habilidad fundamental de la inteligencia emocional, la conciencia de uno mismo, el
conocimiento de lo que están sintiendo en el mismo momento en que las emociones
bullen en su interior. Cuando algo o alguien les hace sentir, se quedan tan conmovidos y
perplejos que tratan de evitar esa situación a toda costa. Los sentimientos llegan a ellos,
cuando lo hacen, como un desconcertante manojo de tensiones.
AUTOR: Daniel Goleman.
LIBRO: Inteligencia Emocional
RELACIÓN ENTRE INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESILIENCIA
21 abril, 2014 de ontinyentpsycologo 1
comentario
La palabra “Resiliencia” proviene del término
latino “Resilio”, que significa volver atrás,
volver en un salto, rebotar. El término fue
adaptado por las Ciencias Sociales para
caracterizar a os sujetos que, a pesar de haber
nacido y vivido en situaciones de adversidad,
se desarrollan psicológicamente sanos y
exitosos. En castellano, tradicionalmente el
término resiliencia se usa en el campo de la
física y se refiere a la capacidad que tienen los
cuerpos para volver a su forma original
después de haber sufrido deformaciones
producto de la fuerza (Suárez, N. 2004).
En psicología se conoce la
Resiliencia como la capacidad que
tienen las personas para afrontar y
Algunas investigaciones realizadas sobre Resiliencia han permitido comprobar que hay
ciertas características estables de personalidad tales como la esperanza, la felicidad y el
optimismo, que pueden mediatizar el impacto que producen determinados estímulos
estresantes (Brodkin y Coleman, 1996; Fredrickson, 2001; Tugade y Fredrickson, 2004).
Por otra parte otros autores observaron que quienes se sobreponen positivamente frente
a la adversidad presentan mayores habilidades sociales y emocionales, respecto a quienes
sucumben ante la misma. Es decir que los sujetos resilientes manejan y comprenden
mejor sus emociones.
Los resultados obtenidos en otras investigaciones indican que las personas con altos
niveles de Inteligencia Emocional muestran más Satisfacción Vital, y también tienen
mayores Factores de Protección Personales, Familiares y Fuentes de Resilencia más altas.
Por otro lado Darío Páez et al, 2007 comprobaron que los jóvenes con apego seguro y una
alta Inteligencia Emocional auto-percibida y de rendimiento, hacen mayor uso de la
reevaluación positiva ante situaciones que provocan ira o tristeza – reconstruyen la
situación centrándose en lo positivo, auto-reconfortándose y minimizando sus
consecuencias negativas-. Asimismo, quienes presentan un estilo seguro y mayor
capacidad de modificar sus estados de ánimo en las relaciones interpersonales, tienen
mayor auto-control ante la tristeza en base al uso de respuestas de aceptación, sugiriendo
que aguantar e ignorar la situación, aprender a vivir y aceptar el estrés interpersonal es
eficaz.
De lo anterior podemos
inferir una relación entre
la resiliencia y la
educación emocional. Se
podría decir que un nivel
elevado de Inteligencia
Emocional tendría una
función tanto protectora
como recuperadora del
ajuste emocional y de la
salud mental (P. Berrocal,
2006), buen argumento
por tanto para estimular
una vez más los
programas de educación
emocional para los niños.
En este manual han incluido una metáfora de los pedagogos Ana Forés y Jordi Gravé que
resulta muy ilustrativa para comprender qué es la resiliencia.
“Una hija estaba muy molesta porque parecía que cuando un contratiempo se les
solucionaba, aparecía un problema nuevo aún más complicado. Habló de ello con su padre
que era jefe de cocina. La miró y, sonriente, cogió tres ollas. En un puchero puso algunos
huevos, en otro, algunas zanahorias y en una tercera ollita, café. La joven se quedó
pasmada pensando que su padre no la escuchaba, como ya era habitual, porque en lugar
de proporcionarle una respuesta se ponía a cocinar.
Después de
veinte minutos de
cocción, el padre
le preguntó a la
hija. “¿Qué ves?”
La chica quedó
atónita. “¡Qué
quieres que vea?
¡Cómo no me
haces ningún
caso mientras
cueces huevos y
unas zanahorias y
haces café!”,
respondió medio enfadada. El padre imperturbable la invitó a palpar los tres ingredientes.
La joven azorada le preguntó qué significaba. Él le respondió:
“los huevos eran frágiles antes de la cocción, y ante la adversidad (el calentamiento con el
fuego) se han vuelto duros; las zanahorias, en cambio, eran duras y con el fuego se han
vuelto blandas; en cambio, el café, cuando ha sido calentado ha sido incluso capaz de
poder transformar su contexto: el café ha transformado el agua. ¿Qué deseas ser tú hija
mía, ante las adversidades? Ojalá seas como el café que cuando aparezcan los problemas
o las adversidades, seas capaz de ser fuerte, sin dejarte vencer ni aislarte, salir airosa e
incluso mejorar tú misma consiguiendo cambiar tu entorno”.
