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2 Summers Wolf PDF
2 Summers Wolf PDF
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ElyGreen Redshoes
Gabbi Rellez Rihano
Kathy92 Vafitv
Eli25
Shaz
Aviso .............................................................................................................................................. 2
Créditos ......................................................................................................................................... 3
Índice ............................................................................................................................................. 4
Sinopsis.......................................................................................................................................... 5
Capítulo 1 ...................................................................................................................................... 6
Capítulo 2 .................................................................................................................................... 16
Capítulo 3 .................................................................................................................................... 24
Capítulo 4 .................................................................................................................................... 37
Capítulo 5 .................................................................................................................................... 45
Capítulo 6 .................................................................................................................................... 55
Capítulo 7 .................................................................................................................................... 62
Capítulo 8 .................................................................................................................................... 69
Capítulo 9 .................................................................................................................................... 78
Capítulo 10 .................................................................................................................................. 85
Capítulo 11 .................................................................................................................................. 93
Capítulo 12 .................................................................................................................................. 99
Capítulo 13 ................................................................................................................................ 108
Capítulo 14 ................................................................................................................................ 118
Capítulo 15 ................................................................................................................................ 126
Próximo libro ............................................................................................................................. 133
Sobre la autora .......................................................................................................................... 134
Hace tres años, la feliz y normal vida de Summer Morrison fue arrojada a un
cataclismo. Forzada a descubrir antes de que estuviera lista, que era mitad cambiante y
emparejada con el ejecutor de la manada ha dejado a Summer molesta, sacudida y
resentida. Cuando la tragedia golpea a su familia, Summer es forzada a volver al mundo
de los lobos Westervelt… y a los brazos de Cullen Murphy.
Juntos, Cullen y Summer, sanarán las heridas del otro y descubrirán que la vida
vale la pena vivirla siempre que estén juntos. Ahora solo está el pequeño problema de
Kendrick y Claudius, los secuaces del mal, el ejército de lobos Miscreant y los demonios
que continúan atacando. Si pueden sobrevivir, su amor será para siempre. Pero fallar no
solo significa su destrucción, sino también el final de los lobos Westervelt.
Muerte.
Summer Morrison cerró la puerta delantera con un golpe seco y se cubrió la nariz
y la boca con las manos, intentando no sentir náuseas. El hedor de carne descompuesta
penetró a través de sus manos, dentro de sus fosas nasales y luego a través de su torrente
sanguíneo. Su corazón latía con fuerza y su estómago se revolvió mientras su contenido
trataba de hacer una indeseada reaparición.
Lo que sea que estuviera muerto no había estado así por mucho tiempo o sino
podría haber olido la putrefacción desde la calle. Aunque para ella, dentro de la casa, olía
como si llevase días descompuesto. En su interior, su lobo blanco caminaba de adelante
hacia atrás. Su parte de cuatro patas quería cambiar y sintió el seco cosquilleo del cambio
comenzando en sus ojos. Parpadeo para quitar la sensación y reprimir la urgencia. No
podía sucumbir a eso justo ahora.
No te lo voy a decir.
¿Qué quería decir eso? Desde el día que el conocimiento del cambio había sido
forzado dentro de ella, Summer había luchado con su canino interno para darle
momentos de silencio. Ahora, cuando necesitaba conocer la identidad de la persona
muerta, su lobo decidía ponerse a jugar.
Una parte de Summer, la parte humana, quería darse la vuelta y correr por la
puerta frontal. Pero si quería encogerse de miedo o esconderse, habría girado y corrido
lejos en el segundo que puso un pie en la casa. Podría regresar a Nueva York y a su
desastrosa carrera de cantante. Quizás podría hablar con su casera para que no la echara
del apartamento por estar tan atrasada con la renta. Sacudió la cabeza. Nada de eso era
probable y además necesitaba enfocarse en la situación actual.
El corazón le latía con fuerza en el pecho, su pulso era errático y supo que, si no
era cuidadosa, podría hiperventilar. Se concentró en su respiración, la cual necesitaba
tranquilizar, y en sus pasos, los que debían ser silenciosos.
Cambia.
Fuera el que fuera el peligro, debía estar cerca, pero no tenía control de sí misma
como lobo. No podía afrontar perder su razón consciente. Necesitaba seguir humana.
Sentía las piernas pesadas, como si las hubiera trabajado demasiado. Sabía que ese
era su lobo tratando de forzar el cambio.
No.
Apretó los dientes. Hasta que no supiera lo que estaba pasando, se quedaría en
dos pies.
Dijo una fría voz masculina con acento que podía suponer era del Sur Criollo que
no era de alguien con la que estaba familiarizada. Brincó una pulgada en el aire y empujó
la espalda más cerca de la pared, como si eso pudiera esconderla de quien fuera que
estuviera en la sala. Sus manos temblaban y las entrelazó.
El rancio olor de la muerte era tan poderoso que podía probarlo en su boca como
si fluyera a través de la puerta abierta de la sala de estar. Quería escupir para remover la
ácida quemazón de su lengua. Summer imaginaba el olor a muerto llenando la casa y
atándose a las brillantes paredes amarillas de la entrada frontal de su madre. Ellos nunca
serían capaces de limpiarlo. Sabía que ahí había algo en lo que tenía que enfocarse, algo
más que extrañas cavilaciones, algo que la eludía, pero la constante oferta de su lobo para
tomar el control de su cerebro, mantenía su consciencia nublada.
Los segundos pasaron y aún no se había movido. Sus pies parecían congelados en
el suelo.
El miedo obstruyó su razón y antes de que pudiera detenerlo, la blanca luz que
provocaba el cambio a su forma de lobo, la rodeaba.
—Ahora, ahora, alguien en Westervelt debe haberte enseñado un mejor control
que eso. ¿No has aprendido nada en tres años?
El extraño estaba a unos seis pies de distancia. Adivinó que quizás medía uno
noventa y tres o noventa y cinco de alto. En cualquier caso, empequeñecía su uno
cincuenta y dos. Cabello café oscuro, extraño en un hombre cuyo rostro arrugado le decía
que estaba posiblemente llegando a los setenta, y cubriendo su pálido rostro, un bigote
grueso y encrespado debajo de una rojiza nariz porcina y unos puntos negros como ojos
completaban su apariencia de cerdo regordete.
—Mi nombre, niña, es Claudius Brouseax. Imagino que has escuchado hablar de
mí. Te lo pediré de nuevo, y esta será la última vez que lo haga gentilmente, por favor ven
a la sala de estar.
No pensó que fuera prudente decirle al gran hombre que nunca había oído hablar
de él. Justo en este momento, deseó haberle prestado atención a las largas explicaciones
de su madre sobre su herencia lobuna, pero era demasiado tarde para hacer algo al
respecto.
¿Cuántos?
Sintió que su lobo se esforzaba por despertarse del sueño. Por un momento pudo
ver a través de sus ojos caninos. El cuarto se veía borroso y distorsionado, como si
estuviera ebria. La sensación pasó y Summer estuvo de vuelta en control de su visión.
Guau, su lobo debía estar realmente fuera de sí para ceder el control tan rápidamente.
Caminó más allá de Claudius para congelarse a unos pocos pasos en el pasillo.
Sintió náuseas y tragó la bilis que se levantó en su garganta.
Los lobos habían formado un círculo alrededor de la persona muerta que yacía al
lado de un lobo muerto. La sangre manchaba el suelo alrededor de los dos cuerpos y la
inactiva parte del cerebro de Summer notó que estaba también sobre los sofás y las
paredes. Muchos de los lobos levantaron la mirada cuando ella entró, pero otros
continuaron con lo que estaban haciendo, lo que parecía ser lamer la sangre del suelo o
mordisquear el cuerpo.
Miró fijamente a los ojos de los pocos lobos que la reconocieron. Plana y muerta
era la única forma de describir la imagen. Tan diferente de los lobos en la manada de su
hermana. No podía ver ningún signo de los humanos en su interior. Los pocos que
habían mirado, se aburrieron de ella y volvieron a pasear alrededor del cuerpo.
Contenta de no haber vomitado aún, se cubrió la boca con la mano solo por si
acaso. El sudor estalló en su cuerpo y sus extremidades se sentían como si estuvieran
hechas de agua.
No.
No podía cambiar con quince lobos y Claudius presentes. Era importante saber
qué sucedía a su alrededor. Los cuerpos. No parecía poder quitar los ojos de los cuerpos.
¿Quiénes eran? ¿Por qué no podía decirlo? Debería ser simple. Sabía en el fondo de su
cabeza quien estaba muerto, pero era como fisgonear en una caja abierta que había sido
locamente pegada. Tiró y empujó pero su conciencia se negaba a hacer orden del caos a
su alrededor.
Mira los cuerpos, identifica quienes eran. Uno más uno igual a dos, pero no podía
hacer la suma. Podía mirar la escena, pero no podía descifrar qué era.
No te dejaré saberlo.
Nunca fue buena siguiendo indicaciones, Summer estudió las figuras delante
suyo. Un hombre, entrado en los cincuenta, con cabello sal y pimienta, vestido con un
traje de Armani negro, sus brazos extendidos hacia el lobo blanco a su lado, los dedos
apuntando abiertos como una rana inmovilizada. Sus ojos grandes y de color azul oscuro,
pero la luz se había ido de ellos, estaban sin vida. Summer inspiró aire con fuerza y lo
dejó salir con un suspiro.
—¡No!
Summer corrió hacia su padre y resbaló en la sangre del suelo. Oh, Dios, había
caído en la sangre de su padre. Cubierta con el pegajoso líquido, vociferó:
—Aléjense de él.
Los lobos parpadearon en respuesta. Ella jadeó. Había algo más también. ¿Por qué
no podía pensar? ¿Qué no tenía sentido? Su padre estaba muerto y también lo estaba ese
lobo. ¿Quién era el lobo en el suelo a su lado? Blanco y pequeño, se veía tan similar a
Summer cuando estaba en su forma de lobo. Como una pared desmoronándose, la
negación bloqueando su cerebro se estrelló en el suelo.
—Por favor, no. —Su voz se atascó, no supo si dijo las palabras en voz alta.
―Sé lo que me enviaron a hacer aquí ―dijo Claudius, mientras exhalaba aire. Su
voz sonó aburrida y sosa.
Summer quería sacarle los ojos. Sus puños estaban cerrados a los costados.
Necesitaba mantenerse en control. Quince lobos en la habitación significaban que
terminaría muerta en el suelo junto a sus padres si se rendía a su necesidad de atacar.
―Pero me pregunto si vale la pena dejarte ir, o si no sería mejor llevarte con
nosotros. ―Claudius olió el aire y frunció su roja nariz de cerdo tres veces―. Ah...
―Sonrió ampliamente y la baba cayó del lado izquierdo de su boca―... estás ovulando.
―Te quiero muerto, cerdo asqueroso. De alguna forma te veré muerto. ―Sus
manos temblaron a los costados. Si sobrevivía a esto, lo vería fuera de la tierra y se
aseguraría de que fuera un viaje doloroso.
―¿En serio? ―El lobo de Summer aullaba con furia por dentro, desesperado por
venganza―. Porque me pareció que quería que Tristán matara a Ashlee y ellos hicieron
mierda ese plan. —Aún si le había costado a Summer todo lo que atesoraba, estaba
contenta de que Ashlee lo hubiese logrado.
Claudius silbó entre sus dientes y dio un paso más cerca de ella.
―Tu hermana mayor puede haber evitado que enviáramos hechizos a la isla de
Westervelt, pero todavía tenemos el poder. Tristan aún tiene que encontrar a las hembras
sin pareja. Las encontraremos primero. Nunca estarás a salvo. No hay lugar donde no
podamos atraparte, ni siquiera en tu pequeña isla.
Los lobos alzaron sus cabezas al cielo y aullaron. Summer se arrodilló y cubrió sus
orejas por el sonido. Los lobos eran viejos y mal conservados, sus pelajes enredados y
aceitosos, con olor a suciedad y enfermedad.
Lobos malos.
―Si son tan fáciles de encontrar, ¿por qué no se lo dices tú mismo? ―La voz de
Summer sonaba firme, lo que la sorprendió, pero estaba agradecida por el engaño.
―No puedo creer que Cullen te haya dejado sola todo este tiempo.
―Marcus, transfórmate.
Todo acerca de la transformación del hombre estaba mal, lo poco que le había
visto a su madre hacer era hermoso, e incluso tres años antes cuando había sido forzado
en ella durante la ceremonia de Tristán, había parecido natural, todos bañados en luz
blanca, como si fueran criaturas celestiales.
Marcus estaba parado frente a ella, desnudo. Su cabeza inclinada, sus sosos ojos
marrones estaban sin vida mientras la miraba. Su grasiento y sucio cabello caía sobre su
cara. Sudor y mugre cubría su cuerpo. Lo peor de todo, su pene estaba totalmente erecto.
Claudius caminó de espaldas hacia el otro y cruzó sus brazos sobre el pecho, había
diversión en su rostro.
Summer tembló, no por miedo, sino por odio.
Marcus arrastró los pies hacia adelante y Summer supo que no le quedaba opción
más que transformarse. Los otros lobos la devorarían, pero al menos moriría sin ser
violada. Cerró sus ojos para invocar el cambio.
Habiendo terminado, el lobo se dio la vuelta. El resto de los catorce lobos salvajes
le gruñeron y se pusieron en posición ofensiva, listos para atacar. Diez lobos corrieron a
través de la puerta del salón y se abalanzaron hacia los enloquecidos lobos grises.
Claudius gritó algo, pero Summer no pudo escucharlo por encima del ruido. Él corrió
hacia la puerta abierta, con cinco lobos escapándose con él.
¿Transformación?
No.
Uno de los cinco lobos atacantes de Claudius saltó encima de ella, mordiendo
fuerte su brazo. Gritó dolorida mientras el lobo intentaba arrancar la piel fuera de su
cuerpo. Soltó a Claudius, quien tomó esa oportunidad para patearla en la cabeza.
La emoción que vio momentáneamente visible en los ojos del lobo era anhelo.
Quería llorar por la pura intensidad de ello, pero luego el lobo bajó la mirada para
destruir al lobo que la había mordido. Pelos y sangre volaron por todos lados, cubriendo
los muebles ya dañados.
Compañero.
Cullen. Levantó la vista para encontrar su mirada. Sus ojos de lobo eran sólidos, y
marrón oscuro, diferentes a sus ojos humanos de color azul. Estaba a salvo. Su mente
viajó a tres años atrás cuando había escuchado desde su cuarto su voz en la planta baja.
Había discutido con su madre, sin lograr captar sus palabras, y luego se había ido. No
había oído nada sobre él desde entonces.
―Está bien, Summer, te tengo. Ya casi termina. ―La voz de Cullen sonaba firme.
Se dio cuenta que esta era la primera vez que hablaba con ella personalmente. Miró
alrededor. Los lobos restantes habían escapado o estaban siendo destruidos por los lobos
de la manada que había llegado con Cullen.
Alrededor de ella, los gruñidos de los lobos llenaban la habitación como la banda
sonora de una película de poca categoría y una vez más la esencia a muerte inundó su
nariz. Otra ola de mareo la golpeó.
Ella gimió y el estómago de Cullen rodó. ¿Dónde diablos estaba el resto del
equipo? Si estuviera con ellos, el trabajo ya se habría hecho. Pero no había querido que
Summer se despertara con la imagen de la manada removiendo los cuerpos de sus padres
muertos, así que decidió llevarla al avión en su lugar.
La paciencia no era una de sus virtudes. Él la había usado para darle a Summer
espacio. Había vivido trescientos años en menos de un parpadeo, pero los últimos tres se
sintieron como una eternidad.
Solo Tristán, su Alfa ―un extraño hecho para Cullen dado que recordaba que el
padre de Tristán ganó el reto Alfa― se comportaba como si entendiera la severidad del
tiempo en el que vivían.
Summer gimió de nuevo, atrayendo la atención de Cullen hacia ella. Sus
facciones, tan delicadas y perfectamente talladas, parecían tensas. Ella frunció el ceño y
Cullen recorrió su piel para suavizarlo, inmediatamente se relajó bajo su tacto. La
sorpresa lo atravesó.
Admitió para sí mismo que no tenía ni idea de cómo manejar ―ni hablar de
cortejar― a su joven compañera. Sin embargo le prometió a su madre que la dejaría en
paz durante cinco años para que así tuviera tiempo de crecer de los veinte años que había
tenido cuando se habían visto por primera vez y sintieron el vínculo de compañeros. De
eso hacía tres años. ¿Tenía que mantener su promesa ahora que su madre se había ido?
―Traje la ropa extra que querías para ella. Todo menos sus… eh… cosas
femeninas.
Gabriel Kane estaba de pie frente a él. Alcanzó la bolsa que Gabriel le ofreció y
miró dentro. Dos pares de vaqueros cortos, dos camisetas, calcetines blancos y un par de
zapatos. Exhaló fuertemente.
Gabriel asintió.
―Sí, es por eso que no traje nada de ropa interior, no creí que quisieras que yo
manejara la ropa interior… de tu compañera.
―Entonces, tal vez podría explicarme, su alteza, ¿por qué escogió ropa que sería
apropiada para oh, no sé, un fin de semana jugando al tenis en verano, cuando hay
veintidós grados centígrados afuera a mitad del invierno?
Gabriel miró la bolsa y luego a Cullen, sus ojos muy abiertos. Maldición. Había
ido muy lejos de nuevo, miró al príncipe que parecía de su edad pero era mucho más
joven y respiró profundamente. Cuando sostuvo la mirada de Cullen, no fue rabia lo que
Cullen vio en sus ojos, sino una mirada herida. Él no sabía cómo manejar esa emoción.
―Lo siento, Cullen, Estaré feliz de volver a la casa de los Morrison y traer ropas
más apropiadas para tu compañera.
―No hay razón para ello. Estoy seguro de que su hermana puede darle ropas que
pueda usar cuando regresemos a casa.
Gabriel asintió. El alivio era evidente en su rostro, pero rápidamente fue
reemplazado por una mirada de confusión.
Cullen cerró sus ojos y se recostó contra el asiento de cuero. Todos querían que
tuviera respuestas, soluciones para derrotar a su anterior Alfa, cuando había pasado
mucho tiempo desde que había tenido una.
Él podía recordar ese día vívidamente. Habían salido a buscar una cura para la
psicosis de Tristán, su actual Alfa. Habían sido las mismas alucinaciones que causaron
que casi dos partes de su manada mataran a sus compañeras treinta años antes. Esto
había llevado a un suicidio en masa. Cullen cerró sus ojos ante la imagen de sus antiguos
amigos —muerte, el dolor aún evidente en sus ojos— derramados en el horizonte de
Westervelt. Aunque había funcionado, el plan había sido apresurado y ahora miraban los
resultados a largo plazo.
―Les dimos demasiados años sin un cambio. Treinta años para planear y tramar.
El plan de Ashlee es el mejor que tenemos hasta ahora.
Cullen asintió, él tenía poca confianza en el plan que la esposa de su Alfa tenía en
mente. Requería muchas construcciones, mucho tiempo y mucho dinero. Materiales de
construcción y dinero tenían en abundancia, sin embargo el tiempo era lo que se había
acabado. Al menos ella planeaba algo.
―Te dejaremos solo con tu compañera. Esta puerta... ―Gabriel cruzó y tiró de
una puerta de un compartimiento que Cullen no había notado―... se desliza para
cerrarse. —Gabriel demostró cómo se abría y se cerraba la puerta varias veces como si una
no hubiera sido suficiente.
¿Por qué me tengo que ir, Tío Cullen? ¿Por qué padre me echaría? Lágrimas, tantas
lágrimas y ruegos hacia Kendrick para que dejara que los chicos fueran jóvenes.
―No soy tu padre, Gabriel, ni soy omnisciente. No puedo presumir saber por qué
o cómo tomó sus decisiones.
Gabriel se sacudió como si hubiera sido golpeado y dio media vuelta, cerrando la
puerta detrás de él.
―Seguro que sabes cómo vaciar una habitación. ―La voz de Summer sorprendió
a Cullen, haciendo que casi saltara de su asiento.
Ella intentó sentarse, pero Cullen agarró su cabeza y la llevó de vuelta a su regazo,
acariciando su cabello de nuevo.
―Bueno, mis padres han sido masacrados. No, lo siento, corrijo eso, eviscerados
como pescados. El cerdo desagradable me golpeó en la cabeza y vomité encima de mí
antes de desmayarme. Tengo que decir que he estado mejor.
Cullen parpadeó dos veces. No podía recordar la última vez que su lobo le había
dado una orden directa de algún tipo. Tres siglos compartiendo un cuerpo con alguien,
incluso si la otra entidad era un lobo, y averiguabas lo que la otra entidad quería, y lo
hacías, sin que se lo dijera.
¿Qué?
Ya me oíste. Arréglala.
No sé cómo hacer eso. Solo las mujeres son capaces de magia médica.
Entonces ponla más cómoda.
—¿Hay algo que pueda conseguirte? ¿Te gustaría que apague las luces, o quizá algo
de agua?
—No, creo que solo quiero quedarme aquí. Sin moverme. —Elevó su mirada para
mirarlo y Cullen pensó haber visto sus mejillas llenarse de color. —A menos que me
quieras fuera de tu regazo. —Comenzó a sentarse.
—No. —Él bajó la cabeza suavemente. No solo Cullen no quería que Summer se
moviera para su propia comodidad, a él realmente le gustaba dónde estaba ella.
—¿Estamos en un avión?
—Sí.
—Bien, tendré que dejar de moverme ahora. ¿Habrá un doctor allá en Maine,
porque asumo que vamos a Maine, quien pueda revisar mi cabeza?
—Ashlee te tratará.
—¿Ashlee?
—Oh, lo olvidé. Es algún tipo de suprema haciendo bebés, y persona mística que
se convierte en lobo y lidera a la manada.
—En cualquier caso, es la compañera de tu Alfa. ―Él no estaba realmente seguro
de cómo responder a eso. Tenía miedo de que estuviera a punto de caminar en unas
aguas, las cuales no sería capaz de pasar cuidadosamente—. Estoy seguro que cuando
practiques, tendrás tu propio juego de poderes mágicos, todos lo tenemos. Tu madre era
completamente capaz, y aunque Ashlee tiene un gran poder impulsado de las tías de
Tristán, estás segura de tener tus propias habilidades únicas. Dale tiempo.
Cullen observó con horror mientras los ojos de Summer se llenaban de lágrimas.
Una se deslizó por su mejilla antes de que ella alejara las otras con un parpadeo.
