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042
CARDOZO, Isidro V. D.N.I.25.804.554
I.E.S.E.T. Y F. P.
PROFESORADO PARA LA
EDUCACIÓN TECNOLÓGICA
E
JE I: “CONSOLIDACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL MODELO LIBERAL
AGRARIO-EXPORTADOR EN ARGENTINA Y SU IMPACTO EN EL
DESARROLLO TECNOLÓGICO (ENTRE FINES DEL S. XIX Y1930)”.
I.E.S. de E.T. y F.P. -Profesorado para la Educación Tecnológica-
Espacio Curricular: Política de Desarrollo
Científico tecnológico
Contenido
Antecedentes.................................................................................................................................................................... 2
Características del Modelo...............................................................................................................................................2
Los sectores productivos: agropecuario y manufacturero.................................................................................................2
FACTORES CONCURRENTES, IMPULSIVOS Y ESTRUCTURANTES DEL MODELO.........................................3
CONSECUENCIAS.........................................................................................................................................................5
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Antecedentes
Hacia 1880 Argentina se incorporó definitivamente al mercado mundial, según el esquema de división
internacional del trabajo vigente, basado en los principios del librecambio. El mismo poseía uno de sus polos
en Gran Bretaña, y el otro, en la mayoría de los países periféricos. Con respecto al librecambio, la “Gran
Depresión”, la primera crisis general del capitalismo, que va de 1873 a 1896. Ello implicó una importante
caída de los precios principalmente en productos primarios, para recuperarse a partir de 1896, lo que explica
el “boom” económico de muchos países agroexportadores. Particularmente, Gran Bretaña sustituye las
exportaciones que antes provenían de los Estados Unidos acelerando la incorporación al mercado mundial de
nuevos países proveedores, como la Argentina. Para estos países, la inserción en los mercados mundiales
asumía características de una relación “asimétrica”. Los ciclos económicos de las economías periféricas
estaban subordinados a los de los países desarrollados, lo que impedía el propio manejo de los instrumentos
económicos y financieros, llamado “coyuntura inversa”.
Internamente, se fue afirmando el rol hegemónico de la provincia de Buenos Aires, poseedora del puerto de
ultramar. La economía estaba basada en la “pampa húmeda”, productora de cueros y carnes saladas para
exportación. En este periodo 1852-1880, denominado “de transición”, se establecen las bases político-
institucionales y económicas del proceso. Desde la sanción de la Constitución Nacional en 1853, el país
empezó a darse el marco institucional y la estructura política propia de un Estado nacional. También en esta
época surgen las ideas que darán forma al “proyecto del 80”. Quienes dieron forma a dicho proyecto
conformaron la “generación del 80” (sectores dominantes: políticos, intelectuales, empresarios, comerciantes
y militares identificados con el librecambio) y aseguraban que Argentina poseía recursos naturales para
asegurar crecimiento económico sostenido, pero carecía de mano de obra y capitales. Y además, debía
insertarse en el mercado mundial a través de la especialización en actividades agrícola-ganaderas donde
contaba con “ventajas comparativas naturales” y establecer una economía complementaria con Gran Bretaña.
A su vez, la “generación del 80” diagnosticó problemas estructurales que se debían superar: Carencia de
capital. Expansión de la frontera agropecuaria. Unificación del mercado interno.
importaciones, un déficit en la balanza de pagos. La situación estalló con la “Crisis de 1890” cuando el
gobierno declaró cesación de pagos unilateral, lo cual se pudo superar con la maduración de las inversiones y
el aumento de los precios de las exportaciones. Por su parte, la necesidad de captar fondos extranjeros
impidió el adecuado control de su destino y facilitó el uso especulativo del dinero. Como sucedió con la
construcción del sistema ferroviario, cuando para incentivar dicha construcción, el Estado garantizaba un
beneficio neto del 7% del capital invertido más concesión de tierras adyacentes a las vías y la introducción de
materiales libres de aranceles. Los rubros alcanzados por las inversiones extranjeras más destacados fueron:
la política ferroviaria consolidó el modelo agroexportador con una red de vías que confluían en el Puerto de
Buenos Aires para garantizar el transporte rápido y barato de productos exportables.
c) Los frigoríficos: El primer frigorífico fue instalado en 1883 con capitales argentinos, sin embargo, en esta
primera etapa consistían en procedimientos rudimentarios que desaprovechaban los subproductos cárnicos.
Fue a principios del SXX cuando se instalaron capitales ingleses abriendo frigoríficos e introduciendo técnicas
modernas y un interés en el comercio internacional de la carne. En 1907 se radicó en Argentina el “Trust de
Chicago” e introdujo la técnica del enfriado que garantizaba el valor nutritivo de la carne hasta por 40 días.
En Argentina, el sector ganadero tuvo escaso interés en la producción frigorífica y no se incorporó para evitar
el riesgo empresario.
Los gobiernos, por su parte, estimularon la instalación de frigoríficos extranjeros con rebajas de impuestos y
subsidios.
d) Inversiones industriales: En general, los capitales extranjeros invertían en actividades que consolidaban
el modelo y en aquellas relacionadas con los servicios, pero hacia la década de 1920/1930, la inversión
extranjera recibió un nuevo impulso. Ello se debió, por un lado, a las consecuencias de la 1° Guerra Mundial,
que significó el fin de la hegemonía inglesa y la irrupción de los Estados Unidos como potencia industrial, y
por otro, a la llegada al gobierno de la Unión Cívica Radical. El gobierno nacional presentaba graves
problemas fiscales por lo que en 1920/23 se decidió incrementar los aranceles aduaneros, y los proveedores
norteamericanos decidieron sustituir exportaciones y abastecer el mercado interno con producción.
