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Título: “Dios quiere que ministremos (sirvamos) con su amor”

Texto: Juan 21:15-22


Propósito general: Doctrinal
Propósito específico: Mostrar que la motivación única del ministro cristiano puede ser el amor
que proviene de Dios.
Introducción
No cabe la menor duda que Pedro era un hombre especial. Sus acciones revelan que se trata
de una persona impetuosa, decidida, impulsiva y muy valiente. Su carácter, aunque inmaduro,
nos hacen ver a un hombre temerario y de respeto. Enfrentarse con la espada a los que buscaban
a Jesús para arrestarle, fue algo único entre los discípulos. ¿No estaba entonces hablando serio
cuando le dijo a Jesús que iría a prisión y hasta moriría por Él? Definitivamente no eran
pamplinas ni fanfarronería lo que dijo, al menos de Pedro, de que le seguiría hasta la muerte.
Podemos notar entonces que este deseo, dedicación, compromiso y hasta amor por Jesús,
brotaban de lo más profundo de su ser y estaban siendo sinceros.
Sin embargo, en esta conversación Jesús le dijo que sería probado y Satanás le zarandearía
como a trigo, profecía que poco tiempo después se cumplió.
En el pasaje de la negación, podemos ver que Simón Pedro siguió a los que arrestaron a Jesús,
(casi todos los demás huyeron), y se las agenció para entrar licenciosamente en el patio del
sumo sacerdote, donde por supuesto, sabía que corría gran peligro. Imagino que muchos
sentimientos deben haber motivado a Pedro actuar de esta manera; quizás la preocupación por
el maestro, curiosidad, impotencia, o probablemente solo quería estar cerca para hacer algo por
su líder, en caso de tener la oportunidad. Quién sabe todo lo que pensó Pedro en esos
momentos; tal vez estaba siendo dominado una vez más por sus impulsos, que le llevaron a ser
un gran protagonista de la historia, pero nuevamente errado.
Está claro que no estaba siendo guiado por Dios, no estaba enfocado en el plan de Dios. Pedro
optó otra vez por usar armas carnales, comunes de los hombres sagaces, que probablemente le
habían dado resultado durante su vida anterior, pero que ahora contradecían la voluntad divina y
la enseñanza del maestro.
Podríamos preguntarnos entonces, ¿que pasó con la valentía de Pedro? ¿Adonde fue su valor
cuando le reconocieron? Estoy seguro que no le faltaba valor a este hombre, creo que
simplemente lo cogieron con la guardia baja, pues quería pasar por secreto y todo le salió al
revés. Tanto fue así que negó al Señor tres veces, y esto trajo una repercusión espiritual muy
seria y dura para él. Es verdad que no le apresaron, pasó de incógnito (aunque en realidad no
muy incógnito); pues en lo más importante, en lo que tenía trascendencia y valor eterno había
fallado y ahora se sentía el ser más despreciable sobre la tierra. Gracias a Dios que Jesús había
intercedido por él y fue restaurado. (Leer Lc. 22:31-34) repetir el v.32
Este versículo es un antecedente del pasaje de Juan 21:15-22, que será de donde estaremos
extrayendo las verdades espirituales, en lo que debe ser la única motivación del ministro
(servidor) de Dios.

