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CONTRATO DE SEGURO DE DAÑOS–Que toma el Ministerio de Hacienda y

Crédito Público para asegurar vehículos automotores terrestres, de daños


provenientes de acciones terroristas por causa de grupos al margen de la ley.
Ausencia de acreditación de la condición de subversivos de los responsables de la
incineración de vehículo tracto camión como requisito de la póliza. (SC8716-2017;
20/06/2017)

APRECIACIÓN PROBATORIA–De pruebas documentales para demostrar el


daño causado por grupo subversivo consistente en incineración de vehículo tracto
camión en reclamación de seguro de daños adquirido por entidad pública. Falta de
acreditación del error. Reiteración de las sentencias de 21 de febrero y 24 de julio de
2012. (SC8716-2017; 20/06/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 21 de febrero de 2012, exp. 2004-00649.
Sentencia de 24 de julio de 2012, exp. 2005-00595-01.

PRUEBA DOCUMENTAL-Valoración de certificaciones expedidas en fecha


distinta por una misma dependencia del ejército nacional, de contenido
contradictorio, con las que se pretende acreditar el daño ocasionado por grupo
subversivo consistente en la incineración de vehículo tracto-camión, en reclamación
de seguro de daños tomado por entidad pública. Valoración en conjunto con los
demás medios probatorios. (SC8716-2017; 20/06/2017)

CARGO DESENFOCADO–Por atacar afirmaciones no expuestas por el tribunal en


su proveído, relacionadas con valoración de la denuncia penal por incineración de
vehículo tracto camión como prueba testimonial. Reiteración del auto de 23 de
noviembre de 2012. (SC8716-2017; 20/06/2017)

Fuente jurisprudencial:
Auto de 23 de noviembre de 2012, exp. 2006-00061-01.

TÉCNICA DE CASACIÓN–La valoración de pruebas documentales como


testimonios, comporta un quebranto a la ley sustancial por error de derecho y no de
hecho. Reiteración de la sentencia de 22 de agosto de 2000. (SC8716-2017;
20/06/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 22 de agosto de 2000, exp. 6047.

TRÁNSITO DE LA LEY-Aplicación del Código de Procedimiento Civil, en


virtud del artículo 624 y 625 del Código General del Proceso, al ser el estatuto
procesal vigente al momento de la formulación del recurso. (SC8716-2017;
20/06/2017)

Fuente formal:
Artículos 624 y 625 numeral 5º del Código General del Proceso.

Asunto:
Solicitó el demandante, condenar a la compañía aseguradora demandada a pagarle el
valor del vehículo tracto camión, el cual fue incinerado por encapuchados
pertenecientes a un grupo subversivo, además del lucro cesante, gastos de grúa e
Radicación n° 54001-31-03-003-2007-00108-01

intereses, en atención a la póliza especial de automóviles contra terrorismo adquirida


por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Primera instancia negó las
pretensiones, decisión que confirmó el Superior al considerar que no se demostró
que el hecho fuese cometido por grupos subversivos. Propuesto el recurso
extraordinario por errores de hecho, la Corte NO CASÓ la sentencia por falta de
acreditación de los errores.

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Magistrado Ponente

SC8716-2017
Radicación n° 54001-31-03-003-2007-00108-01
(Aprobada en sesión de quince de marzo de dos mil diecisiete)

Bogotá, D.C., veinte (20) de junio de dos mil diecisiete


(2017).

Decide la Corte el recurso de casación que Rafael


Antonio Sandoval Mantilla interpuso contra la sentencia del
16 de septiembre de 2011, proferida por la Sala Civil-
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cúcuta, en el proceso ordinario que él promovió contra
Aseguradora Colseguros S.A.

ANTECEDENTES

1.- El actor solicitó, al amparo de la póliza especial de


automóviles contra terrorismo nº 12371523, se condene a
Colseguros S.A., a pagarle $217’000.000 como valor del
automotor de placas SRE-094; $21’700.000 por lucro
cesante correspondiente a un bimestre de explotación del

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Radicación n° 54001-31-03-003-2007-00108-01

vehículo y lo que se pruebe por gastos de grúa; las dos


primeras cantidades con intereses comerciales moratorios
liquidados desde el 26 de septiembre de 2006 hasta cuando
se verifique el pago (folios 14 y 15, cuaderno 1).

2.- Las peticiones anteriores fueron sustentadas en lo


que a continuación se resume (folios 12 a 14, ibídem):

2.1. El Ministerio de Hacienda y Crédito Público


adquirió la póliza nº 12371523, expedida por Colseguros
S.A., renovada del 2 de octubre de 2005 al 2 de octubre de
2006, por medio de la que fueron asegurados los vehículos
automotores terrestres que sufrieran daños provenientes de
huelgas, asonadas, amotinamientos, conmociones civiles
y/o actos terroristas provenientes, estos últimos, de grupos
subversivos.

2.2. Rafael Antonio Sandoval Mantilla es propietario


del tractocamión de placas SRE-094, que el 3 de octubre de
2005 fue interceptado e incinerado por sujetos
encapuchados y armados, pertenecientes al Ejército de
Liberación Nacional «ELN», cuando cubría la ruta entre
Cúcuta – La Florida y San Roque del municipio de
Sardinata, según lo certificó el Grupo de Caballería nº 5
Maza de la 5ª Brigada del Ejército Nacional.

2.3. La destrucción de ese bien fue total, por lo cual el


demandante avisó a la aseguradora y con posterioridad
radicó reclamación formal.

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2.4. Sin embargo, tal compañía objetó la solicitud con


la comunicación Gia nº 1827 de 26 de septiembre de 2006,
invocando una de las exclusiones del contrato según la cual
el demandante debía contar con autorización especial para
movilizar el camión por alguna vía que estuviera restringida
por cualquier autoridad del orden nacional, departamental
o local.

Esto porque el Invías restringió el tránsito por el


camino que de Cúcuta conduce a Sardinata, debido a la
presencia de malas condiciones de estabilidad de los muros
en el kilómetro 113 y agrietamiento de la banca, carretera
en la que precisamente fue quemado el automotor del
demandante, sin que él contara con el permiso aludido.

2.5. Esa objeción, agregó el convocante, es infundada,


porque el vehículo incinerado no se dirigía por la vía
restringida sino por un sendero terciario que lleva a la mina
San Roque, desde el municipio de La Florida.

3.- La accionada se opuso a las pretensiones y adujo


como excepciones de mérito las de «inexistencia de la
prueba del siniestro», «exclusiones de la póliza» y «valor
asegurado» (folios 92 a 95, ejusdem).

4.- El Juzgado Tercero Civil del Circuito de Cúcuta


culminó la primera instancia con sentencia en la que
declaró probada la excepción de «exclusiones del
condicionamiento general» y, por ende, desestimó las
pretensiones (folios 213 a 220, cuaderno 1).

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5.- Apelado ese fallo por el demandante, fue


confirmado el 16 de septiembre de 2011 (folios 31 a 50,
cuaderno 5), con fundamento en las siguientes reflexiones:

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

1.- Tras concluir que estaban cumplidos los


presupuestos procesales, que no existía vicio que invalidara
lo actuado y al hacer referencia a la regulación legal del
seguro, el ad-quem afirmó que la existencia de este contrato
era tema pacífico porque estaba acreditado con la póliza
invocada en el libelo.

2.- Seguidamente aseveró que la destrucción del


automotor de placas SRE-904 también quedó probada, lo
que sucedió porque varios «sujetos encapuchados» le
prendieron fuego.

3.- Sin embargo, no se demostró que este hecho fuera


cometido por grupos subversivos, pues existen constancias
del Grupo de Caballería nº 5 Maza de la 5ª Brigada del
Ejército Nacional que da cuenta de la versión plasmada en
la demanda; certificación expedida por la estación de Policía
de Sardinata que informa del ilícito pero asevera que no se
conoce qué grupo ilegal fue el responsable; copia de la
denuncia penal del conductor del vehículo quemado en la
que tampoco afirma que haya sido el ELN; decisión de la
Fiscalía 12 Seccional de Cúcuta que ordenó el archivo de la
investigación penal por no determinar quiénes fueron los

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responsables del delito; por último, comunicación del Grupo


de Caballería nº 5 Maza de la 30ª Brigada del Ejército
Nacional con la cual certificó que los autores del incendio
no fueron identificados.

