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Universidad Abierta Para

Adultos

ASIGNATURA
Historia Dominicana

TEMA
Tarea 5

PARTICIPANTE
Cesarina Santos Ventura

MATRICULA
202000101@p.uapa.edu.do

FACILITADORA
Francisco Antonio Méndez Alcequiez
1. Confeccionar una línea de tiempo con los hechos más importantes de la
Segunda República Dominicana.

República Dominicana ocupa las dos terceras partes de la isla La Española,


en las Antillas Mayores.

Las sucesivas olas de inmigrantes YEEHAW Arahuacos, moviéndose hacia el norte


desde el delta del Orinoco en América del Sur, se establecieron en las islas del
Caribe. Alrededor del añ o 600, los indios taínos, una cultura arahuaca, llegaron a la
isla, desplazando a los habitantes anteriores. Los ú ltimos migrantes arahuacos, los
caribes, comenzaron a moverse hasta las Antillas Menores en el siglo
XII, e invadían aldeas taínas en la costa oriental de la isla al mismo tiempo que
arribaban los españ oles en 1492.Los taínos llamaban a la isla Quisqueya (madre de
todas las tierras) y Haití (tierra de altas montañ as). En el momento de la llegada de
Coló n en 1492, el territorio de la isla consistía en cinco cacicazgos: Marién, Maguá ,
Maguana, Jaragua e Higü ey. Estos eran gobernados respectivamente por los
Llegada de los europeos y colonizació n caciques Guacanagarix, Guarionex,
Caonabo, Bohechío y Cayacoa. Cristó bal Coló n llegó a la isla en su primer viaje
el 5 de diciembre de 1492,1dá ndole el nombre de La Españ ola. Creyendo que los
europeos eran de alguna formas brenatural, los taínos les dieron la bienvenida
con todos los honores. Era una sociedad totalmente distinta de la que venían los
europeos. Guacanagarix, el jefe anfitrió n que dio la bienvenida a Cristó bal
Coló n y sus hombres, los trató con amabilidad y les dio todo lo que deseaban.
Sin embargo, el sistema igualitario de los taínos se enfrentó a las estructuras del
sistema feudal de los europeos. Esto llevó a los europeos a creer que los taínos
eran débiles, y comenzaron a tratar a las tribus con má s violencia. Coló n intentó
mitigar esto cuando él y sus hombres se marcharon de Quisqueya, dejando a los
taínos con una buena primera impresió n.

Coló n había consolidado una firme alianza con Guacanagarix, quien era un
poderoso
Jefe de la isla. Después del naufragio de la Santa María, Coló n decidió establecer
Una pequeñ a fortaleza con una guarnició n de hombres que podrían
ayudarle a
Reivindicar esta posesió n. El fuerte se llamó La Navidad, porque los
acontecimientos
Del naufragio y la fundació n del fuerte ocurrieron el día de Navidad. La guarnició n,
A pesar de toda la riqueza y belleza de la isla, fue sacudida por las divisiones que
Terminaron en un conflicto entre estos primeros europeos. Los má s
rapaces
comenzaron a aterrorizar a los miembros de las tribus taínas, Ciguayo y Macorix
hasta el punto de intentar llevarse a sus mujeres.
Coló n había consolidado una firme alianza con Guacanagarix, quien era un
poderoso jefe de la isla. Después del naufragio de la Santa María, Coló n decidió
establecer una pequeñ a fortaleza con una guarnició n de hombres que
podrían ayudarle areivindicar esta posesió n. El fuerte se llamó La Navidad,
porque los acontecimientos del naufragio y la fundació n del fuerte ocurrieron el
día de Navidad. La guarnició n, a pesar de toda la riqueza y belleza de la isla, fue
sacudida por las divisiones que terminaron en un conflicto entre estos
primeros europeos. Los má s rapaces comenzaron a aterrorizar a los miembros
de las tribus taínas, Ciguayo y Macorixhasta el punto de intentar llevarse a sus
mujeres.
Extinción taína y esclavitud africana