(De ahí el título de este sermón “Dios quiere que ministremos (sirvamos) con su amor”)
(oración)
(Lectura del pasaje)
Proposición: La motivación al ministerio (servicio) no puede ser otra que el amor de Dios.
Pero, ¿Cómo debe ser el amor que sentimos por Dios que nos motiva a cumplir con el llamado
al ministerio (servicio)?
Encontramos cuatro elementos sobre como amar a Dios y que nos motivan adecuadamente en
el ministerio.
El primero es que…
1- Debemos amarle tanto que creamos que somos los que más amamos a Dios y al mismo
tiempo presentar nuestro amor con humildad.
Cuando creemos que amamos a Dios más que las demás personas estamos poniendo en alto
nuestro amor a Dios, basado en lo que somos, sus hijos amados. No se trata de que amo a Dios
más que tú y compararme contigo; Jesús no quiere que le amemos comparándonos
humanamente con otros ni en el sentido de mostrar o aparentar sobre este amor. Se trata de que
le amemos conforme a lo que él ha puesto en nuestro corazón pues el amor verdadero en
definitiva proviene de Dios, y así le glorificamos. El amor de Dios es único y especial para con
cada uno de nosotros, de forma particular.
Si yo te pregunto ahora, ¿amas a Dios más que éste? Si eres sincero, dirías que no sabes,
quizás tendrías deseo de decir que si pero no lo harías por pena, evitar el orgullo o subestimar a
alguien, pero tampoco dirías que no.
Sabemos que no es voluntad de Dios que nos conformemos con un poco de amor; ni siquiera
con mucho amor. El dice claramente (Lc. 10:27): con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas, y con toda tu mente; ¿y si cumples con este mandamiento? ¿Acaso no le amas
más que tu hermano? Pero, no se puede medir el amor en este sentido.
Solo podemos asegurar que al que más se le ha perdonado, ese ama más. Pero tampoco
sabemos a quién Dios le ha perdonado más. (despacio)
En este caso, yo respondería lo mismo que Simón Pedro, “Señor, tú sabes que te quiero”,
claro, ahora que conozco el pasaje. En ese momento, no sé como le hubiera respondido.
Simón, el hijo de Jonás respondió con humildad, sin resaltar su amor a Jesús por encima de la
omnisciencia y soberanía de Dios. Creo que en ese momento pasó la prueba.
Estoy seguro que Dios quiere que presentemos nuestro amor también con humildad. Cuando
digo humildad no me refiero a la falsa humildad sobre la que muchos esconden sus verdaderos
sentimientos. Hablo de la humildad nacida de un corazón sincero, que reconoce sus debilidades
y limitaciones, que obra en base a este conocimiento y que sabe que Dios sabe. Y cómo sabe
que Dios sabe, y tiene temor, no pretende ser otra cosa pues se engañaría a si mismo.
Por eso, debemos amarle tanto que creamos que somos los que más amamos a Dios y al
mismo tiempo presentar nuestro amor con humildad, pues siempre se puede crecer en tu
relación de amor con Dios.

El segundo elemento sobre como amar a Dios y que nos motiva adecuadamete en el ministerio
(servicio) es que …
2- El amor a Dios debe ser constante, perseverante, persistente y proviene de Él mismo.
No podemos cansarnos de mostrarle amor a Dios, de adorarle, de repetirle cuánto le amamos.
En oración, en voz alta, en la congregación, en intimidad. Amarle por lo que ha hecho por
nosotros, por el regalo de la vida eterna, por su sacrificio, por ser sus hijos. De esta
manifestación suprema del amor de Dios es que proviene el que podamos amarle nosotros
también.
Pedro podía perseverar amando a Jesús porque le conocía, sabía lo que había hecho por él y
conocía que el amor de Dios es constante, estable, vivo. Jesús era el mismo de siempre,
podemos ver una similitud tremenda con el día en que les llamó a que fueran pescadores de
hombres y ellos respondieron que sí. Ahora compartía con ellos el alimento que él mismo
proveyó y preparó; era el mismo servidor de siempre. Mostró el mismo amor práctico conque
siempre les había amado. Este amor es divino, único, incomparable.
Con respecto a la triple respuesta de Simón en el pasaje de Juan 21, se mantuvo firme en su
posición esta vez, había aprendido anteriormente una lección, amarga pero muy satisfactoria.
Comenzaba a entender el valor del amor que glorifica a Dios. No es el amor humano el que
tiene poder, no se trata ni siquiera de demostrar nuestro amor a Dios haciendo cosas que le
pueden agradar. Estos serían meros esfuerzos humanos que pueden hacernos bien, incluso hacer
bien a otros, pero difícilmente garantizan un cambio espiritual permanente.
Pedro trató de hacerlo anteriormente, él trató de servirle a Dios pero todo le salió mal porque
su motivación no era la correcta, no era un amor proveniente de Dios, este amor humano era
inconstante, inmaduro, fluctuante, débil. Con este tipo de amor no vamos a llegar a ninguna
parte en la voluntad de Dios.
Sin embargo, he visto cómo Dios obra en su soberanía usando muchas cosas inadecuadas que
no entendemos completamente, no es correcto juzgar a nadie cómo hace las cosas por esta
misma razón, quizás Dios lo esté usando así. (Filipenses 1:14-18) La Escritura dice también
que aquel que no ame no conoce a Dios realmente, porque Dios es amor. (1 Juan 4:7-8) Por eso
es tan importante guardar la premisa del amor divino, que es la base de nuestra salvación (Juan
3:16). El evangelio de Cristo es una expresión suprema del amor de Dios. A través de Jesús el
plan de salvación se realizó. Su sacrificio fue incondicional pero con un gran propósito, pues ya
no tenemos que pagar por nuestros pecados. A partir de la fe en Cristo comenzamos una nueva
vida de relación con Dios.
Por eso debes ser constante, perseverante, persistente en el amor que proviene de Dios.

