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En una entrevista con la agencia informativa del consejo nacional de ciencia y tecnología (conacyt),

la ingeniera aeroespacial de la NASA, Dalia Quintanilla Riojas, dijo que los alimentos deben
someterse a procesos de análisis antes de que los astronautas lo consuman

Quintanilla comentó lo siguiente: “los astronautas antes de salir al espacio, se reúnen con un
científico que les ayuda a definir lo que consumirán durante el día, tres veces al día, y que cumplan
con su cantidad de dos mil a tres mil 200 calorías dependiendo de su sexo y tamaño corporal”.

En el espacio no se debe basar la alimentación sana en una dieta solo de frutas y verduras, como
todo ser humano, por lo que es importante que los astronautas consuman lo que les gusta.

Pero más allá del gusto, por encima de todo, los alimentos espaciales están diseñados para
proporcionar una nutrición óptima. Los astronautas necesitan estar preparados, físicamente y
mentalmente, para no enfermar en el espacio.

Alimentos termoestabilizados (calientes), ionizados (esterilizados), deshidratados (sin agua),


congelados, naturales (como las frutas secas), y bebidas en polvo (desde agua hasta café). La idea
es que la “dieta” del astronauta no supere los dos kilos de alimento por día(es decir, las 2.500
calorías). Y debe incluir un 15% de proteínas, un 30% de grasas, un 50 % de carbohidratos. El resto
debe ser líquido.

Se debe recalcar que el alcohol no está permitido debido a sus problemas con su microgravedad.
la comida de nuestros astronautas ha sufrido muchas alteraciones.
Tubos de aluminio rellenos de carne, chocolate en puré, latas de atún, bebidas de
mariscos congelados... Es lo clásico para degustar en el espacio. Aunque también, desde
hace décadas, los programas espaciales incorporan las mejores recetas de sus cocinas
nacionales para que su tripulación pueda sentirse como en casa mientras recorre la
galaxia a la velocidad de la luz.

Japón, por ejemplo, tiene su ramen deshidratado desde mucho antes de que se pusiera de
moda en Occidente. Y Rusia tiene su borscht, una sopa muy popular originaria de Ucrania.
Con el paso de los años las nuevas tecnologías se han ido creando nuevos alimentos
adecuados para la gravedad cero. Hoy la Estación Espacial Internacional es una ONU de la
cocina liofilizada del mundo.

Pero más allá del gusto, por encima de todo, los alimentos espaciales están diseñados
para proporcionar una nutrición óptima. Los astronautas necesitan estar preparados,
físicamente y mentalmente, para no enfermar en el espacio.

Alimentos termoestabilizados (calientes), ionizados (esterilizados), deshidratados (sin


agua), congelados, naturales (como las frutas secas), y bebidas en polvo (desde agua hasta
café). La idea es que la “dieta” del astronauta no supere los dos kilos de alimento por
día(es decir, las 2.500 calorías). Y debe incluir un 15% de proteínas, un 30% de grasas, un
50 % de carbohidratos. El resto debe ser líquido.

Aunque el alcohol no está permitido. En la década de 1970, la NASA planeaba abastecer a


Skylab con raciones de jerez, pero al probar la bebida en un simulador rápidamente
resultó problemático: en la microgravedad, los olores penetran rápidamente, y los
vapores del vino pueden ser mordaces, por lo que el alcohol fue prohibido en todos los
vuelos.

También la vajilla, los soportes para comer y los electrodomésticos de cocina


espaciales han variado con el tiempo. Desde velcros que sujetan para que no se escape el
tenedor hasta rehidratadores que funcionan como una especie de microondas.

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