—¿Qué te hace pensar que quiero alguno? Lo hago muy bien con mis viejas y
simples capacidades humanas. Alguien me dijo una vez que cuando me escuchaban
cantar era como escuchar a los ángeles. No es que vaya a hacer eso de nuevo. Creo que es
seguro decir que toda canción ha dejado mi alma. —Su voz se sacudió, y luego cerró sus
ojos en un aparente fin de la conversación.
Tenía que haber una manera de razonar su situación actual con Summer.
Su corazón se hundió.
Todo eso realzaba sus ojos azules, aguamarina en verdad, una sombra de lo cual
nunca antes había visto. Su nariz, pequeña y perfectamente repuntada, se sentaba entre
dos grandes pómulos, con una salpicadura de pecas que danzaban sobre su piel.
Allí iba su lobo de nuevo, pero tal vez el canino tenía la idea correcta.
—Lamento haberte molestado o de alguna manera dijera algo malo que te enfadó
en este día, en todos los días, cuando acabas de perder a tus padres. —Las palabras de
simpatía y disculpa obstruyeron su garganta y salieron oxidadas por la falta de uso.
¿Tendría que pasar todo el resto de su vida callado? Si eso no enfadaba a Summer,
lo haría. El pensamiento lo sorprendió tanto como su disculpa.
—Gracias, Cullen, pero eso no era de lo que hablaba. —Summer gruñó—. Quiero
sentarme, ayúdame.
Cullen hizo lo que le pidió, siendo particularmente cuidadoso con su cabeza. Ella
mantuvo cerrados sus ojos durante la penosa experiencia. Una vez estuvo derecha, él le
inclinó la cabeza contra el asiento. Inmediatamente extrañó la calidez de su cuerpo contra
el suyo.
Reconociendo la ironía, el hombre del silencio no podía soportar ese evento entre
ellos. Él habló finalmente.
—¿Entonces, qué quieres que te diga? —Cullen rechazó jugar a juegos mentales
femeninos con ella. Estar emparejado con una mujer no necesariamente significaba que
la pareja viniera con paciencia ilimitada.
—Quiero que me digas cómo vas a matar a la gente que le hizo esto a mi familia.
—Eres un asesino, ¿cierto? Además de ser un lobo, ¿matas gente para Tristán y mi
hermana?
—He matado gente, sí, para más gente que solo el Alfa, pero…
—Ese es tu trabajo. Tristán o Ashlee te dicen que mates gente, ¿y lo haces por ellos?
Summer cerró sus ojos. Momentos después, su respiración se hizo más profunda,
indicando que se había dormido.
¿Cómo fue en los dos segundos que ella lo había visto hace tres años, que Summer
miró más allá de todo lo demás, dentro de su alma? ¿Eso era parte de estar emparejado?
Era un asesino, siempre lo había sido. Kendrick lo había sabido. Tristán tomó
provecho de sus habilidades. Tenía un propósito en la vida y lejos de ser él el que le
negara sus servicios a su compañera. Ese pensamiento pareció retorcerle el cuchillo en los
intestinos. ¿Por qué sería diferente si ella lo pedía?
Pero Cullen lo sabía mejor. Había sido un asesino para otros, ahora sería el de
Summer, y el hecho lo carcomía.
Traducido por Princesa de la Luna y *eliza*
Sus queridos padres estaban muertos. Nunca los volvería a ver. Nunca podría
decirles que lo sentía o convencerlos de que estaban equivocados sobre ella.
Sorprendentemente, las lágrimas no hicieron su aparecieron. Toda la información del
duelo giraba en torno a un sentido de la nada, un vacío.
Abrió un ojo para poner a prueba su nivel de náuseas. Al ver que no vomitaba, se
arriesgó con el otro ojo. Parpadeó dos veces y contuvo la respiración por un momento.
Esto no se parecía a cualquier avión en el que alguna vez hubiese estado. No podía dejar
de pensar que el Avión Presidencial debía ser similar. El cuero de los sofás, dos sillones y
una silla giratoria estaban dispuestos en forma de herradura alrededor de una mesa de
café baja de roble.
Cullen se sentaba frente a ella, con los pies en el sofá, la cara vuelta hacia la
ventana. Su cuerpo estirado a través de tres asientos. A pesar de su posición relajada, la
tensión irradiaba de él. Su espalda estaba tiesa como un palo, preparado, como si fuera a
atacar a la menor provocación.
Sus cejas se presionaban hacia abajo, con la mandíbula apretada y ella se preguntó
qué era lo que le tenía tan paralizado que no se había dado cuenta que había despertado.
Summer sospechaba que lo que estaba contemplando le hacía infeliz. Incluso si su
potencial conmoción cerebral no la dejaba fuera de sus pies, Cullen Murphy ciertamente
podría y ella se alegró por el momento de recuperar su equilibrio.
Pero eran sus ojos azules la parte más impresionante de la cara de Cullen. Podía
verlos reflejados de vuelta a ella en el cristal de la ventana por la que miraba al exterior.
Hundidos bajo su cara, los ojos de Cullen traspasaron su alma con su intensidad. La luz
solar captada en ellos para su propio beneficio y ella se sintió como si pudiera ahogarse en
sus profundidades azules, vivir allí, si no fuera tan peligroso hacerlo.
La primera vez que había oído hablar de Cullen había sido en una discusión entre
Ashlee y su anterior Alfa, Michael. Él casualmente le había informado a su hermana
mayor que Cullen estaba ocupado masacrando a la bruja malvada que necesitaban
eliminar para salvar al compañero de Ashlee, Tristán. Nadie parecía lo más mínimo
sorprendido de que fuera Cullen quien hubiera matado a la bruja.
Claro que él la había notado también, su madre había comenzado a usar palabras
como “compañero” y “destino”, pero Cullen nunca había venido a reclamarla,
evidentemente, menos movido por sus breves miraditas hacia el otro que ella. A
excepción de una noche de verano, cuando le había oído en la planta baja discutir con su
madre.
Quiero a mi compañero.
Su lobo prácticamente gruñó la orden a Summer. Pero la verdad era que no tenía
ni idea de cómo hacer para “emparejarse” con Cullen Murphy. No sabía si quería hacerlo
y al segundo de haber sido sugerido, lo único que había sido capaz de ver era que el estar
con él sería el final de sus propios sueños. No es que hubiera sido particularmente exitosa
lográndolos cuando se la dejaba a su suerte ―estaba obviamente no protagonizando un
espectáculo de Broadway en estos momentos.
Casi gimió en voz alta cuando sintió empezar uno de sus extraños episodios. Ojalá
hubiera un momento en que no tuviera que soportar las extrañas visiones que siempre
había tenido, pero que se había vuelto mucho peor desde que su lobo había sido lanzado
sobre ella. Sentía los ojos nebulosos, no una sensación que necesitaba dar a su
traumatismo craneal precario actual. Esperaba no perder la conciencia de nuevo.
—No sé cómo qué le dijiste a Tristán para que nos diera unas vacaciones, pero estoy muy
contento de que lo hayas hecho.
—Tengo mis métodos. —Querido Dios, era su propia voz. Esto nunca había ocurrido antes.
El corazón le latía con fuerza en el pecho. ¿Qué pasaría si se veía a sí misma? Nunca tuvo la
oportunidad de saberlo ya que fue llevada de vuelta al presente y se encontró sentada en el avión de
nuevo.
La cabeza de él se giró, sus ojos azules cambiaron a los del lobo de color marrón
oscuro. Summer se quedó sin aliento y Cullen parpadeó varias veces. Sus ojos se
aclararon de nuevo a su hermoso color azul.
—¿Qué te pasa?
—Lo siento, solo me has asustado. Supongo que tendré que acostumbrarme a que
la gente vaya de lobo todo el tiempo ahora. —La voz de Summer tartamudeó y se sintió
como una tonta. A diferencia de ella, los demás parecían estar cómodos mostrando su
lado peludo.
—No puedes ir por la vida en alerta las veinticuatro horas del día.
—Como has visto, a veces soy tomado por sorpresa. —Él se levantó y Summer tuvo
que inclinar la cabeza para mirarle mientras se movía hacia ella—. Estuviste dormida
durante media hora. Estaremos en tierra en unos quince minutos. Entonces estaremos en
el coche unos diez minutos antes de que nos embarquemos en el barco para Westervelt.
—¿Siguen usando esa barca vieja y sucia? —Su estómago se lanzó a la espera de
montar en la embarcación.
—Contamos con una flota ahora. Uno que va y viene a Westervelt y que traerá a
los invitados a la cosa del hotel/spa cuando se abra.
—Así que, ¿no más Capitán Joe y sus miradas extrañas y ojos mirando de reojo?
—¿Cómo le mataste?
Los ojos de él se clavaron en los de ella por un momento y vio una emoción oculta
en sus profundidades que no podía descifrar. Ella volvió la cabeza hacia un lado para
mirarle, lo que envió un dolor punzante en sus sienes. Cullen estuvo a su lado antes de
que ella se hubiera dado cuenta de que se había estremeció. Fue casi agradable.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti? —Su voz sonaba distante. Él miró más allá de
ella, casi a través de ella.
—No, creo que esta tendrá que quedarse. Si cambias, puede ayudar, se activa
alguna de nuestras habilidades de curación.
—No cambiaré. —Ella cruzó los brazos sobre el pecho—. Nunca más si puedo
evitarlo.
Ella puso los ojos en blanco ante su lobo. Era el mismo estribillo que la criatura
había estado diciéndole desde que habían sido introducidos a la fuerza hace tres años.
—¿Tú no lo has hecho desde la ceremonia Alfa de Tristán? —Su voz sonaba
incrédula y la vergüenza la abrumó.
—No.
¿Terrible? Eso era un eufemismo. Ella había negado toda propuesta que su madre
hizo hacia el aprendizaje de su lobo.
—Eso también responde a la pregunta que me ha estado volviendo loco de por qué
no cambiaste para protegerte de Claudius.
La cabeza de ella giró cuando miró a sus ojos. Había pensado que eran azules,
pero ahora también podía ver el color verde y gris. Su pulso se aceleró y se lamió los
labios. La mirada de él siguió el movimiento de su lengua en su boca antes de que
reclamara su contacto visual. La flagrante apreciación la hizo sentir... potente.
—¿Cómo me encontraron, Cullen? ¿Cómo supieron que tenían que ir allí, tú y los
demás?
Él bajó la mirada por un segundo. Cuando levantó la vista, ella tuvo que reprimir
las ganas de levantar la mano y acariciar su mejilla. La necesidad por tocarlo era
abrumadora.
—Tristán sintió cuando murieron tus padres. Eran de la manada, cuando sus
almas nos dejaron, él lo supo. Pero no sabíamos si había sido violenta, o si era solo algo
que había sucedido. Un ataque al corazón o un derrame cerebral a tu padre y luego tu
madre le siguió. No pensé que fuese probable. Victoria, tu madre, habría llamado a
Ashlee primero, te habría enviado a nosotros. Estaba seguro de ello. Ella me lo había
prometido. Así, llegamos en la mayor brevedad posible.
Eso no tenía ningún sentido para ella. Él nunca había ido a buscarla, nunca
mostró el menor interés en conocerla. Se había obsesionado con él durante más de un
año antes de tomar la decisión definitiva de que se había imaginado la conexión entre
ellos. ¿Y ahora, decía que tenían una profunda y espiritual conexión, que sabría si ella iba
a morir?
Los ojos de él recorrieron su rostro. Él abrió la boca para decir algo, pero el avión
de repente se sacudió en un bache de turbulencia. Cullen cerró los ojos y ella se echó a
reír. Sus ojos se abrieron para mirarla.
—Lo hago.
—¿Por qué?
—Suena como una excusa para mí. —Ella sabía que no debería sentirse tan jovial.
Sus padres no llevaban muertos ni veinticuatro horas, pero había algo sobre estar con él
que la hacía sentir como si su mundo no acabara de caerse en un millón de pedazos
pequeños.
Él avión golpeó de nuevo y Summer sintió la presión en sus oídos que señalaba
que habían comenzado su descenso. Supuso que no habría ninguna azafata caminando
alrededor para decirles que se abrocharan el cinturón de seguridad.
¿Cómo se suponía que iba a pasar el día, minuto a minuto, sabiendo lo que había
pasado con ellos? Sabía la respuesta a eso. Venganza. Cullen la ayudaría con eso.
Quiero a mi compañero.
—Desearía que los instintos del Alfa Tristán pudieran haberles llevado allí para
rescatar a mis padres antes de que ellos los asesinaran.
***
—¿Summer, puedes escucharme? —Familiar, autoritaria. Conocía esa voz. Ashlee,
su hermana mayor, le hablaba en voz baja. Algo caliente fue pasado por su frente. Ella
abrió un ojo hacia Ashlee y gimió.
—Estás bien, ahora. El dolor de cabeza debería haberse ido y te limpié por lo que
ya no estás repugnante.
Ashlee tenía razón. Su cabeza se sentía bien. La banda de doce piezas que antes
había tocado en su interior se había ido, y ahora solo tenía silencio feliz. Summer abrió el
otro ojo e intentó mirar la habitación. Las luces echaban un resplandor suave en las
paredes de color beige oscuro que rodeaban la cama donde estaba. Dos ventanas
mostraban el profundo terciopelo del cielo nocturno.
—Cerca de cinco horas. Cullen te trajo tan pronto como llegaron a la isla. Dijo
que estabas inconsciente desde antes de que el avión aterrizara.
Ashlee se acercó a un pequeño aparador de madera y tomó una jarra con líquido.
Sirvió un poco en un vaso y se dirigió de nuevo a Summer. Alegre de aliviar su sed,
Summer tomó el vaso y bebió el agua del interior. El líquido enfrió su garganta irritada.
Mirando alrededor de la habitación, se dio cuenta de que debía estar en una suite del
Alfa, de las habitaciones del Instituto, la sede comunal de Westervelt y espacio vital.
—Se fue después de que le asegurara que estarías bien. Pensó que tal vez querías
algo de privacidad. Tristán le dijo que era más que bienvenido a quedarse pero él pensó
que tal vez preferirías que no estuviera aquí.
Summer frunció el ceño. ¿Por qué habría pensado algo así? La mayor parte del
viaje en el avión era un borrón para Summer. Recordaba fragmentos pero no creía que le
hubiera dado a Cullen alguna razón para suponer que no lo quería alrededor.
—¿Qué estabas haciendo allí siquiera? —Así que ahora las preguntas inevitables de
hermanas mayores iban a comenzar—. Pensé que todavía no te hablabas con ellos.
—Mamá llamó y dijo que quería intentar comenzar lo que llamó el proceso de
curación.
Ashlee resopló.
Summer apretó sus puños por la observación de Ashlee. ¿Por qué siempre tenía
que actuar como una experta en todo?
—Trajiste esto sobre ellos cuando arrastraste a papá a México e hizo que el padre
de Tristán fuera consciente de todos nosotros. —Arrojó las palabras a su hermana con
deliberada crueldad.
Con respecto a Ashlee, Summer pensó que se veía como si estuviera dos tonos
más pálidos.
—¿Me culpas por eso? —Un sollozo escapó de la voz de Ashlee y lágrimas se
derramaron por sus mejillas.
—Lo hago, te culpo. A Tristán también. De hecho, tengo a todos los que se
pusieron de acuerdo con tu loco plan para robar a esa bruja de México como
responsables. Mamá y papá aún estarían vivos, la vida aún viviendo la vida, si no hubieras
venido aquí y destruido nuestras vidas.
—Esto no tiene nada que ver con mamá y papá, o sus terribles muertes. No, esto es
acerca de que aún te sientes resentida por tu lobo y porque crees que tu lobo es la razón
de que tu preciosa carrera de cantante no funcionara.
—Porque era malditamente fácil para ti. ¡Oh, mira, he conocido a un lobo en una
jaula del zoológico que es capaz de convertirse en ser humano, así que voy a seguirlo hasta
una isla en la costa de Maine! Oh, y caramba, después de tener sexo por primera vez, él
sucumbió a una especie de maldición que me obliga a ignorar completamente la
seguridad personal de mis padres y de mi hermana y finalmente conseguir que mis padres
mueran.
—No te olvides de la mejor parte, Summer. —La voz de Ashlee sostenía un borde
duro y sus ojos se volvieron lobos—. También le hice a mi hermanita reconocer una parte
de sí misma que prefería olvidar que jamás existió. Mi hermana pequeña que siempre quiso
ser tan “normal”, tan “típica”, porque estaba tan feliz de vivir la vida con la cabeza a seis
pies bajo la arena.
—¿Qué está mal con la normalidad, Ash? Por lo menos con la normalidad, todo el
mundo vive, las personas no son evisceradas, los lobos no se comen su carne, destruyen
sus cuerpos.
Los ojos de Ashlee volvieron a su forma humana, y cruzó sus brazos sobre el pecho
mientras comenzaba a temblar. Summer se apartó de Ashlee.
—No te des la vuelta. Si tienes algo que decir, por favor, hazlo. —Summer resopló
ante el tono formal de su hermana. Debió haber recogido la fraseología a partir de
Tristán. Bien, si quería hablar, le daría una reprimenda.
Abrió su boca para decirle a Ashlee lo que había olido, como su padre se había
agarrado al pelaje de su madre, su cabeza hacia ella como si fuera la última cosa que
hubiera visto en este mundo, la sangre en las paredes, los muebles, la forma en que
Claudius había sonreído, pero nunca completó su frase. La culpa roía su estómago.
Miró a su hermana. Ashlee había cambiado tanto en tres años que era difícil
reconocerla. Oh, aún tenía el mismo cabello rubio fresa, sus ojos todavía brillaban verdes.
Incluso después de dos hijos, todavía tenía una figura para morirse —vientre plano y nada
de grasa. Pero, todo lo demás sobre Ashlee era diferente. Su visión sobre la vida, su
respuesta a las crisis —era como estar con un desconocido.
—¿A dónde iras? —La voz de Ashlee sonaba histérica—. Soy tu hermana. Perdimos a
nuestros padres. A nuestra familia. Necesitamos estar juntas.
—Tiene razón. Claudius amenazó que sus hijos serían los primeros en morir si
Tristán no devuelve la manada a Kendrick. Nuestros padres fueron un ejemplo de cómo
podía llegar a cualquiera, en cualquier lugar. Ninguno de nosotros está a salvo.
—Evidentemente.
—No te invité a la boda porque no te hablabas con mamá y papá y pensaba que
sería incómodo. Tuvimos la boda por el amor a papá. Solo estuvieron literalmente mamá,
papá y la manada de aquí. —Ashlee emitió su respuesta y se dejó caer sobre la cama.
—Bueno, yo no quería que nada fuera demasiado difícil para ti, la buena hija. —
Summer giró sobre sus talones. Ni siquiera tenía zapatos.
Alfa.
Muéstrale respeto.
—Es bueno verte también. —Tristán cruzó la habitación—. Puedo oler tu miedo.
¿De qué tienes miedo? —Alto y oscuro, él empequeñecía a su hermana y hacia parecer a
Summer una niña a su lado. Sus ojos estaban permanentemente en su estado lobo, un
efecto secundario desde que había asumido el control de la posición Alfa.
—Tú, Ashlee, Claudius, yo… no lo sé, nómbralo, tengo miedo de eso ahora —
tartamudeó Summer—. Tengo que irme. No puedo quedarme aquí.
—No tienes a dónde ir. Quédate aquí. —Ashlee se había levantado de la cama y se
acercó a ella. Puso una mano sobre el brazo de Summer.
No podía soportarlo más. Estaba rodeada por el olor de Ashlee aquí. Ashlee,
Tristán y los bebés. Había sido excluida de toda su vida porque no había querido ser un
lobo cambiante. No había estado a punto de arrojarse a un río lleno de locura sin
salvavidas. No había manera de que pudiera abrir las puertas ahora.
—Tal vez nadaré de regreso al continente. ¿Somos lobos, cierto? Nos gusta el agua.
Traducido por Redshoes y Eli25
Un toquecito en la puerta hizo que dejara de mover los dedos sobre las cuerdas de
la guitarra. Cullen frunció el ceño, nadie lo visitaba. Se levantó del suelo y puso
suavemente la guitarra en el sofá, cruzó la recámara hasta llegar a la entrada y olió el aire,
el aroma a duraznos y aceite para bebé atacó su nariz. Summer. Mientras el delicioso olor
erizaba el vello de sus brazos, él intentaba no gemir.
Ella no habló, solo le miró. Oscuras manchas coloreaban la piel debajo de sus
ojos, sus dientes castañeaban. Él tiró de ella dentro de la cabaña, se dio cuenta que estaba
descalza y que solo llevaba puestos unos pantalones cortos y una camiseta, Gabriel había
hecho las maletas por ella muy mal.
—¿Qué estás haciendo ahí afuera? No tienes un abrigo o zapatos. —Cerró la puerta
detrás de ella y le soltó el brazo.
—No podía quedarme con Ashlee, me iré por la mañana y encontraré un lugar
donde vivir que esté fuera de esta roca a la que llamas isla, pero ¿crees que puedo dormir
aquí solo por esta noche?
Su mente dio vueltas. Le era casi imposible concentrarse en lo que ella estaba
diciendo cuando la tenía enfrente, evidentemente congelándose; tenía la piel de gallina,
sus pezones estaban duros y eran visibles a través de su delgada camiseta. Él apartó la
mirada de la tentadora vista y se obligó a concentrase en el hecho de que ella tenía frío. Se
dirigió al sofá, tomó una manta de lana y la envolvió con ella, con los nervios a flor de
piel cuando sus dedos rozaron la piel de su brazo.
Ella le miró a los ojos y él tembló, pero no de frío. Tenerla ahí, en su cabaña, lo
hacía sentir como puré por dentro. Su aroma impregnaba el cuarto, llenando su cabeza
hasta que ya no pudo respirar apropiadamente. Tuvo la extraña necesidad de tomarla y
frotarla contra las cortinas, la cama y la alfombra, y así poder encontrar el aroma donde él
quisiera.
—Así que… ¿está bien o no? —Ella seguía mirándolo, él se dio cuenta que le había
hecho una pregunta y no le había contestado. Había ido a su casa, con ese frío extremo,
vistiendo casi nada y totalmente descalza. ¿Por qué Ashlee la dejó salir de esa manera?
—No, no está bien.
—Oh, entonces me iré. —Ella intentó dar la vuelta pero él la sostenía firmemente
envuelta en la manta.
—¿De qué estás hablando? ¿A dónde vas? —Cuando otro escalofrío atacó su
delgado cuerpo, la electricidad corrió a través de sus brazos.
