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El Texto Griego y La Traduccion Latina PDF
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Barcelona, 1263: controversia ju- Inmaculada Delgado Jara (coords.) baja febrilmente en la impresión de la
deocristiana, 2009. traducción al latín del Nuevo Testa-
mento, que lleva a cabo directamente
5. J. Labajos, Escritos académicos de de los manuscritos con el original
Servicio de Publicaciones
Pedro de Osma, 2010.
griego. Aspiraba a imprimirlo antes de
6. J. Labajos, Proceso contra Pedro que saliera el que preparaban los de
de Osma, 2010. Alcalá. Éstos, que ya lo tenían impreso
7. M. A. Pena González (coord.), De la en 1514, no apreciaron este aspecto
primera a la segunda «Escuela de práctico de la difusión, y lo ofrecerán
Salamanca». Fuentes documentales al público en 1523, cuando ya Erasmo
y líneas de investigación, 2012. había hecho varias ediciones del suyo
y lo había difundido por toda Europa.
8. M. A. Pena González - I. Delgado Jara
(coords.), A quinientos años de la
(coords.)
toriografía e investigación, 2015.
ción de la naturaleza primigeniamente
10. M. A. Pena González - I. Delgado
buena, por lo que la lectura de la
Jara (coords.), Revolución en el ISBN 978-84-16305-48-3
revolución en el
humanismo cristiano
Salamanca, 2016
Esta Editorial es miembro de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE), lo
que garantiza la difusión y comercialización nacional e internacional de sus publicaciones.
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salamanca, 2016
Índice
Introducción................................................................................... 11
Miguel Anxo Pena González (Universidad Pontificia de Salamanca)
Las Anotaciones de Erasmo a Rom 5,12. Su exégesis y sus críticos ... 103
Anselmo Matilla Santos (Seminario Diocesano de Ciudad Rodrigo)
1. Por qué el Novum Instrumentum y sus Annotationes. 1.1. La Carta a los
Romanos: una carta difícil. 1.2. Erasmo y el Nuevo Testamento. 1.3. Erasmo
y la Reforma protestante. 2. Las Annotationes a Rom 5,12. 2.1. Las diver-
sas ediciones del Novum Instrumntum y las Annotationes. a. Introducción
general. b. El caso concreto de Rom 5,12. 2.2. La traducción de Rom 5,12.
2.3. Las divergencias de Erasmo con la Vulgata en Rom 5,12. 2.4. Exégesis
erasmista de Rom 5,12 en la anotación a este pasaje. a. Metodología
renacentista de interpretación bíblica. b. Elementos generales del método
exegético de Erasmo en las Anotaciones. c. En las Anotaciones a Rom 5,12.
3. La cuestión del pecado original. Los críticos de Erasmo. 3.1. La doctrina
eclesial sobre el pecado original. 3.2. Cómo plantea Erasmo esta cuestión
en Rom 5,12. 3.3. Críticos desde el catolicismo. 3.4. ¿Controversia con el
protestantismo? 4. Influencia posterior de las Anotaciones a Rom 5,12. 4.1.
El Concilio de Trento. 4.2. Recuperar a Erasmo. 5. Conclusiones.
vt ne primarius quidem ille quem nostrates theologi literalem nominant, sensus percipiatur
ab iis qui Graece nesciunt».
6 Entre sus poesías se encuentra precisamente De utilitate Graecae linguae, donde
defiende la utilidad de esta lengua para todas las disciplinas.
7 Cf. P. S. Allen et al. (eds.), Opus Epistolarum Des. Erasmi Roterodami, vol. I,7,22-24;
Ep. 138,41: Graeci operam conducam; Ep. 149,65-68; Ep. 123,24: «neque suppetit quo libros aut
praeceptoris operam redimam».
8 Cf. W. W. Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», en Detroit Baptist Seminary
Journal 1 (1996) 35-53, especialmente 37.
9 «Itaque coactus ipse mihi praeceptor esse, verti multos Luciani libellos, vel in hunc
vnum sum, vt attentius Graeca legerem». Cf. P. S. Allen et al. (eds.), Opus Epistolarum Des.
Erasmi Roterodami, vol. I, 7,24-25.
10 «… exercendae Graecitatis causa quando non erat praeceptorum copia, verteram
Hecubam Euripidis, tum agens Louanii». Cf. P. S. Allen I, 4,29-31.
11 Cf. C. L. Heesakkers, «Erasmo filólogo», op. cit., 269-272.
12 Ibid., 261.
13 Cf. B. Hall, «Erasmus: Biblical Scholar and Reformer», en T. A. Dorey (ed.), Eras-
mus, Albuquerque: University of New Mexico Press, 1970, 89-90; R. H. Bainton, Erasmus of
Christendom, New York: Scribner’s, 1969, 59; E. Rummel, Erasmus as a Translator of the Clas-
sics, Toronto: University of Toronto Press, 1985, 11-12.
46 Inmaculada Delgado Jara
dado que había muchos griegos enseñando su lengua, tras haber huido
después de la caída de Constantinopla en 1453. La primera parada de
Erasmo en Italia fue en Turín, donde recibió su doctorado en Teología.