Al ser valorados en conjunto esos elementos de


convicción, añadió el estrado judicial de segundo grado,
quedó al descubierto que no se cumplió con el principio de
la carga de la prueba que yacía en el convocante, al no
demostrar que el acto delictivo del que fue víctima hubiese
sido perpetrado por el grupo subversivo ELN; lo que de
contera deja ver que el daño no está amparado en el
acuerdo asegurador.

LA DEMANDA DE CASACIÓN

Contenía cinco reproches, de los cuales la Sala


únicamente admitió el tercero y quinto, ambos fundados en
el motivo primigenio de casación por agravio de la ley
sustancial (folios 11 a 43, cuaderno 6).

CARGO TERCERO

1.- Aduce la violación indirecta de los artículos 1602 a


1603 del Código Civil, 1053 numeral 3º, 1072, 1077 y 1080
del Código de Comercio, 174, 177, 187 y 258 del Código de
Procedimiento Civil, como consecuencia del error de hecho
consistente en omitir una prueba documental.

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2.- El censor hace consistir el quebranto en que el


Tribunal cometió «una equivocación evidente al ignorar en su
raciocinio el contenido y valor demostrativo de la constancia»
expedida por el Grupo de Caballería nº 5 Maza del Ejército
Nacional, instrumento que dice expresamente que el ELN sí
fue el grupo ilegal que incineró el automotor del recurrente.

Añadió que el funcionario de última instancia


transcribió el contenido del elemento de convicción «pero, a
renglón seguido lo ignora inexplicablemente», a pesar de que
fue expedido por el segundo comandante del Grupo
Mecanizado Maza de la 5ª Brigada del Ejército Nacional, al
mes siguiente de la extinción del tractocamión.

Ese yerro generó que el fallo exonerara a la


aseguradora, porque de haber valorado el documento
omitido hubiese accedido a las pretensiones, en la medida
en que es el único medio que da fe del hecho extrañado por
el Tribunal, esto es, que el acto delictivo del que fue víctima
el gestor fue cometido por el grupo subversivo ELN.

Adicionalmente, cuando el fallador prescindió de ese


instrumento persuasivo, conculcó los artículos 174, 177,
187 y 258 del Código de Procedimiento Civil, comoquiera
que era su deber valorar en conjunto e indivisiblemente
todos los elementos aducidos al expediente.

Así mismo, ese proceder quebrantó el artículo 1054 del


Código de Comercio porque una vez acaecido el riesgo
asegurado surge para la compañía de seguros el deber de

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pagar el siniestro, después de que el beneficiario o


asegurado dé noticia del mismo y lo demuestre (arts. 1075 y
1077), lo que fue cumplido en el caso de autos.

CARGO QUINTO

1.- Denunció el quebranto indirecto de los artículos


1053 numeral 3º, 1077 y 1080 del Código de Comercio, por
falta de aplicación, debido a errores de hecho en la
apreciación probatoria.

2.- El sustento de la acusación, el recurrente lo


consignó en lo siguiente:

2.1. Que el Tribunal «excluye en unos casos y mengua


en otros» el valor demostrativo de la constancia del Grupo
de Caballería nº 5 Maza del Ejército Nacional, la copia de la
denuncia penal del conductor del vehículo quemado, la
decisión de la Fiscalía 12 Seccional de Cúcuta que ordenó
archivar la investigación penal y la comunicación de la 30ª
Brigada del Ejército Nacional.

En efecto, «el sentenciador supuso el alcance de los


diferentes elementos de convicción incorporados al plenario»,
al «despojar de cualquier mérito demostrativo (…) la constancia
del Ejecutivo y Segundo Comandante del Grupo de Caballería Nº
5 Maza de la Quinta Brigada del Ejército Nacional (…)» , el que
tenía jurisdicción en el lugar del atentado, tal como lo exigía
la póliza.

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2.2. Igualmente, se equivocó al «…restringir los


elementos indicadores con alcance probatorio presente en el oficio
nº 001992 del 18 de marzo de 2008 (…) de la Trigésima Brigada
del Ejército…», puesto que en relación con esa comunicación
«no hubo ningún elaborado razonamiento por parte del fallador »,
no obstante los serios y relevantes elementos que indicaban
la ocurrencia del hecho dañoso.

