Está en la página 1de 12

COMPOSTAJE

Indice del capítulo II

Introducción

II.1 Proceso de Compostaje

Pretratamiento
Digestión o Compostaje
Maduración
Afino

II.2 Parámetros a considerar en el proceso de compostaje

Temperatura
pH
Humedad
Aireación
Composición química del residual a utilizar (relación C/N)
Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC)
Microorganismos involucrados
Presencia de microorganismos patógenos
Tamaño del material utilizado

II.3 Procedimiento para elaborar el compost

Características del área


Materiales útiles para la producción de compost
Uso de zeolitas naturales
Preparación del sustrato para su compostaje en forma natural
Tiempo de duración del proceso de compostaje y maduración
Control del proceso de compostaje

II.4 Madurez del compost

II.5 Recomendaciones para el uso agricola del compost


Introducción

Como se ha mencionado en el capítulo anterior, mediante el proceso de compostaje es


posible acelerar considerablemente la biodegradación de la materia orgánica, obteniéndose
productos de propiedades agrobiológicas más favorables que las presentes en el sustrato
original.

El compostaje es una técnica practicada desde hace mucho tiempo por los agricultores,
como una manera de estabilizar estiércoles y otros residuos orgánicos con la finalidad de
utilizarlos como abono.

II.1 Proceso de compostaje

El compostaje es un proceso aeróbico de transformación de los residuales sólidos


orgánicos, que implica el paso por una etapa termófila y origina al final dióxido de carbono,
agua y minerales como productos de los procesos de degradación, así como una materia
orgánica estabilizada, libre de fitotoxinas y dispuesta para su empleo en la agricultura.

El proceso de compostaje está constituido por cuatro etapas: pretratamiento, digestión o


proceso de compostaje propiamente dicho, maduración y afino (Fig. 2.1). Las etapas de
compostaje y maduración son obligatorias para todo tipo de residuales orgánicos, mientras
que las de pretratamiento y afino solamente para algunos de ellos.

Pretratamiento

Válido para el caso de los residuales sólidos urbanos, donde debe separarse todo el material
inerte (plásticos, vidrios, metales, etcétera).

Digestión o compostaje

En ella se realiza la descomposición de las porciones orgánicas de los residuos. Se lleva a


cabo bajo condiciones aerobias controladas. Se compone de 3 fases:

a. una fase inicial (I), mesófila, durante la cual se descomponen los componentes
fácilmente degradables;
b. una etapa termófila (T), durante la cual los componentes celulósicos o similares,
contenidos en los materiales iniciales, son degradados por la actividad bioxidativa
de los microorganismos termófilos, liberándose CO2 , H2 O, compuestos
inorgánicos y fitotoxinas, destruyéndose los microorganismos patógenos y
conservándose los componentes orgánicos más estables;
c. una fase de enfriamiento (E), caracterizada por un descenso de la temperatura,
disminución de la velocidad de degradación y recolonización del sustrato por
microorganismos mesófilos
Maduración

El residual orgánico, una vez que ha sido compostado y la temperatura del mismo no se
eleva tras sucesivos volteos, debe dejarse apilado durante un cierto período de tiempo.
Durante esta etapa se producen complejas reacciones que aumentan la humificación de la
materia orgánica e incrementan la estabilidad del producto final o compost.

Afino

Algunos compost, especialmente aquellos obtenidos de residuales sólidos urbanos, pueden


contener todavía fragmentos de vidrio, metales, plásticos, etcétera.

Por tal motivo, y antes de su uso agrícola, es recomendable que sean sometidos a un
proceso de afino, que se realiza mediante el uso de rejas, tamices o vibradores que permitan
la separación de los inertes contenidos en ellos

II.2 Parámetros a considerar en el proceso de compostaje

El proceso de compostaje sólo ocurrirá de forma eficaz si se tienen en cuenta los factores
indicados a continuación:

Temperatura

Las experiencias realizadas indican que la temperatura del sustrato tiende a subir en pocos
días hasta alcanzar un máximo que, con ligeras fluctuaciones, se mantiene durante un cierto
tiempo, para bajar posteriormente de forma gradual. La temperatura normalmente
alcanzada oscila entre 60 y 71 ºC, aunque se ha observado que por encima de 65 ºC se
reduce la actividad y variabilidad de los microorganismos propios de la fermentación.

