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UNIVERSIDAD SAN LORENZO

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS,


POLITICAS, EDUCACION Y HUMANIDAD.

TITULO DEL TRABAJO: LA AUTONOMIA DE LA


VOLUNTAD.

ALUMNO: MIN HO KIM

DOCENTE: Abg. JOSE EMILIO MARECO

SEDE: CENTRAL

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INTRODUCCION

El contrato en el modelos clásico, seguido por los sistemas que integran la


familia del derecho continental de raíz francesa, no difiere mucho cualquiera
sea la legislación que se quiera estudiar, es un área del saber jurídico que
presenta bastante armonía. Según el Código Civil Francés, el contrato es el
resultado de la unión libre de las voluntades. Se consolida así el Principio de
autonomía de la voluntad y la posibilidad de contratar se convierte en una
auténtica extensión de la libertad humana. Este es el medio o continente de
voluntades que por necesidad de satisfacer se unen en un sentir común. De
este conjunto de voluntades nace un sentir nuevo e independiente que se llama
consentimiento.

DESARROLLO

El contrato como expresión del consentimiento y a este como el ejercicio


supremo de la voluntad libre, resulta lógico considerar al contrato como una ley,
pues el consentimiento adquiere contenido propio separado de la voluntad
individual. No puede ser dejado sin efecto por la voluntad unilateral, ni puede
ser objeto de revisión, ni siquiera por el Juez.

En nuestro Código Civil en el art. 669, a la autonomía de la voluntad, el


principio justificativo del contrato sigue siendo el voluntarismo. En este sistema
voluntarista, la obligatoriedad del contrato se funda en el consentimiento que
nace de la unión de voluntades, que son presumidas por el derecho como
voluntades libres y expresadas entre iguales. Conviene aclarar que en este

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modelo, la igualdad que se supone es solo abstracta o formal, pues se
desentiende de la realidad económica de cada contratante.

La libertad contractual, como expresión de la libertad del hombre capaz de


valerse por sí solo es de la esencia del pensamiento del siglo XIX, heredado de
las luchas contra los privilegios. La libertad y la igualdad, se presentaron como
un proceso revolucionario, enfrentado a la dura realidad de clases rígidas y
escasa movilidad social. La desigualdad era permanente y por lo mismo la
exaltación de la voluntad fue en los hechos, la exaltación de la libertad
abstracta de hacer lo que uno decida en materia privada, como expresión de
rebelión contra el poder, sin importar tanto que fuere realmente posible en la
vida cotidiana imperante, concretar el goce de esa decisión. Por lo mismo, la
voluntad, el querer, es la base del contrato con independencia del resultado
económico del mismo.

Pero por desgracia el proceso de desigualdad es creciente y también una


realidad hasta los días actuales.

El Principio Rector dice: Que tal es la fuerza de la voluntad que los


contratantes pueden incluso derogar el derecho dispositivo contenido en las
reglas legales o tipificaciones de negocios jurídicos particulares, dando lugar a
un principio de naturaleza propia denominado Autonomía de la Voluntad. La
obligatoriedad del contrato se eleva a la obligación nacida por la Ley, que solo
puede ser dejado sin efecto por el acuerdo de sus creadores nomas, ni siquiera
se puede meterse un juez para revisar.

Este concepto del contrato fundado en la voluntad ha mantenido su vigencia


en el tiempo. Incluso se extendió hasta crear un principio que tomo su

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fisonomía propia denominado libertad contractual. Muchos concluyen que la
autonomía y la libertad contractual son los pilares sustanciales de una sociedad
eficiente, son las reglas fundamentales de la estructura política y económica.

La unión entre el exitoso Código Civil Francés del año 1804 y el Liberalismo
económico de la Inglaterra Victoriana y la revolución industrial que surgió años
después, crearon una fuerza que absorbió a gran parte de las legislaciones del
siglo 19 y se ha mantenido vigoroso luego de la afirmación política y social de
los modelos liberales del siglo 20. Sin embargo, en Europa el proceso
revisionista de la libertad absoluta, en cuanto puede ser fuente de abusos, fue
de rápida aparición, teniendo un papel relevante en ello la Doctrina Social de
la Iglesia.

La crítica se fundó en que la libertad puede ser fuente de abusos, podría ser
una nueva forma de aprovechamiento de la desigualdad social, ahora a cargo
de los poderosos empresarios de la revolución industrial.

Como consecuencia de la libertad contractual, el mundo de los negocios


jurídicos genero nuevas figuras contractuales innominadas que son:

.Contrato de ingeniería

.El leasing

.Descuento de documentos a cobrar

.La Franquicia

.Los seguros de contratos, etc

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También el fenómeno de la creación de contratos atípicos, trae nuevos riesgos
y dificultades por la cual se crea una Leyes para la regulación de estas nuevas
figuras. Estas leyes tienden limitar el alcance de estos contratos estableciendo
reglas de equilibrio contractual ante la evidencia de abusos de la parte
dominante o simplemente busca objetivos fiscales para garantizar las
recaudaciones.

La concepción liberal del contrato ha estado desde temprano bajo la


observación de la doctrina critica, que se manifiesta con mayor vigor en a mitad
del siglo 20. Con todas las virtudes que pueda tener la Autonomía de la
voluntad, sin regulaciones puede ser fuente de abusos y distorsiones
contractuales. Cualquiera se la concepción que se tenga sobre la libertad, una
mínima revisión del estado actual demuestra que sin controles, puede ser
usada de manera abusiva.

