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Cátedra “Cimentaciones”

Año 2001

PATOLOGIA EN CIMENTACIONES

Los fallos en las cimentaciones son demasiados frecuentes y muy raramente pueden
calificarse de inevitables. Causan daños estructurales, cuando no el colapso completo de la
estructura, de difícil y costosa reparación.

Saber por qué mecanismos ocurren habitualmente las fallas en las cimentaciones o cuáles son
las causas más comunes, es tan importante o más que una buena formación sobre los métodos
de diseño y cálculo de cimentaciones.

Causas de fallas en cimentaciones

Según estadísticas de otros países, los daños estructurales asociados a fallas de cimentación
son más numerosos y de más grave repercusión que los atribuibles a cualquier otra razón.

Las diferentes deformaciones entre unos apoyos y otros, provocan esfuerzos suplementarios
en la estructura rígida que pueden llegar a ser intolerables. Además las acciones que el terreno
recibe de la estructura puede rebasar su resistencia, agotándola y sobreviniendo el
hundimiento.

A la hora de diseñar los cimientos hay que adoptar las medidas que garanticen, que la
inevitables diferencias de asientos son admisibles.

El terreno, con su deformabilidad y su resistencia es una prolongación de las estructuras hacia


abajo, pero con frecuencia esto no se tiene en cuenta.

Ello se debido a parte a que el terreno no es un material homogéneo. Para poder tenerlo en
cuenta hay que conocerlo, lo que solo es posible de forma parcial. El suelo es un material de
tres fases (partículas sólidas, poros o huecos llenos de aire y agua) y elástico. Las propiedades
de un suelo cohesivo varían en función de las proporciones relativas del agua y del aire en los
poros. La resistencia y deformabilidad de un suelo no cohesivo depende básicamente de su
densidad. Por lo tanto no se puede aseverar que el suelo sea siempre material elástico.

En las causas de las fallas en cimentación tienen una importancia decisiva las circunstancias
particulares de cada región. La naturaleza y distribución de los suelos suelen ser
determinantes de la casuística patológica así como la situación económica, los niveles de
desarrollo tecnológico, la existencia de normas y su obligatorio cumplimiento.

El agua es el agente desencadenante de fallos en suelos naturales así como los ocasionados
por arrastre o socavación y disolución parcial del suelo sobre el que se apoya la cimentación.

Las arcillas expansivas tienen un alto potencial de cambio de volumen por modificación del
contenido de humedad dando lugar a un elevado porcentaje de fallos de cimentación.
Los suelos naturales colapsables son susceptibles de sufrir asientos o saturarse o aumentar su
contenido de humedad, asó las cimentaciones sobre loess son el origen de buena parte de
estos fallos.

Otras causas de fallas son el hundimiento del techo de cavernas, la existencia de zanjas
rellenas y mal compactadas.

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En suelos cohesivos blandos saturados, a veces se producen fallas por hundimiento o


agotamiento de la capacidad portante del terreno.

Otras veces, no se consideran en el diseño determinadas acciones que pueden ejercer los
terrenos sobre las cimentaciones profundas (pilotajes) como son el rozamiento negativo, el
empuje lateral sobre el pilote.

La dificultad de ejecución de los pilotes es causa frecuente de defectos estructurales, si bien


estos defectos no tienen una repercusión cuantitativa en la casuística de fallos de cimentación.

Estructuras cimentadas en laderas, terrenos inestables, provocan fallos asociados con


movimientos lentos de reptación o deslizamientos provocados por obras de excavación. En
estos casos deben combinarse los asientos diferenciales con corrimientos diferenciales.

En cuanto a estructuras de contención de tierras, la defectuosa estimación de empujes y la


sobreestimación del elemento resistente suelen ser los responsables del fallo.

Una causa de gran trascendencia en países con elevado riesgo sísmico son las fallas de
cimentaciones debidas a los terremotos.

En ciertos suelos granulares blandos, con nivel freático alto, puede producirse la licuación del
suelo.

La congelación o descongelación del terreno en zonas frías es otra causa de fallos, si un


terreno se congela bajo un cimiento, se produce un levantamiento, al descongelarse tienen
lugar los asientos bruscos.

Análisis e interpretación de síntomas

Cuando los esfuerzos provocados por los asientos diferenciales de los apoyos, sumados a los
propios de la estructura, llega a agotar la resistencia a tracción, a compresión o a esfuerzo
cortante de los materiales o las fábricas en algún punto, sobreviene la fisuración o el
agrietamiento. Los agrietamientos de las estructuras obedecen, con frecuencia a una falla en la
cimentación.

Las grietas son los síntomas cuyo análisis ayuda a comprender los movimientos que ha
sufrido una estructura y a diagnosticar las causas que han originado el fallo en la
cimentación.

