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. Escribe (F) o (V), según sea la información contenida en el enunciado.

Sustenta todos los postulados


falsos que halles.

Las guerras y la cristianización del recién descubierto continente crearon un clima propicio para el
cultivo de la poesía lírica y la narrativa, por lo cual la literatura latinoamericana del siglo XVI sobresale
principalmente por sus moralizantes en prosa y por la imitación poética. (F)

La anterior afirmación es falsa, porque lo que le preocupaba al hombre americano eran los hechos
recientes y la manera como los podían narrar por medio de escritos que enseñaban buenas prácticas
para la vida y, sobre todo, a través de crónicas que dejaban ver la realidad de la época. En este sentido,
la lírica llegaría en el momento en el que se apaciguarán los ánimos y el hombre americano pudiera
reencontrarse.

Las capitales de los virreinatos de Nueva España y Perú, respectivamente, se convirtieron en los centros
de toda la actividad intelectual del siglo XVII, y la vida en ellas, una espléndida réplica de la de España, se
impregnó de erudición, ceremonia y artificialidad. Los criollos superaron a menudo a los españoles en
cuanto a la asimilación del estilo barroco predominante en Europa, los textos preponderantes en este
período, era las crónicas judiciales y los bestiarios, redactados a semejanzas de los bestiarios ingleses.

Fueron características generales de la literatura colonial que: se glorifica el papel de los conquistadores,
los gobernadores y los reyes a través de la literatura de carácter histórico; La estructura de la crónica se
fusiona con el lenguaje de la novela y La poesía imita a los poetas españoles del barroco.

El movimiento literario que impacta fuertemente la consolidación de la identidad y de la floreciente


literatura hispanoamericana, que procede de España, es el Renacimiento, entre cuyas características
destacan el uso de exageraciones, una visión pesimista y desengañada y el gusto por lo raro. La estética
de este movimiento en América es modificada por la influencia indígena, que aporta una visión más
positivista y le agrega representaciones más coloridas que apuntan al goce de la actividad productiva
(duvignaud).

El periodo de La colonia significó para el naciente hombre hispanoamericano, la primera posibilidad de


hacerse visible dentro de la pluralidad en la que había sido construido, primero, porque durante este
período se da por primera vez la aceptación política del mestizaje racial y segundo, porque en este
periodo se define la cultura continental bajo los acordes de la asimilación de preceptos políticos,
religiosos, sociales y colectivos en general, que procedían de las culturas aborígenes americanas, y que
sin más, reelaboran el continente bajo sus formas de vida.
Paralelamente al sincretismo religioso, se desarrolló un arte religioso que, aun cuando se importó de la
península, se moldeó perfectamente a la sensibilidad de las poblaciones coloniales y fue adoptado a
través de un trabajo de reelaboración estética que coincidió, tanto en Brasil como en las posesiones
españolas, con el apogeo de la explotación minera del oro y de la plata en el siglo XVIII. Esto permitió
una decoración con base en dorados, y la riqueza minera favoreció la construcción de iglesias que
rivalizaban unas con las otras por la originalidad en sus decoraciones.

Es en este contexto de convulsión social y de cambio drástico, en el que surgen por primera vez las
manifestaciones de una conciencia social bien diferenciada: la del criollo, que apenas se estaba
empezando a redefinir como americano a partir de la valoración de sus raíces nativas y primigenias
aborígenes.

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