—Lo siento, Summer. —La forma en que el nombre pasó por sus labios se sintió
como una plegaria—. Pensé que estaba conversando conmigo mismo, en mi mente, y que
no podías escucharme. Claro que te puedes quedar. —Cullen la cargó en sus brazos. Le
hacía sentirse muy caballeroso, una sensación a la que no estaba acostumbrado. De
hecho, eso lo hizo sonreír por un instante hasta que se detuvo a sí mismo. Summer no
necesitaba verlo tan radiante que parecí un idiota. Él la colocó en el sofá y acomodó la
manta a su alrededor.
—Te traeré ropa más caliente, hace mucho viento aquí. —Entró al cuarto y se dio
cuenta que su cama no estaba hecha. Después de hacerla comer algo, limpiaría aquí. Ella
podía pasar la noche en su habitación. Mientras sacaba un suéter y unos pantalones de los
cajones, escuchó que ella le decía:
—No, no lo hace —dijo a pesar de que él estaba tan caliente como el infierno desde
que ella había llegado.
Cullen regresó a la sala y se sentó en la orilla del sofá, a lado de los pies de ella,
sosteniendo la ropa.
Él quería recostarse sobre ella y besar el espacio entre su cuello y su hombro hasta
hacerla temblar, no de frío sino por el calor que su boca creara en su cuerpo.
—Aquí se está bastante caliente. Solo estoy fría. Tú te has quitado camisa, ¿cómo
puede ser eso?
Él bajó la mirada hacia su pecho desnudo, ella tenía razón. ¿Acaso en esta época
las chicas humanas pensaban que era grosero que un hombre no llevara puesta la camisa
cuando estás frente a ellas?
¿Era su imaginación o su voz había bajado una octava? Ella tenía un tono ronco,
tal vez de esa manera sonaba su voz cuando despertaba por las mañanas. Su ingle
palpitaba fuerte.
Nuestra compañera.
Sí, ella era su compañera, pero eso no significaba que él se rindiera ante sus
instintos primitivos y que la tomara ahí en el sofá, sin más.
Cullen la miró fijamente. Él no estaba seguro de que responder a eso. ¿Ella creía
que él estaba pensando que era demasiado joven para tomar sus propias decisiones?
—¿Te gusta la sopa? Tengo fideos de pollo. —Se giró hacia la cocina.
—¿Por qué hago qué? —¿Incluso podía mantener su voz tranquila? No estaba
seguro.
Él giró.
—Parece que tengo el mismo problema contigo que con el resto del mundo, el cual
es la inhabilidad de decir lo apropiado. Tal vez debas reformularlo y decir que tengo la
habilidad única que me permite encontrar una sola cosa que decir, la que seguramente
molestará a todos; así que prefiero no decir nada o decir cosas inofensivas. De cierta
manera, todo sigue terminando mal. Si cambio de tema es para ahorrarte los
sentimientos, un regalo que no le doy a nadie más.
Summer lanzó la manta y se acercó. Él abrió la boca para regañarla por ser tan
terca pero ella lo silenció cuando acercó su cuerpo a él y presionó suavemente su boca en
sus labios.
Por un momento, Cullen sintió que el tiempo se había detenido, su beso era
como el toque de una pluma y nada más existía en el mundo, excepto la suave piel de
Summer, sus sensuales labios y sus latidos fuertes y firmes.
No podía ser responsable de esa imposición por el resto de su vida y aún más allá
—y menos si no era exactamente lo que ella quería. No era un cachorro, solo
recientemente había cambiado sin equipaje para que su compañera lo digiriera. Tenía
bastantes años detrás de él —la mayoría de ellos llenos de acciones atroces que prefería no
recordar haber hecho.
Bésala de nuevo.
A diferencia de sus jóvenes parejas de manada, él sabía pensar bien que cada
pareja emparejada vivía en perfecta armonía. Sus almas se pertenecían mutuamente,
podrían incluso compartir amor. Pero aún era posible para una media pareja destruyera la
vida del otro. Él necesitaba no mirar más lejos de Mary Jo y Kendrick, los padres de su
Alfa.
Mary Jo había escondido a las hembras sin emparejar de la manada para salvar sus
vidas de los programas malvados que Kendrick había tramado para ellas. En represalia,
Kendrick, un hombre que Cullen habría jurado era su amigo, mató a su esposa y no la
siguió a la tumba. Si eso era posible, Cullen no podía contar con nada —incluyendo la
garantía de siempre felices con su novia destinada.
Si no se emparejaban, ella no tendría que seguirle a la tumba o compartir sus
cargas. Él no estaba seguro de cómo funcionaba; ella podía incluso tomar a otros
amantes. Pero, era mejor no dejar seguir esa línea de pensamiento porque entonces
podría perder el control de su temperamento y matar a quién fuera con quién la
imaginaba teniendo sexo.
Él asintió. Al menos esa era una manera de garantizar que ella llegaría a conocerle.
—Vale.
Las manos de ella cayeron a sus costados y él perdió su calidez en sus brazos
desnudos.
¿No lo hacía?
Cullen cerró sus ojos. Lo último que quería hacer en el universo era enseñar a
Summer Morrison cómo convertirse en una asesina. Ella no había nacido para hacer eso.
Sus manos estaban limpias, sin cicatrices —como su alma.
Él sacudió su cabeza.
Sus ojos llamearon y él juró que vio llamas bailando dentro de sus profundas
aguamarinas.
—Tú no puedes decidir eso. Si quiero matar a Claudius, lo haré. Puedes ayudarme
o no.
Él se acercó una pulgada a ella. Si alguien comprendía los límites, era Cullen.
—¿Crees que podrías hacer eso? ¿Terminar con la vida de un hombre, malvado
aunque seguramente lo es, y observar como toma sus últimas respiraciones?
—Pienso que podría. Él asesinó a mis padres y le gustó. Además, la gente lo hace
todo el tiempo. ¿Cuán duro podría ser? La destrucción de nuestros compañeros humanos
es una de las cosas asquerosas y básicas que están codificadas en nuestro ADN. Tú lo
haces todo el tiempo.
Él sacudió su cabeza.
—Bien. Pero has hecho suficiente y aún estás de pie y caminando. No pareces
destruido por ello. Él tomó las vidas de mis padres. Yo quiero la suya.
—No sabes lo suficiente sobre mí para hacer una afirmación como esa.
—Si no crees en nada más, cree en esto: tomar la vida de alguien, incluso si esa
persona se lo merece, te cambia. Si él debe morir, y no difiero que necesite ser removido
de este planeta, yo haré el acto.
Incontables marcas negras dañaban su alma. Una más no haría mucha diferencia.
Y haría algo por Summer. Si ella se lo pedía, él rompería cada regla moral y ética en la
existencia.
—¿No se supone que la muerte es fácil para nosotros? Somos animales. —Ella habló
sin girarse.
Ella se rió pero era un sonido frío y no trajo diversión al corazón de Cullen al
oírlo.
—Intento cumplir los deseos del mío al menos el noventa por ciento de las veces.
Él normalmente tiene razón.
—Ni siquiera me gustan los míos. Los hago hasta un punto para desconectarlo
tanto como es posible.
Cullen consideró el trato que ella propuso. Podría llegar a estar de acuerdo. Una
vez que Summer comenzara a abrazar a su lobo, no querría matar a Claudius. Ella quería
que Cullen lo hiciera porque esa era la manera en la que funcionaba la manada. Cuanto
más cómoda estuviera con sus cuatro patas, más ansiaría el funcionamiento de la manada.
Si él estaba de acuerdo con su trato, resolvería dos grandes problemas. Summer
finalmente se conocería completamente, y Cullen no tendría que preocuparse por
exponerla al lado destructivo de la vida.
Él asintió.
—Está bien. —Él extendió su mano—. Ahora, deberías ir a dormir. Tenemos mucho
trabajo que hacer mañana si voy a hacer una asesina de ti.
—Porque eres una mujer inteligente. He hecho de lo que me acusaste. Pero será
mejor que aprendas eso ahora.
Summer corrió por el largo pasillo, la oscuridad persiguiendo sus pasos. No podía quedar
atrapada. Era demasiado importante. Todo estaría perdido sin él. Pero la verdad era que a ella
todavía no le importaba ni un poco la política de las manadas. Lo quería de vuelta porque él era
suyo.
Se puso de pie y se limpió la barbilla ensangrentada con sus manos antes de frotar la mayor
parte de esta en sus pantalones vaqueros. Sus ojos miraban a través del espejo de doble sentido en
frente suyo.
Cullen estaba atado a una mesa. Líquido azul se vertía en sus venas a través de una vía
intravenosa.
Un hombre salió de entre las sombras de la habitación. Ella no lo había visto ni olido antes
de que hubiera aparecido, pero lo habría reconocido en cualquier lugar. Claudius. Él miró a través
del espejo de doble sentido como si pudiera verla.
—Te dije que vendría, Cullen. Y ahora que lo ha hecho ya no te necesito más. —Él levantó
la mano izquierda y ella se quedó mirando el arma en esta. Corrió hacia la puerta del pasillo y la
empujó, desesperada por entrar en la habitación.
***
—Bueno, entonces no te despiertas bien. —La voz de Cullen sonó rasposa y ella se
dio cuenta de que él debía haber estado dormido también.
Ella se sentó.
—Lo siento, no suelo despertarme tan enloquecida. Supongo que tuve un mal
sueño.
Cullen asintió.
—¿Por qué?
—No dormiré después de ese sueño que tuve. —No le importaba si sonaba patética.
Lo hice.
—¿Cómo hiciste eso? —Summer no pudo ordenar su mente ante el hecho de que
Cullen acababa de hablar con ella sin utilizar las palabras. En realidad se había
comunicado con ella en su mente.
Debes ser capaz de hacerlo también. Estás en la manada, así que técnicamente todo el
mundo en la manada finalmente será capaz de hablar contigo de esta manera. Pero, somos
compañeros, así que esto me hace más fácil hacerlo. Puedes hacerlo también, si lo deseas.
—No quiero. —Ella tiró de las mantas hasta su cuello y se apoyó contra la cabecera.
—¿Esta cosa de la telepatía se relaciona con mi lobo? —La cabeza de Summer giró.
Le había dicho a Cullen que intentaría trabajar en abrazar a su lobo a cambio de que él le
enseñara a matar a Claudius. Ella simplemente no había esperado que esto comenzara tan
rápido.
¿Conoces a algún no cambiante que pueda hablar así? Cualquier cosa que hagamos que sea
mágica proviene de nuestra mitad lobo.
Ella asintió con la cabeza. Cullen quería que probara eso de la telepatía. Cerró los
ojos e intentó enviarle sus pensamientos. Cuando abrió los ojos, él la miró sin
comprender. Obviamente no había recibido ninguna de las ondas cerebrales que había
tratado de enviar en su dirección.
¿Acabas de probar?
Creo que estás intentándolo demasiado duro. Tu lobo se asegurará de que puedas hacerlo.
Termina de contarme el sueño.
Esta mantuvo la calma, sin comentar lo que ella intentaba hacer. Summer la llamó
varias veces y le pidió que la ayudara a comunicarse con Cullen. Pero no respondió.
Apretó sus manos en puños. ¿Nada será fácil nunca? Realmente quería mostrarle a
Cullen que podía hacer esto. Cuanto más fallaba más segura estaba de que él se felicitaría
por haber evitado emparejarse con ella.
De repente, las palabras parecieron fluir fuera de ella, suaves y sin filtrar. No se
sentía como si vacilara o tuviera que cuidar lo que decía. Casi podía suspirar con lo fácil
que era.
Lo siento. Estoy segura de que todo ha pasado. Fui obligada a soñar con muerte y
destrucción.
—¿Sueños proféticos? Eso no es lo que era. Solo era alguna cosa estúpida que mi
imaginación inventó.
—No lo creo. Es un rasgo de tu familia. Tu madre los tenía cuando era joven, y tu
hermana los sufre regularmente. Aunque ella no tuvo uno para mostrarle lo que pasó con
tus padres.
Sus ojos miraban hacia la oscuridad del pasillo. Él era tan ilegible para ella. Ella
tomó una fortalecedora y profunda respiración.
Ella alejó su mano porque tenía miedo de que si no lo hacía, la habría colocado
en otro lugar de su cuerpo.
—Vamos a dejar algo claro en estos momentos. No me gusta que me digan qué
hacer.
Cullen se echó a reír, un sonido largo, pero para Summer era triste.
—Ya lo he descubierto. No cambia lo que dije. No puedo dejarte hacer nada que te
lastime a ti misma, nunca. Simplemente no puedo. Así que, por favor, Summer, ¿no te
gustaría regresar a la cama?
Él sonaba tan razonable. Ella se sentía como si tuviera una pataleta.
Escúchalo.
Ella giró sobre sus talones y se dirigió de nuevo a la cama. Mientras subía, se sintió
un poco como una niña desobediente que finalmente decidió hacer lo que querían sus
padres.
—¿Así que eres una especie de experto en el tema? ¿Saber lo que una persona tiene
que hacer en la noche después de que sus padres mueren?
—No soy un experto. Cuando mis padres fueron asesinados fue diferente. No
había tiempo para descansar o llorar.
—Mira, ni siquiera sé por qué saqué el tema. Te dejaré sola ahora. —Pero Summer
notó que Cullen no se movió de donde estaba.
Ella se levantó y dejó que sus ojos vagaran desde la parte superior de la cabeza de
Cullen hasta sus pies. Para ella, él era todo lo que un hombre debía ser. Tragó saliva.
Sin decir una palabra, Cullen cerró el espacio entre ellos y suavemente la empujó
para que se sentara en la cama. A ella le encantó la sensación de su cuerpo tan cerca del
suyo. Quería estirar la mano, bajar su cabeza y besarlo. Pero ya que Cullen no había
profundizado el beso que ella le había dado antes, no estaba segura de que estuviera
interesado en ella de esa manera.
—Si te hablo acerca de mis padres, ¿entonces por lo menos tratarás de dormir?
—Deja de hacer trueques conmigo. No soy una niña a la que tienes que sobornar
para ir al dentista.
Internamente, su lobo giró los ojos. Summer no pudo ver la acción, pero pudo
sentirla. Sentía como parte de sus propios ojos se movían.
Eso fue tonto. Si no puedes pensar en nada más inteligente que decir que eso,
cambia y yo me comunicaré con él.
—Las cosas eran diferentes cuando era niño. No vivíamos como lo hacemos ahora.
Mi padre era pescador. Yo no sabía que éramos lobos cambiadores. Pensaba que era
humano. No tenía otra razón para pensar otra cosa. —Se detuvo abruptamente y alejó su
mano.
—Sigue. Así que pensaste que eras humano. —Summer había pensado que era
humana también. Hasta que Theo Kane llegó a la puerta de su dormitorio con su madre
detrás y la arrastró hasta la isla. Fue cuando descubrió que era realmente medio loba
cambiadora y que todo lo que sabía acerca de su vida era falso.
—Mi padre y mi madre se iban a veces durante una semana o dos. Nos dejaban
con mi abuelo loco. Él susurraba acerca de lobos y hechizos. Parecían como historias
inventadas.
—¿Nos?
—Ah, así que sí sabes algo acerca de tu herencia de lobo. ¿Pensaba que decías tener
ignorancia en todos los aspectos?
—Lo obtuve de mi madre antes de prohibirle que me dijera más. —La memoria se
deslizó en la conciencia de Summer. Había tenido veinte años y estaba aterrorizada. Su
madre había intentado explicarle acerca de su herencia de lobos cambiadores y se negó a
escucharla. Summer se había ido de casa, dejó la universidad y se mudó sola. Nunca había
dejado que su madre explicara nada más acerca de lobos cambiadores o de hechizos
mágicos. Una lágrima se deslizó por su mejilla. Antes de que pudiera limpiarla, el pulgar
calloso de Cullen alejó la lágrima.
Le temblaba la voz.
—Así que, sí, sé que un lobo cambiador permanece eternamente en los treinta
años hasta que encuentra y se empareja con su alma gemela en cuyo punto empiezan a
envejecer de nuevo. Así que o esperan eternamente a su otra mitad, o cometen suicidio
para terminar sus vidas cuando han tenido suficiente.
Cullen asintió.
—Eso es correcto.
—¿Lo hicieron? —Ella quería seguir, oír su historia, no concentrarse en nada que
tuviera que ver con ella.
—¿Qué?
—No para ambos casos. —La voz de Cullen bajó dos octavas—. Cuando tenía diez
años mi padre vino a mí y me dijo que tenía que irme de casa. Que algún hombre vendría
por mí. Explicó que éramos criaturas mágicas, que habíamos sido bendecidos con mitades
lobos y que era el momento de que me uniera a la manada y conociera a mi lobo. Sonó
como una de las locas historias de mi abuelo. Realmente no le creí. Pero mi madre
empezó a preparar la casa. Era un gran asunto que la familia real fuera a recogerme
personalmente. Era considerado una señal de respeto hacia mi padre.
—¿Así que se supone que debemos cambiar por primera vez a los diez años? —
Summer estaba intrigada. ¿Porque no había dejado a su madre explicarle algo de esto?
Todas las razones le parecían tan remotas ahora, tan completamente ilegítimas.
—A los trece, realmente. Pero la tradición dice que el joven elegido debe vivir con
la familia real durante tres años antes de su primer cambio. Eso establece un sentido de
lealtad hacia la familia real por lo que incluso si vives a cientos de kilómetros de distancia
conservas el sentido de la familia con tu Alfa y su familia.
—No. Ninguno de los de la manada estaba vivo en ese momento. Michael y dos de
los guardias Alpha tienen más de doscientos años, pero las cosas han cambiado. Verás,
mis padres nunca vieron todas sus preparaciones llegar a dar fruto.
Summer tomó una respiración profunda. Ella sabía que sus padres fueron
asesinados, él lo dijo, pero no había esperado que su dolor se reflejara en su pecho. Sus
ojos brillaron en su mirada de lobo. Ella se acercó y tocó todo el lado de su rostro,
desesperadamente queriendo sus profundidades azules de vuelta. Él no parpadeó.
—Ellos vinieron esa noche. Hombres a caballos, con máscaras sobre sus rostros.
Sabían lo que éramos. Un hombre alto y corpulento con guantes rojos me despertó y me
arrastró fuera. Mis padres ya estaban allí, sin embargo no los reconocí. Habían cambiado.
Mi padre era enorme, su pelaje completamente negro. Él peleó, atacó a los caballos. Fue
valiente de verdad. Mi madre defendió la puerta de la casa, o lo intentó. Para cuando yo
ya estaba fuera, estaba herida mortalmente. Ella era blanca, como tú y tu madre. No es
usual, ya sabes, ser totalmente blanco.
—¿Por qué es inusual? —Ya había oído eso pero no entendía por qué.
—Es como tener el cabello rojo. Simplemente son genes. No hay muchos lobos
blancos puros. La mayoría de los cambiadores son de muchos tonos de diferentes colores.
Ser de uno solo, es raro.
Ella acarició el lado de su rostro, pasando sus manos por su cabello. Nunca
debería haber hecho que él hablara de esto. Sentía su dolor, profundo dentro de ella,
como si fuera suyo.
—Mi madre me miró y gimió. Luego murió. Habían cortado su cuerpo en pedazos
con cuchillos. Le faltaba una de sus patas. —Un escalofrío fue el único signo externo de
que a él le importaba.
Es su lobo. Ese es el porqué esta en sus ojos. Les protegemos. Traté de hacer eso
hoy cuando vi a tu padre, pero no me dejaste. Cullen no rechaza al suyo. Ellos
naturalmente co-existen. Esto sería mucho para él, así que su lobo tomó algo del dolor.
—Otros dos hombres salieron sosteniendo a las chicas. Eloise y Agatha juntas.
Mary, tenía ocho años, peleó y pateó. Pero las dos pequeñas solo gritaron. Intenté llegar a
ellas, pero el hombre de los guantes rojos enterró un cuchillo oxidado en mi estómago.
Incluso en ese momento no quería que se llevaran a mis hermanas. Pero caí sobre mis
rodillas por el dolor.
—De acuerdo, Cullen. No tienes que volver a vivir esto. Lo siento. Por favor
detente. —Ella quería consolarlo pero no sabía cómo.
—Mi padre se giró para ver que me había pasado. Uno de los hombres a caballo le
cortó la cabeza. Ellos seguían cantando que éramos abominaciones de Dios, engendros
del diablo. Me caí al suelo. Pensaron que estaba muerto, así que me dejaron solo. Uno de
los hombres sostuvo la cabeza de Agatha en una vasija de agua que mi madre usaba para
lavar la ropa. Ella estaba muerta. Mary mordió al hombre que la sostenía. Hubiera sido
una loba luchadora. La soltaron y corrió. Así que con el mismo machete que usaron para
matar a mi padre, un hombre a caballo la persiguió y le cortó la cabeza. Eloise escapó. Se
arrastró hacia mí gritando. Yo apenas podía moverme, pero saqué el cuchillo de mi
estómago.
Summer podía verlo, no podía creer que él hubiera hecho eso. Diez años, sus ojos
azules deberían haber estado grandes en su rostro. Apostaría que había estado escuálido,
con hombros anchos. No estaba segura de por qué lo veía con tanta claridad. Pero estaba
segura de que estaba en lo cierto.
—Tomé el cuchillo que usaron en mí. Me arrastré hacia el hombre que me sacó.
Ellos estaban ocupados, riéndose. Uno de ellos sugirió que tomarían a Eloise para
diseccionarla después de matarla. Clavé el cuchillo en su estómago. Él grito y se cayó. Los
otros se giraron y me vieron. Alguien me clavó un cuchillo en mi costado. El dolor era tan
horrible que me caí y me desmayé. Nunca los vi matar a Eloise.
—¿Cómo sobreviviste?
—Cuando desperté, una mujer estaba de pie ante mí. Cantó una melodía tranquila
y habló con unas palabras que no conocía. Me sentí aliviado y todo mi dolor se había ido.
Ella era la esposa de nuestro Alpha, Lucinda, y era una excelente sanadora. Cuando
llegaron había estado casi muerto pero ella me trajo de vuelta. No pudo salvar a nadie
más.
—¿Así que obtuviste venganza, pero no quieres que yo tenga la mía? ¿Cómo es eso
justo?
—Porque sé cómo ese evento me cambió. Alteró quien era incluso más que la
muerte de mis padres. No quiero ver que eso te pase a ti, Summer. Tienes el alma más
hermosa. No me gustaría que la mancharas con venganza.
Summer abrió su boca para responderle cuando una gran explosión llenó la
habitación. La casa donde se encontraban empezó a temblar.
Peligro.
Su lobo gritó por el cambio. Cullen envolvió sus brazos alrededor de ella,
girándolos de la cama hacia el suelo. Un momento después paró de temblar.