Por lo común, las grietas son la consecuencia de la rotura de las fábricas por tracción, pues la
resistencia a tracción de tabiques y cerramientos es pequeña. Cuando se produce una
distorsión, se crea en los paneles un estado tensional, con sus isostáticas de compresión y
tracción.
Las grietas se originan allí donde la tensión a tracción es máxima y siguen las isostáticas de
compresión, ya que son perpendiculares a las tensiones principales de tracción.
En la Figura 1 se esquematiza un tabique, uno de cuyo extremos ha sufrido un asentamiento
relativo (o el opuesto, un levantamiento).

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Figura 1: Esfuerzos en el perímetro de un tabique por asiento diferencial entre columnas

Supóngase que los contactos del tabique con los otros elementos estructurales, en su
perímetro, con capaces de resistir los esfuerzos tangenciales. El tabique se distorsiona por el
efecto de las fuerzas que aparecen en sus contornos (Figura 2); una diagonal se alarga y la otra
se acorta. Según la diagonal que se alarga, se genera un esfuerzo de tracción y, según la que se
acorta, un esfuerzo de compresión.

Figura 2: Distorsión y grieta en un tabique por asiento diferencial entre columnas

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Es la consecuencia del estado tensional en el tabique, cuya red de isostáticas se presenta en la


Figura 3.

____compresión

----- tracción

Asiento diferencial

Figura 3: Isostáticas en un tabique por asiento diferencial entre columnas

En efecto, unos esfuerzos cortantes puros en el perímetro de un elemento rectangular


equivalen a unos esfuerzos principales de tracción y compresión oblicuos, inclinados 45º con
relación a la horizontal o la vertical (Figura 4). Si la resistencia de la fábrica no es suficiente
para soportar la tensión de tracción, se produce la fisura según una línea perpendicular a ese
esfuerzo no resistido (Figura 2).

Figura 4: Equivalencia entre tensiones de corte puro y tensiones principales oblicuas

Esta es la razón de que los asientos causen, grietas inclinadas (aproximadamente 45º). Como
los ladrillosno suelen ser cuadrados, si en condiciones homogeneas la grieta hubiese sido a
45º, el resultado es una grieta discontinua (Figura 5).

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Figura 5: Agrietamiento en tabique de ladrillo por asiento diferencial

Los huecos en tabiques (puertas o ventanas) suponen una heterogeneidad muy acusada. Su
presencia provoca fuertes concentraciones de tensiones en las esquinas de los huecos. Las
isostáticas de tracción (Figura 6) se ven forzadas a contonear los huecos, concentrándose y
apretándose en las inmediaciones de las esquinas. Esto determina que las grietas a 45º en
presencia de ventanas nazcan en sus esquinas y pasen de una esquina a la diagonalmente
opuesta, situación típica de los asientos o levantamientos diferenciales.

Figura 6: Isostáticas de tracción en un tabique por presencia de una ventana.


Grietas en las esquinas

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En el entronque de un tabique con una viga (Figura 7), la resistencia al esfuerzo cortante entre
ambos puede ser pequeña e insuficiente para absorber las tensiones tangenciales que se
generan en el contacto por asiento diferencial.

Figura 7: Grietas debidas a asiento diferencial entre tabique y viga

En otros casos, se crea una única grieta en el techo, que marca el límite inferior de la viga,
aunque suele tener ligeros ramales inclinados (Figura 8).

Figura 8: Deslizamiento entre tabique y viga producido por asiento diferencial entre columnas

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Cuando las cimentaciones de una parte de un edificio están apoyadas sobre suelos menos
compresibles que los de la otra parte, la zona peor apoyada queda como en voladizo con
relación a la mejor apoyada. Los esfuerzos que van a las cimentaciones se redistribuyen. El
mayor esfuerzo cortante a que esta redistribución da lugar se concentra en el límite de la zona
más dura y origina el tipo de agrietamiento indicado en la Figura 9.

Figura 9: Familia de grietas en los tabiques de todas las plantas de un edificio por una
diferencia acusada en las condiciones de apoyo de los cimientos.

El fallo por deslizamiento (por agotamiento de la resistencia a esfuerzo tangencial) en el


perímetro de los tabiques no tiene lugar siempre en la parte superior, puede suceder en el
contacto vertical entre tabique y columna, o en el encuentro entre dos tabiques
perpendiculares o un tabique perpendicular a un cerramiento (Figura 10) dando entonces lugar
a una grieta vertical en la unión o una familia de grietas oblicuas semejantes a las antes
descriptas.

Figura 10: Grietas debidas a asiento diferencial causadas por deslizamiento entre tabique y
columna.

