Michael J. Sandel es un reconocido filósofo estadounidense, quien se
licenció en ciencias políticas en la universidad de Brandels en 1975. Luego realizó un doctorado en el Balliol College, Oxford, como becario. Entró a impartir el actual curso más popular sobre la justicia en la universidad de Harvard. Fue muy reconocido por sus obras como “El liberalismo y los límites de la justicia” (2000), “Contra la perfección” (2007) y un debate “¿Hacemos lo que debemos?” (2011), la mayoría de los mismos se basa en el método socrático, donde discute acerca de los comportamientos que relacionan el beneficio económico y el interés personal en la sociedad. En el libro “Lo que el dinero no puede comprar”, Sandel pretende exponer el impacto que ha generado el ejercicio de compra y venta en la sociedad, alcanzando el desmesurado punto en el cual se le asigna un valor monetario a todas las cosas. Así mismo, extiende una interesante solución como respuesta a un interrogante, en el cual es evidente la inquietud sobre la importancia del porqué, cuando se observa la necesidad de restringir la intromisión de los mercados en la vida social, donde debería primar la moral y la justicia sin excepción alguna. El autor comenta que es injusto el hecho de creer que existe una sola manera para la correcta asignación de los bienes, pues si se supone que la finalidad de la economía es buscar la forma de repartir los bienes escasos de forma equitativa, no debería, entonces, existir tanta desigualdad en la sociedad, la cual es posible evidenciar fácilmente en la cotidianidad, por tanto, lo prudente debería ser que todos vivan bajo las mismas condiciones y con las mismas posibilidades en la vida. Por consiguiente, “¿es ético pagar a seres humanos para que prueben nuevos medicamentos peligrosos o para que donen sus órganos?” según se menciona en el texto, ¿o deberíamos apoyar acuerdos como “compre una casa y obtendrá un visado”? UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA MICROECONOMÍA PROFESOR: ELKIN REVELO DAYANA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ 2018 En el mundo se prueba constantemente el profundo grado de desigualdad existente, pero lo real es que debería ser posible que todas
las personas compartan un grado de vida en común, es decir,
disminuir la enorme brecha existente entre estratos, considero definitivamente que lo correcto debería ser negociar dentro de los límites más justos, pues es evidente que se encuentra en desventaja quien se halle en una situación de pobreza extrema frente a alguien con la posibilidad económica a su completo alcance. En resumen, hay en nuestro medio bienes o recursos que han perdido su sentido legítimo, encaminándose a lo degradante, pues pienso, no deberían tomar un valor monetario ya que tienen un significado más profundo, hay cosas que deberían hacerse por respeto, educación o simple convicción, el dinero finalmente no es la única manera de mostrar interés por algo, de ser así, quienes no pudieran adquirirlo, estarían privados de todos sus derechos, por eso creo que es esencial un cambio en el pensamiento de toda la población.