Este documento armoniza con el primero que


demostró la ocurrencia del riesgo asegurado. Sin embargo,
el juzgador se limitó a transcribirlos de modo parcial y a
concluir que su estimación en conjunto no demostraba que
la quema del automotor del reclamante fue causada por un
grupo subversivo, es decir, desfiguró los medios persuasivos
porque si realmente los hubiese apreciado plena y
objetivamente, el resultado sería el acogimiento de las
súplicas de la demanda.

De otro lado, tampoco notó que la 30ª Brigada del


Ejército no tenía jurisdicción en el lugar del atentado y que
la misiva allí expedida data de dos años y medio posteriores
a tal hecho delictivo.

2.3. Además, el Tribunal erró al « suponer, que la


denuncia en materia penal formulada por el conductor del tracto
camión (…) ante la Fiscalía (…) y la constancia emitida por el
Fiscal Decimosegundo (sic) Seccional de Cúcuta constituyen plena
prueba de la exclusión acogida como excepción », porque lo que
allí fue certificado es que no se individualizó al responsable
del delito.

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Adicionó que la denuncia penal instaurada por el


conductor del automotor incinerado, así como la constancia
de la Estación de Policía de Sardinata, no constituyen
prueba testimonial «como lo prescribe el artículo 314 del
Código de Procedimiento Penal vigente para la época».

Endilgó «ausencia de un auténtico juicio de valor» dado


que no se tuvo en cuenta que los terroristas actuaron
usando pasamontañas y cachuchas, lo que impidió su
individualización; así como la conclusión del funcionario
judicial según la cual el conductor del automotor no
identificó al grupo subversivo ELN como el que incendió el
vehículo, pues esto deja ver que no se cumplió con una
apreciación libre y atendiendo los principios de la sana
crítica.

2.4. En suma, al no tener por demostrado el siniestro,


a pesar de que sí lo estaba, se vulneró el derecho a la
igualdad porque la plena prueba del mismo fue «sepultada»,
dándose credibilidad a otros medios que «no tenían la
idoneidad, conducencia, pertinencia, fuerza y vigor
demostrativo…»

CONSIDERACIONES

1.- Preliminarmente es pertinente señalar que, no


obstante haber entrado en vigencia de manera íntegra el
Código General del Proceso a partir del 1º de enero de 2016,
en el presente caso no resulta aplicable porque los artículos

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624 y 625 numeral 5º establecieron que los recursos, entre


otras actuaciones, deberán surtirse bajo « las leyes vigentes
cuando se interpusieron».

Y como la casación que ahora ocupa la atención de la


Sala fue interpuesta estando en vigor el Código de
Procedimiento Civil, será este ordenamiento el que siga
aplicándose en el sub lite.

2.- La conculcación del ordenamiento sustancial por


vía indirecta, invocada por el recurrente en la modalidad de
error de hecho en la valoración probatoria, sucede
ostensiblemente cuando el juzgador supone, omite o altera
el contenido de las pruebas, siempre y cuando dicha
anomalía influya en la forma en que se desató el debate, de
tal manera que de no haber ocurrido otro fuera el resultado,
lo que debe aparecer palmario o demostrado con
contundencia por el impugnante.

Sobre el punto, en sentencia de 21 de febrero de 2012,


rad. Nº 2004-00649, reiterada el 24 de julio siguiente, rad.
Nº 2005-00595-01, indicó la Sala:

[E]l error de hecho, que como motivo de casación prevé el inciso


segundo, numeral primero, del artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil, ocurre cuando se supone o pretermite la
prueba, entendiéndose que incurrirá en la primera hipótesis el
juzgador que halla un medio en verdad inexistente o distorsiona
el que sí obra para darle un significado que no contiene, y en la
segunda situación cuando ignora del todo su presencia o lo
cercena en parte, para, en esta última eventualidad, asignarle
una significación contraria o diversa. El error ‘atañe a la prueba
como elemento material del proceso, por creer el sentenciador que
existe cuando falta, o que falta cuando existe, y debido a ella da
por probado o no probado el hecho’ (G. J., T. LXXVIII, página 313)

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Radicación n° 54001-31-03-003-2007-00108-01