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En ocasiones, los elementos que limitan el tabique en sus bordes horizontales superior e
inferior no son capaces de aportar los esfuerzos tangenciales que se requerirían para equilibrar
el par de fuerzas que las columnas ejercen sobre él. El tabique se ve sometido a un momento
que tiende a hacerlo girar dentro de su plano (Figura 11). Se caracteriza por una variación
lineal de la apertura, mayor arriba que abajo.

Figura 11: Despegue enre tabique y columna por asiento diferencial

Cuando se produce un asiento diferencial excesivo en una esquina de un edificio, esa esquina
tiende a desplazarse hacia fuera, quedando parcialmente en voladizo en la zona de la esquina.
Como consecuencia, se produce una redistribución de cargas en los cimientos. No toda la
carga que el pilar de esquina recibe de vigas y forjados llega al terreno de su propia
cimentación, sino que en parte, se va a través de los tabiques, con dirección inclinada, hacia
las zonas de terreno menos compresibles o que no han colapsado (Figura 12), mientras que las
cargas que reciben la columna son verticales, la reacción que proporciona el tabique es
inclinada, de modo que no hay equilibrio entre acción y reacción. Para restablecerlo, aparece
una fuerza horizontal, que completa el polígono de fuerzas en equilibrio y que es la
responsable del desplazamiento de la esquina hacia fuera y, en muchos casos, de la
generación de una grieta vertical en la parte alta.

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Figura 12: Tendencia al desplazamiento hacia fuera de la esquina que sufre un asiento
diferencial excesivo

Este simple mecanismo, se da igualmente en estructuras formadas por muros de carga.


Cuando cede una esquina de un edificio de poca altura, aparecen típicamente grietas como las
indicadas en la Figura 13. La inclinada de la parte inferior responde a la rotura del muro a
esfuerzo cortante vertical, que se traduce en una tracción máxima de 45º. En la parte alta, el
muro, trabajando a flexión dentro de su plano, está sometido a tracciones horizontales y la
grieta se hace vertical. La Figura 14 representa la red de isostáticas de un muro sometido a su
peso propio, que está mal apoyado en su extremo.

Figura 13: Agrietamiento típico de un edificio cuando asienta la esquina excesivamente

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Figura 14: Isostáticas en un tabique cuyo extremo tiene un apoyo deficiente

Por lo general, las grietas, al seguir las isostáticas de compresión, apuntan o se dirigen a los
puntos duros del cimiento cuando entra en juego la rigidez estructural, se redistribuyen las
cargas en los cimientos y se concentran en los puntos relativamente duros. Al aplicar una
carga vertical en semiespacio elástico limitado por un plano vertical, las isostáticas de
compresión consisten en una radicación de rectas que parten del punto de aplicación (Figura
15). Las isostáticas de tracción (familia de curvas ortogonales) forman un conjunto de
circunferencias concéntricas con dicho punto de aplicación de la carga.

Figura 15: Efecto de la concentración de tensiones por existencia de un punto duro en el


cimiento y el agrietamiento consecuente

A veces, se plantea la cuestión ante una grieta inclinada, de discernir si una columna ha
asentado excesivamente o el contiguo se ha levantado. Cuando el tabique es de proporciones
alargadas, predominando la longitud sobre la altura (Figura 16), el problema es sencillo, pues
la grieta se sitúa en las proximidades de la columna que ha sufrido el movimiento anómalo (la
columna de la izquierda se ha levantado, en el caso de la Figura 16b y la de la derecha ha
descendido, en el caso de la Figura 16a.

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Figura 16: Diferentes efectos de asiento y levantamiento en tabiques largos

Ciertas situaciones regulares de asientos o levantamientos de los cimientos de un edificio son


asimilables a aquellas que se encuentra un buque sometido a un oleaje con longitud de onda
semejante a su eslora (arrufo en Figura 17 a y quebranto en la Figura 17b). Los
correspondientes esquemas se representan en la Figura 17. El quebranto es más perjudicial.
En el caso del arrufo, el terreno coarta por rozamiento con la cimentación el alargamiento de
ésta, introduciendo unas tensiones que se oponen a las de tracción de la base del edificio. Al
tiempo, las grietas se reparten en un mayor número, más finas.

Figura 17: Agrietamientos de “arrufo” y de “quebranto”

El quebranto se da cuando los asientos son mayores en los extremos que en el centro, o
cuando por expansividad se producen hinchamientos mayores en el centro que en los
extremos. Recíprocamente, el arrufo corresponde a levantamiento de las esquinas con relación
al centro o a asientos en el centro mayores que en los extremos.
Las situaciones de quebranto conducen al alargamiento de las fibras superiores de la
estructura. En este caso es típico que salgan grietas en los suelos de los pisos altos, las juntas
entre losetas o entre tablas de entarimados o parquets que se abren; o aparecen grietas en los
techos. Todo ello como consecuencia del estiramiento de los techos; la intensidad de grietas
es mayor en las plantas más altas.

