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En la vida cotidiana el principal contacto que tenemos con los aceites es en los
motores de nuestros automóviles, su uso como lubricante permite reducir la
energía requerida para la operación mecánica del motor y el desgaste del mismo,
de igual manera se aminora su calentamiento por la acción refrigerante que tiene
el lubricante al propiciar la transferencia del calor entre algunas partes calentadas
por la combustión. El aceite además tiene acción limpiadora al prevenir la
formación de material contaminante en las partes mecánicas (lodo), producto de
su propio desgaste o de contaminantes originados por la combustión y por último
el aceite lubricante tiene propiedades de sellado entre los pistones y los cilindros
del motor.
Los aceites lubricantes usados (ALU) son considerados como residuos peligrosos
por sus características de inflamabilidad y toxicidad, se encuentran sujetos a un
plan de manejo de conformidad con lo que se indica en la Ley General para la
Prevención y Gestión integral de Residuos (LGPGIR).
Para atacar la problemática derivada del manejo de los aceites lubricantes usados,
en particular los generados por talleres mecánicos se puede ver tres frentes: el
regulatorio, el técnico y el social.
En el punto de vista técnico, los ALU tienen un alto potencial de ser reutilizados o
reciclados, ya sea reprocesándolos mediante el retiro de partículas y
contaminantes por filtración, centrifugación, decantado, etc.. para un posterior
agregado de aditivos y de aceite virgen para utilizarse nuevamente. También, se
pueden regenerar, es decir someterlos a procesos de refinación para obtener
nuevamente aceite base. Por último, también está el reciclado térmico, en el que
primero se separan las partículas y contaminantes, para posteriormente utilizarlos
como combustibles alternos.
SISTEMA DE ESCAPE
El sistema de escape, mejor conocido como exhosto, aunque parece no necesitar
de muchos cuidados, de encontrarse en mal estado podría afectar notoriamente el
rendimiento y la potencia de su vehículo y generar daños de tipo ambiental.
Este sistema está compuesto por la válvula de escape, los conductos de escape
de la culata, el catalizador, el ¿tarro¿ y la tubería. Durante el ciclo de admisión,
compresión y combustión, en el cual el motor procesa el combustible para obtener
potencia, se forman gases altamente tóxicos que son evacuados a lo largo del
sistema de escape.
A pesar de no ser una pieza mecánica compleja, el exhosto forma parte integral de
su automóvil. Puede ocurrir que por falta de mantenimiento, los carbones que
salen de la combustión se adhieran a las paredes de la tubería ocasionando
disminución en su diámetro, lo que en consecuencia genera pérdida de potencia.
Una máquina en mal estado, bien sea por falta de sincronización o simple
mantenimiento preventivo, hace que la interacción de estos gases con el exterior
sea nociva para la salud humana y el ambiente.
Se estima que su vida útil está entre los 90 mil y los 100 mil kilómetros. Y a pesar
de su precio ¿entre 1 y 1,5 millones de pesos¿, es una pieza cuyo cambio no da
espera debido a la importante función que cumple dentro de la regulación de
gases del vehículo.