—El Instituto está en llamas. —Mientras corría hacia la puerta, cambió a su lobo.
Sin pensarlo Summer le siguió y asumió su forma de lobo también. Cullen tenía razón.
Era fácil cambiar después de la primera vez. De hecho, casi no notó que lo había hecho.
Se sintió como montar en bicicleta. Sabía lo que estaba haciendo pero no podía superar
cuan bien podía escuchar y cuan fino era su sentido del olfato. El viento estaba en su
espalda, el pasto bajo sus pies y ella era una parte de todo eso.
Rápidamente hizo un conteo de cabezas. Cullen sabía que era el único miembro
de la manada que no vivía en el recién reconstruido Instituto. Los otros veintisiete
estaban en el claro mirando el ardiente infierno, sus bocas abiertas en varios estados de
horror.
Desde la incorporación de Ashlee hacía tres años y medio eran en total treinta y
un cambiantes en la isla. Cuatro aún faltaban. El corazón de Cullen cayó hacia su
estómago cuando se dio cuenta de que el Alfa y su esposa se encontraban entre los que no
estaban. ¿Quién más? Él dio una vuelta de nuevo mientras Summer, quien había
cambiado de nuevo a su forma humana, agarraba su brazo. Se obligó a mirar su rostro,
pero Dios quería que él tuviera tiempo para admirar su cuerpo. Tragó fuerte y frunció sus
cejas.
―Ashlee, Tristán y sus hijos, además de Rex y Theo. ―De alguna forma, ella leyó
su mente y supo qué información necesitaba. Él se apresuró hacia la puerta con Summer
detrás suyo.
Él abrió su boca para responderle cuando Rex y Ashlee aparecieron por la puerta
principal. Rex sostenía a Ashlee por su brazo y Ashlee sostenía a su bebé recién nacido,
Virginia, cerca de su pecho. La niña lloraba y Cullen suspiró, aliviado. Si podía gritar, no
había inhalado demasiado humo mortal.
―Ashlee, ¿estás herida? ¿Qué sucedió? ¿Dónde está Tristán? ―Él miró cómo
Summer tomaba a Virginia de los brazos de Ashlee. Sostuvo al bebé cerca de su pecho.
―Ellos vinieron a por los niños. ―Ashlee jadeó entre palabra y palabra,
luchando por conseguir aire. Iba a necesitar ayuda, y él se calmó cuando vio que Azriel se
acercaba con un tanque de oxígeno.
―¿Quién vino a por los niños? ―Él necesitaba la información antes de dejarla
descansar.
Demonios voladores. Él no los había visto en doscientos años. Había mucho más
sobre la muerte de sus padres de lo que le había contado a Summer. Parecía que era la
hora de romper su promesa hacia Kendrick sobre los secretos. No tenía sentido que se
hubiera mantenido callado todo este tiempo. La verdad era que él simplemente no quería
hablar de eso. Eran historias que él esperaba llevarse a la tumba. Era el único con vida
que las conocía. Maldición.
Ashlee continuó intentando hablar.
―Tristán y Theo fueron detrás de las criaturas. Una de ellas tiene a Braden. Oh,
Dios. ―Ashlee sollozó, pero su llanto fue sofocado por su falta de oxígeno. Se aferró a su
hermana con más fuerza―. Ellos tienen a mi bebé, Summer. Esas criaturas tienen a
Braden. Tristán y Theo aún están ahí, batallando con una de esas cosas entre las llamas.
Los ojos de Cullen perforaron los de Summer. Podía ver las preguntas en ellos. Su
compañera era demasiado intuitiva.
Antes de que pudiera cambiar de opinión, él corrió a través de las llamas hacia la
puerta principal. Sintió a Gabriel yendo detrás de él y se dio la vuelta. La pared que había
detrás de ellos aún no estaba quemada y Cullen empujó a Gabriel contra ella. El
punzante olor del fuego inundaba su nariz.
―¿Qué te crees que estás haciendo, príncipe Gabriel? ―Él sabía que los títulos le
enfadaban, pero necesitaba recordarle al hombre quién era y qué era lo que su posición
en vida requería.
Las llamas alrededor de ellos crujieron y él pudo escuchar el gemido del acero.
Cullen sospechaba que empezaba a derretirse por el calor. Retorció su mano y de nuevo
refrenó a Gabriel.
―Ellos están bien. Si están luchando contra esas criaturas, estarán protegidos de
las llamas. No hagas que te lo explique en este momento. Pero eres parte de los Seis
Reales y Tristán es tu Alfa. Tú, Rex, Michael y Azriel tienen que sobrevivir a esto. Si
Tristán y Theo mueren sería una gran pérdida, pero uno de ustedes tendría que ser el
Alfa. El niño está bien, por ahora. La criatura no lo matará, o al menos no ahora. ―Él
alejó a Gabriel de la pared y lo empujó hacia la puerta delantera―. Quédate afuera. Soy
el único que puedo luchar contra ellos y ganar, ahora. Y si es terrenalmente posible,
traeré a Tristán y a Theo con vida.
Gabriel asintió, aunque Cullen podía ver el desafío en sus ojos. Él esperó un
momento hasta que estuvo seguro de que Gabriel seguiría las órdenes antes de volverse y
correr. Lo consiguió unos cuantos metros antes de detenerse. Cuanto más lejos iba
dentro del edificio, más oscuro se hacia el humo. Necesitaba ir más abajo, lo cual hizo
que decidirse a llamar al cambio fuera una tarea fácil. Por un momento, una luz blanca lo
engulló mientras tomaba su forma de lobo.
Muévete rápido.
Esperaba que su lobo lo escuchara.
Estas son las criaturas que tú y Kendrick eliminaron hace doscientos años. ¿Qué
hacen aquí?
Si tuviera que adivinar, tendría que decir que Kendrick las ha traído de vuelta.
Su lobo carraspeó.
Lobo malo.
Realmente lo es.
El humo por encima de sus cabezas no ayudaba a mejorar los sentidos de Cullen,
pero al menos podía oler el camino. Tristán siempre olía a bosque; la mayoría de los
lobos de la isla también olían así, pero él era el Alfa de Cullen y se sentía como si hubiera
sido diseñado genéticamente para siempre localizar a su Alfa, donde fuera que estuviese.
La nariz de Cullen le dijo que estaba cerca. Rodeó una esquina hacia la parte del
Instituto de Rex. Las puertas habían desaparecido de sus bisagras y una brillante luz azul
iluminaba la habitación de Rex. La luz azul era una de las firmas de los demonios
voladores. Si Tristán y Theo estaban vivos aún, tenían que estar ahí tratando de hacer
volver a Braden.
Mientras entraba en la habitación iluminada de azul vio que dos de los demonios
voladores flotaban en el cuarto y uno de ellos sostenía a Braden en sus brazos. El bebé
lloraba, cosa que trajo alivio a la mente de Cullen. Recordó de repente que aquellos que
eran secuestrados en los brazos de las criaturas estaban protegidos de las llamas por la
magia que fuera que poseyeran los demonios. Tristán y Theo sostenían cada uno una de
las patas de la criatura. Cullen se dio cuenta de que era la pura fuerza de voluntad por sí
sola la que permitía a los dos cambiantes evitar que las entidades de dimensiones
demoníacas despegaran hacia el cielo.
No había visto demonios voladores en dos siglos, pero se veían exactamente igual.
Negras alas escamosas eran la parte más larga del cuerpo de las criaturas, las cuales
abarcaban el espacio del techo hasta el suelo, casi dos metros y medio. La parte sin alas
del monstruo tenía una altura de no más de un metro de altura, de la cabeza a los pies.
Aunque parecieran pequeñas, las criaturas eran tan fuertes como nada con lo que Cullen
se hubiera encontrado jamás. Podrían levantar un camión de basura. Sin mencionar que
su cuerpo era la cosa más grotesca que había visto en toda su vida.
Coloreadas como una patata roja, las escamas negras en sus alas eran marrones y
babosas. Sabía por experiencia propia que su rostro, una mezcla entre un cocodrilo y un
pescado, se derretía cada cuatro minutos solo para volver a crecer momentos después. El
único momento en que se los podía matar era en ese pequeño segundo antes de que les
volviera a crecer. Ese era el único momento en que eran vulnerables. Pero aún se tenía
que ser cuidadoso, porque un toque con la glándula de la parte superior de su mano y
uno podría estar permanentemente cicatrizado por el ácido que secretaban. Ni siquiera
un cambiante podría sanar de esa sustancia. Tenía que asegurarse de que no terminara en
la piel de Braden.
Cullen saltó en el aire, sus cuatro patas cayendo sobre el demonio que no sostenía
a Braden.
¡Cullen!
Ustedes dos vayan a por el otro. Sostendré a este hasta que pueda matarlo. Solo mantengan
el suyo aquí. No puedo atacarlo de la misma forma; podría herir a Braden.
La voz de Theo.
Cullen gruñó y rasgó parte del cuello del engendro. Sabía que eso no podía
matarlo, pero necesitaba incapacitarlo hasta que su rostro desapareciera. Entonces podría
destruirlo.
En el pasillo, tras ellos, podía escuchar el crujido del metal y los sonidos del fuego
que aún se propagaba por el resto del edificio. Tan pronto como asesinara al segundo
demonio y la magia de las criaturas desapareciera de la habitación, tendrían que correr
como el infierno para escapar de las llamas.
¡Cullen!
La voz de Tristán sonó desesperada en su cabeza. Se giró. El demonio había
cogido impulso y se había alzado aún más en el aire. Tristán y Theo gritaron mientras
comenzaron a perder el agarre de sus patas.
Tristán, Theo, no dejen que les toque a ustedes o a Braden con la parte superior de sus
manos. Tienen una glándula secretora de ácido que podría quemarles de una forma de la que nunca
se podrían recobrar.
Tristán sonó desesperado, para nada con la calma del inquebrantable Alfa que
había llegado a conocer en los pasados tres años. Esta era la desesperación de un padre.
La criatura se lanzó una vez más hacia arriba, creando un agujero en el techo, y
Tristán perdió su agarre. Cayó al suelo con un ruido sordo. Theo se agarró más fuerte al
monstruo, consiguiendo colocar sus manos en Braden mientras Cullen saltaba al pecho
de la criatura.
Braden tiró los brazos alrededor de su tío y se sostuvo mientras Theo tiraba de la
criatura. Cullen lo mordió en la pierna para liberar al chico de su captor. La criatura se
balanceó, intentando alcanzar a sus atacantes con su mano cubierta de ácido. Cullen giró
su cabeza de lobo a la izquierda cuando vino hacia él por la derecha. Tuvo suerte, pero se
aterrorizó al ver que Theo no la tuvo.
Theo dejó salir un grito de pura agonía y cayó al suelo. Agarró un lado de su
rostro y se retorció hacia delante y hacia atrás en el suelo. La criatura aún tenía un agarre
en Braden, pero afortunadamente lo sostenía con sus palmas. Solo haría falta un toque
con la parte superior de su mano y Braden estaría acabado. Un repentino pensamiento lo
golpeó: esas criaturas querían a Braden vivo. Habían sido enviadas con instrucciones de
no matarlo. Habían sido demasiado cuidadosos para que pasara lo contrario.
Golpeó las tablas del suelo con fuerza, deliberadamente tomando la caída con su
espalda para así poder mantener a Braden erguido e ileso. Se quedó sin aliento y aturdido
por un momento, pero lo suficientemente consciente para ver al demonio volador
despegar hacia el cielo.
Maldición. Solo tenían segundos antes de que las llamas los alcanzaran. Tenía que
levantarse. Braden gritó, ahora con el tipo de rabia que Cullen solo había visto en niños
pequeños.
Finalmente libre de la carga del niño en su pecho, su capacidad pulmonar volvió a
él. Se levantó de un salto. Theo yacía en el suelo, inconsciente, y Cullen pudo ver que un
lado de su cara estaba rojo, lleno de sangre, con capas de piel cayéndose. Necesitaban
sacarlo de allí.
Levantó a Theo y lo colgó sobre su hombro. No podría gatear a través del pasillo
como lobo esta vez. Tendría que pasar por el fuego sobre dos piernas.
Lanzó una mirada sobre su hombro y estuvo aliviado al encontrar al Alfa justo
detrás de él.
¿Puedes ayudarme?
Corrió hacia el humo negro e intentó no respirar. Varias vigas de metal cayeron
en frente suyo y saltó en el aire, apenas evitando quemarse a sí mismo.
Necesitaba verla mirarle con amabilidad una vez más antes de que le contara a la
manada la historia detrás de cómo sabía acerca de esas criaturas. Una vez que contara su
historia, podría no ver nada más que repugnancia en sus ojos.
Traducido por Paulii~ y Kathy-pad
Summer exhaló el aliento que no sabía que estaba reteniendo cuando Cullen
emergió del edificio en llamas. Ashlee se desplomó en los brazos de Summer y después se
liberó de su abrazo. Ella se apresuró hacia Tristán, Virginia aún en sus brazos, y lanzó un
brazo alrededor de él y Braden mientras seguía agarrando al bebé con el otro.
Cogió uno de los tanques de oxígeno, forcejeando con él mientras corría hacia
Cullen. No fue hasta que llegó hasta donde él estaba que se dio cuenta de que no tenía ni
idea de cómo usar la cosa. Se arrodilló y Cullen tomó el tanque por ella, deslizando la
máscara en su cara. Ella trató de no notar que estaba desnudo pero era algo cercano a lo
imposible.
Ella también estaba tan desnuda como el día que vino al mundo y realmente no
quería preocuparse por eso. Ninguno de los cambiantes parecía para nada molesto, así
que era obvio que era algo a lo que estaban acostumbrados. Pero no Summer. Ella nunca
podría sentirse cómoda mostrándolo todo en frente de extraños.
Puedo ver eso. Summer se giró y observó a Ashlee tenderse hacia él. Estoy segura de
que se pondrá bien. Ashlee es buena curando, ¿verdad?
No. Él nunca se curará. Si no muere por sus heridas esta noche, quedará lleno de cicatrices
para siempre.
Él se está preguntando cuánto tiempo puede esperar antes de venir aquí y pedirme
respuestas. Cullen sonaba cansado.
¿Porque sabías lo que eran esas criaturas? ¿Las que vio Ashlee?
Cullen cogió su mano con la suya y le dio un tenso apretón. Summer no pudo
evitar la pequeña sonrisa que se formó en su rostro. Lo había tocado y él no se había
molestado por ello.
Tristán puede ejecutarme por esto. En su mente, la voz de Cullen era monótona, sin
emoción, como había sido cuando le contó la historia de la muerte de sus padres. Estaría
dentro de sus derechos. Le he escondido esto y, antes de a él, a Michael.
Pero, ¿por qué? Nadie iba a ejecutar a Cullen. No mientras ella tuviera aliento en su
cuerpo. Ellos dejarían ese estúpido lugar y nunca volverían antes de que ella lo permitiera.
Porque fue un momento terrible en la historia de nuestra manada y pensaba, o más bien
esperaba, desde que los demonios se fueron que nadie necesitaría saber nada al respecto.
Así que tus motivos no eran maliciosos. Summer hizo una pausa, insegura sobre cómo
abordar la siguiente pregunta. ¿Quieres contarme qué son y cómo sabías tú de ellos?
Cullen sacó la máscara de su rostro. Sus ojos estaban cansados y abatidos. Sacudió
la cabeza.
―Cullen. ―La voz de Tristán sonó como una campana, una cabreada campana,
tras ellos―. ¿Estás mejor ahora? ¿Puedes decirme qué eran esas cosas que quemaron
nuestra casa y por qué fueron tras mi hijo?
¡Alfa!
Baja los ojos, ahora, le suplicó su loba por la acción. Summer cedió a
regañadientes, obligada, pero no antes de dispararle a Tristán una mirada que le dejaba
saber lo que pensaba de sus payasadas. No sabía si Tristán podría leer el odio en sus ojos.
Cullen miró hacia los ojos de Tristán. Al ser el Alfa de su manada, estaba siempre
en forma de lobo. Summer se dio cuenta de que Tristán siempre debía cubrirse los ojos
cuando estaba con humanos normales.
―Perdí mis gafas oscuras allí adentro. ―Él suspiró fuerte, lo que trajo a Ashlee y
a los niños a su lado. Ashlee envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Tristán y
Summer sintió retorcijones de anhelo.
¿Tendrían Cullen y ella esa clase de relación alguna vez? ¿Era tan tonta como para
incluso desear que pudieran? ¿Alguna vez tendrían una relación?
Sus ojos se sintieron secos, lo que ahora sabía que significaba que habían
cambiado a su forma de loba. Parpadeó para tratar de aclararlos pero nada pasó. Sus ojos
de loba le permitían verlo muy claramente. Tomó una respiración profunda y se dio
cuenta de que podía descifrar cada aspecto de su olor picante. Él olía a granos de café
tostados y a sidra de manzana. Mezclados dentro de su aroma estaban los árboles, la brisa
de otoño y el bosque de noche. Si fuera posible, Summer creería que podía oler los
aromas de la luna misma en Cullen.
―¿Summer? ―Los ojos de lobo de Cullen se habían ido y su voz era baja.
Ella lo miró fijamente. Maldita sea. Casi podía estar segura de que él sabía lo que
pensaba. Probablemente incluso podía oler su excitación. Pero en vez de sentirse
avergonzada, Summer se sentía poderosa.
Su voz sonaba diferente a sus propios oídos. Summer no podía decir quién habló,
si ella o su loba, y no le importaba. Se paseó a su alrededor en círculos. Sus pies se movían
al parecer por voluntad propia.
¿Qué?
La voz de Cullen parecía aturdida. Su cabeza se giró para mirarla. Sus cejas
estaban inclinadas hacia abajo. Era una muy buena suposición el hecho de que ella le
había asombrado.
¿Por qué nunca viniste a por mí? ¿Es una pregunta muy difícil? ¿Qué había en mí hace tres
años que encontraste tan censurable que optaste por rechazarme?
―Summer, creo que estás confundida. ―La condescendencia en su voz hizo que
cada pelo de su cuerpo se erizara. Ella apenas podía soportarlo. Moviéndose hacia
adelante, lo empujó con fuerza. Él en realidad dio dos pasos hacia atrás.
―No me hables así ―le gruñó ella. En algún lugar en su interior se dio cuenta de
que no se estaba comportando de una manera razonable. Pero a la mierda; él quería que
ella abrazara a su loba. Bueno, ahora él podría conocerla.
Nunca te rechacé. Esto es una locura. Dio dos pasos hacia atrás y miró hacia abajo
por un segundo. ¿Estaba realmente siendo respetuoso o solo estaba tratando de aplacarla?
No sé mucho acerca de ser un lobo, pero sí sé lo que mi loba me dice. Ambas te esperamos.
Durante tres años, esperé que aparecieras y nunca lo hiciste. Ese era tu trabajo, el venir a buscarme.
Yo era tu compañera.
Cullen hizo una pausa y miró al suelo a su alrededor. Finalmente, él la miró y ella
pudo ver que sus ojos habían adquirido una dureza con una determinación de acero.
Fui a por ti. Llegué a tu casa y tu madre no me dejó verte. Dijo que tenías veinte años y
que eras demasiado joven para mí. Tenías una vida por vivir, y estaba segura de que esa vida
incluía volver a la escuela en un semestre. Me hizo prometer que te dejaría sola, completamente
sola, hasta que tuvieras veinticinco años de edad.
Mi relación con tu madre siempre fue complicada. Puede que sea justo decir que bordeaba
el aborrecimiento mutuo. Él tocó la parte superior de su cabeza con la mano como si quisiera
dirigir sus manos a través de un pelo que era demasiado corto para eso. Admitiré que estaba
nervioso de que si no hacía lo que ella quería podría haberte puesto contra mí.
Yo ni siquiera sé qué tengo que decir ante eso. Parte de su mal genio desapareció.
Summer se dio la vuelta y puso un poco de espacio entre los dos. Sus ojos se sentían
menos secos. Su loba, después de haber declarado la paz, había dado marcha atrás.
―Rompí la promesa que le hice un par de veces. ―Su voz sonaba ronca, y ella se
giró.
―Fui y te vi cantar todos los jueves por la noche durante dos meses.
―Nunca te olí. No sabía que estabas ahí. ―Ella negó con la cabeza. La situación
era imposible. Él era imposible.
―Tomé hierbas para ocultar mi olor. Me sentaba en la parte trasera del club. Se
llamaba Tiny’s y estaba en Greenwich Village. La mayoría de las noches llevabas una falda
hasta el suelo roja y un top sin mangas negro que mostraba demasiado escote. Fue un
infierno. Podía verte allí, pero no podía tocarte. Ni siquiera podía hablarte.
―Tú eres la única persona que conozco que vino. Mis padres nunca lo hicieron.
Era su forma de protestar por la forma en que había elegido vivir. Ellos pensaban que no
lo lograría, que perdía mi tiempo. Ashlee se distanció de mí por completo. Ellos tenían
razón. Después de esa actuación nunca conseguí dar otra. Empecé sirviendo mesas y
haciendo trabajos temporales para pagar el alquiler.
―Tu padre estaba orgulloso de ti. Él me escribió un correo una vez. Me dijo que
nunca había conocido a nadie con más sentido común que tú. A pesar de todas las
probabilidades que tenías en contra, nunca te rendiste.
Ella finalmente cedió a las lágrimas. A medida que corrían por su cara, se agachó
en el suelo. Era demasiado. No podía aguantar más. Los brazos de Cullen la rodearon y la
mantuvieron con fuerza contra su sólido cuerpo.
―¿Es eso lo que pensabas? ¿Que yo también te rechacé? ―Su voz era baja y fina.
Su mejilla estaba apretada contra su cabeza torpemente.
Cullen le tomó la cara entre las manos y se la movió hasta que ella lo miró
directamente a los ojos. Solo los separaban pulgadas de distancia. Summer podía sentir su
aliento en la cara.
―Esa es la cosa. Yo no soy esa persona, o lobo. Me viste por lo que soy. Un
asesino. Eso es lo que soy, lo que siempre he sido. No puedo endosarte a mí. Si nos
emparejamos, siempre estarás conmigo. No sé lo que pasa durante el ritual de
emparejamiento; es un secreto que la pareja lleva consigo hasta la tumba. Pero sé que se
conectan de alguna manera. Yo no puedo hacerte eso. ―Su agarre se apretó―. Te vi en
ese escenario. Eres un ángel.
―¿Qué?
―¿Crees que el destino quiso darte una compañera que no pudiera tratar
contigo? No soy un ángel; estoy muy lejos de serlo. Anhelo la muerte de aquellos que
mataron a mi familia. Quiero venganza. En general, no me entiendo bien con la gente.