Viajó a través de todo el país y pasó algún tiempo en la casa del famoso
erudito-impresor veneciano Aldo Manucio, quien había reunido en torno
a él a un grupo de eruditos italianos y griegos que comían, dormían,
trabajaban juntos, mientras se comprometían a hablar sólo griego. Aquí
en Venecia y durante sus tres años en Italia, Erasmo fue capaz de perfec-
cionar su griego14.
En 1504, mientras Erasmo trabajaba en la Biblioteca de la Abadía de
Parc, cerca de Lovaina, descubrió el manuscrito de las anotaciones de
Lorenzo Valla al Nuevo Testamento, que ofrecían un tipo de comentario
de carácter filológico y lingüístico diferente al teológico y dogmático que
habitualmente se realizaba sobre los textos sagrados. El propósito de
Valla era valorar la Vulgata como una traducción del Nuevo Testamento
griego, y su trabajo consistía en una compilación de anotaciones sobre
la Vulgata a la luz de los manuscritos griegos15. Erasmo las publicó un
año más tarde con el título Adnotationes in Novum Testamentum. Era el
germen de la filología bíblica. Su carta-prólogo a Christopher Fisher es
una defensa del trabajo del gramático en el Nuevo Testamento similar a la
que por la misma época Antonio de Nebrija realizó en su Apología16 para
defender la crítica textual de la biblia y su traducción latina17. Estimulado
por la obra de Valla, Erasmo busca los mejores manuscritos griegos y lati-
nos y comienza a cotejar la versión latina comparándola con el original
griego. Tanto Valla como Erasmo estaban convencidos de que el Nuevo
Testamento de la Vulgata tenía muchas deficiencias que podían ser corre-
gidas recurriendo al Nuevo Testamento griego, aunque este punto de
vista no fue bien recibido en la época de Erasmo18.
Decide entonces, inspirado por la obra de Valla, publicar el Nuevo
Testamento en griego, y el latino según su traducción, su primer esfuerzo
14 Cf. W. W. Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», op. cit., 38.
15 Para una exposición de la obra de Valla, cf. J. H. Bentley, Humanists and Holy Writ.
New Testament Scholarship in the Renaissance, Princeton, NJ: Princeton University Press, 1983,
cap. 2.
16 Logroño: Arnao Guillén de Brocar, 1507.
17 Cf. J. H. Bentley, Humanists and Holy Writ, op. cit., 81.
18 Cf. W. W. Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», op. cit., 39; B. Hall, «Eras-
mus», op. cit., 85: «Many thought that to turn aside to the Greek was not only unnecessary, it
would begin the dissolution of the Catholic authority».
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 47
19 Como comentamos más abajo, es una cuestión debatida la época en que empezó
a trabajar su traducción latina del Nuevo Testamento. Algunos estudiosos opinaban que en
este su segundo viaje a Inglaterra en 1505 fue cuando empezó. Esta creencia se basaba en
algunos manuscritos que contenían la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo
y la Vulgata latina en columnas paralelas. Estos manuscritos, dos datados en 1509 y uno en
1506, incorrectamente llevaron a los estudiosos a creer que Erasmo estaba trabajando en
su traducción latina diez años antes de su publicación. Sin embargo, Andrew J. Brown ha
demostrado concluyentemente que estas fechas se aplican solo al texto de la Vulgata conte-
nido en ellos, y que la traducción de Erasmo fue añadida a estos manuscritos en 1520. Cf. A.
J. Brown, «The Date of Erasmus’ Translation of the New Testament», en Transactions of the
Cambridge Bibliographical Society 8-4 (1984) 351-380; W. W. Combs, «Erasmus and the Textus
Receptus», op. cit., 39-40; E. Rummel, Erasmus’ Annotations on the New Testament, Toronto:
University of Toronto Press, 1986, 20-21.
20 Cf. A. J. Brown (ed.), Opera omnia Desiderii Erasmi Roterodami, Amsterdam: North
Holland Publishing Company-Elsevier, Tomvs VI,2: Evangelivm secvndum Iohannem et Acta
Apostolorvm, 2001, 1.
21 Cf. S. I. Camporeale, Lorenzo Valla. Umanesimo, riforma e contrariforma. Studi e testi,
Roma: Edizioni di Storia e Letteratura, 2002, 113.
22 Cf. también E. Rummel, Erasmus’ Annotations on the New Testament, op. cit., 23.
23 Cf. J. Hadot, «La critique textuelle dans l’édition du Nouveau Testament
d’Érasme», en J. C. Margolin (ed.), Colloquia Erasmiana Turonensia, [Tours 1969] Paris 1972,
749-750; H. J. Jonge, «‘Novum Testamentum a nobis versum’: The essence of Erasmus’
48 Inmaculada Delgado Jara
Edition of the New Testament», en Journal of Theological Studies 35 (1984) 394-413, particu-
larmente 406; C. Chaparro Gómez, «Erasmo de Rotterdam y Diego López de Zúñiga: una
polémica áspera y prolongada», en Ágora. Estudos Clássicos em Debate 16 (2014) 157-187.
24 Cf. F. L. Lisi, «La polémica entre Erasmo y los humanistas españoles sobre su
edición del Nuevo Testamento», en Acta Musei Nationalis Pragae, Serie C – Historia Litterarum
57 (2012) 89-93.
25 Cf. W. W. Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», op. cit., 41.
León X defendía enconadamente la edición de Erasmo, hasta el punto que prohibió a
Zúñiga seguir entrometiéndose con el Novum Instrumentum de Erasmo (Carta de Vergara a
Zúñiga 15/10/1521: Allen 1922, 614 ll 75-78).
26 Cf. S. P. Tregelles, The Printed Text of the Greek New Testament, London 1854, 19: «It
appears that Froben, the printer of Basle, wished to anticipate the edition of the Greek Testa-
ment which was (as he heard) in preparation in Spain». El mismo punto de vista presenta
también E. Rummel, Erasmus Annotations on the New Testament, 23. Sin embargo, otros, como
B. M. Metzger – B. D. Ehrman, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption and
Restoration, New York: Oxford University Press 2005, 142, dudan de que ésta fuese la moti-
vación de Froben ya que ninguna evidencia lo sostiene.
27 Cf. J. Hadot, «La critique textuelle dans l’édition du Nouveau Testament
d’Érasme», op. cit., 750: «Froben désire avoir de vous le Nouveau Testament et il vous en
donnera autant que qui que ce soit».
28 Así se expresa Erasmo, en un gesto que suele interpretarse como de profunda
ironía, al dedicarle su versión de la Biblia, ya que representaba todo lo que el escritor odiaba
en la Iglesia y el Estado: Yo notaba que esa enseñanza que constituye nuestra salvación había que
tenerla en una forma mucho más pura y viva si se buscaba en el manantial principal y se tomaba de
las fuentes auténticas en vez de estanques y riachuelos. Y, así, he revisado todo el Nuevo Testamento
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 49
(según lo llaman) contrastándolo con el modelo del original griego... He añadido anotaciones propias,
con vistas a, en primer lugar, mostrar al lector los cambios que he realizado y por qué; en segundo
lugar, para desenredar y explicar cualquier cosa que pueda ser complicada, ambigua u oscura. Cf. Ep.
384, en R. A. B. Mynors - D. F. S. Thomson (tr.), J. K. McConica (ed.), Collected Works of Eras-
mus. Vol. 3: Letters 222 to 223, 1516, Toronto: University of Toronto Press, 1976.
29 Cf. J. Hadot, «La critique textuelle dans l’édition du Nouveau Testament d’Érasme»,
op. cit., 750.
30 El texto griego de «Stephanus» (Robert Estienne), en sus primeras dos ediciones
(1546, 1549) siguió el texto griego de Erasmo (tomando su cuarta edición), apartándose
ligeramente de éste, para guiarse por la edición Complutense. Su tercera edición (1550) es
la más conocida, y en ella se adhirió más estrictamente a Erasmo en el texto, agregando,
además, las variantes de lectura de la Complutense en el margen, junto con una selección
de lecturas de los manuscritos a la que hace referencia más tarde. Sobre la base de esta
tercera edición, de 1550, se realizó la famosa Versión Autorizada inglesa o «King James» de
1611. A diferencia de Erasmo, se valió del códice Beza. Esta colección de variantes de lec-
tura en el margen, distinguieron la tercera edición de Estienne como el primer texto griego
con un aparato crítico (aunque en el texto se guió más por Erasmo que por su colección de
manuscritos).
Creía que este texto griego –basado en la cuarta edición de Erasmo, como hemos
dicho– era el verdadero «texto recibido» por los apóstoles, y, por ende, inspirado. El nombre
de «Texto Recibido» está formalmente impreso en la 2ª edición de Bonaventura y Abraham
Elzevir de 1633 (1ª edición, 1624), debido a las palabras que aparecen en latín en el prefacio:
«Textum ergo habes, nunc ab omnibus receptus: in quo nihil immutatum aut corruptum
damus» («El texto que [aquí] tienes entonces, es el que ahora es reconocido por todos: lo presentamos
sin ninguna alteración ni corrupción»), palabras poco felices que no cuentan con ninguna auto-
ridad que las justifique. Cf. J. H. Greenlee, An Introduction to New Testament Textual Criticism,
Peabody, MA: Hendrickson, 1995, 2 ed., 65. Debido a que la edición de Elzevir es la misma
que la de Stephanus, ambas son referidas indistintamente como el «Textus Receptus». Un
año más tarde (1551), Stephanus enumeró los versículos del Nuevo Testamento al margen
del texto (pero no los dividió) –el Cardenal Hugo había ya dividido la Vulgata Latina en
capítulos sólo tres siglos antes, 1250–.
50 Inmaculada Delgado Jara
37 Cf. W. W. Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», op. cit., 43; J. Hadot, «Le
Nouveau Testament d’Érasme», en Colloquium Erasmianum. Actes du Colloque International
à Mons du 26 au 29 octobre 1967 à l’occasion du cinquième centenaire de la naissance d’Érasme,
Mons 1968, 59-67.
