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13
Entonces le fueron presentados unos niñ os, para que pusiese las manos sobre ellos, y
orase; y los discípulos les reprendieron.
14
Pero Jesú s dijo: Dejad a los niñ os venir a mí, y no se lo impidá is; porque de los tales es
el reino de los cielos.
15
Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.
Marcos 10:
13
Y le presentaban niñ os para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los
presentaban.
14
Viéndolo Jesú s, se indignó , y les dijo: Dejad a los niñ os venir a mí, y no se lo impidá is;
porque de los tales es el reino de Dios.
15
De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niñ o, no entrará en él.
16
Y tomá ndolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Lucas 18:
15
Traían a él los niñ os para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les
reprendieron.
16
Mas Jesú s, llamá ndolos, dijo: Dejad a los niñ os venir a mí, y no se lo impidá is; porque
de los tales es el reino de Dios.
17
De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niñ o, no entrará en él.
2. Su propósito, su anhelo
Para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; (Mateo)
Para que los tocase (Marcos y Lucas)
Podemos ver la fe de los padres y el valor que daban a las bendiciones del
Señ or. Con esto hacían el mayor bien a sus pequeñ itos.
Algunos traían a sus hijos para que los curase cuando estaban enfermos, pero
éstos no tenían ninguna enfermedad, quienes los traían a Jesú s deseaban para
ellos algo mejor: Una bendició n especial del Maestro para sus almas.
Deseaban que Jesú s les impusiese las manos y orase. la imposició n de manos
se usaba para impartir bendiciones de los padres sobre los hijos. No podemos
hacer mejor cosa por nuestros hijos, que ponerlos en las manos del Señ or
Jesú s para que él los bendiga.
Un toque de Jesú s puede llegar hasta la profundidad de su ser de nuestros
hijos desde su tierna edad.
Ceristo sedea que los niñ os pequeñ os sean acercados a él, él no quiere que ellos
se pierdan. Que nada ni nadie les impida acercarse a él.
5. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos