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ANTES:

Por qué interceder en esta fundación ubicada en la zona norte de Bogotá,


quizás muchos dirán ‘’pero eso es fácil, solo niños ricos’’, y si en verdad
piensan eso, quiero decirles que no todo el que vive en el norte de Bogotá es
‘’rico’’,  aquí encontramos un lugar llamado codito, un lugar en el cual viven
personas que necesitan ayuda, ya sea pedagógica, alimentaria, de salud entre
otras. No quiero estigmatizar la población de este sector, pero si reflexionamos
con lo que nos comento la profesora de la fundación COPEVISA, logramos
observar en esas palabras un grito de ayuda por esta población infantil que
habita el sector.

La profesora nos comentaba, la situación en el aspecto educativo que se


encuentran los niños en estos momentos, muchos niños van al colegio como la
única solución que hay para escapar de las situaciones del lugar en que se
encuentran, muchos niños pasan hambre y quizás allí logran ingerir algo de
comida, y cuando la comida no es lo único que necesitan desertan del colegio
para ya pertenecer a pandillas ya que así logran cubrir  todas las necesidades
que sus padres no pueden lograr ofrecerles, ya sea robando o actuando en
situaciones más peligrosas, es aquí cuando el niño comienza a valerse por sí
mismo de una manera social vista como incorrecta. Para Sandra Carli (2009):

‘’ […] la figura del niño peligroso es utilizada en forma sensacionalista para generar polémica,
miedo social o rechazos conservadores, […] la figura del niño víctima es tratada de tal manera
de promover conductas de compasión social y formas de consenso activo o pasivo […] (pag ,
363)

En muchas ocasiones los medios de comunicación o las mismas personas se


estigmatizan, creando así un ideal de una comunidad o de unos personajes
que pueden estar errados, esta es una de las razones por las cuales opte por
COPEVISA, intentar modificar algo de estos imaginarios en los niños. Ahora
viene el mayor interrogante ¿Por qué debemos intervenir dentro de este lugar
aun cuando nuestra integridad física puede verse afectada?, ¿Por qué?,
porque al los niños estar integrados en pandillas, y nosotros al querer interferir
en su desarrollo, sus ‘’amigos’’ podrían tomar acciones drásticas contra
nosotros por querer quitarles a uno de los suyos, pero a modo de reflexión
podríamos decir que lo quitamos de las garras de muerte.

Citando la historia de la pedagogía en los años setenta en Brasil que Paulo


Freire nos comentaba en la conferencia educación y participación comunitaria
(1994), cuando existía un pesimismo pedagógico y en donde un sociólogo de la
educación se opuso a la mayoría de profesores normalistas cuyo ideal era que
en lugares marginales no se podía intervenir de ninguna manera, que todo
estaba perdido, este sociólogo logró encontrar una luz dentro de tanta
oscuridad y así lograr tomar la decisión de contraponerse ante esta idea y
luchar por el ideal de que si se puede educar así ya no haya esperanza.

Ahora daré paso a responder la pregunta planteada con anterioridad, nuestra


intervención es necesaria, y fructífera tanto para nosotros como docentes en
formación, como para la población que atenderemos en cuestiones
emocionales, si buscamos una de las principales necesidades por las cuales el
niño deja el colegio e ingresa a pandillas, es el sentirse aceptado como sujeto y
querido como tal,  es por eso que al ingresar a una pandilla el niño se siente
aceptado y para ‘’pagar’’ esa aceptación comienzan a delinquir haciendo que el
jefe de la banda no se exponga y que los demás paguen por él, logrando
convertir a quien ingresa en este mundo en carne de cañón

Es verdad que no somos superhéroes como una compañera lo comentaba en


una reunión del grupo, pero si somos profesores y ¿el futuro de la mano de
quien esta?, de nosotros, porque los niños son el futuro, y si ese futuro se ve
perverso es por falta de una intervención que lograra demostrar que si hay una
salida y que no siempre todo esta perdido. A través del arte podremos explorar
esa sensibilidad del niño y recuperar esas narrativas que el niño guarda dentro
de si, ya que al ser compartidas lograremos hacer como el si es reconocido
como un sujeto ante nuestros ojos

DESPUES:
Ahora que nuestro tiempo de práctica ha finalizado en la fundación, no
encuentro ningún referente teórico que pueda evidenciar lo que en este lugar
experimente gracias al trabajo con los niños de la fundación COPEVISA. En
esta vivencia que la Licenciatura en Pedagogía Infantil de la UDFJC ofrece, se
logra evidenciar que no solo en un salón de clase en una escuela se puede
llegar a adquirir un conocimiento.

En esta vivencia hicimos de las calles y de los parques el salón de clase, solo
hacía falta un poco de motivación para lograr llevar a cabo nuestra
intervención, pero nunca hubo preocupación por estar motivados, esto era algo
que siempre estaba presente en las actividades que realizábamos. Quizás
algunos días se presentaron inconvenientes, los niños ni se acercaban a la
fundación o problemas personales que por más que se intentaran alejar de ese
momento ahí estaban, pero nunca hizo falta una sonrisa por parte de los niños
y por parte de nosotros los vivencialistas, que más que unos maestros para
ellos, nos convertimos en unos más de sus amigos.

Nos dimos cuenta que no es necesario estar pendientes de un libro, de un


tablero y de alguien que dé instrucciones cuadriculadas y aburridas para
aprender, que un maestro no tiene que ser alguien aburrido que solo quiere
hablar y hablar para que sus estudiantes copien algo que no tiene valor
significativo, porque simplemente no se tiene pasión al enseñar, nos dimos
cuenta que en muchas ocasiones el estudiante es quien le enseña a su
maestro y nos dimos cuenta el afecto entre los sujetos es lo que verdad crea
una buena relación de aprendizaje.

Fue una buena elección haber escogido COPEVISA, el aprendizaje que se


adquirió al haber trabajado en un lugar diferente a la escuela, pero que de una
u otra manera estaba afectada por ella fue algo significativo. Tampoco
debemos estigmatizar a la escuela, hay profesores que entregan día a día su
alma y su corazón por ver felices a sus estudiantes. Lo que se busca es invitar
a las personas y en especial a los profesores a que busquen más allá de las
cuatro paredes que encierran mentes maravillosas, explorar la ciudad y los
entornos del niño puede resultar muy gratificante para nosotros como
maestros, y para los niños como estudiantes.
BIBLIOGRAFIA

 Educación y participación comunitaria, 1994, Paulo Freire. Recuperado el


26/03/15
 La cuestión de la infancia. Entre la escuela, la calle y el shopping, Marzo 2009,
Sandra Carli. Buenos Aires.

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