38 El título completo figura así: «Novum Instrumentum omne, diligenter ab Erasmo
Rot. Recognitum et Emendatum, non solum ad Graecam veritatem verum etiam ad mul-
torum utiusq; linguae codicum eorumq; veterum simul et emendatorum fidem, postremo
ad probatissimorum autorum citationem, emendationem et interpretationem, praecipue,
Origenis, Chrysostomi, Cyrilli, Vulgarij, Hieronymi, Cypriani, Ambrosij, hilaryj, Augustini,
una cum annotatines, quae lectorem doceant, quid qua ratione mutatum sit».
39 Cf. C. L. Heesakkers, «Erasmo filólogo», op. cit., 281.
40 Cf. una detallada discusión en B. Metzger, Textual Commentary, 2 ed., 647-49.
41 Cf. J. C. Monterde García, «Apunte sobre escolástica medieval y humanismo: el
proceso de Valladolid en una epístola de Juan Luis Vives a Erasmo de Rotterdam (1527)», en
Anuario de Historia del Derecho Español 85 (2015) 449-474, particularmente 454.
52 Inmaculada Delgado Jara
tenían que ver más con la traducción innovadora que había hecho Erasmo
del Nuevo Testamento que con el texto griego.
La primera edición de la traducción latina de Erasmo, aunque no
contuviera la misma frecuencia de errores tipográficos que el texto griego,
sin embargo la cantidad de pasajes sin revisar, las discrepancias entre los
textos griego y latino y las inconsistencias de un método de traducción en
diferentes secciones del Nuevo Testamento, tienden a dejar al lector con la
impresión de que fue una obra rápidamente preparada. Estos defectos fue-
ron eliminados progresivamente, a partir de la segunda edición de 151942.
Consciente de que la primera edición había sido muy precipitada y
de que contenía muchos errores –confesando él mismo que había sido
praecipitatum verius quam aeditum43–, empezó a trabajar inmediatamente
en su corrección y en una nueva edición. Para ello trató de reunir nuevos
ejemplares manuscritos e impresos44. La segunda edición45 vio la luz en
marzo de 1519, de nuevo en el taller de Johann Froben. Los cambios de
la segunda edición respecto de la primera son bastante considerables, ya
incluso desde el mismo título (que cambia de Novum Instrumentum para
aparecer en adelante como Novum Testamentum) y el contenido de muchas
de las notas, que casi se duplican. Añade los Capita argumentorum contra
42 Cf. A. J. Brown (ed.), Opera omnia Desiderii Erasmi Roterodami, Amsterdam: North
Holland Publishing Company-Elsevier, Tomvs VI,2: Evangelivm secvndum Iohannem et Acta
Apostolorvm, 2001, 1; A. J. Brown, «Date of Erasmus’ Latin translation», op. cit., 374.
Henk J. de Jonge, basado en su estudio de Hb 9, estima que la traducción latina de
Erasmo le debe el sesenta por ciento de su texto a la Vulgata, incluso en su última edición
(1535). Apunta: «It is clear that, in the chapter under consideration, Erasmus’ translation is
not an independent version, but a revision of the Vg. with the aid of Greek manuscripts».
Cf. Id., «The Character of Erasmus’ translation of the New Testament as Reflected in His
Translation of Hebrews 9», en Journal of Medieval and Renaissance Studies 14 (1984) 82.
43 En la Ep. 402. El texto latino es de P. S. Allen et al (eds.), Opus epistolarum Des.
Erasmi Roterodami, op. cit., vol. 2, 226.
44 Acerca del número de manuscritos consultados para sus varias ediciones del
Nuevo Testamento, cf. H. Holborn: Desiderius Erasmus, Ausgewählte Werke, H. Holborn - A.
Holborn (eds.), München 1935 (1964) 166, 4-10; J. Krans, Beyond What Is Written Erasmus and
Beza as Conjetural Critics of the New Testament, Leiden: Brill, 2006, 335-336. Erasmo mismo dice
en la Apologia que utilizó cuatro manuscritos para la primera edición y cinco para la segunda.
Para la tercera, de 1522, disponía además de la edición aldina (1518) y, para la cuarta, de la
Políglota Complutense (vol. V) (cf. Apologia, Holborn (ed.), 166, 4-5: «Nos in prima recogni-
tione quattuor Graecis adiuti sumus. In secunda (posteriore) quinque. In tertia praeter alia
accessit editio Asulana, in quarta praesto fuit et Hispaniensis»). También consultaba «aliquot
linguae Latinae volumina tum pervetusta tum emendata y los probatissimi autores» (cf. la
carta Pio lectori de la primera edición, Epist. 373,17-38). La cursiva es mía.
45 Se puede consultar en http://archive.thulb.uni-jena.de/hisbest/receive/His-
Best_cbu_00002855.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 53
52 Cf. J. H. Bentley, Humanists and Holy Writ, op. cit., 95.
53 Ibid., 95-96.
54 E. Lee, Epistolae Aliquot Eruditorum Virorum, Basilea 1520. Cf. W. W. Combs, «Eras-
mus and the Textus Receptus», op. cit., 49.
55 Cf. J. H. Bentley, Humanists and Holy Writ, op. cit., 152; W. W. Combs, «Erasmus
and the Textus Receptus», op. cit., 49. Para más información sobre el asunto, cf. H. J. de Jonge,
«Erasmus and the Comma Johanneum», en Ephemerides Theologicae Lovanienses 56 (1980) 381-389.
56 Cf. H. J. de Jonge, «Erasmus and the Comma Johanneum», op. cit., 385; W. W.
Combs, «Erasmus and the Textus Receptus», op. cit., 49-50, donde afirma que Erasmo estaba
en lo cierto y que el Comma es una adición tardía al texto, 50 n. 70.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 55
63 Sobre el texto bizantino, cf. D. Trobisch, A User’s Guide to the Nestle-Aland 28 Greek
New Testament, Stuttgart: Society of Biblical Literature, Text-Critical Studies, 2013, 31-32.
64 Ed. Holborn 166, 2-3; 4-5: «Nos in prima recognitione quattuor Graecis adiuti
sumus. In secunda (posteriore) quinque. In tertia praeter alia accessit editio Asulana, in
quarta praesto fuit et Hispaniensis». Con editio Asulana se refiere a la edición Aldina (1518) y
con Hispaniensis a la Políglota Complutense, vol. V: Nuevo Testamento. La redonda es mía.
65 Ep. 384, 56-58.
66 Ep. 373, 21-23: «Deinde ad fidem vetustissimorum Latinae linguae codicum,
quorum duos exhibuit eximius ille diuinae philosophiae mystes loannes Coletus, Paulinae
apud Londinum ecclesiae Decanus, adeo priscis litterarum typis vt mihi ab integro discenda
fuerit lectio et in noscitandis elementis fuerit repuerascendum».
De estos dos mss. de la Biblioteca Capitular de San Pablo en Londres, que son citados
con frecuencia en las Annotationes como codices Paulini, nada queda según Allen. Probable-
mente perecieron en el incendio de 1561 o en el Gran Incendio de Londres de 1566. El agra-
decimiento de Erasmo al préstamo de Colet aparece en Mt 1, anot. 17 y Rm 4, anot. 5. En
1 Cor 8, anot. 8 (ed. 1519, 335): «Et nos in illum atque primum scriptum erat in exemplari,
quae viderim omnium emendatissimo bibliothecae Paulinae».
67 LB IX, 277A: «He usado muchos [mss.], primero en Inglaterra, después en Bra-
bante y finalmente en Basilea». El de Inglaterra se refiere al Codex Leicester: minúsculo 69
(eapr) siglo XV 69e 31ª 37p 14r Codex Leicestrensis, Leicester, Record Office, Cod. 6 D 32/1.
Citado en las Annotationes 1516.
68 LB IX, 308C: «Tomé muchas notas en Inglaterra, la mayoría en Basilea»; LB
IX, 311D-E: «Certe cum haec excuderentur Basileae, suppetebant nobis exemplaria tria:
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 57
unum quod nobis praebuerat vir eximius Ioannes Reuchlinus, duo quae praebuerat
monasterium praedicatorum Basileae, in quorum altero aderant Commentarii Graeci
Theophylacti, quem nos totiens adduximus nomine Vulgarii, quod Theophylacti vocabu-
lum ob litteras detritas vix legi posset». La cursiva es mía.
Con unum, se refiere a Minúsculo 1 (eap) siglo XII, Basilea, Öffentliche Bibliothek,
A. N. IV. 2. Usado en las Annotationes de 1516 y para correcciones del min. 2, que fue
copia de impresor. Se lo prestó Reuchlin, según la Ep. 300, l. 33: «He escrito anotaciones
a todo el Nuevo Testamento. Tengo intención de editar el Nuevo Testamento Griego
con mis notas (annotamentis). Me han dicho que tienes un manuscrito de gran calidad.
Si haces una copia de él para Juan Froben, nos harás un gran favor a él, a mí y a todos
los estudiosos. Se te devolverá el códice íntegro y sin manchas». Con duo, uno de esos
dos es el minúsculo 2 (e), siglo XII, Basilea, Öffentliche Bibliothek der Universität Basel,
A. N. IV. 1. Fue usado como copia de impresor para la ed. de 1516. El otro, minúsculo
817 (e), siglo XV, Basilea, Öffentliche Bibliothek, A. N. III. 15. Contiene en los márgenes
superior, inferior y derecho o izquierdo, el comentario en griego a los Evangelios de
Teofilacto.
69 Cf. H. Holeczek, «Die Entstehung des Novum Testamentum des Erasmus von Rot-
terdam von 1516», en Erasmus von Rotterdam Novum Instrumentum [Basel 1516], Stuttgart
1986 [facsimile], v-xli, en particular xxiii-xxvi.
70 Cf. J. Hadot, «La critique textuelle dans l’édition du Nouveau Testament
d’Érasme», op. cit., 749-760.