Hay un tercer elemento …


3- El amor que debemos tener a Dios, que nos motiva adecuadamente en el ministerio
(servicio), nos lleva a seguirle por un camino difícil, que no quisiéramos transitar. (leer
v.18,19)
Cuesta mucho amar de veras, si en algún momento sientes que cumples cabalmente con esto,
analiza y medita en tu vida que no vas por buen camino. Amar no es nada fácil.
Actualmente, en el mundo y en nuestro país se habla mucho de amor. Sabemos que dada la
importancia de este sentimiento, se ha hablado mucho al respecto y se ha escrito mucho también
de él desde tiempos antiguos. Ha adquirido muchas formas a través del tiempo y muchos
matices. La distorsión que hay en estos momentos sobre el amor es muy peligrosa, influye en
nosotros a través de todo lo que nos rodea, además de que hace buena química con nuestra
tendencia egoísta. Como advierte la Escritura sobre el fin, que el amor de muchos se enfriará,
fundamentalmente hablando de Su iglesia.
El amor incluye muchas cosas y está relacionado con muchas virtudes, pues para ser
verdadero adquiere valor por todo lo bueno que pueda contener.
El amor tiene profundas características subjetivas, correspondiente a ideas y conceptos, pero
también su fundamento y vitalidad es objetiva. Tiene que ver con la voluntad pero también con
los sentimientos. Es muy complejo. Una buena guía para andar por el camino del amor de Dios
está en 1ra Corintios 13 (leer); que parece una oda, poema, dedicado al amor; sin embargo, es
todo lo contrario por la urgencia de aplicarlo en esta iglesia (Corinto) y su claridad en la
aplicación.
A donde quiero llegar es a lo siguiente: No existe el amor verdadero sino por Dios, que nos
enseña y ha dado el ejemplo. El servicio no es en sí mismo amor (hoy en Cuba tenemos mucho
de este altruismo y es falso). Nuestro amor debe estar dirigido a Dios que motiva el amor
incondicional a nuestro prójimo, mostrándolo a través del servicio. El amor a nuestro prójimo
debe comenzar (prioridad) de manera especial por nuestros allegados, los más cercanos
(familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.) incluyendo a los que nos caen mal,
enemigos.
Historia del día de la reunión y el homosexual.
Principios: Verdad en amor, tiene que ver con la disciplina y predicar el evangelio que a
muchos no les va a gustar lo que oigan (pecado).
En cuarto lugar …
4- El amor que debemos tener a Dios, que nos motiva adecuadamente en el ministerio
(servicio), hace que nos concentremos en el llamado personal que Él nos ha hecho. (leer
v.20-22)
No podemos ver claramente la voluntad de Dios en el diario vivir si no estamos atentos al
camino por donde transitamos y cometemos el error de mirar al lado, entretenidos en cosas que
no nos incumben de otras personas. La relación con Dios es personal, el plan de Dios es
personal. Así también el llamado a cada persona, la revelación a cada uno es personal, el trato
con cada uno es personal. No podemos entender el trato de Dios con cada cristiano, al punto de
que aunque seamos pastores (líderes), vayamos a entorpecer la obra de Dios, tratando de
imponer un punto de vista o posición doctrinal a alguien, con la simple excusa, arrogante tal vez
o equivocada, de que tenemos todo el apoyo bíblico. Estamos viendo mucho sobre esto también
en nuestras iglesias bautistas y es lamentable como los cristianos pierden el tiempo así mientras
las personas se pierden para siempre. (1 Corintios 8:1-3)
Debemos usar mejor el conocimiento y los dones en la edificación (en amor) del cuerpo de
Cristo. Tarea muy necesaria en estos tiempos que se están viviendo y creo que los máximos
responsables de esto seremos nosotros si no avivamos la llama del amor de Cristo y cumplimos
con nuestro llamado.
Conclusiones
Hermanos, si Dios habla así es porque como Pedro podemos comprender el amor de Dios
mucho más de lo que sabemos ahora. No nos conformemos con lo que tenemos sino seamos
transformados. El mismo Pedro en sus cartas (años después) transmite el mensaje de poner en
práctica el amor de Dios y con su ejemplo guía a la grey de Cristo en ese mismo amor. Dice: 1
Pedro 1:22-23.

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