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Políticas ambientales y explotación de recursos naturales en Colombia

En el Congreso ya se radicó un proyecto de ley para prohibir la


exploración y explotación de los yacimientos no convencionales
en el país, aquellos donde se haría el fracking. El proyecto recibió
el apoyo de expertos como Felipe Gutiérrez, del Observatorio
Petrolero Sur de Argentina, quien argumenta: “Colombia no puede
seguir profundizando un modelo extractivista de dependencia del
petróleo, y por lo tanto debe avanzar en la transición a energías
limpias”.

Igualmente, Daniel Taillant, del Centro de Derechos Humanos y


Ambiente de Estados Unidos resaltó que “en ningún lugar del
mundo existe el fracking responsable” ya que, “donde se han
tenido experiencias se han generado impactos en el recurso
hídrico, aumento en la sismicidad, contaminación de la atmósfera,
conflictos sociales y problemas de salud pública, muchos de ellos
irreparables”.

Por la misma vía, el excontralor Edgardo Maya se mostró


inconforme con esta práctica y dijo que “el país no está
suficientemente preparado para mitigar los riesgos”, pese a que
hay sectores que argumentan 15 años de preparación y que
encuentran apoyo en la nueva Ministra de Minas y Energía, María
Fernanda Suárez, quien asegura que el fracking aumentaría en
19 años las reservas de gas natural y en ocho las de petróleo.

Los argumentos a favor


Defensores de esta técnica argumentan que aumentará la
inversión extranjera directa y las exportaciones de energía, lo que
repercute en un anhelado crecimiento económico. Pronostican
que los niveles de reservas energéticas podrían triplicarse, y,
además, que una mayor producción de petróleo significaría para
el país el aumento en el presupuesto para financiar políticas
sociales y de desarrollo en el territorio nacional (aunque esto
depende en gran parte del Gobierno). También se afirma que se
podría asegurar por varios años más la autosuficiencia energética
del país, se generaría empleo en las regiones y se estimularía el
sector de bienes y servicios públicos.

Si en algo están de acuerdo los amigos y enemigos del fracking


es que mientras el país se ha concentrado en métodos
dependientes del petróleo, Chile, Argentina, Brasil y Perú ya
realizaron sus primeras subastas para permitir la entrada de
inversiones en energías renovables, y en el mundo por lo menos
60 países han pasado por ese proceso. Colombia tendrá la suya
en enero de 2019 y contará con el apoyo del gobierno entrante,
de quien se espera una postura unificada. Lo que hace falta es
ver si ese apoyo comulgará con el fracking o se distanciará de él.

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