Como conclusión transcribo también la lectura personal que estos dos pedagogos hacen
del fenómeno de la resiliencia:
“es una metáfora sobre las posibilidades de reconstrucción humana que apuesta por
suministrar un manto de caricias proveniente del contexto social a la persona herida, con
el objetivo de permitirle desarrollar aquellas capacidades y habilidades que le pueden
catapultar hacia su transformación”.
https://ontinyentpsycologo.wordpress.com/2014/04/21/relacion-entre-inteligencia-
emocional-y-resiliencia/
Publicado el 05/03/14
Movimientos musculares
Emoción Imagen Definición
faciales
El antagonismo hacia
La reducción de las cejas,
una persona o un
apretar y estrechar los labios,
objeto a menudo se
los ojos mirando, apretando
Cólera sentía después de que
los párpados inferiores, con
usted siente que ha
menos frecuencia, empujando
sido agraviado u
la mandíbula hacia adelante
ofendido
Desagrado intenso o
La reducción de las cejas,
condena causada por
Asco curvando el labio superior,
algo ofensivo o
arrugando la nariz
repulsiva
Sentimiento de Los párpados caídos, la
Tristeza
infelicidad o tristeza reducción de las esquinas de
Agregando A La Lista
Los hallazgos de Ekman sobre las expresiones faciales universales revelaron el carácter
intercultural de la relación entre la comunicación no verbal y la emoción, sin embargo, las
teorías de Ekman han evolucionado desde que ideó su lista de emociones básicas. En la
década de 1990, añadió una serie de otros a la lista de emociones universales, aunque
hizo hincapié en que no todos ellos pueden ser identificados utilizando expresiones
faciales. Estas emociones adicionales son:
Diversión
Desprecio
Contentamiento
Vergüenza
Emoción
Culpa
El orgullo de los logros
Alivio
Satisfacción
Placer sensorial
Vergüenza
Resumen De La Lección
Paul Ekman determina las seis emociones básicas que son comunes entre las personas de
todas las culturas. Las seis emociones básicas son la ira, la felicidad, sorpresa, asco,
tristeza y miedo. Antes de que él publicó sus hallazgos en la década de 1970, se creía
ampliamente que las expresiones faciales y sus significados son específicas de cada cultura
"No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y
las obedecemos sin darnos cuenta". -Vincent Van Gogh-
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
A CONTINUAR DESARROLLAR EN EL LIBRO
Después de haber leído la parte teórica puede desarrollar las actividades con mayor
facilidad.
1. Hacer la casa de los 40 estados emocionales. Es nuestra casa el depositario de
infinidad de sentimientos emociones y pensamientos razón por la cual debe usted
ubicar en la casa Los cuarenta estados emocionales… desarrollar completando y
ubicando en su casa, oficina o lugar donde se le generan estas emociones.
1. Aburrimiento. La última vez que recuerdo estar aburrido fue…
2. Aceptación. Me han aceptado en…
3. Admiración. El miembro de mi familia que más admiro es…
4. Alegría. Para mí supondría una alegría que…
5. Alivio. El mayor apuro del que he salido fue aquella vez que…
6. Amor. La persona que más quiero en este mundo es…
7. Asco. He sentido asco cuando…
8. Asombro. El último vídeo de Youtube que más me ha asombrado ha sido…
9. Compasión. El último compañero del que me he compadecido ha sido…
10. Confusión. Siempre me confundo con…
11. Culpa. Me siento culpable de…
12. Decepción. El día que me he sentido más decepcionado en clase ha sido…
13. Desaliento. Me he sentido sin fuerzas aquella vez que…
14. Deseo. Lo que más deseo en este mundo es…
15. Entusiasmo. Lo que más me entusiasma hacer por las tardes es...
16. Envidia. Siento envidia de…
17. Euforia. Recuerdo que la vez que más he saltado de alegría fue…
18. Felicidad. Para mí la felicidad es…
19. Frustración. Para mí lo más frustrante de estudiar es…
20. Gratitud. La última vez que di las gracias fue…
21. Hostilidad. Un ejemplo de hostilidad en el deporte sería…
22. Ilusión. Lo que más ilusión me hace de este curso es…
23. Incomprensión. Me siento incomprendido por mis padres cuando…
24. Inseguridad. Me siento inseguro cuando…
25. Ira. Siempre me enfado por…
26. Irritación. Lo que más me irrita de mis compañeros de clase es…
27. Melancolía. He estado triste sin llegar a llorar el día que…
28. Miedo. La vez que más miedo he pasado fue un día que…
29. Nostalgia. Lo que más echo de menos del curso pasado es…
30. Odio. Lo que más odio de este mundo es…
31. Orgullo. Hay veces que por orgullo soy capaz de…
32. Placer. La comida que más placer me produce es...
33. Remordimiento. Siento remordimientos cada vez que…
34. Satisfacción. Una de las cosas de las que más satisfecho estoy es de…
35. Serenidad. A mi me produce serenidad…
36. Soledad. La última vez que me sentí solo fue…
37. Tensión. Estoy en tensión cuando…
38. Ternura. La persona más tierna que conozco es…
39. Tristeza. Me pone triste ver…
40. Vergüenza. La última vez que me sonrojé en clase fue
https://psicologiaymente.net/psicologia/emociones-basicas-cuatro-seis
2 En una foto suya colocar que le ha aportado a su bienestar los reconocimientos de
los 5 elementos de la inteligencia emocional.
3 ¿Qué es la inteligencia emocional?
EJEMPLO….. Y DESARROLLE…
LA foto…TU ERES
“Las grandes mentes discuten ideas; las mentes promedio discuten acontecimientos; las
mentes pequeñas discuten con la gente.”
-Eleanor Roosevelt-