(…) Denunciada una de las anteriores posibilidades, el


impugnador debe acreditar que la falencia endilgada es
manifiesta y, además, que es trascendente por haber
determinado la resolución reprochada, de tal suerte que, de no
haberse incurrido en esa sinrazón, otra hubiera sido la
resolución adoptada (…) Acorde con la añeja, reiterada y
uniforme jurisprudencia de la Corporación, el yerro fáctico será
evidente o notorio, ‘cuando su sólo planteamiento haga brotar
que el criterio’ del juez ‘está por completo divorciado de la más
elemental sindéresis; si se quiere, que repugna al buen juicio’, lo
que ocurre en aquellos casos en que él ‘está convicto de
contraevidencia’ (sentencias de 11 de julio de 1990 y de 24 de
enero de 1992), o cuando es ‘de tal entidad que a primer golpe
de vista ponga de manifiesto la contraevidencia de la
determinación adoptada en el fallo combatido con la realidad que
fluya del proceso’ (sentencia 146 de 17 de octubre de 2006, exp.
06798-01); dicho en términos diferentes, significa que la
providencia debe aniquilarse cuando aparezca claro que ‘se
estrelló violentamente contra la lógica o el buen sentido común,
evento en el cual no es nada razonable ni conveniente persistir
tozudamente en el mantenimiento de la decisión so pretexto de
aquella autonomía’ (G. J., T. CCXXXI, página 644).

3. Con base en tales premisas la Corte advierte que no


ocurrieron los yerros endilgados al Tribunal en los dos
cargos admitidos del libelo casacional, los que se analizarán
en conjunto porque ambos comparten argumentos y por
ende merecen análisis idénticos:

3.1. Aunque el recurrente alega que fue omitido el


certificado expedido por el Grupo de Caballería nº 5 Maza
de la 5ª Brigada del Ejército Nacional -en el cual se anotó
que el ELN fue el grupo ilegal que incineró el automotor del
recurrente- una lectura juiciosa de la providencia
cuestionada desdice tal aseveración.

En efecto, el sentenciador de última instancia


relacionó los medios de convicción recaudados en aras de
establecer los autores de la incineración del automotor de

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placas SRE-094, transcribió su tenor literal empezando por


la constancia del Grupo de Caballería nº 5 Maza -extrañada
por el censor- que da cuenta de que los perpetradores del
hecho «se identificaron como integrantes del Frente Juan
Fernando Porras Martínez de la ONT-ELN».

Posteriormente, hizo referencia a la copia de la


denuncia penal del conductor del vehículo quemado, en la
que este negó que los incendiarios se identificaran como
miembros del ELN, pues al ser cuestionado sobre «a qué
grupo al margen de la ley manifestaron pertenecer esos
hombres CONTESTO.- no, no dijeron nada».

Siguió con el análisis de la certificación expedida por


la Estación de Policía de Sardinata, que informa del ilícito,
pero aseveró desconocer el grupo responsable del mismo,
porque en ella se plasmó que al entrevistar al conductor del
vehículo dañado este informó « que en primera instancia la
intención de los sujetos era hurtar el automotor, pero debido a que
no pudieron conducir el vehículo tomaron la decisión de sacar
combustible de uno de los tanques y le prendieron fuego…. No
manifestaron pertenecer a ningún grupo al margen de la ley. »

Continuó con otra constancia emanada de la Fiscalía


Seccional 12 de Cúcuta, que da cuenta de la inhibición
para abrir investigación por «no estar plenamente identificado
o individualizado el responsable del delito de fabricación, tráfico y
porte de armas de fuego o municiones y daño en bien ajeno ».

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Y por último aludió a la comunicación del Grupo de


Caballería nº 5 Maza de la 30ª Brigada del Ejército
Nacional, con la cual certificó que «consultados los archivos
de esta Unidad Operativa Menor registra Acción Terrorista e
incineración de vehículo: 0319:30- octubre-2005, en el sitio
entrada del Ramal de San Roque, Municipio de Sardinata
Departamento Norte de Santander en coordinadas 08º 08’35” –
74º 44’ 08”, por hechos y autores sin establecer fue quemado
un cabezote de tracto mula marca Kenworth …. » (Resaltó la
Sala).

Después de esa relación e individualización de las


pruebas recaudadas, el juzgador ad-quem señaló: «(d)e la
evaluación en conjunto de todo este acervo probatorio
aducido al informativo y debidamente analizado se obtiene como
necesario resultado homogéneo y único que el demandante no
demostró que el siniestro violento fue realizado ‘UNICAMENTE
POR UN GRUPO SUBVERSIVO’ como lo exige la póliza de seguros
en su condición primera: ‘AMPAROS Y EXCLUSIONES’ y al dejar
desnuda de prueba esta circunstancia la pretensión aducida por
el actor se hace impróspera». (Negrilla ajena).