71 Cf. J. H. Bentley, Humanists and Holy Writ, op. cit., en particular 124-132.
72 Por ejemplo, Holeczek habla de A.N.IV.11 y A.N.IV.15 mientras que Bentley habla
de A.N.III.11 y A.N.III.15.
58 Inmaculada Delgado Jara
73 Cf. «Manuscrits grecs utilisés par Erasme pour son édition du Novum Instrumen-
tum de 1516», Theologische Zeitschrift 54 (1998) 121.
74 H. J. de Jonge, «‘Novum Testamentum a nobis versum’: The essence of Erasmus’
edition of the New Testament», op. cit., 394-413.
75 Cf. B. Reicke, «Erasmus und die neutestamentliche Textgeschichte», en Theologis-
che Zeitschrift 22 (1966) 254-265.
76 Cf. «Manuscrits grecs utilisés par Erasme pour son édition du Novum Instrumen-
tum de 1516», op. cit., 121-123.
77 Carta de Dr. Martin Steinmann de 24 de febrero de 1997. La carta continúa
diciendo que el manuscrito del Apocalipsis se venderá más adelante al Estado de Baviera y
que está hoy en la biblioteca de la Universidad de Ausburgo.
78 Cf. también C. Augustijn, Erasmus: His Life, Works, and Influence, J. C. Grayson
(trans.), Toronto: University of Toronto Press, 1991, 93; A. J. Brown, «Date of Erasmus’ Latin
Translation», op. cit., 364; H. J. de Jonge, «Novum Testamentum a Nobis Versum», op. cit., 404;
Yamauchi, «Erasmus’ Contributions», op. cit., 10-11; J. H. Bentley, Humanists and Holy Write,
op. cit., 127-132.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 59
82 Cf. K. Aland - B. Aland, Der Text des Neuen Testaments, Stuttgart 1989, 2 ed., 167.
83 Sobre el Comma Johanneum.
84 Cf. H. J. de Jonge, «‘Novum Testamentum a Nobis Versum’», op. cit., 408.
85 Hoy día, los textos modernos como el de Nestle-Aland, Merk, Bover, entre otros,
toman como base manuscritos mucho más tempranos, como el Códice Sinaítico (siglo IV) o el
Códice del Vaticano 1209 (siglo IV), el Papiro 46 (cuya datación es cercana al año 200 de nuestra
era) o el Papiro 75 (Siglo III), entre tantos otros. Cf. K. Aland - B. Aland, The Text of the New Tes-
tament and Introduction to the Critical Editions and to the Theory and Practice of Modern Textual Cri-
ticism, Grand Rapids, Michigan: Eerdmans Publishing Company, 1995, 3-11, 99, 101, 107 y 109.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 61
en generación hasta el s. XIX sólo se estableció para cada libro del Nuevo
Testamento sobre la base de tres o cuatro testigos a lo sumo89.
89 Cf. «Manuscrits grecs utilisés par Erasme pour son édition du Novum Instrumen-
tum de 1516», op. cit., 124.
90 Cf. A. J. Brown (ed.), Opera omnia Desiderii Erasmi Roterodami, Amsterdam: North
Holland Publishing Company-Elsevier, Tomvs VI,2: Evangelivm secvndum Iohannem et Acta
Apostolorvm, 2001, 1.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 63
c. Finalidad, objetivo
Durante cientos de años, el texto autoritativo de la Biblia había sido
el de la Vulgata latina. Ahora, la autoridad de la Vulgata era atacada por
una nueva competidora versión latina, que iba a ser difundida en toda
Europa en más de 250 ediciones impresas. Se convirtió en la traducción
latina más conocida del Nuevo Testamento después de la Vulgata.
¿Cuál era el propósito de Erasmo al hacer su nueva traducción? Nada
menos que la reforma del mundo cristiano99. En todas partes, Erasmo vio
la corrupción de la moral; la decadencia de la fe y de la teología; la inmo-
ralidad y la ambición egoísta de aquellos cuyo deber era dar liderazgo en
la Iglesia y en la sociedad. Erasmo deseó imbuir a la gente con un nuevo
ideal. Después del renacimiento de las letras y el conocimiento, era el
momento de que la fe y la teología fueran revitalizadas. La gente tenía
que ser convencida de la sabiduría de Cristo. Por esto, Erasmo entendió
una fe cristiana práctica, basada en el amor de la humanidad y de la paz,
y despojada, en la medida de lo posible, de la especulación acerca de lo
sobrenatural. Una piedad tan suave y ética debería ser el resultado del
renacimiento espiritual de todo cristiano100.
Pero para ganar a Europa hacia este ideal de mansedumbre cristia-
na, tolerancia y responsabilidad, Erasmo deseaba, en la medida de lo
posible, alentar a la gente a leer el Nuevo Testamento101. El problema era
que no existía una traducción que se ajustara a la concepción del s. XVI
de buen latín. La Vulgata fue compuesta en el latín eclesiástico del s. IV.