Amo a mi hermana, pero su actitud de “soy más santa que tú” me parece repugnante.
Odio este sitio. Digo lo que pienso, y casi nunca soy educada. ―Ella hizo una pausa.
Realmente quería que él la escuchara―. Nunca podré ser tan gran lobo como tú, Cullen,
pero como mujer creo que has conocido a tu igual. Y más te vale estar preparado.
Ella tiró de su boca a la suya y lo besó con fuerza. Quería a Cullen Murphy y lo
tendría. Le gustara a él o no.
Traducido por Princesa de la Luna y ElyGreen
Forcejeando con sus mejores intenciones, esta vez no iba a separarse de su abrazo.
Tal vez ella tenía razón. Tal vez el destino la había elegido para él porque podía manejar
su oscuridad. Tenía la esperanza de que fuera el caso, porque cuanto más tiempo le
besaba Summer, más quería no parar jamás. Todo el mundo que les esperaba en el nuevo
hotel tendría que aprender el significado de la palabra paciencia o todos se podrían ir al
infierno.
Summer tiró de su boca hacia la suya y sonrió de una manera que solo podía ser
llamada sensual.
―No sé lo que viene a continuación, Cullen, pero con cada parte de mí sé que
quiero estar contigo. Pase lo que pase, vamos a estar mejor si estamos juntos.
Podría estar equivocada, pero él estaba más allá del punto de discusión. Presionó
sus labios contra los de ella una vez más antes de que decidiera renunciar a todas sus
dudas y hacerle el amor a su compañera, la mujer a la que había esperado durante
trescientos años, la única a la que el destino había elegido para él. No merecía ser feliz,
pero él se aseguraría de que Summer lo fuera durante el resto de días que estuvieran
juntos.
Fue recompensado por el rubor que se arrastró por sus mejillas y el brillo en sus
ojos antes de que ella desviara la mirada.
―¿Qué es? ¿Qué pasa? ―Le acarició el costado de su cara con las manos. Él
encontraría una manera de detenerse si ella quería que lo hiciera.
―Solo he hecho esto un par de veces. Antes de conocerte, siempre fue un poco
soso. Después de conocerte, ni siquiera podía soportar que otros hombres me tocasen en
el brazo, y mucho menos en cualquier otro lugar. Me temo que no voy a alcanzar la altura
de tus expectativas.
―¿Así que vamos a practicar? ―El brillo estaba de nuevo en sus ojos aguamarina.
Él no pudo reprimir la risa que vino a él. El corazón le latía con deseo y con una
emoción con la que no estaba familiarizado pero que podía llamar esperanza.
Le temblaban las manos mientras las extendía para acariciar su torso. Ella se
estremeció y su cuerpo se elevó otros dos grados de temperatura. Él podía sentir el calor
entre ellos y tenía miedo de que pudiera quemarles a ambos. Sus pechos eran pequeños y
firmes. Sus pezones, duros y rosados, apuntaban hacia arriba, y se prometió que les
pagaría lo que les correspondía en un momento.
Moviéndose por propia voluntad, sus manos se acercaron y ahuecaron sus pechos
mientras su cuerpo se sentaba a horcajadas sobre el de ella. Su piel era más suave que
cualquier seda que jamás hubiera sentido en sus viajes, y quería inclinarse y lamerla. Pero
sabía que habría tiempo para eso más adelante. Por ahora, quería moverse lentamente.
Ella levantó la mano y tiró de su cuello hacia abajo hasta que la besó. Cada beso
era cada vez más caliente que el anterior. Se movió debajo de él, inquieta, retorciéndose.
Cada pequeño movimiento enviaba electricidad a la ingle de él, la cual le suplicaba que se
diera prisa y aliviara la presión cada vez mayor. Hizo todo lo posible por ignorar sus
demandas.
Quería memorizar cada parte de su cuerpo con las manos y la boca. Él se inclinó
para besar una línea hacia abajo de su pecho, deteniéndose de nuevo para acariciar sus
pechos. Ella gimió y él los apretó más fuertemente antes de proseguir el camino que había
empezado, y llegó con su boca a su ombligo. Pasó unos minutos lamiendo la pequeña
cavidad mientras sus manos empujaban y acariciaban los músculos abdominales planos y
las caderas redondas. Summer podría ser pequeña en estatura pero, tanto como él sabía,
tenía curvas en todos los lugares correctos.
Movió las manos a sus pechos mientras sus ojos vagaban por su cuerpo hasta que
llegaron al parche en forma de V de pelo que cubría su núcleo. Acarició y jugó con el pelo
suave, evitando cuidadosamente tocar realmente la tierna carne cubierta.
―¿Me estás tomando el pelo? ―Sus ojos brillaron mientras su voz temblaba.
―Lo hago. Pero es juego limpio ya que no puedo estar en la misma habitación
que tú sin ponerme completamente duro. ―Él siguió moviendo sus dedos de forma
suave y lenta―. Me gustaría que pudieras ver cómo te ves para mí.
Esa era Summer, luchadora y directa. Era una mujer que sabía lo que quería, y
tenía razón: era absolutamente su pareja. Si fuera posible, podría haber sido incluso más
terca que él.
―Está bien, es suficiente. ―Summer agarró su miembro duro con sus manos. Él
pensó que derramaría su semilla justo allí―. Dos pueden jugar a este juego de incitación.
¿Estaba esto realmente sucediéndole? ¿Estaba esta mujer siendo juguetona con él?
Su garganta se sentía apretada. Podría haber llorado cuando le dio un golpe duro y largo a
su eje.
―Summer, no hagas eso de nuevo. Maldición, se siente muy bien, bebé, pero no
sé si podré contenerme.
―¿Ese va a ser mi seudónimo, bebé? ―Ella dijo la última palabra con un poco de
sorna.
Él gimió.
―¿No te gusta? ―Ella negó con la cabeza en respuesta.
―¿Qué tal diosa? Summer, mi diosa, por favor, no hagas eso otra vez.
Finalmente, para su alivio, ella retiró la mano y él se sintió como si tal vez pudiera
meterse dentro de ella antes de liberarse.
Él empujó hacia abajo desde encima suyo, sus cuerpos entrelazados, por lo que fue
difícil para él decir dónde empezaba ella y dónde terminaba él. En un rápido movimiento
la penetró, complacido más allá de la razón cuando ella gritó de placer. Envolvió sus
piernas alrededor suyo y tiró de él, acercándolo más. Pero, dioses, ella era flexible.
Si había pensado que el calor entre ellos era intenso antes, no era nada en
comparación con la intensidad de la lava fundida que encontró en el interior de Summer.
Cerró los ojos por un segundo para recuperar el control y para así no avergonzarse a sí
mismo y arruinarlo todo terminando demasiado rápido. Sintiéndose más seguro, empujó
dentro y fuera del caliente abrazo de mujer de Summer. Cada ruido y movimiento que
ella hacía lo incitaba a seguir moviéndose. Podía sentir la finalización llegando y estaba
desesperado por retrasarla. Summer estaba tan apretada, tan cálida, tan acogedora. ¿Había
habido alguna vez algo en su vida que lo hubiera preparado para esto?
Ella era su compañera. Siempre sería suya. Había esperado trescientos años para
este mismo momento, y atesoraría cada aliento que ella tomara durante el resto de sus
vidas. Debajo de él, Summer gritó su nombre cuando sintió su liberación. Su rostro en
éxtasis fue la más exquisita vista que había contemplado nunca. La siguió hacia el olvido.
¿Había dicho sus pensamientos en voz alta? ¿Cómo había oído eso?
Por primera vez en su vida, se sentía completo. Como si siempre hubiera estado
hueco y ahora se hubiese dado cuenta de ello mientras se llenaba con el calor de Summer.
Podía ver cada pieza con claridad mientras se abrían a él a través de un cable translúcido
que podía ver pero no tocar. Fluyeron entre sí a través de él, conectadas con tanta fuerza
que parecía como si hubieran sido hechas de acero. Honestamente, Summer estaba
prácticamente codificada con la incapacidad de decir una mentira. Era veraz de la cabeza
a los pies. Su color brillaba, un color naranja brillante, del tipo que podías ver en los
niños pequeños en Halloween. La lealtad, la confianza, la actitud protectora… Cada uno
tenía sus propios colores envueltos alrededor de miles más mientras que las
profundidades de quién era Summer se hundieron en él, terminando con el amor.
Finalmente, el último y más grueso cordón se adhirió a él. Podía ver que Summer
había estado enamorada de él desde que lo había visto a la edad de veinte años. A pesar
de que sus propias dudas y malentendidos la llenaban, no había perdido ese amor. Era
como si una cuerda de acero grueso la atara a él. No podía ser rota o modificada: era
segura e infalible.
—Puedo ver todo de ti ahora, Cullen. No hay ni una sola mala parte tuya. Sé que
estás lleno de dudas innecesarias hacia ti mismo. Piensas que no eres tan bueno como en
realidad eres. Pero puedo verte claramente. Te tengo dentro de mí. No hay parte de ti por
la que negociaría.
Porque tenía que hacerlo, él se inclinó para besarla mientras flotaban juntos en la
luz blanca que era su amor por el otro.
***
—¿Así que este es el hotel? ¿O es un spa? —Cullen bajó la mirada a su pareja y pasó
sus manos por su cabello por centésima vez desde que se habían emparejado. Ella estaba
vestida, por mucho que él deseara que fuera de otra manera. Usaba un par de pantalones
de chándal en los que prácticamente nadaba y una camiseta blanca. En su vida, él nunca
había visto nada más hermoso.
—Es ambas. La idea era que tu padre y algunos de sus compatriotas ofrecerían sus
servicios aquí para cirugías plásticas básicas y recuperaciones lujosas. Es también un hotel.
Esto es Maine. Cuando se abra, la gente vendrá a someterse a una cirugía y a recuperarse
de ella mientras beben cócteles caros. O la gente podría querer quedarse aquí mientras
esquían durante el invierno, miran las hojas en otoño, van de caminata en primavera o
montan en canoas en verano. Ashlee cree que como se necesitará personal para ayudar a
hacer funcionar el lugar, las vacaciones y las cirugías, deberíamos ser capaces de traer una
gran cantidad de nuestra manada a casa. Los otros encontraremos una manera de
encontrar.
—Ella y Tristán han ideado una manera de poner hechizos en los anuncios para
que se sientan absolutamente obligados a venir aquí tanto si quieren como si no.
—Suenas escéptico.
—Al menos ella lo está intentando. Pero me reservaré el derecho a juzgar hasta que
vea si funciona.
Él recorrió el hotel que se suponía que salvaría a la manada con la mirada. Estaba
finalmente completo, aunque ahora que el Instituto necesitaba ser reconstruido el plan se
retrasaría de nuevo.
La verdad era que Cullen deseaba que se les hubiera ocurrido un nuevo nombre.
Kendrick había tomado el nombre y lo había usado en México: nombró a su laboratorio
malvado “El Instituto” como burla hacia la casa Westervelt. Sí, ya era hora de superar las
cosas del pasado.
Tal vez todos deberían trasladarse al hotel ahora. Era fortuito que no fueran aptos
para abrirlo durante otros seis meses. No era problema de Cullen. Él siempre había vivido
aparte en su cabaña y lo prefería de esa manera, pero también debería comenzar a prestar
más atención.
El vestíbulo era una mezcla de tonos cobrizos y verdes con algunos suaves toques
de rosa que Ashlee y la madre de Summer una vez habían llamado ‘acentos’. Lo que fuera
que significara. La manada estaba dispersa en un círculo. Theo no estaba y Ashlee
también estaba ausente, igual que los niños. Tristán estaba de pie en la larga y sinuosa
escalera que conducía a los cuartos de arriba con sus brazos cruzados. Su cara le decía a
Cullen que estaba enfadado. Eso no era una sorpresa. A Tristán no le gustaba esperar, y él
y Summer se habían retrasado mucho rato.
Tristán los estudió a los dos por un momento. Sus ojos se movían de un lado para
otro entre los dos. ¿Sus habilidades de Alfa le permitían ver que él y Summer estaban
emparejados ahora?
Tristán aclaró su garganta y Cullen notó que sus ojos estaban menos hostiles.
—Gracias por finalmente unirse a nosotros. Debió haber sido una muy
importante… conversación, la que tuvieron.
—¿Cómo está el príncipe Theo? ¿Vive? —No había pensado ni durante un segundo
en el príncipe caído durante las pocas horas pasadas. Incluso aunque sabía que debería
sentirse mal por ello y sin duda preocuparse por lo que le había pasado, no sintió ni el
más mínimo arrepentimiento por haber estado concentrado en otras cosas.
—Solo la suerte y el tiempo pueden ayudar a Theo ahora. Ninguna ayuda nuestra
salvará su vida. Debería vivir, y profundamente espero que lo haga, pero nunca se
recobrará del todo. Siempre se verá quemado allí donde la criatura lo tocó. —Las quejas
que llenaron el salón hicieron que su columna se pusiera rígida. Él siempre era el
portador de las malas noticias, el mensajero al que querían matar.
—Siento mucho oír eso. —Tristán bajó la mirada—. Mi hermano yace arriba,
cercano a la muerte, fulminado por una criatura que intentó secuestrar a mi hijo y quemó
mi casa. Mi esposa está histérica, agitada. Nunca había visto tales cosas antes ni leído
acerca de ellas en ningún mito. Pero tú, Cullen, tú sabías qué hacer con ellos, como si te
fueran muy familiares.
Cullen asintió.
—Así que dime qué diablos son, por qué vinieron tras Braden y luego puedes
explicarme por qué nunca me hablaste sobre ellos antes. —Tristán había alzado tanto su
voz que algunos de la manada habían tomado posiciones serviles con su lenguaje corporal
y miradas, pero Cullen no; él lo conocía mejor. Tristán no aceptaría ni creería ese tipo de
conducta viniendo de él.
—Dale un minuto. —La voz de Summer era dura. Cullen centró su mirada en ella.
El azul de sus ojos llameaban con furia. Él podía prácticamente leer sus pensamientos. No
le gustaba la manera en que Tristán trataba a su pareja.
—No te lo dije porque pensé que el problema se había terminado. O tal vez
esperaba que lo hubiera hecho y pensé que esta sería una conversación innecesaria.
Él asintió.
—Lo hice.
—¿Te das cuenta que mantener información fuera del conocimiento del Alfa de
esta manada es castigable con la muerte? —Tristán dio un paso adelante, sus ojos de lobo
furiosos y fríos.
—Es suficiente. —La voz de Summer era alta, como la de Tristán había sido
momentos antes. Todas las miradas estaban en ella—. He tenido suficiente de esta
manifestación masculina de testosterona. Esto no tiene nada que ver con sus lobos, sino
con sus egos. Ashlee podría estar contenta de verles hacerlo, pero yo no.
Ella asintió.
—Sí. Si Cullen hizo algo, fue erróneamente tratando de proteger a los miembros
de la manada de algo que pensó que no podrían manejar. Estoy segura de que puede
explicarlo por sí mismo. Pero lo más importante es que Kendrick tiene a las criaturas y las
ha enviado aquí. Es Kendrick en quien necesitamos estar enfocados.
—¿Tienes un plan para hacer eso? —Él no dijo ‘mi amor’, pero los ojos de Summer
brillaron como si lo hubiera hecho.
—Lo tengo. —Sonrió—. Cullen pretenderá desertar. Conseguirá entrar allí y luego
él y yo mataremos a Kendrick y a Claudius y nos libraremos de este completo desastre de
una vez por todas.
¿Él iba a hacer qué? Miró boquiabierto a su compañera, al amor de su vida, y supo
que estaba en grandes problemas.
Traducido por Vafitv y Gabbi Rellez
—¿Qué quieres que él haga? —Los ojos de Tristán se salieron de sus órbitas.
—Mira, Kendrick y Claudius nos han hecho daño a mí, a ti, a todos ustedes. —Ella
se dio la vuelta. Los ojos de la manada la siguieron mientras se movía. Por mucho que le
encantara actuar, hablar en público era un tema diferente. Pero podía sentir la confianza
de Cullen en su interior. Que no te importe lo que piensen de ti. Deja que te vean, su alma
pareció decirle—. Si lo he entendido correctamente, hace treinta y tres años Kendrick,
vuestro ex alfa, el padre de Tristán y los Seis Reales vinieron a ustedes como una manada
y quisieron que consintieran que el hombre que mató a mis padres, Claudius Broseax,
experimentara. —Ella miró a Cullen buscando su confirmación y él asintió—. Se negaron.
Por lo tanto, para tratar de obligarles a estar conformes, él encontró a una bruja que
hechizó a los miembros masculinos emparejados de la manada para matar a sus
compañeras.
—Es parte del vínculo de pareja; lo entiendo ahora. La mitad de la pareja no puede
vivir una vida plena sin su otra mitad. La compulsión de terminar con su existencia y
conocer a su otra mitad en la próxima vida sería casi imposible de resistir. Lo que no
entiendo es exactamente la razón por la que Kendrick pensó que esto haría que todos
ustedes quisieran experimentar.
—Yo puede que sí. Sé cómo funciona su mente. Él debió haber imaginado que
nunca tendría el consentimiento de toda la manada. Los hombres emparejados son más
fuertes, más seguros de sí mismos. Eliminándolos de la ecuación, tenía una manda de
miembros jóvenes menos seguros a los que podría manipular con la amenaza de matar a
sus compañeras en el futuro.
Summer sabía que no era del todo cierto. Hubo dos tías que habían sufrido por la
agonía de estar sin sus compañeros durante treinta años para ayudar a mantener viva a la
manada. Ellas habían trasladado la totalidad de su poder y sabiduría a Ashlee antes de
suicidarse hacía tres años. Pero nunca las había conocido, y estaba tan harta de escuchar
las nobles hazañas de aquellos que habían muerto que pensó que iba a vomitar del
aburrimiento.
Por no mencionar que no estaba aquí para hacer una adaptación de la gran
historia de amor de Tristán y Ashlee. Tenía su propio futuro en el que pensar ahora. Un
futuro que nunca incluiría reconciliarse con sus padres. Ese pensamiento golpeó su
mente como un lanzallamas y, por un momento, no pudo respirar por el calor que
amenazaba con destruirla.
—Aquí está mi plan. Ya que mi Cullen era la mano derecha de Kendrick hasta la
traición, sugiero que vaya a México y finja que te odia, que odia este lugar y que odia
cómo ha cambiado la manada. —Ella se centró en Tristán—. Él le dirá a Kendrick que eres
un Alfa débil y que la manada se está desintegrando bajo tu liderazgo. —Summer vio una
llamarada de ira en los ojos de Tristán. Decidió que era mejor darse prisa y terminar de
explicar sus planes antes de que Tristán explotase—. Él consigue que Kendrick lo lleve
dentro. Luego me cuela dentro y matamos a Claudius y a Kendrick. No más demonios.
No más muertes. Liberamos el hotel y lo limpiamos de conspiraciones maníacas y
científicos locos.
Eso es lo que sus padres hubieran querido. Summer no podía deshacer lo que les
había pasado; no había manera de hacer nada. Pero podría terminar los proyectos que
habían empezado y asegurarse de que nada malo nunca volviera a pasar.
—¿Qué pasa con todos los lobos enfermos que han creado allí abajo? —Azriel, el
más tranquilo de los hermanos, preguntó—. Nada de eso fue culpa suya. Son enfermos
mentales de los que él ha abusado. Tenemos que hacer algo por ellos.
—Incendiaré el lugar antes de que nos vayamos. Ellos no serán capaces de hacer
daño a nadie. —Había visto a los pacientes mentales en acción. Uno de ellos había
intentado violarla. Tal vez, si se le daba tiempo suficiente, encontraría su compasión de
nuevo pero, por el momento, no tenía ninguna.
—No quería decir que deberías matarlos. Pensé que podríamos conseguirles un
poco de ayuda.
Summer puso los ojos en blanco y deseó no haberlo hecho. Los otros no
necesitaban saber cuán sedienta de sangre estaba. Az se giró hacia Cullen.
—Podría funcionar.
—No. Funcionará.
¿Alguna vez había estado tan segura de sí misma antes? Casi sonrió ante la idea.
Era el alma de Cullen en su interior. Summer lo miró, esperando que estuviera de
acuerdo. La expresión en su rostro la dejó en secreto jadeando en busca de aire. Él no
parecía feliz. De hecho, la forma en que sus ojos se encendieron, el fuerte pulso y el
abultamiento obvio en su cuello le dijeron que estaba francamente furioso.
—Yo no he dicho que lo haría —le dijo Cullen a Tristán, mirando a Summer. Ella
tragó saliva. Los ojos de él brillaron. ¿Cuál era su problema? Era un buen plan. Tenían
que ser proactivos. Era imprescindible que llevaran la lucha a Kendrick y que
determinaran las reglas del juego.
—Los tres harán esto. Cullen resolverá quién irá y quién no, pero Summer tiene
razón. Creo que podrías necesitarla en esto.
—Y una mierda. —Sus ojos brillaron. En eso podían ser iguales. Él la necesitaba,
tanto si lo sabía como si no, y necesitaba a alguien que lo levantara. Era importante que
alguien le recordara a Cullen que no era invencible y que no siempre estaba al mando.
Cullen cerró sus ojos por un segundo. Summer no quería ni imaginarse la pelea
que estaba teniendo con su lobo. Sabía que su furia animal estaba de su parte.
Summer se sentía incrédula. ¿Su propia loba estaba aliada con Cullen?
Porque sí.
Eso es simplemente ridículo. No voy a ser una carga para Cullen. Summer cruzó los
brazos sobre su pecho. Un extraño pensamiento llenó su mente. ¿Puedes comunicarte con el
lobo de Cullen sin que yo lo sepa? ¿Los dos tienen sus propias conversaciones?
Cullen suspiró y Summer supuso que había terminado con su discusión interna.
Cuando habló fue a través de sus dientes apretados.
—Bien. —Pero Summer sabía que no había ganado la discusión; solo estaba en
desacuerdo con ella en frente de su manada.
—Ahora —dijo Tristán fuertemente—, antes de que sea la hora del almuerzo,
podrías hablarnos sobre los demonios voladores. Así podremos saber cómo pelear contra
ellos si vuelven mientras están en México pretendiendo traicionarnos. —A Summer no le
gustó la forma en que Tristán dijo la palabra “pretendiendo”, como si fuera posible que
Cullen pudiera hacer eso. Por un segundo, se imaginó escarbando a través de sus ojos. La
voz de Cullen la trajo de vuelta a la realidad.
—Mudan su cara cada pocos minutos. Durante ese tiempo, son vulnerables. En
cualquier otro momento, son violentos, criaturas mortíferas, tal y como el príncipe Theo
descubrió.