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Una situación muy desfavorable es el apoyo de una misma estructura en parte en roca y en
parte en suelos. Especialmente nocivo es cuando la capa de suelo tiene forma de cuña, con
espesor gradualmente creciente, ya que los asientos son en cierto modo proporcionales al
espesor de la capa compresible (Figura 18). El resultado es el agrietamiento de muro según
grietas predominantemente verticales, en toda la altura del muro, más abiertas arriba que
abajo, como consecuencia del muro a flexión dentro de su plano.

Figura 18: Agrietamiento de muro apoyado en distintos materiales

En zonas, con un permanente y acusado déficit de humedad, ya que la evaporación supera a la


precipitación; el terreno se encuentra profundamente desecado, cuando en ellas se construye
un edificio el área cubierta queda protegida de la evaporación predominante. La modificación
de las condiciones previas provoca un continuo aumento de la humedad en la zona en donde
la evaporación queda impedida. La temperatura del suelo en el área cubierta y protegida de la
insolación desciende algunos grados, lo que da lugar a condensaciones del vapor de agua que
hay en los poros del terreno. Disminuye así la succión y el suelo se hincha. Además, por
termoósmosis entre el terreno cubierto, menos caliente, y el no cubierto de los alrededores
más caliente, se produce una migración de vapor de agua hacia el centro del edificio.

Es este un proceso monónotono, es decir, siempre en el mismo sentido, y su consecuencia es


un continuo levantamiento del terreno bajo el edificio, mayor en el centro y menor en la
periferia y, por tanto, en forma de cúpula. Los daños estructurales responden a este tipo de
movimiento del suelo y son análogos a los descriptos como de quebranto (Figura 19).

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Figura 19: Aumento de humedad en el terreno bajo un edificio en clima sahaliano

La situación es redicalmente distinta en las zonas de clima monzónico. Suponiendo un


equilibrio entre precipitación y evaporización a lo largo del año, un punto del terreno en su
superficie sufrirá periódicos descensos y elevaciones según se esquematiza en la Figura 20.
Los movimientos serán semejantes, pero amortiguados y algo diferidos en el tiempo, en
puntos a una cierta profundidad. Los puntos en el límite o por debajo de la capa activa
(profundidad hasta donde se dejan sentir los cambios estacionales de humedad) no sufrirán
movimientos.

Figura 20: Movimientos alternativos de ascenso y descenso en clima monzónico

Todos los suelos sufren cambios de volumen al variar el contenido de humedad. Pero el
fenómeno solo tiene importancia práctica en los suelos muy finos, en las arciallas de tamaño
más pequeño de partícula, que son las formadas por minerales más activos, por lo que,
además, son las más plásticas.

En el diagrama edométrico simplificado de la Figura 21, la arcilla recorre una rama de


descarga y recarga de la curva edométrica. Si está inicialmente seca, el punto representativo

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está a la derecha, correspondiendo a una alta presión efectiva. Al humedecerse, disminuye la


presión efectiva, se relaja la compresión intergranular y tiene lugar un levantamiento. Sucede
lo contrario cuando la arcilla está inicialmente húmeda y se seca.

Figura 21: Cambios de volumen por modificación del contenido de humedad en una arcilla
expansiva

Los edificios de poca altura en comparación con la base tienen más tendencia a la fisuración
que los edificios esbeltos. Es más, las torres altas y de pequeña base se inclinan, a veces,
monolíticamente, con escasos daños en tabiquería.

La Figura 22.a representa una curva carga-asiento normal de una cimentación. El incremento
del asiento para un mismo incremento de la carga va siendo progresivamente mayor, hasta
que llega un momento en que el asiento crece indefinidamente a carga constante. Se dice,
entonces, que se ha alcanzado la carga de hundimiento del terreno, correspondiente a esa
cimentación. Todo el suelo comprendido entre el plano horizontal al nivel de cimentación y la
línea ABCDE se ha plastificado (Figura 22.b).

Figura 22: Relación carga-asiento de una zapata y zonas de terreno plastificado en el


hundimiento

En una arcilla saturada (que es un suelo muy impermeable), si las cargas se aplican muy
lentamente, no se generan presiones del agua que rellena los poros del terreno que superen a
las hidrostáticas y se moviliza la resistencia efectiva o a largo plazo. Sin embargo, si la aplica
se aplica toda de golpe se generan excesos de presión del agua que tardan mucho en disiparse.