Estos niveles de temperatura se mantienen mientras existan condiciones adecuadas de


humedad y aireación, así como ma terial sin descomponer en el interior de la pila. Las
elevadas temperaturas que se alcanzan consiguen destruir los posibles microorganismos
patógenos y favorecen la rápida descomposición del sustrato.
Fig. 2.1. Etapas obligatorias de un proceso de compostaje utilizando residuales sólidos urbanos

pH

En los primeros momentos del proceso, durante la fase mesófila, el pH inicial suele sufrir
un descenso ya que mayoritariamente se descompone la materia orgánica más lábil
(carbohidratos), produciéndose una liberación de ácidos orgánicos. A medida que la
temperatura sube, el pH asciende hasta hacerse alcalino (8-9). En esta fase se descomponen,
mayoritariamente, las proteínas, llegando en algunos casos a perderse nitrógeno en forma
de amoniaco. Conforme la temperatura desciende, los valores de pH suelen bajar
nuevamente, situándose en niveles ligeramente por encima de 7.

Humedad

La descomposición aeróbica de la materia orgánica puede realizarse, teóricamente, con un


contenido de humedad comprendido entre 30 a 100 %, si se mantiene una aireación
adecuada. En la práctica, si la humedad es superior a 70 % el agua desplaza al aire de los
espacios libres existentes entre las partículas y se produce anaerobiosis. Por otra parte, si es
menor del 40 % la actividad biológica se hace más lenta. Por tal motivo la humedad debe
encontrarse entre un 40 y 70 %.

Aireación

Un grado de aireación idóneo es fundamental en el proceso de compostaje para mantener


los niveles de oxígeno que los microorganismos necesitan en su metabolismo. Una
aireación insuficiente o mal distribuida produce condiciones anaerobias y disminuye la
temperatura de la masa, con el consiguiente descenso del grado de descomposición. Lo
mismo ocurre si la aireación es excesiva.

Los niveles de oxígeno en la masa deben encontrarse comprendidos entre un 5 y 15 %,


especialmente durante la fase termófila.
Composición química del residual a utilizar (relación C/N)

El carbono y el nitrógeno son los dos constituyentes básicos de la materia orgánica. Por
ello, para obtener un compost de buena calidad es importante que exista una relación
equilibrada entre estos elementos en el sustrato utilizado para el compostaje. Teóricamente
una relación C/N de 25-35 es la adecuada.

Si la relación C/N es muy elevada (> 40), disminuye la actividad biológica y el proceso se
detiene.

Una relación C/N baja (< 20) no afecta al proceso de compostaje, pero se producen
pérdidas considerables de nitrógeno en forma de amoniaco. Por ello y cuando sea posible,
es importante realizar una mezcla adecuada de los distintos residuos con diferentes
relaciones C/N con la finalidad de garantizar un correcto desarrollo del proceso (véase tabla
2.2).

Capacidad de intercambio catiónico (CIC)

Los residuos orgánicos tienen una CIC variable y generalmente, los valores se encuentran
cercanos a 40 meq/100 g. Durante el proceso de compostaje, este parámetro tiende a crecer
hasta alcanzar niveles de 70-80 meq/100g al final del proceso, debido fundamentalmente a
la desaparición de la materia orgánica fácilmente degradable y a un aumento de la materia
orgánica más humificada.

Microorganismos involucrados

La población microbiana que interviene en el proceso de compostaje está constituida por


una mezcla natural de microorganismos procedentes de la atmósfera, agua y suelo. La
integran una gran variedad de hongos, actinomicetos, bacterias y, en menor proporción,
levaduras y protozoos.

Dicha población cambia continuamente durante el proceso, ya que su carácter dinámico


implica la aparición gradual de diferentes compuestos y condiciones de temperatura, en los
que actúan sucesivamente poblaciones de microorganismos distintos.