Tristán asintió.
—¿Y? —La voz de Tristán apareció como una espada cortando a través de la pausa
de Cullen.
—Así que le dijo a Kendrik que se encargara él. Solo tenía once años. Ni siquiera
había cambiado aún. Pero los recuerdo buscando libro tras libro mediante místicos
esfuerzos. La mujer no quería nada que ver con eso. No lo supe en aquel momento, pero
accidentalmente levantaron algunos demonios particulares. Kendrik pensó que uno sería
suficiente, pero venían en parejas. Los levantó y los usó para localizar y matar a los
miembros de “Los Misioneros”.
—Pero no eran tan fáciles de controlar como a mi padre le hubiera gustado —se
burló Gabriel.
—Exactamente. —Cullen asintió—. Primero fueron dos. Al cabo del tiempo fueron
doscientos. Fue un desastre.
—¿Y aun así la manda lo dejó ser Alfa? —La voz de Summer sonaba forzada. Podía
sentir la emoción emanando de Cullen.
—Ellos jamás supieron nada sobre los demonios porque encontré la manera de
matarlos y eliminarlos para Kendrik. Asumí que se fueron para siempre pero Kendrik
debió levantarlos otra vez. —Cullen miró al suelo.
1
Caminantes de pieles: En las leyendas de los nativos americanos creían que eran personas que podían
transformarse en cualquier animal que desearan.
—¿Y es así como te convertiste en su sicario, no? Porque eras el único lo
suficientemente inteligente como para encontrar la forma de matar a esas criaturas y lo
suficientemente leal como para no decirle a la manada lo que Kendrik había hecho. —La
voz de Tristán era suave, sus ojos amables. Summer no tenía que mirar a Cullen para
saber que no le gustaba la pena.
—Ellos mataron a mi familia. Le estaba agradecido. Sentía que él era el único con
la fuerza suficiente como para hacer lo que necesitaba ser hecho. —Cullen se detuvo—. Era
demasiado joven.
—¿Y bien?
—Hay otro lobo cambiante de la manda vivo, creo que en Nueva Orleans. Y creo
que todavía está en posesión de tu hermana.
—¿Mi qué? —El rugido de Tristán podría haber despertado a los muertos, y
Summer no pudo evitar reírse fuertemente. Hacía mucho que se había puesto histérica.
Su pareja realmente sabía cómo montar un espectáculo. Evidentemente, ella era la única
interesada en el teatro.
Los ojos de Cullen brillaron mientras la miraba. Él sabía exactamente lo que había
hecho. Ahora todo el mundo iba a estar totalmente enfocado en la bomba que acababa
de lanzar. ¿Una hermana? Acababa de liberarse a sí mismo para hacer sus propios planes a
la vez que Tristán iba a estar completamente ocupado en otro lugar.
Traducido por Eli25 y rihano
Summer.
Ella era lo que había de diferente. Un gran cambio para su rutina al despertar. Su
alma abrazaba la suya, justo como su cuerpo se presionaba contra el suyo. Sus gestos
parecían suaves, sin problemas. Sabía que cambiarían tan pronto como despertara y la
realidad volviera. Deseaba poder dejarla dormir hasta que despertara por ella sola, pero
no había tiempo. Necesitaban recoger a Gabriel del hotel donde había dormido y
comenzar su excursión hacia México.
Sería algún tipo de justicia poética que Kendrick fuera asesinado por el hombre
que él mismo había entrenado para ser un asesino.
Los pies de Summer conectaron con su espinilla, con fuerza.
—Estás pensando tan fuerte que puedo sentirlo en mis huesos. —Cullen tiró de
Summer más apretadamente y sonrió sobre su hombro. Tenía que encontrar una manera
de evitar que intentara ir al Instituto y detrás de Claudius. Si había estado seguro de que
ella necesitaba ser mantenida a salvo antes del ritual de emparejamiento, ahora estaba
incluso más convencido de ello.
—¿En qué estoy pensando? —Él la mordió ligeramente en su hombro y ella gritó.
Giró en sus brazos y le enfrentó. Sus narices estaban a pulgadas de distancia. Él podía
sentir su cálida respiración en la boca. Salvó el pequeño espacio entre ellos y le dio un
gentil beso.
—No es un don nuevo. La telepatía podría ser nueva, pero los extraños sueños
psíquicos sí que son flamantemente nuevos. Mi habilidad para saber lo que la gente está
pensando… siempre he sido capaz de hacerlo.
El lobo de Cullen meneaba su cola con felicidad, y Cullen bufó. Summer había
hecho que su lobo actuara como un cachorro. Su compañero de cuatro patas quería darle
lo que fuera que quisiera cuando ella quisiera. Cullen también lo quería pero no cuando
eso conllevaba comprometer su seguridad.
—No tengo que ser una lectora de mentes para saber en qué estás pensando ahora
mismo. —Ella descendió una mano para golpear su rígida vara y él contuvo el aliento.
—La verdad es que no tengo ni idea de si tenemos tiempo para esto. Es posible que
él aparezca en cualquier momento.
Ella le golpeó una vez más y Cullen se sintió como si tuviera veinte años. Se
preguntaba si sería capaz de controlarse de venirse bajo su toque.
—Creo que sobrevivirás. —Sus ojos parpadearon cuando se apartó para mirarle—.
Dime algo, mi Cullen. ¿Siempre te despiertas duro?
Él sacudió su cabeza.
—Hoy es la primera vez en mucho tiempo. Creo que es porque estoy presionado
contra tu caliente y pequeño cuerpo y rodeado por tu adictivo olor.
Summer arañó su cuero cabelludo con sus uñas cuando enterró profundamente
su cabeza en la almohada de detrás suyo. Él sabía que le gustaba lo que le hacía.
Con su cabeza colgando hacia atrás, ella le dio a Cullen una amplia visión de su
cuello. Quería marcarla. Era una urgencia primitiva y lo sabía. Ya era dueño de su alma.
Infiernos, tenía que llevarla consigo a todas partes. Debería sentirse satisfecho con eso.
Pero no era suficiente. Incapaz de resistir la urgencia, levantó la cabeza de sus pechos y
mordió su cuello antes de comenzar a succionarlo.
—¿Acabas de hacerme un chupetón? —Él asintió cuando miró sus ojos azules—. ¿Lo
dices en serio? ¿Me has hecho un chupetón?
Quizás era algún tipo de instinto primario que él aún no había dominado. Quizás
todos los emparejados se hacían esto mutuamente. Aunque lo dudaba ya que no había
visto a ninguna de las otras mujeres que habían vivido en la isla marcadas por sus
compañeros. Pensó que solo era algo extraño relacionado con él.
—Lo sé. Sí. —Él levantó una ceja. ¿Adónde iba hacerlo? ¿En su cuello?
Orgullosamente llevaría su marca para que todos la vieran.
—Pero lo que no sabes es que voy hacerte esperar. No sabrás cuándo voy a pillarte.
Podría ser en cualquier momento o en cualquier parte. Solo te morderé.
Ella extendió la mano para acariciar su pecho, lo que envió escalofríos por su
espina dorsal.
—Tú no eres el hombre del saco más de lo que yo soy el hada de los dientes.
—¿Vas a hacer algo con ese chico grande o simplemente te burlarás de mí con él? —
A él le encantaba el sonido ronco que su voz adquiría cuando pensaba que estaba siendo
mala.
Se tomó un momento para besarla a fondo. Estaba húmeda, caliente y tan lista
para él. Cuándo se deslizó dentro suyo, ella dejó escapar un sonido de algo entre un
gemido y un ruego. Él sonrió. Summer era más que expresiva.
Deseó poder detener el tiempo y vivir en este momento con Summer por siempre.
Los golpes de Cullen se volvieron más rápidos, más duros, y por debajo de él podía ver los
músculos de Summer apretarse en respuesta.
Cullen juraría que ardía mientras sus pieles se frotaban la una contra la otra,
causando aún más fricción en lo que ya era un momento eléctrico. Summer envolvió sus
piernas alrededor de él más apretadamente y ahora fue su turno de gemir.
***
—¿Es ese Gabriel? —gimió Summer, y se dio la vuelta—. ¿Dónde está mi ropa?
—En los dos cajones superiores. —Cullen señaló su cómoda—. Acomodé tu ropa
por ti cuando te desmayaste anoche. No tienes mucha, solo unas pocas cosas que Ashlee
envió. Te llevaremos de compras cuando todo esto haya terminado.
Cullen suprimió la sonrisa que amenazaba con aparecer ante el tono de su voz.
Tenía que recordar que a Summer le gustaba ser muy independiente. Ella había dejado su
hogar cuando sus padres no habían apoyado su sueño.
—Solo porque nunca lo hayas conocido no significa que él no tuviera sentido del
humor. —Summer estaba de pie en la puerta, usando pantalones vaqueros y una camiseta
azul clara que resaltaba sus ojos. No pudo evitar el cosquilleo en su piel que sentía cada
vez que lo defendía, o más especialmente cuando lo llamaba “mi Cullen”. No estaba
convencido de que supiera lo que le hacía eso.
—Tal vez eso es cierto. —Gabriel miró hacia abajo a sus pies por un momento.
Cuando levantó la vista, cualquier inseguridad que Cullen hubiera visto ahí antes se
había ido. Este era el Gabriel tan duro como el acero—. Az quiere que les inyecte a los dos
estos chips localizadores.
Gabriel levantó una herramienta que se parecía a algo entre una aguja y una
pistola láser.
—¿Quieres que te deje etiquetarme con esa cosa como si fuera un perro o un
pájaro?
Gabriel asintió.
—Lo sé. Yo me opuse a esto también al principio, pero después de que Tristán
desapareciera, Az siguió adelante con lo de inventar algo que nos permitiera localizar a los
miembros de nuestra manada si desaparecieran. Esta fue la solución. Se pone bajo la piel
y, de esa manera, si no podemos llegar a ti encenderemos el chip localizador y bum, Az
podrá saber dónde estás.
—Vas a encontrarla, Gabriel. Ella está en el norte. Está oscuro y frío. Ha estado
esperando. —Cullen se dio la vuelta para mirar a Summer. Sus ojos estaban extraviados y
vacíos. Una visión, y era igual a la que había tenido en su sueño. De hecho, él sospecha
que ella las tenía todo el tiempo y no hablaba de ello con nadie.
—¿Qué?
—Te lo explicaré más tarde. No toques el tema. —Gabriel asintió, aunque Cullen
podía decir por la mirada en sus ojos que no estaba contento con la espera.
—Hablaré con Tristán. No dejaré que me inyectes ningún aparato hecho por
Azriel.
Summer dio un paso adelante, con los ojos claros. Era evidente que no iba a
comentar nada sobre lo que acababa de suceder.
—Está bien. No le tengo miedo a las agujas. —Summer le lanzó a Cullen una
mirada mordaz y Cullen miró hacia abajo. ¿Estaba siendo demasiado difícil? Si ella no
estaba en contra de recibir la inyección, ¿él no debería no estarlo?
El cuarto se llenó con una brillante luz roja y cuatro demonios voladores entraron
por el techo, haciendo llover trozos de cemento hacia abajo mientras ellos se abrían paso
a través de él. Un pedazo grande golpeó a Gabriel en la cabeza y cayó al suelo.
—¡Summer! ¡No dejes que te toquen con la parte superior de sus manos! Podrían
haber secretado el ácido.
Fue la última instrucción que le dio antes de que todo su cuerpo se llenara de
fuego. Oh, dioses, ¿qué le estaban haciendo? Cambió a su forma de lobo y sus ojos se
cerraron. Trató de forzarlos a abrirse pero no respondían.
¿Qué es eso?
Summer no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado pero todavía tenía
energía para luchar y no tenía intención de rendirse. Luchó violentamente contra los
hombres que la retenían y uno de ellos le torció la pierna brutalmente. Gruñendo, trató
de morderlos pero eran inteligentes. Usaban trajes de cuerpo completo de un material a
prueba de mordidas y tenían guantes de plástico gruesos. Cullen podría probablemente
traspasarlos pero ella no era tan fuerte. Ni siquiera en su forma de lobo, en la cual los
desgraciados demonios la habían hechizado. Pero, su lobo estaba callado.
Su mente volvió a Cullen y la última vez que lo había visto. Había estado
inconsciente durante todo el vuelo a México. Bueno, asumió que era México. Habían
volado al sur, y vio al ambiente cambiar a jungla, finalmente aterrizando en un edificio
institucional de ladrillo en la mitad de un claro que Summer asumía, era el mismo del
que Ashlee apenas había escapado cuando secuestró a la bruja para salvar a Tristán. Uno
de los demonios voladores se había llevado a Cullen mientras caminaban al Instituto.
Había estado aterrorizada, todo el tiempo que caminaron, de que la criatura que sostenía
al cuerpo inconsciente de Cullen, en sus brazos como garras, fuera a tocarlo con las
glándulas que segregaban ácido en esas fauces temibles, atemorizada por la posibilidad de
que su compañero pudiera arder como lo había hecho Theo.
Lo habían golpeado con un extraño instrumento que emitía una luz brillante
antes de que todos se hubieran ido y no contestaba a sus intentos telepáticos para
comunicarse. Miró alrededor de la habitación a donde, los cuatro hombres que la habían
tomado de los demonios, la habían traído. A su derecha, había una mesa plateada de
operación con ataduras cayendo al suelo desde ambos lados. Luces fluorescentes le daban
a la habitación un resplandor duro. Podía ver que el suelo estaba manchado con
salpicaduras color rojo y café; Summer no quería analizar muy de cerca qué podría haber
creado esas manchas.
Pero era el objeto en el centro de la habitación el que la hacía desear poder gritar.
Una jaula metálica grande con su respaldo junto a la pared que estaba frente a ella. De
repente al darse cuenta de que esa sería su ubicación, Summer empezó a luchar con más
fuerzas. De ninguna manera sería la victima de alguien. No la meterían en una jaula sin
pelear.
Se retorció en sus brazos y aulló cuando uno de ellos hizo un intento por agarrar
su pata trasera que estaba torcida. Se cayó al suelo y trató de saltar. Tres de sus patas
respondieron, pero la torcida envió dolor a través de su columna. Si pudiera poner sus
dientes en el que había causado el dolor insoportable en su pierna, lo mataría
Había dos opciones. Podría intentar matar a las cuatro personas en la habitación y
muy probablemente terminar muerta, lo que le causaría a Cullen interminables
cantidades de dolor hasta que pudiera seguirla, o podría huir. La idea de dejar a los
cuatro hombres sin causarles daño se comía su estómago pero no tanto como
potencialmente causarle angustia a Cullen.
Se giró hacia ella con sus manos pero rechazó sus intentos de golpearla. En
cambio, se lanzó a través de la puerta de la habitación y dentro del pasillo. Realmente
podría haber utilizado un poco de sus sentidos de lobo en ese momento. Era tan injusto.
No tenía tiempo para sentir lástima por sí misma, no con al menos cuatro personas
persiguiéndola por el pasillo. Sus temidos pasos resonaban detrás suyo con cada paso
lleno de tortura que daba.
Se detuvo en mitad del pasillo y se giró para mirar a sus perseguidores. Los cuatro
hombres de la habitación se detuvieron abruptamente frente a ella. Uno de ellos sostenía
una cuerda, atada al final, y supo inmediatamente que intentarían ponerla alrededor de
su cuello como una correa y arrastrarla de vuelta a la habitación con la jaula. Eso no
sucedería, de ninguna manera.
—Aquí cachorrito, cachorrito. —Su voz estaba impregnada con tal condescendencia
que Summer quería amordazarlo o gruñirle. No estaba segura cuál, pero de cualquier
manera sabía que quería destrozarle sus ojos color café.
Saltó primero sobre él, apuntando a su cara. Él se agachó un poco y sus patas
delanteras chocaron con su cuello. Lo rasgó, en un primer momento le disgustó la
sensación de sus garras de lobo haciendo contacto con la piel desnuda. Pero pronto
descubrió que podía manejar la sensación si se centraba en sus objetivos. Tenía que
eliminar a estos hombres para poder encontrar a Cullen y escapar. Cualquier persona que
se interpusiera en su camino era una partida justa. Por otra parte, este hombre había sido
parte del grupo que había enviado demonios para raptarla.
En la periferia, vio a uno de los hombres insensatos detrás suyo mientras trataba
de agarrar su espalda. Dejó ir al hombre debajo de ella, sabía que moriría desangrado en
momentos. Con un gruñido, se abalanzó sobre su próximo objetivo. Este era alto y
completamente calvo como si se afeitara todo su cabello, de una forma regular. No había
tiempo para centrarse en eso, le desgarró el estómago. Sus brazos se envolvieron alrededor
de su cuello y él apretó. Summer sintió un nudo en la garganta y sabía que si no detenía
su ataque iba a estrangularla hasta la muerte.
No moriría hoy.
Empujando sus patas traseras hacia adelante, a pesar del dolor en la izquierda,
arañó hasta la mitad inferior de su cuerpo, tratando lo mejor posible de atacar sus partes
más sensibles. Finalmente, consiguió una buena patada entre la región justo cerca de sus
testículos. Él maldijo y aflojó su agarre en su cuello, pero no la dejó ir.
—Rasgó mis intestinos, estúpido. Estoy sangrando aquí. —Fiel a su palabra, dejó
caer a Summer al suelo. Mientras Summer retrocedía, forzándose a gruñir como si fuera
un lobo rabioso, su atacante de cabeza rasurada levantó su mano fuera de su sección
media, cubierta en sangre.
Summer miró a sus ojos, gratificada de ver su terror. Tal vez no habría necesidad
de matarlo. Cullen tenía razón. Terminar con la vida de ese hombre, tan necesario como
fuera, la perseguiría cuando tuviera tiempo de pensar en ello. Si pudiera evitar hacerlo
una segunda vez, lo haría. Se apoyó baja sobre el suelo e incrementó su gruñido mientras
acechaba al cuarto hombre. Por un momento estaba realmente sorprendida de que
supiera cómo hacer lo que estaba haciendo. No tenía a su lobo consigo, al menos no
conscientemente. Pero había visto Animal Planet y sabía lo que los lobos hacían cuando
atacaban. También había visto a Cullen hacerlo cuando vino a rescatarla de Claudius.
En frente de ella el cuarto hombre se sacudió, sus ojos abiertos con miedo. Abrió
su boca como si pudiera hablar pero ninguna palabra salió. Pelear o huir. Esperaba que
fuera la última, pero estaba preparada para la primera opción. Si tenía que hacerlo, lo
mataría también.
El hombre retrocedió tres pasos antes de darse la vuelta y dar una rápida carrera.
Summer suspiró silenciosamente. Eso era un alivio. Ahora solo necesitaba decidir si
permanecería allí en el pasillo y pelearía contra el único captor saludable que quedaba o si
huiría. Cavó profundo a donde mantenía el alma de Cullen para buscar algún consejo.
Cuando lo encontró, sonrió. Cullen se quedaría y terminaría con todo, se sentiría
ligeramente enfermo por ello después. Pero esperaría que ella corriera como si los perros
del infierno la persiguieran.
Claramente, no se iría del Instituto sin Cullen. Si tenía que matar a cada persona
allí lo encontraría. Quizá necesitaba retirarse y elaborar un plan que pudiera sacarlos de
allí a ambos con menos probabilidad de muerte.
Dio vueltas a su alrededor pero no vio a nadie corriendo por el pasillo para ir tras
ella. ¿Qué estaba pasando?
Apenas tuvo tiempo para forcejear cuando la bolsa cayó alrededor de su cuerpo
desde atrás.
La voz de una mujer. Summer no pudo identificar quién hablaba. Gruñó y trató
de forcejear pero era inútil mientras estuviera encerrada en algún tipo de contenedor.
Escuchó las barras cerrarse y supo que estaba atrapada.
—No es culpa tuya, quienquiera que seas. Están haciéndole cosas extrañas a la
gente aquí. Te han hecho un lobo. Pero vamos a llevarte a América y entonces estarás
segura. Encontraremos una manera de convertirte de vuelta.
Quienquiera que fuese quien hablaba con ella, tenía un tipo de cadencia en su
voz. Pero obviamente había sido algún tipo de error. Pensaba que Summer era uno de los
lobos que Kendrick y Claudius habían creado. ¿Quería rescatarla?
Una escena inundó sus ojos. Summer parpadeó para intentar aclarar la sensación
pero era infructuoso. No tenía control cuándo tenía estas ocurrencias ni control sobre
ellas tampoco.
Podía ver a la mujer que la sostenía. Sabía qué era. Alta con lacio cabello oscuro y mejillas
que una modelo envidiaría. Estaba de pie en los bosques, nevaba. Llamaba a alguien pero nadie
respondió. Después de un momento, se estremeció por el frío y se giró como si se fuera a alejarse. Un
aullido llenó la silenciosa noche y el cuerpo entero de Summer vibró cuando lo escuchó. Uno de los
Lobos Westervelt tenía un terrible dolor. Lágrimas llenaron los ojos de Summer. Eran una manada
y no podía escapar de la reacción física de su dolor. Quería ayudar pero sabía que no estaba
realmente allí. Esto ni siquiera había pasado todavía y la única persona que podía arreglar lo que
fuera que estuviera mal era esta mujer, que la tenía de rehén ahora.
La nariz de Cullen se crispó. Sabía que el hombre estaba allí, podía olerlo.
Durante la mayor parte de su vida, había seguido ese olor como si el hombre fuera un
Dios. Y como Alfa de su manada, prácticamente lo había sido. Pero, no más. El olor de
Kendrick Kane no evocaba ningún sentido de lealtad en Cullen, solo una consciencia
arraigada de traición y odio, los cuales Cullen no había sentido desde que había
presenciado el asesinato de su familia hace tres siglos.
Si daba un paso atrás, tendría que reconocer que, de una enferma y retorcida
manera, todo el asunto era una especie de diversión. Kendrick ciertamente había salido
de su camino para crear una escena inventiva. Cullen, ahora restaurado en su forma
humana, estaba atado a una mesa de metal. Sus brazos sobre su cabeza como si fuera a ser
crucificado. Una aguja sobresalía de su mano izquierda, actualmente conectada a una
unidad por vía intravenosa, pero lista para la acción en caso de que decidieran dosificarlo
con cualquier cantidad de sustancias horribles.
Sus pies habían sido separados y atados de la misma manera que sus manos. Dos
barras de acero cubrían su cintura y cuello, haciéndole imposible siquiera levantarse a sí
mismo para mirar alrededor. Las luces se apagaron justo lo suficiente para que no pudiera
confiar en su vista, y eso significaba que era totalmente dependiente de los sentidos de su
lobo para ver cualquiera de los eventos a punto de desarrollarse.