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Tomando como ejemplo lo que sucede en un ensayo triaxial convencional, según que se
introduzca la carga con o sin drenaje, puede verse cómo la resistencia aparente es superior o
muy superior en el primer caso. En la Figura 23.a se han representado los recorridos de
tensiones efectivas con drenaje (o en carga lenta) y sin drenaje (o en carga rápida), típicos de
una arcilla blanda.

Si el ensayo se hace sin drenaje, aparece una presión intersticial u, positiva, que hace que el
recorrido de tensiones efectivas se curve hacia la izquierda. Las curvas tensión-deformación
que se obtendrían se presentan en la Figura 23.b.

Figura 23: Recorrido de tensiones y curvas tensión-deformación en procesos de carga con y


sin drenaje en arcilla blanda

El fallo por hundimiento en edificaciones es infrecuente, ya que las cargas de cimentación van
creciendo muy despacio y da tiempo a la consolidación total o parcial.

Por el contrario, hay estructuras donde el fallo por hundimiento es frecuente. Es el caso de los
silos cimentados sobre arcillas blandas. En los silos, el continente o estructura pesa bastante
menos que el contenido o material a ensilar. Este se coloca de golpe el día en que se llena por
primera vez el silo.

Problemas con suelos colapsables

Ciertos suelos no saturados, cuando se inundan bajo carga, sufren un asiento importante.
Estos suelos se conocen como suelos colapsables.
Los suelos colapsables se caracterizan por su elevado índice de poros, que les permite grandes
disminuciones de volumen por cambio de posición relativa de las partículas. Su estructura es
floja, pero está cementada o rigidizada de alguna manera. Con el aumento del contenido de
humedad, el cemento se debilita y la estructura colapsa (colapso del castillo de naipes). Por lo
general, se trata de suelos limosos, no cohesivos o poco cohesivos cuando están saturados;
pero con una apreciable cohesión en estado natural, que desaparece con la inundación. Esa
cohesión les permite taludes verticales de considerable altura.

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Los fallos de cimentaciones de edificios sobre suelos colapsables tienen algunas


características comunes. La cimentación puede estar funcionando bien durante un cierto
tiempo hasta que sobreviene la inundación, que suele ser localizada, afectando solamente
algunas zapatas. El origen de la inundación suele encontrarse en una fuga de agua por rotura
de alguna cañería o por riego en los alrededores. Se produce entonces el asiento brusco de la
zona afectada. Es frecuente que esto suceda en la esquina del edificio.

El asiento por colapso es espontáneo. Se precisa el concurso de una sobrecarga, como la


trasmitida por la cimentación, aunque, a veces, basta con el peso propio del terreno. Al irse
para abajo el terreno, la rigidez estructural hace que la zapata afectada no le pueda seguir
fácilmente en su descenso. La carga trasmitida por la zapata disminuye y se produce una
transferencia al resto de la estructura que tiene un claro reflejo en la morfología de las grietas.

El asiento por colapso suelo ser mucho mayor que el previamente sufrido por la cimentación
como consecuencia de la compresibilidad del suelo no saturado. En su mayor parte se produce
súbitamente; después va aumentando paulatinamente, con velocidad progresivamente menor,
hasta alcanzar el equilibrio. Ello es debido, fundamentalmente a que la humectación del
terreno no es simultánea en toda la masa afectada y la debilitación de enlaces entre partículas
es progresiva.

La mayor incidencia de los suelos colapsables es sobre las obras hidráulicas, como los
canales, pues si los asientos dan lugar a fisuración del hormigón de revestimiento, el agua del
canal se filtra al terreno y provoca o agrava la situación.

Problemas causados por suelos solubles o por socavación

Las filtraciones de agua por pérdidas de tuberías y colectores superficiales hacia otros
conductos más profundos arrastran las partículas del suelo y van creando huecos. La
cohesión del terreno que hace posible la existencia de cavidades estables hasta un cierto
tamaño, unas veces y el propio pavimento, que hace de techo de las cavernas, otras,
determinan que el socavón no se produzca hasta que el hueco es demasiado grande como
para permanecer estable, o bien, hasta que el paso de un camión pesado dé lugar al
hundimiento del pavimento. Los socavones provocan muchas veces daños estructurales a
edificios cimentados a escasa profundidad.

Los problemas derivados de la edificación en taludes inestables son bien conocidos y tienen
difícil solución, como no sea a base de costosas obras de estabilización de los taludes, ya que
la cimentación profunda a base de pilotes no suele ser recurso válido, pues los pilotes resultan
fácilmente rotos por flexión o esfuerzo cortante ante los elevados empujes laterales que
generan las masas de suelo en movimiento. Por lo general, estos problemas se dan en laderas
en reptación, con movimiento lento de deslizamiento que a veces no se percibe si no es por la
experiencia local o por la inclinación que presentan los árboles.