Pero desde alrededor de 1350, el latín empleado en los círculos influyen-
tes, donde era todavía una lengua viva, había sido una vez más llevado
conforme a un modelo más antiguo, el del s. I a.C., y en particular, el del
orador y hombre de estado, Cicerón. Si Erasmo deseaba hacer el Nuevo
Testamento accesible a los lectores de su tiempo, tenía que reemplazar el
latín de la Vulgata del s. IV por el lenguaje del período clásico, ya que sus
contemporáneos creían que era el mejor latín. El Nuevo Testamento de
Erasmo es, de hecho, una radical adaptación de la Vulgata al latín del s. I
a.C. y d.C., una adaptación para la cual Erasmo tomó manuscritos griegos
como base102.
Para Erasmo, el uso de una forma del latín más antigua y más clásica
no era de ninguna manera meramente una cuestión de estilo. Él estaba
interesado, en primer lugar, en una mayor claridad y comprensión, en una
mayor precisión de los contenidos, y una mejor traducción de sus signifi-
cados. El latín de la Vulgata no era adecuado para esto. Demasiado había
sido tolerado en el latín de la Iglesia. Contenía palabras, construcciones y
expresiones de siglos muy distantes y de diferentes niveles lingüísticos,
por lo que a menudo era imposible decir con certeza exactamente lo que
precisamente una expresión dada significaba. Para ser claro, tuvo que ser
modelado en la medida de lo posible sobre el uso de un pequeño número
de buenos autores reconocidos. Para Erasmo estos eran Cicerón, César,
Salustio, Livio y Quintiliano. Palabras y expresiones que no aparecían en
100 Cf. H. J. de Jonge, «Erasmus’ Method of Translation in his Version of the New
Testament», en The Bible Translator 37 (1986) 135-138, en particular 135.
101 Erasmo escribió al Papa León X: «la renovación de la cultura debe ser alimen-
tada desde sus venas y desde sus fuentes, ex ipsis venis, ex ipsis fontibus», entre las cuales los
Evangelios y los escritos apostólicos ocupaban una posición clave. Cf. Ep. 384, a León X, 1
de febrero 1516, en P. S. Allen et al. (eds.), Epistolae Erasmi, vol. 2, 181-187, particularmente
185, lin. 50-51.
102 Cf. H. J. de Jonge, «Erasmus’ Method of Translation in his Version of the New
Testament», op. cit., 135-136.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 67
estos autores era mejor evitar para un autor del siglo XVI, si quería ser
comprendido.
Una clara comprensión y una buena traducción del contenido del
Nuevo Testamento eran tan importantes para Erasmo que, además de su
acabada nueva traducción, publicó también detalladas Paráfrasis en latín.
Fue aún más atacado por esta obra que por su traducción, aunque para
él fuera el punto destacado en su obra. En el contexto de ideal de refor-
ma de Erasmo, el contenido y el mensaje del Nuevo Testamento era más
importante que el texto, la paráfrasis más importante que la traducción, y
la traducción más importante que el texto griego: solo el mensaje podría
reformar y mejorar a la humanidad103.
Por tanto, los objetivos más importantes que Erasmo se impuso en su
traducción fueron: claridad, corrección y pureza del latín de acuerdo con
el uso de los autores clásicos, y sencillez. En aras de la claridad tuvo, por
ejemplo, que reemplazar «delibor» en 2 Tm 4,6 (para «spendomai», «mi
vida está siendo derramada sobre el altar») por «inmolor» («estoy siendo
sacrificado») ya que «delibor» en latín clásico puede significar «estoy con-
movido», «algo es llevado de mí», «soy testado, probado», pero no «soy
sacrificado»104. Por la pureza de lenguaje tuvieron que ser eliminados todo
tipo de fallos gramaticales, neologismos, palabras de lenguas extranjeras
y construcciones griegas, v.gr. «aporiamur» en 2 Co 4,8, «paternitas» en Ef
3,15, y «videbis encere» en Mt 7,5, expresiones que simplemente no signifi-
can nada. Por la sencillez, había que evitar la variación innecesaria en la tra-
ducción de una misma palabra. Así, la Vulgata en Mc 15,10-11, para «sumos
sacerdotes» tiene primero «summi sacerdotes» y después «pontifices», una
innecesaria exhibición de riqueza de vocabulario, que simplemente causa
confusión. Para Erasmo la integridad del latín, como la lengua de la traduc-
ción, era el primer requisito de una buena traducción. Antes que nada, la
lengua en la que se hizo la traducción debía ser empleada pura e idiomáti-
camente. De lo contrario, el mensaje podría no ser transmitido con claridad
o en su totalidad, y el objetivo misionero y evangelístico se habría perdido.
Toda la cuestión de la traducción de Erasmo era que, en comparación con la
Vulgata, debía ser mejor latín, un latín más genuino, o como él mismo dijo
repetidamente, «más latín», Latinius105.