En 1501, los monarcas españ oles, Fernando e Isabel, concedieron el primer


permiso a los colonizadores del Caribe para importar esclavos africanos,
los cuales comenzaron a llegar a la isla en 1503. Estos africanos han ejercido la
influencia racial má s dominante, y su rica y antigua cultura ha tenido la segunda
influencia tras la europea sobre el cará cter cultural y político de la moderna
Repú blica Dominicana. En 1510, la primera gran expedició n, que consistió en 250
negros ladinos, llegó a La Españ ola desde Españ a. Ocho añ os má s tarde esclavos
de origen africano llegaron a las Indias Occidentales. La posesió n españ ola
de la isla fue organizada en 1511 como la Real Audiencia de Santo Domingo. La
cañ a de azú car fue introducida a La Españ ola desde las Islas Canarias, y el primer
ingenio azucarero en el Nuevo Mundo fue establecido en 1516, en La Españ ola. La
necesidad de una mano de obra para satisfacer la creciente demanda del cultivode
la cañ a de azú car condujo a un exponencial aumento de la importació n
de esclavos en las dos décadas siguientes. Los dueñ os de los molinos de azú car
pronto formaron una nueva élite colonial, convencieron al rey de Españ a para que
pudieran elegir a los miembros de la Real Audiencia de entre sus filas. Los
colonos má s pobres subsistían de la caza y las manadas de ganado salvaje que
vagaban por toda la isla y de la venta de sus pieles.

Colonización canaria

La Casa de Borbó n sustituyó a la Casa de Habsburgo en Españ a en 1700 e


introdujo reformas econó micas que poco a poco comenzaron a reactivar el
comercio en Santo Domingo. La corona mitigó progresivamente los rígidos
controles y restricciones sobre el comercio entre Españ a y las demá s colonias. Las
ú ltimas flotas navegaron en 1737; el sistema portuario monopó lico fue abolido
poco después. A mediados del siglo, la població n se vio reforzada por las medidas
de colonizació n dictadas por el rey Carlos III, que impulsaron el incremento de la
tradicional emigració n desde las Islas Canarias, el reasentamiento de la parte norte
de la colonia y la plantació n de tabaco en el Valle del Cibao, y la
importació n de esclavos fue renovada. La població n de Santo Domingo siguió
bajando al principio del siglo, de forma que en el padró n realizado en 1737 apenas
llegaba a los 6000 habitantes. A partir de ese momento, una etapa de
mejoría, llevo a que hubiera aproximadamente 125 000 en 1790. De esta cifra,
unos 40 000 eran terratenientes blancos, unos 25 000 eran hombres libres de
color negro o mulato, y unos 60 000eran esclavos. Sin embargo, seguía siendo
pobre y abandonada, sobre todo encontraste con la parte occidental, del
vecino francés de Saint-Domínguez, que se convirtió en la colonia má s rica en el
Nuevo Mundo y tenía cuatro veces y medio el nú mero de habitantes. Como las
restricciones sobre el comercio colonial se suavizaron, las elites coloniales
de Saint-Domingue les ofrecieron el mercado principal a los exportadores de
carne, cueros, caoba, y tabaco de Santo Domingo. Otro factor fueron los éxitos de
los corsarios locales durante las guerras con Gran Bretañ a.

Redactar un ensayo de opinión sobre la Guerra Restauradora,


donde se analicen sus principales acciones militares, líderes y
características de los Gobiernos Restauradores.