De allí se desprende que el funcionario colegiado sí


valoró en conjunto esos elementos de convicción -incluida
la constancia extrañada por el recurrente- y coligió que no
se cumplió con el principio de la carga de la prueba que
yacía en el convocante, porque no demostró que el acto
delictivo del que fue víctima, hubiese sido perpetrado por el
grupo subversivo ELN.

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Por lo tanto, no ocurrió la pretermisión alegada en el


cargo tercero; ni la tergiversación argumentada en el
reproche final de la demanda de casación, pues
expresamente esos medios de convicción indican que no fue
establecido el grupo al margen de la ley que causó el
incendio al tractocamión del demandante, ni las personas
que lo perpetraron.

3.2. Ahora, que el primero de los documentos


reseñados indique que el grupo subversivo ELN sí cometió
el ilícito a que se ha hecho alusión y que el Tribunal
afirmara que no obra prueba de ese hecho, no evidencia
una pretermisión de esa pieza probatoria, comoquiera que
el último de los instrumentos fue expedido por la misma
autoridad que libró el primero y expone una conclusión
distinta.

Efectivamente, los dos escritos provienen del Grupo de


Caballería nº 5 Maza, inicialmente adscrito a la 5ª Brigada y
posteriormente a la 30ª Brigada del Ejército Nacional. El
primero data del 17 de noviembre de 2005 y en él se plasmó
que el grupo subversivo ELN fue el que incineró el
automotor; el segundo escrito es del 18 de marzo de 2008 y
concreta que no están establecidos los autores de esa
quema.

Por ende, al provenir los dos de la misma dependencia


castrense, el Tribunal extractó como conclusión única la
plasmada en el segundo de las aludidas constancias, esto
es, que no se clarificó a cuál o cuáles grupos ilegales se

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debía achacar la incineración del automotor de placas


SRE094, lo que adicionalmente concordaba con el restante
acervo probatorio.

Por lo tanto, la omisión acusada es inexistente porque


no se trató de que el juzgador relacionara el escrito para
después olvidarlo, sino que lo concordó con las demás
piezas acopiadas al plenario probatorio, especialmente, con
otra atestación expedida por la misma oficina que había
librado la constancia añorada por el recurrente y en la que
clarificó la situación inicialmente constatada.

En suma, no se trató de que el funcionario omitiera


una pieza probatoria sino que al valorarla en conjunto con
las demás extrajo una conclusión diferente a la del
demandante.

3.3. El Tribunal tampoco supuso ni tergiversó las


demás pruebas como pareciera darlo a entender el
recurrente en el segundo cargo, en la medida en que una
lectura detenida de los documentos estimados por el juez
colegiado deja ver que en ellos, expresamente, se anotó que
no se pudo individualizar a los autores del delito ni
adscribirlos a un determinado grupo delictual.

Esa autoridad judicial también extractó esa conclusión


de la versión del mismo conductor del rodante, quien estuvo
presente al momento del ilícito y relató, al instaurar la
denuncia penal, que los delincuentes no se identificaron

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como integrantes de un grupo guerrillero. Tampoco lo hizo


cuando fue entrevistado en la Estación de Policía de
Sardinata, en la que precisó que la intención de esas
personas era hurtar el bien y al no lograrlo procedieron a
incinerarlo.

3.4. Por último, no es de recibo la afirmación del


recurrente según la cual la denuncia penal instaurada por el
conductor del automotor así como la constancia de la
Estación de Policía de Sardinata no constituyen prueba
testimonial, «como lo prescribe el artículo 314 del Código de
Procedimiento Penal vigente para la época».

Tal exposición resulta desenfocada, si en cuenta se


tiene que el Tribunal en ningún pasaje de su providencia
afirmó valorar esos instrumentos como pruebas
testimoniales, falencia que de por sí impone desechar esa
argumentación.

Se recuerda que, por el carácter eminentemente


restringido de esta vía extraordinaria, es necesario que la
persona que acude a este mecanismo de defensa oriente
acertadamente sus críticas, lo que implica cuestionar las
bases de la resolución, centrándose en los aspectos que
constituyen su fundamento y sin separarse de ellos.