Rozamiento negativo

No tener en cuenta el rozamiento negativo o los empujes laterales en pilotes. Casi siempre,
ello es consecuencia de la ignorancia de la existencia de tales acciones. El problema de los

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empujes laterales del terreno sobre los pilotes es característico de los puentes con estribos alto
piloteados, con importantes terraplenes de acceso.

Ejemplo de un puente (Figura 25). El terreno está constituido por una capa de limos muy
blandos saturados, de unos 20 m de espesor, bajo la cual se encuentra un potente estrato de
gravas compactas. El nivel fréatico es alto, muy próximo a la superficie. Las pilas están
cimentadas por medio de pilotes verticales de hormigón, excavados de 1 m de diámetro, que
atraviesan los limos y trasmiten las cargas a las gravas compactas.

Por los empujes horizontales del terraplén sobre el estribo las acciones horizontales en la
cimentación resultan considerables, se decidió disponer pilotes verticales e inclinados a fin de
que, trabajando todos ellos a compresión, se pudieran absorber los empujes horizontales.

Figura 25: Esquema de la cimentación del estribo de un viaducto

A fin de reducir la altura del estribo y limitar las acciones sobre la cimentación, se proyectó el
terraplén de acceso dividido en dos partes: un primer relleno de 3 m de potencia, sobre el que
se disponían el terraplén propiamente dicho y el estribo, cuya altura quedaba así limitada a 6
m. En la Figura 26 se han esquematizado las etapas de construcción.
En primer lugar, se hincaron los pilotes dejándolos sobresalir 3 m. Seguidamente se colocó el
primer relleno de 3 m y en la fase III, se construyó el estribo, con sus aletas de
acompañamiento. En no mucho tiempo el relleno había asentado algo más de un decímetro y
se había despegado de la base del estribo. Asismismo, el estribo se desplazó hacia el lado del
terraplén, en traslación prácticamente horizontal, unos 14 cm, los cual no fue entonces
observado.

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En la fase IV se construyó el terraplén de acceso, lo que motivó una mayor separación entre el
primer relleno y la base del estribo, un mayor desplazamiento de éste hacia el terraplén y un
considerable giro de la estructura según se ve en el esquema, que si fue observado, entonces
con gran preocupación. La separación entre el estribo y la primera pila era notablemente
superior a la del proyecto, a pesar de lo cual se colocaron las vigas del tablero e, incluso, la
capa superior de hormigón in situ. Para la colocación de las vigas fue preciso disponer las
planchas de neopreno al borde mismo de las superficies de apoyo en pila y estribos. Los
movimientos de éste no se detuvieron, dando lugar a una gran deformación tangencial de los
apoyos de neopreno y, finalmente, a la rotura de una esquina en el hormigón de la pila.
Un incompleto reconocimiento geotécnico es causa frecuente de fallos en la cimentación.

Figura 26: Fases de construcción y evolución de los movimientos de la cimentación del


estribo de un viaducto

Efectos de las construcciones sobre las cimentaciones próximas

Muchos fallas de cimentaciones no tienen su causa en defectos propios de diseño o ejecución,


sino de aquéllos inducidos por las operaciones constructivas que se realizan sin las debidas
precauciones en la proximidad de estructuras bien cimentadas, o debidas, también a la
influencia de las nuevas cargas o acciones que las estructuras u obras en servicio trasmiten al
terreno. Tal vez los fallos por efectos inducidos son más frecuentes que las fallas intrínsecas
de cimentaciones.

Las operaciones constructivas necesarias para la ejecución de las cimentaciones de un


edificio, así como las acciones que éste ejerce sobre el suelo, implican una alteración del
estado de tensiones inicial del terreno. Al ser éste un medio continuo, los efectos debidos a
aquellas causas no se circunscriben a la masa del suelo contenida dentro de los límites
verticales del perímetro del terreno, sino que afectan de manera más o menos sensible a una
zona de influencia alrededor de las obras, en las que pueden estar ubicados otros edificios ya
construidos. Dependiendo de la naturaleza de las operaciones de construcción a realizar, del
tipo de cimentaciones del edificio a construir, de la magnitud de las cargas que ha de soportar
el terreno, de la naturaleza del suelo y del tipo y de las condiciones de la cimentación de los
edificios adyacentes, pueden inducirse en las estructuras vecinas unos movimientos de sus
apoyos, verticales, horizontales o ambos que, en función de sus valores absolutos y relativos y
del tipo y estado de conservación de tales estructuras, pueden acarrearles desde sus ruinas
hasta leves fisuraciones en elementos no resistentes, e incluso, ningún efecto apreciable.