Presencia de microorganismos patógenos

La mayoría de los microorganismos patógenos potencialmente presentes en los residuos


sólidos orgánicos, y particularmente en los urbanos, tienden a desaparecer durante el
proceso de compostaje debido a las elevadas temperaturas que se alcanzan. El compostaje
es por ello un proceso biosanitario. Por tal motivo es imprescindible que se logre la fase
termófila, pues en ella es donde se produce la muerte de microorganismos que pueden ser
perjudiciales para la salud humana (Tabla 2.1).
Tabla 2.1. Temperaturas y tiempos de exposición letales para algunos microorganismos patógenos

Salmonella typhosa 60 °C en 30 minutos


Shigella spp 55 °C en 60 minutos
Escherichia coli 55 °C en 60 minutos
Vibrio cholerae Muy sensible a T > 60 ºC
Huevos de Ascaris lumbricoides 55 °C en 50 minutos
Mycobacterium tuberculosis 65 °C en 25 minutos

Tamaño del material utilizado

El proceso de compostaje será más rápido en la misma medida que una mayor superficie
del residual (que se relaciona a un menor tamaño de partículas) sea expuesta al ataque de
los microorganismos.

Sin embargo, residuos con un tamaño de partícula muy pequeño (< 2 mm) favorecen la
aparición de anaerobiosis durante el compostaje. Diferentes autores han señalado que el
tamaño de partículas más adecuado para el desarrollo del proceso debe encontrarse entre 1
y 7 cm.

II.3 Procedimiento para elaborar el compost

El proceso de compostaje se realiza, mayoritariamente, de forma natural o en montones que


es un sistema abierto, donde se colocan los residuales orgánicos en pilas de tamaño variable
(Fig. 2.2). Éstas son volteadas periódicamente, o bien permanecen estáticas en cuyo caso
habrá que colocar respiraderos. En algunos lugares el proceso se realiza en sistemas
cerrados, mediante el uso de reactores o digestores horizontales o verticales, que permiten
realizar el proceso de compostaje en un período de tiempo menor aunque con un costo
económico muy elevado.

Características del área

El lugar que se selecciona para realizar un proceso de compostaje debe tener buenas
condiciones de drenaje para evitar empantanamiento y arrastres por las lluvias, debe estar
cerca del lugar donde se generan los residuales orgánicos y disponer de una fuente de
abastecimiento de agua. Debe encontrarse a más de 25 m de pozos, manantiales y presas
para evitar contaminaciones por efecto de los lixiviados.
Materiales útiles para la producción de compost

La mayoría de los residuales de origen agrario, urbano y agroindustrial constituyen


materias primas para elaborar compost.

Los contenidos medios de nutrientes y la relación C/N de diferentes residuos de origen


agrícola y ganadera que pueden utilizarse en la producción de compost se reflejan en la
Tabla 2.2.

Tabla 2.2. Contenido medio de nutrientes en residuales orgánicos

C/N Nitrógeno Fósforo Potasio

Residuales orgánicos

%
Estiércol vacuno 25 1,5 0,62 0,90
Estiércol porcino 10 2,5 0,60 0,50
Gallinaza camada 18 1,7 1,20 1,00
Estiércol de conejo 19 1,3 1,01 1,18
Guano de murciélago 8 3,5 5,25 0,80
Gallinaza pura 7 3,5 2,50 1,60
Paja de arroz 77 0,6 0,30 1,60
Cascarilla de arroz 66 0,7 0,40 0,80
Hoja de plátano 32 1,5 0,19 2,80
Pulpa de café 29 1,8 0,30 3,50
Hierba recién cortada 43 1,2 0,40 1,60
Hoja de frijol 27 2,0 0,58 2,20
Restos de hortalizas 37 1,1 0,29 0,70
Hollejo de naranja 57 0,7 1,32 0,86
Sangre fresca 6 10,1 - -
Fuente: Instituto de Suelos, Cuba.