Entonces, Kendrick cedió primero. Otra pieza de este extraño rompecabezas que
eventualmente Cullen habría resuelto. Su antiguo Alfa nunca le hubiera dejado tener ni
siquiera esa pequeña victoria. Notó que la voz de Kendrick sonaba ronca y tensa.
—Sé que estás aquí. Pero nunca te volvería a llamar mi amigo, Kendrick. —La
garganta de Cullen se sentía seca así que la aclaró—. Justo lo contrario.
—Oh, vamos, Cullen. —Kendrick tomó la oportunidad para salir de las sombras—.
¿Es esa la manera de hablarle a tu Alfa? ¿El hombre que fielmente te guió durante años,
preocupado por tu bienestar, enseñándote todo lo que sabes?
—Te concederé eso, Kendrick. Me enseñaste mucho. ¿Pero todo lo que sé?
Difícilmente. Todavía tengo algunos trucos bajo la manga.
Kendrick se rió, era el sonido de un frío y duro ruido que llenó la habitación
durante segundos antes de que desapareciera. Kendrick continuó su ritmo lento hacia
Cullen. Extrañamente, Cullen tuvo que contener su sonrisa. Kendrick ciertamente había
cogido un gusto por lo dramático estos últimos tres años.
—No tienes nada bajo la manga en este momento, Cullen. Estás completamente
desnudo, atado a mi mesa. Yo diría que tu completa existencia depende de mi buena
voluntad.
Pero ahí era donde Kendrick estaba equivocado. Su entera existencia estaba toda
con Summer. No importaba lo que Kendrick le hiciera. Tenía el alma de Summer dentro
de la suya. Siempre la tendría e incluso si Kendrick lo matara, la encontraría de nuevo en
su próxima vida. Sin embargo, no había ninguna manera de que pudiera traer a Summer
ante Kendrick ahora.
—Está bien, Kendrick. ¿Qué quieres que haga para continuarme ganando tu buena
voluntad?
Kendrick enarcó una ceja. Un rasgo molesto que Cullen se dio cuenta que hacían
todos los Kanes. Siempre lo había vuelto loco.
—Vamos Cullen… ¿aún vas a pretender que has venido a unirte a mí, después de
traicionarme?
—Sí, Cullen, tienes un traidor en tus filas. Sé que todo el plan se le ocurrió a tu
compañera anoche. —Kendrick cruzó sus brazos sobre su pecho, con una sonrisa de
satisfacción en su rostro—. Las buenas noticias viajan rápido.
¿Me necesitas?
Estaba contento de oír la voz de su lobo.
—Bueno, Kendrick, sin duda pasaste una gran cantidad de problemas para
capturarme. Estábamos en nuestro camino hacia ti. Te podrías haber ahorrado la mano
de obra y esperar hasta que Gabriel y yo llegáramos aquí.
—Dejé a Gabriel. Además, morirá pronto. No tengo ningún uso para los muertos.
—Diablos, Kendrick, es tu hijo, ¿cómo puedes hablar así de él? ¿Cómo puedes
hacer las cosas que le has hecho a tu familia?
Los ojos de Kendrick se volvieron lobo, con su voz baja caminó hacia la mesa.
—Soy tu Alfa.
—No eres nada. Tu hijo Tristán es mi Alfa. Es un hombre de bien y algún día,
cuando tú y yo estemos muertos hace mucho, su hijo Braden será el Alfa de la manada.
Tus días de tener algo que ver con Westervelt están acabados, anciano.
Kendrick todavía parecía estar alrededor de los treinta pero por la forma en que
sus cejas se estrecharon y se acariciaba la parte inferior de su barbilla, Cullen podía ver
que el insulto lo hirió. Su antiguo rostro de Alfa se apretó con rabia antes de suprimirlo.
—¿Cuál es ese?
—Asumes que te quería. Eras solo un bono, un peón. Siempre lo has sido.
—¿Así que ya estás unido? —Kendrick rió—. Y solo has estado emparejado durante
un día. Vaya. Encontré que todo el asunto del emparejamiento está sobrevalorado. Pero
bueno, jugaré bien, ya que estás atado a la mesa y no vas a ningún lado. La familia
Morrison ha estado siempre llena de videntes. Tienen el don de la visión. Las habilidades
de la compañera de Tristán son impresionantes, pero no están a la par con las de su
madre. Es decir, hasta que Victoria se casó con ese humano y destruyó su talento natural.
Tan repugnante lo que algunos lobos harían. Pensé que tal vez mis nietos habían
heredado el don, pero me preocupaba que la debilidad de Tristán lo hubiera destruido.
Pero luego escuché de Summer.
Voy a matarlo.
Cullen y su lobo estaban por una vez en completo acuerdo. Solo escuchar al
enfermo bastardo decir su nombre hacía que le dieran ganas de explotar.
—Puedo ver como te molesta esto, Cullen. Lástima que hayas crecido tan débil.
Pero no te preocupes, arreglaré eso.
—¿Por qué crees que Summer es una vidente? No tiene el don. —Siempre podía
mentir como el que más. Solo esperaba ser lo suficientemente bueno para eso esta vez.
Kendrick negó con su cabeza. Sus ojos marrones, los mismos que los de su hijo,
pero fríos y mucho más crueles, miraron a Cullen.
—Lo ha tenido durante años. Mis fuentes me dicen que incluso cuando era niña,
podía decir y hacer cosas raras. A veces sabía cosas que no debía.
—¿La has estado vigilando? ¿Qué, envías gente a su ciudad para hacer preguntas
como una especie de reportero de un periódico? Ja. Realmente has alcanzado nuevos
niveles de ser patético. Dime, Kendrick, ¿por qué necesitas a los espías y a los videntes? Ni
siquiera puedes encontrar a las mujeres desaparecidas, ¿cierto?
Kendrick golpeó sus puños sobre la mesa y Cullen la sintió vibrar debajo de él.
—Encontraré a esas mujeres primero, así tenga que torturar a tu pareja todos los
días durante los próximos sesenta años, hasta que muera de vejez. Te dejaré atado a esta
mesa para la totalidad del proceso donde puedas verlo. Sentirás cada vez que grite. La
dejaré sanar solo lo suficiente para que la próxima ronda de tortura le cause más dolor y
no habrá nada que puedas hacer al respecto. Para el momento en que haya terminado
estarás rezando por la muerte.
—Tienes que estar desesperado para haber vuelto a llamar a los demonios. Nunca
podrías controlarlos y no eliminaré el problema por ti esta vez.
—¿Un acuerdo? ¿Has perdido cualquier célula del cerebro que te quedaba? No
tienes un acuerdo con esas criaturas. Destruyen todo. Eso es lo que hacen. Es todo lo que
hacen. —Cullen podía oír el borde frenético en su voz ¿Por qué estaba siquiera
molestándose en razonar con Kendrick? El día en que el hombre había entregado a la
manada para ser maldecido por una bruja, Kendrick había demostrado estar
completamente loco. Pero Cullen lo quería enojado y distraído. Cualquier cosa que le
diera una ventaja sobre su antiguo Alfa. La ira lo haría descuidado y débil. En esas
circunstancias, Cullen tal vez podría escapar. Era una posibilidad muy lejana pero
rendirse iba en contra de todo lo que Cullen era. Especialmente en lo que se refería a
proteger a Summer.
—Entonces deja que los demonios destruyan a los humanos. Buen final para la
mala basura. Como dije antes, los muertos no me interesan.
—No sé por qué estoy sorprendido. Destruiste a tu propia gente. ―Ahora tal vez
tendría una respuesta de Kendrick sobre por qué y cómo había podido hacer lo que hizo
treinta y tres años atrás. Cómo había podido traicionarlos a todos por Claudius,
entregarlos a la maldición de las brujas, y traicionarlos a todos de la peor manera posible.
Tal vez podría finalmente ser capaz de entender como un hombre que consideraba su
amigo, mentor y líder pudo haber sido tan diferente de lo que parecía.
—Traté de darle todo a la manada. Fui hacia ellos, les conté mis gloriosos planes,
que finalmente nos darían poder y nos permitirían salir de las sombras y de la vida que
llevábamos, escondiéndonos de los cazadores humanos y de sus juicios. Pero todos
ustedes se burlaron. Que yo recuerde, tú contradijiste con la más fuerte disconformidad,
amigo mío.
Cullen gruñó.
—Les ofrecí a todos ustedes más poder de lo que pudieran llegar a imaginar.
Cullen golpeó la mesa con sus manos, el único movimiento que sus ataduras le
permitían. Podía sentir el sudor cayendo por su piel desnuda.
―Nunca quisimos poder. Nuestros lobos, nuestros lobos sanos, no quieren esas
cosas. Por primera vez en un siglo, nos habíamos instalado donde nadie nos molestara.
Nuestra isla era nuestro santuario y tu pareja tuvo que sacar a las mujeres de allí en medio
de la noche. Se fueron y tal vez nunca volvamos a verlas, pero puedo garantizarte algo,
Kendrick Kane, tu hijo, aquel que intentaste evitar que encontrara su fuerza, es más
fuerte de lo que alguna vez fuiste o de lo que podrías esperar ser. Tristán nunca te dejará
encontrar a esas mujeres. Te reducirá a cenizas primero. —Cullen se mantuvo bajo
control—. ¿Por qué quieres a las mujeres siquiera?
―Nunca has tenido mucha visión, Cullen, ¿cierto? Claudius y yo romperemos las
restricciones de los vínculos de pareja. Lo hizo una vez conmigo. Quiero a las mujeres
para que puedan engendrar la próxima generación de mis lobos. Lobos perfectamente
criados y entrenados que nunca desobedecerán y siempre seguirán mis órdenes.
―¿Quieres encontrar a estas mujeres para así poder violarlas y obligarlas a tener
hijos para ti?
Cullen reconocería esa voz donde fuera. Claudius. El hombre que había venido
con Kendrick a la isla para convencerlos de los experimentos científicos. Era el científico
que creía que podía emplear el poder de los lobos dentro de ellos para crear alguna
especie alterada de ejército. Era el hombre por el que Kendrick había traicionado a todos.
Al sonido de su voz, Cullen quería romper sus cadenas y arrancarle la cara al hombre.
—Te dije que no debía ser molestado durante varias horas. Eso es lo único que
pedí. Un par de horas para ponerme al día con mi mano derecha, o lobo según el caso,
Cullen Murphy. —Cullen rodó sus ojos. Kendrick estaba muy satisfecho de sí mismo.
Realmente se creía divertido. Era patético. ¿Por qué había pensado alguna vez que el
hombre era importante?
Porque era nuestro Alfa. No era un lobo enfermo en ese entonces. Puedo oler
su locura. Kendrick era diferente.
Sabía que no necesitaba decirle esto a su lobo pero se sentía bien compartir sus
dudas.
―¿Ustedes qué? —Cullen conocía ese tono muy bien. En el pasado, habría rogado
y suplicado para no oír ese tono en la voz de Kendrick. Ahora se deleitaba en él. Habían
perdido a la chica. Eso significaba que Summer había escapado. Contuvo su alegría. No le
daría a Kendrick un punto de apoyo.
—Escapó.
—No estoy preocupado. Volverá por ti. —Atravesó la habitación hasta la esquina y
Cullen pudo oírlo jugueteando con algo. Cuando regresó llevaba una bolsa de
intravenosa en su mano. Unió la bolsa a la aguja en el brazo de Cullen. Inmóvil como
estaba, no tenía ninguna manera de detenerlo. Tan solo podía observar como una bolsa
llena de un líquido azul comenzaba a gotear a través de un tubo que iba a su brazo.
―Volverá a por ti y cuando lo haga les tendremos a los dos de nuevo. Kendrick
tendrá a su mano derecha, quién no podrá desobedecerlo y yo tendré a mi vidente y a la
primera reproductora para el grupo. Y ustedes dos finalmente vivirán vidas útiles.
Cullen sacudió su cabeza. Apretó los dientes por la abrasión que había empezado
en su mano debido al líquido azul.
—No serás el mismo lobo cuando Summer regrese. No querrá volver a verte nunca
más.
Pero Claudius no conocía a Summer. Nada la detendría. Solo tenía que esperar
que algo la detuviera de regresar.
―¿Qué voy a ser si no soy el mismo lobo?
―Uno de los nuestros. Serás un títere. El gran Cullen Murphy, el hombre que
Kendrick entrenó para ser el mejor asesino del mundo, rebajado a ser un esclavo
controlado por mí.
—Claudius, hay muchas razones por las que vas a morir. Mataste a los padres de
Summer. Por eso, haré tu muerte dolorosa. También jugaste un papel importante en la
destrucción de mi manada, por eso morirás lentamente.
Oh, solamente alrededor de 500 veces, pero Summer no podía culparla por
balbucear. No hubiera sabido qué hacer con una persona que pensaba que era un lobo
cambiador cautivo, incluso si resultaba que ella misma no fuera uno. De hecho, Summer
había ido tan lejos fuera de su habitual forma de comportarse y no causarle problemas a
la mujer, que estaría sorprendida si Faith no comenzaba a sospechar que era en realidad
un lobo común y no una cambiadora en absoluto.
De algún modo había entrado por la fuerza al Instituto y robó un lobo. Faith no
era solamente frívola, la cual había sido la impresión inicial de Summer.
Demonios, había tanto que Summer no entendía de esta situación, que nada más
debería sorprenderla.
—Summer, estamos yendo por ti. —Una voz familiar se filtró. ¿Tristán? ¿Qué
demonios estaba haciendo el Alfa allí? ¿Cómo la habían encontrado?—. Tenemos el coche
rodeado. Quien sea la que te tenga, pagará.
Faith contuvo el aliento. Summer deseaba poder asegurarle a la otra mujer que no
le harían daño, pero más allá del hecho de que no pudiera hablar, no estaba convencida
de que Faith no estuviera en peligro por su manada. Probablemente asumirían que era un
enemigo y Summer ni siquiera podía hablarles telepáticamente y decirles que solo estaba
loca, una mujer balbuceante atrapada en todo esto.
No, Summer tuvo suficiente. Nadie pelearía, nadie la rescataría, y saldría por sí
misma del remolque. Se dio la vuelta, con una mueca por el dolor en su pierna, y se
acercó a la puerta del remolque. La arañó y giró los ojos. Estaba arañando la puerta como
un perro. Tenía la esperanza de que Tristán y los demás que estuvieran por allí, ya que no
les podía oler gracias al hechizo de Kendrick, solo abrieran la puerta.
—No, no, no, amiga. —Si Summer hubiera podido poner los ojos en blanco
cuando oyó la voz de Faith, lo hubiera hecho—. Son hombres malos. Utilizaron magia
para detener el remolque. Ellos son los que te hacen daño.
Ninguno de los hombres afuera era malo. Ninguno era tan bueno como Cullen,
pero cada vez pensaba más en ellos como familia. ¿Habían usado magia para detener el
remolque? Summer contuvo el aliento. La única ahí afuera que podía hacer ese tipo de
magia era Ashlee. Eso significaba que Ashlee estaba allí. Su hermana. En su vida, nunca
imaginó que pudiera estar tan emocionada por encontrarse con su hermana. Summer
suponía que Faith intentaba estar tranquila, así que no pudo creerlo cuando la otra mujer
abrió la guantera y sacó una pistola.
No. No permitiría que Faith, linda como pudiera ser, le disparara a cualquier
miembro de su manada que de alguna manera habían ido a rescatarla. Saltó hacia Faith,
que gritó antes de dejar caer el arma. Summer apretó los dientes alrededor del arma.
¿Pequeño lobo? ¿De qué tamaño suponía esta mujer que era un lobo? Summer
resopló. Había escuchado la misma discusión sobre su falta de altura toda su vida. Como
lobo, se sentía prácticamente enorme.
Summer arañó de nuevo y esta vez se abrió. Gabriel y Michael estaban frente a
Tristán. La cabeza de Gabriel estaba vendada.
Summer cojeó y dio dos pasos del remolque hacia la multitud. Parecía que toda la
manada, a excepción de Theo, hubiera salido para rescatarla. Todavía no tenía claro
cómo la habían encontrado y hasta que uno de ellos, probamente su hermana, pudiera
encontrar un modo de traer de vuelta a su lobo y su voz, no explicaría nada.
La mujer tenía agallas. Tal vez nada de sentido común, pero sí mucha valentía.
—No eres del Instituto, ¿cierto? Mira, solo quiero ayudar a esa pobre gente de allí.
Se llevaron a Andrew. No estaba bien, pero nunca hizo nada para lastimar a nadie, no en
los veintiocho años que lo conocí. Pero cuando lo encontré, estaba diferente, cambiado,
casi animal de alguna manera. —Summer podía escuchar la emoción en la voz de Faith. La
mujer se mantenía calmada por un hilo muy delgado. Los otros miembros de la manada
que todavía tenían acceso a sus lobos, probablemente podían oler su angustia. Tristán dio
un paso hacia atrás dándole su espacio y Ashlee se adelantó hacia su derecha.
Tristán habló primero. Summer notó que sabiamente llevaba sus gafas de sol para
disfrazar sus ojos de lobo. A diferencia de los demás, como Alfa, Tristán nunca podría
ocultar su verdadero ser del resto del mundo.
Azriel se adelantó.
—Deben estar drogándolos, haciéndolos adictos a algo que les dan, algo que
causaría una abstinencia mortal, mi Alfa. Esto es la clase de cosa que Ashlee vio la última
vez que estuvimos en el IPAG, cuando vinimos a encontrar a la bruja. —Tristán asintió
hacia Az, pero el Alfa nunca quitó los ojos de Faith.
—Intenté conseguir ayuda, pero mi trabajo me obliga a estar sola la mayor parte
del tiempo. Además, ¿quién me creería si empezaba a hablar acerca de hombres
convirtiéndose en lobos y de extraños experimentos? Lo desecharían como si fuera basura.
Cuando lo encontré… —Faith inhaló profundamente y Summer aprovechó la
oportunidad para avanzar y frotarse contra Ashlee. Tal vez su hermana entendería la idea
de que necesitaba ayuda.
—Está herida.
Faith asintió.
—No sé quién es. Ni siquiera sé quién es ella, y tengo la impresión de que ustedes
son lobos también. ¿Pero no de ese lugar?
—Mi nombre es Faith Anderson. Mira, obviamente ella pertenece con ustedes.
Solo me alegro de haberla sacado de allí. La dejo con ustedes ahora. —Faith se dio la
vuelta.
—Espera —Tristán la llamó. Su voz era una orden y, como con la mayoría de las
cosas que Summer encontraba ciertas acerca de Tristán, era obedecido. Faith dejó de
moverse—. Quiero escuchar más de cómo entraste y saliste de ese lugar.
—Tristán. —Ashlee interrumpió lo que fuera que el cuñado de Summer iba a decir
a continuación—. No creo que Summer se pueda comunicar. He estado tratando de
hablar con ella telepáticamente y ni siquiera creo que me pueda oír. —Su hermana tenía
razón. Summer no tenía ni idea de que Ashlee estaba intentando hablar con ella—. Creo
que está atascada en esta forma.
Tristán se acercó a Summer y se inclinó para mirarla. Se quitó las gafas y Summer
escuchó a Faith jadear. Los ojos de Tristán hacían eso a cualquiera que no estuviera
preparado para ellos. Summer levantó la mirada hacia Faith y la vio luchando por salir de
las garras de Gabriel.
—No hay necesidad de retenerla, Gabriel. Estoy seguro de que la Sra. Anderson no
se irá hasta que le digamos que está bien hacerlo. —Sorprendentemente, Faith dejó de
luchar y Gabriel la dejó ir. Incluso los no cambiantes escuchaban a Tristán ahora.
—Tenemos casi toda la manada aquí. —Las cejas de Tristán se curvaron hacia abajo
a medida que hablaba—. No es lo ideal, pero estamos aislados aquí. Daremos alerta si
alguien viene.
A Summer le encantaría saber eso también. Su pata dolía, estaba caliente, picante,
y sudorosa, y se moría por llegar a Cullen. Le dolía el corazón cuando se permitía incluso
pensar en su nombre. ¿Estaba bien? ¿Lo habían herido a causa de su desaparición? La
necesitaba. Podía sentir todo eso en su alma. Había vivido demasiado tiempo sin ella y
esto era demasiado como una separación demasiado temprana después de su
emparejamiento. No estaba segura de por qué era tan clara en esto, excepto que sostenía
su alma con la suya y había algunas cosas acerca de Cullen que Summer apenas conocía.
La agonía que sentía ante su despedida no era nada comparado con lo que estaba
sufriendo sin ella.
Tristán asintió.
—No hay tiempo como el presente. Tenemos que saber lo que pasó, Summer no
puede decírnoslo, Cullen podría estar herido en algún lugar y no lo podemos seguir de
cerca por lo que no podemos encontrarlo, y mi esposa va a enloquecer si no restauro a su
hermana de inmediato.
¿En serio? ¿Ashlee se molestó por su ausencia? Algo acerca de esa afirmación la
hizo sentir cálida por dentro durante un momento. Parpadeó. En su forma de lobo no
podía llorar, pero eso no significaba que no sintiera la emoción o la necesidad. De hecho,
se sentía como si fuera a explotar por todas las lágrimas no expresadas que tenía dentro.
Gabriel dio un paso adelante.
—¿Qué debemos hacer con la chica? —Hizo un gesto con la cabeza hacia Faith.
—Déjala. Ashlee limpiará sus recuerdos antes de que se vaya. Será como si todo el
asunto nunca hubiera ocurrido.
Tristán la miró directamente, con los ojos intensos, con su mirada intensa.
—Vuelve a mí. Llamo a todos los miembros de mi manada al alcance del oído, a
adherirse a mi llamado. Vuelve a mí, Summer. Todos los miembros de mi manada
responderán a mi llamada.
Estoy aquí.
¡Su lobo! Podía oír su voz de nuevo. Incluso en su estado peludo, Summer tuvo
que tragarse el nudo que se formó en su garganta.
Él nos llama.
Sí, lo hace. Devuélveme a mi forma humana. Tú eres la magia dentro de mí. Devuélveme.
Tú puedes deshacer lo que sea que ellos hicieron.
Summer se puso rígida cuando el cambio se encontró con ella. Su cuerpo vibraba.
Lo que había sido doloroso la primera vez, ahora se sentía natural y fácil. Sus huesos,
músculos y piel se desfiguraban sin queja, como si no fuera más que un trozo de arcilla
siendo remodelado en una forma diferente.