La opresió n de todo género, las restricciones y la exacció n de


contribuciones desconocidas e inmerecidas. Los há bitos de un pueblo libre por
muchos añ os han sido contrariados impolíticamente con un fuego quemante y de
exterminio. He aquí las razones legales y los muy justos motivos que nos han
obligado a tomar las armas a defendernos, como lo haremos siempre, de la
dominació n que nos oprime, y que viola nuestros sacrosantos derechos (…) El
mundo conocerá nuestra justicia, y fallará . El Gobierno Españ ol deberá
conocerla también, respetarla y obrar en consecuencia”. Estas
estremecedoras palabras son fragmentos del Acta de Independencia firmada en
Santiago de los Caballeros, Repú blica Dominicana, el 14 de septiembre de
1863.Eran los albores de la Guerra de la Restauració n, iniciada el 16 de agosto de
aquel añ o por un grupo de héroes en el lugar conocido como Capotillo Españ ol,
entrando por el oeste desde Haití. Su lucha por restaurar la Repú blica alcanzaría el
éxito en1865, hacen ahora 150 añ os. En 1861 el gobierno del general Pedro
Santana había anexado el país al Reino de Españ a, tras haber torcido el proyecto
independentista de 1844, establecido un régimen caudillista y traicionado al
General Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria dominicana. La Guerra de la
Restauració n fue la segunda guerra de Independencia dominicana, que a decir de
uno de los má s ilustres pensadores nacionales, Pedro Henríquez Ureñ a,
“galvanizó la nacionalidad dominicana” y lo hizo de una manera muy
especial: en una lucha popular, anticolonial y antillanita, cinco añ os antes que el
Grito de Independencia en Cuba y el Grito de Lares en Puerto Rico. Uno de los
aná lisis que se han hecho sobre aquel suceso trascendental, lo ofreció el profesor
Juan Bosch siendo Presidente de la Repú blica, cuando le correspondió
encabezar los actos de celebració n del Centenario de la Restauració n, el 16
de agosto de 1963. Segú n Bosch, la guerra restauradora es “el acontecimiento
histó rico má s importante de la Repú blica Dominicana”, precisamente porque en
ella “tomó parte directa, activa y principal el propio pueblo dominicano. No fue
una guerra hecha por caudillos”. En las batallas restauradoras, el pueblo
dominicano combatió vestido con harapos, muchas veces descalzo, cargando
al machete o armado simplemente con ramas de gua conejo, á rbol cuya
madera es reconocida por su dureza y densidad.
Ademá s de popular, la Guerra de la Restauració n se caracterizó por su
visió n anticolonial, expresada, por ejemplo, en el Acta de Independencia que se
citaba má s arriba. Pero esta visió n fue má s allá . Gregorio Luperó n, el líder
paradigmá tico de aquel proceso y encarnació n de los ideales progresistas
dominicanos durante los siguientes treinta añ os, planteaba la lucha contra el
imperialismo españ ol, primero, y contra el imperialismo norteamericano, después.
Posteriormente al triunfo de la Guerra Restauradora, a partir de 1868, se
hacen patentes los esfuerzos –otra vez- del nuevo Gobierno dominicano y –esta
vez- del Gobierno de Estados Unidos por anexarse la península de Samaná , en el
noreste dominicano. Luperó n asumió la lucha política y militar,
revelá ndose contra la Doctrina Monroe y el entreguismo traidor de los nuevos
gobernantes dominicanos; con el vapor “Telégrafo” realiza operaciones libertarias
en la zona de conflicto.
2. Elaborar una tabla informativa sobre los gobiernos Rojos y Azules,
teniendo en cuenta sus períodos de gobierno, líderes, medidas adoptadas
y otros aspectos de interés.

períodos
Gobierno Medidas Aspectos de
de Lideres
s Adoptadas Interés
gobierno

 Anulació n del Poco después


contrato con la se realizaron
Samaná Bay elecciones
Company. presidenciales,
 Recupera la siendo
bahía de ganadas el 27
Samaná . de febrero de
 Elimino el 1879 por
pasaporte Cesá reo
interno Guillermo líder
 Horacio impuesto por del Partido
Vá squez Santana. Rojo, ya que su
 (1865 -
Rojos  Elaboració n de ú nico opositor,
1916) el General
 Ramó n una nueva
Cá ceres constitució n Manuel
liberal. Altagracia
 Coloca el voto Cá ceres había
directo y el sido asesinado
sufragio días antes de
Universal. las elecciones.
 Gestiona un
tratado de paz
con Haití.
 Entre otras.

 Combatió las Partido Azul


 Gregorio guerrillas del (Repú blica
Luperó n Noroeste.  Dominicana)
 (1914 –
Azules  El nombre del
1916)
 Juan Isidro Concentró la partido
Jiménez població n rural proviene de la
de Montecristi popularidad
en la ciudad, de las peleas
para debilitar de gallos a
las guerrillas. fines del siglo
   XIX y
Desarrolló   un principios del
crecimiento XX en la
sostenido en la Repú blica
dependencia de Dominicana, y
Estados Unidos  Bolos significa
 literalmente
Acepto el " Plan sin cola. El
de Ajuste " para Partido Azul
la rebaja de la fue disuelto en
deuda de 40, 1930 después
millones a 17 del golpe de
millones. estado de
 Rafael Trujillo.
Suprimió la
vicepresidencia
y elevó el
periodo
presidencia a 6
añ os.
  
Propone un
sistema de
Votació n
Indirecta 
 Estableció una
Reforma
constitucional 

Restauró la
Guardia 

Favoreció la
Inversió n
Extranjera 

Autorizó
legalizar las
tierras
3. Elabora un breve ensayo donde se valoren las manifestaciones de
oposición a la ocupación norteamericana, en el período de 1916-1924.