Uso de zeolitas naturales

Las zeolitas son minerales que tienen la capacidad de retener agua, gases y cationes,
pudiendo ceder estos últimos en relaciones de intercambio. Son útiles en procesos de
compostaje cuando tengan un tamaño entre 1 y 2 mm, por los siguientes motivos:

• Disminuyen los malos olores de los residuales.


• Reducen las pérdidas de nitrógeno que se suelen producir, absorbiendo este
nutriente que posteriormente ponen a disposición de las plantas.
• Conservan la humedad durante el proceso de compostaje.
• Confieren al producto final condiciones físicas favorables.

Si se cuenta con ellas, su uso es beneficioso en una proporción no mayor de 1 a 10, es decir,
una tonelada de zeolita por cada 10 toneladas de residuales. Para ello, la pila a compostar se
comienza con una capa de aproximadamente 5 cm de zeolita, que se recubre con diferentes
capas de residuales orgánicos, entre las que se intercalarán capas intermedias delgadas e
este mineral. Una vez realizada la pila, ésta se terminará de recubrir con una capa de
zeolita.

Fig. 2.2. Pila de residual orgánico durante el proceso de compostaje

Preparación del sustrato para su compostaje en forma natural

Se elabora colocando los residuales en capas de espesores variables (20 a 40 cm) de


acuerdo con el tipo y cantidades disponibles (Figura 2.3).
Fig. 2.3. Esquema de una pila trapezoidal para la producción de compost.

De no ser posible realizar las mezclas, es importante ubicar las capas de residuales de difícil
descomposición (relación C/N elevada) entre las capas de los de fácil descomposición (baja
relación C/N). Cada capa se debe humedecer a medida que se vaya disponiendo para
asegurar la humedad necesaria durante el proceso. La forma de la pila puede ser cónica o
trapezoidal, con el fin de evitar un exceso de penetración de agua en caso de lluvias. Las
capas no deben compactarse y se deben hacer orificios de ventilación para facilitar la
aireación de la masa. Se estima que para que se produzcan las condiciones necesarias para
el compostaje, la pila debe tener un volumen mínimo de 5 m3, con una altura mínima de 1,5
m.

Tiempo de duración del proceso de compostaje y maduración

En el proceso de compostaje, como anteriormente se ha señalado, influyen características


asociadas al material, conformación de las pilas o montones, conducción del proceso y
factores ambientales. En términos generales el tiempo necesario es de 5 a 7 meses,
incluyendo las etapas de compostaje (3-4 meses) y maduración (1-3 meses). El tiempo de
compostaje puede reducirse con la utilización de aceleradores biológicos (preparados
microbianos que se aplican a la pila para incrementar la carga microbiana y así acelerar su
biodegradación), aunque su uso encarece el proceso acusadamente.

Control del proceso de compostaje

Desde los primeros días del inicio del proceso se debe comenzar a chequear la temperatura
de la masa del residual, la cual aumentará, no debiendo exceder los 65 ºC para evitar
pérdidas de nitrógeno por volatilización.

La temperatura se puede medir introduciendo en el centro de la pila un termómetro o en su


defecto un machete o varilla metálica y manteniéndolo aproximadamente 2 minutos. Si al
extraer se nota tan caliente que no se puede soportar con los dedos indica que el proceso
está trascurriendo correctamente.

Durante todo el proceso la humedad se mantiene con riegos periódicos, además de recubrir
la pila con paja, zeolita etcétera para evitar desecación excesiva.
Cuando la temperatura comienza a descender se procede a virar o voltear el sustrato, lo cual
es importante pues permite mezclar los residuales y estimular la fermentación de algunas
partes como son las exteriores aún no biodegradadas. Se aconseja que una vez volteada la
masa, se riegue para mantener la humedad. El número de virajes estará en función de la
temperatura y los residuales usados, generalmente son suficientes entre 4 y 8. Un ejemplo
de la variación de la temperatura y humedad, número de riegos y volteos durante el proceso
de compostaje y maduración se representa en la Fig. 2.4.