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No todos los suelos ni todos los edificios son susceptibles por igual de plantear problemas a la
hora de construir en las proximidades de algún inmueble. La causa primera de los daños
originados en una estructura por una construcción vecina radica en la alteración del estado de
tensiones del terreno, cuya influencia se deja sentir a cierta distancia por la continuidad del
suelo. Los efectos pueden provenir por una trasmisión directa del cambio del estado tensional,
en cuyo caso la mayor parte de los problemas están asociados en suelos de los tipos arcillas
blandas, arenas y suelos granulares flojos o mal graduados, limos y suelos residuales no
consolidados o de relleno de mala calidad y no compactos, o bien indirecta, a través de
mecanismos a veces de gran eficacia. Entre éstos, los más habituales son los que implican la
presencia de agua, como socavaciones, colapsos, hinchamientos, etc, que afectan
fundamentalmente a suelos permeables, erosionables o colapsables, con una cohesión
conferida por su contenido de arcilla, y a los terrenos expansivos.

En general, los posibles daños pueden limitarse a los edificios colindantes o medianeros de las
obras a realizar, si bien el concepto de vecindad o proximidad debe tomarse en sentido
amplio, pues, en ocasiones se ven afectadas cimentaciones ubicadas a gran distancia.

En cuanto a la susceptibilidad de los edificios, no es posible establecer criterios concretos y


hay que limitarse a señalar que debe prestarse especial cuidado en presencia de edificios
antiguos, de estructura de madera o mampostería, los cuales pueden tener cimentaciones
superficiales.

Excavaciones a cielo abierto

Los casos más frecuentes y más graves, por lo general, están asociados con la ejecución de
vaciados o excavaciones en terrenos para la construcción de uno o varios sótanos junto a
edificios medianeros que tienen fundación directa.

Al hacer una excavación se quita peso del terreno, lo que origina levantamientos. Antes de
proceder a la excavación existía en el terreno un estado tensional (Figura 27). A efectos
tensionales la excavación es equivalente a la aplicación de las tensiones de la figura, y si el
suelo tuviese un comportamiento elástico, la deformación sería la presentada en la figura.
Si hay deformaciones plásticas, como ocurre en la realidad, en mayor o menor grado, en lugar
de levantamientos de la superficie original, probablemente se producirían asentamientos.
Estos asentamientos o levantamientos pueden provocar distorsiones, giros y fisuraciones de
estructuras cimentadas superficialmente al borde de la excavación. Sobre todo, los
movimientos horizontales, ya que por lo general las estructuras de edificación son más
sensibles a los desplazamientos diferenciales en horizontal que a los asientos diferenciales.

No se debe proceder a vaciados de terrenos junto a edificaciones sin contener las paredes de la
excavación (entibaciones, bien apuntaladas, muros construidos por hataches, pantallas de
pilotes o muros pantalla de hormigón).

Cuando el cimiento de la pared medianera es corrido, y el terreno es cohesivo, no suele haber


inconveniente a la apertura de un pozo o zanja corta junto a él. La mayor longitud de la zanja
que puede abrirse sin peligro depende de: la naturaleza del terreno, profundidad de la
excavación y de la cimentación del edificio colindante. En condiciones normales una longitud
de hasta 2 m ó 2,5 m resulta adecuada. La excavación al borde de una zapata puede ocasionar
su hundimiento, como se indica en la Figura 28.

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Figura 27: Movimientos del terreno debido a una excavación

Figura 28: Efectos de la excavación junto a una cimentación directa, por debajo de su nivel de
apoyo

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Aunque la excavación junto a una zapata existente no se profundice por debajo de la cota de
apoyo en el terreno, se puede provocar una disminución de su capacidad portante.

En el caso de tener que excavar junto a una zapata, la regla empírica de la Figura 29, da los
taludes a partir de su borde, que no se deben superar. Corresponden a 30º con la horizontal
para suelos blandos y hasta 45º para suelos medios o resistentes.
Si se ha de cimentar por zapatas a un nivel inferior al de la zapata existente, no se debe
disponer la nueva a menos de una distancia de la anterior.

Figura 29: Regla empírica para excavaciones y cimentaciones junto a zapatas y por debajo de
ellas

En la Figura 30 se relaciona la magnitud del asiento y la distancia del punto de medida al


borde de la excavación con la profundidad de ésta. Puede proporcionar una estimación de los
máximos asentamientos que cabe esperar en las proximidades de una excavación en arcillas.

Para arcillas blandas a duras (zona I) el asentamiento puede llegar al 1% de la profundidad de


la excavación mientras que a una distancia igual al doble de la profundidad de excavación ya
no hay asentamientos sensibles.

Para arcillas muy blandas a blandas, con un estrato duro a escasa profundidad (zona II) los
asientos pueden llegar al 2% y se dejan sentir hasta una distancia de tres veces y media la
profundidad de la excavación.