Por esta razón Erasmo no podía aceptar un método que intentara
hacer que una sola palabra en la traducción correspondiera con una sola
en el original. Dice él mismo de esto:
Escucho que algunos son tan supersticiosos que no permiten ninguna des-
viación de las palabras de los evangelistas, en la traducción. El resultado de esto ya
no es una nueva versión, sino una perversión. Una lengua consiste en dos cosas:
el sonido y las palabras escritas, y el significado o el sentido. Si es posible traducir
el último y respetar el primero, muy bien. Si no, entonces el traductor emprende el
asunto de manera equivocada si se queda pegado a las palabras individuales, pero
se desvía del significado. Si uno afirma que cada palabra en el original debe ser
traducida por una sola palabra en la traducción, ¿por qué entonces el traductor
de la Vulgata tan a menudo se desvía de las palabras, no infrecuentemente sin
ninguna razón? Si se permiten tales desviaciones, el traductor debe en cualquier
caso siempre tener en cuenta que él traduce fielmente con las palabras más ade-
cuadas. En cualquier caso, el doble significado, el matiz especial en el sentido de
una expresión griega, y los atractivos de un giro idiomático de la frase no pueden a
menudo ser traducidos de manera adecuada106.
Y en otro lugar:
Quien traduce, se ve regularmente obligado a desviarse de los detalles y los
puntos más finos del original. No sea yo llevado ante el juez si cada palabra en
el original no tiene una palabra que responde a ella en la traducción: inténtalo
cuando quieras, no sucederá. Si uno cree que es ilegal desviarse de la letra del
original, ¿por qué se aventuró el traductor de la Vulgata a hacerlo aquí y allá, a
menudo sin ninguna necesidad ni ventaja? Parece como si estuviera jugando a un
juego, y fuera completamente indiferente en este punto. Pero si es legal desviarse
de la letra –como de hecho lo es– entonces no condenes mi nueva versión, si puedes
proclamar que he dado una más verdadera traducción del significado e intención
que el que hizo la Vulgata107.
105 Cf. H. J. de Jonge, «Erasmus’ Method of Translation in his Version of the New
Testament», op. cit., 137.
106 Erasmo, Capita argumentorum contra morosos 1519, nos 28, 29, 68, en Erasmus,
Opera Omnia, VI, Leiden, 1705, folios **4 verso y ***1 recto.
107 Cf. H. Holborn (ed.), Erasmo, Apologia, Ausgewahlte Werke, Munich 1933, 169-170.
El texto griego y la traducción latina del Nuevo Testamento de Erasmo (1516) 69
posible el sentido del original. Así, la expresión griega «Ti, h`mi͂ n kai. soi;»
(¿Qué tenemos que ver contigo? Mt 8,29) no debe ser literalmente tradu-
cida «Quid nobis et tibi?», como en la Vulgata, sino por la genuina frase
latina «Quid tibi rei nobiscum est?». Pero el traductor sólo se podrá tomar
las libertades en la medida en que sean necesarias para obtener una tra-
ducción idiomáticamente correcta o una que sea adecuada para transmitir
el significado. Para el resto, según Erasmo, el alarde de un vocabulario
variado debía ser evitado. Su crítica de la Vulgata era, inter alia, que su
creador había demostrado la riqueza de su vocabulario con y sin razón,
para variar la traducción de las mismas palabras. Siempre y cuando la
lengua receptora lo toleró en su idioma, y la transferencia del significado
no estaba en peligro, entonces, en la opinión de Erasmo, una palabra
debía ser traducida por una solo equivalente. Una y otra vez reprende a
la Vulgata por su amplia libertad en este punto. Por ejemplo, en Mc 5,37
donde «admisit» (dejó) es usado en lugar de «dimisit» (despidió), lo cual
es normalmente usado en otro lugar, o en Mc 17,72 donde Erasmo obser-
va: «La Vulgata tiene ‘cantavit’ (cantó) por ‘se jactó’». El mismo verbo
griego «phonein» es traducido por varios términos en la Vulgata: en el v.
30 por «vocem dederit» (dio una voz), aquí con «cantavit». Pero puesto
que esta palabra se repite en una sola narrativa, sería más conveniente
repetir la misma palabra en la traducción. El alarde de un vocabulario
variado está fuera de lugar aquí». Erasmo da en otro lugar (Mt 7,6) una
excelente razón por la cual tal variación innecesaria debería ser evitada:
no que la traducción esté mal, sino con el fin de evitar que el lector sea
conducido a la especulación innecesaria sobre los diferentes matices de
significado de las diferentes palabras usadas108.
Es sorprendente cómo a menudo Erasmo critica la Vulgata sobre
la base de variaciones superfluas o fuera de lugar. Así en Jn 1,8, donde
observa que la palabra griega para «luz» (phos) es primero traducida por
«lumen» (v. 7) y luego por «lux» (v. 8). De manera similar en Lc 16,10,
donde observa que «en lo más pequeño» (en griego «en elachisto») es
primero traducido en la Vulgata por «in minimo», pero luego en el mismo
versículo por «in modico». «Pero –suspira Erasmo– el traductor tiene una
pasión por la variación».
Erasmo también se opuso, en su traducción, a las perífrasis innece-
sarias. El griego «aneleemon» (sin compasión) no debería ser traducido
108 Cf. H. J. de Jonge, «Erasmus’ Method of Translation in his Version of the New
Testament», op. cit., 138.
70 Inmaculada Delgado Jara
4. Conclusión