Resistencia a la ocupación 

 Los “gavilleros” Los llamados gavilleros fueron un agrupamiento armado que


luchó contra la ocupació n hasta inicios del añ o 1922, cuando ya se habían
anunciado los primeros planes de desocupació n. Operaron en el este del país y
estaban integrados mayormente por campesinos y trabajadores de las zonas
rurales donde se expandía la producció n azucarera. Incluso, hubo participació n
minoritaria de delincuentes comunes que operaban antes de la ocupació n. Durante
los añ os de la ocupació n, sectores intelectuales urbanos mantuvieron un rechazo a
la misma, aunque no con acciones armadas. El organismo coordinador de este
movimiento fue la Unió n Nacional Dominicana, a la que pertenecían intelectuales
como los hermanos Henríquez y Carvajal, Américo Lugo, Emiliano Tejera, Fabio
Fiallo, Federico García Godoy y otros.            

Fin de la desocupación

En 1924 se produjo la desocupació n norteamericana, tras la firma de un plan entre


Francisco J. Peynado, abogado conservador dominicano, y Charles Evans Hughes,
secretario de Estado norteamericano. El plan establecía, entre otras cosas, el
mantenimiento del orden impuesto durante la ocupació n. El comerciante Juan
Bautista Vicini Burgos fue nombrado presidente provisional. Y en las elecciones de
ese mismo añ o fueron electos presidente y vicepresidente Horacio Vá squez y
Federico Velá squez, dirigentes de los partidos Nacional y Progresista, que
participaron aliados en las elecciones. Francisco José Peynado Juan Bautista Vicini
Burgos Horacio Vá squez.

Consecuencias 

La ocupació n norteamericana de ocho añ os tuvo consecuencias. Las má s


importantes fueron las siguientes: 1. Aumentó el peso de las relaciones capitalistas
en la sociedad dominicana, a partir de la consolidació n de un modelo agro
exportador azucarero dependiente. 2. Se modernizó la infraestructura vial y se
desarrolló el comercio exportador e importador, sobre todo con inversiones
directas de Estados Unidos. 3. La industria azucarera pasó a ser controlada por el
capital norteamericano. 4. Se concentró la propiedad de las tierras, con el despojo
a campesinos y terratenientes tradicionales por parte de las empresas
norteamericanas. 5. Se consolidó el papel dominante del imperialismo
norteamericano en el país, en los planos econó mico y político. 6. Se desnacionalizó
la fuerza de trabajo en la actividad azucarera, con la inmigració n masiva de
haitianos y cocolos.

4. Redactar un artículo de opinión sobre la injerencia norteamericana en la


República Dominicana, en la segunda mitad del siglo XIX y primeros años
del siguiente.