Para arcillas muy blandas que se extienden a gran profundidad (zona III) los valores
anteriores pueden ser mucho mayores.

Otro aspecto a considerar es la posible rotura del fondo de la excavación. Suele ocurrir en
zanjas abiertas en arcillas blandas aunque las paredes estén entibadas (Figura 31). Hay ábacos

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orientativos para determinar hasta qué profundidad se puede excavar sin que se produzca
rotura en el fondo.

Figura 31: Fenómeno de rotura del fondo de una excavación

La mayoría de los problemas que se plantean en una excavación junto a un inmueble se


solucionan mediante una entibación o muro pantalla bien apuntalado. Se ha comprobado que
los desplazamientos horizontales y los asientos del terreno del trasdós de una pantalla se
producen sin apenas cambio de volumen global del suelo (Figura 32), lo cual significa que si
gracias al apuntalamiento se minimizan los desplazamientos horizontales, también se
minimizan de igual modo los asientos.

Figura 32: Movimientos del terreno en el trasdós de muros pantalla por efecto de la
excavación

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Rellenos

Al disponer un relleno sobre el suelo, su peso dará lugar a unos asientos del terreno. Por ser el
terreno un medio continuo, su deformación implica la aparición de asientos en superficie
fuera de los límites del propio relleno.

Los asientos decrecen al aumentar la distancia de relleno que los provoca. Así las
cimentaciones de los pilares más cercanos asentarán más lo que puede traducirse en un giro
del edificio o en asientos diferenciales (Figura 33.a).

Si el terreno sobre el que se coloca el relleno es blando, lo más probable es que si existe un
edificio cerca, esté cimentado sobre pilotes, produciendo sobre éstos, el terreno, un doble
efecto.
De una parte asienta el suelo pero los pilotes se mantienen inmóviles por lo que el terreno
fricciona negativamente sobre los pilotes, dando lugar a tensiones tangenciales hacia abajo en
el fuste de los pilotes (Figura 33.b) que hacen aumentar la carga. Si el trabajo de los pilotes
fuera fundamentalmente por punta (pilotes columna) el efecto del rozamiento negativo podría
limitarse a la reducción del margen de seguridad. Pero si los pilotes son flotantes, es decir,
con trasmisión de las cargas al terreno esencialmente por el fuste, los asientos inducidos
podrían ser muy importantes (Figura 33.c) además de asentar el terreno por el peso del relleno
sufre desplazamientos laterales hacia fuera. La fila de pilotes más afectada es la más próxima
al relleno.

Figura 33 : Efectos de los rellenos sobre los edificios cimentados en las inmediaciones

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La mecánica de suelos resuelve la estimación de los asientos de los edificios de cimentación


directa, por ejemplo el método de Steinbrenner proporciona los asientos elásticos.

Excavaciones subterráneas

Un túnel siempre va acompañado de asientos en la superficie (Figura 34), además se producen


desplazamientos horizontales hacia la vertical del eje de la perforación.

Figura 34: Asientos debidos a la construcción de un túnel o una galería subterránea

Los edificios más afectados serían los cimentados superficialmente alrededor de la zona en
que se encuentra el punto de inflexión de la distribución de asientos, por dos razones: en
primer lugar porque es la zona donde la curva tiene mayor pendiente lo que supone mayores
asientos diferenciales y en segundo término porque allí son mayores los corrimientos
horizontales.

Las excavaciones subterráneas, muchas veces, actúan como excelentes drenes del terreno por
presentar filtraciones a través del revestimiento, o por su contorno exterior porque el terreno
más inmediato de la estructura del túnel se ha aflojado. Este drenaje suele ser muy pernicioso
para los edificios próximos.

La construcción de sótanos en zonas urbanas, con nivel freático alto, puede crear problemas
en edificios colindantes e incluso en otros relativamente alejados.
El nivel freático original se deprime pasando a otra posición (Figura 35). Cuanto más elevada
sea la permeabilidad del terreno más extensa será la zona influida por el rebajamiento del
nivel freático. En todos los puntos afectados, se produce una alteración del estado de
tensiones original del suelo, dando lugar a una compresión vertical del terreno, con los
consiguientes asentamientos.

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Figura 35: Rebajamiento del nivel freático y asientos del terreno por agotamiento en una
excavación

Bibliografía

- A.Uriel Ortiz. Memorias CEMCO85. “Patología en fundaciones”. Instituto Eduardo


Torroja. 1985.
- Peck R.B., Hanson W.E & Thornburn T.H. Ingeniería en Cimentaciones. Edit. Limusa
Noriega. 1996.
- Delgado Vargas M. Ingeniería en Cimentaciones. Edit. Alfaomega. 2º edición. 1999.

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