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¿EL CIUDADANO COMPETENTE ES UNA CUESTIÓN DE ÉTICA O

DE MORAL?
Debemos repensar la relación entre ética y ciudadanía. La palabra ética
tiene varias acepciones, pero definitivamente está relacionado con las
costumbres, el temperamento, los hábitos buenos. Desde Aristóteles ha
quedado expresado que al momento de nacer las personas traen un sin
número de rasgos que son biológicos, físicos, hereditarios que se conocen
como “primera naturaleza”, por el nacimiento no podemos predecir que una
persona será moral o inmoral, si tendrá hábitos buenos o malos, es la
socialización, el contacto con los demás y con las realidades los que
posteriormente generará los que se conoce como la “segunda naturaleza”,
la que es adquirida, no se nace con ella.
De manera pues que esa segunda naturaleza se educa, se socializa y de
ella depende esas costumbres que desarrollemos. Para algunos autores la
moralidad la llevamos dentro y la tendencia natural es a ser buenos. Bueno
quiere decir con valores positivos, virtudes. Así la tarea ética será fomentar
las virtudes y evitar los vicios. Promover lo bueno y evitar lo malo. Eso será
ser ético o moral.
La ética no es nada difícil de explicar, es el bien hacer y si cada quien hace
bien lo que le toca o lo que le asignaron hacer será ético. La obligación
moral es la misma para todas las personas, lo que varía es el escenario
donde cada cual se desenvuelve y el grado de responsabilidad que cada
quien tiene a su cargo, en una oficina pública la obligación moral de hacer
bien sus tareas, es decir con responsabilidad es la misma para el director
que para el encargado de limpieza, claro que se les exigirá diferente y
respuestas al nivel de lo que hacen y la una tendrá más envergadura que la
otra, pero el deber es el mismo.
La ética es una y el deber moral es uno, el mismo para todos, por eso no
podemos hablar de que hay “éticas públicas y privadas», solo hay «ética»
como tarea a ser realizada, lo que cambian son los escenarios y si estoy en
la oficina pública afirmo que estoy en el espacio de lo público, pero ello no
borra mi vida privada, ni que al salir a la calle ya estoy haciendo ejercicio de
esa vida, en ambos casos es una misma ética la que me convoca y me
invita a hacer las cosas bien hechas y si las hago mal, en pleno ejercicio de
mi autonomía, seré no ético o inmoral en mi comportamiento y la sociedad a
través de sus normas y leyes hará lo que corresponda por devolverme al
cumplimiento de ellas.
El servidor público tiene como obligación moral cumplir con las tareas
asignadas con responsabilidad, cortesía, honestidad, es decir con todos los
valores que deben acompañar el ejercicio de la asignación dada y por
demás de lo moral, por eso le pagan. Esta es la clave el servidor público
recibe remuneración por hacer bien las cosas, por ser éticos en sus
funciones.
Corresponde entonces como meta moral el lograr que tanto el servidor
público como el usuario, toda la población se convierta en «ciudadano» y
construyamos una ciudadanía política y moral basada en la identidad y la
corresponsabilidad. Ser ciudadanos es como ser miembros de una familia.
En ella nos identificamos por el apellido, nos conocemos, nos apoyamos,
nos defendemos, somos solidarios entre nosotros y allí aprendemos a
serlos con las otras familias.

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