Fig. 2.4.Variación de la temperatura y humedad, volteos y riegos a lo largo del proceso de


compostaje

Cuando la temperatura del sustrato desciende a valores similares al ambiente y su volteo no


la modifica, indica que prácticamente está compostado. Por tal motivo se aconseja
suspender la aplicación de agua dejándose que el sustrato complete su fase de enfriamiento
y etapa de maduración con objeto de obtener un compost maduro y con buena calidad
agrícola.

II.4 Madurez del compost

El estado de madurez de un compost representa su grado de estabilidad en relación con sus


propiedades físicas, químicas y biológicas. La madurez constituye un factor importante a
considerar antes de la aplicación agrícola de estos materiales, con objeto de evitar efectos
adversos sobre el suelo y las plantas. Entre los posibles efectos negativos de la aplicación
de un compost inmaduro se pueden señalar los siguientes: a) inmovilización del N soluble
del suelo, que provocará deficiencias de este nutriente para los cultivos; b) disminución del
oxígeno del suelo, creándose condiciones reductoras en el medio edáfico, que podrían
aumentar la asimilabilidad de algunos metales pesados por las plantas; c) liberación de
sustancias fitotóxicas que podrían afectar negativamente el desarrollo de los cultivos.

Para que un compost pueda madurar, es obligatorio, tal como se expuso anteriormente, que
la pila se haya enfriado y permanezca estática durante un período prudencial de tiempo
(entre 1 y 3 meses)
Fig. 2.5. Pila de compost durante el proceso de maduración

El objeto es que se produzcan, en el material rgánico ya compostado, una serie de


reacciones de condensación y polimerización de los compuestos orgánicos formados,
confiriéndoles estabilidad y eliminando el riesgo de fitotoxicidad del producto final. Sin
embargo, por evidentes razones económicas, en la práctica es común la violación de esta
etapa de maduración por parte de los productores, con todos los riesgos consecuentes. Esta
etapa puede acelerarse incorporando lombrices en la pila de compost durante su
maduración.

El compost estará listo para su uso agrícola cuando, desde un punto de vista práctico, se
observe un material esponjoso, de color pardo oscuro, casi negro, con olor a tierra húmeda,
temperatura igual a la ambiente y humedad menor del 40 %. Si es posible realizar un
análisis químico del mismo, el compost maduro debe tener una relación C/N entre 12 y 18
y un pH neutro o ligeramente superior a 7. Además el compost maduro debe encontrarse
libre de patógenos.

II.5 Recomendaciones para el uso agrícola del compost

El compost maduro puede conservar sus principales propiedades durante un largo periodo
de tiempo (entre 6 y 9 meses). Para ello hay que tomar las precauciones apropiadas para
evitar pérdidas de los nutrientes contenidos, por lo que se aconseja que este material sea
protegido de la intemperie.

Al ser utilizado como abono o enmienda orgánica en los suelos, les confiere una mejora
significativa en sus propiedades físicas, químicas y biológicas.

Además, permite una disminución del consumo de fertilizantes minerales, con la


consiguiente mejora de la calidad de los cultivos agrícolas.

Como abono orgánico, en el momento de la siembra, las dosis estarán en función del tipo
de suelo y cultivo. Según la bibliografía consultada y la experiencia de los autores de este
manual, se sugieren las siguientes dosis de aplicación:
• Como mejorador de suelos, utilizar dosis entre 80-100 t/ha aplicadas a toda la
superficie en las labores de preparación.
• Aplicado de forma localizada en dosis de 8-10 t/ha.
• Combinado con fertilizantes químicos en dosis no menores a 5 t/ha. En este caso se
puede reducir la cantidad del fertilizante químico entre 25-50 % de las dosis
normalmente recomendadas.
• Como sustrato para organopónicos a razón de 50 % compost + 50 % de suelo. Si el
suelo es muy arcilloso la proporción será de 25 % de suelo y 75 % de compost.
• Para renovar la fertilidad de los sustratos en organopónicos, aplicar 10 kg/m2
anualmente.
• Como sustrato para plantas ornamentales, aplicar del 10 al 20 % de la capacidad de
la maceta.

También podría gustarte