La principal crítica que se ha formulado tiene su origen o deriva del fenómeno


de la adhesión contractual o contratos por adhesión.

El contrato de adhesión es la manifestación jurídica de los fenómenos nacidos


por efecto de la producción en masa de bienes y servicios. Esta forma de
contratación ha penetrado con intensidad en la sociedad moderna hasta
convertirse en el motor central de la economía. Dicen que este tipo de contrato
beneficia tanto al empresario como al consumidor. Por eso tanto en Europa
como en Argentina han extendido o pusieron leyes que regulen y protejan a los
contratantes más débiles.

En el sistema actual se reconoce, casi sin voces en contra, que en la realidad


contractual de nuestra era, los principios de autonomía, relatividad y libertad

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contractual solo parecen plenamente aplicables en contados casos, no por
ellos menos importantes. Por el contrario, en la mayoría de las relaciones
contractuales modernas aquellos principios no pueden ser aplicados sin
regulaciones o límites, pues el supuesto, la voluntad libre, solo se expresa en la
“creación” de la figura contractual por una parte, generalmente el prestador del
servicio o bien y en la aceptación o no de lo ofrecido por la otra, normalmente
un contratante más débil, aunque es frecuente también que la adhesión o la
aceptación a condiciones generales se presente entre empresarios de
condiciones similares.

Es cada vez más frecuente la adhesión (mediante las condiciones generales de


contratación preestablecidas o contratos formularios) aun en contratos entre
empresarios. En algún caso, existirá un empresario en posición dominante que
impondrá la formula contractual a otro, pero en muchos otros casos los
empresarios que están en relativa igualdad material, recurren ya sea a las
condiciones generales o la adhesión a formularios pre impresos o a contratos
tipo, para facilitar el comercio en masa, o por razón de tiempo, o por la
adaptación a usos de la tecnología de información en tiempo real. La cantidad
de contratos celebrados por adhesión superó en cientos de miles a los
contratos “clásicos” y aun en los casos en que es posible estimar que ha
existido auténtica libertad contractual, los desafíos al derecho moderno
continúan, pues es necesario revisar el concepto de efecto relativo del contrato,
de finalidad del contrato, etc.

En los países que no hayan leyes de protección o regulación, siempre habrá


abuso de los poderosos empresarios.

Si o si los poderosos empresarios abusaran del contratante débil.

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El Código Civil Paraguayo se ha apartado de la tesis tradicional que considera
a la autonomía de la voluntad de manera absoluta41. Por una parte el art. 669
expresa derechamente la primacía del derecho imperativo por sobre la
autonomía de la voluntad, de manera que donde la Ley ha expresado un
requisito, fijado un efecto o precisado una condición aplicable a un contrato,
estos mínimos legales deben ser cumplidos por las partes. Más allá del
planteamiento teórico, en concreto, el derecho imperativo generalmente se
expresa o manifiesta en la formula gramatical “deberán”, “se hará” u otra
composición similar perentoria, como puede verse a modo de ejemplo, entre
muchos otros, en los arts. 729, 768, 1597 del Código Civil.

La expresión normas imperativas, implican que aquellas reglas que se


expresan en términos de imposición no pueden ser alteradas por las partes. No
se trata de la clásica referencia al “orden público” y las “buenas costumbres” o
a las prohibiciones legales, que el derecho más clásico contemplaba como
límite general y casi único a la voluntad privada. Por el contrario, la expresión
utilizada por el Código implica una autentica limitación de texto, pues donde la
Ley civil se exprese en términos de imperativos, la voluntad privada no puede
actuar sino con apego a la orden impartida por ella.

CONCLUSION

La teoría del contrato está sometida a una fuerte presión desde la economía
moderna que es cada vez más agresiva con el tiempo. Crean nuevos productos
y ofrecen nuevos servicios que rápidamente quedan obsoletos y no superan los
pocos años de antigüedad. La negociación que concluía con la adopción del
acuerdo es reemplazada por las condiciones generales que se aplican por igual
a todo un grupo de contratantes. Y el crédito es hoy más importantes que el

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capital. La contratación se ha despersonalizado, el sujeto contratante ha sido
reemplazado por una categoría general, el consumidor y la negociación y el
acuerdo en muchos casos es sustituida por la oferta masiva de bienes y
servicios. La publicidad es la nueva protagonista de gran parte de las
decisiones de los actores. La expresión jurídica de esto que es la Adhesión: es
una limitación a la voluntad, pues esta se reduce a aceptar o no lo ofrecido, sin
posibilidad de alterar los términos del contrato y en buena parte de los casos,
condicionado más por la publicidad y la forma en que la oferta es presentada,
muchas veces solo se llega a comprender en todo su alcance cuando estamos
en la etapa de ejecución del contrato.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

.González Garceta Juan Marcelino. 2015. La teoría general de los contratos en


el Paraguay. Asunción, Editorial Arandura.

.Segura Riveiro Francisco. 2020. Manual de Derecho de los contratos.


Asunción. Editora Intercontinental.

.Código Civil Paraguayo

.Guía de las clases

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