De allí que si la censura se dirige hacia


consideraciones ajenas a la providencia, por una incorrecta
o incompleta asunción de lo realmente plasmado en ella, la

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recriminación no debe acogerse por ser ajena al ámbito de


conocimiento de la casación.

Sobre tal tema esta Corporación ha establecido lo


siguiente:

[C]omo se advirtió en auto de 2 de noviembre de 2011, exp.


2003-00428, ‘la Corte ha señalado que ‘[d]e manera, pues, que
en esas condiciones el reproche resulta desenfocado, en la
medida en que no guarda una estricta y adecuada consonancia
con lo esencial de la motivación que se pretende descalificar’
(auto de 18 de diciembre de 2009, exp. 6800131030012001-
00389 01) o que ‘resulta desenfocado, pues deja de lado la razón
toral de la que se valió el ad quem para negar las pretensiones
(…) Ignorado fue, entonces, el núcleo argumentativo del fallo
impugnado, haciendo del cargo una embestida carente de
precisión... (CSJ AC 23 nov. 2012, rad. n° 2006-00061-
01).

En consecuencia, se tiene que el agravio referido en lo


que atañe al último de sus argumentos fue desenfocado, al
no dirigirse a enjuiciar las verdaderas bases del fallo de
segundo grado.

3.5. Para abundar en razones, pertinente es anotar que


de cualquier manera ésta última queja contenida en el cargo
quinto también denota insatisfacción de los requisitos
formales, comoquiera que se basa en que no debieron ser
tenidas como pruebas testimoniales la denuncia penal
instaurada por el conductor del automotor ni la
certificación expedida por la Estación de Policía de
Sardinata.

Tal alegación -en el evento de que el Tribunal hubiera


estimado esas piezas como testimoniales- comporta una

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típica denuncia de quebranto de la ley sustancial por error


de «derecho», no obstante el recurrente lo calificó «de hecho»,
desviación que implica falta de precisión y claridad en el
planteamiento de su reclamo.

Al respecto, la Sala ha predicado

[Q]ue se incurre en error de derecho cuando el fallador ‘aprecia


pruebas aducidas al proceso sin la observancia de los requisitos
legalmente necesarios para su producción; o cuando, viéndolas
en la realidad que ellas demuestran, no las evalúa por estimar
erradamente que fueron ilegalmente rituadas; o cuando le da
valor persuasivo a un medio que la ley expresamente prohíbe
para el caso; o cuando, requiriéndose por la ley una prueba
específica para demostrar determinado hecho o acto jurídico, no
le atribuye a dicho medio el mérito probatorio por ella señalado, o
lo da por demostrado con otra prueba distinta; o cuando el
sentenciador exige para la justificación de un hecho o de un acto
una prueba especial que la ley no requiere. Por cuanto en
ninguna de estas hipótesis se trata de que el sentenciador deje
de ver las pruebas que obran en el proceso o suponga las que no
existen en él, sino de que en la tarea valorativa de ellas infringe
las normas legales que regulan su producción, su conducencia o
su eficacia, los errores en que incurre no son de hecho sino de
derecho’ (G. J., t. CXLVII, página 61). (CSJ SC de 22 ago.
2000, rad. 6047).

3.6. En suma, no ocurrieron los yerros de hecho


endilgados al fallador de última instancia en los dos cargos
analizados de la demanda de casación, lo que impone la
desestimación de esos reproches.

4.- Ante la improsperidad del recurso de casación se


condenará en costas a la impugnante, conforme a lo
dispuesto en el inciso final del artículo 375 del Código de
Procedimiento Civil, las cuales deberá liquidar la secretaría,
incluyendo por concepto de agencias en derecho el valor

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que aquí se fijará, para lo que se tiene en cuenta que hubo


réplica al libelo extraordinario.

DECISIÓN

Por mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA
la sentencia dictada el 16 de septiembre de 2011 por la Sala
Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cúcuta, en el proceso ordinario que promovió Rafael
Antonio Sandoval Mantilla contra Aseguradora Colseguros
S.A.

Se condena en costas del recurso de casación al


recurrente. Por concepto de agencias en derecho inclúyase
la suma de $6.000.000.

Notifíquese y devuélvase

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de la Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

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(Comisión de servicios)

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA.

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