A partir de 1923 más de 150 empresas norteamericanas instalaron filiales de sus casas matrices en el país
con el objeto de atender el mercado interno (con ventajas, entre otras, la mano de obra más barata). Ello
significó un salto cualitativo en el sector industrial gracias a la tecnología y los modernos procesos productivos
y de organización incorporados (fordismo, taylorismo, la empresa moderna). Esta radicación constituyó la
base sobre la cual se edificó la industria argentina a partir de 1930.
e) Inmigración: El primer Censo Nacional en 1869 dio como resultado una población de aproximadamente
1.700.000 personas, indicando una importante falta de mano de obra. Siguiendo la consigna de Juan Bautista
Alberdi, “gobernar es poblar”, el Estado Nacional en 1876 sancionó la Ley Avellaneda intentando vincular la
inmigración con la colonización de extensos territorios inexplorados. Por ella se creaba un Departamento de
Inmigración dependiente del Ministerio de Agricultura, se reglamentaba la introducción de los inmigrantes y se
estableció una serie de medidas para estimular su radicación en el país. El flujo inmigratorio se debió a la
combinación de dos aspectos, uno de orden internacional y otro de orden interno. En el primero, la depresión
de 1880/1890 en Europa obligó a la migración de miles de personas. En el segundo, la eliminación del
“problema indio”, el fin de las guerras civiles y la consolidación del gobierno nacional contribuyeron a la
inmigración ya que estabilizaron la vida política y económica del país. Además la coyuntura económica
argentina impone el ritmo del movimiento a la corriente inmigratoria. Las fases de expansión coinciden con los
períodos de masiva inmigración, mientras las crisis reducen la corriente inmigratoria.
La inmigración que llegaba al país no poseía las características deseadas por la elite gobernante, al proceder
en su mayoría de países pobres, y no muchos tenían hábitos o experiencia agrícola. Pero la mayoría no sólo
venía por razones económicas sino que escapaba de persecuciones políticas y raciales del imperio zarista,
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del Imperio Austro-húngaro y de Alemania. Fue hacia 1880 cuando comenzó la inmigración masiva, pero ya
se había abandonado la política de colonización oficial de la Argentina. El acceso a la propiedad de la tierra
era difícil ya que las principales tierras ya habían sido apropiadas y su valorización, en principio por su puesta
en explotación, pero también por la especulación, imposibilitaba su adquisición. Se sumaba la carencia de
políticas de integración provenientes del Estado, ya que el extranjero no tenía derechos cívicos. El Censo
Nacional de 1914 dio como resultado aproximadamente 7.900.000 personas, de las cuales casi el 30% eran
extranjeros. El período comprendido entre 1880-1930 proporcionó un saldo neto de aproximadamente
3.400.000 inmigrantes de los cuales el 90% se radicó en la zona pampeana, y sólo del 25% habitó sus zonas
rurales.
f) Comercio Exterior: Fue el exponente representativo del modelo agro-exportador. La integración al
mercado mundial se basó en el esquema de la “división internacional del trabajo” que establecía una relación
centro-periferia donde Gran Bretaña fue el socio ideal por la complementación de las economías de ambos
países. Las exportaciones agrícolas se destinaban a Europa, a Estados Unidos, y a Gran Bretaña en
particular, quien además era cliente exclusivo de la carne enfriada. Argentina y Gran Bretaña establecieron
una relación bilateral de “complementación económica subordinada”. Respecto a las importaciones, se
pueden diferenciar las décadas 1870/1880 y 1880/1890. En la primera se verifica un fuerte déficit de la
balanza de pagos ya que el 90% de las importaciones consistían en bienes de consumo final, y en la segunda
se verifica una recuperación en la balanza comercial, siendo la mayor parte de las importaciones bienes de
capital e insumos. A fines de la 1° Guerra Mundial, y con la irrupción de los Estados Unidos como potencia,
se modificó esa simple relación bilateral que Argentina poseía con Gran Bretaña. Y durante la década de
1920/1930 se implementó un esquema de comercio triangular (anglo-argentino-norteamericano). Ambas
potencias, una emergente y la otra decadente, se disputaban atender el mercado argentino y buscaban
desplazarse mutuamente. Por entonces el dilema argentino consistía en:
- continuar la relación con un socio en decadencia, cuya economía era de complementación económica;
- o iniciar una vinculación con un socio emergente, cuya economía era de competencia.
CONSECUENCIAS
El comportamiento de la economía estuvo condicionado por dos factores:
1) las exportaciones agropecuarias: El volumen y el precio de los productos agropecuarios, y por ende su
comercialización, dependían de la demanda externa, que a su vez estaba condicionada por las fluctuaciones
económicas de los principales países. Esta “coyuntura inversa” condicionó el desarrollo económico y social
del país. Además, las limitaciones del modelo agro-exportador radicaban en la falta de mecanismos de
compensación económica y en la ausencia de una política activa por parte del Estado Nacional para interferir
en los mecanismos de mercado.
2) El endeudamiento externo: Fue un factor clave para explicar la evolución de la economía en el período.
Fueron acumulándose créditos, junto con dificultades de pago. El endeudamiento potenciaba los problemas
fiscales, mientras los requisitos impuestos por los acreedores condicionaron las políticas económicas, y los
créditos que debían servir para suplir la falta de capital para el desarrollo, se convirtieron en una traba mayor.
La forma en que fueron contraídos los préstamos disparó especulaciones que llevaron al desencadenamiento
de crisis monetarias, fiscales y de balance de pagos, como en 1873, 1885 y 1890.
El endeudamiento externo se origina con el empréstito Baring, entre cuyos destinos se encontraba la
construcción del puerto. El pago del préstamo estaba garantizado por el Estado de Buenos Aires con sus
bienes, rentas y tierras. De todas formas, no se cumplieron ninguno de los objetivos programados.