Detrás de ella, escuchó un grito de agonía, pero no podía darse la vuelta para
mirar mientras su cuerpo cumplía la orden de su Alfa. Cayó al suelo con un ruido sordo,
su tobillo lesionado cedió debajo de ella. En algún rincón de su mente, observó que había
algunos beneficios de estar en su forma de lobo. Estaba protegida de mucho más dolor de
esa manera.
Donde Faith había estado de pie, estaba ahora un lobo negro y oscuro. El lobo
aulló y rodó por el suelo, claramente en angustia.
—Es una de nuestras perdidas. —Tristán dio un paso adelante lejos de Ashlee y
Summer, hacia el lobo que aullaba. Summer podía recordar la sensación de hacía tres
años. Fue insoportable pasar por el primer cambio. Summer no envidiaba a la chica, pero
tenía otras cosas en las que centrarse.
Ashlee tomó una mochila del suelo y le entregó a Summer una camiseta larga. Ella
sonrió y se la colocó. La verdad era que no estaba acostumbrada realmente a la desnudez
que venía con los cambios. Especialmente sin Cullen alrededor.
Summer vio como tres de los miembros de la manada rodeaban la versión lobo de
Faith. Todo el mundo estaba tratando de conseguir que se calmara. Ella se lanzaba de
derecha a izquierda aullando. Sus orejas estaban hacia atrás y la cabeza se movía de un
hombro a otro, buscando desesperadamente un escape.
—Detente, Faith. —Había autoridad en la voz de Tristán. Faith gimió y cayó al
suelo en obediencia.
—Supongo que la misma magia que te llamó de regreso, llamó al lobo de Faith.
Ordenó a todos los miembros de su manada al alcance del oído que se unieran a él.
Summer asintió.
Summer asintió.
—Deja de sonar tan sabia. Solo has estado en esto tres años.
Ashlee se rió en voz alta y se tapó la sonrisa con la mano. Tristán le lanzó una
mirada que incluso Summer sabía leer. Ahora no era el momento para la jovialidad.
Summer estuvo de acuerdo. Necesitaba a Cullen. Pero había algunas pequeñas cosas que
tenía que decirle a Ashlee primero.
—Bien es un término relativo, pero Tristán pensó que sería bueno para él pasar un
poco de tiempo fuera de su propia cabeza. Así que le ordenó hacerse cargo de los niños
hoy. No estaba muy contento.
—Ashlee, lo siento. No lo entendía. Lo hago ahora. —Fue muy difícil para Summer
pedir disculpas, siempre lo había sido, pero tenía que decirlo.
—No estaba emparejada. No lo entendía. Haría cualquier cosa para conseguir que
Cullen volviera justo ahora. Incluso arrastrar a papá a México. Mamá estaba emparejada.
Lo habría entendido también.
Ashlee sonrió, era una sonrisa triste pero Summer podía ver que sus ojos
brillaban.
—Tú viniste a mi ceremonia cuando ni siquiera creías que algo de esto era real.
Eres mi hermanita. Y no podría haber evitado que Tristán saliera de la isla, incluso si
quisiera. Su cuñada y el mayor guerrero de su manada, el hombre que fue su ídolo
cuando era niño, ¿ambos secuestrados por demonios? Pensé que su cabeza iba a explotar.
Summer vio como la escena frente a ella, con Faith, continuaba desarrollándose.
Ashlee asintió.
Summer sonrió.
—Voy a agradecer al destino por el preaviso y patearé algunos traseros. Así que
necesito a ese lobo de ahí para que me diga cómo entrar. ¿Crees que podrías conseguir
que tu esposo la traiga ahora?
Traducido por Gabbii Rellez y Elygreen
¿Estás bien?
Estoy molesto de estar atrapado en esta mesa. Quiero matar al hombre con cara
de cerdo. Pero aparte de eso, estoy bien.
El silencio de Claudius era un buen cambio. Pero todavía molestaba a Cullen que
no pudiera identificar lo que estaba a punto de ocurrir. Se apretó contra las restricciones.
Sin suerte. Seguía atrapado como siempre.
¿Cuándo desarrolló su lobo sentido del humor o límites morales? Cullen gruñó en
silencio.
Kendrick se burló.
—Si necesitas algo, Cullen, primero vas a tener que rendirte a mí.
Demonios, suponía que no tendría nada de agua pronto. Pero ese no era el por
qué había molestado a su antiguo Alfa.
Cullen cerró los ojos. No hubo una respuesta real de Kendrick hace treinta y tres
años y obviamente no la hubo hora.
No parecían casi doscientos cincuenta años desde que Kendrick conoció a Mary
Jo. Dos siglos y medio. Los dos se habían visto tan jóvenes e increíblemente enamorados.
¿Qué había pasado? Si llegaba a salir de esta situación, Cullen se aseguraría de que jamás
le sucediera eso en su relación con Summer.
—Te sorprenderías de lo que puedes soportar cuando eres la criatura más poderosa
del planeta.
Cullen abrió sus ojos para observar a Kendrick. Se sentaba al otro lado de la
habitación, con una media sonrisa engreída de auto satisfacción en sus labios. ¿En serio?
—¿Es eso lo que eres? ¿La criatura más poderosa del mundo? —Cullen trató de
mantener la burla fuera de su voz, pero falló—. La mayoría de las personas ni siquiera
saben que existimos, mucho menos que tú existes.
Cullen cerró los ojos. El hombre tenía planes para la dominación mundial. ¿Por
qué no estaba sorprendido? Cuando la piel de gallina apareció en sus brazos, abrió
ampliamente sus ojos. Algo estaba por ocurrir. Solo lo sabía. Sus oídos zumbaban y podía
sentir el sudor formándose en la parte de atrás de su cuello. Todas las señales de acción
inminente. Luego verían si Kendrick Kane era todo poderoso como pensaba.
***
—Díganme otra vez por qué los estoy ayudando después de que me convirtieran en
un maldito lobo —susurró Faith, detrás de Summer, mientras se arrastraban por las más
asquerosas, picantes y olorosas aguas de alcantarillas que jamás habían encontrado,
incluso al haber vivido en la ciudad de Nueva York y haber visto las tapas de alcantarillas,
fuera de su departamento, explotar por lo menos una vez cada pocos meses.
Tenía que admitir que el plano de IPAG era impresionante. Había sido
construido completamente independiente y todos se habían visto aliviados por haber
podido localizar el inicio del sistema de alcantarillado en las afueras del edificio principal.
Faith resopló.
Faith suspiró.
Sacudió su cabeza y se recordó a sí misma, mientras gateaba a través del lodo, que
no estaba teniendo una visión, no del tipo al que estaba acostumbrada de todas maneras,
sino un común y corriente ataque de ansiedad. Determinación era lo que se necesitaba en
esta situación. Necesitaba ser fuerte. Debajo de sus manos, el lodo se sentía blando. Cerró
su boca e intentó no respirar. Demasiado más de esto y empezarían las náuseas. Eso no
sería bueno para nadie.
Concéntrate.
—¿Te arrastraste por toda esta porquería llevándome en esa bolsa? —Summer
estaba segura, incluso con el tremendo dolor que había sentido en su pata, que hubiera
recordado el olor y la gran cantidad de tiempo que les estaba tomando atravesar la
alcantarilla.
—No. —Faith suspiró—. Te mostraré lo que le hice a las cámaras cuando lleguemos.
Les coloqué un bucle, para que así tú y yo simplemente nos escabullamos por la puerta y
tengamos suerte.
—Brillante.
Faith rió.
Más adelante había una puerta de metal con las palabras “Servicios públicos”
impresas en ella. Esta puerta le tomó a Summer un poco más de tiempo, pero se las
arregló para tirar de sus goznes en cuestión de momentos.
—Quizás en tu caso debí decirte que fueras gentil. Vaya. Mujer Maravilla.
Summer sonrió
Summer asintió.
Faith asintió y Summer esperaba que fuera tan buena en cumplir este tipo de
misión como parecía serlo. Fortaleciéndose a sí misma con una profunda respiración, lo
dejó salir lentamente. Con su lobo de regreso, podía olfatear una impresionante cantidad
de detalles acerca del Instituto. El aroma de dolor y enfermedad golpeó su nariz primero y
entornó los ojos, resistiendo la urgencia de cubrir su nariz con su mano. Eso no serviría
de nada. Necesitaba olfatear a Cullen. Había cientos de personas en el Instituto y no era
tan buena usando sus sentidos de lobo todavía, pero el aroma de Cullen, el familiar
aroma de hogar y seguridad se abrió paso en su mente.
Estamos aquí, Summer. Acabamos de capturar su aroma y nos estamos moviendo hacia su
posición.
Su hermana bufó.
Summer caminó por el pasillo, manteniendo sus pasos constantes. De nuevo, otra
mejora de su visión, no estaba corriendo por el pasillo a un ritmo frenético. Se obligó a
mantener su velocidad lenta y uniforme.
No hay nada divertido acerca de tomar una vida. He tomado una, quizás dos hoy. Cullen
trató de advertirme pero no lo entendía.
Lo entendía ahora. Tomar la vida de Claudius podría llenar alguna parte de ella
que necesitaba venganza, pero la verdad era que también sería algo que nunca podría
dejar ir, mientras que su necesidad de venganza podría flaquear con el tiempo.
Vaya.
Por primera vez en su vida había dejado a su hermana virtualmente sin habla. No
podía recordar la última vez que Ashlee había sido reducida a respuestas de una palabra.
El aroma de Cullen se hizo más fuerte y supo que pronto estaría en su presencia.
Su corazón se agitó. ¿Qué le habían estado haciendo desde que ella había sido tomada?
Desesperadamente quería llegar y hablar con él telepáticamente pero sabía lo que él diría
si lo hacía. Le ordenaría que diese la vuelta.
Las luces fluorescentes por encima de su cabeza zumbaban dando al pasillo una
sensación aún más inquietante de lo que ya se sentía. Summer respiró hondo. Sabía que
si lo necesitaba, siempre podía permitir que Tristán y Gabriel ejecutaran la operación.
Pero no era una cobarde, al menos trataba de no ser una, y Cullen era su compañero.
Nadie le quitaría su gozo en rescatarlo.
Metió la mano en el bolsillo de la chaqueta que le había prestado Azriel y sacó el
arma de Faith. En su visión, no había estado armada. A pesar de que había detestado
quitarle la vida a su agresor, más temprano ese día, si tenía que hacerlo, dispararía. Cullen
valía la pena cualquier angustia que eso le causara. Él haría más que eso por ella.
Es un lobo enfermo y malo. Pero no como los otros. No fue hecho de esa
manera.
Summer tragó. Solo una persona calificaba para esa descripción. Kendrick Kane.
Su mente daba vueltas. Estaba en un gran problema.
Si Kendrick estaba en la sala, y ella lo podía oler, el antiguo Alfa de los Lobos
Westervelt sin duda sería capaz de olerla. Sus planes para colarse sin ser detectada volaron
por la ventana.
Kendrick es mío. La voz de Tristán habló finalmente y, aunque estaba segura de que
los demás compañeros de la manada se opondrían a que Tristán se pusiera en más
peligro, su declaración no permitía ningún argumento o respuesta.
Entrecerró los ojos y se puso de pie, haciéndose visible a través de la ventana. Sin
pensarlo dos veces, abrió la puerta. Tanto Claudius, con cara de cerdo, como Kendrick
estaban frente a la puerta, como si ya hubieran anticipado su llegada. Había tenido la
razón, Kendrick la había olido.
—¿Qué te dije, Cullen? Tu pareja nunca te dejaría aquí. Y ahora que está de vuelta,
es nuestra.
Summer había esperado no volver a oír la voz de Claudius, pero se encontró con
que no estaba molesta por ello. Una extraña sensación de calma entró en su cuerpo. Era
similar a la sensación de niebla que recibía cuando estaba a punto de tener una visión,
pero diferente. Sacudió su cabeza. Ahora no era el momento de que una nueva habilidad
se presentara. Había demasiado en juego.
¿Hacer qué?
Nunca me dejas que te proteja. Me mantienes lejos, incluso ahora. Pero soy
parte de ti, Summer. Siempre lo fui y siempre lo seré. Cullen es mi compañero,
también. Me gustaría salvarlo, si me lo permites.
—Summer, ¿qué estás haciendo aquí? Vete. Corre. —La voz de Cullen apenas
penetraba la niebla que se apoderó de su mente. ¿Ahora era el momento de confiar?
¿Finalmente dejar a su lobo tomar el control y dirigir los acontecimientos? Deseó tener
tiempo para considerarlo, pero Cullen estaba atado a una mesa, con una vía intravenosa
en el brazo haciendo, solo los Dioses sabía qué.
Hazlo.
Su lobo gritó de alegría ante una extraña sensación de cosquilleo que atravesaba
su piel. Miró al suelo, su visión se agudizó. Levantó la vista y sonrió. Ahora lo entendía.
En horror, Cullen miró, con su boca cayendo abierta, a Claudius caer al suelo.
Summer lo había hecho. Había disparado y asesinado al hombre que mató a sus padres.
Ladeó su cabeza como si examinara una pieza fina de arte y no como que hubiera acabado
con una vida. Caminó hacia adelante hasta que estuvo frente al cuerpo, manteniendo la
pistola apuntada a Kendrick.
Cullen desplazó su mirada hacia el otro hombre. El antiguo Alfa se había movido
desde que ella levantó la pistola, y ahora su boca colgaba abierta, sus ojos eran enormes.
—¿Puedes medio cambiar? —Cullen bufó. Dejen que el hombre se enfoque en eso y
no en la muerte de su amigo de treinta años.
—Tristán va a matarte. —La voz de Summer sonaba tan reservada, tan calmada, tan
no-Summer. Cullen apenas podía creer lo que pasaba a su alrededor.
—Entonces córtame las ataduras y terminemos con esto. —Cullen se detuvo. Esto
tenía que ir perfectamente—. A menos que tengas miedo.
Tal vez fuera un cliché pero a Cullen no le importaba. Eran hombres fuera de
época, nacidos en otro tiempo y justo como él nunca toleraría que alguien le llamara
cobarde, tenía un sentimiento muy fuerte acerca de que Kendrick tampoco lo soportaría.
Después de horas unido a la mesa, finalmente ser liberado hizo que su cabeza y su
cuello se sintieran sueltos, pero no tenía tiempo para deleitarse con la sensación.
Necesitaba sus manos liberadas. Kendrick se movía rápidamente pero se sentía como si le
tomara una eternidad. Finalmente, el otro hombre quitó el tubo intravenoso y
desenganchó sus manos.
Con sus manos libres, estiró una mano y apretó el cuello de Kendrick. Su antiguo
Alfa trató de retroceder pero Cullen era más rápido.
Sería tan fácil quebrar su cuello. Un rápido chasquido y todos los problemas
relacionados con Kendrick Kane terminarían. Podría proteger a su compañera y terminar
los problemas de su Alfa con un chasquido o un apretón más fuerte. Summer corrió a la
orilla de la cama y quitó las ataduras que aún sostenían sus piernas.
—Tristán estará aquí en cualquier minuto. —Su voz sonaba con el sonido de su
medio cambio. Sus ojos lobo, su cuerpo humano, su Summer todavía no había regresado
a ella misma.
—Hueles como a ti mismo pero alterado. ¿Comiste algo extraño o tomaste algún
tipo de droga? —No tenía ni la entonación de su voz. Cullen se preguntaba si en su actual
estado podría sentir alguna emoción. Él nunca trató de sentir mucho cuando había
estado en ese doble estado por sí mismo, su entera atención había estado en no vomitar
por la influencia de la sensación extrasensorial en su cerebro.
¿Qué? ¿De quién era esa voz? Sacudió su cabeza. Algo estaba mal.
Kendrick comenzó a reírse. ¿Por qué se estaba riendo el hombre? Lo tenía por la
garganta. Podía terminar con su vida en cualquier momento.
El toque de una mano en su brazo lo hizo saltar y abrir sus ojos. Summer estaba
de pie junto a él, sus ojos de vuelta a su hermoso azul normal. Todo indicio del lobo se
había ido. ¿Por qué estaba aliviado?
—Cullen, ¿qué está pasando? ¿Qué pasa contigo? Tu olor está cambiando más y
más cada segundo. —Su voz sonaba frenética.
—Cullen. —La voz de Tristán lo hizo girar su cabeza a la izquierda. ¿Cuándo habían
llegado los otros? Tomó un rápido conteo mental. Casi la manada completa estaba en el
cuarto con ellos. ¿Cómo no lo había notado?—. Algo no está bien, Cullen. Algo te han
hecho aquí. —Escuchó a Tristán tomar un suspiro audible—. Deja a mi padre abajo. Yo
terminaré con él y te arreglaremos. Hazlo por tu compañera. Tengo el sentimiento de que
no regresarás si no lo haces.
—Por favor. —La mirada de Summer se enterró en la suya, brillando con lágrimas
sin derramar, suplicándole que no se perdiera a sí mismo.
Déjalo ir.
Claudius le había dicho que lo estaba poniendo furioso con la droga que le dio.
No había exagerado. ¿Esto era lo que había pasado con Kendrick? ¿Claudius lo había
hecho enfermar? No tenía tiempo de pensar demasiado en las preguntas, necesitaba
tomar una decisión. Sus piernas quemaban como si alguien las hubiera golpeado. Dioses,
¿qué debería hacer?
Cada poro en su cuerpo quería a Cullen muerto, le gritaban que lo hiciera. Giró
la cabeza para mirar a Summer. Una sola lágrima caía de su ojo derecho mientras ella
parpadeaba para alejar las otras.
Tristán saltó desde el suelo cambiando a su forma lobo a mitad del aire, una
impresionante gran hazaña, que Cullen no estaba seguro de haber podido hacer, y chocó
contra su padre. Los dos rodaron por el suelo, emitiendo gruñidos desde ambas
gargantas. Kendrick cambió a su forma de lobo. Prácticamente eran idénticos en cuanto a
cuerpo y pelaje, era difícil notar la diferencia entre los dos, excepto por el aroma.
Kendrick olía a enfermedad, por lo que Cullen esperaba más allá de toda
esperanza no emitir un aroma como ese.
Toda la manada se movió para formar la posición de ataque, listos para pelear por
el Alfa. La mente de Cullen se aclaró y tiró a Summer entre sus brazos, ella emitió un
ligero sollozo y le dio un suave beso en el omóplato.
Kendrick dejó salir un aullido en alta frecuencia que parecía estar fuera de lugar
para su pelea, no era de dolor o agresión. ¿Qué demonios estaba haciendo el retorcido
hijo de perra? Cullen saltó de la mesa con un brinco justo cuando diez demonios volaron
a través del techo de la habitación.
Mordió a Kendrick y los demonios aullaron, un alto y poderoso sonido que hizo
que sus oídos zumbaran y su cabeza palpitara. Kendrick gruñó y se echó hacia atrás, la
saliva salía de su boca.
Pelear contra su padre era una cuestión de honor, pero Cullen no dejaría que
Tristán resultara herido por las criaturas que Kendrick había soltado en la tierra otra vez.
No soy un cobarde.
Cullen podía escuchar, incluso por telepatía, que los dientes de Tristán estaban
apretados.
No hay nada más lejano a eso. Pero ésta no es una pelea justa, y tampoco es el
enfrentamiento contra Kendrick que mereces.
Kendrick tenía todo a su favor. Tendrían su pelea pero ésta no lo era. Uno de los
demonios voló hacia abajo, tomó a Kendrick y lo sacó del alcance de la inminente pelea.
Los otros demonios comenzaron a arremolinarse como buitres, iban a tomar a cada una
de las personas de la habitación, una por una. Cullen ya los había visto antes en esa
formación, era mortal. Pero Cullen no estaba preocupado como lo había estado la última
vez que los había visto así, era joven en ese entonces. Trescientos años le habían dado
conocimientos y ahora los iba a usar.
Uno de los demonios dejó salir un rugido y Cullen estrechó los ojos.
¿Por qué tenía que decirles a estos chicos lo que tenían que hacer? ¿No habían
puesto atención el último siglo?
Gabriel y Michael sujetaron a Tristán por sus cuatro patas y lo arrastraron hacia la
puerta. La cantidad de obscenidades que Tristán dejaba escapar telepáticamente ocasionó
que Cullen sonriera momentáneamente. Levantó la mirada hacia Kendrick, quién flotaba
arriba de la habitación, acunado en los brazos de los demonios como si fuera un bebé.
—¿Eres eterno? Ja. —Cullen le mordió la pierna. Kendrick dejó salir un alarido y
los demonios batieron sus alas y se sumergieron. Cullen sabía lo que iba a suceder en el
instante que ocurrió. Soltó la pierna de Kendrick y se echó encima de Summer,
obligándose a soltar a Kendrick. Esos demonios no iban a poner sus manos sobre su
mujer de nuevo.
Colocó todo su peso encima del cuerpo caliente de Summer, mientras los
demonios bajaban en picado y siseaban. Kendrick hizo otro chillido y los demonios
regresaron al aire otra vez.
Esto no se ha acabado Kendrick. A donde sea que vayas, te encontraré y terminaremos con
esto.
—Sobre eso…
—Ah… chicos. —La cabeza de Cullen se movió rápidamente para ver a una mujer,
que no conocía, de pie en la entrada.
Cullen cerró los ojos por un segundo. Esto estaba mal, muy mal. Dios sabía
cuántos lobos psicópatas estaban siendo liberados en la sociedad para destruir hasta que
murieran por la falta de, lo que fuera esa cosa, que Claudius les había dado aquí.
Kendrick estaba libre y, por lo menos temporalmente, controlaba un ejército de
demonios. Además, era probable que su antiguo Alfa fuera a pasar por una especie de
abstinencia también; y tampoco podía olvidar que la manada de Westervelt tenía un
traidor.
—Vamos a vivir en constante riesgo. —Summer merecía nada más que toda la
verdad de su parte.
Summer rió.
—Soy una mujer con muchos talentos y mi lobo es más fuerte de lo que sabía.
Sonrió. Había esperado una eternidad y ella lo había válido. El alma de Summer
palpitó dentro de él mientras la sostenía entre sus brazos y la besaba. Era suyo y por
primera vez anhelaba el futuro. Como fuera que llegara.
Un lobo solitario es una criatura
peligrosa, hasta que conoce a su compañera.
Entonces se convertirá en letal para protegerla.
Theo no podía imaginar nada peor que la experiencia casi mortal que le dejó con
cicatrices y cambiado eternamente. Eso es hasta que cree que a Faith le ocurrirá lo mismo.
Ahora él no tendrá ninguna elección excepto enfrentarse a lo que ha evitado durante un
año si no quiere que el pasado se repita, esta vez tomando a Faith a lo largo del camino.
Juntos lucharán a los demonios, lobos invisibles, y lo peor de todo a su padre para
encontrar su eterno amor.