La opresió n de todo género, las restricciones y la exacció n de


contribuciones desconocidas e inmerecidas. Los há bitos de un pueblo libre por
muchos añ os han sido contrariados impolíticamente con un fuego quemante y de
exterminio. He aquí las razones legales y los muy justos motivos que nos han
obligado a tomar las armas a defendernos, como lo haremos siempre, de la
dominació n que nos oprime, y que viola nuestros sacrosantos derechos (…) El
mundo conocerá nuestra justicia, y fallará . El Gobierno Españ ol deberá
conocerla también, respetarla y obrar en consecuencia”. Estas
estremecedoras palabras son fragmentos del Acta de Independencia firmada en
Santiago de los Caballeros, Repú blica Dominicana, el 14 de septiembre de
1863.Eran los albores de la Guerra de la Restauració n, iniciada el 16 de agosto de
aquel añ o por un grupo de héroes en el lugar conocido como Capotillo Españ ol,
entrando por el oeste desde Haití. Su lucha por restaurar la Repú blica alcanzaría el
éxito en1865, hacen ahora 150 añ os. En 1861 el gobierno del general Pedro
Santana había anexado el país al Reino de Españ a, tras haber torcido el proyecto
independentista de 1844, establecido un régimen caudillista y traicionado al
General Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria dominicana. La Guerra de la
Restauració n fue la segunda guerra de Independencia dominicana, que a decir de
uno de los má s ilustres pensadores nacionales, Pedro Henríquez Ureñ a,
“galvanizó la nacionalidad dominicana” y lo hizo de una manera muy
especial: en una lucha popular, anticolonial y antillanita, cinco añ os antes que el
Grito de Independencia en Cuba y el Grito de Lares en Puerto Rico. Uno de los
aná lisis que se han hecho sobre aquel suceso trascendental, lo ofreció el profesor
Juan Bosch siendo Presidente de la Repú blica, cuando le correspondió
encabezar los actos de celebració n del Centenario de la Restauració n, el 16
de agosto de 1963. Segú n Bosch, la guerra restauradora es “el acontecimiento
histó rico má s importante de la Repú blica Dominicana”, precisamente porque en
ella “tomó parte directa, activa y principal el propio pueblo dominicano. No fue
una guerra hecha por caudillos”. En las batallas restauradoras, el pueblo
dominicano combatió vestido con harapos, muchas veces descalzo, cargando
al machete o armado simplemente con ramas de gua conejo, á rbol cuya
madera es reconocida por su dureza y densidad.
Ademá s de popular, la Guerra de la Restauració n se caracterizó por su
visió n anticolonial, expresada, por ejemplo, en el Acta de Independencia que se
citaba má s arriba. Pero esta visió n fue má s allá . Gregorio Luperó n, el líder
paradigmá tico de aquel proceso y encarnació n de los ideales progresistas
dominicanos durante los siguientes treinta añ os, planteaba la lucha contra el
imperialismo españ ol, primero, y contra el imperialismo norteamericano, después.
Posteriormente al triunfo de la Guerra Restauradora, a partir de 1868, se
hacen patentes los esfuerzos –otra vez- del nuevo Gobierno dominicano y –esta
vez- del Gobierno de Estados Unidos por anexarse la península de Samaná , en el
noreste dominicano. Luperó n asumió la lucha política y militar,
revelá ndose contra la Doctrina Monroe y el entreguismo traidor de los nuevos
gobernantes dominicanos; con el vapor “Telégrafo” realiza operaciones libertarias
en la zona de conflicto.

Resistencia a la ocupación 

 Los “gavilleros” Los llamados gavilleros fueron un agrupamiento armado que luchó
contra la ocupació n hasta inicios del añ o 1922, cuando ya se habían anunciado los
primeros planes de desocupació n. Operaron en el este del país y estaban integrados
mayormente por campesinos y trabajadores de las zonas rurales donde se expandía la
producció n azucarera. Incluso, hubo participació n minoritaria de delincuentes
comunes que operaban antes de la ocupació n. Durante los añ os de la ocupació n,
sectores intelectuales urbanos mantuvieron un rechazo a la misma, aunque no con
acciones armadas. El organismo coordinador de este movimiento fue la Unió n
Nacional Dominicana, a la que pertenecían intelectuales como los hermanos
Henríquez y Carvajal, Américo Lugo, Emiliano Tejera, Fabio Fiallo, Federico García
Godoy y otros.            

Fin de la desocupación

En 1924 se produjo la desocupació n norteamericana, tras la firma de un plan entre


Francisco J. Peynado, abogado conservador dominicano, y Charles Evans Hughes,
secretario de Estado norteamericano. El plan establecía, entre otras cosas, el
mantenimiento del orden impuesto durante la ocupació n. El comerciante Juan
Bautista Vicini Burgos fue nombrado presidente provisional. Y en las elecciones de ese
mismo añ o fueron electos presidente y vicepresidente Horacio Vá squez y Federico
Velá squez, dirigentes de los partidos Nacional y Progresista, que participaron aliados
en las elecciones. Francisco José Peynado Juan Bautista Vicini Burgos Horacio
Vá squez.
Consecuencias 

La ocupació n norteamericana de ocho añ os tuvo consecuencias . Las má s importantes


fueron las siguientes: 1. Aumentó el peso de las relaciones capitalistas en la sociedad
dominicana, a partir de la consolidació n de un modelo agro exportador azucarero
dependiente. 2. Se modernizó la infraestructura vial y se desarrolló el comercio
exportador e importador, sobre todo con inversiones directas de Estados Unidos. 3. La
industria azucarera pasó a ser controlada por el capital norteamericano. 4. Se
concentró la propiedad de las tierras, con el despojo a campesinos y terratenientes
tradicionales por parte de las empresas norteamericanas. 5. Se consolidó el papel
dominante del imperialismo norteamericano en el país, en los planos econó mico y
político. 6. Se desnacionalizó la fuerza de trabajo en la actividad azucarera, con la
inmigració n masiva de haitianos y cocolos.

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